Lineamientos programáticos
La Cuestión de la Ecología en el Programa General del Partido
Eduardo Ibarra
EL PRESENTE ARTÍCULO no tiene por propósito exponer la vasta cuestión de la ecología ni mucho menos, sino únicamente plantear la idea fundamental de que la construcción del socialismo tiene lugar en determinadas condiciones del sistema hombre-naturaleza, pues, como señaló Engels, “la naturaleza y la historia son dos elementos integrantes del medio en el que vivimos, actuamos y nos manifestamos.”
La génesis del hombre fue un proceso de destacamiento de
la naturaleza de una forma altamente organizada de estructura biológica como es
el hombre; es decir, de un ser racional cuya aparición significó la separación
entre lo humano y lo natural, y, en consecuencia, entre lo artificial (lo
técnico) y lo natural. Es precisamente sobre este terreno que surgieron la
cuestión fundamental de la filosofía (el problema de qué es primero: si la
materia o el pensamiento) y las dos líneas de su resolución (materialismo e
idealismo). En otras palabras, la mencionada separación dio lugar a la segunda
naturaleza y, por lo tanto, al sistema sociedad-naturaleza.
Dos formas tiene el proceso objetivo: la naturaleza y la actividad del hombre dirigida a un fin. Según señaló Marx, en la actividad productiva el hombre se enfrenta como un poder natural con la materia de la naturaleza Este enfrentamiento implica un permanente metabolismo: el hombre transforma los materiales de la naturaleza y, al mismo tiempo, deposita en ella los residuos de su actividad.
En el curso de la historia, el sistema hombre-naturaleza ha pasado por tres etapas, a saber: 1) profunda dependencia del hombre con relación a la naturaleza, pensamiento mítico y religioso; 2) creciente escala del proceso de dominio sobre la naturaleza, desarrollo de la ciencia y de la producción que alcanza un nivel superior con el surgimiento de la producción maquinizada; 3) alteración (desestructuración, caotización) del equilibrio dinámico entre el hombre y el medio natural.
La contradicción entre la sociedad y la naturaleza se manifiesta en dos cuestiones consustanciales: de una parte, el desarrollo de la producción libera cada vez más al hombre de la fuerza espontánea de la naturaleza, y, por otra, ese mismo desarrollo garantiza la unidad del hombre con la naturaleza.
El capitalismo, como señaló Marx, no se caracteriza por la unidad de los hombres con las condiciones inorgánicas de su metabolismo con la naturaleza, sino por la separación entre esas condiciones inorgánicas de la existencia humana y esta misma existencia, separación que, precisamente, se realiza, por primera vez en la historia, en la relación entre el trabajo asalariado y el capital. Por otro lado, la producción capitalista tiene como objetivo la máxima ganancia.
Por eso el capitalismo es indiferente a las necesidades y demandas del hombre real, a las posibilidades y límites de la naturaleza. Es así como el capitalismo ha conducido a la grave situación ecológica que vive la humanidad. Esta situación es parte y manifestación de la crisis general del capitalismo.
Dadas las condiciones de separación de los trabajadores de los medios de producción y debido al saqueo de los materiales de la naturaleza que realiza el capitalismo, el conflicto entre la sociedad y la naturaleza ha llegado a un punto de “tensión ecológica” que, con la revolución científico-técnica, ha cobrado la condición de un problema global: contaminación de la atmósfera, los suelos y las aguas (incluidas las del océano mundial), cambio climático, agotamiento de recursos, destrucción de la biodiversidad, urbanización hipertrofiada, en suma, deterioro de las condiciones del hábitat del hombre.
El problema ecológico no es un problema que pueda ser solucionado globalmente por el capitalismo; así, su solución solo puede ser resultado sino de la acción de los trabajadores en unidad con las condiciones inorgánicas de su metabolismo con la naturaleza. Por eso Engels sostuvo:
[La optimización de la biosfera] exige algo más que un simple conocimiento. Exige una revolución total en nuestro modo de producción existente hasta ahora, y al mismo tiempo una revolución en todo nuestro orden social contemporáneo.
Así,
pues, la revolución socialista es la premisa política necesaria de la solución
del problema ecológico global; en otras palabras, los trabajadores en unidad
con los medios de producción, en ejercicio de la dictadura revolucionaria del
proletariado, en lucha por crear las condiciones materiales y espirituales de la
realización del comunismo son, en conjunto, la condición necesaria para que la
humanidad se sitúe en el camino de la solución global del problema ecológico
global. Sería un absurdo completo que en el comunismo la lucha por el
desarrollo universal del hombre no se consustancie con la lucha por la
optimización de la biosfera, es decir, con la optimización al máximo del
sistema sociedad-naturaleza(1).
Así, pues, el saneamiento del habitad del hombre es parte fundamental del proyecto comunista y contenido esencial del humanismo proletario.
Pero el desarrollo de la biosfera consonante con las necesidades humanas y el propio desarrollo universal del hombre, imponen la reestructuración de las fuerzas productivas, de la técnica, de la producción industrial y agrícola, de la ciencia, etc.
Si Marx señaló, como hemos visto, que el hombre se enfrenta como un poder material a la materia de la naturaleza, el naturalista soviético Vladimir Vernadski mantuvo que el hombre es una fuerza geológica.
En efecto, al determinar el hombre la evolución de la biosfera con sus acciones adecuadas a sus fines, determina su cambio de calidad, y, así, el hombre crea la noosfera (hábitat de la humanidad controlado por la razón).
Puede decirse, por eso, que el paso de la biosfera a la noosfera constituye un nuevo período en la evolución de nuestro planeta.
En el comunismo, el hombre será, sin ninguna duda, la fuerza fundamental del desarrollo de la biosfera; es decir, como en ninguna época histórica anterior, en el comunismo se consumará esta afirmación de Marx:
La historia misma es una parte real de la historia de la naturaleza, de la transformación de la naturaleza en hombre.
Pero
el hombre no es solo una fuerza geológica, sino también una fuerza cósmica. Con
su salida al espacio extra-atmosférico, ha agregado al problema ecológico
nuevas consecuencias negativas: por ejemplo el paso de los cohetes a través de
la atmósfera influye sobre su composición y su movimiento, dañando la
integridad de la capa de ozono que protege a los organismos terrestres de los
rayos ultravioletas. Por lo tanto, la optimización de la relación entre el
hombre y la naturaleza debe comprender asimismo la solución de todas las
consecuencias que acarrea la salida del hombre al espacio extra-biosférico.
Esta cualidad del hombre de ser una fuerza cósmica, conducirá, necesariamente, en un futuro lejano, a la humanización de aquella región del espacio cósmico susceptible de beneficiar a la humanidad. La transformación racional de este espacio, es decir su transformación en hábitat del hombre, bien podría llamarse cosmosfera, la cual, como es lógico, ensancharía la noosfera.
Se sobrentiende, sin embargo, que la optimización del sistema hombre-naturaleza será posible únicamente aplicando una estrategia global única. Esto implica una dirección única, un plan único, una acción única. Por eso el cumplimiento de tan grandiosa tarea será posible solamente en la sociedad comunista.
Sin embargo, esta optimización es posible avanzarla en cierto grado desde ahora mismo, pues, afectados también por el deterioro de la biosfera, los países capitalistas aceptan realizar algunas medidas, aunque solo parciales(2).
Mariátegui sostuvo:
… la ascensión del proletariado
tendría que producirse en virtud de la decadencia de la civilización
occidental. Al proletariado le estaba destinado crear un tipo nuevo de
civilización y cultura.
En otro lugar mantuvo:
El socialismo, a partir de Marx,
aparecía como la concepción de una nueva clase, como una doctrina y un
movimiento que no tenían nada de común con el romanticismo de quienes
repudiaban, cual una abominación, la obra capitalista. El proletariado sucedía
a la burguesía en la empresa civilizadora. Y asumía esta misión, consciente de
su responsabilidad y capacidad –adquiridas en la acción revolucionaria y en la
usina capitalista– cuando la burguesía, cumplido su destino, cesaba de ser una
fuerza de progreso y cultura. (Defensa
del marxismo).
En efecto, la civilización capitalista (a esta civilización se refiere Mariátegui con la frase “civilización occidental”), está en plena decadencia: su crisis actual es su crisis terminal, tan bien demostrada por Samir Amin, entre otros autores. No es, obviamente, que el proletariado tenga que renegar la herencia material y cultural positiva del capitalismo, sino que, al continuarla, debe hacerlo con su propia concepción y sus propios métodos, recreando lo que haya que recrear, de manera de sentar las bases de una nueva civilización. De esta forma el proletariado estaría actuando conforme a la conciencia de su responsabilidad y su capacidad.
El socialismo-comunismo, así pues, es una civilización
cualitativamente nueva en la historia de la humanidad: aquella sobre cuyos
hombros recae la responsabilidad del permanente desarrollo universal de los
seres humanos y del permanente desarrollo de la biosfera y de su entorno
cósmico.
Solo así será posible que la revolución comunista sea la reconciliación de la humanidad con la naturaleza (Engels), o, con otras palabras, la verdadera solución del conflicto entre el hombre y la naturaleza (Marx).
Solo así nuestro planeta, la Tierra, será el verdadero
hogar del hombre.
Huelga decir que, por lo expuesto, la cuestión de la ecología debe ocupar un lugar en el Programa General del Partido.
______________
Notas
[1]
Lenin señaló: “El mundo objetivo prosigue su propio camino, y la práctica del
hombre, enfrentado con ese mundo objetivo, encuentra obstáculos en la
realización del fin, e incluso tropieza con la imposibilidad.” Precisamente en
el proceso de optimización de la biosfera el hombre se enfrentará, sin duda,
ante la imposibilidad de reestructurarla de una vez y para siempre conforme a
las necesidades humanas. Pero ante cada desajuste de la biosfera que se
presente, el hombre sabrá encontrar una solución concreta adecuada.
[2]
Los eventos internacionales sobre el problema ecológico y los acuerdos tomados
dan cuenta de que los países capitalistas solo alcanzan a aplicar algunas
medidas paliativas, precisamente cuando dicho problema ha alcanzado ya la
condición de un problema global que exige una solución global. Pero además, es
sabido que en algunos casos los países capitalistas descargan sobre los países
oprimidos sus residuos industriales.
21.08.2019.
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