Análisis
Filosófico de la Crítica Neoliberal a la Teoría del Valor de Marx y sus
Implicancias en el Derecho (*)
Ayrton
A. Trelles Castro (1)
Sumario
Introducción. 1. Crítica a la teoría del valor de Marx.
2. Teoría del valor-trabajo de Marx. 3. La reivindicación de la vida y la
cultura. – Conclusiones. – Referencias bibliográficas.
Resumen
El objetivo de este escrito es analizar la crítica
neoliberal a la teoría del valor-trabajo de Carlos Marx. La hipótesis que se
maneja es que tales objeciones son incorrectas; afirmación que se sostiene
utilizando como metodología la lectura de las obras de pensadores destacados
del siglo XXI en filosofía y economía; dando como resultado la crítica a la
crítica neoliberal, la cual confunde valor con precio y economía con
crematística por lo que, al criticar la teoría del valor de Marx, comete la
falacia del hombre de paja. Se concluye enumerando algunos errores de la
crítica neoliberal.
Palabras
clave
Teoría del valor, valor-trabajo, escuela neoclásica,
Marx, neoliberalismo.
Introducción
En la historia de la economía hay muchas corrientes que
se han enfrentado entre sí, apareciendo de cuando en cuando ideas brillantes
realizadas por personajes que han dado mucho que hablar. Cada autor ha mostrado
preocupación por la sociedad. Si nos fijamos en la historia de la antigua
Grecia, por ejemplo, podemos hallar a Aristóteles que se ocupa de la política
tanto como de la economía. Con respecto a la economía diferencia entre
oikonomía y crematística, la primera tiene que ver con la reproducción de la
vida mediante el trabajo y la producción, la segunda con el arte de
enriquecerse.
Más adelante, cuando el
capitalismo ya se había desarrollado lo suficiente como para identificar sus
características, la economía política adquiere matices nuevos, que tratan de
describirlo y de descubrir por qué y cómo funciona. A este periodo se le
designa con el nombre de escuela clásica de economía, que ya se preveía antes
de la aparición de Adam Smith, como bien lo explica Eric Roll (1994: 128) en su
famoso libro sobre la historia de las doctrinas económicas.
En este punto, época en la
cual la economía ya ha madurado, se abre un nuevo debate que versa sobre lo que
es el valor, ese es el tema objeto de reflexión en el presente artículo. En
1844 Marx se ocupa del estudio del corpus de la economía política vigente de su
tiempo. Por esos años era un joven pensador influenciado por el sistema
hegeliano. El resultado del estudio que emprendió fue unos borradores de su
pensamiento a los que se les conoce como Manuscritos: economía y filosofía
(1970), en los que efectuaría sus primeras críticas a la economía política de
su tiempo.
Posteriormente, la tarea de
revisión crítica al pensamiento burgués, hallará la luz en 1867, año en que fue
editada su obra El capital, la cual es en sí la cuarta redacción del libro,
pues Marx se pasó alrededor de quince años aumentando y corrigiendo su escrito.
En el libro referido, Marx
describe la teoría del valor-trabajo, desde su perspectiva y con sus propios
conceptos ya pulidos. Después de él, otros pensadores también desarrollaron sus
propias interpretaciones del valor; por ejemplo, William Stanley Jevons, Carl
Menger y León Walras (Roll: 1994: 341), trinidad conocida con el nombre de: teóricos
de la utilidad marginal.
Actualmente, académicos
tales como Juan Ramón Ralló, Jesús Huera de Soto o Martín Krause, fundamentan
la crítica a Marx, y de paso al marxismo, en la teoría marginal del valor. En
ese sentido, ¿es correcta la crítica a la teoría del valor-trabajo marxiana?
Pensamos que tal crítica es
incorrecta. La teoría del valor-trabajo de Marx, como el mismo autor dice, es
difícil de comprender, sumado a esto, pareciera que para muchos académicos más
pesa el prejuicio que la investigación, si bien el primer capítulo de El
capital es complicado de entender, no es imposible si se desea ser puntuales o,
en el mejor de los casos, rigurosos.
En la primera parte se
describirá la interpretación y la crítica neoliberal a la teoría del valor de
Marx, en la segunda parte se abordará la teoría del valor trabajo en El
capital, en la tercera parte reflexionaremos sobre los alcances de la teoría
del valor de Marx y por qué es necesario tomarla en cuenta, finalmente se
enumerarán las conclusiones.
- Crítica
a la teoría del valor de Marx
Carlos Marx (1818-1883) fue un filósofo alemán de copiosa
producción, su libro más conocido es El capital. En este texto expuso la teoría
del valor-trabajo, cuya forma embrionaria se encuentra en su libro Contribución
a la crítica de la economía política y las reflexiones-borrador llamadas
Grundrisse.
La teoría del valor no es
propia del pensador de Tréveris, los economistas de la escuela clásica, como
Adam Smith y David Ricardo ya la habían elaborado. Posteriormente a Marx,
pensadores como Carl Menger, William Stanley Jevons, León Walras y Alfred
Marshal postularon sus propias teorías del valor, que pasarán a conocerse como
las del valor subjetivo.
La nueva forma de entender
el valor nace como respuesta a los problemas que planteaba la primera teoría,
sobre todo en referencia al precio, que ya no era posible explicarse solamente
a partir de la oferta y la demanda (Roll, 2010: 339), introduciéndose así el
concepto de utilidad marginal (336), que fue posible elaborarse gracias a la
contribución puesta poco a poco por los autores ya mencionados y que tiene como
pionero a Herann Heinrich Gossen. En ese sentido “[las] escuelas de la utilidad
pretenden la validez universal por una razón diferente: porque sostienen que
formulan una teoría del valor independiente de todo orden social específico”
(340) e, inclusive, de la historia.
Quien continúa la labor de
Gossen es Carl Menger (1840-1921) en su libro Principios de economía política,
donde expone la teoría marginalista de economía, terminando de modelar lo explicado
por su predecesor. En esa obra desarrolla que el valor de una cosa deja de ser
medido por el tiempo de trabajo que lleva incorporado, entonces, es necesario
considerarse otras maneras de medir el valor, la primera sería de forma
subjetiva, pues los individuos son los llamados a realizar esa medición; la
segunda forma sería por su utilidad marginal, porque los precios no nacen por
la cantidad de trabajo invertido en un objeto, sino por la escasez de su
existencia.
La teoría marginalista, que
se la considera como superadora de las concepciones económicas de Marx, tiene
eco en autores como el liberal Benedetto Croce (1942), que la conoce con el
nombre de hedonista, y algunos exponentes famosos de esta teoría, como los
inolvidables Wieser y Bönhm-Bawerk, por un lado y a Misses, Hayek y Friedman,
secundando por otro lado. La divulgación en Iberoamérica de la utilidad
marginal va de la mano de personajes como Jesús Huerta de Soto, Martín Krause y
Juan Ramón Rallo, que hoy por hoy difunden el pensamiento de sus maestros a
través de sus escritos en internet o por vídeos en YouTube. En ese sentido, el
papel de la teoría marginalista es el de ser liquidacionista de la obra de Marx
y el marxismo, según lo hacen ver; esa crítica comienza por la teoría del valor-trabajo
y finaliza por la teoría de la explotación.
Jesús Huerta de Soto en un
escrito titulado “La corriente Marxista y la reacción Neo-Ricardiana” (2019),
considerando la crítica de Böhm-Bawerk y Misses, nos explica que Marx se
equivoca pues a) los bienes económicos no siempre son producto del trabajo, b)
los bienes con la misma cantidad de trabajo incorporado pueden tener valores
distintos, el valor de los bienes es algo subjetivo, c) la teoría del valor de
Marx no explica de dónde sale el valor pues utiliza un razonamiento circular
que impide ver el origen de éste y d) la teoría marxiana desconoce la categoría
lógica del valor temporal, por la cual los bienes presentes tiene más valor que
los bienes futuros.
En su libro Socialismo.
Cálculo económico y función empresarial (2005), publicado cuando la Unión
Soviética estaba desmembrada, menciona que el análisis de Marx “es ante todo
una teoría del desequilibrio” (182), aunque el autor de El capital acepta que
el mercado es algo espontáneo e indeterminado –punto con el que concuerda
Huerta de Soto– es un error criticarlo, sí, como Marx, se parte de algo que no
existe, en este caso el socialismo, modelo que es determinado, de tipo
centralizado y coactivo (183). Sumado a esto:
[…] su teoría del valor trabajo no es
sino la consecuencia de considerar que la información o conocimiento es algo
objetivo e inequívocamente discernible desde el punto de vista de un observador
exterior. Nosotros, por el contrario, sabemos que el valor no es sino una idea
o información de tipo subjetivo, disperso e inarticulable, es decir, una
apreciación o proyección de la mente humana sobre las cosas o medios
económicos, psicológicamente tanto más intensa conforme el actor crea
subjetivamente más útil le serán dichos medios para alcanzar los fines
perseguidos (184).
Martin Krause también desarrolla sus argumentos en contra
de la teoría del valor-trabajo en: “Böhm-Bawerk critica a Marx y la teoría del
valor-trabajo, y discute la idea de que los costos determinan los precios”
(2014). Según la crítica realizada por Krause, el pensador alemán, en su
teoría, expone que un objeto no tiene valor por sí mismo, es decir, que el
valor de una mercancía se mide por el tiempo de trabajo necesario para su
producción; para refutar esa teoría, Krause toma como ejemplo a una mina de
petróleo, la cual tiene valor por ser tal, nos explica, y no por el tiempo que
se invirtió en trabajarla.
Conocemos que el petróleo es
una mercancía muy necesaria e indispensable para las industrias y personas, por
ese motivo Krause quiere hacer notar que el valor de la mina – supóngase que
cueste billones de dólares– corresponde a que vale así por ser una mina, en
primer lugar y en segundo lugar porque la utilidad del petróleo es alta y al
mismo tiempo, este commodity es difícil de obtener, entonces por la dificultad
de tenerlo más lo difícil de hallarlo, es que tiene utilidad marginal, por lo
tanto cuesta mucho.
Finalmente, Juan Ramón Rallo
en su esfuerzo de homenajear a Marx en la celebración del bicentenario de su
nacimiento (1818-2018), contribuye a la crítica en su escrito “Los 10 errores
básicos de la teoría económica de Marx (I)” y II (2018). Los errores de Marx
son creer que una mercancía tiene el mismo valor de cambio (precio) que la otra
porque comparten semejantes horas de trabajo incorporadas en ellas (trabajo
socialmente necesario) y, también, pensar que el trabajo y la naturaleza son
los únicos factores que crean valor.
El economista español
advierte que no se puede medir el precio de las mercancías por el tiempo que se
empleó en producirlas, porque, de esta manera, no estaríamos considerando los
grados de utilidad que poseen los objetos (las mercancías), pues el tiempo de
trabajo de una cosa útil no es comparable con el tiempo de trabajo de algo
menos útil.
Para el intelectual en
mención, en la sociedad la utilidad marginal es la que manda sobre el tiempo de
trabajo, el cual es insuficiente para explicar por qué las innovaciones
tecnológicas que crean riquezas no generan valor, es decir, Rallo piensa que, para
Marx, la tecnología no es capaz de incorporar valor a un bien.
En ese sentido, las ideas
del filósofo alemán, sólo tratarían de hacernos pensar que el capitalismo es
injusto. Para Rallo la teoría del valor-trabajo, piedra angular del pensamiento
marxista, tiene problemas internos que bajo un análisis basado en la realidad
no se sostienen, por lo que cualquier lucha política que se desprenda de las
ideas de Marx, ya nace defectuosa. Esta conclusión es compartida por los
críticos que se han enumerado.
En suma, Marx comete el
error de creer que el tiempo de trabajo da valor a las cosas, porque 1) como
dice Huerta de Soto, los valores son subjetivos; b) como señala Krause, las
cosas valen por sí mismas y c) de acuerdo con Rallo, la utilidad marginal, es decir,
la escasez de algo, hace que el precio sea regulado. Cosas que el filósofo
alemán, muy influenciado por Ricardo, no considera, y como se señalaba, la
escuela neoclásica, la del valor subjetivo, hedonista –como la llamaba
Benedetto Croce–, la cual señala que los precios son regulados por la
espontaneidad que el mercado ha podido superar.
- Teoría
del valor-trabajo de Marx
El libro El capital ha sido muchas veces editado,
corregido y aumentado para mejor entendimiento o didáctica de los lectores a
quienes iba dirigida la traducción, este es el caso de la edición francesa (2)
. Es importante señalar que hacer un resumen de la densa explicación de Marx
sobre el valor-trabajo implica el riesgo de vulgariza lo que el autor deseaba
que se sepa sobre el tema, quitándose así la riqueza verbal y la abstracción a
la que llega el “barbado profeta alemán”. Sin embargo, no se puede pensar sin
asumir los riesgos que ello supone: pensar es arriesgar.
En el primer capítulo Marx
habla sobre la mercancía y el valor, expone el proceso de su transformación
hasta convertirse en precio, quedando mencionado lo que el filósofo deseaba
dejar en claro respecto al tema, por supuesto, más allá de lo divulgado por la
crítica neoliberal.
La dificultad para entender
el primer capítulo, es conocida, como lo expresan las palabras de su autor “[a]
parte de lo que concierne a la forma-valor, la lectura de este libro no
ofrecerá dificultades” (Marx, 1973: 22), pues “es más fácil estudiar el
organismo desarrollado que las células que lo componen”(3) (Marx, 2010: 6),
puesto que la sociedad capitalista se presenta “como un enorme cúmulo de
mercancías” (43), entonces la mercancía es su “forma celular económica” (6), a
la que se debe de estudiar minuciosamente por más que parezca una sutileza, porque
la abstracción es el equivalente a utilizar microscopios y reactivos a la
ciencia.
Marx explica que el proceso
de transformación del valor hasta el precio reviste muchas formas, comenzando
por tomar en cuenta que una mercancía tiene dos tipos de valor, el de uso
(worht) y el de cambio (value). El primero se mide cualitativamente y
representa la utilidad de una cosa que se realiza en el uso y el consumo, el
segundo se mide por la magnitud, es decir cuantitativamente (Marx, 1976: 56).
Enrique Dussel, de forma un poco más didáctica nos indica la importancia de las
dos formas en la economía:
El ser humano, como todo ser vivo,
debe satisfacer sus necesidades (comer, beber, vestirse, habitar…). Si los
satisfactores los ha producido la naturaleza misma no tiene sino que
recolectarlos (los vegetales) o cazarlos (los animales). Cuando se tornan
escasos debe producirlos el mismo ser humano. A esta actividad la llamamos
trabajo. Como Aristóteles y Karl Marx lo anotaban, las cosas útiles tienen
valor de uso (en referencia a las necesidades: utilidad), pero las cosas
producidas tienen otro tipo de valor que cuando se relacionan con otros
productos en el intercambio; aparece así el valor de cambio (sirven, además de
satisfactor, para ser intercambiados por otros bienes producidos por otros
trabajos diferentes de otros seres humanos). Sólo en este caso accedemos al
nivel económico (2015: 342).
El valor de cambio se utiliza para contrastar los valores
de las cosas en la sociedad, por este motivo Marx indica que las mercancías son
mercancías al encontrarse en la producción social (1976: 68), lo que significa
que el valor es quien las relaciona entre sí por algo común a todas ellas: el
trabajo humano (57).
Las mercancías necesitan
tiempo de trabajo (horas, días, semanas, etc.) socialmente necesario para poder
ser producidas. El valor de las mercancías va conforme al tiempo de trabajo
invertido en ellas, siempre y cuando sea un trabajo útil, no perezoso, por
consiguiente “sólo la cantidad de trabajo, o el tiempo de trabajo necesario, en
una sociedad dada, para la producción de un artículo, determina la cantidad de
su valor” (58).
La fuerza productiva del
trabajo también determina el valor de la mercancía, si la fuerza de trabajo es
mayor, es menor el trabajo cristalizado en la producción, aunque sea mayor la
cantidad de mercancías (59), porque, como se explicaba, la magnitud del valor
es medida por el tiempo empleado en la producción.
Es necesario aclarar un par
de puntos más, una cosa puede tener valor de uso sin necesidad de poseer tiempo
de trabajo incorporado en ella, en este sentido Marx nos dice que la naturaleza
es madre y el trabajo es padre de las riquezas materiales (62), entonces el
trabajo es el intermediario entre la naturaleza y la humanidad. Lo que hace el ser
humano es modificar la materia. Podemos entender, entonces, que la sustancia
del valor es el valor de uso y la magnitud (4) del valor es la cantidad de
trabajo socialmente necesario. Conocido este punto el pensador alemán comienza
a exponer la forma del valor (65).
Aquí el asunto se vuelve más
abstracto porque el autor mezcla las dos cosas aprendidas sobre la mercancía,
además de otros conceptos y categorías pertinentes para entender el proceso de
la forma-valor (5) a forma-dinero (66), o de la forma-valor a forma-precio
(78), que seguramente genera confusión.
La mercancía, siguiendo su
proceso, pasa a tener una forma relativa y una forma equivalente, la primera y
la segunda pueden ser cualquier mercancía que se desee, por ejemplo, un sastre
utiliza la tela (forma relativa) para construir un traje (forma equivalente de
la forma relativa) (67); estas dos están unidas, pero al mismo tiempo
contrapuestas. Si atendemos a la lógica de unión y lucha de contrarios,
seguramente a partir de lo mencionado entenderemos que saldrá algo nuevo de
esta contradicción, pues el valor de ambas mercancías, tanto el de uso como el
de cambio, se hacen notorios en la transformación de una cosa en otra, de la
tela en traje.
En este punto la crítica
hace hincapié, como anteriormente hemos expuesto, ¿si una cosa demanda menos
tiempo de producción que la otra, por qué las dos pueden cambiarse sin ningún
reparo? ¿Qué explicación al respecto nos da un pensador cuyo libro ya cumplió
150 años? Él responde así:
Como valores todas las mercancías son
expresiones iguales de la misma unidad, el trabajo humano, remplazables unas
por otras. Una mercancía, por consiguiente, es cambiable por otra en cuanto
posee una forma que la hace aparecer como valor (72).
La crítica apunta a este razonamiento y se indigna.
Cualquiera diría “¿cómo es posible que algo con menos tiempo de trabajo pueda
intercambiarse por otra cosa con más tiempo de trabajo incorporado o viceversa?
¿Marx verdaderamente fue tan poco profundo para no darse cuenta?” Veamos, por un
lado, cabe recordar que una mercancía es tal porque está dentro de la
producción social, es decir, en un sistema de producción (68).
Retomando el ejemplo
sencillo del sastre, la mercancía X (tela) puede ser intercambiada por la
mercancía Y (traje) “en cuanto posee una forma que la hace aparecer como
valor”. Explicábamos que para Marx el valor está en relación con el trabajo
humano, la mercancía lo posee cuando en ella está invertido en la figura de
trabajo concreto, que luego pasa a ser trabajo abstracto porque su valor cambió
a una forma equivalente en otra mercancía, que en este caso es el traje.
Sucede pues que la forma
equivalente evoluciona a la forma dinero. Este proceso de cambio lleva dentro
de él muchas características. Hemos hablado de la forma simple del valor, que
es un paso A, hallándose ahí la primera forma equivalente, el paso B lo integra
la forma total o desarrollada, donde la mercancía, como forma relativa, refleja
su valor en otras y la forma particular equivalente es el reflejo de los valores
relativos, en el paso C: “[la] forma general del valor relativo, que abarca el
mundo de las mercancías, imprime a la mercancía equivalente excluida de él el
carácter de equivalente general (82)”; en el paso D se consuma el proceso
entero, porque se llega al dinero, ahí la mercancía privilegiada ha adquirido
la forma más acabada para ser el reflejo de los valores de todas las demás.
- La
reivindicación de la vida y la cultura
Hemos revisado, hasta ahora, lo referente a la crítica de
la teoría del valor de Marx junto con lo que él postulaba. Sería bueno
enfocarnos también en los alcances de ésta, para poder comprender la
trascendencia de lo analizado por Marx. En ese sentido, tenemos que mostrar por
un lado lo polémico de la posición neoliberal frente al filósofo, pues mediante
su propaganda muestran a un pensador poco original y, también, tildándolo de
impostor (Kaiser: 2018).
Para esta labor tomaremos de
base a un disciplinado estudioso de la producción teórica de Marx, me refiero a
Enrique Dussel. En su obra 16 tesis de economía política (2013) didácticamente
dice lo siguiente: 1) “[l]a constitución fenomenológica de la cosa como
satisfactor de una necesidad es lo que se denomina desde Aristóteles valor de
uso (29), y su esencia es útil en tanto sirve para reproducir la vida (30),
este valor se puede encontrar en la naturaleza o realizado por el ser humano
(valor de uso producido) (31).
A continuación analiza 2) el
valor, que surge cuando el objeto posee trabajo humano, para ser didáctico y
profundizar la idea, Dussel crea el neologismo de productualidad para
identificarlo mejor (40); entendido este punto aborda 3) el valor de cambio,
que ya no sólo es la cosa producida para el consumo (o sea con valor de uso y
valor) sino que se produce para el intercambio, entonces adquiere “su sentido
de objeto económico: el okonómeta” (50).
Finalmente nos dice qué es
4) el dinero, el cual vendría a ser, como lo hemos visto, un equivalente
general de las mercancías. Para compresión didáctica, Dussel invierte el razonamiento
de la siguiente manera “el precio es el valor de cambio de la mercancía
expresada en dinero” (56).
El recuento era necesario en
caso no hubiera quedado claro el tema del valor pensado por Marx, ahora bien,
cabe contextualizar su pensamiento, es decir, utilizar sus categorías en la
realidad, en aras de cumplir esa enseñanza que reza: “pasar de lo abstracto a
lo concreto”; pues en nuestra sociedad capitalista el trabajo que crea valor
comienza a desconocerse de nuevo, es decir se invierten las cosas de tal manera
que la economía deja de ser para la reproducción de la vida, como ya se señaló,
para pasar a servir al aumento de la tasa de ganancia, o como lo señala Marx,
se fetichiza la mercancía – recordemos que la sociedad capitalista se presenta
como un enorme cúmulo de mercancías–, y como escribió en los Grundrisse (6) “la
producción no solamente produce un objeto para el sujeto, sino también un
sujeto para el objeto” (1976: 12-13), es decir que en el sistema de producción
donde nos encontramos, al momento se subjetiva el trabajo objetivado, convierte
en sujetos para el objeto a los consumidores, quienes con su consumo alargan la
vida del sistema. Hinkelammert Franz (2017) llama a este fenómeno como el
fetichismo del capital, donde el mercado deja de servir al ser humano para que
el ser humano sirva al totalitarismo del mercado.
Actualmente la mercancía no
cumple solamente con ser satisfactoria de necesidades, sino que, vista desde la
teoría neoliberal, el sujeto es para el objeto, los objetos no satisfacen
necesidades, sino “propensiones a consumir, inclinaciones sicológicas que
originan sus demandas. Se desenvuelven en una naturaleza que no es más que un
objeto de cálculo. No tiene tampoco ninguna necesidad de ella, sino solamente
inclinaciones sicológicas hacia ellas” (Hinkelammert, 1998: 261-262).
De esta manera con la
negación del valor como objetivación del trabajo humano, con la inversión de la
realidad que producen ciertas teorías, es necesario ir al fundamento que funda
nuestro vivir, por más que nos parezca labor abstracta, pues de ella depende la
creación de los conceptos pertinentes con el fin de comprender mejor la
realidad donde desenvolvemos nuestras vidas, porque el trabajo humano no
solamente crea productos para la satisfacción de sus necesidades, sino que al
hacerlo transforma la naturaleza en cultura (Dussel, 2013: 40). Entonces, a
partir de los conceptos vertidos en El capital, los cuales nacen con el fin de
criticar a los conceptos de la economía política burguesa, se puede decir que
su obra en ese sentido es una ética (Dussel E. citado por Bautista J.J. 2012:
34). Ética que pone en la palestra, lo oculto –en este caso la fuerza de
trabajo que se coagula en valor, en un objeto dado–, para que pase a
visibilizarse, en ese sentido practicamos la Aleteia, que para los griegos era
literalmente lo no-oculto.
Como se mencionaba,
reincorporar la crítica que parte del concepto del valor de Marx en la sociedad
actual nos lleva a cuestionarnos lo económico, lo cultural y también lo
jurídico; porque en la filosofía jurídica se da la batalla por llegar al
fundamento de la sociedad, es decir lo que la hace posible. Araujo Frías (2018)
en ese sentido, nos muestra que hay la sospecha de un crimen, pero que no nos
aparece como tal porque se ha legalizado, y como para el derecho vigente el
cumplimiento de la ley es tomado como sinónimo de justicia, terminamos viendo
en el victimario a la víctima y en la víctima al victimario, así el crimen
parece perfecto, pero no lo es, porque hemos empezado a sospechar que las
injusticias no son el resultado de la inaplicación de la ley, sino de su propio
cumplimiento (66). Es entonces cuando se demuestra que el ordenamiento jurídico
está diseñado para desproteger a los pobres que se les condena a no tener nada
y proteger a los ricos, a los que se les beneficia en todo. Lo nombrado es el
fenómeno, debemos entender que el fundamento no ha crecido como los hongos
silvestres, sino que ha sido preparado partiendo de conceptos que invisibilizan
cosas tan necesarias como entender el valor como condición para que haya
producción y reproducción de la vida; la teoría del valor-trabajo de Marx
visibiliza precisamente que el trabajo humano es lo que ha erigido la sociedad,
sin humanos no hay sociedad, sin trabajo no hay vida. Si el trabajo es negado
porque el ordenamiento jurídico, ya sea por su acto comisivo u omisivo, elimina
el derecho a la reproducción de la vida, no hay trabajo posible, en el peor de
los casos, y si el trabajo es sinónimo de explotación, su valor objetivado en un
objeto deja de considerarse.
Conclusiones
1. Los neoliberales
sustentan su crítica en grandes científicos económicos, sin embargo, al querer
contrastar la teoría de la utilidad marginal y subjetiva del valor con la del
valor-trabajo, olvidan asimismo que Marx no llega a hablar de precio en el
primer capítulo de El capital, si hubiera sido el caso nada le hubiese costaba
analizar los precios de las mercancías en el mercado, citándolos en la primera
parte de su obra, donde se centra la crítica.
2. Al criticar la teoría del
valor de Marx, los neoliberales pretenden hacer ver que la utilidad marginal
explica mejor qué es valor a diferencia de la del filósofo, con el objetivo de
dar por obsoleto el pensamiento marxiano, aunque al analizarse la teoría del pensador
alemán vemos que es necesaria tomarla en cuenta para aprender algo sobre el
dinero, o mejor dicho sobre la forma-dinero que encierra la mercancía como
forma-equivalente en nuestra sociedad.
3. La teoría del
valor-trabajo de Marx no pretende demostrar que una mercancía con un valor
mayor o menor a otra tenga el mismo precio, sino que los valores,
correspondientes entre sí pueden reflejarse en alguna otra mercancía que haya
logrado pasar de la forma embrionaria (forma-valor) a la forma equivalente general.
En ese sentido la crítica neoliberal cae en la falacia conocida como Hombre de
paja; porque en su crítica considera cosas que Marx no dijo ni pensó.
4. Se demostró que la
crítica neoliberal al centrarse en lo crematístico relega la reflexión antropológica,
política y jurídica que son parte de la economía. Entonces conocer y comprender
la teoría del valor-trabajo de Marx es importante para pensar la realidad con
las categorías que reivindica la producción humana como acto que reproduce la
vida y la cultura.
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Notas:
(1) Estudiante de filosofía, Universidad Nacional de San
Agustín. Miembro del Centro de Estudios Disenso. atcayrton@gmail.com
(2) En realidad, hubo varias publicaciones de la obra
tanto en vida de Marx como póstumamente, según como nos explica Pedro Scaron
(2010: X). El estudio realizado en este trabajo toma dos ediciones, la edición
de la editorial Cartago (1973) que es la traducción de la traducción francesa y
la edición estudiada de la editorial Siglo XXI (2010); cuyo prólogo señala las
inconsistencias de algunas ediciones anteriores.
(3) Bob Jessop, en una conferencia subida a YouTube,
titulada “Capitalist State and States in Capitalist Societies”, explica que
Marx sabe combinar la biología con su trabajo filosófico. Actualmente en las
ciencias sociales se ve como necesidad emular a la biología porque es en sí una
ciencia de la vida, pues antes el paradigma era parecerse a ciencias como la
física, cuestión que se pone ahora en tela de juicio dado los acontecimientos
que hoy se viven en nuestro planeta, como el caso de ecocidio, etc.
(4) El razonamiento expuesto también se puede encontrar
en la primera edición de El capital, la de 1867, que ya no está en la edición
traducida del francés: “[…] Equivalente, en este caso, significa simplemente
igual en magnitud, una vez que ambas cosas han sido previamente reducidas en
nuestras cabezas, de un modo tácito, a la abstracción del valor” (1966: 195).
(5) El primer autor en identificar la forma-valor fue
Aristóteles, nos comenta Marx (1973a: 75).
(6) En el análisis de aquellos manuscritos realizado por
Enrique Dussel, se aprecia claramente cómo Marx utiliza aquellas reflexiones
como laboratorio y fase preparatoria para ponerlos pulidamente en su obra
cumbre después (Dussel, 2010).
(*) El presente artículo ha sido tomado de la revista Derecho
y cambio social, N° 59, enero-marzo 2020, Universidad Nacional de San Agustín,
Arequipa-Perú.
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