viernes, 2 de febrero de 2024

Política

El Manifiesto Comunista y el Partido de Clase

 (1)

Eduardo Ibarra

El Manifiesto del Partido Comunista se llama así porque es la exposición del programa, a la vez teórico y práctico, del proletariado revolucionario, cuya redacción la Liga de los Comunistas había encargado a Marx y Engels. En el título del Manifiesto el nombre de Partido Comunista encierra pues el concepto de partido de clase del proletariado. No es casual que, en el prólogo a la edición alemana de 1872 del Manifiesto (primer prólogo de este libro), Marx y Engels escribieran lo que sigue: 


Dado el desarrollo colosal de la gran industria en los últimos veinticinco años, y con éste, el de la organización del partido de la clase obrera… 

Es decir, en el Manifiesto el nombre de Partido Comunista aparece como el nombre que doctrinalmente le corresponde al partido proletario, y no como un nombre fortuito, circunstancial, transitorio. 

En otros términos, en el Manifiesto la exposición de la concepción comunista del mundo aparece representada por el nombre científicamente exacto de Partido Comunista. 

En 1847 el socialismo 


… era un movimiento de la clase burguesa, y el comunismo lo era de la clase obrera. El socialismo era, al menos en el continente, cosa “respetable”; el comunismo, todo lo contrario. Y como nosotros manteníamos desde un principio que “la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la clase obrera misma”, para nosotros no podía haber duda alguna sobre cuál de las dos denominaciones procedía elegir. Más aún, después no se nos ha ocurrido jamás renunciar a ella. (Prefacio a la edición inglesa de 1888 del Manifiesto). 

Es decir, “desde un principio”, Marx y Engels sostuvieron el nombre de Comunista como el nombre científicamente exacto del partido del proletariado, científicamente exacto porque       

La humanidad sólo puede pasar del capitalismo directamente al socialismo, es decir, a la propiedad común de los medios de producción y a la distribución de los productos según el trabajo de cada cual. Nuestro Partido va más allá: afirma que el socialismo deberá transformarse inevitablemente y de modo gradual en comunismo, en cuya bandera campea este lema: “De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades”. (Obras escogidas en doce tomos, Editorial Progreso, Moscú, 1977, t. VI, p. 309). 

Por eso, Lenin precisó en otro lugar: 


… el nombre de Partido Comunista [es] el único acertado desde el punto de vista científico. (Ob. cit., t. VIII, p. 35). 

Y, por eso, sostuvo también: 

El dialéctico Engels, en el ocaso de su existencia, sigue siendo fiel a la dialéctica. Marx y yo –nos dice– teníamos un hermoso nombre, un nombre científicamente exacto, para el partido, pero no teníamos un verdadero partido, es decir, un Partido proletario de masas. Hoy (a fines del siglo XIX), existe un verdadero partido, pero su nombre es científicamente inexacto. (Ob. cit., t. VII, p. 78). 

La esencia del problema es, pues, el carácter de clase del partido, carácter expresado científicamente en el nombre de Partido Comunista. Es decir, el quid de la cuestión es que en el Manifiesto el Partido Comunista es el partido-concepción del mundo, de lo cual se deriva, como es lógico, todo el resto de cuestiones que hacen un partido proletario (incluida su táctica, obviamente), sean cuales fuesen las condiciones históricas en las que opera. 

        Por eso, después del Manifiesto, a Marx y Engels no se les ocurrió jamás renunciar al nombre de Partido Comunista. 

Otra cosa es, desde luego, que, a lo largo de la historia de la lucha de clase del proletariado, por contingentes razones políticas el nombre exacto del partido proletario no pudo ser adoptado por algunos partidos o, en su defecto, hubo de ser reemplazado por algún otro. Pero esto no niega ni puede negar el nombre de Partido Comunista como el nombre exacto del partido proletario, sustentado por Marx, Engels y Lenin. 

Sin embargo, como lo puede comprobar cualquier lector, Ramón García silencia el nombre científicamente exacto del partido proletario (expresivamente ha procedido así durante toda la polémica), y esto le permite silenciar el partido-concepción del mundo y, por lo tanto, llevar el análisis por otro lado: por el lado de una consideración reduccionista del Partido, por el lado del partido-táctica. Por eso no es casual que hable de “partido insurreccional” y de “partido electoral” (ver su artículo “¿Al fin, quo vadis honorable Partido Comunista?”, 01 de marzo de 2010). 

Este silenciamiento del partido como la materialización de la concepción comunista del mundo y esta reducción del mismo a solo táctica, es la base de toda la argumentación de García que concluye en el planteamiento de un partido doctrinariamente heterogéneo (no obstante haber escrito, en su aludido artículo, que “el Manifiesto Comunista permanece como faro que guía el movimiento proletario internacional”), en la negación de las bases teóricas del programa del Partido acordadas por Mariátegui en octubre de 1928, en la asunción libresca de la teoría del termómetro del sufragio de Engels, en la creencia de que solo después de ganar el gobierno puede tomarse el poder. 

Teniendo en cuenta todo lo anterior, ¿cómo puede decir García, en el mismo lugar, que “el Partido Comunista se debate entre la vida y la muerte. Y no en un país en particular sino en todos los países en general”? 

Puede decir semejante dislate, precisamente porque no es capaz de ver el contenido ideológico del problema, porque lo que lo mueve es encubrir el pernicioso papel jugado por el revisionismo en la degeneración de muchos partidos comunistas y en vender la idea de que todo el problema reside en la cuestión táctica. En otros términos, porque para él el Manifiesto como exposición del programa del proletariado es una cosa y otra distinta es el expositor de dicho programa, el Partido Comunista. Por lo tanto, para García exposición y expositor son separables y, según cree, “El Partido Comunista tiene una historia paralela pero no similar a su manifiesto inaugural”. Así, pues, tenemos la exposición del Manifiesto por un lado, y a su expositor por otro. 

Pero ocurre que no es que el Partido Comunista tenga una “historia paralela” con respecto al Manifiesto, sino que muchos partidos comunistas traicionaron sus principios revolucionarios, precisamente por lo cual cayeron al pantano del revisionismo. Esta realidad indiscutible tuvo, como es obvio, consecuencias en el ámbito de la táctica: la insurrección fue abandonada allí donde debía llevarse a cabo y la lucha electoral fue actuada como si fuese el camino de la revolución. 

Por lo tanto, cuando, posando de “profundo”, García escribe que “Atribuir esta situación (la pretendida “historia paralela” entre el Manifiesto y el Partido Comunista) al revisionismo, oportunismo, escisionismo es quedarse en la superficie del fenómeno”, lo que hace es tender una cortina de humo a efecto de confundir al lector en el sentido de impedir que perciba la traición a los principios del Manifiesto del Partido Comunista. 

Por otro lado, García dice que “Centrar el debate en el nombre mismo de Partido Comunista, aun siendo importante también es quedase en la superficie del fenómeno”. Como hemos visto, a efecto de deslindar posiciones con el oportunismo y establecer el nombre científicamente exacto del partido proletario, Marx, Engels y Lenin centraron el debate en el nombre de Partido Comunista, pues para ellos dicho nombre representa la esencia de la concepción proletaria del mundo, la misión histórica mundial del proletariado. Por eso Lenin escribió: 


… nuestro partido, que en el momento actual goza, sin duda alguna, de grandísimas simpatías entre las masas trabajadoras de todos los países, tiene el deber de declarar del modo más inequívoco y con la mayor decisión, energía y claridad posibles que rompe sus relaciones con ese viejo socialismo oficial. Y el medio más adecuado para lograr ese objetivo es cambiar el nombre del partido. (Ob. cit., t. VIII. p. 35; cursivas nuestras). 

Así, pues, para García los “superficiales” son Marx, Engels y Lenin, y él, bastante modestamente, cree ser el “profundo”. ¡Ni más ni menos! 

Pero, además, García dice que “La cuestión central es que el Partido Comunista surgió como partido insurreccional”, siendo que “la cuestión central”, esencial, fundamental, es, en realidad, que el Partido Comunista nació como partido de clase, razón por la cual, dada una situación revolucionaria, debe llevar adelante la insurrección y, dada una situación no revolucionaria y de vigencia de la democracia burguesa, debe actuar la lucha electoral. Así se constata que García disocia el concepto de partido de clase que encierra el término Partido Comunista en el Manifiesto (de nada le sirve la frase “el Partido Comunista surgió como partido insurreccional”, que opone al concepto de “partido electoral”) y, por vía de consecuencia, divorcia del Manifiesto a su autor, el Partido Comunista. Y por este camino concluye que “el Partido Comunista se debate entre la vida y la muerte.” 

Es decir, la posición de García se presenta así: puesto que “Centrar el debate en el nombre mismo de Partido Comunista… es quedarse en la superficie del fenómeno” (en la medida en que para él discutir el nombre del partido proletario es discutir el nombre por el nombre, y no lo que representa el nombre de Partido Comunista como el nombre exacto del Partido), entonces lo que cuestiona es el carácter de clase del partido proletario; por consiguiente, es el carácter de clase del partido proletario lo que para él “se debate entre la vida y la muerte.” 

En otras palabras, García no discute el nombre por el nombre mismo (después veremos que no es siempre así), sino lo que representa el nombre de Partido Comunista en el Manifiesto, pero, claro está, sin reconocer que, precisamente, dicho nombre representa el nombre científicamente exacto del partido proletario; en consecuencia, García discute, en primera instancia, la cuestión de fondo: el carácter de clase del Partido, y es justamente este carácter lo que disocia del Manifiesto, para terminar diciendo que “el Partido Comunista se debate entre la vida y la muerte”, o sea, que el partido de clase se debate entre la vida y la muerte. Esto explica su propuesta de un partido-amalgama, lo que en absoluto es algo nuevo en la historia del movimiento obrero: Kautsky se le adelantó en más de un siglo. 

Esta es la primera “falla geológica” del discurso del “profundo” García.

 

10.01.2024.

Economía

La Bonanza de la Burguesía Imperialista y la Crisis de los Trabajadores*

Cesar Risso

800.000 millones de dólares en manos de 5 personas. Este es uno de los resultados de la actual forma de organización de la sociedad. Es como un juego que tiene sus reglas. Así que, dados los resultados, debemos dar por terminado el “juego”. Pero para esto debemos de actuar de forma organizada. La conclusión de este perverso “juego” es la expropiación de los expropiadores, y la implementación de una nueva forma de organización de la sociedad.

¿Cuáles son las reglas del capitalismo? Pues es la explotación de los trabajadores a través de la compra y venta, en el mercado, de la fuerza de trabajo. Es el sistema de trabajo asalariado. A esto se le suma la propiedad privada de los medios de producción, lo que da derecho a estos propietarios de disponer de gran parte de la riqueza creada por los trabajadores directos.

Sin la comprensión de las leyes (“reglas”) del funcionamiento del capitalismo, veríamos la solución en la bondad y la ética de las personas que nos gobiernan, cuando más bien esta bondad y esta ética, no son otra cosa que el resultado, la creación del tipo de persona de “éxito” en una sociedad como la actual basada en la apropiación del trabajo ajeno. Esto es, en una sociedad individualista, la bondad y la ética, así como el conjunto de los valores que conducen al “éxito”, expresado en el dinero acumulado, es la manifestación máxima de estos valores. Vale decir que no se trata del bien o del mal que se le cause a los demás, sino de si se logra acumular gran cantidad de dinero, lo que define los valores correctos.

“Los milmillonarios son cada vez más ricos, la clase trabajadora pasa por grandes dificultades, y las personas en situación de pobreza viven atenazadas por la desesperación. Esta es la triste realidad de la economía mundial.”

Estos 800 mil millones de dólares, a 2 mil dólares mensuales por persona, servirían para sostener a 40 millones de personas durante 10 meses.

Hagamos algunos cálculos para apreciar lo que significa el capitalismo.

Si dividimos los 800 mil millones de dólares, que poseen las cinco personas más “ricas” del planeta, por el precio de la onza de oro, que cotiza a 1648,46 dólares, entonces, estas cinco personas serían dueñas del equivalente a 485 millones 301 mil 432 onzas de oro. Si tomamos el dato del precio de un día de trabajo de un trabajador peruano que gana el salario mínimo legal, que es de 1025 soles, le corresponde aproximadamente 40 soles por día; entonces, la riqueza de estos cinco capitalistas equivale a 46 millones 249 mil 227 jornadas de trabajo. Y, por último, si expresamos esta riqueza en horas de trabajo, resulta que estas cinco personas poseen el valor de 370 millones de horas de trabajo.

¿Cómo pasó esta enorme cantidad de trabajo a manos de estas cinco personas? Pues a través de las reglas del capitalismo. El propietario de los medios de producción tiene derecho de apropiarse del resultado del empleo de la fuerza de trabajo. Por eso, no se trata de personas buenas o malas, puesto que por bueno y generoso que sea el capitalista, tiene que apropiarse del resultado del esfuerzo de sus trabajadores; de lo contrario no sería capitalista. Se trata, entonces, de cambiar las reglas de la economía cambiando el sistema capitalista por el socialista.

Esta cifra de la enorme cantidad de trabajo materializado en dinero que se han apropiado estos cinco capitalistas, es solo un dato de la mucha información que configura los resultados de la economía capitalista actual.

El Informe de Oxfam Desigualdad S. A. El poder empresarial y la fractura global: la urgencia de una acción pública transformadora, bajo el subtítulo Un mundo cruel para la inmensa mayoría de las personas, describe en parte las consecuencias de la vigencia del sistema capitalista:

“Para la mayoría de las personas en todo el mundo, el inicio de esta década ha sido tremendamente difícil. En el momento de escribir este informe, 4.800 millones de personas son más pobres hoy que en 2019. Para las personas más pobres (generalmente mujeres, personas racializadas y grupos excluidos de la sociedad), la vida cotidiana se ha vuelto aún más difícil. La desigualdad mundial, es decir, la brecha entre el Norte y el Sur global ha crecido por primera vez en 25 años. Los precios están superando a los salarios en todo el mundo: cientos de millones de personas ven cómo cada mes sus salarios dan para menos y sus perspectivas de un futuro mejor se disipan. El colapso climático, impulsado por los súper ricos, está aumentando drásticamente la desigualdad global. Las protestas y huelgas de las y los trabajadores han acaparado titulares y portadas en numerosas ocasiones. A los Gobiernos les resulta imposible mantener sus finanzas a flote ante el aumento de la deuda y la escalada de los precios de las importaciones de combustible, alimentos y medicinas. Los países de renta baja y de renta media-baja desembolsarán cerca de 500 millones de dólares diarios de aquí a 2029 en concepto de intereses y pagos de deuda, y tendrán que hacer drásticos recortes en el gasto para poder pagar a sus acreedores. Con frecuencia, estos recortes tienen un impacto especialmente perjudicial para las mujeres.”

La contrapartida de estas consecuencias está en el beneficio que obtienen los grandes capitalistas, quienes explotan directamente e indirectamente a los trabajadores, como resultado de lo cual acumulan la riqueza creada por los trabajadores, pero que por las “reglas de juego” va a parar a manos de los capitalistas, amparados por la ley.

En el mismo Informe, con el subtítulo Un mundo maravilloso para una reducida minoría, se resume la situación de los responsables de la penuria que viven las clases trabajadoras:

“Entretanto, el enorme aumento de la riqueza extrema observado desde 2020 se ha hecho patente. La riqueza de los milmillonarios se ha incrementado en 3,3 billones de dólares (es decir, en un 34 %) desde el inicio de esta década de crisis; una fortuna que crece a un ritmo tres veces mayor que la tasa de inflación. Esta riqueza se concentra en el Norte global. Si bien solo el 21 % de la humanidad vive en países del Norte, estos albergan el 69 % de la riqueza privada y el 74 % de la riqueza milmillonaria del mundo. Los otros grandes ganadores en este período de crisis son las grandes empresas multinacionales. Para estas, al igual que para los súper ricos, las dos últimas décadas han sido extraordinariamente lucrativas, y los últimos años han sido aún mejores: los beneficios de las mayores empresas experimentaron un aumento del 89 % entre 2021 y 2022. Datos recientes muestran que el año 2023 está a punto de batir todos los récords como el más rentable hasta la fecha. El 82 % de estos beneficios acaban en manos de accionistas, quienes se encuentran en su inmensa mayoría entre las personas más ricas.”

El cada vez más rápido aumento de la riqueza de la burguesía se debe a la agudización de la explotación de los trabajadores. La incorporación de máquinas de última generación, de mayor rendimiento, que exige del trabajador mayor desgaste por unidad de tiempo, como la reducción de las remuneraciones de los trabajadores, apuntan a una mayor extracción de plusvalía.

Tenemos, pues, la causa (el capitalismo) y la consecuencia (explotación de las clases trabajadoras, pobreza, etc). Falta la solución, que tiene propuestas variadas. En el caso de Oxfam, su propuesta aparece en el subtítulo del Informe: La urgencia de una acción pública transformadora. Si como acción pública se refiere al Estado, entonces o cometen un grave error, puesto que el Estado actual es un Estado capitalista, o, lo que es más plausible, son socialdemócratas y en consecuencia representan políticamente a la pequeña burguesía, y por lo tanto no salen del marco del capitalismo, pero planteando algunas mejoras para las clases trabajadoras y los sectores afectados. Es decir, proponen un capitalismo que ataje sus desmanes. Pero resulta que los desmanes del capitalismo, sus excesos, son precisamente las leyes económicas del sistema capitalista. Y estas leyes no se pueden mitigar, ni abolir, puesto que para que esto suceda tendría que superarse el capitalismo, reemplazarse por el socialismo. Esto último es justamente lo que propone la posición proletaria.

Los intelectuales a sueldo de la burguesía promueven la idea del libre mercado, a pesar del dominio de los monopolios. Sin embargo, lo que realmente quieren, a través de la consigna del libre mercado, es la libertad de los monopolios.

“Los propietarios milmillonarios utilizan este control para garantizar que el poder empresarial no deje de crecer gracias a una mayor concentración y monopolio del mercado, con el beneplácito de los Gobiernos. Este mayor poder empresarial se centra, a su vez, en proporcionar rendimientos cada vez mayores para los propios accionistas, a expensas del resto.”

Según Oxfam, son cuatro los mecanismos que promueven e implementan los grupos económicos de poder para sostener y ampliar las ganancias de sus enormes negocios: Concentrando las ganancias en las empresas monopólicas y perjudicando a los trabajadores con cada vez menores remuneraciones; pagando cada vez menos impuestos, a través de la evasión y la elusión; privatizando las empresas públicas; y, destruyendo el medio ambiente por medio de la extracción de los recursos.

Cada uno de estos mecanismos es parte de las políticas que los gobiernos implementan para favorecer a la burguesía imperialista. Para esto han creado toda una organización encabezada por los Estados, seguida de las leyes, de intelectuales a sueldo, y sumisos y genuflexos personajes, que se disputan las migajas que la gran burguesía planetaria les lanza.

Toda la riqueza creada por los trabajadores en el mundo, pasa a manos de la burguesía imperialista, la que se atribuye la propiedad de la misma remunerando cada vez menos a los trabajadores.

Citemos del Informe lo que dice acerca de la evasión y elusión de impuestos:

“Las grandes empresas y sus ricos propietarios también impulsan la desigualdad al emprender una guerra fiscal sostenida y ampliamente eficaz. Los tipos nominales del impuesto sobre la renta empresarial en los países de la OCDE se han reducido a más de la mitad desde 1980. La planificación fiscal agresiva, el abuso de los paraísos fiscales y los incentivos resultan en tipos impositivos sobre la renta empresarial mucho más bajos, con frecuencia próximos a cero.”

Por eso es que aparecen personajes como el actual presidente de Argentina, que afirma que los impuestos son un robo.

La gigantesca riqueza creada por las clases trabajadoras del planeta, que se encuentra en manos de la burguesía imperialista, vía el sistema capitalista, se ha vuelto en contra de los trabajadores al cederles el poder concentrado del dinero. ¿Habría riqueza si el dinero desapareciese? Claro que sí. La riqueza está en el trabajo vivo. Pero debido a que todo lo que existe es obra de los trabajadores, es necesario expropiar a los expropiadores para reanudar el progreso de la humanidad.

____________

(*) Todas las citas han sido tomadas de: https://www.oxfam.org/es/informes/desigualdad-sa [Publicado por Oxfam GB para Oxfam Internacional. DOI: 10.21201/2024.000007 Oxfam GB, Oxfam House, John Smith Drive, Cowley, Oxford, OX4 2JY, UK].

Internacionales

La Corte Internacional de Justicia dice que el Genocidio Israelí contra Palestina es “Plausible”... Pero se Limita a dar una Advertencia Vacía

Revolución

IMAGINE QUE UN GOLPEADOR muy conocido y constante amenaza abiertamente a su pareja con el asesinato y luego compra un arma. Su pareja se entera, acude a los tribunales para decir que teme por su vida y la de sus hijos, y solicita una orden de alejamiento. El juez dice que sus temores son “plausibles” y dictamina severamente que el golpeador debe tomar medidas para no asesinarla y que comparezca ante al juez en un mes, sin esa orden de alejamiento ni ninguna otra medida de ley. 

Esto es esencialmente lo que ocurrió cuando la Corte Internacional de Justicia (CIJ)1 se pronunció en el caso que presentó Sudáfrica que acusaba a Israel de cometer genocidio contra el pueblo palestino en Gaza.

Montañas de evidencia que dicen: “Ahora ya es genocidio”.
El tribunal dice: “Vuelva a consultar en un mes”. 

En primer lugar, “genocidio” no es una mala palabra. No es una acusación que lanzar a la ligera. Es un término legal que significa el asesinato deliberado de un pueblo, en su totalidad o en parte. 

A medida que el número de muertos se acerca a 30 mil, casi la mitad de los muertos son niños. 

Hay montañas de evidencia que fundamentan de manera convincente el carácter genocida de la guerra de Israel contra Palestina. Al cierre, el número de muertos en Gaza se acerca al menos a 30 mil seres humanos, en su inmensa mayoría no combatientes. Casi la mitad de los muertos son niños. En sus argumentos, Sudáfrica presentó ante la CIJ declaraciones de parte de altos líderes israelíes que declaraban abiertamente que el objetivo de la masacre no es Hamas2 sino toda la población de Gaza3. Presentaron una declaración del secretario general de la ONU de que “Ningún lugar está seguro en Gaza” (énfasis añadido).

Por todo esto y otras cosas, Sudáfrica solicitó que la CIJ ordenara que “el estado de Israel suspenda inmediatamente sus operaciones militares en Gaza y en su contra”4. Si bien la Corte dictaminó que el cargo de genocidio es “plausible”, no hicieron lo que pidió Sudáfrica. No pidieron un cese total de las operaciones militares y policiales israelíes en Gaza. Así que la CIJ dijo que la acusación de genocidio es “plausible”, pero luego dejó abierta la posibilidad de que Israel siga mintiendo diciendo que el efecto genocida de sus acciones no es intencional y que en realidad es culpa de Hamas. 

Qué escándalo. ¿Qué debería pasar si se considerara plausible una acusación de genocidio? Exactamente lo que dijo Sudáfrica: cese total de las operaciones militares y policiales contra las posibles víctimas hasta que se decida definitivamente la acusación. NO debería significar que a aquellos que han prometido castigar a un pueblo entero y han llevado a cabo medidas de hambruna intencional en masa, que ordenan el uso sistemático de bombas extremadamente poderosas que aniquilan a un gran número de civiles y que han destruido la mayoría de los hospitales en Gaza, se les dice simplemente que se cercioren de que “sus soldados” obedezcan la ley. 

¿Parece “poco realista” tal dictamen? De hecho, hace dos años Ucrania presentó una acusación de genocidio contra Rusia por su invasión de febrero de 2022. En ese caso, la CIJ ordenó a Rusia que cesara inmediatamente las operaciones militares. ¡La amarga y brutal ironía es que Israel ha matado a muchos más civiles en menos de cuatro meses que Rusia en los últimos dos años! 

Israel, respaldado por Estados Unidos, ve en el dictamen una licencia para continuar el genocidio 

Según versiones de los periódicos israelíes, el primer ministro israelí rabiosamente racista y francamente genocida5, Netan-nazi, acogió con agrado el fallo de la CIJ (al tiempo que se lloriqueaba públicamente de que era “obsceno” siquiera considerar cargos de genocidio contra Israel). Dijo que el fallo confirmaba “el derecho de Israel a la autodefensa básica”.

El Departamento de Estado de Estados Unidos recibió favorablemente el fallo diciendo, de manera acertada, que “el tribunal no llegó a una conclusión sobre genocidio ni pidió un alto el fuego en su fallo”. 

Mientras tanto, sobre el terreno, y reflejando la realidad en Gaza, un palestino, Nidal Kamal, le dijo a la NBC News: “Esperábamos que el tribunal internacional obligara a Israel a completar un alto el fuego. Queremos un alto el fuego para poder regresar a nuestros hogares y ver a nuestras familias. Exigimos que el mundo aplique un alto el fuego total”. Kamal le dijo a la NBC que creía que el fallo de la CIJ “no iba a resultar en nada”. 

Y así, los niños siguen muriéndose. La gente sigue muriéndose de hambre, congelada, privada por Israel de las necesidades más esenciales para la supervivencia humana. Israel continúa destruyendo sistemáticamente hogares, escuelas, hospitales y lugares de culto. Israel continúa lanzando bombas suministradas por Estados Unidos sobre campamentos de refugiados a los que ha ordenado que los refugiados huyan. Y Estados Unidos continúa armando, defendiendo y financiando todo esto. 

Llamar azúcar a la mierda no la hace dulce: enfrentar y transformar la realidad 

El fracaso de la CIJ a la hora de ordenar un alto el fuego inmediato en Gaza plantea grandes interrogantes para los oprimidos y para las personas que creen en la justicia. Es profundamente perjudicial malinterpretar la decisión de la Corte principalmente como una especie de concesión importante al pueblo palestino, ya sea que se haga a propósito o no. 

Sin embargo, esto es precisamente lo que han hecho demasiadas fuerzas políticas “progresistas”. Por poner tan sólo un ejemplo, The Intercept tituló su artículo principal “Una victoria histórica para los palestinos”6. 

Las personas no pueden liberarse a menos que comprendan la realidad a la que de hecho se enfrentan. La realidad en este caso es que el genocidio continúa. La realidad es que Netan-nazi ha prometido una victoria total sobre Gaza, con todo lo que eso implica. La idea y el atractivo detrás de la mala lectura o mala interpretación de la realidad como lo hizo The Intercept es la noción de que tenemos que torcer la realidad para “conservar nuestras esperanzas” o “seguir avanzando”. 

Pero si un tratamiento contra el cáncer no funciona, ¡el médico del paciente NO debe decirle que sí funcionó! El médico debe ser sincero con el paciente y redoblar los esfuerzos para comprender científicamente el origen del cáncer y buscar algo que SÍ lo cure. 

Un sentido REAL de a qué nos enfrentamos, un sentido REAL de lo que será necesario y una determinación sobre ESA base 

La lucha para obligar a Israel, y a Estados Unidos detrás de él, a detener esta agresión tiene que avanzar con un conocimiento global de a qué nos enfrentamos y de lo que Israel y Estados Unidos harán para continuar con esto. Y tiene que proceder cada vez más con una comprensión del sistema que impulsa esta guerra y guerras similares. Bob Avakian lo expresó recientemente de esta manera en su nueva cuenta de las redes sociales, @BobAvakianOfficial: 

¿Por qué Biden, y básicamente el gobierno entero y la clase dominante entera de Estados Unidos, apoyan a Israel en su genocidio contra el pueblo palestino, a los ojos del mundo entero? 

La respuesta a esta pregunta crucial es lo siguiente: 

No se debe al “poder del cabildo judío” — ni a que, según alguna noción ignorante, ridícula e indignante, “los judíos lo controlan todo”. Se debe al “papel especial” de Israel como un bastión fuertemente armado de apoyo para el imperialismo estadounidense en una región estratégicamente importante del mundo (el “Medio Oriente”). Además, Israel ha constituido una fuerza clave en la comisión de atrocidades que han contribuido al mantenimiento de la dominación opresiva del imperialismo estadounidense en muchas otras partes del mundo... 

¡Es el sistema! El sistema del capitalismo imperialismo al cual Biden sirve. El sistema al cual él tiene que servir — el sistema al cual toda persona y cualquier persona tiene que servir si quiere ocupar un cargo, y especialmente un “cargo alto”, como la presidencia, dentro de este sistema. 

Por eso Biden hace lo que hace —lo que hacen todos estos políticos— por encima y más allá de sus intereses personales más estrechos. 

¡Es el sistema! Este sistema del capitalismo imperialismo que encarna e impone la supremacía blanca, la supremacía masculina patriarcal y otras opresiones brutales — este sistema que se basa en la explotación despiadada roba-vidas de las masas de personas en Estados Unidos y de literalmente miles de millones de personas por todo el mundo, incluidos más de 150 millones de niños — todo eso que se impone con una masiva violencia y destrucción, de personas y del medio ambiente, lo que representa una amenaza muy real al futuro y a la existencia de la humanidad.

Este sistema al cual hay que derrocar a la mayor brevedad posible, por medio de una revolución real.

Fuente: revcom.us



Un Fallo Insuficiente, ¿Un Genocidio Que No Se Detendrá?

Santiago Ibarra(*)

EL 29 DE DICIEMBRE DE 2023 SUDÁFRICA presentó una demanda contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por el delito de genocidio contra el pueblo palestino. Genocidio es, “según la definición de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948: ‘un acto cometido con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso’” (1) La petición de Sudáfrica fue el cese el fuego inmediato en Gaza.

Sudáfrica argumentó que en las tres primeras semanas de respuesta Israel lanzó 6.000 bombas por semana, matando a muchos miembros de 1.800 familias y exterminando completamente a centenares de éstas. Sudáfrica también presentó declaraciones de altas autoridades de Israel llamando al genocidio y un video del bombardeo de 30 edificios (2).

Además: “… Sudáfrica también se refirió a la destrucción de infraestructuras civiles, el desplazamiento forzoso de poblaciones, la detención de decenas de hombres que fueron desnudados y transportados a un lugar desconocido, y el acceso limitado a la ayuda humanitaria de emergencia, lo que llevó a las poblaciones a la inanición.” (3)

El 26 de enero de 2024 la CIJ emitió su primer fallo, al inicio del cual Joan E. Donaghue, presidenta de la CIJ, afirmó: “El tribunal es muy consciente de la magnitud de la tragedia humana que se está desarrollando en la región y está profundamente preocupado por la continua pérdida de vidas y el sufrimiento humano” (4).

El primer fallo de la CIJ ordena a Israel a prevenir el genocidio mediante una serie de medidas cautelares que enumeramos a continuación: 1) Israel debe tomar todas las medidas que estén en sus manos para impedir y castigar la incitación directa y pública a cometer un genocidio a los palestinos, 2) Permitir la entrada de ayuda humanitaria al enclave palestino, 3) no destruir y no ocultar evidencia de los actos llevados a cabo contra la población palestina de Gaza y 4) presentar un informe del cumplimiento de la orden luego de 30 días a partir del dictamen de la CIJ.

El fallo de la CIJ ha sido celebrado por Sudáfrica, cuyo Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación ha manifestado en un comunicado que el mismo es "una victoria decisiva para el Estado de derecho internacional", “un hito importante en la búsqueda de justicia para el pueblo palestino”. El comunicado además sostiene que el fallo lleva consigo la afirmación implícita de que "las acciones de Israel en Gaza son plausiblemente genocidas y ha indicado medidas provisionales sobre esa base" (5).

Riad Malki, Ministro de Asuntos Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina (AP), también celebró el fallo de la CIJ, y recordó que las decisiones de esta institución son de obligatorio cumplimiento. “Los jueces analizaron los hechos y la ley, y fallaron a favor de la humanidad y la ley internacional”, sostuvo (6).

        Ahora bien, el fallo de la CIJ no ejecuta la petición de Sudáfrica: el alto el fuego en Gaza. En cambio, en el caso de la demanda de Ucrania contra Rusia por genocidio, la CIJ exigió el alto el fuego inmediatamente (7). Pero no lo hace con Israel, “aun cuando este Estado ha matado a muchos más civiles en cuatro meses que Rusia en dos años” (8). La CIJ no exige el alto el fuego, aun cuando ha declarado que es “plausible” el genocidio israelí (9) y aun cuando la presidenta de la CIJ ha dicho: “El tribunal es muy consciente de la magnitud de la tragedia humana que se está desarrollando en la región y está profundamente preocupado por la continua pérdida de vidas y el sufrimiento humano”.

Israel, antes de que la CIJ emitiera el fallo, sostuvo muy envalentonado que continuarán con sus acciones genocidas en Gaza, aunque La Haya se oponga. Hay que anotar que varias altas autoridades de Israel han hecho declaraciones que justifican y alientan el genocidio contra los palestinos y expresan una ideología fundamentalista y profundamente reaccionaria. El propio presidente de Israel declaró que no era el momento de suspender los ataques militares indiscriminados contra la población civil de Gaza.

Sin embargo, de manera hipócrita y cínica, después del fallo de la CIJ, Benjamín Netanyahu ha afirmado que Israel respeta el derecho internacional. Mientras tanto, el ejército israelí continúa masacrando a la población de Gaza después de que la CIJ dictaminó su primer fallo.

También de manera hipócrita y cínica Estados Unidos ha manifestado a través de su secretario de Estado Antony Blinken que su Estado presiona a Israel para que eviten la muerte de civiles y permitan la ayuda humanitaria a los gazatíes. Lo real es que Israel es un peón de Estados Unidos y cumple funciones de primer orden en Medio Oriente para mantener la hegemonía mundial de este último; en reciprocidad, Estados Unidos ha apoyado diplomática, militar y financieramente el genocidio que Israel perpetra contra el pueblo palestino. Por lo tanto, Estados Unidos también es responsable del genocidio ejecutado contra el pueblo palestino.

Ambos estados mantienen una fuerte alianza desde 1948, cuando los israelíes ocuparon territorio palestino, y en las últimas semanas Estados Unidos vetó una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de un cese el fuego y negó después (contra todas las evidencias) que Israel estuviera cometiendo genocidio, cuando Sudáfrica presentó la demanda ante la CIJ.

Y bien, a pesar del fallo de la CIJ, y a pesar de las propias declaraciones de Netanyahu, Israel ha seguido masacrando al pueblo palestino en los últimos días. El día martes 30 de enero la AP ha denunciado que Israel continúa masacrando a la población de Gaza y que impide la entrada de ayuda humanitaria. La AP también ha condenado un ataque reciente de Israel contra un hospital de Yenin, en Cisjordania. Por eso la AP ha pedido que el Consejo de Seguridad de la ONU presione para que Israel cumpla con el fallo de la CIJ (10).

Estas nuevas agresiones de Israel contra el pueblo palestino no hacen más que ratificar la expresa determinación de Israel de exterminar al pueblo palestino, eliminarlo como sujeto político y desplazarlo hacia Egipto y Jordania y así apropiarse de todo ese territorio con sus riquezas naturales y aprovechar sus ventajas geopolíticas.

¿Podrá el fallo de la CIJ imponerse al Estado genocida de Israel? Hemos mostrado que hasta el momento Israel no ha acatado el fallo, pero, ¿lo acatará en el futuro inmediato bajo presión del Consejo de Seguridad de la ONU?

Mencionemos, además, para responder a esta pregunta, dos hechos adicionales: 1) Israel no ha cumplido con 26 resoluciones de la Asamblea General de la ONU y Estados Unidos no ha cumplido con otras tantas resoluciones de esa misma Asamblea General de la ONU respecto al bloqueo económico contra Cuba, 2) luego del fallo de la CIJ, Estados Unidos, Canadá, Australia, Italia, Reino Unido, Finlandia, Suiza, Países Bajos y Alemania, han decidido retirarle el financiamiento a la Agencia de las Naciones Unidas Para los Refugiados de Palestina (UNRWA), con el pretexto de que 12 miembros de esta institución habrían participado en el atentado del 7 de octubre de 2023. (En mi opinión, es muy probable que esta decisión sea una mera venganza contra el fallo de la CIJ: ¡la inmoralidad de los gobiernos de occidente va demasiado lejos!).

El conjunto de estos hechos muestra que los intereses imperialistas se imponen y colisionan abiertamente con el derecho internacional. Precisamente el genocidio contra el pueblo palestino se produce como defensa de los intereses imperialistas, burlando el derecho internacional. El sistema imperialista no puede instituir un orden internacional en base a los principios de la libertad, la democracia y el respeto a la soberanía de los estados y los derechos humanos; al contrario, este sistema produce caos, conculcación de la soberanía de los estados y grandes amenazas para la humanidad por la eventual réplica de genocidios en otros lugares del mundo y el eventual uso de armas nucleares.

Teniendo presente que Estados Unidos es miembro del Consejo de Seguridad, y que Estados Unidos es cómplice activo del genocidio israelí, no podemos de ninguna manera creer que esta institución garantizará el cumplimiento del fallo de la CIJ.

En el mundo globalizado actual las instituciones internacionales no tienen capacidad de presión sobre las potencias económicas y militares para hacerles cumplir la ley internacional. La ONU no tiene esa capacidad. Y, específicamente, el fallo de la CIJ no está orientado resueltamente a detener el genocidio, puesto que no ordena un “alto el fuego”. Las potencias, especialmente Estados Unidos e Israel, actúan abiertamente contra el derecho internacional, aunque utilizan una retórica demagógica a favor de la democracia y la libertad para engañar a los pueblos del mundo.

Deseamos fervientemente que se acabe ya el genocidio y cualquier otra forma de agresión al pueblo palestino. Deseamos fervientemente el fin del apartheid y la ocupación israelí. Deseamos fervientemente que Palestina pueda reconstituirse en un Estado autónomo y soberano.

Repetimos, la CIJ no ordenó un cese el fuego definitivo, y su fallo por ello es largamente insuficiente. Un cese el fuego definitivo es lo que requiere el pueblo palestino y lo que exigen los sectores conscientes y movilizados del mundo árabe y del resto del mundo. Un cese el fuego definitivo es lo que requiere la humanidad de manera urgente. Lograr el cese el fuego definitivo equivale, además de luchar por las vidas de los palestinos, a luchar por impedir la ejecución de otros genocidios contra otros pueblos del mundo. Pero ya el logro de este objetivo es muy complicado, la verdad sea dicha, dado que lo que se tiene al frente es a monstruos imperialistas que pugnan por el control de las materias primas, las vías comerciales, los mercados de bienes y la hegemonía regional (en Medio Oriente) y mundial. Hoy en día Estados Unidos y su socio/vasallo Israel están empujando al Medio Oriente a una gran guerra.

Y para lograr las otras metas mencionadas (fin del apartheid, fin de la ocupación israelí, constitución de Palestina como un Estado soberano) y, sobre todo, para lograr un mundo cualitativamente distinto al actual, para lograr un modo de vida distinto al que tenemos hoy en día, requerimos de un nuevo sistema económico y social, y no un mero cambio de conductas de los gobernantes (lo cual es iluso, además). Éstos responden a intereses económicos y políticos concretos. El sistema actual está podrido hasta la médula y si no se lo liquida puede llevarnos a una situación de catástrofe mundial.

_______________

Notas:

1) “Denuncia por «genocidio» en Gaza: la Corte Internacional de Justicia emite su primer veredicto” Centro Regional de Información de las Naciones Unidas, 26 de enero de 2024. Texto disponible en: https://unric.org/es/veredicto-de-la-corte-de-justicia-internacional-sobre-gaza/

2) Ibid.

3) Ibid.

4) “Las 6 medidas que la corte de la ONU exige cumplir a Israel en Gaza”, en Opinión, Bolivia, 29 de enero de 2024. Texto disponible en: https://www.opinion.com.bo/articulo/mundo/6-medidas-que-corte-onu-exige-cumplir-israel-gaza/20240129000039935367.html

5) “Satisfecha Sudáfrica con decisión de Corte Internacional de Justicia”. Prensa Latina, 26 de enero de 2024. Texto disponible en: https://www.prensa-latina.cu/2024/01/26/satisfechasudafrica-con-decision-de-corte-internacional-de-justicia

6) Video disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=dB8ItDYXwVM&t=57s

7) Cfr. el artículo que reproducimos en este mismo espacio: Revolución, “La Corte Internacional de Justicia dice que el genocidio israelí contra Palestina es “plausible” ... pero se limita a dar una advertencia vacía”, 31 de enero de 2024. Texto disponible en revcom.us

8) Ibid

9) Ibid

10) “El primer ministro palestino pide a Israel adherirse al "importante" fallo de la CIJ” Europa Press Internacional, 29 de enero de 2024. Texto disponible en: https://www.europapress.es/internacional/noticia-primer-ministro-palestino-pide-israel-adherirse-importante-fallo-cij-20240129160750.html

(*) Santiago Ibarra es sociólogo, docente universitario e investigador.


Contra el trotskismo

Prefacio a la Recopilación de Textos de Lenin Sobre Trotsky y el Trotskismo

El trotskismo es enemigo jurado del marxismo-leninismo.

Vladímir Ilich Lenin y el partido se enfrentaron por vez primera con el trotskismo, como ideología oportunista de la pequeña burguesía, en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), en el período de surgimiento del bolchevismo.

Desde entonces, el Partido Comunista ha tenido que librar en distintas etapas de la historia enconadas batallas contra la ideología, totalmente oportunista, del trotskismo y contra su aventurera actividad práctica. En la palestra internacional, a la par con el PCUS, otros partidos marxistas-leninistas han sostenido en lo pasado y sostienen en lo presente la lucha contra el trotskismo.

La recopilación de documentos relacionados con la lucha de Lenin y del Partido Comunista de la Unión Soviética contra el trotskismo, que ofrecemos a la consideración del lector, contiene testimonios que prueban convincentemente la superioridad absoluta y la victoria completa de la verdad histórica del leninismo sobre la falsa y nociva ideología del trotskismo y su errónea labor práctica.

El libro consta de cinco partes.

En la primera figuran documentos del período anterior a la revolución. Al comienzo de esta parte, los documentos muestran la lucha de Lenin y de los leninistas contra Trotski en el II Congreso del POSDR (1903), en el que Trotski se reveló como representante de la tendencia conciliadora, reformista, en la socialdemocracia europea, como un adversario del bolchevismo.

En el II Congreso, Lenin y sus adeptos rechazaron enérgicamente las opiniones de los delegados oportunistas, incluidas las de Trotski, sobre el papel especial del Bund (organización nacionalista pequeñoburguesa) en el partido y la errónea interpretación del concepto de "dictadura del proletariado". Trotski apoyó activamente a Mártov y defendió su fórmula del artículo primero de los Estatutos del partido, la cual brindaba la posibilidad de que penetraran en sus filas elementos pequeñoburgueses carentes de firmeza. "El camarada Trotski —dijo Lenin en el Congreso— ha comprendido muy equivocadamente la idea fundamental de mi libro ¿Qué hacer?..." (Véase la presente recopilación, pág. 18.). Trotski propugnó que cada huelguista pudiera denominarse miembro del partido. En oposición a ello, Lenin afirmó: "Vale más que diez hombres que trabajan no se denominen miembros del partido (¡quienes trabajan de verdad no corren tras los títulos!) que un charlatán tenga el derecho y la posibilidad de ser miembro del partido.”

El POSDR se dividió en su II Congreso en bolcheviques y mencheviques.

El desarrollo de los acontecimientos históricos mostró claramente la esencia de las discrepancias entre los leninistas, de una parte, y los mencheviques y trotskistas, de otra. Los bolcheviques, encabezados por Lenin, organizaron un partido revolucionario monolítico que preparó y se puso al frente de la revolución socialista, mientras que los mencheviques y los trotskistas siguieron sustentando posiciones reformistas.

Después del II Congreso, Trotski combatió sus resoluciones. Lenin decía el 14 de octubre de 1904, en una carta a E. Stásova, F. Lengnik y otros: "Hace poco se ha publicado un nuevo folleto de Trotski... El folleto constituye la más insolente mentira, un falseamiento de los hechos... El II Congreso ha sido, según él, un intento reaccionario de afianzar los métodos de organización propios de los círculos, etc. Este folleto es una bofetada tanto a la Redacción actual del Órgano Central como a todos los activistas del partido" (pág. 20.).

Durante la primera revolución rusa, Lenin y los bolcheviques hubieron de luchar contra los trotskistas en torno a todos los problemas de la teoría y la táctica del partido. Trotski intentó en 1905 contraponer a la teoría leninista sobre la transformación de la revolución democrática burguesa en revolución socialista su propia teoría de la llamada "revolución permanente", que reflejaba la falta de fe de los trotskistas en la hegemonía del proletariado en la revolución democrática burguesa y su negación de las posibilidades revolucionarias del campesinado como aliado del proletariado.

En los años de reacción que siguieron después, Lenin y los bolcheviques sostuvieron la lucha, en dificilísimas condiciones, en dos frentes: contra los liquidadores y contra los otzovistas. Trotski y sus escasos adeptos, declarándose "al margen de las fracciones", propugnaron la conciliación de los revolucionarios y los oportunistas en un mismo partido. Alegaban para ello, faltando a la verdad, que los bolcheviques y los mencheviques no eran dos corrientes políticas distintas, sino solamente dos grupos de intelectuales socialdemócratas en lucha por influir en "el proletariado carente de madurez política". Lenin criticó en varios artículos y cartas esta interpretación liberal burguesa de las discrepancias básicas, así como la carencia de principios y el conciliacionismo de Trotski. "Trotski —dijo— se ha comportado como el más vil arribista y fraccionista... Perora acerca del partido y se porta peor que todos los demás fraccionistas" (pág. 32.). Lenin consideraba a Trotski y a su grupo como la variedad más dañina y peligrosa del menchevismo. "...Trotski y sus semejantes "trotskistas y conciliadores" —decía— son más nocivos que cualquier liquidador, pues los liquidadores convencidos exponen abiertamente sus opiniones y a los obreros les es fácil comprender su falsedad; pero los señores Trotski engañan a los obreros, encubren el mal y hacen imposible desenmascararlo y curarse de él" (pág. 67.). Al denunciar el repulsivo papel de los trotskistas, Lenin dio a Trotski el calificativo de Judas.

Lenin criticó duramente la plataforma política de Trotski durante la primera guerra mundial, definiéndola como una de las variedades del kautskismo*. Trotski apoyaba, de hecho, la teoría del "ultraimperialismo" y repetía la tesis kautskiana de que la guerra paraliza las posibilidades revolucionarias del proletariado, debido a lo cual la clase obrera debe primero conseguir la paz y, después, pensar ya en la revolución.

Frente a la consigna bolchevique de derrota del "propio" gobierno de la guerra imperialista, Trotski lanzó su consigna chovinista de "ni victorias ni derrotas". Aunque admitía de palabra la teoría del desarrollo desigual del capitalismo, Trotski apoyaba la tesis de que este desarrollo desigual se atenuaba; y, basándose en ello, pretendía demostrar que era imposible la revolución socialista y el triunfo del socialismo primero en un solo país, tomado por separado.

La doctrina de Lenin en cuanto a la posibilidad de la revolución socialista y del triunfo del socialismo primeramente en varios países, e incluso en uno solo, y sobre la imposibilidad de su victoria simultánea en todos los países estaba enfilada, en particular, contra las opiniones de Trotski. Este afirmaba que las economías nacionales no podían ya ser la base de la revolución socialista y que "luchar por la dictadura del proletariado en un solo país, tomado por separado, carece de todo sentido; el proletariado puede establecer su dictadura sólo a lo largo de toda Europa, es decir, en la forma de Estados Unidos de Europa" (Nashe Slovo, 4 de febrero de 1916). Era una manifestación del oportunismo inveterado basado en la cacareada teoría de la "revolución permanente".

Antes ya de 1917, los trotskistas perdieron toda influencia en el movimiento obrero. Al llegar en 1917 a Petrogrado, Trotski se vio obligado a adherirse a la organización de los llamados mezhrayontsi, socialdemócratas que vacilaban entre los bolcheviques y los mencheviques. En agosto del mismo año, los mezhrayontsi declararon que no tenían discrepancias con los bolcheviques e ingresaron en el Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) de Rusia. Junto con ellos entraron en el partido Trotski y sus secuaces. Fueron muchos los mezhrayontsi que, al sumarse a las filas bolcheviques, rompieron para siempre con el oportunismo. Pero el ingreso de Trotski y de algunos de sus adeptos en el Partido Comunista fue, como demostraron los acontecimientos posteriores, puramente formal: en la práctica, siguieron defendiendo sus opiniones equivocadas, infringieron la disciplina y minaron la unidad ideológica y orgánica del partido.

Lenin y el Partido Bolchevique tuvieron que enfrentarse de nuevo con las opiniones absolutamente erróneas, nocivas y peligrosas de Trotski en un momento de la mayor responsabilidad en el desarrollo de la revolución socialista: durante el período de preparación y realización de la insurrección armada de octubre de 1917 en Petrogrado. Trotski insistía en que ésta fuese aplazada hasta la celebración del II Congreso de los Soviets. Ello hubiera significado frustrar la insurrección, pues los eseristas y mencheviques habrían podido demorar la celebración del Congreso y el Gobierno Provisional habría tenido la posibilidad de concentrar fuerzas, el día de la apertura del mismo, para aplastarla. Semejante proyecto aventurero de Trotski podía ser fatal. Lenin denunció a tiempo esta posición aparentemente efectista, demagógica de Trotski y demostró la necesidad de derribar el Gobierno Provisional antes de que comenzara el Congreso de los Soviets.

La segunda parte de la recopilación abarca el período comprendido entre 1918 y 1922. Figuran en ella documentos que muestran la lucha de Lenin y del Partido Bolchevique contra la línea seudorrevolucionaria de Trotski —que causó un daño inmenso a la joven República de los Soviets— durante la firma de la paz de Brest, así como contra sus exageraciones aventureras en los años de la guerra civil y de la intervención extranjera. En esta parte ocupan un lugar importante las obras de Lenin y las resoluciones del PC (b) de Rusia que denuncian la lucha abierta de Trotski contra el partido en 1920 y 1921 al discutirse el problema de los sindicatos durante el paso a la Nueva política económica (Nep), en un período en que la conservación y el afianzamiento de la alianza de la clase obrera y del campesinado adquirió en el país una importancia singular.

La lucha en pro de la firma de la paz de Brest en 1918 perseguía el objetivo de mantener la República de los Soviets y robustecer el nuevo régimen. El País Soviético combatía tenazmente contra la guerra imperialista, por el establecimiento de la paz general. Y esta lucha acrecentaba las simpatías de los trabajadores del mundo entero por la revolución rusa. Los documentos muestran que Trotski mantuvo frente a la paz de Brest una posición antileninista, poniendo criminalmente en peligro de muerte a la joven República de los Soviets. Trotski, que presidía la delegación soviética en las negociaciones de paz, incumplió las indicaciones del Comité Central del partido y del Gobierno soviético: en el momento decisivo de las negociaciones anunció el cese unilateral de la guerra y la desmovilización del ejército ruso y abandonó Brest-Litovsk, dando así al Mando alemán el pretexto que deseaba para romper el armisticio. "La revolución europea —declaró Trotski— es lo único que puede salvarnos, en el sentido pleno de la palabra" (Séptimo Congreso (Extraordinario) del PC(b) de Rusia. Actas taquigráficas, ed. en ruso, pág. 65, Moscú, 1962). Los ejércitos alemanes pasaron a la ofensiva, ocuparon vastos territorios, y el gobierno alemán presentó después condiciones de paz más duras aún. El aventurerismo de Trotski condujo a que la Rusia Soviética obtuviera, como señalara Lenin, "una paz mucho más humillante por culpa de quienes no quisieron aceptar la primera" (pág. 138.).

La tregua conseguida con la firma del Tratado de Paz de Brest-Litovski no duró mucho, pero tuvo la mayor importancia. Sacó al país de la guerra mundial y permitió prepararse para rechazar el embate de la intervención extranjera y de la contrarrevolución interior.

La guerra civil (1918-1920) terminó en la victoria de la República de los Soviets. El país, arruinado por la intervención imperialista y la contrarrevolución de los guardias blancos, inició el renacimiento económico. El partido pasó de la política del comunismo de guerra a la aplicación de la Nueva política económica (Nep), concebida por Lenin. Este señalaba que, en las condiciones creadas, lo más importante era restablecer la industria. Mas ello era imposible sin impulsar previamente la agricultura y sin conseguir que la clase obrera y sus sindicatos participasen activamente en la edificación del socialismo. Estos nuevos y complejos problemas no podían ser resueltos con medidas irreflexivas ni por medio de la coerción o de órdenes militares, sino con una organización armónica de la labor, con el método de la persuasión y el aprovechamiento del incentivo material.

En este momento de gran responsabilidad, Trotski y otros enemigos del leninismo impusieron al partido la discusión acerca de los sindicatos. En un período en que era necesario concentrar todos los esfuerzos en la lucha contra el hambre y la ruina, organizar el auge de la agricultura y restablecer la industria, la discusión sobre los sindicatos desviaba la atención del partido de la solución de problemas de actualidad singular, ya maduros, de la vida del país. En una reunión del grupo del PC(b) R** en la V Conferencia Sindical de toda Rusia, Trotski lanzó la consigna de "apretar los tornillos" y "sacudir" los sindicatos y exigió la "estatificación" inmediata de estos últimos para remplazar los métodos de persuasión de las masas obreras con los métodos de coerción y de ordeno y mando.

En el discurso Sobre los sindicatos, el momento actual y los errores del camarada Trotski, en el artículo La crisis en el partido, en el folleto Una vez más sobre los sindicatos, el momento actual y los errores de los camaradas Trotski y Bujarin y en otras obras de Lenin incluidas en la presente recopilación se refuta el enfoque trotskista del papel y las tareas de los sindicatos en la edificación del socialismo. Lenin mostró que la línea trotskista de convertir los sindicatos en un apéndice del aparato del Estado conducía a la liquidación de los primeros y al socavamiento directo de la dictadura del proletariado. En la discusión sobre los sindicatos impuesta por Trotski se decidía, en el fondo, la cuestión "sobre la actitud ante el campesinado, que se alzaba contra el comunismo de guerra; sobre la actitud ante la masa de obreros sin partido; en general, sobre el modo en que el partido debía abordar a las masas en un período en el que la guerra civil estaba ya terminando" (pág. 253.). Durante la discusión, los oposicionistas sufrieron una derrota completa en todas las organizaciones principales del partido. Este cerró filas alrededor de Lenin, apoyó su plataforma y rechazó las plataformas de Trotski y de otros grupos de oposición.

El X Congreso del partido (marzo de 1921) hizo el balance de la discusión y definió en sus resoluciones el papel y las tareas de los sindicatos en la época de la dictadura del proletariado. Lenin denunció una vez más en el Congreso la esencia antipartido del trotskismo y de los demás grupos de oposición. A propuesta de Lenin, el Congreso aprobó la resolución Acerca de la unidad del partido. En ella prescribió disolver inmediatamente todos los grupos, sin excepción, y encargó a las organizaciones del partido que velaran con el mayor rigor para impedir cualquier acción fraccional. "El incumplimiento de este acuerdo del Congreso —se decía en la resolución— deberá acarrear la expulsión inmediata e incondicional del partido" (pág. 236.). La tercera parte de la recopilación contiene resoluciones de los organismos del partido sobre la lucha contra el trotskismo entre 1923 y 1925. En octubre de 1923, un Pleno conjunto del Comité Central y de la Comisión Central de Control del PC(b) de Rusia, al que asistieron representantes de las diez organizaciones principales del partido, examinó la situación interna de éste y condenó duramente una carta antipartido de Trotski y la plataforma — llamada "declaración de los 46"— redactada por los trotskistas y otros oposicionistas. "Los Plenos del CC y de la CCC y los representantes de diez organizaciones del partido —se decía en la resolución— condenan enérgicamente la declaración de los 46 como un acto de política fraccional escisionista... Esa declaración amenaza con poner toda la vida del partido durante los próximos meses bajo el signo de la lucha interna en sus filas y, con ello, debilitar el partido en un momento de máxima responsabilidad para los destinos de la revolución internacional" (pág. 241.).

En un folleto titulado Un nuevo rumbo, Trotski acusó de degeneración a la dirección del partido y contrapuso la juventud (sobre todo los estudiantes) a los viejos bolcheviques, calificándola aduladoramente del "barómetro del partido".

La XIII Conferencia del PC(b) de Rusia, celebrada en enero de 1924, aprobó una resolución titulada Sobre el balance de la discusión y la desviación pequeñoburguesa en el partido, en la que condenó duramente la lucha fraccional de Trotski y de los trotskistas. "En la oposición actual —decía la resolución— vemos no sólo un intento de revisar el bolchevismo, no sólo un apartamiento directo del leninismo, sino también una manifiesta desviación pequeñoburguesa. No cabe la menor duda de que esta oposición refleja objetivamente la presión de la pequeña burguesía sobre las posiciones del partido proletario y su política" (pág. 246.).

El XIII Congreso del PC(b) de Rusia ratificó esta resolución de la XIII Conferencia.

En el otoño de 1924, después ya del fallecimiento de Lenin, Trotski publicó un artículo en el que ensalzó su propio papel en la revolución, sacó a relucir de nuevo su vieja idea de la "revolución permanente" y volvió a afirmar que eran inevitables los choques entre la vanguardia proletaria y las grandes masas del campesinado.

El Pleno del CC del PC(b) de Rusia celebrado del 17 al 20 de enero de 1925 calificó las incesantes intervenciones de Trotski contra el bolchevismo como un intento de suplantar el leninismo con el trotskismo. El Pleno destituyó a Trotski del cargo de presidente del Consejo Militar Revolucionario de la URSS y le hizo "la advertencia más categórica, en el sentido de que la pertenencia al Partido Bolchevique exige someterse de hecho; y no sólo de palabra, a la disciplina del partido y renunciar por completo e incondicionalmente a toda lucha contra las ideas del leninismo" (pág. 260.).

A fines de diciembre de 1925 se celebró el XIV Congreso del partido, en el que la "nueva oposición", encabezada por Zinóviev y Kámenev, combatió la línea leninista. Hasta poco antes, Zinóviev y Kámenev se habían pronunciado contra el trotskismo, pero después rodaron ellos mismos a las posiciones trotskistas.

Al sufrir una derrota completa en el XIV Congreso, la "nueva oposición" se pasó abiertamente al trotskismo. Se formó un bloque de oposición antipartido, al que se sumaron los restos de los demás grupos oposicionistas aniquilados por el partido.

La cuarta parte de la recopilación contiene documentos que muestran la lucha del partido contra el trotskismo en 1926 y 1927.

En el otoño de 1926, los líderes del bloque trotskista emprendieron un ataque frontal contra el partido. En las asambleas de las organizaciones del partido en las fábricas Aviapribor, de Moscú, y Putílov, de Leningrado, los oposicionistas pusieron a discusión su plataforma antileninista. Los obreros comunistas repudiaron enérgicamente a los oposicionistas y los expulsaron de las asambleas. Después de esto, los oposicionistas dieron marcha atrás: enviaron una declaración al CC en la que condenaban hipócritamente sus propios errores. Pero, de hecho, siguieron organizando su partido clandestino y celebraron reuniones secretas para examinar la plataforma fraccional y la táctica de lucha contra el PC(b) de la URSS.

La XV Conferencia del partido, celebrada a fines de octubre y comienzos de noviembre de 1926, calificó a la oposición trotskista-zinovievista de desviación menchevique en el partido y advirtió a los oposicionistas que su evolución hacia el menchevismo conduciría a su expulsión del partido. La Conferencia llamó a todos los comunistas a luchar resueltamente contra el bloque oposicionista.

Poco después tuvo lugar el VII Pleno ampliado del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista (CE de la IC), que ratificó la resolución de la XV Conferencia sobre el bloque de oposición y señaló a los partidos comunistas el deber de combatir las tentativas de los trotskistas de dividir el movimiento comunista internacional.   

A pesar de la derrota sufrida en el seno del partido, entre la clase obrera y en el movimiento comunista internacional, los trotskistas no cesaron su labor antipartido. Aprovechando las dificultades internas y las complicaciones en la situación internacional de la URSS, los trotskistas presentaron la llamada "plataforma de los 83" en la que calumniaban de nuevo al partido. Decían en ella que el partido y el Gobierno soviético querían abolir el monopolio del comercio exterior y otorgar derechos políticos a los kulaks. Esta "plataforma" fue editada con una gran tirada en una imprenta clandestina y distribuida entre los miembros del partido y los sin partido.

Había que poner fin a la labor antipartido de la oposición. El Pleno conjunto del CC y de la CCC, reunido en octubre de 1927, denunció la esencia antileninista de la plataforma de la oposición y excluyó del Comité Central a Trotski y Zinóviev por la lucha fraccional contra el partido y su unidad. Además, acordó someter a examen del XV Congreso del PC(b) de la URSS todos los documentos relacionados con la labor divisionista de los líderes de la oposición trotskista.

Durante la discusión en todo el partido que precedió al XV Congreso, votaron a favor de la política leninista del Comité Central 724.000 afiliados, y por el bloque trotskista-zinovievista, sólo 4.000 0,5% de los asistentes a las asambleas). El bloque oposicionista fue derrotado en toda la línea. política leninista del partido.

La bancarrota política del bloque trotskista-zinovievista y su aislamiento de las masas del hicieron evidentes. Los oposicionistas pasaron de la lucha fraccional dentro del partido antisoviética, contrarrevolucionaria.

Derrotados por completo en las organizaciones del partido, los oposicionistas intentaron apelar a las masas sin partido con el propósito de alzarlas a la lucha contra el Partido Comunista y el Poder soviético. En Moscú y Leningrado celebraron reuniones clandestinas en domicilios particulares. Los trotskistas se trazaron un plan de acción con motivo del décimo aniversario de la Revolución de Octubre. Decidieron manifestarse el 7 de noviembre con sus propias consignas y los retratos de sus líderes y pronunciar discursos. El 4 de noviembre ocuparon por la fuerza un aula de la Escuela Técnica Superior de Moscú y celebraron en ella una reunión fraccional. En algunas ciudades, los fraccionistas publicaron ilegalmente hojas antisoviéticas, que distribuyeron en las fábricas y empresas y pegaron en vallas y postes.  

El día del décimo aniversario de la Revolución de Octubre, los trotskistas trataron de organizar acciones antisoviéticas en las calles de Moscú y Leningrado, pero fueron barridos por la manifestación de los trabajadores, que expresaron su plena confianza al Partido Comunista y al Gobierno soviético.

Las acciones de los oposicionistas el 7 de noviembre probaron que se habían transformado en una fuerza contrarrevolucionaria que se contraponía abiertamente a la dictadura del proletariado. Tras pisotear todas las normas de vida del partido, los trotskistas pasaron a infringir también groseramente las leyes del Estado, revelando así de manera definitiva su naturaleza antisoviética, antipopular.

El 14 de noviembre de 1927, el Comité Central y la Comisión Central de Control, cumpliendo la voluntad de las masas del partido, expulsaron de éste a Trotski y Zinóviev y excluyeron del CC y de la CCC a los otros oposicionistas.

El XV Congreso del partido (diciembre de 1927) culminó la derrota del trotskismo. El Congreso hizo constar que los oposicionistas habían roto ideológicamente con el leninismo y degenerado en un grupo menchevique, habían emprendido el camino de la capitulación ante las fuerzas de la burguesía internacional e interior y se habían convertido en un instrumento de la lucha contra la dictadura proletaria. Teniendo en cuenta todo esto, el Congreso ratificó el acuerdo adoptado por el CC y la CCC de expulsar del partido a Trotski y Zinóviev y proceder de la misma manera con otros 75 dirigentes activos del bloque trotskistazinovievista. El Congreso recomendó a las organizaciones del partido que depuraran sus filas de los trotskistas evidentemente incorregibles, efectuando al mismo tiempo una labor de influjo ideológico sobre los militantes de base de la oposición para convencerles de que abandonaran las opiniones trotskistas y adoptaran las posiciones del leninismo.

Las resoluciones aprobadas por las organizaciones locales del Partido Bolchevique de 1923 a 1927 sobre la lucha contra el trotskismo —que figuran en la quinta parte de esta recopilación— prueban la cohesión de las filas del partido y el reforzamiento de su unidad.  

Después del XV Congreso, muchos miembros de filas del bloque oposicionista, comprendiendo sus errores, rompieron con el trotskismo y fueron readmitidos en el partido. Pero Trotski, enemigo irreconciliable del leninismo, no se desarmó y en 1929 fue expulsado de la Unión Soviética por su actividad antisoviética. De esta forma, el partido de Lenin derrotó definitivamente a la oposición trotskista en el terreno ideológico y organizativo.

Sin embargo, la ideología trotskista, decayendo unas veces y activándose otras, sigue causando daños al movimiento emancipador.  El trotskismo moderno es multifacético. Siguiendo el ejemplo de su padre espiritual — Trotski— es capaz de teñirse de cualquier color y acomodarse a toda corriente revolucionaria para minarla desde dentro.

El XXIV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, celebrado en Moscú a finales de marzo y comienzos de abril de 1971, dedicó gran atención a la unidad y la cohesión de las fuerzas antiimperialistas y, en primer término, del movimiento comunista y obrero. En el Congreso se señaló que los últimos años se han caracterizado por la reanimación del oportunismo de derecha y de "izquierda", por los encarnizados ataques de distintos grupos escisionistas contra el marxismo-leninismo como base ideológica y teórica de la actividad del movimiento comunista. Con estos grupos escisionistas, creados en una serie de países por los actuales dirigentes chinos, se ha aliado activamente el trotskismo contemporáneo. En los discursos de los delegados al V Congreso y de numerosos invitados extranjeros se subrayó la decisión de rechazar infatigablemente todos esos ataques, —incluidos los trotskistas— y luchar por el reforzamiento de la unidad y la cohesión del movimiento comunista y obrero sobre la firme base de la doctrina marxista-leninista.

En una serie de etapas, el trotskismo ha unido y encabezado distintas corrientes oportunistas. Lo ha conseguido porque ha sabido siempre disimular hábilmente su esencia oportunista con una fraseología "izquierdista" ultrarrevolucionaria, capaz de desorientar, cautivar y llevar tras de sí a personas no muy duchas en política, que desconocen por completo o conocen insuficientemente la teoría marxista-leninista. Las equivocaciones de tipo trotskista arrastran a veces por un camino falso a una parte de la juventud de espíritu revolucionario, que, por falta de experiencia, no sabe encontrar el camino de la teoría auténticamente revolucionaria, de la ideología comunista.

El trotskismo de nuestros días intenta vaciar el marxismo-leninismo de su esencia revolucionaria, ayuda a los ideólogos del imperialismo a combatir la doctrina marxista-leninista y trata de sembrar entre la juventud, encubriéndose con el griterío ultrarrevolucionario, la semilla emponzoñada del aventurerismo.

La juventud de espíritu democrático y radical de los países capitalistas busca la salida de la situación de opresión y explotación, busca las vías que le permitan luchar con eficiencia contra la injusticia social. La mayoría de los partidos socialistas y socialdemócratas se desenmascaran cada día más, con su actividad reformista, como defensores del régimen capitalista. La parte más sana y consciente de la juventud se adhiere al marxismo-leninismo, que amplía los horizontes políticos y señala el camino de la verdadera lucha contra el imperialismo y la perspectiva del triunfo de la revolución socialista.

Está fuera de toda duda que el entusiasmo pasajero de una parte de la juventud de los países capitalistas por las modernas consignas trotskistas, con su griterío y seudorrevolucionarismo, pasará. Es indudable también que la esencia oportunista y aventurera del trotskismo será desenmascarada y rechazada una y otra vez —como ha ocurrido en repetidas ocasiones en el pasado— en el curso de la lucha revolucionaria, en cuya vanguardia marchan los partidos comunistas y obreros pertrechados con la gran doctrina del marxismo-leninismo. Los documentos de la lucha del Partido Comunista y de los trabajadores de la Unión Soviética contra la ideología y la práctica pequeñoburguesas y antileninistas del trotskismo, que ofrecemos al lector en esta recopilación, prueban la importancia permanente y la invencibilidad del marxismo-leninismo.

En la recopilación hemos incluido, como apéndice, resoluciones de la Internacional Comunista y de diversas organizaciones sindicales contra el trotskismo.

Han preparado la recopilación B. Vlásov e I. Ganenko bajo la dirección de A. Soloviov. INSTITUTO DE MARXISMO-LENINISMO ADJUNTO AL CC DEL PCUS.

_________

(*) Kautsky, Carlos: uno de los líderes de la socialdemocracia alemana y de la II Internacional; marxista al principio, renegó después del marxismo y se convirtió en el ideólogo de la variedad más peligrosa y nociva del oportunismo: el centrismo (kautskismo). (N. de la Edit.)

(**) PC(b) R: Partido Comunista (bolchevique) de Rusia; así se denominó el partido desde 1918. En 1925 adoptó el nombre de Partido Comunista (bolchevique) de la URSS. (N. de la Edit.)

CREACIÓN HEROICA