El Liquidacionismo
Histórico y la Reunión de Barranco
(Primera Parte)
Eduardo Ibarra
Entre el 22 y el
29 de enero del año en curso, Miguel Aragón publicó en cuatro partes el
artículo Acerca del aniversario 86 de la reunión de Barranco, en el cual centralmente
sostiene: 1) que el Partido Socialista del Perú no fue constituido en la
reunión que se menciona en el título de su artículo ni en ningún otra reunión;
2) que el Programa del Partido escrito por Mariátegui no fue aprobado por la
Reunión de Barranco ni por ninguna otra reunión.
Una cuestión previa. En su artículo, Aragón escribió: “Ahora podemos afirmar
contundentemente, que el 7 de octubre de 1928 no se constituyó el
Partido Socialista del Perú”. “En la Reunión de
Barranco del 7 de octubre de 1928 se acordó constituir el Comité Organizador del Partido Socialista del Perú” (negritas en el original).
Por cierto, el
“Ahora” que aparece en la primera cita, tiene fecha: 22 de enero de 2015.
Pero ocurre que, en Mariátegui y el Partido Socialista del Perú
(borrador), ampliamente difundido
por la internet en 2008, señalé lo
siguiente: “… la Reunión de Barranco no constituyó el Partido, propiamente hablando, sino el Grupo
Organizador del Partido” (1).
Por eso, me veo obligado a señalar que, a esa constatación, Aragón
llega con más de seis años de retraso. Desde luego, señalo esto sin un adarme
de vanidad.
Como seguramente se comprende, mi citado borrador hace parte del
estado de la cuestión. Por eso me veo obligado a señalar que Aragón ha cometido
plagio. Por supuesto, señalo esto sin el menor ánimo de querella (2).
Una cuestión metodológica. El método marxista de investigación parte del
análisis de los hechos, y no de las teorías. Por eso, la investigación de la
lucha por la constitución del PSP debe partir del análisis del proceso real de
esta lucha: primero, analizando el fenómeno para llegar a la esencia, y, luego,
explicando el fenómeno por la esencia. Sólo así puede alcanzarse una
intelección correcta del PSP.
Una dificultad. Los monumentos históricos relativos a este proceso (documentos,
hechos, declaraciones), nos colocan, generalmente, en una situación semejante a
la de los arqueólogos: en la situación de tener que interpretar.
En una carta, que Aragón cita como epígrafe de su artículo, Mariátegui
le dijo a Luis E. Valcárcel: “El modo más leal de
informarlo a este respecto, para que no se
encuentre Ud. desorientado ante rumores
confusos, me parece que
es el de documentarlo. Ud. interrogará
a los documentos y buscará en
ellos la respuesta a cada cuestión”.
Como se ve,
estos juicios expresan la confianza de
Mariátegui en la capacidad y la honestidad intelectuales de
Valcárcel. Pero al mismo tiempo –y como cuestión de fondo– encierran la idea,
de indudable valor general, de que la lectura de cualquier texto no solo es un
reto a la inteligencia del lector, sino también un desafío a su conciencia
ética.
Precisamente en
el estudio del proceso de constitución del PSP, se ha observado mucha impericia
(lo que puede comprenderse), pero también, en muchos casos, una absoluta falta
de ética (lo que es sumamente grave) (3).
Una cuestión terminológica. En los acuerdos de las reuniones de La Herradura y
Barranco, puede constatarse que el término constitución se utiliza como
sinónimo del término fundación: “Constituir la célula inicial del Partido”; “dejar constituido el grupo
organizador del Partido Socialista del Perú”; “los suscritos declaran
constituido un Comité”; “el Comité concurrirá a la constitución de un partido
socialista”.
Ciertamente entre los términos constitución y fundación existe una
evidente sinonimia, pero el primero tiene una acepción que no tiene el segundo:
así, en la literatura marxista relativa al PSP, por ejemplo, suele utilizarse
el término constitución para dar cuenta de lo que Mariátegui llamó “proceso de
definición teórica y de organización práctica” (Carta del 20 de junio de 1929 a
Nicanor de la Fuente, Correspondencia,
t.II, p.584), mientras el término fundación se limita a dar cuenta del acto de
establecimiento de alguna cosa.
El proyecto de partido de Mariátegui.
En documentos, artículos y cartas, Mariátegui expuso las líneas de su proyecto
de partido, siendo la principal de ellas la concepción del PSP como un partido
de clase (adherido al marxismo-leninismo) bajo la forma de partido de masas
(militancia masiva de obreros y campesinos principalmente y basado en las masas
trabajadoras organizadas).
El proceso real de la lucha por la
constitución del PSP. Ciertamente una cosa es el
proyecto de Mariátegui, y otra el proceso real que resultó
de su aplicación bajo el influjo de la lucha de clases y de la lucha entre dos
líneas.
Este proceso cubrió un período que va de 1923 a 1930. Con un
antecedente: el Comité de Génova fundado en abril de 1922. Y, en el plano
específicamente orgánico, cubrió un período que va de las reuniones de La
Herradura y Barranco de setiembre-octubre de 1928 al frustrado intento de
fundar públicamente el PSP en marzo de 1930. También con un antecedente: el
mencionado Comité.
En la carta citada arriba, Mariátegui anotó: “He querido también,
antes de escribirle, que Ud. estuviese enterado de las últimas etapas del
proceso de definición teórica y de organización práctica, indirectamente
acelerado por lo que podemos llamar la desviación ‘aprista’”.
El maestro se refirió, pues, al hecho de que el curso de los
acontecimientos (trasformación del Apra en Partido Nacionalista Libertador y,
por lo tanto, exacerbación de la lucha por la hegemonía en el seno de las
masas) obligó a acelerar la fundación pública del PSP.
A propósito, Martínez de la Torre dejó el
siguiente testimonio: “… cuando
discutimos con Mariátegui el Manifiesto con el que surgía públicamente el
Partido Socialista, la ‘fracción socialista’ planteó nuevamente la cuestión del
nombre, iniciando un largo debate sobre la necesidad de que apareciéramos como
Partido Comunista. No era sino una nueva maniobra para aplazar la publicación
del Manifiesto, el cual llevaría sus firmas…” (Apuntes para una interpretación marxista de historia social del Perú, t.I,
p.209).
Este testimonio no fue negado nunca por ninguno de los involucrados,
y, por esto, hay que reconocer que da cuenta de una realidad.
En marzo de 1930, el Grupo Organizador del Partido había logrado
construir organización en Lima, Jauja, Trujillo, Chiclayo, Ica, Huaraz, Puno,
Arequipa, Huánuco, Cajamarca, Chepén, Huacho, Cerro de Pasco, Cotabambas, y
había logrado la adhesión de los grupos de Cuzco, México, Buenos Aires, La Paz
y París.
Por otro lado, en mayo de 1929 había logrado fundar la CGTP.
No obstante, incluso habiendo logrado tan significativos avances, en
el primer trimestre de 1930 el PSP no aparecía como “el primer partido de masas
y de ideas de nuestra historia republicana”. De ideas sí, pero no de masas.
Así, pues, ante el imprevisible desarrollo de los acontecimientos,
Mariátegui intentó la fundación pública del PSP como partido de cuadros. Esta
es la verdad histórica (4).
Este giro significó lo siguiente: 1) que Mariátegui consideró que, a
principios de 1930, el Partido era una realidad; 2) que, al intentar su
fundación pública, tuvo en cuenta la esencia de su proyecto (carácter de clase
del partido) (5), y no su forma (de
cuadros o de masas).
Y tiene una consecuencia: obliga a entender el proceso de constitución
del PSP no desde su concepción teórica original, sino desde su realización
práctica.
Así, pues, el PSP fue una realidad histórica, y el hecho de que no
fuera formalmente fundado pública y legalmente, no niega en absoluto tal
realidad.
¿Qué era “el grupo organizador”? Pues un organismo de clase bajo la
forma de organismo de cuadros. ¿Y qué era el PSP en marzo de 1930? Pues un
organismo de clase bajo la forma organismo de cuadros.
Esta identidad de clase y de forma de existencia entre “el grupo
organizador” y el PSP, determina que, ante la frustración definitiva del
proyecto de Mariátegui, se tenga que reconocer que la Reunión de Barranco
aparece como la realidad fenoménica a través de la cual se revela la realidad esencial
de la fundación del partido del proletariado peruano.
Esto es lo que enseña el análisis concreto del proceso concreto del
Partido de Mariátegui.
Por eso, si en el borrador Mariátegui
y el Partido Socialista del Perú afirmé lo citado arriba, en este mismo
texto, como en otros posteriores, no dejé de señalar que el PSP se fundó el 7
de octubre de 1928.
Notas
[1] Obsérvese que, en las citas de Aragón y en la mía, el término
constitución está utilizado como sinónimo del término fundación. Pero lo que he
citado de mi borrador tiene un valor únicamente relativo, como se verá más
adelante. En Aragón, por el contrario, tiene un valor absoluto, como también se
verá más adelante. Por otro lado, debo señalar que mi borrador se encuentra en
proceso de revisión y reelaboración, proceso que no avanza, sin embargo, tanto
como quisiera, debido a las limitaciones que me impone el exilio en el acopio
del material pertinente. Debo agregar, también, que este trabajo de revisión y
reelaboración está planteado en el propio borrador: “El presente trabajo no
agota ni podía agotar el tema examinado, pero, en la medida en que en el futuro
podamos contar con antiguos y nuevos materiales (no consultados en esta
oportunidad por motivos ajenos a nuestra voluntad), podrá ser refundido con
nuevos datos y nuevas reflexiones”.
[2] Aragón
presenta sus argumentos como si con ellos estuviera renovando el enfoque del
estudio del PSP. Por eso, no puedo dejar de señalar que esa renovación empezó
hace mucho, y sin que él tuviera alguna participación en ello.
[3] Esta falta
absoluta de ética cobra niveles de escándalo en el grupo liquidacionista de
derecha. Gustavo Pérez, por ejemplo, tergiversó de la manera más grosera el
numeral 3 de la moción escrita por Mariátegui y aprobada por la Reunión de
Barranco, tergiversación asumida, por aquello de quien calla otorga, por todos
los liquidacionistas sin excepción, y oportunistamente ocultada por Ramón
García (ver Un artículo revelador y Ramón García y la manipulación III). El
propio García, por su parte, utilizando
algunas falacias, como es su costumbre, tergiversó deliberadamente el numeral 4
del Programa del Partido escrito por Mariátegui. Silenciando este numeral, Aragón, a
su turno, falsificó sin el menor
escrúpulo la filiación doctrinal del maestro. Naturalmente, podría traer otros
ejemplos, pero los anotados bastan para demostrar la deslealtad de los
mencionados personajes y sus copartidarios respecto a los documentos literarios
de Mariátegui.
[4] Este hecho no
invalidó ni mucho menos el proyecto original de un partido de clase bajo la
forma de partido de masas. Ni lo invalidó ni lo invalida.
[5] El carácter
de clase es la esencia del partido del proletariado, sencillamente porque su
adhesión al marxismo-leninismo está determinada por algo interno a los
militantes: su conciencia, mientras su forma de cuadros o de masas está
determinada por algo externo: las condiciones objetivas de operatividad.
El
Socialismo Heroico y Creador:
«Defensa
del Marxismo»
(Décimo Tercera Parte)
Jorge Oshiro
La voluntad colectiva: Gramsci y «La
Cuestión Meridional»
Esta consideración no era simplemente una
cuestión de táctica o estrategia política, ni mucho menos era el producto de
una decisión circunstancial. Detrás y en el fondo de esta tesis política
revolucionaria había toda una reflexión filosófica que había comenzado a
expresarse en 1916. Es necesario, por lo menos sumariamente, resaltar los
puntos más importantes de esta reflexión filosófica del joven Gramsci para
comprender adecuadamente los alcances teórico-filosóficos de «Algunos temas
sobre la cuestión meridional».
En efecto. El
primer gran artículo de Gramsci, «Socialismo y Cultura», aparece a comienzos de
1916, es decir en el momento que el joven italiano decide dedicar su vida a la
revolución, según nos cuenta su biógrafo G. Fiori. No es un azar la
preocupación gramsciana por el problema de la cultura, pues ella es uno de los
núcleos fundamentales de su pensamiento .
Para elaborar
su definición de la cultura Gramsci retoma la tesis de Novalis que dice que
"Il supremo
problema della cultura è impadronirsi del propio io trascentandale, di essere
nello stesso tempo l'io del propio io" (El problema mayor de la cultura es
apropiarse del proprio yo transcendental, de ser al mismo tiempo el yo del
proprio yo)
Al mismo tiempo retoma la vieja fórmula
griega, «Conócete a ti mismo», que Gramsci la cita a través de Solón, de
Sócrates y de Vico. Esta exigencia de identidad, de autonomía del propio
yo nos sirve de hilo conductor para
comprender su complejo pensamiento filosófico.
El punto de
partida de su pensar es el hecho que el hombre (el trabajador) no es dueño de
sí mismo, que el hombre se define inicialmente por no ser sí-mismo, por su
alienación. Como se recordará este es también el punto de partida de
Mariátegui, que se hace evidente cuando analiza la conciencia
"melancólica" de "la gente peruana". Pero este punto de
partida tenía ya una larga tradición, como fue el caso de Marx y Spinoza, a
través de los cuales vamos a interpretar a Gramsci, de la misma manera como lo
hemos hecho con Mariátegui (1).
Decíamos que
el punto de partida es el hombre alienado. Este estado de alienación lo llama
Gramsci "pigrizia": "Gli uomini sono pigri" (los hombres
son perezosos, abandonados), afirma Gramsci en la «Rivoluzione contro Il
Capitale». Y el proceso revolucionario parte de este estado. Y la cultura,
lejos de ser una mera "acumulación de conocimientos" (2), es para él
"...la
organización, disciplina del propio yo, es toma de posesión de la propia
personalidad, es conquista de una conciencia superior, por la cual se llega a
comprender el propio valor histórico, la propia función en la vida, los propios
derechos y los propios deberes".
Ahora bien. La Cultura como
"organización, la disciplina del propio yo" significa directamente la
organización de las clases subalternas, significa la superación del caos
inicial, significa la transformación del "blocco amorfo", que la
hegemonía y la dominación burguesa lo ha sumido, significa dar un orden, una
disciplina a ese "caos sociale", o mejor aún, significa que ese blocco amorfo, ese caos sociale se dé a
sí mismo un orden, una disciplina, que conquiste su propio yo, su propia
personalidad (3). Esta conquista de
la propia personalidad es la conquista del "si mismo", que a su vez implica
evidentemente el conocimiento de sí mismo:
"Conoscere
se stessi vuol dire essere se stessi, essere un elemento di ordine, ma del
proprio ordine e della propria disciplina ad un ideale".
Importante en este pasaje es la identidad
entre el conocimiento de sí mismo y el ser sí mismo Y esta identidad se da
porque el "ser" del sí mismo es "potencia" (4). Esta
identidad entre el ser y la potencia la vemos claramente en un pasaje de «La
Rivoluzione contro Il Capital». Hablando sobre el desarrollo de las masas en la
Revolución dice Gramsci:
Notas
[1] La
tradición abierta en la filosofía por Spinoza no es una línea armónica. Todo lo
contrario. Avanza por contradicciones, modificándose continuamente. Pero
permanecen dentro de un horizonte filosófico y oponiéndose, como tradición, a
la otra línea filosófica, la cartesiana.
Mientras la razón cartesiana, para
descubrir su propia actividad, convierte la Naturaleza en una entidad pasiva
(en una máquina), cuya suprema "ley" es la ley de la inercia, la
filosofía spinoziana es la primera defensa coherente y global de la Naturaleza
que es "Potencia"(conatus), es Totalidad, es Dios. Mientras
Descartes, siguiendo la tradición cristiana, hace de la Ratio un ser
"trascendente", "sobre-natural", Spinoza la integra dentro
de la Totalidad, ella es una expresión de la la Infinita potencia de la
Naturaleza. El universo spinoziano es un universo de "individuos", es
la unidad de lo viviente. Es este universo que debemos ver como telón de fondo
en la obra de Gramsci.
[2] Gramsci: "Bisogna disabitursi e smettere di
concepire la cultura como sapere enciclopedico...".
[3] Tal es la importancia de este estado inicial que nuestro autor lo va a
reiterar frecuentemente utilizando diferentes expresiones: "blocco amorfo
del popolo" (en «I Massimalisti Russi»), "caos popolo" (en «La
Rivoluzione contro Il Capital»), "materia amorfa, caos sociale" en
(«Equilibrio»), "gregge senza pastore" (en «Il nostro Marx»).
[4] En el sentido
spinoziano.(Cf.Et.I.Prop.29:"La potencia de Dios es su esencia misma").