Sobre la Revolución de Túpac Amaru
(Novena
Parte)
Emilio Choy
DENTRO DEL PLAN DE TÚPAC AMARU, el Cusco debería caer
como una manzana madura; por eso consideró no conveniente entrar al Cusco después
de la batalla de Sangarara. No se trataba de exterminar a los habitantes, como
bien podía ocurrir, sino de entrar con todos los honores, como la consecuencia
de una capitulación sin derramamiento de sangre. Una victoria militar anulaba
sus esperanzas de llegar a un acuerdo con los elementos representativos de la
ciudad; tal presunción se confirma con el bando que remitió a los cabildantes
del Cusco el 9 de enero de 1781:
"Ayer
8 del mismo haviendose adelantado a esta tropa con el ardor que acostumbra,
fueron ganando terreno sin hacer ofensa, hasta que la tropa de esa Ciudad
declaró la imbación ofensiva. Las funestas consequencias que es preciso se
sigan, me obligan a representar a V.S.S. me veo precisado, a ponerle a la vista
me instan mis Yndios a que le conceda permiso para entrar en esa Ciudad a saco.
Si así sucede, quedará arruinada y convertida en cenizas, y sus habitantes en
pabeza, que es la intención que les he penetrado, pues me ofrecen entregarla a
mi disposición, y que por compensativo sólo aspiran a poblarla ellos mismos sin
permitir otro vecindario" (18).
El Inca a continuación explicaba que esta carta no la
dictaba por el temor, y no mentía. Si el objetivo final de Túpac Amaru hubiese
sido la capital cusqueña, habría entrado a ella después de Sangarara, aunque
hubiese sufrido fuertes pérdidas. Pero su finalidad era de mayor alcance; las
ramificaciones de su movimiento abarcaban desde territorios que hoy corresponden
a la Argentina, hasta el norte de Colombia. Y una empresa de esta magnitud,
que comprendía casi toda la América Meridional española, sólo era posible
llevarla a cabo con una alianza amplia de todos los sectores enemigos de la
dominación española; por eso escribía: "mis amados criollos... Sólo siento
de los Paysanos criollos a quienes mi ánimo es que no se les
siga el menor perjuicio, sino que vivamos como hermanos y congregados en un
cuerpo, destruyendo a los Europeos". Como se ve, solicitaba la
congregación y la fraternidad en "un solo cuerpo" porque su ánimo no
era perjudicar a los criollos, aunque era empujado en los hechos a hacer lo
contrario. No debe creerse que Túpac Amaru desdeñaba a los españoles europeos;
tuvo varios a su servicio; es que necesitaba con desesperación ayuda de toda
fuente; recuérdese que usó a Bernardo La Madrid como embajador. El gallego Figueroa
fue empleado como jefe de la armería y posteriormente dirigió la artillería en
el cerco del Cusco, aunque se dice que malograba los fusiles y disparaba
calculando no dañar a los defensores de la ciudad.
Los millares de campesinos,
obrajeros y artesanos que acompañaban al Inca eran principalmente indígenas.
Especialmente los primeros no lo apoyaban en
forma consistente; como campesinos que eran, la duración del movimiento les
impedía atender problemas personales y existía el riesgo de que abandonaran la
lucha cuando sus familiares los urgieran a volver a sus tierras. Lo mismo
ocurría con los obrajeros y artesanos.
El dilema que se le presentó al Inca
fue grave; de un lado, para triunfar, necesitaba buscar la alianza con todas
las clases, para fundir a criollos, mestizos e indígenas en un solo cuerpo; y
de otro lado, estaba impelido por las masas de guerreros campesinos, de los
cuales muy pocos discriminaban a los enemigos; la mayoría obraba bajo el
espíritu de venganza contra criollos y españoles y otros sólo buscaban el
saqueo de los privilegiados para reemplazarlos como nuevos amos. La toma del
Cusco en tales circunstancias habría ahondado más las divergencias entre indios
y criollos. Una cosa era lo que Túpac Amaru quería, y otra, distinta, era el
camino que se vio obligado a seguir. Entrar pacíficamente al Cusco, y
coronarse, afianzaba la calidad y volumen de su movimiento; tomar a saco la
ciudad hubiera sido una discutible victoria táctica y, para la causa
revolucionaria, habría significado enterrar las esperanzas que tenía Túpac
Amaru de ampliar sus fuerzas. No debe olvidarse que la posesión del Cusco era
decisiva de acuerdo con la forma en que el Inca entrara en ella.
"no lo
hizo al principio de su revelión o después de la derrota de Sangarara... en que
sin resistencia lo huviera verificado, pues sus habitantes sobrecogidos de un
temor pánico, sin armas, sin municiones, sin tropa, no pensaban en defenderse,
sino en hacer fuga muchos de ambos sexos y estados temerosos del golpe que los
amenazaba por salvar sus vidas".
Los hechos no fueron tan simples.
El miedo que existía en el Cusco era
grande; había pánico en muchos de los habitantes, pero la mayoría de ellos se
preparaba a entregarla a Túpac Amaru, el Príncipe, que al decir del Dr.
Sahuaraura era "como la aurora del día, se asomaba a dar libertad, y
Patria a la Nación oprimida" (19).
Notas
[18]
L.A. Eguiguren, ob. cit., págs. 286-287.
[19] J. Cornejo Bouroncle, ob. Cit., pág. 160.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.