Garcilaso Frente al Colonialismo Hispánico*
(Segunda Parte)
Emilio Choy
Nuestros
libertadores, que quebraron lazos con la península, no pudieron evitar los
tentáculos de los empréstitos ingleses y, como es sabido, no puede existir independencia
política s¡n independencia
económica. El único país de América hispana que logró su independencia económica en el
siglo pasado, fue el
Paraguay, independencia que perdió por la influencia inglesa en los tres
países "hermanos" que intervinieron en la guerra destinada a
impedirle que siguiera gozando de esa su independencia económica. Los banqueros de la City no podían
ver con buenos ojos un país que, habiendo sido una oscura colonia española,
pudiera sobresalir y no ser controlada por la nueva metrópoli y, además, pretendía un trato de
igual a igual.
Los conquistadores
constituyeron la pre-figura de los libertadores que llegaron a
gobernar en México o Perú, como Itúrbide
que reinó en México y Bolívar que pretendía ser presidente vitalicio, con poder para elegir sucesor y
San Martín que soñó con imponer en
palacio de gobierno a un príncipe importado
de Europa, así como el Congreso de Tucumán aspiró a tener un príncipe indio como monarca en el Plata.
Los conquistadores
no aspiraban a una total iridependencia,
sino mantener, en última inslancia, ciertos lazos en forrna de tributo anual a la melrópoli. Pero el anhelo de
esos hombres era gobernar el país
para si, sosteniendo una autonomía que
con el virreinato desapareció, terminando por mandar en el Perú un vice-soberano que hacia lo que a la
metrópoli le convenía (3) y no a quienes habían logrado el éxito y
pretendían una fuerte autonomía en el gobierno del territorio lograda situación
esa que hubiese beneficiado al país porque los indios hubiesen sido
menos exterminados ya que las exigencias de la metrópoli no hubiesen primado sobre
las necesidades del conquistador
estabilizado en el país. La mano de obro
habría sido utilizada sin llegar a tan elevado exterminio para enviar el quinto a la metrópoli y só!o se
habrían limitado a sacar su parte
como explotadores discretos del indio.
En realidad, el conquistador
quedó reducido a un intermediario con cierta prosperidad, dedicado a hacer que el indio produjera cada vez
más para el aparato virreinal a fin de que las riquezas del país
fluyeran a la península y para que la teocracia que gobernaba en ella con Felipe II y
sus continuadores, pudiera
seguir defendiendo la cantrarelorma y evitar que en España pudiera
desarrollarse la burguesía nativa y sólo creciera el poder económico del clero, aunque
para ello deberían engordar
las manufacturas de países foráneos.
Dentro de las
circunstancias en que Garcilaso escribió los Comentarios reales del Perú, y en especial la segunda parte, donde
aparece defendiendo a los conquistadores (4), no dejó de criticar la dureza
de ellos en la matanza de Cajamarca, pero como historiador no podía
detenerse en lamentar lo que ya había ocurrido. Su
grandaza radica en que su hispanismo estaba en función de la defensa del
porvenir de lo indio, que es el primer objetivo de su obra y para ello necesitaba:
"dar a conocer
al universo nueslra patria, gente y nación […] que por
haber sido poseída y gobernada de sus antiguos principes incas: Césares en felicidad y
for-taleza. Y porque de virlud, armas y letras suelen preciarse las tierras en
cuanto remecían el cielo: de estas tres prendas puede loarse la nuestra
[…] pues sus coterráneos son de su nalural dóciles, de ánimo esforzado,
entendimientos preslos, y
voluntades afectas a la piedad y religión”.
Orgullosamente
muestra la calidad humana del indio. Sus coterráneos nada tienen de
inferiores. Son tan capaces como otros pueblos poderosos de Europa. No escribe para defender la hispanidad
colonialista en sí, sino defiende lo que aportaría el español que, en el
futuro, servida al indio para emanciparse. Como católico cree que la religión
no es obstáculo para que el indio desarrolle su capacidad. ¿Acaso él mismo no es un
exponente de esla capacidad cuando destaca que había traducido a León Hebreo al
quechua y al castellano "para que se vea a donde llega la curiosidad y estudiosidad de los nuestros"? El problema
de la religión, aunque procura darle un
nuevo contenido, no es todo para el cusqueño ni es sumamente importante que el arte y la técnica
europea sean dominados por el indio.
La religión
católica, tiempo atrás, había lenido como colonia a Inglaterra y fue
desterrada. En forma sutil desliza el pensamiento de que los indios son como la
Inglaterra que acogió la Igíesla primitiva y después terminó expulsándola. Para ello utiliza
el testimonio de los jesuítas cuando manifiesta: "en fe de lo cual
atestiguan estos varones apostólicos, que los fieles indianos sus feligreses,
con las primicias del espíritu hacen a la Europa casi la ventaja que los de la iglesia primitiva a los
cristianos de nuestra era, cuando !a católica fue desterrada de
Inglaterra y del Septentrión, su antigua colonia, se va de un poco a
otro a residir con los antípodas" (América). Como para Garcilaso en ia historia había categorías en
el desarrollo, seleccionaba con cuidado sus comparaciones. No se limitaba a
comparar a los incas con las "griegas y troyanas". Consideraba que ellos habían
superado la fase heroica o sea la sociedad esclavista patriarcal. Sólo encontraba
digno parangonar a los incas con los grandes de los imperios esclavistas
de la antigüedad: Darío de Persia, Ptolomeo de Egipto,
Alejandro de Grecia y Esipiones de Roma. Como se puede deducir, sólo era comparable
a los Incas la Grecia de la fase conquistadora de Alejandro, cuando el imperio helenístico brevemente se
perfiló, o la Roma maduramente imperial. La
religlón
para Garcilaso era un medio para introducir los cambios, como había
ocurrido en Inglaterra. ¿La religión, al mudarse a América, no produciría resultados similares? Vio la utilidad de la
religión católica y su difusión como factor de
progreso para los cambios culturales que necesitaban los indios.
Garcilaso ante la
política de menoscabar lo indio y lo que había surgido de América, mestiza y
criolla, insiste en recalcar la capacidad de la juventud india:
"sus agudos y
sutiles ingenios, hábiles para todo género de letras, valga el voto del
doctor Juan de Cuéllar, canónigo de la santa Iglesia catedral de la imperial Cusco,
que siendo maeslro de
los de mi edad y suerte, solía con tiernas lágrimas decirnos: ¡Oh hijos y como quisiera ver
una docena de vosotros en la universidad de
Salamanca […] y por cierto que tierra tan fértil y de ricos minerales y metales preciosos, era razón criarse venas de sangre generosa y minas de
entendimiento despierto para todas artes y facultades. Para los cuales no faltaba habilidad a los indios
naturales y sobra capacidad a los mestizos hijos de indias y españoles, o de
españolas e indios. Y a los criollos oriundos de acá, nacidos y
connaturalizados allá.
A los cuales todos como
hermanos y amigos, parientes míos, ruego y suplico se
animen y adelanten en el ejercicio de la virlud, estudio y milicia, volviendo por sí y por su buen
nombre, con que lo harán famoso en eJ suelo (al Perú) y eterno en el
cielo. Y de camino es bien que entienda (ac, aparece la fiereza del indio) el mundo viejo y político,
que el nuevo (a su parecer bárbaro) no lo es, ni ha sido sino por
falta de cultura".
El Inca se refería
a la cultura europea. Para superar este atraso insistía en la virlud,
estudio y milicia, la gran divisa del renacimiento que en llamado de Garcilaso tuvo influencia
revolucionaria en la colonia y tiene resonancia actual entre los jóvenes de
America a la altura de nuestro tiempo. Túpac Amaru
recogió en su siglo el mensaje de los Comentarios, pero le faltó organización militar y
capacidad de unificar a todas las fuerzas
indispensables. Con los indios y parte de los mestizos, no
era posible vencer a las fuerzas de la metrópoli.
No se conforma
Garcilaso con el ejemplo ya citado de Inglaterra. Deja entrever la
pujanza de ésta después que dejó de ser colonia y se liber del clero romano. No necesitaba
decirlo. La influencia que Inglaterra ejercía en la política mundial era
demasiado visible. La audacia de Garcilaso es evidente al emplear la
liberación de la península de Roma como pre-figura de que es posible que los indios
consigan lo mismo de la
imperial España, utilizando la religión como vehículo no sólo de transmisión
de ideas, sino al mismo tiempo el sistema cultural que traía España en su economía colonial: "da la prima y
la palma a la nuestra, antes inculta, hoy por tu medio cultivada, y de
bosques de gentilidad e idolatría, vuelta en paraíso de Cristo". La labor misional
de España aunque durará
siglos, para el historiador es momentánea. La glorifica para estimular a sus
compatriotas a utilizarla como imagen a imitar. Con el elogio al opresor enviaba el oculto
estimulo a sus hermanos del Perú a seguir luchando en forma indesmayable. Elogia
a España por "haberla el Todopoderoso escogido por medianera, para
alumbrar con lumbre de fe a las regiones que yacían en la sombra de la muerle"; como pueblo misional
la divinidad le había entregado lo
que había pedido y nos
cita un salmo de David que traducido significa: "Pídeme y te daré
gentes como tu herencia y por posesión tuya los términos de la tierra"
(traducción del Dr. Hugo Pesce). Pero a los indios tan oprimidos cree que "como
hermanos menores" recibirán la bendición de Dios, y aunque vienen a la viña de
su iglesia a la hora undécima, "aun llegando tarde gozarán de la
suerte igual a la de los que llevaron el peso de los trabajos por más tiempo con gran
sufrimiento (portarunt pondus dici).
¿Qué quería decir a
los indios que llegaban a la iglesia a la hora undécima, que por suerte les
cabrá jornal igual y paga igual a los que llevaron el peso por más tiempo y ardor (porstarunt pondus
díci)? Sencillamente que los indio por el trabajo que desempeñaban
recibirían un paqo similar al de otras naciones que eran más veteranas llevando la
carga del catolicismo. La
religión católica implicaba progreso en el Perú, como religión asociada a
un modo de producción feudal, pero que al ingresar al Perú había llegado ligada a modalidades de explotaclón
que pertenecían a un sistema más avanzado como era el capitalismo.
El precio que cobraba la institución triunfadora en el crecimiento demográfico era fuerte y sin escapatoria, pero
al introducir el progreso en el Perú, los indios habían pasado de una sociedad
a otra, y ellos a su vez, con el sacrificio de entregar miles y miles de
toneladas de metales
preciosos a Europa, también la habían hecho prosperar a un ritmo sin precedentes
en su historia (5).
Notas:
[3] Aun el principio
de que “se acata, pero no se cumple2 era un dicho de los conquistadores, que
tuvieron la ilusión de hacer lo que querían, aparntando respetar las
disposiciones de la corona. Pero como fueron derrotados en las colonias, se
cumplió lo fundamental que necesitaba la corona: aumentar el poder territorial
de la iglesia, debilitar a loos conquistadores y a los encomenderos, impedir el
mayor desarrollo de la burguesía, tolerando que dispusiera de una parte
limitada de los excedentes, y presionar con diferentes medidas fiscales para
que tuviesen que remitir a la metrópoli la plusvalía. Las reinversiones, como
país colonial quedaron frenadas frustrando la acumulación capitalista.
[4] “El segundo
respeto y motivo de escribir esta historia fue celebrar (si no dignamente al
menos debidamente) las grandezas de los heroicos españoles, que con su valor y
ciencia militar ganaron para Dios, para su rey y para sí, aquese rico imnperio
cuyos hombres […] vivirán inmortales, en la memoria de los mortales […] os
clarísimos conquistadores del nuevo orbe, que gozo y corona de España, madre de
la nobleza y señora del poder y haberes del mundo; la cual juntamente será
engrandecida y ensalzada, como madre y ama de tales, tantos y tan grandes
hijos, criados a sus pechos con leche de fe y fortaleza, mejor de Rómulo y
Remo.
[5] El desarrollo
del capitalismo, como explicaba Marx, había dado un salto, no sólo con el
sacrificio de millones de indios en las minas de América, sino también con
decenas de millones de negros esclavos que aportó Africa para ayudar a impulsar
ese saltos. Fueron las dos palancas que apoyaron, en la península ibérica, el
impulñso del capitalismo territorial holandés e inglés y, más tarde, el
francés, logrando alcanzar el desarrollo que Oriente había alcanzado hasta el
siglo XVI y sobrepasarlo con claridad en el siglo XVII.
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