Las luchas del Pueblo y el Proyecto Minero Tía María
César Risso
LA EMPRESA SOUTHERN PERÚ, la filial en
el Perú de la empresa mexicana, tiene una historia marcada por los conflictos
que ha provocado debido a la contaminación ambiental. Este hecho ha generado el
rechazo de los agricultores del valle de Tambo, así como de los trabajadores y
pobladores de Arequipa. Es decir, un conflicto localizado en la provincia de
Islay se ha extendido a toda la Región Arequipa. Pero el rechazo a la actividad
de Southern no se ha quedado en los límites territoriales de Arequipa. Este
rechazo amenaza con extenderse a las regiones del sur de nuestro país.
Estos
conflictos han dejado un saldo de más de una decena de víctimas mortales, de
pobladores que lucharon por la defensa de un medio ambiente sano para el
desarrollo de sus actividades económicas;
asesinatos cometidos por las fuerzas represivas que defienden los
intereses de la transnacional. Esto ha transformado el conflicto de una
confrontación entre los pequeños productores privados del valle de Tambo con la
Southern, en un enfrentamiento entre el pueblo de Arequipa, a los que se suman
los pobladores de todas las regiones que se ven afectados por la contaminación
provocada por las actividades mineras, que amenaza con convertirse en una
protesta nacional, y la empresa Southern y el Estado peruano que protege la
inversión minera en nuestro país.
La
contaminación generada por la Southern ha sido reconocida por sus propios
directivos:
“[…] existe una desconfianza con Southern Cooper,
dado que la empresa mexicana reconoció haber contaminado la bahía de Ite,
Tacna, durante 36 años. Operaba en Ilo, Moquegua, con emisiones dióxido de
azufre que llegaban a los 365 microgramos por metro cúbico, cuando el límite
era de 80.”
“Además, se le acusa de haber contaminado la irrigación
Pampa Sitana, en Tacna, mientras que la mina Toquepala podía ocasionar una
crisis hídrica en las lagunas de Candarave, en la región mencionada. Southern
Perú también tuvo 12 sanciones por parte del Organismo de Evaluación y
Fiscalización Ambiental (OEFA).”1
Qué es lo que está en juego para los
propietarios de la Southern.2 Por ejemplo, la utilidad de la empresa
el año 2018 fue de 1,548.2 millones de dólares. Mientras que el margen neto fue
de 21.7% (comparación entre la utilidad neta y las ventas netas). Este margen
neto expresa que de cada dólar de venta de la transnacional, esta recibe 0.217
dólares de utilidad neta. O, en otras palabras, de los ingresos por ventas, la
transnacional tiene utilidades de un poco más de la quinta parte de estas
ventas.
Esto
es precisamente lo que la transnacional teme perder: la posibilidad de seguir
con estas elevadas utilidades.
No
obstante la solidaridad y el apoyo a los pobladores de Islay en Arequipa por la
situación que vienen enfrentando, hay posiciones encontradas acerca de cómo se
debe asumir la inversión minera en nuestro país.
Una
forma de negar la defensa de los intereses de los pobladores que se ven
afectados por la actividad minera, es plantear el problema como una
contraposición absoluta. Denostar la consigna “agro sí, mima no”, haciendo
extensiva a todo el Perú una consigna que se plantea para casos concretos, en
lugares donde la minería entra en conflicto con la actividad agrícola, tanto de
comunidades campesinas, como en el caso de Conga en Cajamarca, como el de
pequeños agricultores privados en el caso de Islay en Arequipa. Esta dilatación
de la consigna señalada lo que expresa es la defensa de la actividad minera en
todo el territorio nacional, y en consecuencia no es más que una forma velada
de defensa de los intereses de la burguesía imperialista en nuestro país.
Otra
forma de negar la lucha contra la actividad minera en el caso de Islay con el
proyecto Tía María, consiste en expresar que en dicha zona no hay comunidades
campesinas, que lo que hay son pequeños propietarios privados que se dedican a
la actividad agrícola. Este argumento no tiene mayor sustento, pues de tratarse
el conflicto en estos términos, entonces lo veríamos como el conflicto entre la
burguesía imperialista y la pequeña burguesía nativa; justamente lo contrario
de lo que sustentan quienes defienden esta posición, pues niegan el derecho a
desarrollar la actividad agrícola a los pequeños productores privados,
mostrándose a favor de la gran producción minera de la burguesía imperialista.
Otro
argumento es el de que se debe de hacer cumplir la ley. Que por lo tanto, la
lucha carece de sentido. Sabemos que el Estado peruano es burgués, que en
consecuencia los diversos partidos y movimientos que asumen el gobierno del
Estado defienden los intereses de la burguesía nativa y de la imperialista. Que
precisamente, la lucha reivindicativa en este caso es para el cumplimiento de
la ley. Sin embargo, la búsqueda de ganancia de la burguesía presiona al
gobierno de diversas formas para que defienda sus intereses. Pero, ya no se
trata solo del cumplimiento de la ley, sino de que el conflicto ha cobrado tal
magnitud, que la contraposición en este caso concreto es absoluta.
En
relación a este argumento, algunos creen que hombres de “buena voluntad” y de
conocimientos técnicos, con una elevada moral, pueden transformar la situación,
y así hacer sostenible la actividad minera. Esto reduce el problema a la lucha
electoral, dejando recaer en ciertos individuos la resolución de dicho
problema. Esto no es más que subjetivismo.
La base de la solución de este problema está dada por la organización
del pueblo no solo de Arequipa, sino a nivel nacional, enfrentando así el
problema como una política de tratamiento de la inversión extranjera directa en
general, y de la inversión en la actividad minera en particular. Pero esta
solución sería parcial. Es decir, sería una solución que enfrenta la
contaminación ambiental, pero que no enfrenta la explotación capitalista.
Otra
de las afirmaciones que se hace para negar la necesidad de la lucha contra la
actividad minera, es aquella que indica que sin minería regresaríamos a una
situación en la cual no habría maquinaria, ni equipo, ni industria, etc., que
caracterizan a la sociedad actual. Este intento de ponernos frente al retraso
si no se acepta la inversión minera, consiste en cerrar toda alternativa al
desarrollo de las fuerzas productivas para obligarnos a aceptar con todas sus
consecuencias negativas a la minería; en otras palabras es apoyar la
explotación minera.
Lo
concreto en el caso del proyecto minero Tía María de la transnacional Southern,
es que afecta de una u otra manera la actividad agrícola en el valle de Tambo;
que el conflicto ha desbordado la confrontación entre los pequeños agricultores
privados y la empresa; que las víctimas mortales han puesto a los diversos
gobiernos y al Estado, del lado de la transnacional, apareciendo esta empresa y
el Estado como enemigos de la actividad agrícola y del bienestar de los
pobladores de la Región Arequipa.
Esto
ha permitido la organización del pueblo a nivel regional, que se suma a la
lucha de las demás regiones del país para enfrentar, por los motivos expuestos,
a la inversión extranjera en la actividad minera. Si bien es cierto esta
organización y lucha no busca acabar con el capitalismo, sin embargo es la
expresión concreta, la forma específica que en estos momentos adquiere la
confrontación contra el imperialismo, que nos da la posibilidad de explicar por
qué funciona así este tipo de sociedad, por qué el Estado defiende los
intereses de la burguesía imperialista, y por qué esta es una lucha permanente.
Intentar
apaciguar esta lucha sugiriendo que en las próximas elecciones se puede elegir
mejor, y solucionar así el problema, es hacerle el juego a la burguesía. De lo
que se trata es de explicar cuáles son las causas de fondo que provocan estas
situaciones, y sobre la base de las luchas concretas orientar a las clases
explotadas por la burguesía, imperialista y nacional, hacia el socialismo.
_____________
Nota:
Hoy se cumple exactamente un mes desde que fue enviada al blog VIEJO TOPO la primera parte del
artículo cuya tercera y última parte publicamos a continuación, a fin de que
fuera publicado en las páginas de dicho blog, que, como es natural, tiene un
público lector distinto al de CREACIÓN
HEROICA. Por cuanto en tan largo lapso de tiempo la aludida parte no ha
sido publicada en dichas páginas, hay que lamentar que en nuestra izquierda todavía
exista el recurso de la censura para escamotear el debido debate de ideas, como
en el caso que referimos, es decir, para escamotear el debido esclarecimiento
de las cuestiones en litigio ante un grupo de lectores que conocen el artículo
de J.P. Ballhorn, pero que no han podido conocer la respuesta de nuestro
compañero Eduardo Ibarra.
01.08.2019.
Comité de Redacción.
El Maoísmo Nominal de J. P.
Ballhorn y Algunas Otras Cuestiones
(Tercera y Última Parte)
Eduardo Ibarra
ARRASTRADO
POR SU castración del marxismo, Ballhorn tergiversa el método de Stalin en el
estudio del desarrollo histórico de la doctrina del proletariado. Así, dice:
Esto [el marxismo
concebido solo como socialismo científico] es lo que comprendió Stalin al
momento de definir el leninismo como el marxismo de la época del imperialismo.
(Dicho
sea entre paréntesis: Stalin no definió el leninismo como «el marxismo de la
época del imperialismo», sino
como «el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria». La diferencia
entre ambas definiciones es obvia, y había que subrayarla).
Pues bien, hay que precisar que Stalin
no tenía una concepción reduccionista del marxismo como la de Ballhorn. En Los Fundamentos
del leninismo, anotó estos conceptos esclarecedores:
Exponer
los fundamentos del leninismo no es aún exponer los fundamentos de la
concepción del mundo de Lenin. La concepción del mundo de Lenin y los
fundamentos del leninismo no son, por su volumen, una y la misma cosa. Lenin es
marxista, y la base de su concepción del mundo es, naturalmente, el marxismo.
Pero de esto no se desprende, en modo alguno, que la exposición del leninismo
deba comenzar por la de los fundamentos del marxismo. Exponer el leninismo es
exponer lo que hay de peculiar y de nuevo en las obras de Lenin, lo aportado
por Lenin al tesoro general del marxismo y lo que está asociado a su nombre de
modo natural. Sólo en este sentido hablaré en mis conferencias de los
fundamentos del leninismo.
Quizá la expresión
más clara de la alta importancia que Lenin otorgaba a la teoría, sea el hecho
de que fuera precisamente él quien asumió el cumplimiento de una tarea tan
grande como la de sintetizar, desde el punto de vista de la filosofía
materialista, los más importantes adelantos de la ciencia en el período
comprendido desde Engels hasta Lenin y de someter a profunda crítica las
tendencias antimaterialistas entre los partidarios del marxismo. “Cada
descubrimiento trascendental -decía Engels- obliga al materialismo a cambiar de
forma”. Es sabido que fue precisamente Lenin quien, en su notable libro
“Materialismo y Empiriocriticismo”, cumplió esta tarea en relación con su
época.
… es natural que
mis conferencias no puedan ser consideradas como una exposición completa del
leninismo. Serán tan sólo, en el mejor de los casos, un resumen sucinto de los
fundamentos del leninismo. No obstante, estimo útil hacer este resumen, a fin
de ofrecer algunos puntos fundamentales de partida, necesarios para estudiar
con fruto el leninismo.
Es
evidente que en la cita el término teoría está utilizado como sinónimo del
término filosofía. Pero lo que hay que destacar de sus líneas es que,
contrariamente al torcido entendimiento de Ballhorn, Stalin no concebía el
marxismo como un cuerpo de doctrina sin filosofía y sin economía política,
aunque a lo largo de su exposición del leninismo no se refiriera a esta última.
La cita da cuenta de que para Stalin eran posibles dos tipos de exposición del
leninismo: una «completa», que debía
comprender los aportes de Lenin al marxismo en el terreno de la filosofía, y
otra que debía limitarse a ser «un resumen sucinto de los fundamentos del
leninismo», que es
precisamente la que realizó el sucesor de Lenin en Los Fundamentos del leninismo,
en Cuestiones del leninismo y en la Entrevista
con la primera delegación de obreros norteamericanos, «a fin de ofrecer
algunos puntos fundamentales de partida, necesarios para estudiar con fruto el
leninismo». Cabe
agregar que, por cuanto Stalin reconocía la existencia de la economía política
marxista (a la que aportó con la formulación de la ley económica fundamental
del socialismo), la exposición «completa» del leninismo de la que habló tendría que
comprender también los aportes de Lenin a la mencionada parte integrante del
marxismo.
Estas constataciones demuestran, pues, que lo que hace
Ballhorn es achacarle a Stalin su propia concepción reduccionista del marxismo,
es decir, su propia posición revisionista.
Como se ve, aquí también nuestro articulista apunta
alto.
Ballhorn dice:
Estas son las razones por las cuales pienso que una sustentación del maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo tendría que ir más o menos en la línea de acontecimientos que postula Alain Badiou: la Comuna de París, la Revolución de Octubre y la Gran Revolución Cultural Proletaria.
De hecho, con la
cita nuestro articulista se refiere a la relación existente entre las condiciones
históricas y el desarrollo del marxismo.
Acerca de esta cuestión, Stalin señaló en Los Fundamentos del leninismo:
Marx y Engels actuaron en el período
prerrevolucionario (nos referimos a la revolución proletaria) cuando aún no
había un imperialismo desarrollado, en un período de preparación de los
proletarios para la revolución, en el período en que la revolución proletaria
no era aún directa y prácticamente inevitable. En cambio, Lenin, discípulo de
Marx y de Engels, actuó en el período del imperialismo desarrollado, en el
período en que se despliega la revolución proletaria, cuando la revolución
proletaria ha triunfado ya en un país, ha destruido la democracia burguesa y ha
inaugurado la era de la democracia proletaria, la era de los Soviets.
En mi libro El desarrollo de la teoría del proletariado
(disculpe el lector que me cite en punto al tema), dejé escrito:
El pensamiento de Mao tuvo su cuna en la
vieja China punto de convergencia de todas las contradicciones del
imperialismo, y se desarrolló no solo en función de esta realidad particular,
sino también en función de la realidad de la revolución proletaria mundial.
Pero la vieja China no era un país imperialista, como lo era la Rusia zarista
de principios del siglo, sino un país semicolonial y semifeudal. En
consecuencia, «la tarea a resolver» ahí no era «la lucha contra el capitalismo
sino contra las supervivencias del medioevo». Pero, como es obvio, estas
condiciones particulares de China eran
parte de las condiciones generales del imperialismo,
pues, como ha quedado dicho, el imperialismo es una época en que un puñado de
países capitalistas avanzados explota a una mayoría de países coloniales,
semicoloniales y dependientes, y, precisamente por esto, Lenin señaló que «La
revolución social sólo puede producirse bajo la forma de una época que una la
guerra civil del proletariado contra la burguesía en los países avanzados con toda una serie de movimientos
democráticos y revolucionarios, comprendidos los movimientos de liberación
nacional, en las naciones subdesarrolladas, atrasadas y oprimidas.» Por tanto,
si la revolución china es la continuación
de la revolución rusa en las condiciones de un país semicolonial y semifeudal,
el pensamiento de Mao es un desarrollo directo
del leninismo, pues sus raíces históricas son las mismas que las de éste. Sobre
la nueva democracia
es un desarrollo de Dos tácticas de la socialdemocracia en la
revolución democrática, y la teoría de la continuación de la
revolución en las condiciones del socialismo es un desarrollo de las tesis
planteadas por Lenin en su artículo La economía y la política en la época de la dictadura del proletariado. En consecuencia, es correcto
señalar que la teoría y la táctica de Mao sobre la nueva
democracia es un desarrollo de la teoría y la táctica de la revolución
proletaria en general, y su teoría y su táctica de la continuación de la
revolución en el socialismo es un desarrollo de la teoría y la táctica de la
dictadura del proletariado en particular.
Como es evidente,
las dos últimas citas dan cuenta de las raíces históricas del marxismo, del
leninismo y del pensamiento de Mao. Mientras el marxismo surgió y se desarrolló
en la época del capitalismo competitivo y de la preparación del proletariado
para la revolución, el leninismo surgió y se desarrolla en la época del
imperialismo y de la revolución proletaria.
Por eso el leninismo
lleva el sello de nuestra época, por
cuanto su contenido es la expresión teórica del contenido fundamental y de las
tendencias fundamentales del imperialismo y, al mismo tiempo, la expresión
teórica del contenido fundamental y de las tendencias fundamentales de la
revolución proletaria y de la dictadura del proletariado. (El desarrollo de la teoría del proletariado).
En
consecuencia, la definición de Stalin del leninismo como el marxismo de nuestra
época no solo es correcta, sino que además da cuenta de que el leninismo es una
época en el desarrollo del marxismo. Por esta razón es completamente correcto
sostener que el pensamiento de Mao es una etapa del leninismo.
Así pues, las raíces históricas del marxismo no pueden ser
reducidas, de forma exclusiva y excluyente, a la Comuna de París, aunque esta
experiencia permitiera descubrir la forma política de la dictadura del
proletariado; así también, las raíces históricas del leninismo no pueden ser
reducidas, de forma exclusiva y excluyente, a la Revolución Rusa, aunque esta
experiencia permitiera el desarrollo de la teoría marxista de la revolución
proletaria y de la dictadura del proletariado; igualmente, las raíces
históricas del pensamiento de Mao no pueden ser reducidas, de forma exclusiva y
excluyente, a la Revolución Cultural Proletaria, aunque esta experiencia
demostrara la validez de la teoría maoísta de la continuación de la revolución
bajo la dictadura del proletariado, verdadero desarrollo de la teoría
marxista-leninista de la revolución proletaria y de la dictadura del
proletariado.
Estas aclaraciones son justas y pertinentes debido al
hecho de que el leninismo es el marxismo de nuestra época, y a que, por lo
tanto, solo en este marco conceptual queda explicada su definición como «la
teoría y la táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la
táctica de la dictadura del proletariado en particular.»
Esta última definición del leninismo tiene, como es
obvio, el valor de expresar la centralidad de la revolución proletaria y de la
dictadura del proletariado en el cuerpo entero del marxismo.
[La] centralidad
de la teoría y la táctica de la revolución proletaria tiene su explicación. La
concepción marxista del mundo tiene como principio suyo la dialéctica
materialista. Precisamente, el mérito imperecedero de Marx y Engels en el campo
filosófico fue incorporar la dialéctica al materialismo… fundando así el
materialismo dialéctico y la concepción materialista de la historia. En el
postfacio a la segunda edición de El Capital, Marx escribió que su
método, es decir la dialéctica, es «… crítica y revolucionaria por esencia…». Y
es así, sin lugar a dudas, pero, como es lógico, solo a condición de que se le
aplique. Justamente, al aplicar este método a las condiciones del capitalismo y
de la lucha de clase de la época preimperialista, Marx y Engels fundaron la
economía política marxista y el socialismo científico, teoría y programa de la
revolución proletaria y de las condiciones de su realización y, por
consiguiente, método de lucha por la emancipación del proletariado. La
emancipación del proletariado y, en general, de la entera humanidad, no se decide,
como es evidente, en el terreno de la filosofía, sino en el de la política. El
proletariado no actúa, pues, como filósofo colectivo sino como político
colectivo, aunque es indudable que su filosofía revolucionaria sirve a su
política revolucionaria, o, para decirlo de otro modo, que la filosofía
marxista sirve para transformar el mundo, pero a condición de ser mediada por
la acción política del proletariado. Este hecho demuestra la centralidad de la
lucha política en la praxis marxista, y esta centralidad determina la
centralidad de la teoría de la revolución proletaria y de las condiciones de su
realización en el cuerpo entero de la teoría proletaria… El socialismo
científico le remarcó al proletariado la vía práctica que conduce a la
expropiación de los expropiadores y a la dictadura del proletariado como punto
necesario de transición para la extinción de las clases, la lucha de clases y
el Estado. Si en el estudio del desarrollo del marxismo se pusiera el acento en
los aportes a la filosofía marxista y no en la teoría de la revolución
proletaria, se estaría privilegiando la interpretación del mundo sobre su
transformación, cuando de lo que se trata es de transformar el mundo, tal como
señaló Marx en su onceava tesis sobre Feuerbach. Por eso, Stalin consideró la
teoría de la revolución proletaria en general y la teoría de la dictadura del
proletariado en particular, como el lugar donde centralmente hay que ir a
buscar el desarrollo del marxismo. (El
desarrollo de la teoría del proletariado).
Ciertamente
todo
marxista tiene que reconocer, en el corpus
del marxismo, la centralidad de la teoría y la táctica de la revolución
proletaria en general y de la dictadura del proletariado en particular. Pero,
como se ha visto, Ballhorn, retorciendo la definición del leninismo como el
marxismo de nuestra época, cree que su definición como «la teoría y la táctica
de la revolución proletaria, etcétera» expresa todo el leninismo, todo el
marxismo, y, de esta forma, reemplaza la centralidad de la revolución proletaria y la dictadura del
proletariado por una consideración exclusiva de aquella teoría y de aquella
táctica.
Como se ve, aquí también nuestro
articulista apunta alto.
Ballhorn dice:
La tesis más difundida, por lo menos en el ámbito
nacional, es la que sostiene que un “desarrollo” dentro del marxismo significa
un desarrollo en sus “tres partes integrantes”.
En cuanto a mí
se refiere, debo precisar que en mi libro El
desarrollo de la teoría del proletariado señalo que el pensamiento de Mao
es un desarrollo del marxismo en sus tres partes integrantes, pero, como puede
comprobarlo el lector, en mi argumentación dicha afirmación no aparece como un
factor del que haya deducido el desarrollo del marxismo. En mi texto, la
precisión de que Mao desarrolló el marxismo en todas sus partes se limita a
valorar el peso específico de este desarrollo.
Ballhorn dice que definir el leninismo como el marxismo de la
época del imperialismo y de la revolución proletaria, significa condenar al marxismo «a no tener más desarrollos en su historia».
Como se ve, después de aceptar, de la boca para afuera y de forma por
demás retorcida, la definición del leninismo realizada por Stalin, ahora
nuestro articulista sale con el disparate de que definir el leninismo como el
marxismo de nuestra época significa condenar el marxismo «a no tener más desarrollos en su historia».
Este es un golpe bajo contra los adherentes del marxismo-leninismo, pues
nadie ha planteado jamás que la definición del leninismo como el marxismo de
nuestra época implica que, después de Lenin, no puede haber ningún desarrollo
del marxismo o directamente que no ha habido ningún desarrollo del mismo.
Pero el fondo de la cuestión es que de hecho con semejante disparate
Ballhorn compromete, en primer lugar, al propio Stalin, autor de la aludida
definición, luego a Mao (véase más arriba lo que señaló el jefe de la
revolución china a propósito de nuestra época y del leninismo), y finalmente, a
todos los marxistas que adhieren al leninismo como el marxismo de nuestra época.
Como se ve, aquí también nuestro articulista apunta alto.
Ballhorn dice:
… en contraposición a la “tesis de las tres partes
integrantes”, la “tesis fatalista” y la “tesis nominal”, sostengo la tesis de
la concreción histórica, la cual, pienso, es la que empleó Stalin para definir
el leninismo como el marxismo de la época del imperialismo, y es la que debemos
asumir para fundamentar cabalmente el maoísmo como nueva, tercera y superior
etapa. Este método (“tesis de la concreción histórica”), que no es más que el método
marxista, es el que debemos emplear en la elaboración de una Defensa
del Maoísmo.
La verdad de las
cosas, sin embargo, es que «la tesis
de Stalin» reside en argumentar el desarrollo del marxismo en
función de la ley según la cual el ser social determina la conciencia social:
ser social (imperialismo y revolución proletaria) y conciencia social
(leninismo) en el caso del marxismo de nuestra época. En otras palabras, en
explicar el desarrollo del marxismo a partir del contenido de las diferentes
épocas históricas del capitalismo y del contenido histórico concreto de la
acción del proletariado.
Pero en su afán de aparecer original (en cuanto a palabras), Ballhorn
utiliza una frase, «concreción
histórica», para definir el método de Stalin (que tergiversa,
como ya se vio) y contraponerlo a lo que llama la «tesis fatalista» (la de Stalin y Mao) y a la tesis «nominal» (la mía, según
su óptica torcida).
Pero nada de esto le sirve para salir del mar de confusión en que se
encuentra hundido, pues, con aquello de que no obstante ser el leninismo el
marxismo de nuestra época, el término maoísmo debe aparecer de todos modos, a fortiori, en la denominación de la
doctrina, revela ser partidario de la «tesis nominal», de lo cual, desde luego, no es consciente en
absoluto.
En su confusión, Ballhorn pretende que en la fundamentación del
leninismo por Stalin, no hay una delimitación entre los conceptos de teoría y
táctica, y, por otra parte, que el marxismo no se aplica («Con este concepto de “aplicación”… hay que tener mucho
cuidado», dice en su artículo).
Ninguna de estas cuestiones merece una refutación especial. Para el
primer caso, basta entender el sentido de la definición del leninismo que se
encuentra en Los Fundamentos: «el leninismo es la teoría y la táctica…», conceptos estos dos últimos que, como se ve, aparecen delimitados por
la conjunción «y»,
pero
cuya necesaria distinción es escamoteada por Ballhorn con el pretexto de que «una y otra se identifican, son lo mismo»); y para el segundo basta recordar que el marxismo
es, al mismo tiempo, una teoría y un método, y que si bien su teoría no siempre
es aplicable por igual en todas las latitudes y en todos los climas históricos,
en cambio su método es universalmente aplicable. Por eso en su trabajo Sobre la contradicción, Mao habla de «la aplicación del marxismo». Esta exigencia, inherente al método marxista, es cosa que escapa al
entendimiento de Ballhorn.
El libro Materialismo y empiriocriticismo
es una crítica profunda del empiriocriticismo en sus diversas manifestaciones,
una generalización filosófica de los nuevos datos proporcionados por la
revolución operada en las ciencias naturales entre fines del siglo XIX y
comienzos de XX, una confirmación magistralmente fundamentada del materialismo
filosófico como la única concepción y el único método para interpretar
correctamente el mundo y transformarlo. En este libro Lenin no expone las leyes
de la dialéctica, pero dio ejemplos vivos de aplicación creadora de las mismas
en el análisis de la teoría del reflejo, del papel de la práctica en el
conocimiento, de la relación entre la verdad absoluta y la verdad relativa, de la
inagotabilidad del electrón, etcétera. Por otro lado, en el libro Lenin expuso
y defendió los fundamentos del materialismo histórico. En suma, Materialismo
y empiriocriticismo representó un cambio en la forma del materialismo
filosófico en comparación a la forma que tenía en el Anti-Dühring y en Dialéctica
de la naturaleza de Engels. Este hecho habla por sí solo de la importancia
y la trascendencia del libro de Lenin.
Pero, víctima de los
prejuicios de la filosofía universitaria contra el Lenin filósofo, Ballhorn dice
que en Materialismo y empiriocriticismo hay «poca originalidad, desde el punto de vista de la dialéctica y el materialismo».
¿En qué quedamos? Pregunto, porque, como ya está
claro, Ballhorn niega la existencia de la filosofía marxista y, no obstante, en
lo que acabo de citar de su pluma, la palabra materialismo aparece, como no
podía ser de otro modo, como concepto filosófico, y, como se sabe perfectamente,
en el marxismo el materialismo es materialismo dialéctico.
Como se ve, aquí también
nuestro articulista apunta alto.
La labor de investigación marxista
es una cosa muy seria, y la principal cualidad del intelectual marxista es la
modestia.
No obstante, Ballhorn se ha
referido a todos y cada uno de los trabajos que se han producido en el Perú y en
el mundo entero sobre el problema del desarrollo del marxismo y su
denominación, en términos de petulante menosprecio:
…se trataba de discursos limitados, poco profundos
y carentes de una verdadera investigación [del desarrollo del marxismo].
… podía notar una completa fatuidad de dichos sermones [sobre el
“maoísmo”].
…me llevó a buscar por primera vez una sustentación
del maoísmo como “nueva, tercera y superior etapa del marxismo”, lo cual me
dirigió a un destino decepcionante…
… busqué textos públicos, casi no encontré y los
que encontré eran igual de esquemáticos y limitados. Ninguno lograba
convencerme de ser una verdadera sustentación del maoísmo.
… en realidad no existía un trabajo con la
suficiente seriedad…
… La cuestión del desarrollo del marxismo solo
puede definirse en su concreción histórica, no en una sentencia asumida como
dogma al estilo de quienes dicen “Stalin definió el leninismo como el marxismo
de la época del imperialismo”, y con aires de autosuficiencia creen que ya
resolvieron el asunto encubriendo en realidad la más vil de las mediocridades
(sic).
Después
de convertir en escombro literario todo lo que se ha escrito hasta hoy acerca
de la cuestión del maoísmo, nuestro articulista da muestras de maloliente pedantería,
que, como es sabido, es defecto típico del intelectual pequeño burgués:
… un
trabajo mucho más extenso y detallado sobre el maoísmo.
… entonces acepté que la fundamentación del maoísmo
era un asunto pendiente y pensé que en algún momento alguien debería hacerlo.
… [la
solución teórica del problema del desarrollo del marxismo, y específicamente
del “maoísmo”, es] una tarea pendiente a la cual sería importante aportar…
… la
distinción entre “época” y “etapa” del marxismo, entre otras cuestiones
problemáticas planteadas por Ibarra, las trataremos en el trabajo extenso y
completo sobre el tema que nos convoca.
… si implícitamente hubo hasta hoy un proyecto detrás de mis avances en la teoría marxista, uno de ellos ha sido precisamente el de contribuir a una sustentación cabal del maoísmo. Esto último es algo que se me tornó más claro una vez que mis estudios me llevaron a cuestionar los esquemas heredados por las tradiciones marxistas “militantes” en el Perú, y todo esto adoptó un rumbo definido a partir de la cuestión de la dialéctica.
… si implícitamente hubo hasta hoy un proyecto detrás de mis avances en la teoría marxista, uno de ellos ha sido precisamente el de contribuir a una sustentación cabal del maoísmo. Esto último es algo que se me tornó más claro una vez que mis estudios me llevaron a cuestionar los esquemas heredados por las tradiciones marxistas “militantes” en el Perú, y todo esto adoptó un rumbo definido a partir de la cuestión de la dialéctica.
Desde
luego, no es fácil imaginarse cómo, con un arsenal teórico tomado casi
enteramente de autores burgueses y revisionistas, con sus desvergonzadas tergiversaciones,
con su erróneo planteamiento tanto del problema del desarrollo del marxismo
como del problema de su denominación, y, en general, con su demostrada
confusión y su evidente confusionismo, Ballhorn podría «contribuir a una sustentación cabal del maoísmo».
Sin haber examinado las flojedades idiomáticas del
artículo de Balhorn, pero habiendo esclarecido sus oscuras afirmaciones y revelado
sus flagrantes disparates, cabe terminar las presentes líneas dejando sentado
que el pretendido «maoísmo» de nuestro articulista, su delirante «maoísmo nominal», no le alcanza para disimular su enfoque sesgado, reduccionista,
falseador del marxismo, es decir, no le sirve en absoluto para ocultar su apolillado
revisionismo.
24.05.2019.
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