Dos
Días, Una Noche,
Una Película de los Hermanos Dardenne: Cuando la Cultura de la Solidaridad se Enfrenta
a la Dominante Cultura del Individualismo
Santiago Ibarra
Dos días, una noche es
una hermosa película de los hermanos belgas Jean Píerre Dardenne y Luc Dardenne
del año 2013 y estrenada en el Festival de Cannes y nominada a la Palma de Oro
en mayo de 2014. Como en Rosetta (1999) (1), el tema del largometraje es el
libre despido y la prevalencia del empleo temporal o a plazo fijo y su impacto
devastador en la subjetividad del trabajador.
Desde
el punto de vita de la empresa que produce paneles solares, para hacer frente a
la crisis y a la competencia asiática deben reducir el número de trabajadores
de diecisiete a dieciséis, o en su defecto no pagar el bono de mil euros a cada
uno de los trabajadores. La trabajadora elegida para ser despedida es Sandra (personaje
interpretado por la actriz francesa Marion Cotillard), quien sufre de un
trastorno depresivo y de ansiedad. La empresa le dijo que para no ser despedida
debe convencer a sus compañeros de trabajo a que renuncien a su bono de mil
euros. Entre sus compañeros, la votación se da en dos oportunidades; en la
primera, bajo la amenaza de que si no votaban contra Sandra uno de ellos iba a
ser despedido, solo dos trabajadores apoyan a Sandra, los restantes catorce
votan a favor del pago del bono. Para la segunda oportunidad, la propia Sandra
(acompañada e impulsada por su esposo que la quiere y apoya, Manu, personaje
interpretado por el actor belga Fabrizio Rongione) se encarga de hablar con
cada uno de sus compañeros para persuadirles de que renuncien a su bono con la
finalidad de que ella pueda preservar su empleo. En esta oportunidad, la mitad
de los trabajadores decide apoyar a Sandra.
Los
trabajadores que deciden votar por el pago del bono argumentan que no pueden
renunciar a él porque tienen distintos gastos domésticos que cubrir, como, por
ejemplo, los gastos de la escuela de un hijo en el caso de una de las familias o
los gastos del uso de un año de luz y gas en el caso de otra de las familias.
De otro lado, entre los trabajadores que deciden apoyarla está uno que le explica
a Sandra que tiene un contrato a plazo fijo hasta fines de setiembre y que de
enterarse la empresa que votó por ella no lo volverían a contratar, pero que,
aun así, iba a apoyarla. Este trabajador decide practicar la solidaridad con
Sandra y arriesgar su propio futuro en la empresa.
El
“libre mercado” y la generalización del empleo temporal y a plazo fijo alienta
entre los trabajadores la proliferación de estrategias
y actitudes individualistas para mantenerse con un empleo. El libre mercado
y la generalización del empleo temporal promueven la atomización de los
trabajadores y en general alientan proyectos individualistas y no los proyectos
colectivos. Esta cultura del individualismo es funcional a la reproducción del
capitalismo y es a la vez perjudicial a la organización de los trabajadores
para la valorización de su fuerza de trabajo.
Los
efectos de la cultura del individualismo llegan al extremo de hacer responsable
al trabajador de su propio despido. En la primera parte de la película,
notablemente Sandra le dice a su esposo: “Pero tienen razón, no existo. No soy
nada de nada”, y más adelante le dice: “Ya no sirvo”. Sandra llega a creer que
ya no es útil: se autoculpabiliza por
su despido. Esta desvalorización de su propia persona llegará a tal punto que intentará
suicidarse ingiriendo una gran cantidad de ansiolíticos.
Dos días, una noche
muestra también la depresión y la dependencia de Sandra respecto a los
antidepresivos y los ansiolíticos. La extensión de estos problemas de salud
mental es una característica de los tiempos contemporáneos, entre otras razones
por la inestabilidad y el ritmo laboral y por la relajación de los vínculos
sociales, que se han vuelto inexistentes o efímeros y superficiales. Pero a
pesar de tener en su origen una causa psicosocial, el tratamiento de estos
problemas de salud mental casi se reduce a su medicalización, lo cual a su vez favorece a las grandes empresas
farmacéuticas, pero es indiferente frente al sufrimiento de la persona, pues lo
que importa es que sea “productivo” en su puesto de trabajo, y no tanto que
resuelva el problema que le afecta (2), como me decía en comunicación personal
el psicoanalista suizo-boliviano André Gautier.
En
el desenlace de la película la empresa le propone a Sandra, quien había conseguido
la mitad de los votos, reinsertarse en su puesto de trabajo en el lapso de dos
meses, a fines de setiembre, momento en el que la empresa no le renovaría el
contrato al trabajador que estaba con contrato a plazo fijo. Sandra rechaza la
oferta de la empresa y opta por dejar que su compañero sea recontratado. Entonces
Sandra se va caminando, alejándose de la empresa con orgullo y dignidad,
rechazando el fomento empresarial de la competencia entre los trabajadores y,
de otro lado, identificada con los problemas y angustias de éstos.
Así
como el “libre mercado” de bienes y de la fuerza de trabajo dan lugar a una
extensión y a una profundización de la cultura del individualismo, a la
competencia entre trabajadores, los hermanos Dardenne nos muestran que la cultura de la solidaridad, la consciencia
social, la amistad y el amor no han desaparecido de la faz de la tierra. (Y
podemos agregar: no desaparecerán). Aunque arrinconada, en el mundo concreto y
real persiste la convicción del “yo soy si tú eres” (para usar la frase del
teólogo y filósofo F. Hinkelammert).
La
actitud de Sandra es un aliciente para la lucha social y para la construcción
de un mundo nuevo. Invita a despreciar el sistema de competencia y la lógica
del máximo beneficio. Podríamos decir, para finalizar, que Dos días, una noche invita a una vida heroica (para usar las
palabras de Mariátegui), pues una gran obra humana (un nuevo mundo) no es
posible sin grandes sacrificios.
Notas:
(1) Véase nuestro
artículo “Rosetta y la Precarización del Trabajo”, 1 de agosto de 2019. Texto
disponible en: https://creacionheroica1928.blogspot.com/2019/08/cine.html.
Este artículo también se lo puede encontrar en la página de Rebelión: https://rebelion.org/los-combates-de-rosetta/
(2) Al menos las
políticas públicas no están orientadas en este sentido.
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