Hablemos del Campo*
L. Tarásov y A Tarásova
PROFESOR: Conversemos acerca del campo, el cual constituye uno
de los conceptos físicos fundamentales. Para ser más concretos hablaremos del
campo electrostático. ¿Cómo se imagina usted el campo electrostático? ¿Qué es
el campo en sí?
ESTUDIANTE
A: Debo confesar que para mí es muy
difícil imaginarse el campo. El campo eléctrico es algo imperceptible,
invisible, algo así como un «fantasma», mientras que, según afirman, está
presente en todas partes. Yo no estoy en contra cuando me dicen que el campo es
materia, pero para mí esto es como una palabra sin sentido. Cuando hablan de la
sustancia, yo entiendo de qué se trata; pero cuando hablan del campo, no
entiendo.
ESTUDIANTE
B: Para mí el campo es totalmente
perceptible. En las sustancias la materia se encuentra, digámoslo así, en forma
concentrada; en el campo, por el contrario, la materia está como «esparcida» en
el espacio. El hecho de que nosotros no veamos el campo con nuestros ojos, no
demuestra nada: el campo lo podemos «ver» perfectamente con ayuda de
instrumentos relativamente sencillos. El campo desempeña el papel de transmisor
de las interacciones entre cuerpos. Por ejemplo, el campo electrostático es el
transmisor de las interacciones entre cargas eléctricas inmóviles. Podemos
considerar que cada carga «crea» un campo a su alrededor. El campo creado por
una carga, influye sobre la otra, y viceversa, el campo creado por la segunda
carga, influye sobre la primera. Así se lleva a cabo la interacción de Coulomb
entre cargas eléctricas.
ESTUDIANTE
A: Pero, ¿no es posible evitar los «intermediarios»?
¿Qué nos impide suponer que una carga influye sobre otra en forma directa?
ESTUDIANTE
B: Por el contrario esto puede dar
lugar a serias objeciones. Imagínese usted que una de las cargas de pronto, por
alguna causa y en cierto instante, empiece a moverse, «a temblar». Si partimos
de la suposición de que existe una «interacción directa», debemos concluir que
la segunda carga en el mismo instante que la primera, empezará también a «temblar».
Esto significaría que la señal de la primera carga llegó instantáneamente hasta
la segunda, lo cual, como es bien sabido, contradice a los conceptos fundamentales
de la teoría de la relatividad. Si hay un transmisor de la interacción, es
decir, un campo, en tal caso la señal se propaga de una carga a otra a través
de dicho campo. Por alta que sea la velocidad de propagación, de todas maneras
es finita y por lo tanto puede existir un intervalo de tiempo, cuando la
primera carga ya ha terminado de «temblar», mientras que la segunda no ha
empezado. En el transcurso de este intervalo de tiempo solamente el campo
contiene la señal.
ESTUDIANTE
A: De todas maneras, quisiera oír una
definición bien exacta de qué es el campo.
PROFESOR: Yo he oído con interés su discusión y me doy cuenta
de que el estudiante B se ha interesado bastante por los problemas de la Física
moderna y ha leído diferentes libros de Física de divulgación científica, razón
por la cual se le ha formado lo que podríamos llamar una mentalidad
emprendedora. El campo es para él, una noción completamente real y «útil». Sus
observaciones acerca del campo como transmisor de interacciones son totalmente
correctas. El estudiante A, según parece, se limitó a la lectura formal del
texto de física; por esta razón, su razonamiento parece bastante pobre. Yo digo
esto, por supuesto, no con el fin de ofender a mi interlocutor, sino para
recalcar con este ejemplo que muchos de los examinados dejan entrever su
incapacidad en situaciones análogas a la anterior. Aunque parezca extraño,
relativamente un buen número de estudiantes no manifiesta un vivo interés por
las lecturas de divulgación científica. Sin embargo, regresemos a la esencia
del problema planteado. (Dirigiéndose al estudiante A.) Usted exige que se le
dé una definición exacta del campo. Sin dicha definición usted no puede
imaginarse el campo. No obstante, usted ha dicho, que puede imaginarse la
sustancia. ¿Pero, acaso usted conoce una definición precisa de la noción de
sustancia?
ESTUDIANTE
A: La noción de sustancia no necesita
ser definida. Toda sustancia se puede «tocar con la mano».
PROFESOR: En ese caso la definición de campo «no necesita de
definición» puesto que el campo también se puede «tocar», aunque no con la
mano. Sin embargo, en cuanto a la definición, la cuestión es mucho más seria.
Dar una definición precisa, lógica e irreprochable, significa expresar la
noción analizada a través de conceptos «primarios». ¿Qué hacer si la misma
noción es un concepto «primario»? Trate usted de dar en geometría la definición
de línea recta. Aquí, más o menos, tenemos el mismo caso que el de las nociones
de la «sustancia» y del «campo». Estas son nociones tan primarias, tan
fundamentales, que es poco probable hallar una definición exacta que refleje
toda su esencia.
ESTUDIANTE
A: Sin embargo, ¿se podría tratar de
encontrar una cierta definición, aunque no fuese demasiado clara?
PROFESOR: Sí, por supuesto. Sólo que entonces hay que tener en
cuenta que una noción de esta índole de ninguna manera es completa. La materia
puede existir de diferentes formas. Esta puede estar concentrada en los límites
del dominio orgánico del espacio con una frontera más o menos determinada (o
como a veces dicen «localizada»), pero también, puede suceder lo contrario, es
decir, puede resultar «no localizada». El primer estado de la materia se puede
identificar con el concepto de «sustancia» y el segundo estado, con el concepto
de «campo». Tanto en un estado como en el otro, además de sus características
específicas, poseen características físicas comunes. Por ejemplo, existe la
energía de la unidad de volumen de una sustancia y de la cantidad de movimiento
de la unidad de volumen del campo. Todo campo juega el papel de conductor de un
tipo determinado de interacción; precisamente según esta interacción se
manifiestan las características del campo en uno u otro de sus puntos. Por
ejemplo, un cuerpo cargado eléctricamente crea a su alrededor un campo
electrostático. Para palpar y medir dicho campo en uno u otro punto del
espacio, es necesario introducir en ese punto otro cuerpo cargado y medir la
fuerza, que actúa sobre este último. Para esto se supone que el segundo cuerpo
es suficientemente pequeño, de tal manera que la distorsión que su presencia
causa del campo que se mide, sea despreciable.
Las propiedades de
la materia son inagotables, el proceso de su conocimiento es infinito. El
hombre constantemente avanza más y más en su conocimiento de la materia y en la
utilización práctica de las propiedades de la materia que lo rodea. Al avanzar,
el hombre se ve obligado de tiempo en tiempo a «poner señales» que vienen a ser
como jalones en el camino del conocimiento. Pues bien, nosotros a algo le hemos
llamado «campo». Entendemos que este «algo» es ilimitado. Sabemos mucho de
aquello que hemos denominado «campo» y por esta razón usamos en forma
satisfactoria el concepto que hemos introducido. Sabemos bastante, pero de
todas maneras, estamos lejos de saberlo todo. Tratar de dar a ese «algo» una
definición precisa, es lo mismo que tratar de medir la profundidad de un abismo
sin fondo.
ESTUDIANTE
B: Yo creo que el concepto de campo,
como en general cualquier otro concepto que aparece cuando se estudia el mundo
material, es inagotable. Precisamente por esto es imposible dar una definición
precisa y a la vez completa del campo.
PROFESOR: Estoy completamente de acuerdo con usted.
ESTUDIANTE
A: Me siento completamente satisfecho
con las observaciones que usted ha hecho acerca de la sustancia y del campo,
analizados como dos estados de la materia, uno localizado y otro no localizado.
Luego, usted habló sobre la agotabilidad de los conceptos físicos y sobre la
infinitud del proceso del conocimiento. Pues bien, cuando yo oí esto último, de
nuevo toda claridad desapareció y me confundí nuevamente.
PROFESOR: Su psicología es muy conocida. Usted no busca una
definición del campo absolutamente precisa sino más o menos comprensible. Usted
está listo a aprenderse concienzudamente esta definición para expresarla luego,
tan pronto se lo exijan. Usted no se quiere convencer de que la situación no
es, de ninguna manera, estática sino dinámica. No hay que pensar que todo se
hace confuso; yo diría que todo se hace más dinámico. Toda definición exacta se
considera completamente terminada. Sin embargo, los conceptos físicos se deben
analizar precisamente en su desarrollo. Todo lo que ayer entendíamos como
concepto de campo, se diferencia considerablemente de lo que entendemos por
este concepto hoy. Así, por ejemplo, la física moderna al contrario que la
física clásica, no traza una frontera rigurosa entre campo y sustancia. En la
física moderna el campo y la sustancia se transforman mutuamente: la sustancia
se convierte en campo y el campo, en sustancia. No obstante, hablar más
detalladamente sobre este asunto significaría irnos demasiado adelante.
ESTUDIANTE
B: Nuestra discusión sobre física tomó
un carácter completamente filosófico.
PROFESOR: Esto es completamente natural, porque el razonar sobre los conceptos físicos supone la
existencia de una mentalidad lo suficientemente desarrollada dialécticamente.
Si no está formada esa mentalidad, debemos por fuerza darle cabida al carácter
filosófico. Por esto, precisamente, le aconsejo consultar con más frecuencia
libros de toda clase. De esta manera usted educará su pensamiento, haciéndolo
más elástico, más dinámico y, yo diría, menos burocrático. En relación con
esto, el libro de V. I. Lenin «Materialismo y empiriocriticismo» puede
constituir una gran ayuda para cualquier joven. Le recomiendo que lo lea.
ESTUDIANTE
A: Pero este libro es demasiado
complicado y se estudia en los institutos de enseñanza superior.
PROFESOR: Yo no insisto en que usted estudie este libro, puesto
que en realidad no constituye una lectura fácil. Simplemente usted debe tratar
de leerlo atentamente. De acuerdo con el desarrollo de su mentalidad, este
libro puede influir poco o mucho en usted. De todas maneras le será útil.
Para terminar, yo
quisiera decir lo siguiente: al estudiante A le asusta la «vaguedad», él exige
precisión. El supone que cuanto más precisión haya tanto mejor, más él olvida
que inclusive la precisión es buena hasta cierta medida. Trate de imaginarse un
universo bien claro, con sus límites completamente bien trazados y definidos,
acerca del cual usted tiene una información completa. Imagínese esto y dígame:
¿Acaso no le sorprendería un universo primitivo e incapaz de desarrollarse?
Piense en todo esto y no se apresure a sacar conclusiones. Y ahora, trataremos
de analizar el problema desde otro punto de vista. Formulemos la siguiente pregunta:
¿cómo se describe el campo? Yo sé que muchos después de oír la respuesta,
dirán: «Ahora sabemos qué es el campo eléctrico».
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(*) Tomado del libro Preguntas y
problemas de Física. Editorial Mir, Moscú. 2da edición, URSS, 1976.
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