Elier Ramírez Cañedo
17 junio 2019 Economía, Opinión
(Palabras de presentación del libro:
“El pensamiento económico del Che”, de Carlos Tablada)
I
QUISIERA COMENZAR ESTAS PALABRAS
recordando hoy a Fernando Martínez Heredia, uno de los intelectuales cubanos
que más estudió las ideas y las batallas del Che y que fue también un
guevariano en la vida. Lamentablemente lo perdimos físicamente hace dos años,
cuando aun su mente luminosa seguía aportando muchísimo al pensamiento social
cubano. Gracias Fernando, por tu ejemplo.
Creo
ha sido una idea muy feliz que la editorial
Ciencias Sociales haya decidido relanzar
El pensamiento económico del Che, de
Carlos Tablada. Con 38 ediciones realizadas y más de 600 mil ejemplares
impresos en 14 países y nueve idiomas, esta obra continúa siendo un clásico
entre los estudios del pensamiento revolucionario cubano y latinoamericano, al
abordar las ideas de uno de los marxistas más descollantes del siglo XX.
Esta
nueva edición aparece ahora con una excelente carta de presentación, los prólogos a impresiones anteriores
realizados por Aurelio Alonso, Celia María Hart y Fernando Martínez Heredia,
quienes no se limitan a destacar los valores del libro de Tablada, sino que lo
complementan y dialogan con él a través de vivencias personales y análisis muy
oportunos.
Esta
es una obra finalizada en 1984, luego de 15 años de laboreo científico y cuyos
resultados de investigación tuvieron que
enfrentarse de manera audaz y valiente a poderosas fuerzas internas, en
una época donde el Che era recordado y estudiado como guerrillero, internacionalista,
hombre de excepcionales cualidades éticas y políticas, pero desconocido en lo
más valioso de su pensamiento teórico sobre la transición socialista. Muy poco
era lo que se había publicado tanto de la propia obra del Che, como
estudios sobre su pensamiento en el
período 1967-1987, hasta la aparición del libro pionero de Tablada.
Es
justo mencionar como excepciones de esta etapa, la compilación de buena parte
de la obra del Che en 7 tomos,[i] bajo la coordinación de quien en ese momento
era su viceministro primero, Orlando Borrego. Estos tomos contaron con el
privilegio de haber sido revisados por el Che en 1966 cuando se entrenaba para
la lucha en Bolivia, sin embargo saldrían en 1970 en una tirada reducida solo
para cuadros de dirección.[ii] En 1972 el Instituto Cubano del Libro tomando
como fuente la compilación realizada por Borrego, publicaría Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos.[iii]
En el exterior, un año antes, había salido a la luz el libro El pensamiento del Che Guevara, de
Michael Lowy.[iv] Pero lo cierto es que las ideas del Che durante años
continuaron siendo patrimonio exclusivo de algunos especialistas. Si aún hoy
existe desconocimiento y distorsión de sus ideas, hay que imaginarse el
contexto de aquellos años, en que la mayor parte de su obra permanecía inédita
o ignorada.
Quizás
algunos subvaloraron —ya fuera por desconocimiento o mala intención—los aportes
teóricos y prácticos del Che a la construcción del socialismo, considerando en
espacios íntimos al Che de voluntarista e idealista, asociando su pensamiento
al modelo económico asumido en la segunda mitad de los años 60. Vale la pena
insistir en que nada tuvieron que ver aquellos errores y distorsiones
económicas, con la aplicación del Sistema
Presupuestario de Financiamiento (SPF) creado por el Che. De hecho, el SPF
nunca llegó a aplicarse a escala nacional y hasta 1965 convivió junto al modelo
del Cálculo Económico defendido fundamentalmente por Carlos Rafael Rodríguez.
A partir de los análisis críticos de las
fallas cometidas en la conducción de la economía se pasó a otro modelo diseñado
a inicios de los años 70, pero implementado a partir de 1976: el llamado
Sistema de Planificación y Dirección de la Economía (SPDE), tomando como
base la experiencia de los países del campo socialista. Recordar que Cuba había
entrado al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) en 1972. Con el nuevo modelo
comenzarían a sentirse entonces en pocos años los efectos nocivos del
pragmatismo economicista: la ganancia y rentabilidad al margen de las
consecuencias sociales; el estímulo material como único instrumento para
incentivar a los trabajadores —deformado además en su comprensión y
aplicación—, confianza excesiva en los mecanismos, entre otros males muy
similares a aquellos que desde mucho antes venían corroyendo las bases
ideológicas y culturales de las sociedades del llamado “socialismo real” y que
el Che tan premonitoriamente como 1965 había advertido:
“Creemos importante la tarea porque la investigación
marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros.
Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente.
Y, lo que es trágico, esto no se refiere solo a un campo determinado de la
ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas,
creando perturbaciones ya enormemente dañinas, pero cuyos resultados finales
son incalculables (…) Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la
NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo
toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura
capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción,
y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están
resolviendo hoy a favor de la superestructura. Se está regresando al capitalismo”.[v]
Aquellas armas melladas del
capitalismo utilizadas para construir el socialismo, lejos de ser eliminadas o
controladas, fueron robustecidas con la Perestroika y la Glásnot de Gorbachov y
penetraron hasta el corazón mismo del sistema soviético, terminando en aquel
derrumbe vergonzoso que conocemos.
Fue
en ese convulso y peligroso contexto de mediados de los años 80 [vi] que el
libro de Tablada adquirió una fuerza inusitada, luego de caer en las manos de
quien más podía comprender a cabalidad su importancia y trascendencia: Fidel
Castro. El líder de la Revolución se convirtió en el principal divulgador de la
obra. En discurso pronunciado el 8 de octubre de 1987 expresaría: “Recientemente se hizo una compilación de
todas estas ideas y un economista escribió una obra por la cual recibió un
premio en la Casa de las Américas, que tiene el mérito de haber recopilado,
estudiado y presentado en un libro la esencia de las ideas económicas del Che,
recogidas de muchos de sus materiales hablados o escritos, artículos y
discursos sobre cuestión tan decisiva para la construcción del socialismo. La
obra se titula El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara”.[vii]
El
libro se convirtió en una referencia obligada para acometer en la Isla a partir
de 1986 lo que se conoció como Proceso de
rectificación de errores y tendencias negativas. Así el Che, con esa
capacidad de seguir naciendo, vino nuevamente a combatir junto a nosotros todas
las deformaciones que podían conducirnos irremediablemente hacia el
capitalismo, en un momento donde muchos se ilusionaban y defendían la
posibilidad de extrapolar las reformas impulsadas por el liderazgo soviético a
nuestra realidad. Gracias al empeño de Tablada las ideas del Che sirvieron
entonces no solo para rectificar en la búsqueda de nuestro propio camino, sino
también como muro de contención a los entusiastas del calco y la copia.
II
Recientemente se hizo público un
discurso inédito de Fidel en un encuentro con el Consejo Nacional de la
Asociación Hermanos Saíz, el 12 de marzo de 1988, donde se observa claramente
la fuerte conexión de Fidel con las ideas del Che, que evidentemente había
vuelto a analizar a partir del libro de Tablada. Me permito citar algunos
fragmentos:
“Nosotros no vamos a descuidar, ni en lo más mínimo,
todo lo que se refiere a la eficiencia económica, pero habíamos caído en un
mercachiflismo terrible; ni se sabe las consecuencias que habíamos tenido con
esas empresas que actuaban como empresas capitalistas, es decir, tuvimos un
bache serio.
Yo me imagino lo que ha pasado en algunos países por
ahí, porque todos esos mecanismos estuvieron funcionando veinticinco o treinta
años; aquí estuvieron diez y por poco acaban con nosotros, esa es la verdad, en
el cual se estaba aplicando una experiencia de otros países. Pudiéramos decir
que el Che previó, porque el Che —y nunca había vivido esa experiencia por un
país del Tercer Mundo— tenía una desconfianza terrible en aquellos mecanismos y
decía que no se podía construir el socialismo a base de aquellas categorías
capitalistas.
Cuando en el año 1975 se empezó a aplicar aquí el
sistema similar a los demás países socialistas, tuvimos todas esas cosas.
Después las empresas no querían terminar un edificio porque ganaban dinero
moviendo tierra, poniendo columnas y no ganaban dinero terminando, que es lo
más difícil, lo que menos ganancia daba, y se empezaron a convertir en unos
capitalistas de pacotilla. Yo digo, bueno, podemos decir que la Revolución pasó
un período de eso, iba en estancamiento y descenso. Esa es la realidad.
(…)
¿Qué, nos vamos a poner a competir con la sociedad de
consumo yanqui? ¿Vamos a entrar en la competencia para que la gente se quede
aquí a base de darle más zapatos, más lujos, más cosas? ¿Cuántos se quedarían
aquí, si el cemento que une al ciudadano a su patria no es otra cosa que el
bienestar material?
(…)
Recuerdo lo que dije que significaba la cultura cuando
había los criterios de que “esto cuesta tanto”, “esto es improductivo”, como si
lo único productivo fuera aquello que produjera cemento, acero, cosas
materiales.
(…)
Si se cree en el hombre, y es un punto de vista del que
yo parto, ¿es un animalito que obedece solo al palo o a la zanahoria? Yo no
creo que el hombre sea esa porquería realmente. Yo creo que el hombre es mil
veces superior a eso”.[viii]
III
A pesar de que el Che se adelantó como
nadie en la crítica al socialismo real existente y alertó sobre la restauración
del capitalismo en los países europeos, todavía hoy algunos siguen considerando
la visión del Che sobre lo que debía ser y lo que no debía ser el socialismo,
como idealista. Creo que tener esa valoración a estas alturas solo es posible
sobre la base del desconocimiento o la tergiversación de la propuesta teórica y
práctica del Che sobre la transición socialista. Basta con leer el libro de
Tablada para entender cuanto realismo había en las propuestas del Che. Ese Che
realista es que llega a plantear: “pensar
que un país entero va a responder a estímulos superiores teniendo hambre…., eso
a mí me parece un sueño (…); hay una cantidad de necesidades que son vitales, y
ésas hay que satisfacerlas, si no las satisfacemos, difícilmente podamos
avanzar”.[ix] Pero para leer y
entender al Che hay que hacerlo desde su visión totalizadora del socialismo,
donde no se pueden segmentar sus propuestas económicas, de la ideología, la política
y la cultura. El Che tomó distancia tanto del idealismo voluntarista como
del pragmatismo economicista.
“El
socialismo económico sin la moral comunista no me interesa —expresaba el Che—.
Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la
alienación”.
Marx se preocupaba tanto de los hechos
económicos como de su traducción en la mente. El llamaba a eso un “hecho de
conciencia”. Si el comunismo descuida los hechos de conciencia puede ser un
método de repartición, pero deja de ser una moral revolucionaria”. [x]
Y
es que para el Che, como destaca Tablada: “los
éxitos económicos serían realmente tales en la medida en que, tanto por sus
resultados finales como por la manera en que fueran logrados, implicaran un
impulso decisivo a la formación de nuevas relaciones sociales más humanas y,
por tanto, de nuevas formas de conciencia social”.[xi]
Siendo
uno de los grandes humanistas del siglo XX al igual que Fidel, para el Che siempre estuvo claro que la
meta fundamental no era solo crear una nueva sociedad como antípoda de la
sociedad capitalista, sino crear seres humanos distintos y que, de hecho,
era imposible llegar al comunismo si por el camino no se forjaba al “hombre
nuevo”. El Che colocaba al hombre en el
centro de toda su concepción del socialismo, como actor consciente de la
historia, y al factor subjetivo como la palanca principal para crear nuevas
realidades. El Che no solo rechazaba al orden de subordinación que realizaban
algunos teóricos al subordinar el desarrollo de la conciencia al “gradual
aumento de los bienes de consumo para el pueblo”, sino que incluso defendía el
criterio que el desarrollo de la conciencia ayudaba a que el individuo pudiera
comprender, controlar y guiar los hechos económicos y acelerar más la creación de
la base económica en función del proyecto social.
A
lo largo de todo el libro de Tablada, se nos presenta a un Che enfrentado a la
vulgarización más extendida del marxismo: el llamado determinismo económico.
Para el Che no había economía sin política, tampoco política sin economía, pero
era fundamental que la política fuera la que condujera a la economía y no
viceversa. No desconocía los límites impuestos por las condiciones objetivas,
pero tampoco se subordinaba a ellas. El
Che entendía que las circunstancias hacen al hombre, pero también éste es capaz
de hacer sus circunstancias. La herejía de la Revolución Cubana y del
propio Fidel, ante los supuestos imposibles históricos, habían sido para él
mejor ejemplo práctico.
Por
supuesto, eso no significa —y estoy seguro que nunca fue la intención de
Tablada— que estemos llamados a adoptar como camisa de fuerza las fórmulas en
el sistema de dirección económica que el Che ideo para un contexto muy
particular, como era aquel de la Cuba de los años 60, pero sí a profundizar en
un pensamiento que aun tiene mucho que decirnos en las circunstancias actuales
para evitar que “los árboles nos impidan ver el bosque”. Hay esencias en el
pensamiento del Che que son y serán útiles para todos los tiempos, y en
cualquier circunstancia de un proyecto que pretenda convertirse en una
alternativa real y superior al capitalismo.
La
enseñanza del Che, como también se desprende de este libro, es que debemos
incentivar siempre el pensamiento crítico y por supuesto —si nos decimos
revolucionarios y marxistas—, no contentarnos solo con interpretar el mundo,
sino transformarlo. “¿Por qué pensar que
lo que “es” en el período de transición, necesariamente “debe ser?”[xii] Es
una pregunta que continuamente se hacía el Che y que debiera acompañarnos
siempre para evitar el anquilosamiento y las verdades eternas, y a que
prevalezca la “creación heroica” que proponía también ese gran marxista
latinoamericano que fue Carlos Mariátegui.
IV
La influencia que desempeñó el libro
de Carlos Tablada en la política cubana de la segunda mitad de los años 80,
constituye una muestra ejemplar del papel que pudieran —y están llamadas a
desempeñar— las ciencias sociales en nuestro país en la coyuntura actual, en
tiempos de trascendentales cambios y transformaciones en nuestra realidad
económica, política y social. En un momento en que se han multiplicado los
diversos actores y estructuras que hoy intervienen en nuestra economía, sigue
teniendo gran vigencia el llamado que hizo Tablada a partir de sus profundos
estudios del pensamiento del Che: “La
forma en que cada una de las nuevas estructuras económicas e instituciones
condiciona y se expresa en las motivaciones del hombre corriente, resulta un
aspecto vital que debe ser estudiado en cualquier ensayo sobre el período de
transición”. [xiii]
El
libro de Tablada que es más que el pensamiento económico del Che, pues aborda
su concepción amplia y sistémica del socialismo, nos reafirma que el
pensamiento y el ejemplo Ernesto Guevara siguen siendo actuales y necesarios
para encarar los viejos y nuevos entornos subjetivos que vienen reproduciéndose
en nuestro país —acompañados de nuevas expectativas y paradigmas de éxito—, que
se alejan del ideal de socialismo al que aspiramos y por el que luchamos; para
enfrentar además del imperialismo y el capitalismo, al colonialismo cultural
más sutil que nos invade, ya sea en la educación, en el lenguaje, en las
costumbres o en los métodos. El Che sigue convocándonos a combatir el
burocratismo, la corrupción, el derroche, las indisciplinas sociales, la doble
moral, la apatía y el derrotismo. El Che sigue motivándonos a que a
contracorriente nos aferremos a lo mejor el humanismo y a que junto al
desarrollo de las fuerzas productivas desatemos las fuerzas espirituales de la
nación cubana. El Che sigue llamándonos a ser patriotas, solidarios e
internacionalistas.
Este
es un libro pertinente para Cuba, pero también para toda la izquierda mundial,
en especial en Latinoamérica. Las derrotas que han sufrido los procesos progresistas
en América Latina y el Caribe, han
demostrado que el cambio revolucionario más trascendente y perdurable no está
en lograr mejores patrones de distribución, en crear nuevos consumidores, sino
en forjar nuevos sujetos para el cambio revolucionario, consientes y
protagonistas de las principales transformaciones. Muchas de esas ideas ya
fueron adelantadas desde el siglo pasado por el Che y podemos verlas
nítidamente en esta obra que presentamos hoy.
¡Muchas Gracias!
Notas:
[i] El Che en la Revolución Cubana (7
tomos), La Habana, Editorial Ministerio del Azúcar, 1966.
[ii] Entre el 2014 y el 2018, la
Editorial José Martí, reeditaría estos 7 tomos en una tirada más amplia.
[iii] Instituto Cubano del Libro,
Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos, 1972.
[iv] Michael Lowy, El pensamiento del
Che Guevara, Siglo XXI Editores, México D. F., 1971.
[v] Citado por Fernando Martínez
Heredia en: El Che y la crítica desde el socialismo cubano, Cubadebate, 14 de
junio de 2013.
[vi] Tablada tenía la vivencia personal
de todas estas deformaciones pues durante una década (1975-1984) estuvo al
frente de la dirección económica de una gran empresa estatal (Empresa de
Producciones Varias (EMPROVA), donde se aplicaba el Cálculo económico.
[vii] Fidel Castro, Discurso pronunciado
el 8 de octubre de 1987, en el principal acto conmemorativo del vigésimo
aniversario de la muerte de Ernesto Che Guevara.
[viii] Véase en Fidel y la AHS,
Versión amplia del discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro,
en la clausura de la reunión del Consejo Nacional de la Asociación Hermanos
Saíz, celebrada el 12 de marzo de 1988, pp.7-57.
[ix] Citado por Aurelio Alonso en su
prólogo al libro de Carlos Tablada, El Pensamiento Económico del Che, Editorial
Ciencias Sociales, La Habana, 2017 (tercera edición)
[x] Carlos Tablada, El Pensamiento
Económico del Che, ob.cit, pp.55-56.
[xi] Ibídem, p.76.
[xii] Ibídem, p.39.
[xiii] Ibídem, p.65.
(*) Artículo impreso de: Cubadebate:
http://www.cubadebate.cu URL del artículo: http://www.cubadebate.cu/opinion/2019/06/17/la-concepcionsocialista-del-che-ayer-y-hoy/
Cubadebate, Contra el Terrorismo Mediático http://www.cubadebate.cu
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