Vallejo Para No Iniciados.
La dialéctica en César Vallejo
Julio Carmona
ESTE TEMA DE LA DIALÉCTICA en el pensamiento y en la obra de César Vallejo ha sido tratado por muchos estudiosos de su obra, lo cual está bien, porque es un hecho incontrastable su presencia en esos dominios. Pero —siempre hay un «pero» aguafiestas o, como dicen los clásicos del marxismo: para todo hay argumento. En este artículo voy a retomar dicho tema, pues ya he tenido ocasión de referirme a él en un artículo anterior de esta revista. Y empiezo por comentar un texto de Ricardo González Vigil:
«La preeminencia del qué hacer en PH y, sobre todo, en EAC, concuerda con el archiconocido dictamen de Marx, según el cual, los pensadores del pasado se han esforzado vanamente en entender y explicar la realidad (un saber intelectual, racional) [a], cuando de lo que se trata no es de entender el mundo, “sino de transformarlo”, de llevar a cabo el cambio revolucionario. Para ello, hay que adoptar la óptica del materialismo dialéctico, la cual genialmente, como nadie en la poesía universal, la inserta Vallejo en el lenguaje mismo, mediante una poesía tendiente a la dialéctica (Trilce) luego decididamente dialéctica (Poemas humanos y España, apaña de mí este cáliz) [b]» (Ricardo González Vigil, En: Varios, 2014-1: 146).1
a) RGV hace una paráfrasis de la tesis de Marx (con un paréntesis explicativo, cuya transcripción reitero): «los pensadores del pasado se han esforzado vanamente en entender y explicar la realidad (un saber intelectual, racional)», y —ese es el riesgo de la paráfrasis: que no suele ser fiel al pensamiento original y puede desnaturalizarlo2— RGV le hace decir a Marx algo distinto a lo que dice el maestro, porque su paréntesis aclaratorio de que esa explicación («interpretación» dice Marx) responde a «un saber intelectual, racional», más bien, en el razonamiento de Marx es lo contrario: pues el de los filósofos (así los menciona Marx) era más bien subjetivo, idealista, metafísico (nada racional). Y tanto es así que en el libro La ideología alemana, Marx y Engels ratifican la idea de la tesis: «… de lo que se trata en realidad y para el materialista práctico, es decir, para el comunista, es de revolucionar el mundo existente» (op. cit.: 23). O sea que el filósofo materialista tiene un pensamiento práctico, racional, ligado a la realidad, y no evasivo como lo insinúa el paréntesis aclaratorio de RGV pues atribuye a los filósofos criticados por Marx el ‘uso de un saber racional’.
b) En esta parte sí se puede admitir la progresión que hace RGV de la dialéctica vallejiana que en Trilce todavía es idealista y en sus últimos libros sí materialista; aunque ha de observarse que los términos usados por RGV no son estos, dice: «una poesía tendiente a la dialéctica (Trilce) luego decididamente dialéctica (Poemas humanos y España, apaña de mí este cáliz)»; y asumir así estos términos conduce a creer (y hacer creer) que CV no fue un «marxista convicto y confeso», o sea: ortodoxo, sino —como lo sugiere RGV, en página anterior— que su tránsito ideológico «culminará en su asimilación heterodoxa del marxismo» (op. cit.: 127). Y el no usar correctamente los términos conduce a no saber explicar un texto de CV que pertenece a su estadío idealista (o primera fase de su evolución ideológica) en el que no obstante ya tiene proyección dialéctica, pero idealista: hay que llamarla por su nombre.
Y otra demostración de ese no saber explicar un texto de CV sobre la dialéctica, precisamente, lo he detectado en un artículo de Alain Sicard, quien dice que:
«… puede uno quedar sorprendido al leer en otra nota de la misma época [a] que resume una conversación con Georgette sobre la dialéctica, lo siguiente:
Me refiero a Hegel y Marx que no hicieron sino
descubrir la ley dialéctica. Paso a mí mismo cuya posición rebasa la simple
observancia de esta ley y llega a cabrearse contra ella y llega a tomar una
actitud crítica y revolucionaria delante de este determinismo dialéctico.
(Vallejo, 1973-1: 99).
¿Qué «determinismo dialéctico» es este? Nuestra opinión es que Vallejo tenía presente, al hacer esta observación, no la dialéctica en sí misma sino la versión estaliniana3 que de ella imperaba entonces en el movimiento comunista internacional [b]: una dialéctica que, en vez de nutrirse en la carencia potente, estaba impaciente de superarla4 —cuando no, sencillamente, de borrarla—, para instaurar aquella «seguridad dupla»5 que el poeta de Trilce aborrecía. Creemos que contra esa cosificación de la dialéctica hecha por los «obispos bolcheviques» y los «doctores del marxismo», Vallejo «se cabreaba», levantando, contra la esterilidad del dogma, el estandarte de la agonía fecunda» (Alain Sicard, «Avatares de la carencia» en: Varios, op. cit., 2014-1: 173).
a) La época a que se refiere Sicard es a la que CV escribe Contra el secreto profesional (que comprende los primeros años de su llegada a Europa), es decir, antes de asumir la ideología marxista, y tiene más la característica de una miscelánea, con mucho de proyección narrativa (y por eso es que MG asume su estudio en el libro citado que titula Vallejo, narrador). Se entiende, por eso, que MG escribiera sobre él lo siguiente: «CSP es un libro heterogéneo, de estructura “abierta”, que contiene materiales diversos en forma de pensamientos, reflexiones, notas, observaciones, poemas en prosa, fabulaciones y textos en los que concurren la narración, el ensayo y la poesía» (Ibíd.). Y, sobre ese libro, Georgette precisa en su nota introductoria que fue escrito entre 1924 y 1929, cuando CV aun no había asumido la ideología marxista, lo cual ocurrirá a fines de 1929, conforme lo asevera Georgette. Y una corroboración de que a fines de 1929 CV todavía no había asumido plenamente la ideología marxista, la encontramos en un texto de 1937, incluido en uno de sus apéndices («del carnet de 1936/37» que es agregado por Georgette para la primera edición. Y se puede colegir de por qué CV no lo incluyó en El arte y la revolución (que será revisado por última vez en 1934), porque CV era consciente de que colisionaba con su esencia general, materialista y marxista-leninista. Veamos, primero, la explicación que da la viuda, en la introducción a este libro, para justificar la inclusión de otros escritos sueltos no incluidos por CV. Dice: «A esta edición de Contra el secreto profesional siguen unas notas sobre preocupaciones afines, recopiladas de las libretas de apuntes dejadas por César Vallejo.» «Preocupaciones afines» —dice Georgette—, afines a los textos de CSP, escritos entre 1923-1929 (según la misma Georgette). Es claro que en CSP su pensamiento todavía está impregnado de una concepción ideológica idealista. Y esta situación se hace evidente en el último texto (de 1937, del que ya he hecho alusión). Si bien en él se aprecia que ya ha tomado conocimiento de las ideas de Hegel y de Marx, también se aprecia que adopta la licencia de mantener «unidos» a esos dos grandes pensadores en torno a la dialéctica; la que CV dice haber asumido, y hasta considera que ya la había utilizado en Trilce, es decir, desde que estaba en Perú. Pero, obviamente, está hablando de una dialéctica general, indiferenciada. Obviar esto, lleva, precisamente, a tergiversar el pensamiento de CV, afirmando que ya en este libro era marxista, pero heterodoxo. Y así —en el artículo mencionado— dice que en un diálogo con Georgette:
«Pasamos a la dialéctica en general. Aludo a Trilce y a su eje
dialéctico de orden matemático —1 - 2 - 0— “Escalas”: o instrumento y
conocimiento: el rigor dialéctico del mundo objetivo y subjetivo. Su grandeza y
su miseria o impotencia» (cursiva mía).
Y de inmediato dice que —en el diálogo—:
«Me refiero a Hegel y Marx, que no hicieron sino descubrir la ley
dialéctica. Paso a mí mismo cuya posición rebasa la simple observancia de esta
ley y llega a cabrearse contra ella y llega a tomar una actitud crítica y
revolucionaria delante de este determinismo dialéctico» (p. 99).
Es obvio que hay traspiés en las ideas expresadas en la cita. En principio, porque no fueron Hegel y Marx quienes «descubrieron» la dialéctica. Es mejor decir que fue Hegel quien la retomó de la filosofía griega. Pero lo hizo sin cambiarle su esencia idealista. Y en el caso de Marx, lo que hizo fue enderezar esa dialéctica hegeliana que estaba con la cabeza hacia abajo, poniéndola con los pies en la tierra. O sea que tampoco Marx «descubrió» la dialéctica. Y, en ese sentido, se debe decir que si se habla de un determinismo dialéctico (que es, a la vez, un contrasentido6), esto tal vez pueda hacerse en relación con la dialéctica hegeliana —incluso en ella, no en su totalidad. Pero no con la dialéctica marxista, pues esta realizó una revolución dentro de esa «dialéctica general», sin que se pasase del materialismo al idealismo, como escribió CV, sino a la inversa. Dice CV:
«Luego pienso en Pascal, cuyo pensamiento figura, sin duda, entre los
que animó una velocidad dialéctica más grande, pasando del materialismo
o cientificismo (su física), a la filosofía, luego a la metafísica, luego a la
religión. Luego al cristianismo y, por último al catolicismo». [Y el artículo
concluye así:] «Al salir del cementerio, vemos un crucifijo sobre una tumba y
hablamos de la “esperanza” cristiana, en el más allá: creación formidable de
Jesús, que nace de lo más hondo del dolor humano —Después de la guerra, debería
haberse producido un renacimiento enorme de la concepción cristiana del destino
del hombre. Etc.
Reitero la explicación que da Georgette para justificar la inclusión de este texto en el libro Contra el secreto profesional: «A esta edición de Contra el secreto profesional siguen unas notas sobre preocupaciones afines, recopiladas de las libretas de apuntes dejadas por César Vallejo», lo cual explica por qué ni Georgette (ni el mismo CV) lo incluyeran en El arte y la revolución. Y también debo insistir en algo que ya he precisado antes: el marxismo no exige de quienes adhieren a la revolución que él propugna, que extirpen de todos sus escritos cualquier idea metafísica (y con mayor razón si es una idea que no ha sido escrita con la intención de que sea publicada y que solo pudo quedar en su pensamiento íntimo). Y, en todo caso, lo preocupante no es detectar la presencia de esa dialéctica idealista en CSP. Preocupa, sí, que ciertos comentaristas (más vallejistas que Vallejo, y que su viuda, inclusive), pretendan convertir esa dialéctica idealista en materialista o marxista-leninista, y agreguen a esto que César Vallejo fue un heterodoxo del marxismo.
____________
(1) Varios, Vallejo-2014-1. Actas del Congreso Internacional Vallejo
Siempre. Lima: Cátedra Vallejo. 4 tomos.
(2) «Los filósofos no han hecho más
que interpretar de diversos modos el
mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo»
(Tesis 11, Marx, A-1974-1: 10).
(3) «Hacer del cuadro del Partido un
elemento pensante, no solo de las realidades de nuestro país sino de la teoría
marxista que no es un adorno sino que es una extraordinaria guía para la acción
(los cuadros no conocen a Trotsky ni Stalin pero los califican de «malos»
escolásticamente). Acabar con la escolástica y la apologética, ceñirá una
disciplina única a todas las dependencias del Partido, (pienso en Hoy).»
(Ernesto «Che» Guevara, «Segunda carta de despedida a Fidel»: http://www.resumenlatinoamericano.org/2019/07/21/cuba-publican-la-otra-carta-de-despedida-de-ernesto-che-guevara-a-fidel-castro-el-valor-de-un-inedito/).
(4) “El primero de ellos [errores], el
más importante, es la improvisación con que hemos llevado a cabo nuestras ideas
que ha dado por resultado una política de bandazos. Improvisación y
subjetivismo, diría yo. De tal manera que se daban metas que conllevaban
crecimientos imposibles.” (Che, Segunda Carta de despedida a Fidel, Ibíd.).
(5) Se refiere a estos versos de CV
que antes ha citado: «Existe una tradición —más valdría decir una ideología
tanto filosófica como estética— del Par, que lo asimila a la armonía y a la
estabilidad. Vallejo en Tr. XXXVI se alza vehementemente en contra de ella:
“Rehusad, y vosotros, a posar las plantas / en la seguridad dupla de la
Armonía. / Rehusad la simetría a buen seguro”.» Ver en el archivo de «crítica»
la interpretación que yo hago a este poema.
(6) Hablar de un «determinismo
dialéctico» es quitarle al segundo término su razón esencial de cambio, en
tanto el primero solo admite las relaciones causales externas, y no las
contradicciones internas.
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