La Supuesta “Recuperación Equitativa” del Mundo Capitalista
Cesar Risso
EL INFORME SOBRE EL DESARROLLO MUNDIAL del Banco
Mundial, propone para una restauración equitativa de la economía mundial,
contemplar el aspecto financiero para sortear o mitigar los riesgos que conlleva.
Para orientar en la “recuperación equitativa”, el
Banco Mundial nos propone tener cuidado con el riesgo de la tasa de interés,
con el riesgo cambiario, etc. Vale decir que nos alecciona acerca de los
cambios que se pueden dar en estos aspectos, en el sentido de una variación que
perjudique a la economía en su conjunto, tanto de los hogares, como de las
empresas privadas, como del Estado. Pero lo que no nos dice es que estos
cambios y los riesgos que conllevan se deben a lo que se denomina libre competencia
o, en lenguaje llano, anarquía de la producción.
Fíjense como inicia el prefacio del Informe: “En
medio de una incertidumbre excepcional.”
Pareciera
que la intención del Banco Mundial fuera la de trasladar el origen de las
crisis económicas a fenómenos naturales como la actual pandemia, e igualmente
las consecuencias, como las muertes, la pobreza y la desigualdad, a estos
mismos fenómenos naturales, dejando fuera del análisis y sin responsabilidad
alguna al sistema capitalista, y más bien, poniendo al capitalismo como
solución a la crisis, con el “buen” manejo que corresponde, para, incluso,
superar estos problemas de manera equitativa.
Diversos estudios basados en datos anteriores a la crisis indican, por ejemplo, que más del 50 % de los hogares de las economías emergentes y avanzadas no podrían sostener el consumo básico durante más de tres meses en caso de perder sus ingresos. Del mismo modo, las reservas de efectivo de una empresa promedio alcanzarían para cubrir los gastos correspondientes a menos de 55 días. Muchos hogares y empresas de economías emergentes ya cargaban con niveles de deuda insostenibles antes de la crisis y tuvieron dificultades para hacer frente a los pagos cuando la pandemia y las medidas de salud pública conexas provocaron una disminución abrupta en sus ingresos.*
Los datos que toma el Banco Mundial son los de los países emergentes. Curiosamente, el Fondo Monetario Internacional considera al Perú como un país emergente. Pues bien, según nos dice el Informe, la mitad de hogares de Perú, dado que es un país emergente, podrían tener un consumo básico solo durante tres meses luego de perder sus ingresos. Quiere decir que estos hogares tienen ahorros, que los utilizarían en caso de quedarse sin ingresos. Sin embargo, la situación de desempleo y la informalidad, dan cuenta de que la gente vive del ingreso diario que percibe, esto es, si un día no obtiene algún ingreso, entonces ese día no come.
Además de los programas de apoyo directo a los ingresos, los Gobiernos y los bancos centrales recurrieron a políticas sin precedentes destinadas a proporcionar alivio temporal de la deuda, como las moratorias para los hogares y las empresas. Si bien estas iniciativas mitigaron la falta de liquidez a corto plazo que experimentaban los hogares y las empresas, también tuvieron la consecuencia imprevista de ocultar la verdadera situación financiera de los prestatarios, lo que creó un nuevo problema: la falta de transparencia sobre el alcance real del riesgo crediticio en la economía.
Uno de los problemas que considera importante el Banco
Mundial como consecuencia de las políticas aplicadas, es el riesgo crediticio.
Al haber “falta de transparencia”, debido a que no se puede conocer la
situación real de los usuarios de los beneficios crediticios, entonces las
entidades financieras no están en condiciones de conocer la probabilidad de
devolución de los préstamos. La alarma en este sentido del Banco Mundial, viene
dada por la posibilidad de que el negocio financiero, específicamente crediticio,
se vea seriamente afectado, privando así de una considerable porción de las
ganancias a la burguesía financiera, y reduciendo con ello, ante las eventuales
quiebras, el crédito, afectando a la economía en su conjunto.
Las políticas de apoyo para reducir los efectos de la
pandemia, significaron un enorme endeudamiento público. Pero resulta que ese
era un riesgo que desde el 2019 ya se había previsto por el propio Banco
Mundial. Lo que ahora se manifiesta es en endeudamiento público mucho mayor. Pero
este endeudamiento, tiene como correlato un mayor control de nuestras economías
por parte de las instituciones financieras internacionales.
Con respecto a la deuda pública, es necesario plantear
que a pesar de la paralización de la producción, hubo recursos monetarios para
atender las necesidades a gran escala de gran parte de los hogares, así como de
las empresas. Ese dinero excluido de la circulación, del que disponen las
instituciones financieras internacionales, representa capacidad de compra, es
decir, es el equivalente general de mercancías no producidas como consecuencia
de la pandemia y de las medidas restrictivas. Esto provocó la inflación debido
a la introducción de dinero, y a la reducción de la producción.
Se trata de que la lógica del desenvolvimiento del
capitalismo no se puede ignorar. Las leyes de funcionamiento y desarrollo del
capitalismo se manifiestan de diversas formas. En el caso señalado, las
soluciones aplicadas generaron otros problemas, como la inflación. En consecuencia,
el impacto del apoyo fue en parte absorbido por el incremento de los precios, y
de otro lado, sirvió para que en la pugna entre capitalistas, el fenómeno
inflacionario sirviera para que trataran de sacar una mayor tajada de la
plusvalía extraída a los trabajadores.
Así, el normal mecanismo de obtención y distribución
de las ganancias, se vio seriamente afectado al reducirse la actividad
económica y no contar con la utilización de la fuerza de trabajo. Los
trabajadores en actividad no podían sostener las ganancias esperadas de la
burguesía. De modo que se recurrió a inyectar dinero, pero cuyo valor era
menor, lo cual provocó la inflación. Pero, a la vez, la inflación fue la forma
en la cual los diversos sectores de la burguesía, podían aspirar a obtener una
mayor porción de ganancia.
[…] los Gobiernos, los
bancos centrales y los entes reguladores utilizaron diversos instrumentos de
política para brindar asistencia a las instituciones financieras y evitar que
los riesgos se extendieran a otros segmentos de la economía. Los bancos
centrales redujeron las tasas de interés y aliviaron las condiciones de
liquidez. De esta manera, los bancos comerciales y las instituciones
financieras no bancarias, como las entidades microfinancieras, pudieron
refinanciarse más fácilmente, lo que les permitió continuar suministrando
créditos a los hogares y las empresas.
Evidentemente la asistencia económica no fue solo a
los hogares, sino a las empresas y a las instituciones financieras. Así, la
reducción de las tasas de interés se debió precisamente a la acción del
gobierno, quien asumió el “costo” de ofrecer efectivo para el funcionamiento de
la economía. Se trataba de garantizar las ganancias de las empresas y de las
instituciones financieras, para que sigan ofreciendo sus mercancías y sus servicios.
Con esto se permitió que las empresas sigan ganando, y que la población pueda
encontrarse en cantidades suficientes y con buena salud para que sigan poniendo
su fuerza de trabajo a disposición de la burguesía.
Con su informe, el Banco Mundial ha puesto en
evidencia el gran temor que ha sentido la burguesía de verse privada de la
utilización de la fuerza de trabajo. Por ello se vio obligada a sostener a los
trabajadores, aunque en cierta medida, para no colapsar como negocio, como
sistema capitalista, ni como clase dominante.
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