Donald Trump no Va a
"Hacer que Regresen los Trabajos de los Estadounidenses"... Pero en
Nombre de los Trabajos de los Estadounidenses Engendrará Nuevos Horrores*
Raymond Lotta
UNA RECONOCIDA AFIRMACIÓN de Donald
Trump es que China, México, India y otros países les roban “los trabajos a los
estadounidenses”. Que esos países les roban los trabajos a ustedes,
y que él los va a hacer que regresen. Pura mentirosa y chovinista propaganda
sobre la manera en que funciona concretamente el capitalismo-imperialismo, al
servicio de un asqueroso programa imperialista. He aquí la realidad.
1. En una economía capitalista, los
trabajadores no “poseen” sus trabajos. Lo
que poseen es su capacidad de trabajar, su energía y destrezas... su fuerza
de trabajo. Pero las personas no consiguen empleo simplemente porque
quieren trabajar y tienen esa capacidad. Para sobrevivir y mantener a su
familia, tienen que venderle su fuerza de trabajo a un
capitalista. Además, los capitalistas sólo contratan a los trabajadores cuando,
y únicamente cuando, pueden utilizar y explotar de manera
rentable esa fuerza de trabajo. Cuando los capitalistas no pueden
hacerlo, las personas sufren desempleo y hambre.
Tal situación existe en vista de que
la clase capitalista posee y controla los principales medios de producción de
la sociedad: las máquinas, materias primas, fábricas, bodegas,
telecomunicaciones, etc. Además, una vez vendida la fuerza de trabajo de una
persona, ésta cumple un trabajo de acuerdo con los dictados de los capitalistas
que poseen esos medios de producción. La persona no es parte del proceso de
determinar, “Bueno, vamos a crear un sistema de transporte más seguro y
ambientalmente sustentable”. No, está bajo el control de los capitalistas.
No existen tales “trabajos de los
estadounidenses”. Una empresa como General Motors contrata a trabajadores,
despide a trabajadores, construye nuevas fábricas, cierra fábricas, renueva la
maquinaria de las fábricas y traslada fábricas, de una parte de Estados Unidos
a otra y a diferentes partes del mundo. Lo que impulsa este proceso es el afán
de ganancias y aún más ganancias, y la competencia para reducir costos y
obtener participaciones del mercado. Los trabajos no llevan etiquetas
con el nombre del trabajador. Bajo el capitalismo, una persona no posee un
trabajo y no tiene ningún derecho a un trabajo, mucho menos un trabajo con
sentido que sirva al mejoramiento de la humanidad.
2. He aquí un hecho: en los últimos 30
años en Estados Unidos han venido desapareciendo los trabajos con paga digna
para la gente en la industria manufacturera y otras industrias que no tiene
tanta capacitación. Hoy hay 5
millones menos trabajos manufactureros en Estados Unidos que en 1995, lo
que no se debe a que cierto trabajador chino o inmigrante indocumentado
decidiera “robarle” un trabajo a un trabajador estadounidense o a que Estados
Unidos tuviera “negociadores comerciales ineptos”. No. Se debe a los
imperativos de la producción para generar ganancias.
- Debido a la intensa competencia en el
mercado mundial, las empresas estadounidenses han trasladado fábricas a
otras partes del mundo; además, han subcontratado la producción a
fabricantes de bajo costo que operan en países como China y México. De esa forma, Wal-Mart consigue
la mayor parte de lo que vende. Esa producción de ultramar es sumamente
rentable para el capital de Estados Unidos: los salarios son más bajos;
someten a los trabajadores a horas agotadoras y una disciplina
penitenciaria (en China, las trabajadoras jóvenes con frecuencia viven en
los complejos fabriles); y es más laxa la reglamentación, como las normas
ambientales (China tiene las ciudades grandes e importantes ríos más
contaminados del mundo). Para repetir, lo anterior es sumamente rentable.
Por cada iPhone hecho en China y que se vende a cientos de dólares en
Estados Unidos, sólo unos $6 permanecen en China; el resto va a Apple y
sus afiliadas.
- La globalización de la producción y
las finanzas es una parte integral de la estructura y funcionamiento del
capitalismo-imperialismo contemporáneo y es un eslabón central de la
fuerza económica de Estados Unidos. Los acuerdos comerciales como el TLCAN
con México y Canadá están a su servicio. Donald Trump ni tiene por objeto
ni podría, aunque quisiera, deshacer la globalización sin poner en peligro
la rentabilidad del sistema.
- Se han perdido más trabajos en Estados
Unidos debido a la tecnología, la automatización y las nuevas técnicas de
producción que a la globalización. El
mercado mundial altamente competitivo impulsa a los capitalistas a
aumentar la producción y la eficiencia. Lo hacen recortando trabajos,
reduciendo costos de diverso rubro, aumentando la disciplina sobre los
trabajadores a fin de incrementar la producción, etc. La forma principal
en que el capitalismo opera para aumentar la productividad es la de
reemplazar el trabajo humano con máquinas, robots y nuevas técnicas. En
Estados Unidos desde 1995, han desaparecido millones de trabajos
fabriles, pero se ha duplicado la
producción manufacturera sobre la base de una fuerza de trabajo
drásticamente reducida.
He aquí el meollo del asunto. Donald
Trump puede deshacerse de todos los acuerdos comerciales que quiera. Pero no es
posible hacer que la inmensa mayoría de los trabajos que se han perdido desde
1980 regresen desde China, México ni ninguna otra parte. No es posible hacer
que regresen dado que ya no existen. Decir que es posible hacer que
esos trabajos regresen sería como si dijéramos: “Vamos a hacer que los trabajos
agrícolas regresen a Estados Unidos” y volver a la época en que un tercio de la
población estadounidense trabajaba en el campo. Esos trabajos se han ido, los
han reemplazado los tractores y tecnología agrícola de diverso tipo.
3. Bajo el estandarte de un virulento
chovinismo de “Estados Unidos número uno” y al servicio de una agenda
imperialista más grande, el fascista Trump podría tomar ciertas medidas y
adoptar ciertas políticas que podrían incrementar los trabajos en Estados
Unidos... a un horrible costo para la humanidad y el planeta.
- Trump podría acelerar la
producción militar, y ya ha anunciado su intención de hacerlo (tal
como lo hizo Hitler después de llegar al poder). Nuevos
trabajos... como subproducto de ampliar masivamente y actualizar lo que ya
es el mayor arsenal militar de muerte y destrucción en la historia de la
humanidad, que ya lleva a cabo múltiples guerras y que ya tiene
el potencial de destruir el planeta varias veces.
- Como ya ha dicho que hará, Trump
podría triturar las protecciones y normas ambientales
que sí existen en Estados Unidos y retirarse de los acuerdos climáticos
internacionales, y abrir las tierras públicas a más excavación de
petróleo y gas natural y más fracturación hidráulica, el desmonte de
bosques; y podría hacer adoptar subsidios para aumentar la producción de
carbón. Sí, la aceleración de la destrucción de la naturaleza y
del hábitat de los animales y el calentamiento del planeta podrían crear
más trabajos. Y por si acaso usted no haya estado prestando
atención: cuando Trump pide inversiones en la infraestructura, no pide que
Estados Unidos se aleje del uso de combustibles fósiles.
- Trump está dispuesto a librar guerras
comerciales a fin de hacer valer los intereses económicos y estratégicos
de Estados Unidos. Ha
anunciado su intención de aplicar presión económica sobre China y México.
Ha pedido que se apliquen aranceles a los productos que Estados
Unidos importa de ésos y de otros países (un arancel es una
especie de impuesto sobre la venta de los productos fabricados en otros
países, mismo que los hace más caros). La reducción del volumen de
productos provenientes de China, por ejemplo, podría beneficiar
temporalmente a algunos fabricantes capitalistas en Estados Unidos. Es
posible que el aumento de las ventas conduzca a la contratación de más
trabajadores.
Pero es probable que esos países que
Trump tiene en la mira, especialmente China, el mayor socio comercial de
Estados Unidos, tomen represalias aplicando sus propios aranceles. Los
capitalistas estadounidenses no tendrían posibilidades de vender tanto de lo
que exportan al mercado increíblemente lucrativo y creciente de China (dado que
los productos estadounidenses se encarecerían y perderían competitividad), lo
que conduciría a despidos de trabajadores en Estados Unidos. La producción en
otros países podriá desacelerarse y podrían estallar más guerras comerciales,
lo que conduciría a una espiral descensional de actividad económica. Además,
las crecientes tensiones comerciales podrían impulsar conflictos militares, lo
que sí ha sucedido en la historia del capitalismo.
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El presente sistema impulsa a los
capitalistas estadounidenses a recorrer el mundo a fin de explotar la mano de
obra, dominar mercados y saquear recursos en una competencia despiadada con
otros capitalistas. Una enorme violencia militar respalda y refuerza el
presente sistema imperialista-capitalista. Este sistema depredador crea miseria
y sufrimiento para miles de millones de personas en todo el mundo y está
destruyendo el planeta. Donald Trump es su encarnación extrema en tiempos
extremos.
(*) 20 de noviembre de 2016,
Periódico Revolución. revcom.us
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