Un Poema de Julio Carmona
Por Qué Dejé la Escuela
A Pancho Izquierdo y
Anamaría Mur
En la
Escuela se podía
coger el barro de la tina
vieja
para reproducir el yeso
que
era a su vez la reproducción
de una reproducción de la mano de un
griego.
Era fácil coger el barro
y dibujar difícilmente aumentando
o quitando según el ojo
ajeno o el propio
hasta que iba saliendo lo que tú no
querías.
Pero como era fácil coger el barro
en casa empecé a dibujar retratos (de
Víctor
del tío Ho –que se rompió al vaciarlo–
del Che –que hasta ahora
no me convence pero insisto– retratos (por
ellos
ingresé a la Escuela) retratos morenos
por la fuerza del barro.
Ya no he vuelto
a la Escuela. Jamás me interesaron
sus títulos de escultor o de maestro. Sólo
quería
dibujar con barro los retratos que más
quiero.
En casa
ahora sólo quiero
un retrato. En sueños
sigo buscando sus ojos porque el barro no
cede y los ojos
son todo el retrato.
En la Escuela
tal vez quieran este barro que hasta ahora
no utilizo
como quiero (además del tiempo
del trabajo
estos versos del domingo)
pero mañana –si
no– vuelvo el barro a la vieja
tina de la Escuela donde es fácil
cogerlo para hacer reproducciones
de reproducciones griegas.
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