El Trasfondo
del Juego de la Geopolítica Actual
José Carlos Ibarra
EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, LA GRAN BURGUESÍA rusa
ha sabido reposicionarse en el mapa geopolítico mundial. Sin embargo, los
últimos acontecimientos acaecidos en Ucrania han venido a acelerar una
situación que, aunque inevitable en el tiempo, la propia burguesía rusa no
hubiera querido que suceda ahora. Veamos brevemente qué está pasando en el
mundo y los juegos de la geopolítica de los países más poderosos.
Por una parte, el
imperialismo estadounidense, apoyado por la U.E. a través de su fuerza militar
(la OTAN), durante la década de los ’90 del siglo pasado, emprendió una
arremetida sangrienta en Europa del este logrando desmembrar a la antigua
República de Yugoslavia, aprovechando las desavenencias internas en este país.
Durante el desarrollo de las acciones, las fuerzas imperialistas cometieron el
“error” de haber dirigido dos misiles “inteligentes” a posiciones muy
sensibles: una a la embajada rusa y otra a la china. El mensaje, entonces, era
claro: “en el mundo sólo hay y puede haber una potencia hegemónica: EE.UU.”.
Tras el suceso, el presidente chino de entonces, Jian Zemin, se dirigió a
Moscú, donde se entrevistó con su homólogo Boris Yelsin. Sobre la reunión
altamente hermética que tuvieron ambos mandatarios mucho se ha escrito. Pero lo
que queda claro es que tanto China como Rusia no estaban dispuestos a dejar
pasar al imperialismo yanqui tamaño “error”. Fue entonces que, a todas luces,
ambos países firmaron un pacto de ayuda mutua en caso de guerra; pacto que se
ha ido profundizando en el tiempo.
Posteriormente, con
el correr de los años, el imperialismo estadounidense presionó contra gran
parte del Oriente Próximo, del Medio Oriente y en Asia Central, a fin de restablecer
su dominio y el libre acceso a los recursos naturales. Ya sea financiando a
gobiernos adeptos a su política imperial o financiando a grupos políticos a fin
de que éstos se hicieran con el poder por vía democrática o de cualquier otra
forma. Pero le faltaba una cosa: legitimar, ante los ojos del mundo, una
arremetida militar que le posibilite llevar adelante una estrategia más
agresiva. Sin embargo, ante la ausencia de argumentos valederos, bien le vino
inventarse uno: el auto atentado del 11 de septiembre de 2001. De allí para
adelante, todos los países del mundo fueron divididos en dos bandos: “o están
con nosotros o están contra nosotros”.
Así, la invasión estadounidense
a Afganistán (octubre de 2001), por ejemplo, acabó con el gobierno Talibán,
acusándolo de proteger a terroristas de Al-Qaeda (1). Entretanto, en América,
el imperialismo yanqui se enfrentaba a un gobierno reformista y populista que
cada vez más daba muestras de desacato a las órdenes emitidas por Washington y
cuya influencia era bastante fuerte en los otros países de la región. Así, sin
llevar adelante una verdadera revolución social y por el simple hecho de
distribuir mejor las riquezas obtenidas por la venta del petróleo, el gobierno
de Venezuela, entonces liderado por Hugo Chávez, se vio envuelto en una
“revuelta popular” digitalizada por la CIA y cuyo inicio fue la marcha
convocada por la oposición a la que se sumaron los trabajadores de PDVSA (abril
de 2002). No obstante, y a pesar de lo bien planificado que estuvo el golpe de
estado que incluyó la manipulación de la información y el cambio de
programación de todos los canales privados quienes se dedicaron a pasar dibujos
animados durante todas las horas que duró el golpe, los descalzos de Caracas,
con ollas, sartenes y palos en mano, bajaron masivamente de los cerros más
miserables de esa ciudad y con ayuda del sector militar leal a Chávez
repusieron el orden constitucional en Venezuela (2).
Posteriormente, el
imperialismo estadounidense arremetió contra
Irak (marzo de 2003), acusándola de tener en su poder armas químicas y de
destrucción masiva (3). Derrocó al gobierno y aprovechó las desavenencias entre
chiitas y sunitas a fin de que se maten entre ellos, mientras las tropas
yanquis resguardaban, desde el primer momento de la invasión, los pozos
petrolíferos.
De allí para
adelante, los movimientos invasores se dirigieron con fuerza a otros países
árabes (la llamada Primavera Árabe) a fin de asegurarse que todos los gobiernos
desfilen al unísono tras los dictámenes e intereses del imperialismo yanqui.
Para ello, por una parte, no reparó en gastos: financió a grupos de oposición,
a mercenarios, francotiradores y militares que estuvieran dispuestos a venderse
y prestar su colaboración en la “lucha contra el terrorismo mundial”; y, por
otra, evitó hacer visible la financiación que prestaba a las fuerzas
reaccionarias en las violentas luchas internas que se desarrollaban en esos
países. Por el contrario, engañosamente mantuvo siempre un discurso de “diálogo
entre las partes en conflicto para resolver las difíciles situaciones políticas
y lograr la paz”.
Por su parte, Rusia
y China se mantenían expectantes. Sabían que llegado el momento lo que pasaba
en el Medio Oriente y en Asia Central les llegaría de forma directa o
indirecta. Así las cosas, ambos se han venido preparando para lo inevitable.
Desde el 2011 a la fecha, Rusia ha equipado a su ejército convirtiéndolo en la
actualidad en la segunda potencia mundial, eso sin contar que tiene previsto
invertir 174 mil millones de euros en nuevo armamento hasta el 2025. Y China,
en los últimos tres años, ha pasado de ser la quinta potencia militar a ser la
tercera. Es decir, entre China y Rusia forman una fuerza que no es nada
despreciable, pero que dentro del plan de resurgimiento de la gran burguesía
rusa y del plan de desarrollo comercial a escala planetaria de China, ambos
países hubieran preferido que los acontecimientos tardaran en llegar, al menos
por un tiempo más (4).
El
Caso de Siria
La República de Siria es el más laico de
todos los países árabes. En él conviven distintos grupos religiosos en franca
hermandad. Pero desde hace poco más de tres años, el país se ha visto envuelto
en una guerra interna que ha desatado una escalada de asesinatos en masa. Ello,
porque Siria, sencillamente, no es lo que era Yugoslavia, Afganistán o Irak,
países en los que la CIA enardeció y aprovechó las disidencias culturales,
étnicas y hasta religiosas internas para lograr establecer un escenario de
conflicto que fácilmente podía resolver a su favor. Las informaciones que de
allí se desprenden, todas ellas manipuladas por las grandes cadenas
internacionales, son imágenes sin editar o sin que ningún reportero de alguna
cadena de noticias ponga la cara, dan por hecho de que el gobierno sirio,
dirigido por Bashar al-Asad, está masacrando a la población civil. Lo cierto,
sin embargo, es que la CIA, a través de Arabia Saudí, ha venido armando a los
grupos de mercenarios y franco tiradores a fin de derrocar al gobierno (5).
Acusándo a Siria de crímenes de lesa humanidad a través del uso de armas
químicas contra la población civil, el imperialismo estadounidense sigue presionando
a la comunidad internacional para que apruebe una intervención militar. Ante
esto, Rusia envió un buque de guerra, a fin de “recolectar información” (6), el
mismo que fue seguido por otro de reconocimiento escoltado por dos buques de
desembarco (el Minsk y el Novochaerkassk) (7).
Pero ¿cuál es el verdadero
propósito del imperialismo estadounidense? Es claro que el problema de fondo no
es Siria, a pesar de los grandes recursos petrolíferos y gasíferos con los que
cuenta y su ubicación geoestratégica próxima al Mar Mediterráneo, sino el de
cercar a Irán, principal aliado ruso y agente desestabilizador en la zona por
su discurso religioso y antiimperialista. Vasta con fijarse en el mapa.
Teniendo ya el control formal de Iraq, a pesar de los enormes esfuerzos de la
resistencia (8), de Libia (9) y Egipto (10), el siguiente paso es acabar con el
gobierno de Irán, a fin de cercar a Rusia y China, principales oponentes.
Sin embargo, los
acontecimientos de Ucrania aceleraron el plan (11).
El
Caso de Ucrania
Desde el pasado año, Ucrania venía tropezando
dificultades políticas debido a la postura de la oposición de sumarse a la
Unión Europea, mientras que el gobierno de Viktor Yanukóvich se oponía. Esta
situación por demás tirante, desembocó, a principios de diciembre de 2013, en
las primeras manifestaciones contra el gobierno en plena plaza principal de
Kiev: Plaza de la Independencia.
Después de varias
semanas de enfrentamiento y de unas docenas de muertos, Yanukóvich acordó con
la oposición sentarse a negociar una salida política. Del diálogo, y por
consejo de Rusia, Yanukóvich optó por firmar un acuerdo en el que el gobierno
se comprometía a realizar nuevas elecciones para el mes de diciembre de 2014 y daba
curso libre a la pronta liberación de Julia Timoschenko, líder del partido
opositor Trabajo, quien fuera acusada y apresada por abuso de poder en el 2011.
Pero al imperialismo estadounidense no le bastó. Así, la oposición congresal,
compuesta por partidos prooccidentales y de ultraderecha, lo defenestraron del
poder. Entonces, el depuesto presidente abordó furtivamente un helicóptero
rumbo a Moscú, donde se refugió (12). Inmediatamente fue organizado un gobierno
de transición, liderado por Oleksander Turchínov. Frente a esta nueva
arremetida de EE.UU., Rusia no tardó en reaccionar y fortaleció su posición en
la península de Crimea. Las primeras declaraciones de Putin a la prensa
nacional e internacional apuntaron a desnudar lo que pretendía el imperialismo:
“EE.UU. experimenta con los países como si fueran ratas”, dando a entender que
el experimento del imperialismo era debilitar a Ucrania a favor suyo y acabar
con la influencia rusa en el país y en toda la región a fin de atenuarla e imposibilitarle
cualquier salida al mediterráneo. Con ello, se fortalecería la oposición en
Siria e Irán sería tomada con relativa facilidad.
Sin embargo, hoy
por hoy, y tras un referendo desarrollado en Crimea donde la opción de la anexión
a Rusia consiguió el 95% de los votos, el ejército ruso ha conseguido hacerse
con el control absoluto de la península. Aún más, amplios sectores del ejército
ucraniano se han pasado del lado ruso, y otros, los menos, a pesar de su
negativa, han terminado por rendirse ante la superioridad del enemigo.
A pesar de las
bravuconadas de Obama y de la UE, que incluyen sanciones diplomáticas contra
altos funcionarios y empresarios rusos (sanciones que causan verdaderos gestos
de risa entre la burguesía rusa), el imperialismo estadounidense no sabe ahora
cómo salir de la situación. Lo cierto es que en un escenario de conflicto como
el que se vive, próximo a estallar en un enfrentamiento militar, el
imperialismo se encuentra en un dilema difícil de solucionar.
Por una parte, su
situación interna, por demás delicada y con una deuda que bordea los 17 mil billones de dólares (deuda impagable),
se ve agravada por una crisis social donde amplios sectores de su población han
visto con pavor cómo el estado yanqui ha facilitado inmensas sumas de dinero a
fin de salvar a los grandes financistas de Wall Street (entre ellos al banco
Lehman Brothers, principal causante de la crisis y bancarrota del estado griego)
dejando a su libre suerte a miles y hasta millones de trabajadores desamparados
quienes no pudieron hacer nada al ver desaparecer sus ahorros de un día para
otro, se han quedado sin casa, sin trabajo, sin acceso a la salud, etc. Ante
esta situación, su propia población no ve con buenos ojos un enfrentamiento
militar con Rusia o con cualquier otro país cuando hay tantas necesidades entre
la población. De otra parte, desde que se produjo la crisis económica mundial
en 2008, Europa no ha logrado recuperarse. Según cifras del Banco Mundial y la
Comisión Económica Europea, entre otros, hasta enero de este año, el 20% de la
gran burguesía europea gana cinco veces más que el 20% más pobre. Y la
situación en España y Grecia aún es peor: ¡siete veces más a favor de los
burgueses! Es decir que la pauperización se ha profundizado entre el pueblo. Esta
realidad provoca un enorme descontento social. El fracaso del llamado Estado de
Bienestar ha devenido en marchas y protestas populares multitudinarias, que
aunque sin una orientación revolucionaria por el momento, se van masificando y
dentro de ellas se está discutiendo las alternativas de organización de una
sociedad distinta, donde el hombre, por encima de las riquezas y de las
ganancias, sea el centro. Así, ningún pueblo europeo está dispuesto a
involucrarse en una aventura militar contra Rusia. Más aún si se considera que
Rusia es la principal proveedora de gas y petróleo en la UE a través de Ucrania.
Alemania, por su
parte, es el único país estable que podría, a ciencia cierta, transformar su
industria en una de guerra rápidamente y si la situación así lo amerita. Pero
ya la primera ministra del país germano, Angela Merkel, se ha negado en hacer
uso de la fuerza contra Rusia, y, por el contrario, se desvive en buscar una
salida diplomática al conflicto. Pero no atacar a Rusia significaría un acto de
debilidad por parte del imperialismo estadounidense. Más aún cuando el plan
estratégico es el de acorralar a sus enemigos: Rusia y China (13).
Y en
América ¿Qué?
Mientras tanto, en nuestro continente, el
populismo y el reformismo no le permiten dormir a sus anchas al imperialismo
estadounidense. El gobierno de Venezuela sigue firme, a pesar de todos los
problemas que enfrenta, en su política de democratización de la riqueza dentro
de los propios límites del capitalismo. Y es que EE.UU., en el fondo, sabe que
Venezuela es vital para su plan. No sólo por una cuestión de tiempo-costo (el
petróleo que obtiene del medio oriente tarda alrededor de 45 días en llegar a
las costas estadounidenses), sino también porque, en caso de guerra, Venezuela
es un frente de batalla que no le permitiría concentrar todos sus esfuerzos en
contra del eje conformado por Rusia, China, Irán, Bielorusia, Kasajastán e
India. Así, al igual que en Ecuador, EE.UU. requiere retomar el control de su
“patio trasero”. Más aún, necesita frenar cualquier intento de reforma en
cualquier país de nuestro continente (14).
Una alternativa a
favor de EE.UU. es la de usar a países extremadamente derechistas como Colombia
y México, a fin de detener el avance de los gobiernos democrático-burgueses. Sin
embargo, la última Cumbre de las Américas, celebrada no hace mucho en la Habana
(en la misma Cuba que desean verla derrumbada), y muy a pesar de los sectores
más reacciones de nuestro continente, ha declarado a nuestro continente como
una “zona de paz” y ha dejado sentado que en los problemas internos de cada uno
de los estados no puede haber interferencia. Es decir, se ha ratificado una vez
más el derecho a la autodeterminación de los pueblos (15).
¿Y la
Guerra?
Debido al complejo juego de la geopolítica,
como hemos visto, queda claro que el imperialismo estadounidense viene
desarrollando una arremetida a escala mundial y actualmente se encuentra en una
encrucijada. Pero al mismo tiempo, ha creado las condiciones necesarias para
acabar con su propia hegemonía. Producto de las últimas negociaciones entre el
Kremlin y Washington, Rusia ha propuesto que se modifique la constitución ucraniana
y se declare al país una federación. Pero la propuesta ha sido rechazada por el
gobierno de Kiev.
Lo cierto es que a
estas alturas, EE.UU. no puede dar marcha atrás y requiere, de otra parte,
distraer la atención de su población de los problemas económicos del país. Para
ello, una nueva guerra le viene a pedir de boca. Y es posible, incluso, que
bajo esa misma lógica, arrastre con ello a toda Europa, la que se encuentra en
la misma situación.
Así las cosas, una
nueva guerra mundial es una posibilidad real. Si ésta no estallara por el tema
de Ucrania, podría estallar por Siria o Irán. El asunto no sería por qué
(siempre se tratará de la hegemonía mundial), sino cuándo; por lo que tanto
Rusia como China están acelerando su capacidad militar (16).
Finalmente, en un
escenario de conflicto bélico a escala mundial, hay que tomar en cuenta dos
aspectos de mucha importancia. Uno de ellos está referido a qué pasaría en un
escenario semejante. Pues bien, tal como se presentan las cosas, muchas zonas
del globo terráqueo se desestabilizarían con toda facilidad, lo cual provocaría
muchos frentes de batalla en los que diferentes zonas estarían apoyadas por
EE.UU.-U.E. o el eje Rusia-China. Así, en Asía, por ejemplo, Japón libraría una
batalla de gran escala contra China por las islas Senkaku, según las nombran, o
islas Diaoyu, según nomenclatura china, ubicadas en el Mar de China Oriental. Y
Corea del norte aprovecharía la desestabilización geopolítica para enfrentarse
a su par del sur y ocuparla. Mientras que en el Medio Oriente, Arabia Saudí,
apoyado por Israel, aprovecharía el momento para atacar a Siria e Irán (17).
El otro tema de
crucial importancia es saber a qué estado de cosas se dirigiría el mundo.
Muchos analistas sostienen que ya el mundo vive un claro debilitamiento de la
hegemonía del imperialismo estadounidense, por lo que lo más probable es que
nos estemos dirigiendo hacia un mundo multipolar. Sin embargo, el concepto de
la multipolaridad no cumple un requisito elemental. Al menos, un requisito que
se desprende del propio concepto de bipolaridad usado en el siglo pasado para
definir la existencia de dos ejes en el mundo. Si por una parte es cierto que
el imperialismo estadounidense es un estado en quiebra, no quiere decir que sea
un imperio débil. Su fuerza militar es considerable y efectiva (a pesar del
recorte presupuestario militar establecido por Obama); capaz de enfrentar a
cualquier ejército del mundo (aunque lo piensen bien antes de enfrentarse a
Rusia y China juntos). Por otra, el concepto de bipolaridad daba cuenta no sólo
de dos ejes hegemónicos, sino también de dos concepciones del mundo distintas.
Así, si el mundo se dirige a la multipolaridad, solo lo hace, desde mi punto de
vista, por el hecho de que puedan surgir tres o más centros hegemónicos con sus
respectivas áreas de influencia comercial, económica y política, pero no con
respecto a tres o más concepciones ideológicas del mundo, pues fuera de la
lucha entre capitalismo y comunismo no hay otra concepción en disputa. Por
ello, sostengo que el concepto mismo debe tomarse con pinzas.
Pero sea como fuere
y como sucedió en la historia reciente, una guerra imperialista apertura una
oportunidad histórica crucial en la lucha de los pueblos, la que será
aprovechada por una nueva generación, conformando una organización propia, con
su propia propuesta y su propio plan de acción. Sólo así tendrá la posibilidad
de cambiar el mundo implantando el socialismo.
Notas
[1] Tras la
invasión y posterior derrocamiento del gobierno Talibán, el imperialismo
estadounidense, a través de la CIA, convirtió a Afganistán en el mayor productor
de opio del mundo, obligando a trabajar a hombres, mujeres y niños en
plantaciones que se asemejan a verdaderos campos de concentración. Las jugosas ganancias obtenidas de la venta del
estupefaciente, sobre todo en Asia, las ha invertido en financiar sus
posteriores guerras invasoras, a grupos de mercenarios y de oposición y hasta
en conseguir a militares golpistas en todo el mundo. Un artículo crucial para
entender lo que pasa actualmente en Afganistán es “Geopolítica, tras la falsa guerra de Estados Unidos en Afganistán”,
de F. William Engdahl (periodista estadounidense, especialista en energética y
geopolítica). En la actualidad, Afganistán es el segundo país más pobre de toda
la región. Con respecto a los campos de cultivo de opio dirigidos por la CIA,
léase el interesante artículo de Fabriz’zio Txavarría “El Cartel de drogas Karsai de la CIA y de la DEA en Afganistán”, el
cual les llevará a otros artículos, incluido uno del New York Times.
[2] Con ello, la piedra en el zapato del
“patio trasero” de los yanquis sobrevive hasta el día de hoy, no logrando
cambiar el estado de cosas por las buenas (la oposición ha perdido varias
elecciones consecutivas y hasta un referendo) y ahora busca, una vez más,
convulsionar el país, colocar a un gobierno sumiso y alinearlo a sus intereses.
Recientemente (abril de 2014), el gobierno venezolano ha informado del
apresamiento de tres altos mandos de la fuerza aérea, quienes convocaron a
diferentes oficiales para llevar adelante un golpe de estado que a todas luces
sería financiado por la CIA. Sobre el golpe de abril de 2002, se puede revisar
el informe de José Manuel Fernández, “La
colaboración de España y EE. UU. en el golpe de estado en Venezuela de 2002”.
[3] Al respecto, la
ONU estableció un plazo límite a Estados Unidos para que demuestre lo que
entonces aseveraba, plazo que se cumplió al poco tiempo de iniciada la invasión,
pero las pruebas, hasta hoy, jamás
aparecieron. Con ello, la ONU, una vez más, demostró que no sirve más que para
legitimar las acciones del imperialismo estadounidense.
[4] Rusia está
fortaleciendo su acercamiento comercial con las economías emergentes a través
del grupo Brich, cuyas burguesías de los países integrantes, Rusia, India,
China y Brasil, no se alinean de forma clara con las políticas emitidas por
Washington y por el contrario desean deshacerse de toda influencia de los
mafiosos y pocos confiables señores de Wall Street quienes recurren a los más
viles artilugios para obtener ganancias y aumentar sus riquezas, y al mismo tiempo
llevan al colapso a la economía mundial y a la quiebra económica de países
enteros, sumiendo con ello a millones de personas en la pobreza, el desempleo y
la desesperación. Al mismo tiempo, Rusia ha desarrollado una política económica
de acercamiento y colaboración mutua con Bielorrusia, Kasajastán y otros
estados de su entorno interesados en formar parte de una zona de libre comercio
euroasiática. Entre tanto, la gran burguesía China ha mostrado estar dispuesta
a transferir conocimiento tecnológico y altas inversiones en forma de ayuda
económica, a cambio de acceder a las fuentes de riqueza natural que necesita su
economía a fin de seguir creciendo, tal como sucede en la actualidad en
Sudáfrica, por ejemplo.
[5] Un reportaje de
la televisión iraní da cuenta de que en Siria se paga en dólares a cualquier
persona dispuesta a pelear contra el ejército sirio. Los mercenarios financiados
por los yanquis, la mayoría reclutados entre la escoria de la sociedad siria o
de los países vecinos (delincuentes, violadores, etc.) vienen matando sin
piedad a la población. En un documental, al parecer de la televisión rusa, “El Diario Sirio. La Guerra Imperialista”
(un documental de Anastasia Popova), se relata cómo esos mismos mercenarios luchan
drogados, violan a los niños y niñas y hasta a mujeres embarazadas, a quienes
después de matarlas les abren el vientre y juegan fútbol con el cadáver del
feto. Por ello, muchos sirios han optado por comprar granadas de mano a fin de
inmolarse antes que caer en manos de esos salvajes.
[6] Demás está
decir que nadie envía un barco de guerra con la finalidad de “recolectar
información”. Ya entonces Rusia enviaba un mensaje claro al imperialismo
estadounidense: “si algo pasa en Siria, que no sea de mi agrado, como el cambio
de régimen, por ejemplo, aquí estoy yo para apoyar a Siria y a su gobierno”. Al
mismo tiempo, en el Consejo de Seguridad de la ONU, como si fuera poco, Rusia y
China se negaron rotundamente a cualquier tipo de intervención en Siria,
mostrando con ello que el pacto de ayuda militar firmado por ambos países a
principios de los ‘90, no es ya un misterio. De otra parte, Putin ha declarado
hace unas semanas atrás que está dispuesto a transferir la más moderna
tecnología militar rusa a Siria.
[7] Poco después,
China hizo lo propio y envió el buque de guerra Jingganshan, no sin antes advertir
al imperialismo estadounidense que una acción armada contra Siria tendría un
alto impacto negativo en la economía mundial. Con ello, una vez más, se mostró
en los hechos el pacto secreto firmado por Rusia y China concerniente a la
colaboración en caso de guerra.
[8] Debido a la
fuerte resistencia armada que se vive en Iraq, el gobierno actual de Yalal
Talabani ve muy lejos la posibilidad de acabar definitivamente con ella. La
guerra interna, hasta la fecha, ha cobrado ya más de un millón y medio de
victimas. El problema de la resistencia, por otro lado, radica en el hecho de
que aplica el terror como medio de lucha, lo que le imposibilita ganarse a gran
parte de la población.
[9] Cabe señalar
que en Libia el imperialismo estadounidense logró financiar con éxito la
campaña de desestabilización militar contra el gobierno de Muamar Gadafi
(febrero de 2011), aprovechando al máximo el descontento que existía contra el
gobernante. En la actualidad, Libia vive una inestabilidad política
profundizada por la lucha civil entre distintas facciones quienes apuntan a
tomar el control del poder. Las luchas, como ocurriera y ocurren en otros
lugares, se vienen desarrollando a partir de mercenarios quienes cada día
cometen crímenes deplorables contra la población. Ante esta realidad, sin
embargo, la ONU no tiene planes ni siquiera de debatir el tema en el Consejo de
Seguridad.
[10] En Egipto la
corrupción ha llegado a niveles alarmantes. El propio presidente egipcio ha
sido acusado de sacar información clasificada al extranjero y las nuevas
elecciones están programadas para realizarse a fines de mayo del presente año.
Estos sucesos nos dan cuenta de las fuertes pugnas internas de los distintos
grupos de poder por hacerse del control del país.
[11] Se debe tomar
en cuenta que en la segunda mitad del pasado año, el imperialismo
estadounidense, tras la crisis entre Corea del Norte y del Sur, desplegó una
importante fuerza militar cerca a China. Esta “demostración de músculo”, sin
embargo, hizo reaccionar a China quien movilizó por primera vez en lo que va
del siglo a su flota nuclear y desarrolló una serie de maniobras con fuego
verdadero. El mensaje chino era evidente: “estoy preparado para defender toda
mi área de influencia”.
[12] En la
actualidad, las informaciones que recorren Kiev dan cuenta que la oposición fue
financiada por EE.UU. con el propósito de hacer caer al gobierno. Entretanto,
se sabe que la inteligencia rusa está desplegada en diferentes zonas de
Ucrania, sobre todo en el este (rico en recursos naturales) a fin de financiar
revueltas pro rusas y desestabilizar el país. Queda claro con ello que, entre
las grandes burguesías, cualquier método, incluido el método fascista de
enfrentar al pueblo contra el pueblo, es un arma a utilizar en caso de ser
necesario para lograr sus fines mezquinos.
[13] No obstante las
difíciles condiciones económicas y políticas que atraviesa Europa, los sectores
más recalcitrantes de la derecha se encuentran en franco crecimiento electoral.
Muchos de ellos usan viejos discursos como que la crisis es culpa de los
migrantes quienes van a quitarles su trabajo o están dispuestos a percibir
salarios menores a los básicos, lo que provoca que estos bajen. De otra parte,
frente a las sanciones diplomáticas del imperialismo, Rusia ha optado por hacer
lo propio contra altos funcionarios estatales estadounidenses, y China,
ratificando su alianza con Rusia, ha amenazado con cobrarle toda la deuda a
EE.UU. en barras de oro.
[14] Aunque con un
margen muy apretado, el FSLN ha obtenido la victoria en las últimas elecciones
en Nicaragua, por lo cual también se encuentra en riesgo de atravesar una
convulsión digitalizada desde el norte.
[15] Debido a esta
particularidad regional, no es ilusorio pensar en promover un aislamiento
diplomático y hasta económico y político de Chile y Colombia. La amenaza que
significan está claramente probada por las declaraciones de sus ex presidentes
(Álvaro Uribe de Colombia y Sebastián Piñera de Chile), quienes al momento de
referirse a los conflictos que atraviesa Venezuela apoyaron a la oposición de
ese país y exigieron al Presidente Nicolás Maduro que cese las muertes, dando
por hecho que el estado está matando a los ciudadanos que protestan. No es
casual, además, que el sector de la oposición más radicalizado, conformado en
su gran mayoría por la burguesía media y
alta, en la capital de Táchira, sea una de las más recalcitrantes. Táchira es
un estado que limita con Colombia, lugar fácil por el que se puede ingresar
armas y convulsionar el país.
|16] De las últimas
informaciones que se desprenden de Ucrania, se sabe que la inteligencia rusa
viene propagando el descontento en zonas próximas a la frontera con Rusia,
sobre todo en el este, la zona ucraniana más rica en recursos mineralógicos. Al
mismo tiempo, en una de sus recientes declaraciones, Vladimir Putin ha
declarado que no permitirá ninguna supremacía militar, de ningún país, en
contra de Rusia. Por su parte, China tiene interés en adquirir el 5% de la
tierra cultivable en Ucrania a fin de abastecer de alimentos a su población.
Por estas razones, Rusia y China no pueden dejar caer en la influencia del
imperialismo estadounidense a Ucrania. Finalmente, es necesario señalar que
Rusia sabe que la guerra podría inevitable, sea por Ucrania o por cualquier
otro asunto de vital importancia para sus intereses. Por ello, en los últimos
días ha abierto un corredor vía marítima hasta Irán, a través del Mar Báltico,
y otro, por tierra en caso de alguna eventualidad, a través de Kasajastán,
Uzbekistán y Turkenistán. Ambos
corredores, le facilitaría la movilización de tropas y el abastecimiento de
combustible tanto de ida como de vuelta. Esta información, no confirmada por
fuentes rusas, le posibilitaría, además, ampliar su radio de acción en caso de
acciones militares de gran envergadura, apoyando a Siria e Irán al mismo tiempo
y aprovechando el apoyo incondicional de China.
[17] Otras zonas de
fácil desestabilización se encuentran en África (Libia, por ejemplo), pero las
principales disputas se darían en aquellos territorios con fuerte riqueza
gasífera y petrolífera. Además, cabe señalar que, a diferencia de muchos
analistas, no creo que una nueva guerra pase de los límites convencionales. Por
la sencilla razón de que las burguesías quieren ocupar territorios para saquear
sus riquezas, por lo que el uso de armas atómicas o de destrucción masiva
imposibilitaría, finalizada la contienda, la extracción y aprovechamiento de
esos mismos recursos.
Crimea, regalo de "Occidente" a Rusia
¿QUÉ CREÍAN LOS MEDIOCRES
POLÍTICOS que gobiernan Estados Unidos y la Unión Europea? ¿Que nada menos que
Vladimir Vladimírovich Putin iba a aceptarles con los brazos cruzados el
establecimiento por la fuerza de un gobierno enemigo en Kiev y, poco después,
de los tanques de la OTAN en la frontera rusa?
Con su
delirio de cercar a Rusia, Estados Unidos acaba de cosechar la irreversible
reintegración a Moscú de la singularmente estratégica península de Crimea, en
cuyo puerto de Sebastopol, está fondeada la poderosa flota rusa del Mar Negro,
única salida de sus buques al Mediterráneo.
Crimea fue
parte del imperio zarista desde 1783 y permaneció en la Unión Soviética, su
sucesora, hasta su disolución en 1991, pero cuenta con una población
mayoritariamente rusohablante o rusa. Por alguna razón que desconozco, NIkita
Krushev, siendo líder de la extinta URSS decidió que Crimea fuera transferida a
la República Socialista Soviética de Ucrania en 1954, lo que a fin de cuentas
la mantenía dentro de la soberanía del gran estado multinacional con capital en
Moscú.
Además, no
es fortuito que al disolverse la URSS y Crimea declararse independiente en un
plebiscito, Kiev, para que ésta siguiera formando parte de Ucrania, tuvo que
aceptarla como República Autónoma. Y el proceso político posterior a la
disolución de la URSS en la península ha dejado muy claro que formar parte de
Rusia constituye un caro anhelo de la mayoría de su población, confirmado de
forma aplastante por los resultados del referendo del 16 de marzo en que con
una concurrencia a las urnas de más de 83 por ciento, el 96.67 se manifestó a
favor de formar parte de Rusia. Ello significa que fue también la opción de no
pocas personas de origen ucraniano o tártaro. Sebastopol, que en la era
soviética siempre estuvo directamente subordinada a Moscú votó en proporción
semejante por recuperar su condición anterior de ciudad federal, como lo son
Moscú o la antigua Leningrado.
Washinton y
Bruselas, con su ya larga y grosera intervención en Ucrania desde
la revolución naranja (2004), los ríos de dinero enviados a sus
agentes en ese país y ahora la revolución de la plaza Maidán no le
dejaron otra opción a Rusia que enviar tropas a Crimea si quería seguir siendo
una potencia mundial.
El Euromaidán
implicaba la virtual ocupación de Ucrania por Occidente mediante la
directa intervención de sus servicios especiales y de un pequeño pero muy bien
entrenado ejército de neonazis ucranios declaradamente seguidores del
colaboracionista Stepan Bandera. Estos ejercieron extrema violencia contra las
fuerzas de seguridad y los bienes públicos y fueron apoyados por
francotiradores que mataron por igual a policías y manifestantes, de lo que
luego culparon al presidente Victor Yanukovich.
A todo ello
se añadieron los llamados en plena plaza para derrocar al gobierno legítimo por
aventureros políticos como la subsecretaria de Estado Victoria Nuland, el
senador John MacCain, líder del Injerencista Instituto Nacional Republicano y
de una infinidad de irresponsables y prepotentes cancilleres, ministros y
legisladores de Alemania y otros países. El Euromaidán es otro de los
golpes débiles gringos tan de moda contra los países que defienden
altivamente su soberanía y su democracia –como la Venezuela bolivariana– o donde,
como en Ucrania, por su vecindad e importancia estratégica para Rusia,
Washington quiere hace tiempo un gobierno títere pese a que el timorato
Yanukovich estaba lejos de ser su enemigo.
Rusia ha
soportado que violando la promesa de George H. W. Bush a Mijail Gorbahov,
Washington y Bruselas extiendan la OTAN hacia las fronteras rusas, organización
a la que han ingresado 12 de los países de la antigua esfera de influencia de
la Unión Soviética, incluyendo Polonia, Estonia, Lituania y Letonia. Ha visto
cómo se despliegan bases aéreas y el escudo antimisiles de Estados Unidos en
sus fronteras y la descarada captura por camarillas proyanquis
mediante revoluciones de colores de los gobiernos de varios de los
estados de anterior espacio soviético. Pero en 2007 y luego en 2008, a raíz de
la paliza con que los rusos respondieron a una provocación del ejército
georgiano, Putin advirtió que la línea roja
a esa expansión pasaba por Georgia y Ucrania.
A raíz del plebiscito en Ucrania
el jefe del Kremlin dijo una frase lapidaria: nos dicen que estamos violando
el derecho internacional. Qué bien que Occidente recuerda la ley internacional,
más vale tarde que nunca
Ucrania: No
se Trata de "Quién Inició el Lío"; Más Bien se Trata de un Choque de
Potencias Depredadoras
LA
GENTE ES VÍCTIMA DE UNA ENORME SARTA de mentiras acerca de lo que pasa en
Ucrania. Está recibiendo un adoctrinamiento en una forma acrítica de pensar y
de identificarse con los intereses de los gobernantes de Estados Unidos. Es una
situación muy peligrosa porque existe una confrontación muy delicada y aguda
entre las potencias imperialistas concentrada en Ucrania, y además en otras
partes del mundo. Es importante que convenzamos a las personas para que dejen
de pensar como estadounidenses y empiecen a pensar acerca de la humanidad, de
tomar los intereses de la humanidad en su conjunto como punto de partida y de
buscar la verdad, de sacarla a la luz.
¿Pisotear a Otras Naciones?
La
situación en el país centroeuropeo de Ucrania sigue estando tensa, volátil,
incierta y peligrosa. Al cierre de esta edición, la contienda que ya consta del
chantaje económico y despliegues militares de bajo nivel podría estallar muy
rápidamente en algo mucho peor.
En medio de todo esto, Barack Obama habla de respetar
la integridad territorial de Ucrania y de las aspiraciones del pueblo de
Ucrania.
Pero no son las aspiraciones del pueblo de Ucrania (las
cuales son conflictivas, contradictorias y en general muy confusas), ni
mencionar el respeto de la integridad territorial de Ucrania, los que impulsa a
Estados Unidos y la Unión Europea, o Rusia, por una trayectoria ominosa.
Como escribimos la semana pasada, lo que impulsa esta
crisis son "las maniobras por posiciones y ventajas geopolíticas de parte
de las potencias imperialistas rivales, y el potencial de una escalada y su
transformación en una confrontación directa entre grandes potencias". En
Estados Unidos, están mintiendo sistemáticamente a la población acerca de esta
situación y están enseñándole a identificarse —sin ninguna reflexión ni sentido
crítico— con los intereses de la clase dominante, la que preside un mundo de
cruel explotación, férrea opresión y devastación ambiental.
En una rueda de prensa tensa y tendenciosa, en la que
se plantearon pregunta tras pregunta al portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney,
acerca de si son "suficientemente duras" o si serán
"eficaces" las restricciones autorizadas por Obama contra los viajes
y las transacciones financieras de los rusos, los que están "amenazando a
la soberanía e integridad territorial de Ucrania", NADIE planteó la
pregunta que debió de ser OBVIA:
¡¿Qué maldito derecho tiene Estados Unidos de sermonear
a nadie acerca de respetar la soberanía e integridad territorial de otros
países?!
Y en medio de las amenazas, el secretario de Estado
John Kerry declaró: "En el siglo 21 simplemente no se comporta al estilo
del siglo 19, con invasiones a otros países bajo pretextos completamente
falsos".
¿Qué
pasó en los siglos 19 y 20?
Algunos civiles asesinados por los soldados
estadounidenses en Faluya, Irak, 2004. Estados Unidos invadió a Irak porque el
régimen supuestamente tenía "armas de destrucción masiva", algo que
se ha demostrado que es una mentira, y por lo tanto Estados Unidos de nuevo
"invadió a otro país bajo un pretexto completamente inventado".
Estados Unidos ha invadido, fraguado golpes de estado y
cometido masacres a un nivel sin igual en la historia humana. Lanzó guerras
contra los pueblos indígenas como parte del apoderarse de forma genocida de
América del Norte (incluida la masacre a 300 indígenas lakota en Wounded Knee
en 1890).
Llevó a cabo invasiones y golpes de estado en:
Argentina (1890); Chile (1891); Hawai'i (1893); Nicaragua (1894); China
(1894-1895); Corea (1894); Panamá (1895); Nicaragua (1896); China (1898-1900);
Las Filipinas (1898-1910); Cuba (1898-1901); Puerto Rico (1898); Guam y Nicaragua
(1898); Samoa (1899); Panamá (1901-1914); Honduras (1903); República Dominicana
(1903-04); Corea (1904-1905); Cuba (1906-1909); Nicaragua (1907); Honduras;
(1907); Panamá (1908); y Nicaragua (1910 y 1911).
Lanzó agresiones militares contra China (1911); Cuba
(1912); Panamá (1912); Honduras (1912); Nicaragua (1912-1933); México (1913);
República Dominicana (1914); México (1914-1918); Haití (1914-1934); República
Dominicana (1916-1924); de nuevo Cuba (1917-1933); Rusia (1918-1922); Panamá
(1918-1920); Honduras (1919); Yugoslavia (1919); Guatemala (1920); Turquía
(1922); China (1922-1927); Panamá (1925); de nuevo China (1927-1934); El
Salvador (1932); Irán (1946); Yugoslavia (1946); y Grecia (1947-49).
Emprendió una invasión contrarrevolucionaria a Las Filipinas
(1948-1954); y la invasión a Puerto Rico (1950). Despachó tropas a Corea
(1950-1953). Orquestó un golpe de estado en Irán (1953). Fue a Vietnam por
primera vez en 1954; y ese mismo año destituyó al elegido gobierno nacionalista
en Guatemala que intentaba nacionalizar las tierras ociosas propiedad de la
agroindustria estadounidense. Emprendió una ingerencia militar en unos países
"soberanos" en el Medio Oriente: El Líbano (1958); Irak (1958 y de
nuevo en 1963).
Hasta que fuera expulsado, Estados Unidos libró una
guerra genocida en Vietnam (1956-1973). Extendió la guerra en Vietnam al
invadir a Laos (1964-1973). Y lanzó bombardeos de saturación sobre Camboya
(1969-1973).
Bajo John F. Kennedy, Estados Unidos invadió a Cuba
(1961). En 1965, orquestó un golpe de estado en Indonesia que resultó en la
muerte de hasta un millón de personas e invadió a la República Dominicana ese
mismo año.
En 1996-1997 en Guatemala, Estados Unidos adiestró a
escuadrones de la muerte e insurgentes contrarrevolucionarios que dejaron miles
de muertos. En 1973, orquestó un golpe de estado en Chile que instauró un
régimen fascista que mató a miles de personas, torturó a aún más y forzó al
exilio a muchos intelectuales del país.
Estados Unidos respaldó a los escuadrones de la muerte
brutales en Angola (1975-1992) y en otros países en el sur de África al mismo
tiempo. Realizó una operación militar en Irán en 1980; atacó a Libia en 1981;
financió a unas fuerzas armadas reaccionarias en El Salvador (1981-1992);
financió y ayudó los ataques terroristas contra el gobierno elegido de
Nicaragua (1981-1990); invadió al Líbano (1982-1984); invadió y derrocó al
gobierno elegido de Granada (1983-1984). En 1975, Estados Unidos apoyó el
genocidio del régimen indonesio de Suharto contra el pueblo de Timor Oriental.
Estados Unidos estableció bases militares en el estado
soberano de Honduras (1983-1989); llevó a cabo más operaciones militares en
Irán (1984); contra Libia (1986); contra Bolivia (1986); y de nuevo contra Irán
(1987-1988).
Estados Unidos envió soldados para reprimir protestas
en las Islas Vírgenes (1989 y 1991-2003); Las Filipinas (1989); Panamá (1989).
Invadió a Irak en 1991 bajo el pretexto de la invasión iraquí a Kuwait y en
2003 bajo el pretexto mentiroso de las "armas de destrucción masiva";
a Somalia (1992-1994); atacó a Yugoslavia (1992-1994 y 1999); invadió a Haití
(1994); e invadió a Afganistán en 2001.
Mentiras, Tergiversaciones y
Encubrimientos
Estas
invasiones, golpes de estado y guerras de sustitutos derrocaron a gobiernos
elegidos. Atacaron a revoluciones nacionalistas progresistas y revoluciones
comunistas. En esas invasiones, golpes de estado y guerras de sustitutos, la
clase dominante estadounidense pisoteó sistemáticamente "la integridad
territorial" de esencialmente todo el mundo, hasta se apoderó
descaradamente de países como Puerto Rico y Guam.
¿Cuántas personas en Estados Unidos conocen esta
historia? Ésta está enterrada en las notas a pie de página de unos pocos libros
de texto. Los medios de comunicación de la clase dominante la ignoran y
encubren. Los gobernantes y los voceros de Estados Unidos mienten sobre esta
historia y la tergiversan. Pero es la verdad.
Indague e investigue críticamente en revcom.us y otros
sitios sobre esta historia. Inste a sus compañeros de clase, sus estudiantes,
sus compañeros de celda o sus colegas a hacerlo también. Cuando investigue
cualquiera de estos crímenes, la pura verdad es aún peor que lo que podemos
detallar aquí. Los ríos estaban atascados de los cuerpos de cientos de miles de
comunistas y otras personas como resultado de las masacres orquestadas en la
embajada estadounidense en Indonesia en 1965. La sangrienta invasión a Las
Filipinas al comienzo del siglo 20 en una guerra de colonización estadounidense
mató a cientos de miles de combatientes de la resistencia y civiles. Estados
Unidos bombardeó todos los edificios de dos pisos o más en el norte de Corea
entre 1950 y 1952, una agresión contra un país al otro lado del mundo, en parte
para amenazar a la China socialista. Estados Unidos lanzó napalm (gasolina
gelatinosa incendiaria) sobre los niños en Vietnam, lo que los quemó vivos, y
lanzó armas químicas terribles que envenenaron las tierras de cultivo con el
fin de privar de comida a los civiles en todo Vietnam.
Y
hoy…
¡Pero eso no es todo! Desde los siglos 19 y 20 cuando
Estados Unidos forjaba su imperio, en el siglo 21 ha venido invadiendo o
continuando las ocupaciones de Irak y Afganistán, guerras que han matado o
desplazado a millones de personas, aunque el gobierno proclama que de plano
dizque no se permite eso. Sus aviones no tripulados hacen añicos a los
individuos que la clase dominante considera como una amenaza o simplemente a
las personas al azar en Pakistán y Yemen, unos países supuestamente soberanos,
lo que siembra una constante situación de terror para los pueblos de esos
países. Más muerte, más opresión, más sufrimiento. Como denunciamos en nuestra
cobertura de la semana pasada, Estados Unidos está hasta el cogote en unas
maquinaciones para reconfigurar el gobierno de Ucrania y lo ha estado haciendo
por algún tiempo.
Y sobre esa base general y otras cosas, ha surgido el
imperio estadounidense (y otros imperios coloniales e imperialistas) y la clase
dominante estadounidense hoy es la potencia opresora número uno en el mundo. La
lógica y la "moral" de estos supermatones de marca mundial es: Hemos
matado a millones de personas y hemos destrozado a gran parte del planeta con
el fin de dominarlo. Esto es lo nuestro, no te metas, o verás.
El hecho de que Rusia y otras potencias opresoras del
mundo contienden con Estados Unidos por sus propios impulsos de expandir su
tajada de la acción no cambia en absoluto el hecho de que por lo que se refiere
a respetar la integridad de otros países, nadie puede igualar los antecedentes
de Estados Unidos.
Hay mucho en juego. Es preciso decir la verdad, refutar
las mentiras y resaltar los intereses de la HUMANIDAD, ahora mismo y en todas
partes.
Tomado del periódico Revolución, 17 de marzo de 2014.
Ucrania: No
Es Un "Levantamiento Democrático", Pero Sí Es Un Choque Entre
Depredadores
EL
PAÍS CENTROEUROPEO DE UCRANIA SE ESTÁ convulsionando por conflictos y
agitación. A medida que se desenvuelve la marcha de los acontecimientos, lo que
vienen poniéndose aún más de relieve con la intensificación de esta crisis son
las maniobras por posiciones y ventajas geopolíticas de parte de las potencias
imperialistas rivales, y el potencial de una escalada y su transformación en
una confrontación directa entre grandes potencias.
La semana del 18 al 23 de febrero presenció un
dramática y rápida evolución de los acontecimientos: las protestas de masas
centradas en la capital de Kiev, la represión estatal violenta y los combates
callejeros armados; las maniobras tras bambalinas de las fuerzas reaccionarias
dentro y fuera de Ucrania, la destitución del presidente Viktor Yanukovich y la
formación de un nuevo gobierno.
Los intereses, objetivos y grandes planes de los
imperialistas no corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses
de la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora
mayoría de la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido
los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero
no desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la
gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo
diferente y mejor, de otro camino.
Al cierre de esta edición, tropas rusas han ocupado un
aeropuerto y otras zonas cerca de una base naval rusa en la región de Crimea de
Ucrania. Obama ha amenazado con que Rusia pagara "costos" si
emprendiera una intervención militar en Ucrania.
Pero han estado mintiendo y engañando sistemáticamente
acerca de los motivos de las tensiones peligrosas en Ucrania. Barack Obama
mintió cuando salió por la televisión el 28 de febrero para reclamar que
Estados Unidos está motivado por los deseos e intereses de los ciudadanos de
Ucrania, así como su capacidad para "decidir su propio futuro".
El aspecto abrumador de lo que ocurrió a fines de
febrero en las calles y las oficinas del gobierno de Ucrania no es una
"revuelta popular". Lo que está pasando en las calles y en los
corredores del poder de Ucrania no es una batalla entre "los oligarcas y
los demócratas" o entre los autócratas corruptos al estilo soviético y los
activistas anticorrupción prooccidentales ilustrados. Y las acciones de los
principales actores en el juego, o sea Estados Unidos, las potencias europeas,
Rusia, y entre los gobernantes en Ucrania sin duda no tienen que ver con la
"democracia" y mucho menos con los verdaderos intereses de la gente
de Ucrania o de cualquier otro lugar.
Lo Que Se Puede Hacer…
•
Lea, discuta y difunda este artículo en los medios sociales y en la calle.
•
Súmese o convoque a protestas, foros y mítines de denuncias contra la
ingerencia militar estadounidense o de la OTAN en Ucrania.
•
Manténgase en sintonía a revcom.us y promuévalo como sitio para leer denuncias,
análisis y formas de actuar en torno a la situación desde la perspectiva de la
declaración del PCR "Sobre la estrategia para la revolución".
En
esencia, la marcha de los acontecimientos a fines de febrero constituye una
batalla al interior de la clase dominante capitalista ucraniana que está inextricablemente
ligada a la rivalidad entre las grandes potencias opresoras, en particular
entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE), por un lado, y por el otro,
Rusia, y se moldea profundamente por dicha rivalidad. Lo que ha surgido aún más
desde ese entonces son las maniobras por posiciones y ventajas geopolíticas de
parte de las potencias imperialistas rivales, de nuevo con el potencial de una
escalara y transformación en una confrontación directa entre grandes potencias.
En este contexto, los diferentes sectores de la población de Ucrania están
manipulados y utilizados al servicio de objetivos reaccionarios e
imperialistas. Nada bueno puede resultar de esta lucha bajo sus términos
actuales y su configuración actual. (La naturaleza de las distintas fuerzas en
las calles y en los corredores del poder en Ucrania rebasa el ámbito de este
artículo. Lea un análisis más profundo próximamente en revcom.us:
"Ucrania: Los lobos están sueltos", del Servicio Noticioso Un Mundo
Que Ganar, 24 de febrero de 2014.)
El repentino cambio de la marcha de los acontecimientos
(la caída del gobierno del presidente ucraniano Yanukovich y el caos
resultante) pone de relieve cómo estas rivalidades y otros conflictos se están
agudizando y las "placas tectónicas" de las relaciones mundiales se
están moviendo en muchos frentes diferentes. Éstos podrían conducir a sacudidas
fuertes y transformaciones inesperadas, lo que a su vez podría tener
repercusiones a través del mundo.
Los
antecedentes del levantamiento: La historia y la importancia estratégica de
Ucrania
Ucrania es un país de 45 millones de habitantes y una
ubicación geoestratégica entre Rusia, Europa, el Medio Oriente y el mar Negro.
Lo que hoy constituye la nación de Ucrania surgió
primero como un estado en el siglo 17, y para el fin del siglo 18, en gran
parte se había incorporado al reaccionario imperio zarista ruso. En 1917, el
imperio zarista fue derrocado por algo nuevo y sin precedentes: la revolución
socialista en Rusia y la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS), la que incluyó a Ucrania. Ésa era una sociedad de un tipo
radicalmente diferente hasta que se revocó el socialismo y se restauró el
capitalismo en 1956. (Lea sobre la verdadera historia de la naturaleza y la
importancia de la Unión Soviética de 1917 a 1956 en: "No sabes lo que
crees que 'sabes' sobre… La revolución comunista y el VERDADERO camino a la
emancipación: Su historia y nuestro futuro", Revolución #323, 1° de
diciembre de 2013), y enthisiscommunism.org (en inglés).
De 1956 a 1991, la Unión Soviética era una potencia
imperialista (a pesar de que se llamaba "comunista"), que se
encontraba en un agudo enfrentamiento con el imperialismo estadounidense, en lo
que se conocía como la "guerra fría". Ucrania era parte del bloque de
países soviético hasta que la Unión Soviética se derrumbó en 1991. Luego se
independizó formalmente bajo una nueva clase dominante abiertamente
capitalista.
Ucrania cuenta con una agricultura próspera, desarrollo
industrial y ubicación estratégica entre Rusia, Europa y el Medio Oriente. Hoy
los ductos que transportan el gas natural ruso atraviesan al país. El país se
extiende por el norte del mar Negro (que se conecta con el mar Mediterráneo), y
la flota naval del mar Negro de Rusia tiene su base en Crimea, una parte de
Ucrania. Rusia considera que Ucrania es esencial para su posición militar.
Después del hundimiento de la Unión Soviética, Ucrania
se convirtió en el punto focal de una nueva ola de la contienda entre Estados
Unidos, Europa y Rusia. Esa contienda es la principal fuerza impulsora de la
agitación actual que padece el país. En términos generales, desde 1991, los
gobernantes estadounidenses han estimado que para mantener su imperio, Ucrania
es esencial para amarrar su supremacía mundial, lo que incluye cercar a Rusia e
impedir que vuelva a surgir como un rival mundial. Un elemento clave de esta
estrategia ha sido el trabajo con sus aliados imperialistas europeos para
absorber los países del antiguo bloque soviético en la Unión Económica Europea
y la alianza militar de la OTAN liderada por Estados Unidos. (Ucrania ha
solicitado ingresar en la OTAN.)
Mientras tanto, los gobernantes capitalistas de Rusia
se ven impulsados a reconstruir su poder e influencia. En parte ello supone
reafirmar su influencia en los países colindantes que anteriormente eran una
parte del bloque soviético, lo que incluye el uso de sus enormes recursos
energéticos como palanca económica y geopolítica.
A partir de 1991, estos dos depredadores (Estados
Unidos y la Unión Europea por un lado, si bien Estados Unidos y Europa
Occidental tienen sus propias agendas estratégicas cada quien por su parte, y
por el otro, Rusia) por lo general han estado en contradicción directa entre
sí, aun cuando en ciertas ocasiones estas potencias rivales cooperan en
beneficio de sus propios intereses reaccionarios.
La Hipocresía de
"Defender la Soberanía
de Ucrania"
Los
noticieros están llenos de denuncias de parte de los representantes de la clase
dominante estadounidense a las maniobras rusas en Ucrania en una clara
violación de la soberanía ucraniana.
La hipocresía es asombrosa.
El audio filtrado de una llamada telefónica entre un
alto funcionario del Departamento de Estado estadounidense y el embajador
estadounidense por Ucrania reveló que estos funcionarios conversaban sobre cuál
representante de la clase dominante ucraniana debería reemplazar a Yanukovich y
cómo llevar a cabo ese cambio. Recuérdese que Yanukovich, efectivamente un
representante de la clase dominante ucraniana opresora, no obstante era el
presidente electo del país. Imagínese que unos agentes de alto nivel de algún
otro país conversaran, en medio de la reciente crisis del presupuesto en
Estados Unidos, por ejemplo, sobre la forma de reemplazar al presidente
estadounidense por un aliado más dócil (al que podían manipular mejor al
servicio de sus propios intereses).
Luego, el secretario de Estado estadounidense, John
Kerry, rabiaba que "lisa y llanamente en el siglo 21, uno no se porte al
estilo del siglo 19 mediante la invasión a otro país bajo un pretexto
completamente falso".
¿¡De veras!? ¿A Kerry se le borró la cinta acerca de la
larga lista de invasiones, golpes de estado y guerras de sustitutos de parte de
Estados Unidos en los siglos 20 y 21, del sur de África a Vietnam e Irak, en su
conjunto con la justificación de un "pretexto falso" tras otro. ¿Y
qué de la invasión de Irak, la que se justificó con el "pretexto
falso" de las "armas de destrucción masiva"? Como resultado de
estos golpes de estado, guerras de sustitutos e invasiones de parte de Estados
Unidos,muchos millones de personas se han muerto.
En efecto, Kerry daba a entender que se permite todo
bajo cualquier pretexto si se es Estados Unidos, pero no se puede permitir nada
en el caso de molestar a los intereses del imperio estadounidense.
El
choque sobre Ucrania
Obama está mintiendo cuando asevera que Estados Unidos
está protegiendo los intereses de la población de Ucrania. De nuevo, la
conversación filtrada entre unos agentes estadounidenses que hablan de la
manera de llevar a cabo el cambio de régimen en Ucrania ni siquiera menciona
los intereses de la población.
Pero cuando Obama dice que Estados Unidos está
"profundamente preocupado" por la situación, no está mintiendo.
Ucrania ha sido un eje del choque entre estas potencias, y Estados Unidos,
Europa y Rusia han estado profundamente involucrados en la evolución de los
acontecimientos en el país. Por ejemplo, en 2004 una "revolución
naranja" llevó al poder, con el apoyo directo de Estados Unidos y Europa,
a unas fuerzas de la clase dominante que favorecían un mayor acercamiento con
el Occidente. Rusia respondió en diversos frentes, por ejemplo en 2006 cortó
los suministros de gas natural a Ucrania a fin de debilitar al gobierno ahí.
Mientras tanto, Ucrania ha estado agobiada de una crisis económica, un aspecto
de las actuales sacudidas y crisis del capitalismo mundial, y muchas personas
han estado sufriendo fuertemente.
En noviembre de 2013, las cosas alcanzaron un punto
crítico. Ucrania ha estado buscando desesperadamente ayuda financiera y
económica internacional. Tales paquetes internacionales de "ayuda" se
determinan por los imperativos del capitalismo mundial y por los intereses
geopolíticos de los países "donantes". Estados Unidos y la UE han
estado ofreciendo "ayuda" a Ucrania en la forma de una mayor
integración en la UE y, posiblemente, un paquete de rescate del Fondo Monetario
Internacional (FMI). Pero todo eso implica que Ucrania tendría que acatar sus
condiciones. A menudo éstas implican severas medidas de austeridad, como el
fuerte recorte de las redes de seguridad social y el fuerte aumento del precio
de las necesidades básicas, tales como la comida, el transporte público y la
energía, unas mismas que en el sentido literal han llevado al hambre y la muerte
y también a la rebelión de las masas, por ejemplo, en Grecia.
Rusia respondió con la oferta para Ucrania de 15 mil
millones de dólares de ayuda y gas natural barato, sin exigir, según los
informes, que Ucrania rechazara la "ayuda" occidental. Al parecer,
Yanukovich consideraba que el acuerdo de Rusia era una mejor opción para la
estabilización de la situación, tal vez por temor a la forma de descontento y
revuelta que acompañó las medidas impuestas por el FMI en Grecia, y lo firmó.
Eso suscitó la indignación de los imperialistas occidentales y varias facciones
de la clase dominante de Ucrania, quienes intensificaron sus protestas y
maniobras tras bambalinas. Funcionarios estadounidenses y europeos han estado
en contacto directo con el gobierno ucraniano y las figuras de la oposición
burguesa y se han ido a Ucrania para apoyar personalmente a las protestas
contra Yanukovich.
Esta rivalidad mundial creó las condiciones para el
auge de los enfrentamientos y la implosión del gobierno de Yanukovich del 18 al
22 de febrero. El 22, el presidente Yanukovich y la oposición burguesa de
Ucrania firmaron un acuerdo fraguado por los aliados de Estados Unidos,
Alemania y Polonia, con el objeto de aliviar temporalmente la crisis. El New
York Times informa: "El rechazo de la ayuda rusa parece haber sido una de
las condiciones establecidas.... Europa y Estados Unidos han estado presionando
fuertemente a Kiev para que acepte que sólo un paquete de ayuda del Occidente
liderado por el Fondo Monetario Internacional pueda rescatar a la economía de
Ucrania" ("With President's Departure, Ukraine Looks Toward a Murky
Future", 22 de febrero de 2014).
La situación sigue siendo inestable y extremadamente
volátil, con movilizaciones de sectores de la población en torno a una gama de
programas reaccionarios, la toma de posiciones en Crimen de parte de las tropas
alineadas con Rusia, la aprobación del parlamento ruso para despachar tropas a
Ucrania y las amenazas de Obama de que "se pagarán costos" en el caso
de que Rusia intervenga en una parte de Ucrania.
¿Cuáles Son los Intereses
del Pueblo?
Ninguno
de estos enfrentamientos y maniobras entre las potencias mundiales rivales y
los capitalistas ucranianos rivales ha hecho nada positivo para las personas
que han sufrido muchísimo bajo un gobierno rapaz y opresor tras otro. El
cacareado acuerdo fraguado por el Occidente con Ucrania es más de lo mismo, y
no tiene nada de positivo la configuración actual del poder o el desenlace de
la actual crisis en Ucrania. Al contrario, se ciernen peligros verdaderamente
graves.
Sin embargo, el surgimiento repentino e inesperado de
esta crisis, aparentemente de la nada, sí nos enseña un aspecto de la
impermanencia del orden existente. Los imperialistas mismos perciben este
potencial. La revista semanal alemana Der Spiegel describe el choque en Ucrania
y la mayor rivalidad entre Estados Unidos, la UE y Rusia como "un juego de
ajedrez en un campo de minas".
El orden mundial existente no cambiará en lo
fundamental sin que las fuerzas conscientes actúen sobre él, pero no es un muro
de permanencia y estabilidad, sobre todo por ahora. Todo esto pone de relieve,
una vez más, la apremiante necesidad de trabajar con urgencia por el
surgimiento de una auténtica dirección comunista revolucionaria que forje otro
camino para la humanidad, que supere ese pasado de tinieblas de regímenes
opresores y guerras cínicas. Sin dicha dirección, las fuerzas imperialistas y
reaccionarias continuarán sumiendo al mundo en nuevas pesadillas sin
precedentes.
Tomado del periódico Revolución, 1º de marzo de 2014.
Ucrania:
Los Lobos Andan Sueltos
"UCRANIA
ESTÁ EN CONDICIONES CERCANAS al incumplimiento y deslizándose al abismo",
advirtió Alexander Turchinov inmediatamente después de convertirse en el vocero
del parlamento ucraniano y presidente interino del país. Ucrania necesita 35
mil millones de dólares durante los próximos dos años y un préstamo urgente en
las próximas dos semanas para pagarles a sus acreedores en Oriente y Occidente.
Esos acreedores están engarzados en un forcejeo mutuo que ninguna de las partes
puede permitirse perder y que quizás no puedan permitirse ganar. Lo que está en
juego es mucho más que el dinero.
El partido gobernante de Ucrania y la mayoría de los
llamados "oligarcas" abandonaron de repente al presidente Víctor
Yanukovich y trajeron a Turchinov un aliado de Julia Timochenko, la consentida
de la Unión Europea [UE], especialmente de Alemania. Habiéndose hecho
supermillonaria de la noche a la mañana cuando se disolvieron las empresas
estatales del país, ella fue una de los primeros "oligarcas" de
Ucrania y una digna encarnación de esta clase, que tal vez sean más débiles y
menos adeptos a esconder su naturaleza carnívora que sus contrapartes de
Occidente, pero no menos capitalistas monopolistas. Al igual que el ahora
destituido Yanukovich y los demás, ninguno de ellos es leal a los "valores
democráticos" o ni siquiera a una potencia extranjera en particular sino
sólo a las necesidades de su pedazo de capital para expandirse sin límites en
una competencia letal con otros capitalistas.
Esta no es la primera vez que Estados Unidos y Europa
han intentado arrebatarle Ucrania a Rusia. La llamada "Revolución
Naranja" de 2004-2005 agudizó una crisis económica y política que llevó a
Ucrania a donde está hoy, y esa crisis subyacente está lejos de resolverse.
En 2004 las manifestaciones callejeras maquinadas por
Occidente le arrebataron la presidencia a Yanukovich y pusieron a Timochenko y
a Víctor Yuschenko en el gobierno. A pesar del respaldo de Occidente, la maniobra
política insignia de Timochenko fue un acuerdo con el monopolio ruso Gazprom
que era políticamente ventajoso para ella pero tan desfavorable para Ucrania
que en 2010 Yanukovich volvió a la presidencia y ella fue encarcelada por
corrupción. Aunque se le consideraba pro-ruso, Yanukovich entró en
negociaciones con la Unión Europea para establecer un tratado de libre
comercio. En noviembre de 2013 se echó para atrás de repente y a fin de cuentas
se rehusó a firmar y en vez de eso aceptó un trato con Rusia por 15 mil
millones en préstamos y una reducción de un tercio en los precios del gas.
De ese calibre es la lealtad e incluso lo previsible de
cualquiera de los líderes de Ucrania. Sin embargo, su echada para atrás no fue
irracional: al parecer el FMI quería imponer unas condiciones que hubieran
podido generar una inestabilidad política mucho mayor, y no el alivio que su
régimen sumido en la deuda necesitaba para sobrevivir. Yanukovich trató de
jugársela a la vez con Rusia y la UE, y en últimas ninguna lo salvó.
Los jóvenes y otros que se tomaron las calles
furiosamente proclamando "Queremos entrar a la Unión Europea" estaban
burdamente engañados. Por ejemplo, ¿por qué la UE o el FMI hubieran tratado a
Ucrania de forma diferente que a Grecia? Alemania y otras potencias europeas
(especialmente Francia) le sacaron dos cueros a Grecia, primero al prestarle
enormes cantidades de dinero para un "desarrollo" que significó la
importación de capital y bienes de consumo a un nivel que ayudó a mantener la economía
alemana canturreando, y luego, y una vez más, cuando la crisis financiera que
llevó a Grecia a no poder pagar, forzando al país a hacer "ajustes"
que orillaron a millones de griegos a la miseria para que el capital extranjero
pudiera recuperar su capital y sus intereses.
Miremos a Rumania, Bulgaria, Hungría y los estados
bálticos, además de otros países que fueron parte del bloque soviético y que
han entrado a la Unión Europea, ¿a dónde los ha llevado eso? Quizás los jóvenes
ucranianos esperaban que los vínculos con la UE llevaran el nivel de vida de su
país al nivel ligeramente más alto de la vecina Polonia, a la que solía
pertenecer Ucrania occidental. Pero una de las principales exportaciones de ese
país son los polacos jóvenes, mujeres y hombres. Parecerse a Polonia no es
ninguna aspiración revolucionaria.
Ucrania, un país de 46 millones de habitantes, se
independizó en 1991 luego del colapso de la Unión Soviética. Es el décimo
productor de acero en el mundo, tiene unos sectores agrícola e industrial muy desarrollados,
pero su dependencia de la exportación de acero y de productos de acero ha hecho
al país sumamente vulnerable a las turbulencias financieras globales y a la
presión de Rusia. Su ubicación geoestratégica proporciona una vital ruta de
transporte de energía desde Rusia hasta Europa occidental. Cerca del 60% de las
exportaciones de Ucrania van para Rusia, Belarús y Kazajistán. El gas natural,
que se usa para poner en marcha la industria y para el consumo casero, es la
importación más grande y la causa principal de su déficit comercial. La deuda
externa de Ucrania creció de 23.800 millones de dólares en diciembre de 2003 a
137.700 millones de dólares en septiembre de 2013.
La "revolución naranja" de 2005-2010,
respaldada y financiada por Estados Unidos y la Unión Europea, no pudo producir
cambios económicos estructurales ni reorganizar el panorama político de
Ucrania. Eso hubiera requerido estratégicos compromisos políticos y
astronómicos compromisos financieros que sus padrinos no podían cumplir, al
estar enredados en guerras de ocupación en Irak y en Afganistán y especialmente
cuando se hundieron en la crisis financiera.
Los efectos de la crisis financiera global en Rusia no
fueron tan severos durante este periodo. Debido al alza en los precios de sus
exportaciones de petróleo y gas, Rusia acumuló inmensas reservas de divisas. En
algunos aspectos empezó a salir de la débil situación en que se encontraba tras
el colapso de la URSS a comienzos de los años 1990.
Al
mismo tiempo, el surgimiento de una renovada rivalidad imperialista y el auge
de la China capitalista, junto con la crisis financiera global, han obligado a
las grandes potencias a correr grandes riesgos para avanzar en sus esferas de
influencia en toda dimensión: estratégica, política y económica. Ucrania, el
pedazo más grande no ruso de la desbaratada Unión Soviética, se ha convertido
en un foco de contradicciones globales.
Alemania en particular, que ya es un importante socio
comercial con Ucrania, ha estado ansiosa por desgarrar más profundamente a este
país relativamente grande y arrancarle sus abundantes recursos naturales, su
industria altamente desarrollada y la agricultura orientada a la exportación.
Es un mercado de primera para la exportación de capital y mercancías, con una
fuerza de trabajo bastante joven, capacitada y educada acostumbrada a ser mal
remunerada. La dominación de Alemania sobre Ucrania podría cambiar el
equilibrio de fuerzas dentro de la Unión Europea y más ampliamente.
Pero mientras Europa y especialmente Alemania han
estado listas a devorarse a Ucrania, Estados Unidos también ha estado
intensamente involucrado, y por lo general sin sincronía con Alemania, si no es
que en abierta oposición. Si bien Obama y los gobiernos de Europa saludan la
caída de Yanukovich como "la voluntad" del pueblo ucraniano, ninguno
de los intereses y deseos ucranianos fueron siquiera un tema de discusión en la
famosa llamada telefónica filtrada entre la subsecretaria de Estado
estadounidense Victoria Nuland y el embajador de su país en Ucrania.
Discutieron exactamente a quién aceptarían y a quién no como futuro líder de
Ucrania, y estuvieron de acuerdo en que la transición la debe intermediar la
ONU para sacar del proceso de decisión a la UE —"Que se joda la Unión
Europea", concluyó Nuland.
Resulta que los ministros del exterior de Alemania,
Francia y Polonia prepararon un plan de salida para Yanukovich que Rusia se
negó a firmar con el argumento que eso solo ayudaría a allanar el camino para
que la oposición a Yanukovich se deshiciera de él. En todo caso, por el momento
él se ha esfumado.
La potencia de fuego de Estados Unidos sigue siendo el
argumento definitivo de Washington. Eso quedó implícito en la advertencia que
la consejera de seguridad nacional de Estados Unidos, Susan Rice, le hiciera a
Rusia de que se abstuviera de enviar tropas. La oposición a la intervención
extranjera le suena falsa en boca del país que ocupó a Irak y Afganistán, que
dirigió el derrocamiento armado del régimen de Gadafi y que hace poco amenazó
con intervenir con fuerzas militares en Siria e Irán. Por no mencionar sus
actividades en su "patio trasero" — la anexión de un gran trozo de
México y un siglo de cebarse a costa de la riqueza creada por los mexicanos. La
preocupación que manifestó Washington por el destino de los manifestantes bajo
ataque en la plaza principal de Kiev (Maidán) no se vio por ningún lado cuando
el gobierno de Obama coordinó la violenta limpieza de los parques que se
tomaron los manifestantes del mucho más pacífico movimiento Ocupar en Estados
Unidos.
La aventura de Estados Unidos en 2008 al alentar a
Georgia a luchar contra Rusia terminó en la humillación de Washington, pero lo
que está en juego tanto para Estados Unidos como para Rusia ahora es mucho más
grande.
Para Estados Unidos y Rusia especialmente, el asunto
principal es la importancia estratégica de Ucrania para el resurgimiento de
Rusia como una gran potencia. Una estrecha alianza de Ucrania con Rusia podría
ayudar a Rusia a alinear a sus ex repúblicas, especialmente a las más reacias
como Azerbaiyán y en cierto grado Georgia. A la inversa, una mayor separación
de Ucrania haría ese sueño de Rusia mucho más difícil y complicado, y
fomentaría más motines dentro de la esfera de influencia de Rusia. El plan de
Putin de una unión económica euroasiática no podría prosperar sin el más grande
y más rico de los seis estados ex soviéticos,
Al parecer la política rusa ha sido la de fomentar las
contradicciones entre la Unión Europea y Estados Unidos e inclinarse
condicionalmente hacia la UE para aislar a Estados Unidos. Durante la crisis
política de los últimos meses, mientras que algunas fuerzas en Ucrania exigían
la dimisión del presidente, fuerzas a favor de la Unión Europea y Alemania
propusieron un dialogo y una reforma sin cambiar el presidente. Incluso ahora
que Yanukovich ha salido de escena, parece que Angela Merkel y Vladimir Puttin
han estado negociando por teléfono, según algunos comentaristas, discutiendo la
idea de poner a Timochenko, irónicamente una de los aspirantes menos anti-rusos,
como una especie de jefe de estado de consenso.
La clase dominante de Ucrania parece haberse reagrupado
contra Yanukovich. Hasta su propio partido lo repudia. "Toda la
responsabilidad de esto recae en Yanukovich", dijo el Partido de las
Regiones en una declaración. "El partido fue virtualmente rehén de una
familia corrupta". Hay que aclarar que el aparato de estado no ha sufrido.
De hecho, aunque el parlamento ha pedido que se arreste y enjuicie a otros ex
ministros, el Ministerio de Defensa no ha cambiado de manos y las grandes
fuerzas armadas del país parecen haber aprobado el consenso anti-Yanukovich. Al
mismo tiempo, no es del todo claro qué tipo de alianza política estable podría
reemplazarlo.
A pesar de lo manipulada que ha sido, Ucrania es un país
capitalista monopolista relativamente desarrollado cuya clase dominante tiene
sus propias necesidades y ambiciones. Si bien miembros de esa clase pueden
chocar entre sí sobre los aliados extranjeros, tienen una cierta unidad de
intereses. La mayoría probablemente ve la situación actual como una oportunidad
de "liberar" al capital ucraniano de su posición subordinada o al
menos mejorar esa posición. Esta es una importante razón por la que la
situación es tan volátil.
Es casi increíble pero no imposible de entender que en
las calles de Ucrania hoy se oigan los gritos contra la "mafia judía
moscovita" y la "dominación judeo-comunista rusa". Estas eran
las consignas de los nacionalistas ucranianos que vieron en la invasión alemana
nazi en la Segunda Guerra Mundial una oportunidad para buscar el derrocamiento
del socialismo por el que cuatro millones de ucranianos combatieron y murieron
por defender. En vez de ser oprimida por la Unión Soviética, fue como república
soviética que por primera vez en la historia Ucrania llegó a existir como
entidad política y que su pueblo pudo florecer como nunca antes.
Al comienzo del movimiento de la Plaza Maidán los
estudiantes jugaron un importante papel y parecía haber una amplia mezcla
política de gente. Sin embargo, según los informes, el movimiento fue cada vez
más dominado por el partido Svoboda, el partido históricamente pro-nazi que se
dice dirigió la toma de la alcaldía de Kiev que provocó la huida de Yanukovich,
y por las más abiertamente fascistas bandas paramilitares agrupadas en el que
se hace llamar Pravy Sektor [Sector de Derecha]. Estas tendencias fascistas
parecen ser una expresión de los intereses nacionales del capital ucraniano en
oposición y también colusión con potencias capitalistas extranjeras. El papel
central de estos elementos en la caída de Yanukovich señala una peligrosa
dinámica política e ideológica que no se puede desactivar a voluntad.
Sin embargo, la ideología en extremo reaccionaria no es
la característica especial de uno u otro bando en la lucha por el poder. El
debate entre los comentaristas pro-Estados Unidos y pro-rusos sobre en cuál
bando están los verdaderos fascistas es erróneo e interesado. El racismo
chovinista ucraniano dirigido contra los judíos y la gente de origen ruso por
las pandillas anti-rusas, se equipara con el oscurantismo patriarcal de las
fuerzas pro-rusas (incluyendo al mismo Yanukovich) que insisten en que Ucrania
no debe unirse a la UE porque el resultado serían matrimonios homosexuales y el
fin de los "valores" cristianos.
En la medida en que hay una batalla ideología en curso,
no se trata de "Occidente versus los valores rusos" ni de
"democracia" versus "dictadura" —Yanukovich fue elegido
repetidas veces— sino de nacionalismo ucraniano. Una vez más,
independientemente de que la mala salud de Timoshenko y las circunstancias
políticas le permitan volver o no al centro del escenario, ella es un caso de
estudio en ese fenómeno. Habiendo crecido hablando ruso, dijo que había
aprendido a pensar en ucraniano y llegó a oponerse a permitir el ruso como un
segundo idioma oficial debido a la necesidad de unir el país — que por supuesto
desde hace mucho ha estado unido, y con muchos hablantes de cuatro idiomas
diferentes, pero sus capitalistas necesitan un clima político diferente para
lograr sus fines como clase capitalista nacional. Una de las primeras movidas
del nuevo gobierno interino fue acabar con el estatus del ruso como segundo
idioma oficial en toda Ucrania.
Lo que estamos viendo ahora es, por una parte, las
repercusiones trágicas de la restauración del capitalismo en la URSS luego de
la muerte de Stalin y, por la otra, una batalla cínica entre las grandes
potencias imperialistas no solamente sobre quién engulle a Ucrania y su pueblo
sino en últimas por el imperio.
Ucrania está en la más grande convulsión que Europa
haya visto desde el desmembramiento de Yugoslavia. Si bien hay diferencias
importantes entre las dos situaciones, guardan alguna similitud en las
ambiciones rapaces y temerarias de las principales potencias imperialistas,
especialmente Alemania, Estados Unidos y Rusia; en las rápidamente cambiantes
escisiones y alianzas, nacionales y extranjeras, de la clase capitalista
dominante del país; y en el fomento de movimientos de masas reaccionarios
manejados por esos intereses. Pero el mundo ha cambiado, especialmente en la
última década, y Occidente no puede esperar una victoria fácil.
No obstante los acontecimientos inmediatos, dado este
contexto es improbable que una situación tan compleja como esa se resuelva pronto.
Los lobos han saboreado la sangre.
Tomado del periódico Revolución, 13 de marzo de 2014.
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