¡Defender
el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función
de la realidad actual!
Acerca de un Altercado
Eduardo
Ibarra
ENTRE OTRAS COSAS, A RAMÓN GARCÍA y Miguel Aragón los
une la negación del marxismo-leninismo y del partido de clase.
Sin embargo, entre ambos existe una
diferencia básica: mientras el primero fue quien sistematizó el revisionismo
liquidacionista, el segundo se limitó a asumirlo servilmente.
Embozado tras el membrete de un
círculo, el 10 de marzo del año que corre García publicó el artículo Un tópico superado (1), que Aragón
contestó el 16 de setiembre con el artículo Hacia el aniversario 87: ¿Un tópico superado?
Como
en este caso el orden del análisis no altera el producto, empezaremos por
analizar el artículo de Aragón para después hacer lo mismo con el de
García.
I
De entrada, Aragón habla de “la trascendental Reunión de
Barranco del 7 de octubre de 1928”. Pero esta frase se revela retórica,
pues, como es de conocimiento general, su autor descalifica esta Reunión insinuando
que fue inconsulta y no representativa, negando así, en consecuencia, el propio
proyecto de partido de Mariátegui; niega que dicha Reunión hubiera aprobado, en
primera instancia, Principios
programáticos del Partido Socialista, negando así, en consecuencia, el
marxismo-leninismo como la base de unidad del “grupo organizador”; por último, niega
también que la aludida Reunión hubiera constituido el Comité Ejecutivo del
Partido.
Como se ve, nuestro
personaje tiene posición definida (2) respecto a la Reunión de Barranco, pero
también respecto a otras cuestiones (3).
Como es de conocimiento
común, en algunas decenas de artículos hemos sustentado una serie de puntos de
vista acerca de la realidad histórica del PSP, la personalidad doctrinal de
Mariátegui, la Reconstitución, etcétera.
Por lo
tanto, por parte y parte hay posiciones definidas (4).
Por eso
cae por su propio peso la pregunta: ¿qué pretende Aragón con sus interrogantes
que, como se puede percibir, sugieren que todo está por explicarse?
Pues
dos cosas: primero, tender una cortina de humo alrededor de sus posiciones
antimariateguianas y contrarias al PSP; segundo, meter duda sobre los
argumentos de quienes defendemos la verdad histórica de este partido y de su
fundador (5).
Principios programáticos fue aprobado, en primera instancia, por la Reunión de Barranco,
la cual acordó también la constitución del Comité Ejecutivo del Partido.
Sin embargo, varios
meses después de haberse demostrado, con la publicación del artículo La Reunión de Barranco y el liquidacionismo histórico, lo que
acabamos de señalar, Aragón pregunta: “¿Hubo
debate [en la Reunión de Barranco]?, o tal vez ¿se acató sumisa y calladamente
todas las propuestas presentadas por Mariátegui?”; “Los Principios Programáticos
redactados por José Carlos Mariátegui, se presentaron, debatieron y
aprobaron el 7 de octubre, o solamente fueron presentados para ser
debatidos a mediano plazo, para ser aprobados posteriormente. De haberse
leído y debatido ¿Cuánto tiempo duró el debate y quiénes intervinieron? De
haber sido aprobado, se aprobó todo el texto completo, se aprobó por
partes con algunas observaciones, o no se aprobó nada”. “Que (sic) se acordó
constituir realmente en la Reunión de Barranco: el Comité Ejecutivo del Partido
Socialista, o el grupo organizador del Partido Socialista del Perú” (puntos 24, 26 y 29)
(6).
De esta
forma, nuestro liquidador presenta, más o menos encubierta, su posición según
la cual la Reunión de Barranco no aprobó en primera instancia Principios programáticos ni acordó la
constitución del Comité Ejecutivo del Partido.
Pero, precisamente
por eso, sugiere que en dicha Reunión los asistentes acataron “sumisa y calladamente todas
las propuestas presentadas por Mariátegui”, y que “los” Principios programáticos “solamente
fueron presentados para ser debatidos a mediano plazo”.
Esto revela
su oscura intención de presentar a Mariátegui como un dirigente antidemocrático, autoritario, como un
“caudillo personalista”.
Es menester llamar la
atención sobre el ridículo detallismo de Aragón: “cuándo se culminó la redacción del libro 7 Ensayos…,
cuando (sic) comenzó y cuando (sic) concluyó la impresión y el empastado
del libro, cuando (sic) comenzó la distribución del libro, y cuál
fue, y como (sic) avanzó el plan de distribución del libro 7 Ensayos” (punto
6); “Cuantos (sic)
y quienes (sic) intervinieron en el debate [de la Reunión de Barranco]” (punto
24). “De haberse leído [‘Los Principios
Programáticos’] y debatido ¿Cuánto tiempo duró el debate y quiénes
intervinieron?” (punto 26). “Cuánto tiempo duró la Reunión de Barranco: ¿Todo
el día?, ¿medio día?, o tal vez, ¿de dos a tres horas?” (punto 25).
De esta
forma pretende pasar por meticuloso, pero, por cuanto cualquier respuesta a sus
fatuas preguntas no permitiría explicar nada fundamental acerca de 7 ensayos, la Reunión de Barranco, del
PSP, las mismas equivalen a estas otras: ¿quién compró primero 7 ensayos? ¿un obrero? ¿un intelectual?
¿en la Reunión de Barranco se hizo cuarto intermedio? ¿hubo café? ¿quiénes
tomaron café?
Aragón habla de la
“palabreja compuesta ‘marxismo-leninismo’” (punto 34).
Pero ocurre que dicha
“palabreja” se encuentra en Principios
programáticos, ni más ni menos.
Sin embargo de esta
realidad, Aragón mira a otro lado (7).
De esta manera demuestra
no tener la suficiente honestidad intelectual de reconocer un hecho tan notorio
ni el suficiente coraje político de criticar a Mariátegui por haber adoptado la
susodicha “palabreja” (8).
A los conocidos sofismas
esgrimidos por los liquidadores para renegar del marxismo-leninismo, Aragón ha
agregado una nueva: “¿Actualmente el
marxismo sigue siendo válido, o ya ha sido superado por el tiempo, y
debemos proponer ir “Más allá del marxismo” agregándole complementos a la denominación
original?”.
Como se
ve, nuestro liquidador cree que agregarle “complementos a la denominación
original”, es “ir Más allá del marxismo”, es decir que, según él, el término
marxismo-leninismo expresa que el marxismo ha dejado de ser válido (que “ha
sido superado por el tiempo”).
Compare
el lector este planteamiento anticientífico con el análisis científico que hizo
Stalin del leninismo en Los fundamentos
del leninismo, Cuestiones del
leninismo, Entrevista con la primera
delegación de obreros norteamericanos.
La
riqueza cualitativa del marxismo se expresa, entre otras cosas, en el hecho de
que, al mismo tiempo, es una concepción y una doctrina, un método y una teoría.
Si como
concepción (como método) el marxismo es válido para todos los tiempos
históricos, como doctrina (como teoría) está sujeto a los cambios de la
realidad objetiva.
Por eso
Stalin señaló: “En su desarrollo, el marxismo no puede dejar de enriquecerse
con nuevas experiencias, con nuevos conocimientos, y, por tanto, algunas de sus
fórmulas y conclusiones tienen forzosamente que cambiar con el tiempo, tienen
forzosamente que ser sustituidas por nuevas fórmulas y conclusiones,
correspondientes las nuevas tareas
históricas. El marxismo no reconoce conclusiones y fórmulas inmutables,
obligatorias para todas las épocas y períodos. El marxismo es enemigo de todo
dogmatismo” (El marxismo y los problemas
de la lingüística, ELE, Pekín, 1976, p.51).
Así,
pues, si Stalin demostró que el marxismo está vigente porque se ha desarrollado
como leninismo, Aragón dice que no se puede hablar de marxismo-leninismo porque
el marxismo no ha caducado.
Como se
ve, exactamente como ocurre en los demás liquidadores, en el planteamiento del
problema del leninismo la cuestión del desarrollo del marxismo no existe tampoco
en Aragón (9).
En
cambio, como se ha constatado, en el planteamiento de Stalin la cuestión del
desarrollo del marxismo ocupa el lugar central. Por eso señaló: “la verdad
entera del leninismo es que no sólo hizo renacer el marxismo, sino que dio un
paso adelante, prosiguiendo el desarrollo del marxismo bajo las nuevas
condiciones del capitalismo y de la lucha de clases del proletariado” (Los fundamentos del leninismo).
Y por
eso concluyó: “El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la
revolución proletaria” (ibídem).
Así,
pues, la vigencia del marxismo se ha expresado en su desarrollo, en el
surgimiento del marxismo-leninismo.
Por eso
este término es completamente legítimo (10).
No obstante, los liquidadores lo cuestionan aduciendo argumentos
que son verdaderos trucos: el término
marxismo-leninismo se derivó de la lucha interna en el partido bolchevique (Ramón García travestido de
Eusebio Leyva); fue un producto del nacionalismo ruso (Aragón); fue Bujarin quien lo utilizó primero (Pérez).
Por eso
tienen por base ideológica suya un marxismo a secas (“marxismo” sin leninismo).
Intentando
imponer en toda la extensión de la Izquierda Peruana este marxismo sin leninismo, los liquidadores pretenden
un partido-amalgama con toda suerte de detractores de Lenin, Stalin y Mao. Este
es el fondo de su negación del marxismo-leninismo.
Para
concluir con el presente apartado, es menester señalar que el artículo analizado
hasta aquí, no desenmascara en absoluto la pomposa retórica de García,
sencillamente porque Aragón no reúne las condiciones ideológicas para ello.
II
Como se ha visto, el título del artículo
de García es una frase de Mariátegui.
Manipulándola, nuestro personaje pretende que el debate sobre el PSP es una cuestión que ya no tiene caso.
De esta forma echa
tierra a los ojos de sus partidarios, y, así, cree haber cerrado toda
posibilidad de que algunos de ellos puedan tener la lucidez de criticar su
falsificación de la verdad histórica del PSP.
Pero, obviamente, no
puede hacer ni creer lo mismo en el marco del Socialismo Peruano, donde hace
tiempo tal falsificación ha sido completamente desenmascarada.
Reseñemos la falsificación
del PSP que comete García y analicemos la fraseología con la que intenta
encubrir su proyecto de liquidar el partido de clase.
Dice nuestro liquidador: “la Preparación de la Organización
del Socialismo Peruano, es la luz al final del túnel hacia el Cambio Social.
Esta es la realidad y tarea actual del Socialismo Peruano”.
Pero ¿de qué “socialismo peruano” habla?
Rompiendo con su inicial socialismo a
lo Araquistain, en la segunda mitad de 1920 Mariátegui se asimiló al
marxismo-leninismo.
A poco de su regreso al país en 1923, deslindó
explícita y terminantemente con toda suerte de socialismo no marxista (ver La crisis
mundial y el proletariado peruano).
En setiembre de 1928, Amauta se afirmó “categóricamente marxista”: “En nuestra bandera, inscribimos esta sola, sencilla
y grande palabra: Socialismo” (11).
En
octubre del mismo año, Mariátegui señaló: “Tengo una declarada y enérgica
ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano” (Advertencia a 7 ensayos).
En
el mismo mes, propuso –y acordó en primera instancia– el marxismo-leninismo
como la base de unidad del PSP.
Por
lo tanto, es claro para
cualquier persona pensante que el Socialismo Peruano de Mariátegui es el socialismo
marxista, y no el nebuloso socialismo en general.
No obstante esta verdad, García utiliza
el término para referirse al socialismo en general, y no concretamente al
socialismo marxista.
Por eso su “socialismo peruano” es antimariateguiano,
antimarxista, oportunista.
Por eso, mientras el PSP fue un
partido doctrinariamente homogéneo, marxista-leninista, de clase, García
pretende un partido con dos niveles orgánicos doctrinariamente disímiles, o
sea, un partido pluriclasista (12).
Ahora puede comprender el lector que, cuando
habla de “la
Preparación de la Organización del Socialismo Peruano”, está hablando de una
organización que representaría un socialismo variopinto, ambiguo, difuso, es
decir, de una organización-mezcolanza.
Y puede comprender, por lo tanto, que el “socialismo peruano” de
García no tiene nada que ver con el
Socialismo Peruano, y que la organización que prepara no tiene nada que ver con el Partido de Mariátegui.
En consecuencia: 1) su organización no sería más que la
organización del liquidacionismo peruano; 2) por eso, su “preparación” apenas
es “la tarea” del grupo liquidacionista; 3) por eso, no es ni puede ser “la luz
al final del túnel hacia el Cambio Social”.
En
conclusión, la examinada falsificación de García de la verdad histórica del PSP,
constituye una ruptura fundamental con la Creación Heroica de Mariátegui.
Esta ruptura es la posición “neta y plenamente esclarecida” del
grupo liquidacionista.
En la actualidad, es tarea del Socialismo Peruano llevar hasta el
fin la Reconstitución del Partido de Mariátegui.
No obstante, como es de conocimiento general, García ha renegado abiertamente
dicha tarea.
Nuestro liquidador tiene, pues, una posición definida contra el PSP:
contra su verdad ideológica, su verdad
orgánica, su reconstitución.
Pero, como ya señalamos, esta posición ha sido desenmascarada.
Por eso, los activistas del Socialismo Peruano saben perfectamente
que el paso del
grupo liquidacionista “de la crítica de ideas a la
Preparación de la Organización”, del que presuntuosamente habla García, no fue
más que el paso de la renuncia al marxismo-leninismo, de la falsificación de la
verdad histórica del PSP y de la tergiversación de la identidad doctrinal de
Mariátegui (entre otras cosas), a su continuación lógica: la “preparación” de
una organización pluriclasista, revisionista, antimariateguiana.
Mariátegui señaló que a Marx y Engels
“Ni el análisis los llevaba a inhibirse de la acción, ni la acción a inhibirse
del análisis” (Defensa del marxismo,
p.118).
Es decir el análisis (el estudio, la
investigación, el debate), no es contrario a la acción, salvo durante la lucha
inmediata por el poder.
Y, obviamente, estamos muy lejos de una
tal lucha.
Por su parte, Lenin señaló que
investigar, propagandizar y organizar son
tareas permanentes.
Tareas permanentes, pues, aunque, como
es natural que ocurra, las condiciones particulares de cada período destaquen
al primer plano el análisis o la acción, la propaganda o la organización.
Pero en cualquier caso, la tarea que
no ocupa el primer plano no queda ni tiene porqué quedar “desfasada” (13).
Por eso, más allá de los marcos de su
grupo, el ordeno y mando de García no paraliza ni puede paralizar la iniciativa
intelectual de nadie.
A la conmemoración del 7 de octubre de 2008,
auspiciada por su grupo a través del mal llamado “Comité 80”, nuestro
liquidador la califica de “magno evento de profunda trascendencia para el Socialismo
Peruano”.
Pero lo esclarecido hasta aquí basta para comprender
que ningún evento auspiciado por el grupo liquidacionista puede ser
trascendente para el Socialismo Peruano.
¿Acaso puede ser trascendente para el Socialismo
Peruano que en 2008 dicho grupo pasara a preparar
su partido-mezcolanza con el que pretende liquidar el partido de clase?
Falta saber, ahora, si la conmemoración a la que se ha
referido nuestro liquidador, fue “magna”.
Durante toda la existencia del “Comité 80”, el grupo
liquidacionista hizo uso de los más burdos métodos criollos en su afán de tragarse
a las tendencias participantes.
Y la conmemoración en cuestión no estuvo exenta de tales
métodos.
Por eso, cuando, igual que Haya de la Torre en enero
de 1928, el grupo liquidacionista intentó convertir el frente en partido (el
“Comité 80” en partido-mezcolanza), se ganó la protesta y el retiro de diversas
tendencias participantes.
Así, pues, la conmemoración del 7 de octubre de 2008
por el “Comité 80”, no fue “magna” bajo ningún punto de vista.
Como se ha visto, para encubrir su falsificación del
PSP y justificar su proyecto de liquidar el partido de clase, a García solo le
queda el recurso de la más pura retórica.
Por eso es habitual que ornamente con frases más o
menos efectistas los eventos de su grupo. Y no solo los eventos.
Así por ejemplo, en el artículo que analizamos hay brillo
en algunas partes, pero ninguna verdad (14).
El proyecto de nuestro liquidador es la disolución-integración del
PCP (U), el PCP (PR), el PCP (SL), el PSP, el PST, etcétera.
Pero ocurre que, después de “siete
años” y a menos de tres del Centenario de la revista Nuestra Epoca (límite que, en su concepción burocrática y en su
intención manipuladora, se ha propuesto el grupo liquidacionista para fundar su
partido antimariateguiano), el empeño sigue reducido a su membrecía, pues no
pudo tragarse a los grupos que participaron en el “Comité 80” y en los seminarios
posteriores; particularmente, no pudo tragarse al PCP-U, partido con el cual
organizó, al alimón, uno de tales eventos.
Pues bien, el descalabro de la ambición
del grupo liquidacionista de tragarse al mencionado partido y a algunos grupos
menores, es el anticipo de la bancarrota definitiva de su proyecto de fundar el
22 de junio de 2018 un partido-mezcolanza sobre la base de la disolución-integración
de las organizaciones mencionadas arriba.
De hecho, el proyecto de García ya ha
fracasado, sencillamente porque su negación del marxismo-leninismo, su
falsificación de la verdad histórica del PSP, su tergiversación de la identidad
doctrinal de Mariátegui, su tentativa de suprimir del partido de clase, su
egotismo burgués, sus métodos criollos, etcétera, etcétera, no han tenido
recepción en la Izquierda Peruana.
Los liquidadores más o menos se dan
cuenta de ello. Por eso, con evidente hipocresía, desde hace tiempo en sus
artículos ocultan sus verdaderas posiciones.
Hace tres años, García se embozó tras
el seudónimo de Eusebio Leyva a efecto de desahogar su impotencia y dar rienda
suelta a su otro yo (15).
Este año, para replicar a Aragón,
nuevamente se ha embozado.
Sin duda, tales hechos evidencian un rasgo sicológico muy suyo, rasgo
no precisamente positivo.
III
¿Existe alguna diferencia sustancial entre el liquidador “inorgánico” Aragón
y el liquidador García, quien, como es de conocimiento general, se mantiene
sentado en su foráneo pedestal de cristal desde hace más de cuarenta años?
Si Aragón ha llegado a negar
la existencia histórica del PSP, García ha llegado a negar su verdad ideológica
y su verdad orgánica.
Es decir, se ha aderezado su
propio PSP, y, así, tiene en la cabeza una imagen de este partido que en modo
alguno corresponde al original.
En conclusión, García niega la verdad histórica del
PSP.
Por lo tanto, en punto al Partido de Mariátegui, entre
él y Aragón no hay ninguna diferencia sustancial.
Esto significa que el altercado entre los dos liquidadores
tiene términos intrascendentes para el Socialismo Peruano.
Términos que, sin embargo, tenían que ser confutados de
todos modos a fin de que no oscurezcan la conciencia de nadie.
En su artículo, García aparece como que reconoce que
el PSP se fundó el 7 de octubre de 1928.
Pero ¿cuál es su argumento? No
presenta ninguno.
Es decir que, respecto a dicha
fundación, procede también con frases, pues se limita a repetir lo que por
inercia mental tiene a la mano (16).
Entre Aragón y García existe una diferencia más: mientras
el primero firma con su nombre sus disparates, el segundo no tiene el coraje de
firmar con su nombre su ponzoña.
Por eso, si en el marco de la Izquierda Peruana, la
exacerbación de Aragón es la exacerbación del liquidacionismo (y no de su
individualidad inorgánica), en el mismo marco (y en todos los marcos) el
repetido embozo de García es la expresión más bochornosa de su impotencia.
Impotencia que, como se ha visto, trata de disimular
con la más engañosa retórica.
Pero infructuosamente, pues su impotencia es la
expresión individual de su impotente proyecto liquidacionista.
Impotente, porque lo hemos enfrentado y
desenmascarado en todos sus aspectos, como correspondía hacerlo: sin cobardes
miramientos.
Notas
[1] Quienquiera puede percatarse de que el
autor de este artículo es García, pero, sabiéndolo, Aragón no lo desenmascara como
corresponde, porque no tiene las agallas para ello (a pesar de que no se
necesitan muchas).
[2] El término posición definida da cuenta de una posición
expresada abiertamente, y no de su verdad o falsedad. Así, pues, la posición definida
de cualquier persona acerca de cualquier cosa, puede ser verdadera o falsa.
[3] Por ejemplo, niega el
marxismo-leninismo; falsifica la identidad doctrinal de Mariátegui; deslegitima
la Reunión de La Herradura con la falacia de que se realizó “a espaldas de
Mariátegui”; niega la propia existencia histórica del PSP; etcétera.
[4] El artículo de Aragón (así como el de
García) implica a todos los que defendemos la verdad del PSP y de su fundador. Por
eso intervenimos en el altercado entre los dos personajes.
[5] Sin embargo, puesto
que Aragón ha publicitado ampliamente sus posiciones contrarias al PSP y a
Mariátegui, puede decirse que es cosa evidente que cree “tener… respuestas válidas debidamente sustentadas, a la
mayoría de los tópicos… planteados” (elipsis mías). Pero en nuestro artículo La reunión de Barranco y
el liquidacionismo histórico, hemos dado al traste
con esa pretendida debida sustentación.
[6] De acuerdo a su estilo
poco ortodoxo, Aragón se ahorra a veces los signos de interrogación.
[7] Exactamente como todos los liquidadores, incluido García,
quien, agazapado tras el seudónimo de Eusebio Leyva, sostuvo: “Mariátegui es y se definió Marxista”,
omitiendo así, con evidente sesgo, lo que el maestro dejó sentado en Principios programáticos sobre el
marxismo-leninismo. Con anterioridad, sin embargo, había intentado desvirtuar con un truco la adopción del marxismo-leninismo por parte de
Mariátegui y el PSP: este término, escribió, se
encuentra solo dos veces en la literatura mariateguiana, afirmación ésta que
equivale a decir que el tal término es una “palabreja”. Pero, si García fuese
consecuente con su truco, tendría que inhibirse de utilizar en su discurso la
frase “partido de masas y de ideas”, pues
ella aparece una sola vez en la
literatura del maestro, y no precisamente en un documento de la importancia
fundamental de Principios programáticos.
Pero no es consecuente. Con su equívoco “solo dos veces”, García elude los
verdaderos términos de la adhesión de Mariátegui y del PSP al
marxismo-leninismo. Este procedimiento fue caracterizado por Lenin de “enfoque evasivo”, y, como es indiscutible, se trata de un procedimiento equívoco,
confucionista, antimarxista, que, por esto mismo, expresa todo la deshonestidad
intelectual y todo el oportunismo político de quienes lo utilizan.
[8] Esta deshonestidad y esta falta de coraje son generales en el grupo
liquidacionista. La explicación de esto reside en el hecho de que sus miembros creen que de ese modo evitan meterse
en el problema de poner en evidencia su antimariateguismo. Pero, aun sin que den dicho paso, su antimariateguismo es algo que cualquier persona que piensa puede captar
con toda facilidad.
[9] En un marco más general, puede
constatarse que hay quienes se muestran desorientados ante los ismos y, por
esto, los maldicen. Pero los ismos se explican por la necesidad de distinguir
el marxismo del oportunismo, tal como enseñaron Lenin y Mariátegui. Por eso aquella
actitud ante los ismos no pasa de ser una evidente limitación personal.
[10] Para una mayor información sobre el
tema, puede consultarse nuestro libro El
desarrollo de la teoría del proletariado y el problema de su denominación.
[11] La primera cita es de la carta del 29 de setiembre de 1928 a Carlos Arbulú (Correspondencia, t.II, p.444). La
segunda es del editorial Aniversario y
balance (Ideología y política,
p.246). Por ellas el lector se dará cuenta de que, en el aludido editorial, con
la palabra socialismo Mariátegui se refirió al socialismo marxista, y no al
socialismo en general.
[12]
Si antes
García sostenía que el PSP tenía dos niveles orgánicos, pero sin distinguirlos
doctrinariamente: “todos estuvieron de acuerdo en constituir, dentro de la
organización, los grupos secretos que velarían por el carácter bolchevique del
Partido”; ahora dice que tenía dos niveles orgánicos doctrinariamente disímiles:
“El PSP tenía dos niveles: internamente funcionaba como ‘facción orgánica y
doctrinariamente homogénea’ (como ‘célula secreta de los siete’); externamente
aspiraba a ser ‘el primer gran partido de masas e ideas (sic) de toda nuestra
historia republicana’”. Esta flagrante mentira que difunde
inescrupulosamente, es una abierta negación del carácter de clase del PSP y, al
mismo tiempo, una también abierta promoción de un partido pluriclasista. En alguna parte García ha pretendido hacer creer que
se ha autocriticado hablando de los “errores y horrores” del libro La organización del proletariado, que él
compaginó y comentó en el prefacio y en las notas al pie. Pero si es seguro que
se ha hecho consciente del horror que significó haber publicado la versión de
Ravines de los Estatutos de la CGTP pasándola como de Mariátegui, en cambio en
lo relativo a su falsificación de la verdad orgánica del PSP, no solo que no se
ha autocriticado (ni siquiera en esa forma impersonal que egotistamente se
impone a sí mismo a fin de evitar autocriticarse en primera persona), sino que incluso
la ha profundizado, tal como se ha visto. Esta profundización ha resultado del
hecho de que ahora ha asumido completa la falsificación del PSP expuesta por
Julio Portocarrero y Hugo Pesce en la Conferencia Comunista de Buenos Aires de 1929.
[13] En
abril de 1928, Mariátegui señaló: “2º-Los elementos de izquierda que en el Perú
concurrimos a su formación [a las formación del Apra] constituimos de hecho –y
organizaremos formalmente– un grupo o Partido Socialista…” (Apuntes para una interpretación marxista de
Historia social del Perú, t.II, p.301). Puede tomarse, pues, esta
declaración como que indica el punto de partida de la actividad organizativa
orientada a fundar el PSP, que, como es de conocimiento común, tuvo en las
reuniones de La Herradura y de Barranco sus primeros hitos. En este período (abril-octubre
de 1928), Mariátegui escribió, entre otros, los siguientes artículos: Henri de Man y la “crisis del marxismo”;
La tentativa revisionista de “Más allá
del marxismo”; Introducción al
proceso de nuestra literatura; el
proceso y el debate de la instrucción pública II; La crítica revisionista y los problemas de la reconstrucción económica; La filosofía moderna y el marxismo; Aniversario y balance. Además, remitió cartas a la célula de México
(16 de abril); a Carlos Arbulú Miranda (29 de setiembre); a Nicanor A. de la
Fuente (7 de octubre). Es decir que, conforme a su convicción de que a los
marxistas ni el análisis los lleva a inhibirse de la acción, ni la acción los lleva
a inhibirse del análisis, en plena actividad organizadora del PSP el maestro prosiguió
su labor teórica y, específicamente, continuó sustentando los puntos de vista
del grupo fundador contra la desviación aprista. Como sería razonable, el
período considerado puede ser extendido hasta marzo de 1930 (cuando se intentó
la fundación pública del PSP), y, así, como resulta obvio, la lista de los
textos mariateguianos se vería incrementada. La aludida convicción mariateguiana
está respaldada, además, por el caso ejemplar de Mao: casi toda su obra de
mayor relevancia teórica la realizó este dirigente precisamente en las
condiciones de la guerra popular. Sin embargo, al grupo de García el análisis
lo lleva a inhibirse de la acción y la acción lo lleva a inhibirse del
análisis: desde 1975 hasta principios del presente siglo, este grupo no tuvo
ninguna actividad organizada de alguna importancia, y García como individuo
lleva ya más de cuarenta años sin ninguna actividad práctica. Ahora que apuntan
a la fundación de su partido-mezcolanza, los liquidadores entierran la cabeza
en dicha actividad con el burdo pretexto de que están “en tiempos de
organización”, pretexto que les sirve para eludir el desenmascaramiento de sus
posiciones. Esta separación del análisis
y la acción tiene el agravante de que lo primero, el análisis (“crítica de
ideas”), significó el abandono del marxismo-leninismo y la falsificación del
PSP y de Mariátegui; y que lo segundo, la acción (“preparación”), tiene el
agravante de que el grupo liquidacionista ya liquidó el partido de clase en su
propio marco y ahora pretende hacerlo en un marco más amplio. Por eso es bueno
precisar: cuando Mariátegui plateó la relación entre el análisis y la acción en
la actividad general de los marxistas, se refirió, como es claro, al análisis y
a la acción marxistas, y no al análisis y a la acción oportunistas. Es
demasiada manipulación pretender, como pretende García, utilizar aquello de “un
tópico superado” y “un debate desfasado” para prevenir en el seno de su grupo
cualquier crítica a su falsificación del PSP. Es demasiado egotismo creer, como
cree García, que su persona marca el punto de inicio y el punto final de los debates
en la Izquierda Peruana. Por supuesto, es posible que entre sus serviles
seguidores funcione su bastón de mando. Pero, por razones evidentes, en el
marco más amplio de la izquierda su palabra no tiene ningún peso político ni
ningún peso moral.
[14] Los
liquidadores se encuentran cautivos de la fraseología de García, lo cual, como
es evidente, les impide darse cuenta de lo que hay debajo de ella: la negación
de la verdad universal del marxismo-leninismo; la falsificación de la verdad
ideológica y orgánica del PSP; la tergiversación de la identidad doctrinal de
Mariátegui; un “socialismo peruano” antimariateguiano; la negación el partido
de clase; etcétera, etcétera. O, no obstante la aludida fraseología, se dan
cuenta de todo esto, y entonces la cuestión tiene otros términos: o el servilismo
les impide cualquier crítica a tales posiciones, o, en su defecto, su
descomposición espiritual hace que las mismas les caiga como anillo al
dedo.
[15] Este hecho
es de conocimiento de todos los liquidadores. Al principio de la tramoya de
García, Manuel Velásquez denunció a “Eusebio Leyva” de ser un agente policial,
pero, desenmascarado el embozo, todo servil se prestó a cumplir el papel de
realizar dos entrevistas paralelas: una a García como tal García, y otra al
mismo García como “Eusebio Leyva” (el agente policial). Creyeron, pues, los
liquidadores que, respondiendo García como García con su fingida circunspección
y como Eusebio Leyva con su estilo zumbón, camorrero, estridente, podían
persuadir a los lectores de que García no era Leyva. Pero la burda maniobra no
tuvo ningún efecto. Está en la conciencia de los activistas del Socialismo
Peruano que Leyva era García. Los bochornosos detalles del embozo y de la
examinada maniobra, son expresiones vivas de los niveles de descomposición
moral a que ha llegado el grupo liquidacionista. Es sabido, por lo demás, que
García firma sus artículos con un acróstico, Ragarro, y no precisamente con su
nombre. Como es obvio, tal acróstico opera prácticamente como seudónimo, pues
más allá de algunas personas, nadie más sabe quién está detrás del mismo.
[16] García reemplaza el análisis concreto del problema concreto con
frasecillas. Así por ejemplo, para oponerse a cierta superficial afirmación de
Aragón sobre la Reunión de Barranco, ha recurrido a la siguiente: “la última
pepita encontrada en [su] veta rebuscada”. Pero de esta forma demuestra no
tener realmente ningún argumento que respalde su posición sobre la fundación
del PSP. La Reunión de Barranco constituyó “el grupo organizador del Partido”,
porque este paso era congruente con el proyecto de partido de Mariátegui, que
tenía por objetivo la fundación pública del Partido como partido de masas. Por
lo tanto, hay que empezar por reconocer este hecho. Ahora bien, a causa de que
el Partido no alcanzó la condición de partido de masas y en marzo de 1930 se
intentó fundarlo como partido de cuadros, hay que considerar la Reunión de
Barranco bajo la luz de esta realidad, y, por lo tanto, reconociendo que dicha
Reunión formalmente constituyó “el
grupo organizador”, hay que reconocer también, al mismo tiempo, que de hecho resultó siendo la Reunión
Fundacional del PSP. Es una actitud antimarxista decir que la Reunión de
Barranco fundó el PSP sin tener un argumento que sustente tal afirmación. Pues
bien, lo que hemos planteado en la presente nota, es un argumento, es
proporcionar un argumento. Pero, como se ha visto, García se limita a blandir
una frasecilla. ¿Será posible esperar que ponga a un lado su “pepita” y
sostenga algún argumento que siquiera pueda llamarse serio?
09.10.2015.
Sobre una Propuesta
Demagógica y Reaccionaria
Santiago Ibarra
A SEIS MESES de
que se realicen las elecciones nacionales, algunos candidatos han iniciado de
hecho sus campañas. Es impresionante la falta de ideas de algunos. No se piensa
en hacer del Perú un país industrializado, no se habla de las desigualdades
sociales y mucho menos de la crisis ambiental. Esto es demasiado. Uno de esos
candidatos, Sergio Gallardo, ex infante de marina y gerente general de la
empresa de seguridad Sirius –que tiene a varias empresas mineras entre sus
clientes- ha lanzado una campaña de limpieza social más que simbólica: su
propuesta, exterminar delincuentes (vía la pena de muerte y la cadena perpetua,
aclara).
Este
candidato sale de las entrañas del poder político, y está vinculado a
personajes señalados por actos de corrupción. (Ver: cazafantasmas.utero.pe/2015/08/19/exclusivo-este-es-el-candidato-llamado-el-exterminador-y-sus-vinculos-con-lopez-meneses/)
El 2011
fue candidato a la segunda vicepresidencia por Fuerza Nacional, un partido
financiado por Ketín Vidal, igualmente vinculado a actos de corrupción.
Asimismo
-como ya puede advertir el lector- otras propuestas suyas son francamente
derechistas, por ejemplo retirar al Perú de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos.
Hay
otro dato que debe preocupar más: según las encuestas, el 22% de la población
más pobre está dispuesta a linchar al delincuente hasta matarlo. Y en las
clases medias muchos optarían también por su linchamiento hasta la muerte.
La
gente puede buscar la muerte del delincuente por miedo y hasta por ideología.
Pero Gallardo hace campaña haciendo de la inseguridad ciudadana su bandera
electoral porque tiene mucha sed de poder, y muy poca capacidad para decir algo
sobre los problemas del país.
Es muy
importante ser plenamente conscientes de que de este tipo de movimientos
surgieron en el pasado grupos paramilitares como la Triple A en Argentina, de
extrema derecha, responsable del asesinato de 700 personas.
El
pueblo peruano debe tener especial cuidado con esta clase de personajes, que
tras una fachada de héroes se esconde gente de la extrema derecha. Esta clase
de gente es la que en los Estados Unidos y en Europa busca impedir el paso de
los migrantes sirios a sus países, la que se opone a la unión civil de
homosexuales y los mata en las calles, la que propicia el racismo, el odio y el
asesinato de latinos y africanos en Estados Unidos y Europa occidental.
En un
contexto como el peruano, la propuesta de Sergio Gallardo no hace más que
evadir los problemas fundamentales de la sociedad peruana.
En un
contexto como el peruano, la propuesta de Sergio Gallardo es funcional a la
propuesta de militarizar la sociedad peruana para hacer frente a un problema
social: la delincuencia.
En un
contexto como el peruano, la propuesta de Sergio Gallardo no hace más que
alimentar los impulsos de una parte de la población de aplicar una limpieza
social.
Sergio
Gallardo no es ninguna alternativa para el pueblo peruano. Sergio Gallardo
representa la continuación del modelo económico y político vigentes. Y el
pueblo peruano requiere un modelo económico y político cualitativamente
distinto.
El
Pesimismo de
Juan
Croniqueur
(Cuarta
Parte)
Jorge Oshiro
La otra vía de liberación es la mística religiosa:
"Este
grave rumor de la capilla
trae
místico efluvio de plegaria salmo devoto y multitud sencilla
a la paz de mi celda solitaria"
(«La
voz evocadora de la capilla»).
Este
soneto igual que otro, «Elogio de la celda ascética», fue escrito por el poeta
realmente en un convento de Lima, el Convento de los Descalzos en febrero de
1916 y muestra claramente el carácter religioso, místico del joven Mariátegui.
Con lo expuesto vemos que la coincidencia entre la
filosofía de Schopenhauer y el mundo del pensamiento y sentimiento de Juan
Croniqueur no es ni puntual ni un mero azar.
La referencia que el joven poeta y periodista hace
del autor del «Mundo como Voluntad y Representación» no es de ninguna manera
solamente un elemento retórico ni tampoco superficial, ella tampoco es un mero
gesto vacío.
En la filosofía pesimista del filósofo alemán
encuentra el joven Mariátegui el primer cuadro filosófico estructurado en el
cual su mundo intelectual y sentimental podía expresarse en toda su tensión y
contradicción.
Sin embargo no se puede afirmar que el joven poeta
peruano fuera un verdadero discípulo del filósofo alemán, pues el tiempo de esa
relación fue demasiado corta y su superación muy temprana.
Sin embargo encontraremos algunas ideas
fundamentales de Schopenhauer en la obra posterior de Mariátegui, sobre todo la
tesis que "El mundo es Voluntad" a pesar que esta tesis
sufrirá fundamentales cambios.
El pesimismo no será rechazado en su totalidad.
Mariátegui no será nunca un pensador optimista. Su fórmula, tomada del
filósofo mexicano José Vasconcelos «Pesimismo de la realidad, optimismo del
ideal» (1950:34) testimonia este hecho. En el artículo donde aparece la citada
fórmula escribe Mariátegui:
"La actitud del hombre que se propone corregir
la realidad es, ciertamente, más optimista que pesimista. Es pesimista en su
protesta y en su condena del presente; pero es optimista en cuanto a su
esperanza en el futuro".
La
relación del joven Mariátegui con Schopenhauer no fue exterior, y la superación
correspondientemente fue dialéctica, es decir, que no hubo simplemente un
mecánico rechazo del pensamiento del filósofo alemán, sino una superación en el
sentido alemán de 'Aufhebung' con sus dos sentidos, superación pero también
conservación.
Mariátegui se queda con las posiciones de
Schopenhauer en cuanto al rechazo de la realidad presente pero se distancia
radicalmente en relación al futuro, que para él era idéntico con el concepto de
esperanza.
Otra clara y distinta diferencia entre ambos es el
contenido que ambos dan a su anti-racionalismo. Schopenhauer determina su
rechazo en un claro irracionalismo, Mariátegui en cambio persevera su posición
en la búsqueda de un nuevo tipo de racionalidad. Su descubrimiento y su
concepción del marxismo debe ser entendido dentro de esta perspectiva.
La clara superación filosófica del pesimismo
schopenhaueriano de Juan Croniqueur comenzará en 1917 a partir de una
praxis política y social cada vez más abierta y comprometida. Esta praxis
permitirá al joven periodista peruano superar también su concepción
abstracta y moralista de la guerra.
Reflexiones
sobre la guerra (II)
En
Julio de 1921 Mariátegui escribe en Florencia un artículo para el periódico «El
Tiempo» titulado "¿La guerra ha sido revolucionaria o reaccionaria?".
Frente a la tesis que afirmaba que la guerra había
sido revolucionaria, pues el conflicto mundial sería "una guerra que
transformaría al mundo",... que sería una guerra "que pondría fin a las
guerras" y que "sobre sus escombros se alzaría, como un eterno
monumento de paz, el blanco edificio de la sociedad de las
naciones"(1989a), piensa Mariátegui categóricamente que la contienda
mundial fue reaccionaria1
Afirmaba nuestro autor que si la humanidad había
creído que era una guerra revolucionaria había sido porque "necesitaba de
esta idea para consolarse de sus males" (op.cit.). La humanidad ha estado
en una ilusión, continúa Mariátegui, y que una ilusión que le ha servido de
anestésico2 como todas sus ilusiones.
Las pruebas de que la guerra está muy lejos de haber
sido revolucionaria las encuentra Mariátegui primeramente en el carácter
conservador de los régimenes que han aparecido en el período posterior a ella.
Por otro lado los Estados europeos para reconstituir las riquezas destruídas
apelan a un método que contradice todo principio revolucionario3 La
guerra ha sido reaccionaria pues ha representado
"una regresión a edades bárbaras", porque
ha sido una "interrupción del progreso de la humanidad", porque ha
sido "una quiebra de la ética elaborada en tantos siglos". "En
todas sus características la guerra ha sido reacción, receso, salto
atrás".
_______________
Notas:
(1)
"Y la verdad es que la guerra no ha sido revolucionaria".
(2)
Esta imagen del efecto "anastésico" de la ideología la veremos
posteriormente cuando Mariátegui analiza la cultura burguesa decadente en «Alma
Matinal» (Ensayo 5. del pte. trabajo).
(3)
"El aplazamiento de toda aspiración renovadora del orden social y
económico. Mejor dicho, la renuncia temporal a todo ideal revolucionario".