El Pueblo Palestino no Abandonará su Patria
Mahmoud Elalwani
EL PASADO SÁBADO 25 de enero, en el comienzo de su segundo mandato, el presidente estadounidense Donald Trump declaró que un millón y medio de gazaties debían desplazarse hacia Egipto y Jordania por la falta de lugares adecuados para vivir en la Franja de Gaza y como resultado del genocidio de Israel. Esta declaración sobre la limpieza de Gaza de sus habitantes, coincidió con las instrucciones que dio al Pentágono de liberar un envío de bombas de dos mil libras a Israel y vino acompañado de otra decisión peligrosa, la de mantener la ayuda exterior a Israel y suspenderla al resto del mundo y la de cancelar las sanciones impuestas a los colonos que cometan crímenes contra la población civil en Cisjordania y Jerusalén.
Esta propuesta estadounidense difiere de lo que Trump propuso en su primer mandato y como parte del denominado Acuerdo del Siglo, que consistía en transferir la responsabilidad de la Franja a cambio de amplios privilegios económicos, incluido el establecimiento de una gran zona industrial con financiación de los países del Golfo, en la frontera egipcia entre el Sinaí y Gaza, dándose prioridad a los residentes de la Franja para trabajar allí, siempre que hubiera alojamiento para los trabajadores.
La intención explícita de desplazar a los residentes de la Franja de Gaza fuera de Palestina responde a la implementación de la visión que fue anunciada previamente por la ocupación israelí: desplazar a la población de la Franja de Gaza, establecer nuevos aeropuertos, puertos, carreteras, centros turísticos, empresas y residentes, dejar la zona libre de residentes palestinos, implementar la David Land Road y el Bengorion Water Canal como alternativa al canal de Suez por el que pasa el 30% del volumen del comercio mundial, así como la incautación de petróleo, de yacimientos de gas natural frente a las costas de Gaza, cuyo valor se ha estimado que tiene una enorme riqueza y una capacidad de producción para veinte años de consumo.
La declaración de Trump sobre el desplazamiento de palestinos fuera de la Franja de Gaza, fue muy bien recibida por los fascistas israelíes ya que el ministro de Finanzas de extrema derecha, Bezalel Smotrich, se comprometió a trabajar arduamente con el Primer Ministro y con los miembros del Gabinete con el objetivo de preparar un plan práctico para implementar la propuesta del presidente Trump lo más rápido posible. Por otro lado, con la decisión del Ministro del Ejército de Ocupación de liberar a los colonos detenidos, se está alentando a cometer más crímenes en esta guerra silenciosa que está llevando a cabo el gobierno de ocupación israelí. Se trata de escalar el problema y crear un clima de violencia y tensión en toda la zona. Estas declaraciones sobre el desplazamiento de los residentes de Gaza no son un “desliz”, tratan el tema del desplazamiento como si fuera una obra caritativa y reflejan una tendencia más amplia en el contexto de una política reflexiva, según han declarado altos funcionarios israelíes.
Cualquier plan para trasladar por la fuerza a población civil bajo ocupación constituye una clara violación del Cuarto Convenio de Ginebra que prohíbe claramente el traslado forzoso de poblaciones bajo ocupación. Dichos planes también representan crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad y son incompatibles con los derechos naturales e internacionalmente garantizados. El desplazamiento forzado de palestinos no sólo constituye un crimen internacional, sino que es parte de una estrategia dirigida a fortalecer los crímenes de traslado forzoso y de expulsión sistemática que Israel ha practicado contra el pueblo palestino. El pueblo palestino tiene todo el derecho a sobrevivir en su patria.
El pueblo palestino con su firmeza y sacrificio se ha mantenido firme ante los intentos israelíes de desplazarlo y desarraigarlo de su tierra a pesar de la ayuda armamentística prestada por sus aliados. Nuestro pueblo es quien decide su destino y su autodeterminación y debe estar aferrándose a su patria con más decisión que nunca. Nuestro mensaje a todos los israelíes y a sus aliados es que nuestro pueblo palestino hizo un juramento y se comprometió a no abandonar sus tierras, incluso si los matan de hambre o les cortan el agua, los alimentos, la electricidad y los medicamentos, los palestinos permanecerán allí para siempre.
Estas declaraciones de desplazamiento son el llamado que culmina la guerra de exterminio y golpea profundamente el concepto de identidad palestina poniendo fin a todas sus luchas y a la solución de los dos Estados, acabando con el futuro proyecto del Estado palestino independiente, en una flagrante violación de la justicia, del derecho internacional y su legalidad, fortaleciendo las posiciones de la ocupación y reforzándolas. El desplazamiento es una solución a expensas del pueblo palestino, de sus derechos, de su historia y de su futuro.
(*) Embajador del Estado de Palestina en Bolivia.
La Tragedia
Sigue a Pesar del Alto Al Fuego
Mahmoud Elalwani(*)
Fuentes médicas afirmaron
que el número de muertos en la Franja de Gaza desde el momento en que se
anunció el acuerdo de alto el fuego hasta las once horas de la mañana de este
viernes 17 de enero ascendió a 111 muertos, además de 264 heridos, y que entre
los muertos se encontraban 28 niños y 31 mujeres. La secretaria general de
Amnistía Internacional, Agnes Callamard, dijo el pasado jueves que un alto el
fuego en la Franja de Gaza no será suficiente para reparar las vidas de los
palestinos destrozadas por el genocidio israelí. Destacó que la continua
obstrucción del proceso de paz por parte de Israel es algo que no se puede
tolerar.
El periódico británico ‘The Guardian’ llevó a cabo una investigación sobre el devastador impacto de la guerra israelí tras 469 días de genocidio en Gaza, concluyendo que esta guerra ha provocado la muerte de 46.788 personas, entre ellas la de 16.795 niños y 110.453 heridos palestinos, de los que más de una cuarta parte vivirán con lesiones de por vida: amputaciones, quemaduras graves y lesiones en la cabeza, entre otras. Por otro lado, esta guerra ha provocado que más de 11.000 desaparecidos hayan quedado enterrados bajo edificios derrumbados por falta de equipo pesado o combustible para excavar entre los escombros en su busca. Además, en Cisjordania la guerra causó 865 muertos, entre ellos 159 niños, 5.750 heridos y 12.000 detenidos. Destacar que Israel ha matado a 163 periodistas y a 248 empleados de la agencia de las NNUU, la UNRWA.
La destrucción ha sido inmensa, más de 534 escuelas (95% de las escuelas fueron dañadas o destruidas) y 436.000 viviendas dañadas o destruidas (92% del total de viviendas). En cuanto a las pérdidas en el sector sanitario, las fuerzas israelíes bombardearon, sitiaron y atacaron repetidamente hospitales en Gaza, sólo 17 de los 36 hospitales de Gaza seguían parcialmente operativos a finales de 2024. La Organización Mundial de la Salud declaró que el número de ataques a instalaciones de salud desde el comienzo de la guerra llegó a 654.
Más de 1.060 trabajadores
de la salud, entre ellos enfermeras, paramédicos, médicos y otros trabajadores
fueron asesinados, muchos de ellos en su lugar de trabajo y decenas de ellos
fueron arrestados. Esta guerra ha provocado el desplazamiento forzado de 1,9
millones civiles (90% de la población) en Gaza.
Un estudio publicado este
mes concluyó que el hambre, el frío, la falta de vivienda y de medicinas, la rápida
propagación de enfermedades infecciosas y el colapso del sistema de atención
médica llevaron a la muerte de muchos otros palestinos durante la guerra,
estimándose que el número real de muertos puede haber superado las 70.000
personas.
Paralelamente, los
controles israelíes sobre la ayuda humanitaria que ingresa en Gaza y la
destrucción de la producción agrícola dentro de la Franja han provocado hambre
y desnutrición generalizadas. En noviembre de 2024, las Naciones Unidas
manifestaron que los envíos de ayuda a Gaza estaban en sus niveles más bajos
desde octubre de 2023. Un organismo de seguimiento internacional dijo que la
hambruna probablemente era “inminente” en el norte de la Franja de Gaza. Las
Naciones Unidas han indicado recientemente que el 96% de los niños menores de
dos años y las mujeres en Gaza no obtienen los nutrientes necesarios, 345.000
personas se enfrentan a una catastrófica escasez de alimentos, mientras que
876.000 personas afrontan niveles de inseguridad alimentaria de emergencia. Cabe
destacar que la desnutrición durante el embarazo y durante la infancia
obstaculiza el desarrollo físico y mental, por lo que muchos niños que
sobrevivan a la guerra soportarán los efectos de la falta de alimentos durante
toda su vida.
Asimismo, esta guerra ha
provocado la destrucción del medioambiente y de espacios verdes. Israel
destruyó al menos la mitad de la cubierta arbórea en Gaza, el suelo y el agua
han quedado contaminados y hubo graves daños a las tierras agrícolas. Imágenes
de satélite analizadas por las Naciones Unidas mostraron que más de la mitad de
las tierras agrícolas vitales para la producción de alimentos han sido
degradadas por la guerra.
Los científicos y
académicos ambientales dicen que la destrucción tendrá impactos a largo plazo
en los ecosistemas, en la biodiversidad, en la seguridad alimentaria y en la
salud de la población. Según las cifras publicadas, aproximadamente el 40% de
la tierra en Gaza que antes se utilizaba para la producción de alimentos ha
sido destruida; según una investigación, “las granjas y casi la mitad de los
árboles de la zona han sido destruidos”. A su vez, Human Rights Watch descubrió
a finales de agosto que el ejército de ocupación israelí “dañó o destruyó al
menos 31 tanques de agua de un total de 54” y que los residuos tóxicos de
municiones e incendios causaron la contaminación del suelo y los suministros de
agua. El porcentaje de carreteras principales dañadas o destruidas ascendió a
más del 92%. La cantidad diaria de agua no tratada y aguas residuales que desembocan
en el mar desde Gaza alcanzó los 60.000 metros cúbicos. La longitud de la red
eléctrica destruida es de 510 km (320 millas).
Un informe de las Naciones
Unidas indica que el coste del proceso de reconstrucción puede superar los
80.000 millones de dólares, mientras que la retirada de más de 42 millones de
toneladas de los escombros se estimó en más de mil millones de dólares y sigue
siendo uno de los obstáculos más difíciles a los que se enfrentará este
proceso. El informe subraya que la operación es compleja y puede extenderse
durante años, estimando que puede alargarse al menos hasta el año 2040 debido a
la presencia de bombas, minas y misiles sin detonar, así como de materiales y
cuerpos contaminados y peligrosos que se encuentran enterrados bajo los
escombros.
La comunidad internacional,
todas sus instituciones y organizaciones deben adoptar una postura firme y
seria frente a estos crímenes fascistas del Estado de ocupación israelí, deben
imponer sanciones estrictas a los colonizadores, ya sean individuos o grupos y
al gobierno israelí que les brinda apoyo y protección. Debe haber una acción
rápida para ofrecer protección internacional urgente al pueblo palestino y
poner fin de inmediato a estos ataques que amenazan las vidas de los palestinos
y sus derechos básicos. Debe ponerse fin a la ocupación terrorista de los
territorios palestinos.
Hay que apoyar y fortalecer los esfuerzos emprendidos por el gobierno palestino para movilizar apoyos y el reconocimiento del Estado Palestino, así como para transmitir su visión de la necesidad de trabajar para encontrar una solución pacífica, permanente y justa a la cuestión palestina mediante el establecimiento de un Estado Palestino independiente y soberano en las fronteras de 1967, con su capital Jerusalén Este, para garantizar la paz y seguridad a todos los pueblos de la región.
(*) M. Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia.El Engaño
de la Victoria Israelí
Mahmoud Elalwani
EL PERIÓDICO FINANCIAL TIMES publicó
el pasado 27 de diciembre un editorial en el que afirmaba que Israel no logrará
su seguridad sin la paz justa con los palestinos, añadiendo que quizás Israel
ha logrado sus objetivos militares pero que no alcanzará la seguridad sin dicha
paz. El periódico señaló que el Primer Ministro israelí se jactó de rechazar el
plan estadounidense propuesto en septiembre para detener la guerra horas
después de haber sido lanzado éste; una guerra que se alarga desde hace más de
454 días, causando 45.581 víctimas, de las cuales 17.818 son niños,
108.438 heridos, más de 11.200 desaparecidos y dos millones de desplazados en
Gaza y que en Cisjordania ha causado 835 víctimas, 6.450 heridos y 13.500
detenidos, además del asedio impuesto por Israel en Gaza, la restricción del
acceso a la ayuda humanitaria, al agua y alimentos, y la destrucción de
estructuras civiles, convirtiendo a la mayor parte de la Franja en una zona
inhabitable.
Netanyahu había ordenado el
asesinato del secretario general de Hezbolah, Hassan Nasralah, y el de Hamás,
Ismael Hanieh. No obstante, los logros de Israel en el campo de batalla han
tenido un precio muy alto y seguirán empeorando en los próximos años, aunque Netanyahu
presuma de haber derrotado a sus enemigos. El periódico añadió: “el éxito
militar de Israel permanecerá manchado para siempre por el sufrimiento
indescriptible que causó como resultado de su campaña militar a los residentes
de Palestina y del Líbano”. Israel se enfrenta a crecientes acusaciones de
cometer genocidio en Gaza, incluido un caso presentado ante la Corte
Internacional de Justicia y en informes detallados de Amnistía Internacional y
Human Rights Watch. El periódico dice que la guerra y el asedio a Gaza por
parte de Israel no sólo son una mancha para Israel, sino también para sus
aliados cuya respuesta permitió a Netanyahu actuar de manera inhumana.
Netanyahu presume de estar
cambiando el equilibrio de poder en la región para los años venideros y añade
que el nivel de superioridad militar israelí sobre sus oponentes ha quedado
claro desde el fallo de inteligencia del 7 de octubre de 2023. En su orden de
arresto contra Netanyahu, la Corte Penal Internacional dijo que había “motivos
razonables” para creer que tiene responsabilidad penal por “el crimen de hambre
como medio de guerra y otros actos inhumanos”. El periódico comenta que no hay
escapatoria para Netanyahu y sus aliados de extrema derecha que parecen
decididos a ocupar más territorio en diferentes frentes y a mantener a Israel
en un estado de conflicto perpetuo.
La guerra de exterminio a
la que están sometidos los palestinos es una encarnación de las ambiciones
históricas israelíes de expandir la influencia del Estado fascista basado en
una ideología sionista y cuyo objetivo es controlar los territorios palestinos
y lograr un estado fundamentalista religioso. Esta visión no es nueva, sino que
se extiende durante décadas. Desde el establecimiento del Estado de Israel,
líderes israelíes como David Ben-Gurion e incluso Netanyahu han adoptado
políticas similares, buscando ampliar las fronteras del estado a expensas de
las tierras palestinas.
El estado de ocupación
israelí está aprovechando el fracaso internacional y está explotando la
incapacidad del Consejo de Seguridad de la ONU para asumir sus
responsabilidades legales; mientras Israel continúa arrasando la Franja de
Gaza, intensificando sus masacres, destruyendo sus hospitales, lanzando bombardeos
masivos contra los hogares y cometiendo genocidio contra los civiles palestinos
para convertirla en una tierra inhabitable. La connivencia de la comunidad
internacional con las escenas de genocidio y desplazamiento de la población
civil, constituye una complicidad pública con este enorme número de violaciones
del derecho internacional llevadas a cabo sin control ni rendición de cuentas.
Las instituciones de
legitimidad internacional pierden su credibilidad, su legitimidad se erosiona
mientras dure el genocidio, mientras el Consejo de Seguridad de la ONU sea
incapaz de detenerlo y mientras no se escuchen los llamamientos de las
autoridades pertinentes, organizaciones internacionales, incluida la
Organización Mundial de la Salud, el Programa Mundial de Alimentos y la UNRWA.
El Consejo de Seguridad debe implementar su Resolución 2735 que estipula: un alto el fuego, la entrada de ayuda a la Franja de Gaza, la retirada israelí de la Franja de Gaza, permite al Estado de Palestina asumir todas sus responsabilidades en la Franja de Gaza, así como en Cisjordania y también establece detener los ataques del ejército y colonos israelíes en Cisjordania, incluida Jerusalén. En última instancia, la seguridad de Israel sólo puede garantizarse mediante la paz justa con todos los países de la región.
Humanidad
No Figura en el Diccionario Israelí
Mahmoud Elalwani
EL PASADO JUEVES 2 de enero de 2025,
ocho diputados del llamado Comité de Asuntos Exteriores y Seguridad del
parlamento israelí “La Knesset” mandaron una carta al ministro del Ejército de
Ocupación israelí, Yisrael Katz, exigiendo que reconsiderara que después de
asediar el norte de la Franja de Gaza y del desplazamiento de sus residentes
hacia el sur.
El ejército debe destruir
las fuentes de energía, alimentos y agua en el norte de Gaza y se debe matar a
cualquiera que se mueva en dicha zona sin levantar una bandera blanca.
Consideraron “no estar implementado de manera apropiada” el plan efectuado por
el ejército de ocupación para desplazar a los residentes del norte de la Franja
de Gaza hacia el sur y añadieron que esto no debe hacerse sólo en el norte de
la Franja de Gaza, sino también en cualquier otra región de la franja,
afirmando que las operaciones del ejército de ocupación “no permiten el logro
de los objetivos de guerra establecidos por el nivel político” de acuerdo a los
planes de guerra establecidos en un principio.
Netanyahu y su gobierno
sionista continuaron cometiendo una guerra de exterminio con su maquinaria de
genocidio contra palestinos inocentes en Gaza exterminando a 46.006 palestinos
e hiriendo a más de 109.378 en 462 días de la actual guerra en Gaza. La máquina
de matar ha destruido la santidad y ha violado la soberanía de los Estados, no
sólo se ha circunscrito a Gaza, sino que se ha ampliado a Cisjordania y a la
ciudad de Jerusalén ocupada, además el ejército sionista ha incrementado sus
operaciones militares para invadir el Líbano y para librar otra guerra contra
Siria y contra Yemen.
Desde el comienzo de la
guerra, los israelíes han sido muy conscientes de que Netanyahu no está
interesado en un acuerdo de intercambio o en la liberación de los detenidos. En
realidad, Netanyahu continúa con la guerra sacrificando sus vidas para lograr
sus objetivos partidistas y personales. Israel no reconoce sus verdaderas
intenciones basadas en la ocupación y en la matanza de seres humanos y las
justifica con el discurso del odio y como respuesta al asesinato.
El gobierno israelí y su
ejército han detenido a más de 12.000 palestinos obligándolos a quitarse la
ropa bajo el frío y en condiciones duras y difíciles, interrogándolos con
extrema crueldad y, consecuentemente, llevando a la muerte de decenas de ellos
sin tener en cuenta ninguna condición humanitaria, privándolos de sus derechos
más básicos a medicinas, agua y alimentos e impidiendo que los abogados se
reúnan con ellos o conozcan sus condiciones de detención.
La cuestión de los
prisioneros palestinos que sufren tanto como resultado de las duras condiciones
que les impone la administración penitenciaria israelí es una de las cuestiones
importantes en esta feroz guerra. Los prisioneros palestinos tienen derecho a
recuperar su libertad y su dignidad. Todos los pueblos del mundo y las
organizaciones humanitarias y de derechos humanos deben trabajar y ejercer una
fuerte presión sobre Israel para detener el sufrimiento y la tragedia humana de
los prisioneros. Israel debe darse cuenta de que todos sus detenidos serían
liberados solo con que detenga la guerra de genocidio y se retire de la Franja
de Gaza.
Durante el año 2024 hemos asistido a la pérdida de los valores éticos, la moral, la lógica y la razón. La lucha de los defensores de la libertad, de los derechos humanos y del respeto al derecho y a los acuerdos internacionales ha sido convertida por los sionistas en una farsa al burlarse de las decisiones del Consejo de Seguridad, de la Corte Internacional de Justicia y de la Corte Penal Internacional, incluso después y a pesar de acusar a Netanyahu y a su gobierno de cometer una guerra de genocidio y de emitir dos órdenes de arresto contra Netanyahu y su ministro de defensa despedido. Pero lo que ha sido más doloroso es el papel limitado de la Comunidad Internacional y su incapacidad para disuadir a Israel de este despropósito contra Gaza, Jerusalén, Cisjordania, Líbano, Siria y Yemen.
Humanidad significa sensibilidad, significa dar valor a la vida con dignidad y libertad, sin discriminación por razones religiosas, morales y sociales. Parece que Israel no ha comprendido esta realidad, ni su importancia, ni su impacto. Israel insiste en profundizar el tribalismo y el racismo, continúa violando los derechos básicos de la vida y los derechos humanos recogidos por todas las leyes y religiones divinas. Israel aboga por destruir, matar, aumentar el sufrimiento y restar valor a la dignidad humana.
Los Intentos
de Hacer Estallar la Situación en Cisjordania
Mahmoud Elalwani(*)
EL GOBIERNO DE EXTREMA DERECHA de
Israel está tratando de arrastrar a Cisjordania a una confrontación integral,
el último intento se produjo la pasada noche del lunes 20 de enero cuando los
ataques de colonos terroristas contra aldeas en Cisjordania y bajo la
protección del ejército de ocupación asesinaron a doce palestinos, hiriendo a
docenas de personas y colocando 898 barreras militares, puertas de hierro en
las entradas de ciudades y pueblos, y más de 900 controles militares, con el
objetivo de dividir Cisjordania.
Pretenden buscar
justificación a los intentos de hacer estallar la frágil situación en la
Cisjordania ocupada copiando los crímenes de genocidio y desplazamiento cometidos
por Israel en la Franja de Gaza y obligar a transferir a la población hacia
Jordania. Todo indica que están intentando crear un estado de caos violento
para facilitar su anexión. La similitud entre los ataques que han tenido lugar
en Cisjordania con los que tuvieron lugar antes de 1948 y que condujeron a la
Nakbah palestina, aumenta la posibilidad de que se repitan estos hechos en
Cisjordania.
En este contexto se hace
más necesario que nunca poner énfasis en la obligación de Israel a desmantelar
los asentamientos, evacuar a todos los colonos de la Cisjordania ocupada y
poner fin a su ocupación ilegal en el territorio palestino lo antes posible.
Con la decisión de cancelar las sanciones impuestas a los colonos y la decisión
del Ministro del Ejército de Ocupación de liberar a los detenidos colonos se
está alentando a cometer más crímenes en esta guerra silenciosa que está
llevando a cabo el gobierno de ocupación israelí con el objetivo de escalar y
crear un clima de violencia y tensión.
El alto el fuego que
comenzó el pasado domingo 19 de enero nos dio un rayo de luz después de quince
meses de genocidio, con la esperanza y el deseo del establecimiento de un
camino político basado en resoluciones de legitimidad internacional que
conduzcan al fin de la ocupación y la implementación de la paz justa y
duradera.
Desde el primer día de esta agresión, el Estado de Palestina ha trabajado incansablemente para exigir un alto el fuego inmediato, evitar el agravamiento de la situación humanitaria y evitar el desplazamiento de la población palestina fuera de su patria y para evitar la anexión de tierras de la Franja de Gaza y Cisjordania intentando detener las prácticas que socavan la solución de dos Estados, incluida la expansión de los asentamientos y los crímenes de los colonos llevados a cabo a plena luz del día. También exigió al Consejo de Seguridad la necesidad de la implementación de las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, incluida la Resolución No. 2735 del Consejo de Seguridad, que estipula un alto el fuego inmediato y liberar a rehenes y prisioneros así como llevar ayuda humanitaria urgente a la Franja de Gaza, impedir el desplazamiento de palestinos y devolver a los desplazados a sus lugares de residencia, la retirada de las fuerzas de ocupación de toda la Franja de Gaza y permitir que el gobierno palestino asuma todas sus responsabilidades en la Franja y unidad de la Franja de Gaza con Cisjordania bajo su administración para gestionar, en cooperación con países y organizaciones amigas y hermanos, los servicios básicos de salud, educación, agua y electricidad, garantizando el regreso de los desplazados a sus hogares y preparación para la fase de reconstrucción. También se compromete a ayudar en gestionar la ayuda humanitaria y cooperar para sacar a la Franja de Gaza y a su gente de esta catástrofe humanitaria que están sufriendo, ayudando a retornar a un camino político que ponga fin a la ocupación ilegal que conduzca a la independencia del Estado de Palestina y lograr la solución de dos Estados de acuerdo con las resoluciones de legitimidad internacional.
En este contexto, el gobierno palestino afirma que la Franja de Gaza es parte
integral del territorio palestino ocupado y que el Estado de Palestina tiene
jurisdicción legal y política sobre la Franja y sobre todo el territorio
palestino ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Oriental, rechazando
categóricamente cualquier intento de apoderarse de partes de la tierra
palestina o de desplazar a nuestro pueblo, lo que viola claramente el derecho y
la legitimidad internacional. Reiteramos la necesidad de adherirnos a nuestros
derechos legítimos y a nuestra identidad nacional que une a nuestro pueblo en
todo el mundo, lo cual requiere la unidad de nuestra tierra y de nuestro pueblo
bajo el paraguas de la OLP, único representante legítimo del pueblo palestino con
su programa político y sus obligaciones internacionales.
El gobierno palestino
recalca la importancia del papel de la agencia de la ONU, “La UNRWA”, que es
indispensable y no tiene alternativa; las autoridades de ocupación israelíes no
tienen derecho a impedirle ejercer sus deberes de servir a los refugiados
palestinos en los territorios ocupados y en todas las zonas de sus operaciones
en las zonas donde nuestro pueblo refugiado está presente.
El gobierno palestino
agradece a todos los países y pueblos que apoyaron sus esfuerzos por lograr un
alto el fuego y a todos los que trabajaron para detener la guerra genocida
contra el pueblo palestino y para exigir a Israel que rinda cuentas de sus crímenes
y a los países que nos apoyaron ante los tribunales internacionales y a la
Corte Internacional de Justicia para detener los crímenes del genocidio.
Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que brinde apoyo humanitario más urgentemente y que coopere con el gobierno palestino para mejorar sus capacidades para desempeñar su papel y asumir sus responsabilidades. No obstante, destacamos la importancia de encontrar una solución política justa permanente e integral a la cuestión palestina y a la paz en Oriente Medio, implementar la solución de dos Estados de acuerdo con las resoluciones internacionales de legitimidad y para obtener el reconocimiento internacional y la membresía plena del Estado de Palestina en las Naciones Unidas para poner fin a la ocupación israelí y la encarnación del Estado independiente de Palestina según las líneas del 4 de junio de 1967, con Jerusalén Este como su capital, y la solución de la cuestión de los refugiados de conformidad con la Resolución 194 de la ONU, lo que brindará la oportunidad de lograr con éxito la paz justa, seguridad y estabilidad no sólo entre palestinos e israelíes, sino para que todos los países de la región vivan en seguridad, paz y buena vecindad. En este contexto, esperamos con interés la celebración de una conferencia internacional de paz para implementar las resoluciones de legitimidad internacional relacionadas con la cuestión palestina y la solución de los dos Estados, donde todos los países participantes adoptarán medidas prácticas y decisivas para poner fin a la ocupación, apoyar la independencia del Estado de Palestina y lograr una paz justa.
La comunidad internacional tiene la responsabilidad al no haber cumplido con sus obligaciones con nuestro pueblo y brindarle protección internacional y no haber impuesto sanciones internacionales disuasorias al Estado ocupante y a los terroristas colonos mediante el desmantelamiento de sus organizaciones y agotando sus fuentes de financiación y no haberles quitado la protección política y jurídica. La Comunidad Internacional debe intervenir para detener estos crímenes y las políticas israelíes que no traerán paz y seguridad a nadie, enfatizando en que la única manera de lograr seguridad y estabilidad es implementar resoluciones de legitimidad internacional y la paz justa como base para resolver el conflicto y encarnar el establecimiento del Estado palestino, con Jerusalén Este como su capital.
(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia.
Algunos Aspectos del Discurso y de las
Primeras Acciones de Trump
Santiago
Ibarra(*)
Introducción
El discurso de posesión de
Trump como presidente de Estados Unidos el 20 de enero y sus declaraciones y
acciones anteriores y posteriores a ese día han estado dominadas por la lucha
entre Estados Unidos y China. En el presente artículo abordamos algunos de los
aspectos de ese discurso y primeras acciones, como el supremacismo nacional y
blanco; la política contra los inmigrantes; la búsqueda de un relanzamiento de
la economía estadounidense vía la intervención militar, la coerción económica y
la inversión masiva en inteligencia artificial; el expansionismo, la violación
del derecho y el desprecio por la comunidad internacional; la lucha contra los
gobiernos democráticos y anti-imperialistas, para presentar después a modo de
punteo un conjunto de semejanzas y diferencias entre Trump y Biden y la nueva
intervención del Estado en la economía estadounidense, mostrando de este modo
que el problema de fondo en Estados Unidos hay que buscarlo en la clase
dominante y no solamente en Trump.
Supremacismo
nacional y supremacismo blanco
Trump afirmó en su discurso
de posesión como presidente de los Estados Unidos que busca “hacer a América
grande de nuevo”. Se trata de un nacionalismo extremo que vía la mitificación
de la historia estadounidense está orientado a cubrir con una aureola de
santidad sus actos clasistas, expansionistas, racistas, homofóbicos y eventualmente
su guerra contra China. Esta aureola de santidad se corona con la afirmación de
Trump de que la bala que le dispararon y le lesionó una oreja no lo mató porque
Dios quiso que siguiera con vida para llevar a Estados Unidos hacia las
estrellas: “Somos una gloriosa nación bajo Dios”, sostuvo. Este nacionalismo
construye una historia que falsea una parte importante de ella reconociendo
únicamente a los estadounidenses de origen británico como constructores de esa
nación, silenciando el genocidio perpetrado contra los indígenas que habitaban
esa porción de Norteamérica, a los negros que llegaron a la misma a principios
del siglo XVII como esclavos y el aporte proporcionado por la población latina.
Contra
los inmigrantes
Un eje central del discurso
de Trump es la lucha contra los inmigrantes, a quienes criminaliza y
estigmatiza constituyéndolos en el chivo expiatorio de los problemas actuales
de Estados Unidos, como la crisis económica, la inseguridad, la violencia, el
tráfico y el consumo de drogas ilegales, siendo que, en realidad, la población
latina en ese país contribuye a la economía estadounidense: “La producción económica total, o producto interno bruto,
de los latinos en los Estados Unidos alcanzó los 3.7 trillones de dólares en
2022, según los investigadores. Lo que supera la marca histórica de 3.2 trillones de
dólares establecida en 2021. La última cifra convertiría al PIB latino de
Estados Unidos en el quinto mayor PIB del mundo para 2022 — mayor que el de
India, el Reino Unido y Francia.”(1) La población latina no solo contribuye y
ha contribuido al crecimiento de la economía estadounidense, sino que ha sido
clave en la constitución de Estados Unidos como la primera potencia económica a
nivel mundial.
Por lo demás, los causantes de la crisis económica de los
Estados Unidos son las propias corporaciones económicas y los gobiernos
sucesivos de este país, que lograron hacer de ese país el país más endeudado
del mundo, fabricar un gran déficit fiscal y favorecer la acumulación de
capital vía la especulación financiera y promover, así, paulatinamente, su
desindustrialización.
Ahora bien, millones
de esos inmigrantes ocupan los empleos de más baja cualificación en la
construcción, agricultura, industria manufacturera, turismo, etc.; es decir, le
proporcionan al capital la mano de obra barata con la que amasan sus fortunas.
¿Trump le va a quitar a esos capitalistas su fuente de ganancia?
Con
su discurso criminalizador Trump encubre además que las grandes corrientes
migratorias hacia Estados Unidos desde América Latina se producen en el
contexto de una crisis económica y productiva en esta última región que a la
vez se ha producido en el marco de relaciones desiguales y de dependencia con
los Estados Unidos y Europa, relaciones en las cuales estos últimos se
aprovecharon de la debilidad estructural de nuestros países y de la existencia
de oligarquías locales proclives a aceptar las peores condiciones que ellos nos
imponen, para explotar sus materias primas y aprovechar sus mercados.
Un
punto aparte pero relacionado que ha sido destacado por diferentes analistas es
que la designación de los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras
permitiría a Trump invadir México bajo el pretexto de luchar contra el
terrorismo.
Relanzamiento
de la economía estadounidense vía la ocupación militar, el robo, el saqueo, el
chantaje y las inversiones
Estados Unidos ha perdido
en las últimas dos décadas un gran terreno en la economía, la producción y el
comercio frente a China. Además, Estados Unidos padece de un gigantesco déficit
fiscal, déficit comercial y deuda pública. Posteriormente al día de su posesión
Trump anunció la inversión de 500 mil millones de dólares en la empresa
Stargate, una empresa que buscará el desarrollo de la inteligencia artificial,
rubro en el cual Estados Unidos es líder a nivel mundial hasta el momento. A la vez, en el Foro Económico de Davos Trump
ha chantajeado a las empresas extranjeras que quieren exportar a Estados Unidos
exigiéndoles que produzcan en este país y que si no lo hacen les aumentará los
aranceles.
La
expansión sobre territorios ajenos (para apropiarse de sus materias primas, sus
mercados y sus rutas comerciales), el aumento anunciado de los aranceles y la
conservación del dólar como la moneda de reserva y de las transacciones en el
comercio mundial son mecanismos de acumulación que son extra-económicos y que
pertenecen al ámbito de la coerción y la violencia, que Marx trató en el
capítulo La llamada acumulación originaria de capital, primer tomo de El
capital (1867). Estados Unidos se construyó sobre la base del genocidio de los
pueblos indígenas que vivían en el territorio que ocupa hoy y del robo y compra
de tierras ajenas. Hoy Trump ha anunciado el uso de la violencia para perpetuar
la hegemonía de Estados Unidos en el sistema mundial. Estamos hablando de que
Estados Unidos busca relanzar la acumulación de capital en su espacio
geográfico incorporando a su control a procesos económicos existentes en otros
espacios nacionales, así como sus recursos naturales, lo que nos remite al
viejo colonialismo, violando flagrantemente la soberanía y la independencia de
los Estados nacionales.
Este
plan de relanzamiento de la economía estadounidense por las vías que hemos
mencionado busca recuperar y fortalecer a la economía estadounidense para ir a
la guerra contra China, pero, nos preguntarnos: ¿esas inversiones lograrán su
objetivo? Los hechos, como, por ejemplo, el desplome del 17% de las acciones de
Nvidia ante la aparición de Deepseek, nos hace dudar de que Estados Unidos
pueda conservar, por ejemplo, el liderazgo en inteligencia artificial.
Expansionismo,
violación del derecho internacional y desprecio por la comunidad internacional
Trump ha anunciado desde
antes de su posesión formal que desea comprar Groenlandia y que si fuera
necesario tomará militarmente esta isla gigante. También anunció que le
aplicará a Canadá aranceles de un 25% con la finalidad de forzar su anexión a
Estados Unidos como el estado 51 de este país. El día de su posesión ratificó
que tomará el canal de Panamá. Pocos días después dijo que si es necesario
usará la fuerza militar con Venezuela, país que tiene las reservas petroleras
más grandes del mundo.
En
este punto hay que observar lo siguiente. Por un lado, Trump retoma la política
de expansión colonial de décadas atrás y, de otro lado, continúa en la historia
reciente la política de Biden de violación del derecho internacional y de
desprecio a la comunidad internacional. (Al parecer, algunos creen que Trump es
decididamente peor que Biden, pero fue este último quien patrocinó, financió y
armó a Israel para cometer genocidio contra el pueblo palestino y apropiarse de
nuevos territorios de este pueblo, así como de Líbano y Siria). En los últimos
días, Trump ha anunciado que desea trasladar a 1.5 millones de palestinos de
Gaza hacia Jordania y Egipto, buscando completar de esta manera el genocidio y
exterminio político del pueblo palestino.
Asimismo,
Trump, dando continuidad a lo que hizo Biden también, saca a Estados Unidos de
la Organización Mundial de la Salud (restando a este organismo de una parte
importante de los fondos con los que normalmente trabaja) y del Acuerdo de
París (que obliga a los países a disminuir la emisión de dióxido de carbono
para mitigar de esta manera la contaminación ambiental). El punto de partida de
Trump para tomar esta decisión es la negación del cambio climático, de la
participación brutal de Estados Unidos en la destrucción de la naturaleza y la
negación y rechazo de la ciencia misma, buscando ampliar significativamente la
producción y exportación de petróleo sin cumplir con la normativa internacional
para satisfacer los apetitos insaciables de los grandes capitalistas del
petróleo. Este último punto está relacionado con el proyecto de relanzamiento
de la economía estadounidense.
Liquidación
de los gobiernos nacional populares y ataque a los derechos de los trabajadores
No porque lo pongamos casi
al final este acápite es menos importante que los demás. En realidad, es parte
fundamental de toda la política imperialista de Trump. El día de su posesión
Trump habló de que se había gastado mucho en sanidad, con lo cual estaba
anunciando recortes importantes en salud pública dentro de los Estados Unidos.
Como ya hemos dicho, ha anunciado también que podría usar la fuerza militar
contra Venezuela (aunque en los últimos días envió al delegado Grenell para
negociar con Maduro la deportación de venezolanos y la recuperación de
estadounidenses presos en Venezuela), además de que volvió a colocar a Cuba en
la lista de estados patrocinadores del terrorismo, una más de las mentiras de
las que se vale Estados Unidos para justificar su ataque a países que resisten
y desarrollan un proyecto político de control nacional de sus recursos
naturales y de construcción política alternativa a lo que manda el país hegemónico
a nivel mundial. Así, Estados Unidos prolongará el brutal bloqueo económico
contra Cuba.
Trump
y Biden
Si bien existen diferencias
en el discurso y política de Trump respecto a lo que hizo Biden, también
existen grandes similitudes entre los dos. Una coincidencia fundamental es la
de apoyar absolutamente el genocidio y la expansión colonial de Israel sobre
Palestina y Siria con el uso de la violencia más extrema. El supremacismo nacional;
la violación del derecho internacional (análoga a la violación del estado de
derecho en cada país); el desprecio por la comunidad internacional; la lucha contra
los gobiernos anti-imperialistas de América Latina mediante los métodos más
brutales como son los bloqueos económicos; la lucha contra los derechos
laborales, económicos y sociales de los trabajadores, son algunas de las
semejanzas más importantes entre ambos personajes.
Asimismo,
si bien es cierto que los demócratas y Biden reivindican el globalismo, a la
vez han favorecido las políticas proteccionistas y la guerra comercial contra
China, tanto como Trump y los republicanos.
Algunas
diferencias entre Trump y Biden son el supremacismo blanco y la estigmatización
y criminalización abierta y descarada de los inmigrantes, el discurso
expansionista (amenazas contra Canadá, Groenlandia, Panamá)(2), el discurso
contra la comunidad LGBT y la negación del cambio climático y de la propia
ciencia por parte de Trump. Lo que debemos subrayar sobre este último conjunto
de políticas es que constituyen una violación del estado de derecho en los
Estados Unidos, ya que, por ejemplo, se eliminan las disposiciones técnicas que
favorecen a la población negra y a la población LGBT, además de presentarse a
los inmigrantes como criminales sin que incluso eso esté respaldado por
actividades delictivas de parte de aquellos. Otro elemento que expresa el
desprecio del Trump por el estado de derecho es el indulto que le ha dado a los
elementos que tomaron el Capitolio el 2019 (además de que el propio Trump ha
podido ser candidato habiendo cometido delitos penales). Tomando estos últimos
rasgos, Trump sería el violador del estado derecho en su propio país. Respecto
a la política contra los inmigrantes, recordemos que Obama el “demócrata”
deportó dos veces más extranjeros en su primer gobierno que Trump en su primera
gestión.
Los
elementos novedosos que introduce Trump en su gobierno constituyen elementos
adicionales de peligrosidad, por las consecuencias que tendrían las ocupaciones
e intervenciones militares en Latinoamérica y Groenlandia y por la agresión
material y moral y las consecuencias sociales que van a traer consigo las
políticas clasistas, racistas, xenófobas y homofóbicas de Trump. Recordemos que
los nazis hicieron de los judíos el chivo expiatorio de problemas cuyos
causantes fueron los capitalistas y el Estado alemán y eso acabó en un
genocidio.
Bien,
con todo, no podemos caer en la consideración de que Trump es peor que Biden
sin más, y peor aún de que este último está libre de toda monstruosidad (por su
participación en el genocidio israelí contra Palestina). Ante todo y por sobre
todo porque no podemos perder de vista que lo central es comprender que es esa
clase dominante estadounidense la misma que lanzó dos bombas atómicas sobre las
ciudades de Hiroshima y Nagasaki, la que décadas atrás estuvo detrás de
sangrientos golpes de estado en varios países de América Latina, y en el
presente está detrás del genocidio israelí contra el pueblo palestino, de la
guerra en Ucrania contra Rusia y posiblemente de una próxima guerra contra
China. Es la clase dominante estadounidense y el propio sistema
imperialista-capitalista el problema de fondo. Esta clase dominante se ha
quitado la careta democrática y opta por la violación del estado de derecho y
el uso de la violencia más extrema y sádica para defender sus intereses
particulares y mezquinos. Y esas guerras las van a continuar lo mismo los
republicanos que los demócratas, si así lo decide la clase dominante
estadounidense. Hoy esa clase dominante aplica políticas proteccionistas y
apuesta por la intervención estatal para amedrentar y conseguir de terceros
países la adopción de decisiones favorables a sus intereses, reavivando el
viejo colonialismo y el neocolonialismo. Y frente a las agresiones de Trump
contra los inmigrantes, Latinoamérica y otros pueblos del mundo, hay que
anteponer la unidad latinoamericana y del mundo.
Notas:
(2) Debemos observar que
Biden justificó la política expansionista de Israel en Medio Oriente. La
pregunta es: ¿Biden se va a oponer a la nueva política de expansión de los
Estados Unidos formulada por Trump?
(*)
Santiago Ibarra es sociólogo egresado de la Universidad Mayor de San Andrés.
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