Sara Beatriz Guardia y el Otro Lado de la Historia
Manuel Lasso
ESTE LIBRO DE SARA BEATRIZ GUARDIA, Mujeres peruanas. El
otro lado de la historia, (Quinta edición. Lima, Perú. 2013), es un
gran aporte a la investigación social. Ha volteado la historia habitual para
mostrarnos en el perfil anverso la situación de la mujer en las sociedades
peruanas durante los últimos cinco siglos. Va desde la arqueología y las
primeras crónicas y otros documentos que demuestran la evolución de la
condición de la mujer hasta las contribuciones del mariateguismo y el ahínco
del feminismo por lograr el lugar justo que le corresponde.
En
todos los pueblos precolombinos se encuentra enterrada la grandeza de las
civilizaciones americanas. Sara Beatriz Guardia nos la ilumina y así podemos
comprender la verdadera importancia de estos pueblos nativos del continente
americano y sus contribuciones al resto del mundo.
Con
una prosa agradable y fluida, que respalda con un gran conocimiento de la
arqueología y la sociología del Perú de todas las épocas, nos hace
descripciones excelentes. Es el uso del talento literario para describir el
pasado con rigor científico. La capacidad narrativa de Sara Beatriz Guardia nos
permite enterarnos de los últimos descubrimientos hechos por arqueólogos
modernos sobre la identidad y privilegios de la Señora de Cao, la Sacerdotisa
de San José Moro y la Venus de Nazca, mujeres milenarias que en su tiempo
tuvieron un gran poder. Se unen en esta obra a la artista de la pluma y a la
incansable trabajadora de la investigación científica.
En los
primeros capítulos nos describe la condición de la mujer desde el período
neolítico y la identificación simbólica de la mujer con la naturaleza; tierra
generadora y madre engendradora. Indudablemente, la mujer ha hecho más de lo
que se cree que ha sido capaz de hacer.
Con la
conquista de América se inició la tragedia de su población originaria. Durante
tres siglos el terror deslumbrante que padeció la población oriunda fue de
pesadilla. El poder omnisciente del vencedor refrendado por la fuerza represiva
de la espada y del falconete causó un pánico muy parecido al que a su vez
ejercieron los musulmanes sobre la población española durante los ocho siglos
de ocupación peninsular. En el caso americano fue un abuso absoluto, aterrante
y traumatizante; una condición de pavor en la que la única escapatoria era la
muerte. O la huída hacia la sierra para organizar una rebelión que demoraría
tres siglos en hacerse realidad.
Durante
la breve existencia del Tahuantinsuyo hubo una igualdad entre
hombres y mujeres y estas ocuparon posiciones prominentes. A pesar de que no
existieron Señoras de Caos o Sacerdotisas de San José de Moro la civilización
incaica consideró con justicia a sus mujeres y les concedió lugares
privilegiados.
Fue
durante la Conquista y la Colonia que la mujer criolla y la española tuvieron
las peores consideraciones. Las únicas posibilidades de vida para las españolas
o criollas eran el matrimonio o el convento. Si se acababa el matrimonio, por
la separación o el divorcio, sólo les quedaba como recurso la prostitución
clandestina o la Casa de Recogimiento. El destino de la mujer era el aceptar
rápidamente la requisición íntima tan pronto se la pidiesen, los quehaceres de
la cocina o las celdas del convento. Para la mujer nativa sólo existió la
posibilidad de ser el objeto de la lujuria de los hombres sin ninguna garantía
por sus vidas. Durante el virreynato la mujer no tuvo ningún poder y dependió
del hombre en todo; no porque necesitara hacerlo sino porque lo imponía el
sistema como una consecuencia del pensamiento feudal. La educación no era
universal, sino mas bien un privilegio de los varones ibéricos. Las bibliotecas
únicamente contenían libros con consejos para las perfectas casadas. Cerca de
la llegada de la Independencia todo aquel que leía a Condorcet, a Voltaire o a
Rousseau podía terminar aburado por las llamas vivas de la hoguera o con las
manos amarradas a la espalda y una venda en los ojos frente a un pelotón de
fusilamiento.
Las
posibilidades se redujeron entonces a la muerte o al levantamiento armado. Hubo
muchos intentos de rebeldía a través de los siglos; pero fueron fallidos. Sara
Beatriz Guardia nos demuestra que los más importantes fueron los de Micaela Bastidas
y Túpac Amaru. Con ellos se inicia la posibilidad de la entrega definitiva del
poder a los habitantes originarios para que continúen con sus vidas como había
sido antes de la llegada de los españoles. Ni Túpac Amaru ni Micaela Bastidas
eran militares de carrera y carecían del conocimiento castrense para iniciar
una campaña eficaz. El intento estaba destinado a fracasar y fue rápidamente
sofocado. Entonces sólo les quedó a los doblegados la posibilidad de formar
militares de carrera americanos, en el campo de las acciones de Europa. Ocurrió
esto con Bolívar y San Martín. En estos capítulos Sara Beatriz Guardia nos
describe con gran vividez y detalle las acciones y pensamientos de Micaela
Bastidas y la importancia de su participación en la revolución contra el
régimen borbón y nos demuestra el mérito que ella tuvo para ser mencionada con
plenitud en las páginas de la historia al lado de su esposo.
Durante
la consolidación de la República no hubieron muchos cambios porque el nuevo
país criollo mantuvo a la mujer en las mismas condiciones que existían durante
la colonia. Ya no gobernaba España; pero la mentalidad y las costumbres
peninsulares continuaron siendo las mismas. Las posibilidades para la mujer
permanecieron incambiables: el catre o el convento. Si el matrimonio fracasaba,
el meretricio o la Casa de Recogidas.
Gonzáles Prada fue
uno de los primeros en preconizar la necesidad de reinvindicar al indio y de
salvar a las mujeres. La corriente indigenista ayudó a que las otras injusticias
sociales fuesen puestas en el tapete para reclamar el derecho que justamente
pertenecían al indio y a las mujeres. Ya en el siglo XX la lucha por la
liberación fue grandemente debida a la brillante percepción de Manuel Gonzáles
Prada quien aconsejó liberar al indio e independizar a las mujeres, procesos
que hasta hoy continúan. Pero la mujer reinterpretó su realidad y se
sublevó contra la idea de que el destino de la humanidad tenía que ser regido
sólo por los hombres.
La
ausencia de la mujer en la historia tradicional es consecuencia del pensamiento
dominante de ver siempre a la mujer como un ser sin importancia, por la
creencia de que todo tiene que ser hecho por los hombres. Sin embargo una de
las contribuciones de esta obra es demostrar que la mujer tuvo y tiene un
destacado rol en el desarrollo de la historia tal como la conocemos y tiene el
bien merecido derecho de ser mencionada en sus páginas.
Para
cerrar hay que agregar que este libro tiene una profundidad admirable y es difícil
escribir plenariamente, en pocas páginas, sobre su solidez y su dimensión. Es
necesario decirlo, esta es una obra extraordinaria que debería de estar en toda
biblioteca respetable. Si alguien desea saber acerca de la historia continental
tendrá que pasar por sus páginas. Sara Beatriz Guardia nos ha entregado una
notable producción en la que analiza la condición de la mujer a través de la
historia y su lucha persistente a través del tiempo para alcanzar un nivel
justo dentro de una sociedad opresora.
Teoría y
Práctica de ¿Erratas? En la Obra de Mario Vargas Llosa
Roque
Ramírez Cueva
El poeta y crítico Julio Carmona analiza en su libro El
mentiroso y el escribidor [1], los postulados, propuestas y técnicas narrativas
de Mario Vargas Llosa. El estudio es una visión indagatoria que no está exenta
de la confrontación. Sin embargo, siendo una confrontación de un lector que se involucra con el realismo
versus una obra y un autor situado en el campo formalista no es un ensayo
sociológico cargado de intencionalidades descalificatorias a partir de clisés
ideológicos.
Por el contrario, Julio Carmona destaca los
méritos del novelista en todo cuanto haya aportado Mario Vargas Llosa, a la literatura latinoamericana y mundial.
Respeta, aunque él (Carmona) no utilice este término, la opción política e
ideológica del escritor Mario Vargas Llosa. Como individuo social, no obstante
ha realizado una revisión a fondo de su novelística encontrando algunos fisuras
(no quiero decir grietas porque no afectan la estructura del conjunto de la
obra pero si muestran que no es el novelista eximio) en el manejo de las
técnicas narrativas.
La aguda visión, sustentada en un
sólido análisis desde el método marxista, de Julio Carmona, además realiza un
recuento escudriñador y comparativo de las diversas corrientes que fluyen en
torno al realismo y formalismo respecto de la literatura y de la crítica
literaria, y desde luego que no se circunscribe sólo al de por sí amplio ámbito
latinoamericano, sino también a su
inmensurable espectro universal.
Julio Carmona no analiza la
narrativa de Mario Vargas para sólo señalar sus tiros fallados de mejor
cazador, que no abundan pero que los hay no pocos, sino, tal como se dice en la
contratapa del libro El mentiroso y el escribidor, “se ha propuesto demostrar
en este estudio que las concepciones estéticas y las obras narrativas” del
autor de la Ciudad y los Perros, de La Casa Verde, de Conversación en la
Catedral, etc., no lo sitúan como un escritor de tendencia realista que lo
fueron la mayor parte de creadores de la narrativa contemporánea
latinoamericana sino que está ubicado en una de las ramas de la escuela
naturalista, entendiendo que esta última apareció a finales del siglo XIX, y
hoy tiene un apéndice, sin duda.
Por otra parte, no voy a señalar o
afirmar, no me corresponde, si es Julio Carmona quien primero señala o le da
denominación a dicho apéndice del naturalismo que se expresa a través de la
narrativa de Mario Vargas Ll, eso es labor indagatoria que reta y obliga a una
deliberación por cada lector al final de leer el ensayo total.
Es interesante, además conocer que
el estudio indagatorio de Carmona nos permite conocer no sólo los procesos de formación de un
narrador (el creador) a través de la forma en que Vargas Ll. ha estructurado el
cuerpo de su obra narrativa sino que podemos informarnos (no digo descubrir,
porque esto lo hizo JC y Ángel Rama) de que no fue ni es el original que (casi
todos) aplauden, de que sea el innovador que dan por descontado ante tanta
fama: Vargas Ll. tomó prestados ‘coincidencias y hábitos’ narrativos de Miguel
de Cervantes Saavedra y de Gabriel García Márquez, aparte de mostrar que éstos
igual cometieron yerros.
Es más, Carmona no cuestiona ni
sanciona los ‘hurtos’ de escritura narrativa que pueda haber hecho Vargas
Llosa, porque es una parte ‘válida’ de la tradición literaria universal, así
Shakespeare y Stendhal usaron argumentos elaborados por escritores mediocres,
pero eliminaron a sus autores creando obras maestras.
Es decir, como afirma Julio Carmona,
cometieron un parricidio que despejó toda duda de falsas herencias literarias;
en cambio, Vargas Llosa no se ha atrevido todavía a cometer el
‘garcíamarquicidio’ (JC dixit) contra las técnicas, rasgos e isotopías
aportadas a la narrativa por el autor de la zaga macondiana.
Como acostumbra a deliberar, en voz
alta y en muros abiertos, el propio Julio Carmona, el libro El mentiroso y el
escribidor se ha elaborado desde “el punto de vista de los vencidos”, quienes
en su optimismo instaurarán una nueva sociedad, socialista primero y luego
comunista, y a partir de esa comprensión se le
opone resistencia a “la visión de los vencedores” –le llamaríamos la
visión de los invasores- que de por sí ya está más que envejecida, es
conservadora y en desuso para los tiempos actuales.
Con lo reseñado es suficiente para
interesarnos por el ensayo de Julio Carmona. El mismo que, con la venia del
autor, se ofrece a los lectores en el presente blog Creación Heroica,
presentando a modo de fanzines críticos, la total trascripción de los capítulos
que interesarán, no sólo para entender desde otro enfoque la novelística de
Vargas Llosa, sino también para conocer los valiosos y lúcidos ensayos sobre
crítica literaria que no son difundidos por el establishment editorial y periodístico.
Notas
[1]
Julio Carmona. El mentiroso y el
escribidor, Teoría y Práctica Literarias de Mario Vargas Llosa. Lima. Pedagógico San Marcos - Fondo•Editorial.
2007.
Gracias, maestro Roque, por el comentario.
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