Política
Notas Sobre la Creación Heroica de Mariátegui
Eduardo Ibarra
I
En su famoso editorial Aniversario y balance, José Carlos Mariátegui
escribió estas palabras de permanente vigencia: “No queremos, ciertamente, que
el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos
que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al
socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una nueva generación” (1).
Esta afirmación data de setiembre de 1928 y, a más de su
valor general, tiene un valor particular para el Perú. Pero ya en 1923 (sin
haberse determinado el mes, pero en todo caso antes de setiembre de dicho año),
en un debate con César Falcón, el maestro se había referido a las
“características peculiares del medio peruano” (2), al objeto, sin duda, de
plantear la necesidad de tener tales características como blanco del método
marxista. Después, en julio de 1925, llamó a aplicar “un método científico al
examen de los problemas peruanos” (3), con
lo que se refirió a la aplicación del marxismo a nuestra realidad. Por
eso señaló posteriormente: “Hace año y medio que propuse la organización de una
especie de seminario de estudios económicos y sociológicos que se proponga, en
primer término, la aplicación del método marxista al conocimiento y definición
de los problemas del Perú” (4).
Así, pues, desde muy temprano, Mariátegui tuvo clara la
necesidad de aplicar creadoramente el marxismo a las condiciones particulares
del Perú.
En su hoja de
vida Del autor, dejó señalado que su trato “… con los tópicos
nacionales no es, como algunos creen, posterior a su regreso a Europa. Es
evidente que en Europa se ocupó particularmente en estudios de política,
economía, sociología, filosofía, etc. De su viaje data su asimilación al
marxismo. Pero no hay que olvidar que a los 14 ó 15 años empezó a trabajar en
el periodismo y que, por consiguiente, a partir de esa edad tuvo contacto con
los acontecimientos y cosas del Perú, aunque carecía, para enjuiciarlos, de
puntos de vista sistemáticos” (5).
Pero ya en su carta del 10 de enero de 1928 a su amigo
Samuel Glusberg, había precisado: “A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes,
conferencias en la Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular,
artículos, etc., expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de
investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista” (6).
Es claro, por tanto, que Mariátegui inició su trabajo de
investigación de la realidad peruana conforme al método marxista en el año
1923. Pero, entonces, ¿cuál es la primera expresión de este trabajo?
A nuestro modo de ver, es la conferencia La crisis
mundial y el proletariado peruano, sustentada el 15 de junio de 1923 en la
Universidad Popular González Prada.
Entre otras cosas, en dicha conferencia Mariátegui planteó
las siguientes cuestiones: 1) el proletariado necesita, ahora como nunca,
saber lo que pasa en el mundo; 2) por tanto es necesario difundir en el
proletariado el conocimiento de la crisis mundial, presentar al pueblo la
realidad contemporánea, explicar al pueblo que está viviendo una de las horas
más trascendentales y grandes de la historia, contagiar al pueblo de la fecunda
inquietud que agita actualmente a los demás pueblos civilizados del mundo;
3) en este propósito es necesaria una prensa docente que siga con atención,
con inteligencia y con filiación ideológica el desarrollo de esta gran crisis;
4) en este mismo propósito hacen falta maestros universitarios, del tipo de
José Ingenieros, capaces de apasionarse por las ideas de renovación que
actualmente transforman el mundo; 5) hacen falta asimismo grupos
socialistas y sindicalistas, dueños de instrumentos propios de cultura popular,
y en aptitud, por tanto, de interesar al pueblo por el estudio de la
crisis; 6) el internacionalismo no es sólo un ideal; es una realidad
histórica. El progreso hace que los intereses, las ideas, las costumbres, los
regímenes de los pueblos se unifiquen y se confundan. El Perú, como los demás
pueblos americanos, no está fuera de la crisis; está dentro de ella; 7) aquí
se conoce un poco la literatura clásica del socialismo y del sindicalismo; no
se conoce la nueva literatura revolucionaria. La cultura revolucionaria es aquí
una cultura clásica, además de ser una cultura muy incipiente, muy inorgánica, muy
desordenada, muy incompleta Toda esa
literatura socialista y sindicalista está en revisión. Y esta revisión no es
una revisión impuesta por el capricho de los teóricos, sino por la fuerza de
los hechos. Esa literatura, por consiguiente, no puede ser usada hoy sin
beneficio de inventario; 8) el campo proletario no está ya dividido en
socialistas y sindicalistas; sino en reformistas y revolucionario. Una parte
del socialismo se ha afirmado en su orientación social-democrática,
colaboracionista; la otra parte ha seguido una orientación
anti-colaboracionista, revolucionaria. Y esta parte del socialismo es la que,
para diferenciarse netamente de la primera, ha adoptado el nombre de comunismo;
9) aquí, como en Europa, los proletarios tienen, pues, que dividirse no en
sindicalistas y socialistas –clasificación anacrónica– sino en
colaboracionistas y anticolaboracionistas, en reformistas y maximalistas;
10) yo participo de la opinión de los que creen que la humanidad vive un
período revolucionario. Y estoy convencido del próximo ocaso de todas las tesis
social-democráticas, de todas las tesis reformistas, de todas las tesis
evolucionistas.
La conferencia que comentamos es, pues, un diagnóstico de
las características peculiares del medio peruano en lo tocante a la
situación ideológica y política de las clases trabajadoras en la primera mitad
de la década de 1920 y, al mismo tiempo, un verdadero programa de acción, cuya
realización el maestro no concebía como una labor individual, sino como la obra
de un movimiento. En consecuencia, puede decirse que ese diagnóstico y ese
programa son ya la aplicación del método marxista a la investigación de la
realidad peruana.
Esta labor de investigación cobró posteriormente sus
jalones más importantes en los artículos Lo nacional y lo exótico (noviembre
de 1924), Hacia el estudio de los problemas peruanos y Un programa de
estudios económicos y sociales (del 10 y 17 de julio de 1925
respectivamente), El problema primario del Perú (diciembre de 1924), El
hecho económico en la historia peruana (agosto de 1925), El rostro y el
alma del Tawantisuyu (setiembre de 1925), El progreso nacional y el
capital humano (apartado I) (octubre 1925), Nacionalismo y vanguardismo
(27 de noviembre y 4 de diciembre de 1925), Economía nacional (enero de 1926),
Principios de política agraria nacional (julio de 1927), y La
tradición nacional (diciembre de 1927), algunos de los cuales, como es de
conocimiento general, fueron en parte incorporados a 7 Ensayos, la obra
magna de Mariátegui.
Ciertamente entre la labor de difusión en el pueblo
peruano del conocimiento marxista de la situación mundial y la investigación de
la realidad nacional conforme al método de Marx, existe una evidente relación
orgánica, explicada por el propio maestro: “Tenemos el deber de no ignorar la
realidad nacional; pero tenemos también el derecho de no ignorar la realidad
mundial. El Perú es un fragmento de un mundo que sigue una trayectoria
solidaria”. “Los viejos pueblos orientales a pesar de las raíces milenarias de
sus instituciones, no se clausuran, no se aíslan. No se sienten independientes
de la historia europea”. “Así se comportan antiguas naciones poseedoras de
formas políticas, sociales y religiosas propias y fisonómicas. ¿Cómo podrá, por
consiguiente el Perú, que no ha cumplido aún su proceso de formación nacional,
aislarse de las ideas y las emociones europeas? Un pueblo con voluntad de
renovación y de crecimiento no puede clausurarse. Las relaciones
internacionales de la inteligencia tienen que ser, por fuerza, librecambistas.
Ninguna idea que fructifica, ninguna idea que se aclimata, es una idea exótica.
La propagación de una idea no es culpa de sus asertores; es culpa o es mérito
de la historia. No es romántico pretender adaptar el Perú a una realidad nueva.
Más romántico es querer negar esa realidad acusándola de concomitancias con la
realidad extranjera” (7).
Es claro, pues, que, en la obra de Mariátegui, la
literatura sobre tópicos internacionales escrita antes del 15 de junio de 1923,
es inseparable de su teoría de la realidad nacional, pues ambos planos de su
creación teórica tienen la misma finalidad de dotar al proletariado y al pueblo
peruano en general de la necesaria conciencia de clase, premisa de su
emancipación política y económica.
En consecuencia, en un marco general, la Creación Heroica
de Mariátegui comienza con el primer artículo que expresa su conciencia
marxista. Pero, entonces, ¿cuál es este artículo? Evidentemente, el tratamiento
de esta cuestión no es tarea de fácil esclarecimiento
Por cuanto Mariátegui señaló que de su viaje a Europa
data su asimilación al marxismo, es lógico suponer que los artículos reunidos
en el tomo 15 de sus Obras Completas, bajo el título Cartas de Italia,
pueden dar respuesta al interrogante.
¿Cuál, pues, de los 53 artículos que componen el
mencionado tomo desde su décima primera edición, 1991, expresa su adhesión al
marxismo? ¿Cuál de esos artículos es el inicio de su labor de difusión en
nuestro pueblo del conocimiento marxista de la situación mundial, labor que
continuó con otros artículos que forman el mismo tomo 15 y, naturalmente, con
aquellos otros que forman La escena contemporánea y los tomos 3
(específicamente La emoción de nuestro tiempo), 8, 12, 16, 17 y 18 de
sus Obras, para mencionar únicamente los textos básicos sobre el tema?
II
Así como el paso de Marx y Engels del idealismo y la democracia
revolucionaria al materialismo dialéctico y al comunismo científico fue un
proceso que duró aproximadamente diez años (desde finales de la década de 1830
hasta finales de la década siguiente), y que concluye con los libros Miseria
de la Filosofía y el Manifiesto del Partido Comunista que,
según señaló Lenin, representan el marxismo maduro (es decir el marxismo con
sus partes fundidas en una concepción integral del mundo), el paso de
Mariátegui del socialismo a lo Araquistain (“criticismo socializante”) al
socialismo marxista (“método fundamentalmente dialéctico”) fue también un
proceso, el cual, como se sabe, cubrió aproximadamente dos años: de mediados de
1918 a mediados
de 1920.
Mariátegui experimentó el desarrollo de la lucha de
clases en Italia y, en general, en la Europa posterior a la guerra de 1914-1918
y, al mismo tiempo, siguió con especial atención el proceso del socialismo
italiano y, en general, del socialismo europeo en ese mismo período.
Precisamente la asimilación de estos dos hechos determinó su paso definitivo al
marxismo, cosa que ocurrió en algún momento de la segunda mitad de 1920. Es
claro que es misión imposible datar el hecho con exactitud matemática, pero en
enero de 1921 Mariátegui participa como periodista en el Congreso de Livorno
del Partido Socialista Italiano y adhiere a la minoría que constituirá el
Partido Comunista. Lo que importa, sin embargo, en las presentes notas, es
identificar el escrito que expresa la adhesión de Mariátegui al marxismo.
A nuestro modo de ver, el artículo El cisma del
socialismo, escrito en marzo de 1921 y publicado en El Tiempo el 12
de junio del mismo año, expresa la asunción del marxismo por Mariátegui. Y no
por el tema del artículo, sino por el punto de vista adoptado para su
tratamiento, aunque no sea menos cierto que el tema facilitó la expresión del
punto de vista marxista.
En el artículo Las fuerzas socialistas italianas,
escrito en abril de 1920, Mariátegui, refiriéndose a las dos facciones de esas
fuerzas, la minimalista y la maximalista (para decirlo en términos que durante
un tiempo utilizó el maestro para distinguir reformismo de revolucionarismo),
escribió estos conceptos: “una parte del Partido Socialista no cree en la
posibilidad de la revolución inmediata. Más aún. No cree en la capacidad del
proletariado actual para asumir el poder. Y juzga que hay que ocuparse de
crearle esta capacidad. Y que hay que utilizar la fuerza parlamentaria del
socialismo. Los ciento cincuenta y seis votos socialistas pueden servir para
muchas reformas urgentes. Para todas aquellas reformas a las cuales no negarían
su voto otros grupos de la izquierda parlamentaria. En tanto, otra parte del
Partido Socialista, la parte extremista, cree en la posibilidad de la
revolución. Juzga necesario que la acción del Partido se reduzca a organizarla,
a precipitarla. Estima que el Partido debe reservar su labor constructiva para
cuando el poder esté íntegramente en manos del proletariado. Que no proceder
así es retardar la revolución y colaborar con la burguesía” (8).
Es importante poner atención en este razonamiento de
Mariátegui, pues la distinción que hace de las tendencias en el socialismo
italiano en función de la posición de cada una de ellas ante el poder político
de la burguesía, le permite diferenciar el reformismo del revolucionarismo.
Esta concepción es genéricamente clasista, pero no está todavía marxistamente
definida. Por eso, en el artículo La Sociedad de las Naciones, escrito
en mayo del mismo año, es decir, aproximadamente un mes después del citado
anteriormente, escribió que “El proletariado socialista lucha por una
‘internacional’ de clase, por una internacional netamente proletaria. Llámese
segunda o tercera internacional, llámese de Ginebra o de Moscú, la
internacional obrera es fundamentalmente una sola” (9).
En cambio, en el artículo El cisma del socialismo,
Mariátegui ha tomado ya una posición netamente marxista: “no existe sino un
partido efectivamente maximalista: el partido de Bombacci, de Bordiga, de
Graziadei. El partido que se ha separado del socialismo oficial en el Congreso
de Livorno a causa de que la mayoría del socialismo oficial quería suscribir el
programa de Moscú con varias reservas escritas y demasiadas reservas mentales”.
“La fracción derechista diferenciándose de las demás fracciones derechistas
europeas, no estaba con la Segunda Internacional. Verbalmente, lo mismo que
la fracción centrista, estaba con la Internacional de Moscú. Pero realmente la
adhesión de ambas al maximalismo, no era sino retórica, tal vez, más que de que
resintiesen con la
Tercera Internacional, de que no se sentían con la Segunda”. “La división ha
sido, por esto, inevitable y necesaria”. “El Partido Comunista, entre tanto, ha
recogido el programa maximalista adoptado por la mayoría socialista hace dos
años en el Congreso de Boloña y abandonado ayer en el Congreso de Livorno.
Obediente a ese programa, el Partido Comunista trabaja exclusivamente por la
revolución y para la revolución. Esta preparación para la revolución no es como
se comprende, una preparación material. Es una preparación principalmente
espiritual” (10).
El artículo El cisma del socialismo expresa, pues,
el paso de Mariátegui del socialismo no
marxista al socialismo marxista, es decir, el inicio de su teorización
marxista, el principio de su análisis de la realidad conforme al método
marxista, el punto de partida de su Creación Heroica.
III
Evidentemente, 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana
es la obra magna de Mariátegui, aunque en puridad de verdad lo es a la par con
el libro “perdido” Ideología y Política, que es “la exposición de sus
puntos de vista sobre la Revolución Socialista en el Perú y la crítica del
desenvolvimiento político y social del país y, bajo este aspecto, la
continuación de la obra cuyos primeros jalones son los ‘7 Ensayos’” (y del cual
tenemos, en cierto grado, un sucedáneo en el tomo 13 de sus Obras Completas),
pues ambos forman el binomio básico-fundamental para la
interpretación-transformación de la realidad peruana.
Pero el primer escrito más tarde incorporado a 7
Ensayos, titulado Abraham Valdelomar y el movimiento colónida, fue
publicado en Mundial el 9 de diciembre de 1924, es decir casi cuatro años
antes de aparecer la obra magna de Mariátegui. Y, como ha quedado sentado, el
primer escrito manifiestamente marxista de Mariátegui es el artículo El
cisma del socialismo, escrito en marzo de 1921.
Por otro lado, el pensamiento de Mariátegui se materializó
organizativamente no sólo en el Partido Socialista, sino también en la
Confederación General de Trabajadores.
Estas sencillas constataciones (una relativa a la teoría
mariateguiana y otra a la materialización organizativa de esta teoría), demuestran
fehacientemente que la Creación Heroica de Mariátegui no se limita ni puede ser
limitada a los 7 Ensayos y a la fundación del Partido Socialista, aunque
tanto aquella creación teórica como esta realización organizativa sean sin
discusión lo fundamental de la misma.
Como es de conocimiento general, el Partido Socialista
del Perú fue fundado el 7 de octubre de 1928 y la primera edición de 7
ensayos de interpretación de la realidad peruana vio la luz en
noviembre del mismo año. Esto quiere decir que en octubre-noviembre del
presente se cumple el 80 aniversario de uno y otro acontecimiento. Y, concretamente,
son estos dos acontecimientos los que hay que celebrar.
Pero hay quienes fechan el inicio de la Creación Heroica
de Mariátegui en octubre-noviembre de 1928. Esto, por cierto, es un error de bulto, pues no es el
caso que las aludidas personas se sirvan de la fundación del Partido Socialista
del Perú y de la primera edición de los 7 Ensayos para celebrar la
Creación Heroica de Mariátegui, sino que, al fechar el inicio de esta Creación
en octubre-noviembre de 1928, dejan por fuera de la misma toda la obra
mariateguiana anterior a tales meses de dicho año (con excepción, claro está,
de los trabajos que finalmente hicieron parte de 7 Ensayos), reduciendo así el contenido de la Creación Heroica del
maestro (11).
Por Creación Heroica
de Mariátegui hay que entender toda su Producción Marxista, que, obviamente, tiene como Contenido Medular la aplicación del método
marxista a la definición de la realidad peruana. Por tanto, es un hecho que
dicha Creación tiene su partida de nacimiento en marzo 1921, con la escritura
del artículo El cisma del socialismo.
Con la escritura de este artículo, pues, y no con su
publicación el 12 de junio en El Tiempo, exactamente como puede
reconocerse que, como concepción integral del mundo, el marxismo surgió entre
noviembre de 1845 y abril de 1846 con la escritura de La ideología alemana,
libro que se mantuvo inédito hasta 1932.
El aniversario del Partido Socialista del Perú se celebra
el día de su fundación y el aniversario de 7 Ensayos el mes de su
primera edición. Esto es completamente evidente y, por tanto, es justo también
celebrar el aniversario de la Creación Heroica de Mariátegui en la fecha de su
inicio. En consecuencia, esta Creación cumple este año su 87 Aniversario.
Notas:
[1] T.13, p.249.
[2] Anuario Mariateguiano, Nº1, p.3.
[3] T.11, p.55.
[4] La organización del
proletariado, p.150.
[5] T .13, p.16.
[6] Correspondencia, t.II, p.331.
[7] T.11, pp.27 y 28.
[8] T.15, p.73.
[9] Ibídem, p.80.
[10] Ibídem, pp.127, 128 y 129.
[11] Después, quienes así procedían, han asumido la idea de que el inicio
de la Creación Heroica de Mariátegui es el 22 de junio de 1918, fecha de
aparición de la revista Nuestra Época.
Este bandazo demuestra que han pasado de la negación de buena parte del
contenido de dicha Creación a la dilución de su contenido marxista en los
marcos del socialismo en general.
*El
presente artículo fue escrito el 19.01.08, y es parte del libro La Creación Heroica de Mariátegui y el
Socialismo Peruano. Planteamiento de
la Cuestión. Para su republicación en CREACIÓN HEROICA, el autor ha
eliminado algunas referencias a cuestiones circunstanciales y ha hecho algunas
correcciones de estilo, así como agregado una nota de pie de página. (El Comité
de Redacción).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.