¡Defender
el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función
de la realidad actual!
Acerca del Cuarto Seminario del Revisionismo
Peruano
Eduardo Ibarra
Me
opongo a todo equívoco.
(J.C.
Mariátegui)
EN
REALIDAD, SE TRATA DEL SEMINARIO PROMOVIDO por el pequeño grupo revisionista de
Ramón García (1). Analicemos, pues, brevemente este evento en algunos de sus
presupuestos.
En lo ideológico. Es
de conocimiento general que el mencionado grupo ha renegado el
marxismo-leninismo, y, por esto, en su base de unidad aparece solamente el marxismo. Esto quiere decir que sus miembros
son “marxistas” no leninistas. Para
hacer potable esta negación del marxismo-leninismo, el grupo revisionista
falsifica la identidad ideológica de Mariátegui, sosteniendo que fue marxista pero no leninista, y, al mismo tiempo,
mixtifica la identidad ideológica del PSP, pretendiendo que no fue un partido
marxista-leninista. ES ASÍ COMO EL GRUPO
REVISIONISTA UTILIZA A MARIÁTEGUI COMO COARTADA.
¿Qué
organización o activista está de acuerdo con esta negación de la verdad
universal del marxismo-leninismo? ¿Qué organización o activista está de acuerdo
con que el grupo revisionista tergiverse libremente a Mariátegui?
En lo teórico.
Mucho se llenan la boca Ramón García y sus repetidores de los términos
socialismo peruano y camino de
Mariátegui. Pero ocurre que no hay ni puede haber Socialismo Peruano ni Camino
de Mariátegui sin el marxismo-leninismo. MARIÁTEGUI
FUE MARXISTA-LENINISTA, Y EL PARTIDO
SOCIALISTA DEL PERÚ, SU PARTIDO, FUE UN PARTIDO MARXISTA LENINISTA. En
consecuencia, el marxismo-leninismo, aclimatado a nuestra realidad concreta
bajo la forma teórica de Pensamiento
de Mariátegui y la forma material de
Partido Socialista del Perú, es ya una
verdad particular que representa la unidad de lo particular y lo universal.
Esta unidad de lo particular y lo universal es el contenido del Socialismo Peruano y el centro del Camino de Mariátegui.
Pero,
como se ha visto, el grupo revisionista niega el marxismo-leninismo como la
base de unidad del proletariado peruano y niega el carácter marxista-leninista
del Partido de Mariátegui, es decir, niega dos componentes fundamentales de
nuestra realidad particular: el
Socialismo Peruano y el Camino de Mariátegui.
¿Qué
sería el Socialismo Peruano sin el marxismo-leninismo? Pues un socialismo en el
más dilatado sentido de la palabra, que, por esto, sería una amalgama el
socialismo reformista y el socialismo marxista. Esta amalgama es, precisamente,
el socialismo peruano de Ramón García y sus repetidores. Por eso no es casual
que se hayan propuesto celebrar el centenario del socialismo reformista, y no el centenario del socialismo
proletario, que tiene su inicio en
marzo de 1921 con la escritura del artículo El
cisma del socialismo, primer
escrito marxista de Mariátegui (2).
¿Qué
sería el Camino de Mariátegui sin el marxismo-leninismo como su centro? Pues un
camino de Mariátegui mixtificado. Este camino mixtificado es, precisamente, el
camino de Ramón García y sus repetidores. Por eso no es casual que sus
tergiversaciones del pensamiento de Mariátegui aparezcan como parte de su camino de Mariátegui.
Por
eso, en conclusión, su socialismo peruano es más bien REVISIONISMO PERUANO, y su camino de Mariátegui es más bien camino de Ramón García.
¿Qué
organización o activista está de acuerdo con la negación del contenido marxista-leninista
del Socialismo Peruano? ¿Qué organización o activista está de acuerdo con la
mixtificación del Camino de Mariátegui?
En lo político. Todo
marxista sabe que la condición para desarrollar cualquier grado de socialismo,
es la dictadura del proletariado. Pero RG y sus repetidores plantean desde hace
décadas el llamado “nuevo municipio” como una forma de “germen de socialismo”,
siendo que cualquier reestructuración de los municipios no pasa de ser una
reforma del Estado burgués en sus bases municipales precisamente, reforma que
tiene su fuente de inspiración en la teoría de las “reformas estructurales” del
Palmiro Togliatti revisionista (3). Mariátegui fue muy claro cuando sostuvo que
“… la praxis marxista… propone precisamente la conquista del poder político
como base de la socialización de la riqueza” (4). Pero el grupo revisionista
pretende que, bajo la dictadura de la burguesía, los municipios se conviertan
en “gérmenes de socialismo”.
¿Qué
organización o activista está de acuerdo con esta táctica aparentemente
maximalista pero realmente minimalista?
En lo organizativo. Puesto
que cualquier partido es siempre la materialización de una doctrina, la
negación del marxismo-leninismo ha conducido al grupo revisionista a postular
un partido “marxista” no leninista,
pero sólo en su nivel secreto, constituido hace más de tres años (5), pues su
nivel público, por fundarse todavía, según se dice, en una “presentación
pública”, será doctrinariamente heterogéneo.
Así
pues, con la negación del marxismo-leninismo, con un Mariátegui falsificado,
con el socialismo municipal (léase reformismo) y con la negación del partido de
clase, el camino de Ramón García se
revela contrario al Camino de Mariátegui.
En el
artículo El socialismo peruano, RG
dice que el problema de nuestra época (capitalismo o socialismo) “es
precisamente la base para sostener el nombre de Partido Socialista” y que “si
el socialismo es el llamado a reemplazar el capitalismo, se entiende entonces
el porqué del nombre de Partido
Socialista”. Pero estas antojadizas afirmaciones constituyen una flagrante
falsificación de las razones que tuvo Mariátegui para titular Socialista a su
partido, y, al mismo tiempo, una igualmente flagrante tergiversación de las
tesis de Marx, Engels y Lenin sobre el nombre del partido del proletariado.
En
los artículos El nombre del partido, Una vez más sobre el nombre del partido y algunos otros, esclarecimos
las tesis de los fundadores y del jefe de la revolución rusa sobre el nombre
del partido proletario, así como las razones que tuvo Mariátegui para titular
Socialista a su partido. De este modo quedaron desenmascarados los sofismas de García.
Así, su propuesta de un partido socialista se hizo insostenible. Tan
insostenible, que, sin que medie ninguna autocrítica (como es costumbre de
cualquier egotista), en el artículo ¿Reconstitución,
reivindicación, refundación?, negó su propia propuesta con un argumento
sesgado y un sofisma: “ahora”, escribió, el nombre de socialista “está
comprometido” (argumento sesgado); “se requiere de un nombre propio, siguiendo
la pauta de Amauta” (sofisma).
Pero,
en el artículo Acerca de la propuesta de
un partido minga, desenmascaramos la folclórica propuesta y la sibilina
acusación contra Mariátegui en el sentido de no haber seguido la pauta de
Amauta al titular a su partido con el nombre no propio de Socialista. Pero, después de un tiempo, sin que medie
ninguna autocrítica (como es costumbre de cualquier egotista), empezó a hablar
otra vez de partido socialista. Estos bandazos de RG demuestran que está
tratando de adivinar, y que adivina muy mal. ¿No era que el nombre de partido
socialista “está comprometido”? Este nombre, efectivamente, está comprometido,
pero no desde “ahora”, sino desde hace mucho, y, además, está desacreditado: en
la escena nacional lo han llevado partidos reformistas como el Partido
Socialista de Luciano Castillo y el Partido Socialista Revolucionario y,
actualmente, actúan todavía los reformistas Partido Socialista Peruano y
Partido Socialista de los Trabajadores. ¿No era que “se requiere de un nombre
propio, siguiendo la pauta de Amauta”? Según la óptica de RG en su mencionado
artículo, el nombre de partido socialista no es un nombre propio porque no
sigue “la pauta de Amauta”. ¿En qué quedamos, pues?
En
el artículo Organización: contenido y
forma, RG escribió: “La propia experiencia, la propia lucha enseñó a
través de la investigación de continuadores, que la Reconstitución se hundía en
un círculo vicioso”. “La ‘reconstitución’ ha devenido fiasco en el país”. Estas
afirmaciones, con la que su autor pretendía encubrir su fracaso individual, fue
objeto de una argumentada crítica en el mencionado artículo Acerca de la propuesta de un partido minga,
donde señalamos que “… la Reconstitución es la Reconstitución del
Partido Socialista del Perú de acuerdo a la realidad actual, O NO ES NADA”.
Por eso, sin que medie ninguna autocrítica (como es costumbre de cualquier
egotista), RG vuelve a hablar ahora, por interpósita persona, de
reconstitución. Pero así como utiliza los términos socialismo y socialismo
peruano no en su significado de
clase, proletario, marxista, sino en su acepción más dilatada, amalgamando, por
tanto, el socialismo reformista y el socialismo marxista, el término
reconstitución no tiene en su retórica el significado de reconstitución del
Partido de Mariátegui, sino el de dilución de las organizaciones existentes y
su integración en “una organización de proyección nacional”. Esas
organizaciones son: PCP-Unidad; PCP-PR; PCP-SL, Partido Socialista Peruano;
etcétera, etcétera.
¿Qué
organización o activista está de acuerdo con fundar un partido que no tenga
como el aspecto general de su base de unidad el marxismo-leninismo? ¿Qué
organización o activista está de acuerdo con el uso de la camisa extremadamente
sucia del socialismo como nombre del partido? ¿Qué persona está de acuerdo con
un partido de dos niveles, es decir, con ser asimilado como parte del nivel público,
dirigido despóticamente por el nivel secreto?
Sobre los métodos. Igual
que eventos pasados, el que comentamos también da cuenta de los métodos
criollos de RG y sus repetidores. Así por ejemplo, entre los organismos
convocantes aparecen distintos membretes que representan al grupo revisionista.
Estos membretes son: Editorial Signos y Obras, Colectivo Perú Integral,
Movimiento Inkari-Ayacucho, Frente Único Regional-Tacna. Este procedimiento
busca crear la falsa ilusión de que no son pocos los convocantes, y, al mismo
tiempo, busca hacer mayoría para el grupo revisionista en cualquier
circunstancia en que alguna cuestión tenga que decidirse por votación entre los
organismos convocantes al seminario.
Esto
quiere decir que el grupo revisionista no sólo intenta engañar al movimiento en
general con su intento de crear la mencionada falsa ilusión, sino incluso a los
propios organismos convocantes que no son parte suya: Partido Comunista
Peruano, Colectivo Amauta, Coordinadora Alfa y Omega.
Pues
bien, el recurso del bluff no es nada nuevo en el grupo revisionista, y tan
burdamente lo utiliza, que incluso Miguel Aragón, activista de dicho grupo, lo
ha subrayado en relación a otros hechos (6). Como es de conocimiento común,
Mariátegui marcó a fuego el uso que hacía Haya del método del bluff: “… acusa
la tendencia a cimentar un movimiento… en el bluff y la mentira”. “Al pie de
ese documento está la firma de un comité central que no existe, pero que el
pueblo ingenuo creerá existente y verdadero. ¿Y es en esos términos de grosera
y ramplona demagogia criolla, como debemos dirigirnos al país?” (7).
LO MISMO PUEDE DECIRSE DEL
GRUPO REVISIONISTA QUE, COMO ESTÁ VISTO, UTILIZA SIN ESCRÚPULOS EL BLUFF Y LA
MENTIRA.
Y no
sólo por dicha utilización, sino también porque falsifica el contenido que
tienen en Mariátegui los términos socialismo, socialismo peruano, partido de
clase, etcétera, y, asimismo, el concepto que encierra el término
reconstitución, buscando así engañar a los activistas del movimiento.
La
realidad demuestra, pues, de un modo incontestable, que RG y sus repetidores siguen el estilo de Haya de la Torre y no
el estilo de José Carlos Mariátegui. Tanto en ocasión de la experiencia del
mal llamado Comité 80 como en la experiencia de los tres seminarios anteriores,
el grupo revisionista puso en juego sus métodos criollos, pero, como se sabe,
fueron oportunamente desenmascarados.
¿Qué
organización o persona está de acuerdo con los métodos criollos del grupo
revisionista? ¿Qué organización o persona es capaz de asumir la indigna actitud
de ser fácil víctima de esos métodos criollos?
Sobre el debate de ideas. En el
2007 el suscrito publicó dos artículos de crítica a ciertas posiciones de RG: El nombre del partido y ¿Mariátegui contra Mariátegui? Alrededor
de tres meses después, esa crítica, puntualmente argumentada, fue respondida
con una sarta de insultos, sofismas, maniobras, y, como si esto fuera poco, con
citas manipuladas, mucha camorra, una clara intención liquidadora y ostentoso
egotismo burgués. De este modo RG eludió
el debate de ideas y reinauguró un estilo de debate que parecía superado.
El objetivo central de RG era causarle la muerte política al suscrito, pero, como se ve, se equivocó absolutamente. En conclusión, RG dio claras señales de
sentir un temor inquisitorial a todo debate de ideas.
Después,
para disimular, impuso en su grupo la peregrina idea de que el debate es un
“pantano” (8), y, de este modo, más de uno de sus partidarios quedó
descerebrado.
Mariátegui
escribió: “Berl distingue y separa los tiempos de acción de los tiempos de
espera, distinción que para el ‘revolucionario profesional, de que habla Max
Eastman, no existe. El secreto de Lenin está precisamente en su facultad de
continuar su trabajo de crítica y preparación sin aflojar nunca en su empeño,
después de la derrota de 1905, en una época de pesimismo y desaliento. Marx y
Engels realizaron la mayor parte de su obra, grande por su valor espiritual y
científico, aun independientemente de su eficacia revolucionaria, en tiempos que
ellos eran los primeros en no considerar de inminencia insurreccional. Ni el
análisis los llevaba a inhibirse de la acción, ni la acción a inhibirse del
análisis” (9).
Pero,
como se ve, la acción inhibe al grupo revisionista del análisis (estudio, examen,
debate, polémica). El caso específico de RAMÓN GARCÍA es patético: DESDE HACE CASI CUARENTA AÑOS SE HA
MARGINADO DE TODA ACCIÓN.
Pues
bien. El asunto es que al calificar de “pantano” el debate de ideas, el grupo
revisionista demuestra que no quiere ningún debate, es decir, ningún verdadero
debate de ideas. ¿Y cuál es el fondo de esto? Pues que dicho grupo considera
que la línea está ya dada por RG, y que lo que les queda a las organizaciones y
tendencias es agachar la cerviz, diluirse e integrarse en una organización sin
el marxismo-leninismo como el aspecto general de su unidad, con un Mariátegui
mixtificado, con una táctica reformista y una dirección secreta, existente
desde hace más de tres años, que dirigiría despóticamente a todos los ingenuos
que puedan caer en la trampa. Esta organización es el anunciado partido
socialista de RG.
¿Y qué
significa esto? Significa que si, internamente, el mencionado grupo se
caracteriza por el egotismo burgués de RG y el seguidismo y servilismo de sus
partidarios, en sus relaciones externas toda su militancia, de arriba abajo,
actúa con el más huachafo egotismo. No
quiere debatir, sino imponer. Por eso la crítica a sus posiciones es
calificada de “murmullo”. Por eso como grupo sigue su camino revisionista.
Obviamente,
este egotismo no tiene nada que envidiar al egotismo del PCP-SL, que,
en los ochenta, también declaraba que no había nada que debatir y que, como a
todo el mundo le consta, siguió su camino aventurero.
Toda la
experiencia del mal llamado Comité 80 y los seminarios anteriores son pruebas
de los métodos criollos del grupo revisionista y de su destino manifiesto de
imponer sus posiciones a organizaciones, tendencias y personas. Ahora mismo,
puede leerse en la convocatoria al seminario que se presentará el “Programa de
Cambio Social”. Por eso, hay que preguntarse: ¿algunos de los organismos,
convocantes o invitados, ha discutido, un minuto siquiera, dicho programa?
Evidentemente que no. Adornar el seminario con la propia presencia y engrosar
su literatura con alguna ponencia, también
es seguidismo. Este seguidismo sirve al plan partidario del grupo revisionista.
¿Qué
organización o activista está de
acuerdo con que se le impongan las posiciones oportunistas y revisionistas del
grupo de RG? ¿Qué organización o activista está de acuerdo en hincarse de
rodillas ante el egotismo burgués del grupo revisionista?
Conclusiones. Puesto
que el plan partidario del grupo de RG es fundar un partido doctrinariamente
heterogéneo, es decir un partido no
de clase, es evidente que el uso que
hace del término reconstitución es simplemente una trampa.
Puesto
que el anunciado partido socialista es concebido, desde más o menos mediados de
los ochenta, como producto de una dilución-integración de las diversas
organizaciones y tendencias que actúan en la escena nacional, en caso de que,
presentado públicamente, no comprenda a la militancia del PCP-Unidad, diluido,
a la militancia del Partido Comunista del Perú-PR, diluido, a la militancia del
PCP-SL, diluido, a la militancia del Partido Socialista Peruano, diluido, a la
militancia del Partido Socialista de los Trabajadores, diluido, etcétera,
etcétera, dicha presentación (léase fundación), mañana o en 2018, sería, como
es obvio, UN ABORTO, UN FIASCO, UN FRACASO, pues tal presentación
se limitaría a ponerle el nombre de partido socialista al grupo revisionista,
tal vez reforzado con algunos incautos.
El
Socialismo Peruano, es decir el Marxismo-Leninismo Peruano, requiere
reconstituir el Partido de Mariátegui de acuerdo a la realidad actual, es
decir, requiere de UN PARTIDO DE CLASE
BAJO LA FORMA DE PARTIDO DE MASAS, O SEA DE UN PARTIDO ADHERIDO AL
MARXISMO-LENINISMO Y AL INTERNACIONALISMO PROLETARIO, CON UNA CONCEPCIÓN
CORRECTA DE LA REVOLUCIÓN, UNA ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA DE MASAS, UNA
MILITANCIA PENSANTE Y OPERANTE Y UN ESTATUS LEGAL.
Los
agonistas conscientes de esta tarea histórica pueden reunirse, intercambiar
ideas, elegir un Comité de Coordinación y acordar una Agenda. Y debatir como
corresponde. Y organizarse políticamente y desarrollar el trabajo de masas,
también como corresponde.
10.08.12.
Notas:
[1] Lo
de “pequeño grupo” no va como reparo, sino apenas como un dato de la realidad.
Para nosotros el número de las diferentes tendencias no es lo principal, y por
esto nuestra crítica no gira en torno a esta cuestión cuantitativa, como ocurre
en la crítica que hace M. Aragón a las diversas tendencias que han concurrido a
los eventos organizados por el grupo revisionista. Nuestra crítica está
centrada en lo ideológico-político. Y está limitada al mencionado grupo, a sus
métodos criollos, al egotismo burgués, al seguidismo y al servilismo que lo
caracterizan, y, al mismo tiempo, a los marxista-leninistas que concilian con
el grupo revisionista y van a remolque de su plan partidario.
[2] El
primer número de la revista Nuestra Época
vio la luz el 22 de junio de 1918. En la hoja de vida Del Autor, enviada al Congreso Sindical de Montevideo y a la
Conferencia Comunista de Buenos Aires de 1929, el maestro señaló: “La orientación
socialista de Mariátegui tiene su punto de arranque en la publicación a
mediados de 1918 de la revista ‘Nuestra Epoca’…”. Es claro que en esta
afirmación Mariátegui utilizó el término orientación socialista en su acepción
más dilatada. Por eso precisó, enseguida, que Nuestra Época estuvo “influida” “… por la ‘España’ de Araquistain…”. (t.13,
p.17). En los 7 Ensayos, es más
expresiva su precisión: “De Nuestra
Epoca (Julio de 1918) se publicaron sólo dos números, rápidamente agotados.
En ambos números, se esboza una tendencia fuertemente influenciada por España,
la revista de Araquistain…” (p.254, nota al pie). En la ya citada hoja de vida,
subrayó por otro lado: “… en Europa [Mariátegui] se ocupó particularmente en
estudios de política, economía, sociología, filosofía, etc. De su viaje data su asimilación al marxismo”
(t.13, p.16. Las negritas son nuestras). Entonces, mientras por una parte
Mariátegui señaló el punto de arranque de
su orientación socialista, en el sentido general del término, subrayando que el
mismo estuvo fuertemente influenciado
por la revista España –cuya ideología
era, como se sabe, el socialismo reformista, que le venía de su ligazón con el
Partido Socialista Español dirigido por Pablo Iglesias, partido de la Segunda
Internacional–, por otra parte subrayó su asimilación al marxismo durante su estadía
en Europa, con lo que reveló las circunstancias de su ruptura con su inicial
socialismo a lo Araquistain. Es indudable que sin esta ruptura, sin su
asimilación al marxismo, sin su socialismo proletario, de clase, revolucionario,
no se entendería su lucha por el poder político ni su lucha contra el
socialismo reformista, evolucionista, domesticado. En una palabra, no se
entendería su Creación Heroica, no se entendería el Socialismo Peruano en su
etapa auroral, no se entendería el ulterior desarrollo del Socialismo Peruano. Entonces,
celebrar el centenario del mencionado punto de arranque y no la asimilación de
Mariátegui al marxismo, es, de facto, celebrar el socialismo reformista y no el socialismo revolucionario; es
diluir el socialismo marxista en el socialismo en general; es meter en el mismo
saco el socialismo reformista y el socialismo marxista a fin de alcanzar un
objetivo oportunista. Este objetivo oportunista es la fundación de un partido
socialista, doctrinariamente heterogéneo y dirigido por una pequeña instancia
secreta de “marxistas” no
leninistas. Para eso celebrar el centenario del socialismo reformista le viene
al grupo revisionista como anillo al dedo. Lenin señaló que a Marx y Engels no
les interesaba el socialismo en general, sino el socialismo proletario en
particular. Esta actitud es la que corresponde a los marxista-leninistas de
todo el mundo, y, por esto, estamos interesados en celebrar el Centenario del
Socialismo Peruano, es decir, del Marxismo-Leninismo Peruano. Esto no significa
que, estudiando la evolución intelectual y política de la sociedad peruana, no
podamos hacerlo analizando especialmente las experiencias que hicieron parte de
la etapa de socialismo reformista de Mariátegui (Nuestra Época, Comité de Propaganda y Organización Socialista, La Razón, etc.), pues este análisis echa
algunas luces que en otra parte hemos reseñado como sigue: “El
orientamiento socialista de Mariátegui puede ser dividido en dos grandes
etapas: una primera, no marxista, y
una segunda, marxista. La primera va de junio de 1918 a los meses iniciales
de 1920. Es la etapa del Mariátegui socialista a lo Araquistain. Es la etapa de
la revista Nuestra Época, del Comité de Propaganda y Organización
Socialistas, del diario La Razón,
de la partida de Mariátegui a Europa en octubre de 1919 y de las primeras
estaciones de su trayectoria en este continente. La segunda va del segundo
semestre de 1920 al 16 de
abril de 1930. Es la etapa del Mariátegui marxista. Es la etapa de su artículo El cisma del socialismo, de la “célula
de Génova”, de su participación en el Congreso de Livorno, de su activismo en
el Partido Comunista Italiano, de su regreso al Perú para fundar “un partido de
clase”, de sus conferencias en la
UPGP, de la revista Amauta
y el periódico Labor, de sus libros 7 Ensayos, Defensa del marxismo, Ideología
y Política y El alma matinal y otras
estaciones del hombre de hoy, de
la fundación del Partido Socialista del Perú y la Confederación General
de Trabajadores, de sus tesis presentadas al Congreso Sindical de Montevideo de
mayo de 1929 y a la
Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires
de junio del mismo año, de su moción de afiliación a la Tercera Internacional,
etcétera, etcétera, etcétera. Esta
creación marxista, teórica y práctica, es la
Creación Heroica de Mariátegui”. “El
análisis de la relación de estas dos etapas no puede hacerse sino desde la
perspectiva de su definitiva etapa marxista. ¿Por qué
Mariátegui, contrariamente a otros, supo romper con su inicial socialismo
reformista y asimilarse al marxismo? ¿Por qué sobre esta base alcanzó a
concretar una aplicación vívida del marxismo, su Creación Heroica? La revista Nuestra Época, el Comité de Propaganda y
el diario La Razón son otras tantas
estaciones del socialismo reformista de Mariátegui, pero en conjunto
constituyen una etapa que fue superada por medio de una ruptura. Por tanto,
esta etapa –inicial, transitoria, efímera– tiene una importancia relativa, pues
su examen permite esclarecer: 1) los elementos componentes de las estaciones,
relativamente largas y relativamente cortas, que se sucedieron hasta el momento
en que el maestro se asimiló a la doctrina de Marx; 2) las cualidades morales e
intelectuales que le permitieron dar este trascendental salto”. “Es posible que
subrayar el socialismo reformista de la revista Nuestra Época, del Comité de Propaganda y del diario La Razón, resulte un escándalo para
algunos, pero sólo porque su visión de la trayectoria de Mariátegui no
distingue entre socialismo reformista y socialismo marxista, o, para decirlo de
otro modo, porque diluyen el socialismo marxista en el socialismo en general.
El solo hecho de pretender pasar el centenario del socialismo reformista por el
centenario del Socialismo Peruano prueba la verdad de nuestro aserto”. “Hay,
pues, quienes ven la continuidad en la trayectoria ideológica y política de
Mariátegui (emoción social, ética, actitud de servir al proletariado,
consecuencia con las luchas de las clases trabajadoras, capacidad de encontrar
la verdad en los hechos), pero no son capaces de captar la discontinuidad que
hay en la misma (ruptura con el socialismo reformista y adhesión al marxismo),
o, en todo caso, no son capaces de captar el hecho de que lo verdaderamente
trascendental en la vida de Mariátegui no fue su inicial y transitorio
socialismo reformista, sino su
definitivo socialismo marxista, su Creación Heroica, su Socialismo Peruano, el cual, por ser tal
precisamente, abrió por primera vez en nuestra historia la posibilidad real de
la lucha por el poder. No porque Mariátegui desempeñara un papel de primer
orden en las tres experiencias mencionadas en este parágrafo, el socialismo
reformista que las caracterizó deja de ser socialismo reformista. Pero también,
no porque su inicial socialismo fuera reformista, su Creación Heroica no va a
tener la trascendencia que tiene”. “Mariátegui tuvo una posición especial en el
socialismo reformista. Con César Falcón, Humberto del Aguila, Fausto Posada y
otros activistas, constituyó el ala izquierda de este socialismo, y desde ella
combatió el colaboracionismo de algunos personajes. Esta constatación no tiene
una importancia menor en la trayectoria del maestro”. “[La verdad de su
inicial socialismo a lo Araquistain], no impide reconocer que en [esta]
estación… Mariátegui tuviera juicios dignos de atención y hasta de asimilación.
La capacidad de encontrar la verdad en los hechos no es exclusiva de los
marxistas ni mucho menos”. Pero, como puede entenderlo cualquier persona,
señalar estas cuestiones es algo completamente distinto a la pretensión de
diluir el socialismo marxista en el variopinto socialismo en general, es algo
completamente distinto a la intención de celebrar el centenario del socialismo
reformista, y no el Centenario del Socialismo Marxista.
[3]
Ver Una vez más sobre las
divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros, en Proletarios de todos los países, uníos para
luchar contra nuestro enemigo común, ELE, Beiging, 1963, pp.263-315.
[4] Defensa
del marxismo, p.26. Las elipsis son nuestras.
[5] Miguel
Aragón, activista del grupo revisionista, no obstante el tono de reproche de
sus términos, ha hecho una confesión que es toda una confesión de parte: “En
toda esta confusión, que ellos han armado y en la cual se debaten, están entremezclando su intrascendente
“Conferencia Consultiva Política”, con su llamamiento a crear un nuevo partido, o mejor
dicho, a formalizar abiertamente, la constitución del partido que ellos ya
formaron el 6 de febrero [de 2009], en aplicación de la propuesta de Ramón del
partido de dos niveles: uno “secreto”, y otro “de masas y de ideas”. (Revisar
folleto del 7 de octubre de 2008)”. “En la red hay abundante material que
confirma esta hipótesis, y es fácilmente demostrable, incluso identificando a
quienes han incluido en el primer nivel y en el segundo nivel. (…). Los que
estamos en esa relación (preparada expresamente por Ramón) de más de 20 nombres, según ellos, conformamos “el
partido de masas y de ideas”… ¿Y quiénes conforman el partido secreto
constituido el 6 de febrero? La respuesta es muy fácil deducirla, son
precisamente…, seguidos de los sumisos peones ya conocidos. A… le han asignado
la tarea de divulgar los documentos de Ramón entre lo que ellos consideran “el
partido de masas y de ideas”, y a otra persona, le han encargado divulgar los
mismos documentos, entre los miembros del “partido secreto”. En computación eso
se llama “comandos por defecto” (carta a Luis Miguel del 28.10.09. Las elipsis
son nuestras, y dan cuenta de nuestra actitud de no mencionar los nombres
mencionados en la carta citada). Ciertamente, huelgan comentarios.
[6] Por ejemplo en relación al llamado
“Congreso Político Consultivo del Pueblo Peruano”, al cual asistieron alrededor
de veinte personas, ¡y todas ellas del grupo revisionista!
[7] Martínez de la Torre, Apuntes para una interpretación marxista de historia social del Perú,
t.2, Lima, 1972, p.292. Las elipsis son nuestras.
[8] Puede ser un pantano para quienes consideran
que si analizan, debaten, discuten, no pueden ya actuar. Pero en el movimiento
marxista el principio es integrar teoría y práctica, y, por esto, a los
agonistas de la revolución ni el análisis
los lleva a inhibirse de la acción, ni la acción los lleva a inhibirse del
análisis.
[9] Defensa
del marxismo, p.118. Las negritas son nuestras.
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