El “Nerviosismo”
Económico Burgués
César Risso
La
reducción de la tasa referencial de interés por parte del Banco Central de
Reserva del Perú, da cuenta de la preocupación de la burguesía por la
“desaceleración” de la economía peruana. Saben que la situación es preocupante,
aunque criticaron duramente a Ollanta Humala cuando señaló que la crisis había
llegado al Perú. A pesar de que están tratando de sortear la crisis con
tranquilizantes para el estrés, su proceso depresivo es inevitable, y su
histeria colectiva una necesidad.
La
plusvalía que extrae la burguesía a los trabajadores, se reparte a través de la
competencia entre la burguesía industrial, la burguesía comercial, la burguesía
financiera y la burguesía propietaria de la tierra y de la infraestructura.
Entre estos se da una despiadada lucha por arrebatarse el nuevo valor creado
por los obreros. Adicionalmente, y con cada vez mayor presencia en la economía,
a través de la especulación en la Bolsa de Valores, como un mercado de apuestas,
se incentiva aún más esta suerte de rifa de las porciones de la plusvalía, en
la que los burgueses se entretienen apostando el trabajo no remunerado que se
apropian constantemente.
En
su afiebrada interpretación de la economía, que finalmente consideran como
psicología, tratan de desarrollar dosis crecientes de confianza para que la
economía siga creciendo. Esta confianza no es otra cosa que una serie de
medidas que favorecen al inversionista, es decir, menor presencia del estado en
la economía, reducción o eliminación de los controles y, enseguida, menor
protección a los trabajadores. Sin embargo, si la burguesía lograra todo esto,
la crisis, como fenómeno objetivo que responde a las leyes del capitalismo,
igual se haría presente. Es como si la burguesía se quisiera esconder de su
sombra.
De
acuerdo a la Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas: Octubre 2013 del
BCR (Notas de estudios del BCRP No. 67 – 8 de noviembre de 2013), las
expectativas en el nivel de ventas, en los inventarios, y en las órdenes de
compra, respecto al mes anterior, son negativas. Sin embargo en los demás
rubros, como situación financiera, acceso al crédito, etc., las expectativas
son positivas. Es curioso que si las empresas consideran que no pueden realizar
las mercancías (venderlas), crean que su negocio pueda ir bien. Entre otras
cosas, a esto parecen referirse cuando hablan de confianza, es decir, que se
proponen creer que les va a ir bien a pesar de que todo indica que les va a ir
mal, incluso sus propias expectativas.
Esta
misma encuesta, pero de noviembre del 2013 (Notas de estudios del BCRP No. 73 –
6 de diciembre de 2013), da como expectativas positivas el aumento del nivel de
ventas, inventarios y órdenes de compra son positivas. Es decir, todo lo
contrario del mes anterior. En cambio, la situación financiera de la empresa,
expectativa de demanda de sus productos a tres meses y la expectativa de la
economía a tres meses, son negativas.
Los
agentes económicos burgueses no se ponen de acuerdo. Muestran en el muy corto
plazo confianza y desconfianza; confianza en algunas variables y desconfianza
en otras, en tanto que el mes siguiente sus expectativas cambian, tornando la
confianza en desconfianza en unas variables, y lo contrario en otras. Es la
anarquía de la producción reflejándose en el pensamiento de los burgueses.
En
la NOTA INFORMATIVA del programa monetario de noviembre 2013, donde se señala
que el BCRP redujo la tasa de interés de referencia a 4,0%, el Directorio
consideró la siguiente situación: “i) el crecimiento económico se viene
desacelerando a tasas por debajo de su potencial; ii) los indicadores recientes
muestran un menor crecimiento de la economía mundial; iii) las expectativas de
inflación se han reducido y permanecen ancladas dentro del rango meta; y iv)
los factores de oferta que han elevado la inflación transitoriamente se
revertirán.” Asimismo, señaló en el punto tres del mismo documento, que “Los
indicadores actuales y adelantados de la actividad productiva muestran un
debilitamiento en el nivel de actividad económica, que refleja un menor
crecimiento de nuestras exportaciones, vinculado a la desaceleración.”
Los
economistas burgueses consideran la medida del BCR como positiva, pues enfrenta
el problema de la disminución de la inversión privada. Esta ha venido creciendo
a tasas menores, de 20% en el 2011, a 13% en el 2012, con una proyección de
crecimiento para este año de entre 5 a 6%.
La
disminución de la tasa de interés reduce el costo del crédito e incentiva la
inversión, pero reduce las utilidades de la burguesía financiera. Si el BCR
puede controlar de alguna manera la tasa de interés, lo que no puede controlar
es el precio de las materias primas. A mediados de año el precio de los metales
a nivel mundial disminuyó. La situación empeoró como consecuencia de la salida
de capitales de nuestra economía. Esto ha conducido al aumento del tipo de
cambio, es decir que nuestra moneda nacional ha perdido valor frente al dólar,
lo cual perjudica a quienes se han endeudado en dólares.
Así
como va la economía, el empleo no crecerá y más bien empezará a decrecer.
Podrá
la burguesía, con las cuotas de confianza que reclama, que le sirven de
autoconsuelo, sortear la crisis, cuyos aspectos objetivos se van agudizando, y
se pueden medir con la precisión de las ciencias naturales.
El Capital, las Estrategias de Desarrollo Local
y las ONG:
Una Reflexión Crítica de Interrelaciones
Jan
Lust Van Zeeland
Resumen: El objetivo del
proyecto capitalista de desarrollo es facilitar y
contribuir a la expansión de la acumulación de capital. Las estrategias de desarrollo local
tienden a desmovilizar la población,
a desviar la atención de los pobres de
las estructuras de poder político
y económico reales y asegurar los pilares locales del sistema
capitalista global. Las ONG, que
son financiadas por las agencias de
cooperación internacional para el desarrollo, son las transmisoras adecuadas de estas estrategias
y podrían ser consideradas como las bases locales del imperialismo.
Introducción
Desde hace unos sesenta
años los teóricos del desarrollo están
discutiendo el problema del “subdesarrollo”
y las cuestiones relacionadas con la
misma en lo que se ha denominado
como el Tercer Mundo. Hasta la fecha, no han sido capaces de encontrar e introducir soluciones duraderas al problema de “subdesarrollo”.
Las estrategias que han sido implementadas para
hacer frente a la cuestión del “subdesarrollo”
tomaron, y toman aún,
las restricciones del modo capitalista de
producción y distribución como algo dado. De hecho, aunque los teóricos
del desarrollo que elaboraron sus
estrategias en las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado, criticaron las estructuras externas e internas que hicieron el “progreso”
muy difícil y elaboraron propuestas que
apuntaron a un cambio de estas
estructuras; sin embargo, estas proposiciones fueron confinadas dentro del marco general capitalista. Se podría argumentar que estos teóricos
estaban más preocupados por la expansión
del sistema capitalista y la
mejora de su funcionamiento que
por las causas fundamentales
del “subdesarrollo” en si.
En la actualidad, las estrategias de desarrollo no cuestionan
las causas del “subdesarrollo”, al igual que los teóricos de desarrollo de los años 50 y 60. Todo esto es comprensible, ya que la correlación de fuerzas de clase al nivel internacional favorece
las clases dominantes y estos no
están interesados en erradicar
las raíces de “subdesarrollo”. Incluso
podría decirse que todas las
estrategias de desarrollo que no rompen
las restricciones del modo de
producción capitalista se oponen a los intereses (históricos) de las clases
dominadas, ya que tratan de desviar
la atención de las clases populares del proceso hacia
la creación de una sociedad basada en los principios socialistas.
En este artículo se discute la relación entre el
proyecto capitalista de desarrollo, las
estrategias de desarrollo local y el
papel de las organizaciones non-gubernamentales (ONG)
financiadas internacionalmente. Intentamos mostrar
que las estrategias de desarrollo local,
como parte del proyecto capitalista de
desarrollo general, son las más apropiadas para mantener la base de la acumulación de capital. Las iniciativas de desarrollo local financiadas por las agencias de cooperación internacional para el desarrollo y ejecutados
por los ONG podrían, incluso, ser
consideradas como reaccionarias, ya que encierran a la población en sus comunidades y parecen tener la intención
de desviarla de la lucha contra las causas reales de la explotación,
la opresión y la miseria.
El Proyecto Capitalista de Desarrollo y la
Transformación Social de la Sociedad
El proyecto de
desarrollo que surgió a finales de los años
40 ─el Programa de Cuatro
Puntos lanzado en 1949 por el expresidente de los Estados Unidos, Harry Truman─ estaba
destinado a mantener a los países recientemente descolonizados en el “mundo libre” de
la explotación capitalista y la opresión. Durante el paso del tiempo, este proyecto no ha cambiado su objetivo esencial, es decir, facilitar y crear bases para la expansión de la
acumulación de capital por parte de las empresas del “Norte”.
El modo de producción capitalista se basa
en la propiedad privada de los medios
de producción. Sobre la base de esta
propiedad, el capitalista individual
es capaz de extraer plusvalía de los productores directos y transformarla
en capital con el fin de sobrevivir en la “batalla” con otros
capitalistas y para expandir su
producción. Esta relación de explotación
muestra que los explotadores (capitalistas) no solo necesitan a los explotados (los productores) para
su propia supervivencia como
capitalistas, sino también deben mantener (reproducir)
esta relación para sobrevivir como
clase. Una transformación social
de la sociedad implicaría la transferencia
de los medios de producción en manos de la sociedad a través de un proceso de nacionalización y
socialización y, por tanto, la
eliminación política y económica, como
clase, de los dueños de los
medios de producción. Los programas de desarrollo
descartan esta posibilidad
o, más bien, intentan aumentar
la base económica, social e ideológica del modo de
producción capitalista.
El estado, en la sociedad capitalista, es un colectivo de todos los organismos
institucionales que sirven al propósito del capital
colectivo. Su tarea principal es
la de mantener las condiciones generales
para la reproducción del modo de
producción capitalista. Sin embargo, los proyectos de
desarrollo incluyen, en muchas ocasiones, organismos
del estado como socios y no los consideran como enemigo de clase.
Una transformación social de la sociedad apunta a la destrucción del estado capitalista y de
una democratización profunda de la sociedad.
La globalización neoliberal es la forma institucionalizada, al
nivel mundial, de la explotación
y la opresión por parte del centro
capitalista. Bajo el liderazgo de los Estados Unidos, la
Organización Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM) sirven a los intereses
de las corporaciones transnacionales. Los proyectos de desarrollo financiados por
instituciones internacionales no tienen el objetivo de superar las causas fundamentales del “subdesarrollo”, sino “para allanar el camino para el capital, para crear las condiciones necesarias para el desarrollo
económico y social”. (Petras y Veltmeyer,
2011: 105).
Las relaciones entre el centro y la
periferia podrían definirse en
términos políticos, económicos y militares como dominación y
dependencia. Estas relaciones son,
sin embargo, no lineales y estáticas, sino dinámicas y cambian con el tiempo (Petras y Veltmeyer, 2011:
105). Aunque los capitalistas del “Norte” y del
“Sur” tienen conflictos de intereses económicos y pueden tener
objetivos políticos opuestos, sin embargo, estos conflictos se desvanecen cuando el
propio sistema está cuestionado o
está en peligro. Es precisamente por estas razones que los proyectos de
desarrollo financiados internacionalmente tienen la intención de: i) ayudar a mantener
la estabilidad política que podría
verse afectada por la rebelión de las
masas empobrecidas y hambrientas,
ii) encerrar a la población en proyectos de pequeña escala como un medio para mistificar
las estructuras que yacía en el fondo de su
situación socio-económica particular, y iii) el
desarrollo de los pequeños mercados locales como mecanismos para la generación de
ingresos y para la difusión de la
ideología capitalista. Una
sociedad en camino a la
transformación social rompe las cadenas con el centro capitalista, levanta su población de la miseria y la convierte en objeto y sujeto de su propio desarrollo.
Estrategias de Desarrollo Local: Sus Limitaciones
y su Idoneidad para el Capital
La
elaboración y la implementación de las estrategias de desarrollo local están
recibiendo cada vez mayor atención. La resistencia contra las políticas
neoliberales impuestas por Washington formó exactamente una de las principales
razones para la implementación de nuevas estrategias de desarrollo. Las
estrategias que apuntaron a la participación de los pobres en la elaboración y
ejecución de proyectos de desarrollo (“empoderamiento”) y que podrían ser
convertidas en pilares locales del sistema capitalista en general fueron
consideradas como las más apropiadas.
El “empoderamiento” de los pobres,
es decir, dar a los pobres la capacidad de toma de decisiones sobre cuestiones relacionadas a los proyectos
de desarrollo local, no es más que
una construcción ideológica ya que las
clases dominantes no son dispuestas a
transferir o compartir su poder real. Dado que estos proyectos
se limitan a pequeñas comunidades
y no son una amenaza para las estructuras que causan su pobreza,
el “empoderamiento” de los pobres es
ilusorio. Además, al dar a los pobres la administración
y la responsabilidad sobre su “propio
desarrollo”, distrae su atención a las estructuras de poder político y económico
real y restringe sus actividades
al entorno local (Veltmeyer,
2011: 188). El
“empoderamiento” sirve al objetivo
de mantener a los pobres lejos de
los movimientos sociales que cuestionan
las estructuras de explotación y opresión
de la sociedad.
Es posible
identificar tres razones generales porque las estrategias de desarrollo local
podrían ser consideradas como las más adecuadas para los intereses del capital,
además de la pertinencia de las estrategias de desarrollo en general para el
capital como se ha descrito en la sección anterior. En primer lugar, estas
estrategias no cuestionan el sistema. Están permitidas y controladas por el
estado. En realidad, como reproducen las estructuras sociales y económicas
“externas” y, en cierto modo, agrandan el mercado interno (local), las
estrategias de desarrollo local sostienen, difunden y profundizan la ideología
capitalista en la sociedad.
En segundo lugar, las estrategias de desarrollo local no toman en cuenta las
existentes estructuras de clase dentro de las
comunidades. Como Veltmeyer
(2003: 44) sostiene,
las comunidades no sólo están divididas
en clases, pero con frecuencia están
sumergidas en conflictos de clase. Aunque, como era de esperar, esto hace la implementación de estas estrategias bastante difíciles
porque ningún proyecto es capaz de incluir o representar a toda la población o comunidad, esto no
es de ninguna preocupación como las estrategias de desarrollo local
tienen el objetivo de ocultar y distraer la atención de estas estructuras
de clase.
En tercer lugar, las estrategias que apuntan al desarrollo
local están condicionadas y
limitadas por las estructuras externas y los intereses
nacionales e internacionales, muchas veces plasmados en los tratados bilaterales de
libre comercio y acuerdos de cooperación
firmados con el FMI, el BM
y la OMC. A medida que estas estructuras son consideradas como dadas y no pueden ser cambiadas y
retadas, las estrategias de desarrollo local contribuyen
a la desmovilización de la población contra la invasión “extranjera” de sus territorios.
En el contexto de la creciente presencia
de las industrias extractivas en
las zonas de las comunidades indigenas, estas
estrategias tienen el objetivo de moldear la aceptación de esta población ante el
ataque a sus hábitats y medios de
subsistencia mediante la introducción de proyectos que podrían proporcionar fuentes alternativas de generación de
ingresos.
Las agencias que promueven las estrategias de desarrollo local tienen sus oficinas en los centros imperialistas. Aquellos que con frecuencia ponen en práctica estas
estrategias, tienen sus bases en los países que son objeto de estas estrategias. A estos organismos nos dirigimos en la siguiente sección.
Organizaciones Non-Gubernamentales: Transmisores
del Proyecto Capitalista de Desarrollo
Las estrategias de desarrollo local han sido, frecuentemente, elaboradas y ejecutadas por las
ONG.[1] No ponemos en duda los objetivos, a menudo bien intencionados, de personas que trabajan
para estas organizaciones. Sin embargo, esto no nos puede retener de un
análisis crítico del significado político de las
ONG y su función para el capital.
Las ONG están, en muchos casos, financiadas
por las agencias internacionales de
cooperación para el desarrollo.[2] Estas agencias fueron
creadas para facilitar y contribuir a la expansión de
la acumulación de capital por parte de
las corporaciones del “Norte”. Las ONG tienen la tarea de introducir una retórica colaboracionista de clase. Destacan los proyectos
y no los movimientos, y se centran en los aspectos financieros-técnicos de la ayuda de los proyectos en vez en las condiciones estructurales que moldean la
vida de la gente todos los días (Petras y Veltmeyer,
2003: 169, 172).
Las ONG no
solo son directas e indirectamente funcionales para el capital, sino también su
existencia se ajusta perfectamente dentro de la ola de la globalización
neoliberal que atormentaba a los llamados países en desarrollo en los años 80 y
90. Como “pertenecen” a lo que se ha denominado la sociedad civil, convenía
increíblemente bien a la agenda neoliberal. El retiro del estado de su “función
de desarrollo” en la década de 80 permitió a estas organizaciones a hacerse
cargo, en cooperación con el estado (Petras, 2011: 94), de algunas de sus
funciones sociales claves. Además, al pasar estas funciones a la “sociedad
civil”, las clases dominantes lograron dirigir la atención de las masas
empobrecidas a sí mismas en lugar de las estructuras opresoras que causan su
miseria.
Las agencias de cooperación internacional
para el desarrollo, y en particular las
ONG financiadas por estas agencias,
podrían ser consideradas como las suaves
manos reaccionarias del capital
como su función política es contribuir a evitar todos
los caminos posibles hacia un
sistema en el cual los seres humanos
son las fuerzas impulsoras de desarrollo de la sociedad en lugar de los
intereses y necesidades del capital (transnacional). Estas ONG están creadas para hacer la práctica de la explotación
y la opresión menos cruel y políticamente aceptable
para la población, los encierran a alternativas de desarrollo local que no forman ninguna amenaza para la burguesía local y mistifican y desvian el
descontento con respecto a las
estructuras de poder de las corporaciones con el fin de
evitar el análisis de clase del
imperialismo y la explotación capitalista (Petras y Veltmeyer,
2003: 166).
Conclusiones: Transformación Social en Vez
de Desarrollo
Las estrategias de desarrollo local que se implementan dentro de una sociedad capitalista sirven, esencialmente,
a los intereses de las clases dominantes, ya que estas estrategias no apuntan a
una transformación social, sino más
bien tratan de ampliar y profundizar
las bases para la acumulación del capital.
En las sociedades capitalistas que apuntan, en cierto modo, a la transformación social, como es actualmente en Venezuela y Bolivia, consideramos, sin embargo, las estrategias locales de desarrollo cruciales para la continuación, profundización y aseguramiento de este proceso, ya que podría
aumentar sus bases de apoyo en la
sociedad.
La idoneidad de las estrategias de desarrollo local para el capital no
nos lleva a rechazar estas estrategias ya que consideramos que estas son
importantes no sólo para la reducción de la pobreza, sino también podrían ser
utilizadas por las fuerzas revolucionarias para elevar la conciencia de clase
de la población cuando ellos vinculan la “problemática local” con el sistema
social; cuando son capaces de conectar cuestiones locales con temas nacionales e
internacionales y estructuras de poder.
La lucha para la transformación social al nivel local, no debe
conducir a las fuerzas revolucionarias a tratar de convertir a las ONG que son
financiadas por las agencias imperialistas de apoyo en catalizadores de un
proceso revolucionario hacia el socialismo. Las iniciativas que apuntan a este
objetivo estarán, indudablemente, sujetas a la corrupción y provocan un
debilitamiento general de las fuerzas para la transformación social. La obra
política e ideológica devastadora de estas ONG ha de ser combatida creando
estructuras locales independientes para la transformación social y desarrollar
y promover alternativas concretas revolucionarias.[3]
Una estrategia que apunta a la transformación social de la sociedad necesariamente tiene que estar basada en la conciencia social de la población y su
situación socio-económica, ya que
es la única manera de conectar el
proyecto de transformación social a la realidad de las masas y conquistar su
conciencia. La necesidad de cambio
comienza con la conciencia de que esto es posible.
Bibliografía
Petras,
James (2011), “Globalización, imperialismo y desarrollo”, en Henry Veltmeyer (coord.), Herramientas para el cambio: Manual para los
estudios críticos del desarrollo, La Paz, Plural editores.
Petras, James & Henry Veltmeyer (2011),
“Rethinking imperialist theory and US imperialism in Latin America”, en HAOL, no. 26.
Petras, James & Henry Veltmeyer (2003), La globalización desenmascarada. El
imperialismo en el siglo XXI, México D.F., Miguel Ángel Porrúa, UAZ.
Veltmeyer,
Henry (2011), “Capital social y desarrollo local”, en Henry Veltmeyer (coord.), Herramientas
para el cambio: Manual para los estudios críticos del desarrollo, La Paz,
Plural editores.
Veltmeyer,
Henry (2003), “La dinámica de la comunidad y las clases sociales”, en Henry
Veltmeyer & Anthony O’ Malley (coords.), En contra del neoliberalismo. El desarrollo basado en la comunidad en
América Latina, México, Miguel Ángel Porrua, UAZ.
[1] Con el fin de ser
absolutamente claro acerca de este asunto, nos gustaría hacer
hincapié en la palabra “frecuentemente”.
Las ONG no son las
únicas agencias que elaboran e
implementan estrategias de
desarrollo local. Va más allá del propósito de este artículo para identificar los otros actores.
[2] En lo que sigue, nos referimos específicamente a las ONG que son financiadas por las agencias internacionales de cooperación para el
desarrollo. Somos conscientes de
la existencia de ONG que no se ubican en la categoría de “'transmisores del proyecto
capitalista de desarrollo” y tampoco están financiadas por estas agencias.
[3] Cuando se
habla sobre la construcción de las estructuras locales
de transformación social, no
nos referimos a la creación de estructuras de poder dual, sino más bien a las bases políticas
y sociales a nivel local.
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