Nota:
Publicamos el siguiente
artículo, no sin mencionar que la postura del autor es socialdemócrata, y que
lo que llama izquierda es el socialismo domesticado. Hace bien el autor en
indicar que la de Lula, como la de sus partidos hermanos, es una tendencia
progresista. La postura de Lula es la de aceptar el sistema de trabajo
asalariado, sin entender que contra lo que él lucha es únicamente contra los
efectos del desenvolvimiento del capitalismo.
Sin embargo, su publicación
es necesaria, porque expresa el sentimiento de millones de brasileños, gran
parte de ellos de sectores populares, que han expresado en las urnas su rechazo
al neoliberalismo.
Comité de Redacción.
02.11.2022.
Ganó
Lula: Respira el Continente*
Por Carlos Flanagan | 02/11/2022 | Brasil
En este artículo el autor
analiza el triunfo electoral de Lula y el discurso de la victoria que pronunció
el 30 de octubre de 2022.
En el día de ayer [NdE.-
este artículo fue remitido el día 31 de octubre de 2022] se llevó a cabo la
segunda vuelta de la elección presidencial en Brasil.
Si bien -dada su enorme
dimensión geográfica y económica, la mayor de América Latina–, las instancias
electorales brasileñas siempre revisten una gran importancia para nuestro
continente, la de ayer era fundamental por el carácter de las dos opciones en
juego.
Se trataba ni más ni menos
que del enfrentamiento dramático entre dos proyectos antagónicos de país.
Por un lado el del PT
buscando un tercer mandato presidencial de Lula que asegurara el retorno a un
gobierno democrático y participativo.
Cuando Lula terminó su
segundo mandato consecutivo en el año 2010 tenía un índice de popularidad
superior al 80%, luego de haber logrado sacar de la pobreza a 32 millones de
personas con la aplicación de planes sociales como el “fome zero”
(hambre cero).
Este programa –el mayor
realizado en la historia del país- fue coordinado por el ministerio de
Desarrollo Social y Agrario.
Consistió en una estrategia
para garantizar el derecho a la alimentación básica; entre otras cosas con la
construcción de restaurantes populares, la asistencia a las familias más pobres
mediante la tarjeta “Bolsa Família” y un sistema de microcréditos, la
educación de buenas prácticas alimentarias y distribución de vitaminas y otros
complementos.
Se amplió el acceso efectivo
a la educación, se redujo el desempleo al 4% y se logró una tasa de crecimiento
económico promedio en el período del 4%.
Por el lado opuesto la
posible extensión por un segundo período del régimen autoritario
ultraderechista presidido por Jair Bolsonaro. Durante su mandato agrandó aún
más la desigualdad social. Hoy Brasil vuelve a tener 33 millones de pobres
afectados por el hambre.
Durante la pandemia, mantuvo
una postura negacionista de la covid-19 a la que llamó irónicamente “uma
gripezinha”, que terminó causando al presente más de 688.000 muertes;
ocupando por ello Brasil el segundo lugar en el mundo.
Las cifras reales y las
encuestas
Esta segunda vuelta se
convirtió en la mayor elección en la historia de Brasil. Votaron 124.252.796
ciudadanos (en la primera vuelta lo habían hecho 123.682.372) sobre un total
posible de 156.454.011.
Según el TSE, a las 00:18
horas del 31 de octubre, con el 100% de circuitos escrutados, Lula triunfó con
el 50,90% (60.345.999 votos) sobre Bolsonaro que obtuvo el 49.10% (58.206.354
votos). O sea, una diferencia porcentual de 1,8 puntos y de 2.139.645 votos.
Al igual que en la primera
vuelta, las encuestadoras volvieron a equivocarse en sus porcentajes de ventaja
de Lula sobre Bolsonaro. La última de Data Folha del día jueves 27 daba un 49%
para Lula y un 45% para Bolsonaro.
Tal vez pesaron en sus
valoraciones los apoyos a Lula para la segunda vuelta, expresados por la
candidata y el candidato de primera vuelta Simone Tebet del MDB (4.16% y
4.915.423 votos) y Ciro Gomes del PDT (3.04% y 3.599.287 votos)
respectivamente.
Sin embargo, nuevamente
Bolsonaro superó en su votación a los cálculos previos.
Si comparamos la cantidad de
votos de cada candidato en la segunda vuelta respecto a la primera, tenemos que
Lula aumentó 3.086.495 votos y Bolsonaro 7.134.009.
En definitiva su aumento más
que duplicó al de Lula y terminó perdiendo por un estrecho margen.
Los desafíos para Lula
Ya su primer discurso, leído
luego del triunfo, tuvo el meditado carácter de un estadista que es consciente
de la compleja e inestable situación social y política del país que deberá
gobernar en los próximos cuatro años.
Comenzó agradeciendo a Dios,
que “fue muy generoso conmigo al permitir que yo saliese de donde salí para
llegar donde llegué”.
Agradeció a todo el pueblo
brasileño que concurrió a las urnas y en especial felicitó a quienes lo
votaron.
Asimismo recordó el terrible
acoso del que fuera objeto, que incluyera estar preso por 580 días con el
objetivo de destruirlo no solo políticamente, coartando la posibilidad de que
fuera candidato en las elecciones del 2018, sino además como individuo: “intentaron
enterrarme vivo y estoy aquí para gobernar este país en una situación muy
difícil, pero tengo fe en Dios que con la ayuda del pueblo vamos a encontrar
una salida para que el país vuelva a vivir democráticamente y pueda restablecer
la paz entre las familias”.
“Llegamos al final de una
de las más importantes elecciones de una historia, que colocó frente a frente
dos proyectos opuestos de país y que hoy tiene un único y gran vencedor: el
pueblo brasileño”.
Enfatizó que “ésta no es
una victoria mía ni del PT, es la victoria de un inmenso movimiento democrático
que se formó encima de los partidos políticos, de los intereses personales y de
las ideologías para que la democracia saliese vencedora”.
“La mayoría del pueblo
dejó en claro que haya más y no menos democracia, y que haya más y no menos
respeto entre brasileños; y más y no menos libertad en nuestro país”.
“El pueblo quiere vivir bien,
comer bien, quiere empleo, un salario justo, salud y educación, políticas
públicas, libertad. Quiere libros, en vez de armas. El pueblo quiere tener de
vuelta la esperanza”.
Para luego dejar en claro su
concepto de democracia: “Así entiendo la democracia, no apenas como la
palabra bonita inscrita en la ley. Fue esa democracia en sentido más amplio de
la palabra que el pueblo brasileño escogió hoy en las urnas; a esta democracia
que vamos a buscar construir en cada día de nuestro gobierno, con crecimiento
económico repartido entre toda la población”.
Recalcó que habrá que
enfrentar al racismo, para que todos tengan los mismos derechos, “para
construir un Brasil igualitario, cuya prioridad sea las personas que más
necesitan”.
Planteó que tiene ante sí un
inmenso desafío: “es preciso reconstruir este país en todas sus dimensiones,
en política, economía, en la armonía institucional y las relaciones
internacionales y en el cuidado con los más necesitados. Esta bandera no
pertenece a nadie, solo al pueblo brasileño”.
Expresó que el compromiso
número uno de su gobierno será acabar con el hambre otra vez y el de volver a
asegurar que todo brasileño pueda desayunar, almorzar y cenar todos los días;
como tampoco aceptar como normal que familias enteras sean obligadas a dormir
en las calles.
Afirmó que Brasil volverá a
tener protagonismo internacional, “que es demasiado grande para ser relegado
al triste papel de paria del mundo. Vamos a reconquistar la credibilidad,
previsibilidad y estabilidad para que inversores extranjeros retomen la
confianza en el país”.
“Queremos un comercio
internacional más justo, retomar la sociedad con Estados Unidos y la Unión
Europea. Vamos a reindustrializar Brasil”.
Mencionó expresamente, al
igual que lo hiciera el presidente Petro en su discurso ante la ONU, la
necesidad de defender los recursos de la selva amazónica:
“Brasil está listo para
retomar su protagonismo en la lucha contra el cambio climático. Brasil y el
planeta precisan de una amazonia viva. Vamos a retomar el monitoreo y
vigilancia del amazonas y combatir cualquier actividad ilegal porque queremos
la pacificación ambiental”.
Abogó por la imperiosa
necesidad de mantener el diálogo a todos los niveles: “Este país necesita
reencontrarse consigo. Vamos a restablecer el diálogo en este país, con el
poder legislativo y judicial. Reconstruir la armonía republicana entre los tres
poderes. Nadie, absolutamente nadie, está por encima de la constitución, nadie
tiene derecho de ignorarla”.
“Las grandes decisiones
políticas que impactan la vida de 215 millones no será tomadas en secreto, en
la oscuridad de la noche, sino con el diálogo con la sociedad. Que nadie dude
de la fuerza de la palabra cuando se trata de buscar el entendimiento y el bien
común”.
No faltó un velado mensaje a
las religiones pentecostales, sostén de las posturas de derecha recalcitrantes
de Bolsonaro: “Voy a precisar de todos los partidos políticos, trabajadores,
empresarios, parlamentarios, alcaldes, gente de todas las religiones. Todos
juntos seremos capaz de construir un país del tamaño de nuestros sueños”.
Finalizó su discurso con un
llamado a luchar por la paz, la esperanza y el amor:
“Vamos a trabajar sin
descanso donde el amor prevalezca sobre el odio, la verdad sobre la mentira”.
“Creo que la más
importante virtud de un gobernante será siempre el amor por su país y su
pueblo. No faltará amor en este país, viviremos un nuevo tiempo de paz, amor y
esperanza. Un tiempo donde el pueblo tiene un nuevo derecho de soñar”.
“Nuestra lucha no empieza
y no termina con la elección, nuestra lucha por un país justo donde todos
puedan comer, estudiar, será una lucha hasta el fin de nuestra vida”.
Algunas conclusiones
preliminares
En primer lugar con este
triunfo de Lula sentimos un gran alivio.
Este triunfo de la
democracia sobre la concepción autoritaria de ultraderecha en Brasil y el de
Gustavo Petro en Colombia, después de 240 años de gobiernos conservadores,
estarían confirmando que podríamos estar ante un nuevo ciclo progresista en
nuestra región.
Es una gran tarea para la
izquierda y el progresismo enmendar errores y superar insuficiencias del ciclo
anterior e ir conformando entre todos una nueva hoja de ruta que sumará a los
existentes, nuevos temas de agenda como la lucha contra el patriarcalismo, los
derechos sexuales y reproductivos, la preservación del medio ambiente y el
inicio de un auténtico proceso de integración regional que deberá ir mucho más
allá de los discursos y buenas intenciones.
Es el gran desafío de
cambiar entre todos nuestra forma de pensar y actuar, dando un sustantivo salto
en calidad que nos permita pasar de la hasta ahora “lógica del Estado nación”
a la del necesario “Estado región” con el que podamos pesar como bloque
en el mundo.
Para ello no bastará
solamente revitalizar las esferas institucionales existentes, como por ejemplo
la UNASUR o la CELAC; sino comenzar a coordinar y complementar nuestras
producciones materiales en aras de abastecer a nuestras poblaciones así como
lograr ser competitivos como bloque comercial en el mundo.
En este sentido Lula puede
ser, por su trayectoria y su estatura política -y ojalá lo sea–, el factor fundamental
que consolide la necesaria coordinación regional en este posible nuevo ciclo
progresista continental.
Rebelión ha publicado este
artículo con el permiso del autor mediante una licencia
de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras
fuentes.
__________
(*) Tomado de https://rebelion.org/gano-lula-respira-el-continente/
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