La Carta Que no se Envió: Testimonio Inédito de Anna
Chiappe de Mariátegui*
Javier
Mariátegui
A fines de 1930, en el segundo
número de la revista chilena índice, en la doble página en homenaje a José
Carlos Mariátegui recientemente desaparecido, junto con la firma de escritores
del hermano país del sur como Eugenio Orrego Vicuña, Domingo Melli y Raúl Silva
Castro, se agrega una nota de la casi desconocida poetisa peruana Magda Portal,
entonces deportada y dedicada al activismo político dentro del naciente
movimiento aprista.
Esa nota habría pasado
desapercibida de no haber encontrado en el Archivo familiar, hace muchos años,
un manuscrito de proyecto de carta que, como reacción inmediata al contenido
distorsionador de las líneas de Magda Portal, preparó Anna Chiappe de
Mariátegui y que tiene un valor documental puesto que al lado de los
esclarecimientos del caso, revela una faceta poco conocida de la personalidad
de la ilustre viuda del Amauta, Anna Chiappe de Mariátegui, su invariable
presencia combativa, en los diez años de vida compartida con José Carlos, y
durante toda su larga, noble y lúcida existencia, extinguida en 1990.
Hace muchos años, apenas ubicado el
manuscrito, pregunté a Anna las razones por las que no envió la carta a la
revista lndice: "Después de unos días de reflexión, consideré que enviar
la carta era darle a la Portal una importancia que no tenía. Mi carta recogía
la indignación que me produjo la lectura de la nota de Magda Portal,
pomposamente titulada 'Trayectoria de José Carlos Mariátegui'. Testigo del
apoyo de José Carlos a la Portal, a quien no sólo abrió generosamente las
páginas de la revista Amauta sino que dedicó un extenso comentario en los 7
ensayos de interpretación de la realidad peruana que la presentó al
conocimiento del mundo literario peruano y latinoamericano, sacándola del
anonimato". "Mi respuesta traduce la indignación que me produjo,
desde sus primeras líneas, el artículo de Magda Portal. Esperaba leer unas
líneas de recuerdo, dentro de la verdad y el respeto, y encuentro desde el
comienzo el juicio ligero y calumnioso. Pero con el tiempo esa nota no tuvo
mayor resonancia y me confirmé en el acierto de no haber enviado la réplica.
Pero todo ello quedó registrado en el recuerdo y cuando, diez o veinte años
después quiso la Portal buscar un acercamiento, no lo acepté en modo alguno.
Vino después su bullada salida del aprismo, su aproximación a la izquierda
peruana de entonces. Mi actitud de alejamiento no varió: la consideré siempre
como una medida sanitaria y consecuente".
Muchos años después,
en la década del 70, un psiquiatra amigo, el Profesor GregorioBergmann, de
Córdoba, Argentina, marxista estudioso de José Ingenieros y del movimiento de
la Reforma Universitaria en América Latina, de paso por Lima, quiso dejarme un
encargo para Magda Portal, algo que había que entregarle a la mano. Como había
mantenido la misma actitud de distancia de Anna, le expliqué a Bergmann por qué
no cumpliría con la entrega personal de su encargo, que desde luego satisfice
por interpósita persona. Bergmann era un hombre cabal, transparente, sin
tapujos, de modo que, poco después, no pudo contenerse de comentar con M.
Portal el contenido de nuestra conversación. Magda confirmó el relato y agregó
que, arrepentida muchas veces por el contenido de su nota del año 30, consideró
como muestra de consecuencia y lealtad el rechazo de Anna de volverla a tratar
en persona. "La admiro más por esta conducta, pese a que me apena no haber
conseguido su indulgencia" agregó.
A Anna indignaba la
falta de veracidad en el testimonio de la Portal. Que llamara una y otra vez
"paralítico" a José Carlos cuando sabía que no lo era, que repitiera
una y otra vez que era un "hombre enfermo", con cerebro "siempre
iluminado por la fiebre", cuando sabía por las visitas personales y otros
testimonios de gente allegada a ella que no era verdad. Que las circunstancias
de su viaje a Europa, que Mariátegui nunca encubrió ("labor de propaganda
al Perú") lleve a Magda Portal a afirmar que fue "enviado a pasear
por Europa" como pago de alguna supuesta complicidad política. Que la
revista Amanta fuera un "imperativo económico" y de ahí que no
significara "un peligro para el actual régimen peruano". Es cierto
que éstas y parecidas expresiones o ya se habían dicho o se dirían, curiosamente,
siempre de fuente hayista, desde la ruptura definitiva de Mariátegui con el
líder del Apra.
Anna era una mujer
excepcional que hacía de los desafíos de la vida -toda su vida fue un
permanente desafío- estímulo eficaz para la acción. La reciedumbre de su
carácter fue apoyo visible e invisible para el espíritu fuerte de José Carlos,
encarnado en un cuerpo débil. Frente al ataque a su memoria, manifestaba una de
las aristas más duras de su personalidad, que está contenida en uno de sus
proverbios toscanos favoritos:
Perdonare e de saggi,
Dimendicare e de slulti que traducía: "perdonar es de sabios, olvidar es
de tontos".
*El
presente testimonio de Javier Mariátegui ha sido reproducido del Anuario Mariateguiano Nº11, 1999,
pp.11-12. (Comité de Redacción).
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