lunes, 1 de septiembre de 2014

Política

¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!

Mariátegui y el “Problema del Indio”

(Sexta Parte)

                                                                                Eduardo Ibarra


MARIÁTEGUI SEÑALÓ: “EL VANGUARDISMO LITERARIO argentino se denomina ‘martinfierrismo’. Quien alguna vez haya leído el periódico de ese núcleo de artistas, Martín Fierro, habrá encontrado en él al mismo tiempo que los más recientes ecos del arte ultra-moderno de Europa, los más auténticos acentos gauchos”. “¿Cuál es el secreto de esta capacidad de sentir las cosas del mundo y del terruño? La respuesta es fácil. La personalidad del artista, la personalidad del hombre, no se realiza plenamente sino cuando sabe ser superior a toda limitación” (t.11, pp.78-79).

Los seres humanos, los pueblos, todos los pueblos sin excepción, tienen una existencia particular, pero, en efecto, su personalidad no se realiza plenamente sino cuando expresan su esencia universal. Sentir las cosas del terruño y las cosas del mundo es la forma de ser superior a todo particularismo a ultranza. El indianismo y el indigenismo que levantan lo autóctono en negación de lo no autóctono, no hacen otra cosa que afincarse en un provincianismo generalmente culturalista. Es claro que por este camino la personalidad de la población indígena originaria no se realizaría plenamente.

En el artículo La nueva cruzada pro-indígena, sostuvo el maestro: “el fenómeno nacional no se diferencia ni se desconecta, en su espíritu, del fenómeno mundial. Por el contrario, de él recibe su fermento y su impulso. La levadura de las nuevas reivindicaciones indigenistas es la idea socialista, no como la hemos heredado instintivamente del extinto Inkario sino como la hemos aprendido de la civilización occidental, en cuya ciencia y en cuya técnica sólo romanticismos utopistas pueden dejar de ver adquisiciones irrenunciables y magníficas del hombre moderno”. “De la presencia de un espíritu renovador, palingenésico, que se nutre a la vez de sentimiento autóctono y de pensamiento universal, tenemos presentemente muchas señales” (t.13, p.167).

El fenómeno nacional, es decir la lucha de clases en nuestro país, no se desconecta ni puede desconectarse del fenómeno mundial, es decir de la lucha de clases a escala mundial. Así como a Europa debimos, según señaló Mariátegui, la doctrina de nuestra revolución de la Independencia, a Europa debemos ahora la doctrina de nuestra revolución socialista: “… el socialismo, señaló el maestro, aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo, no es tampoco específica ni particularmente europeo. Es un movimiento mundial, al cual no se sustrae ninguno de los países que se mueven dentro de la órbita de la civilización occidental. Esta civilización conduce, con una fuerza y unos medios de que ninguna civilización dispuso, a la universalidad. Indo América, en este orden mundial, puede y debe tener individualidad y estilo; pero no una cultura ni un sino particulares” (ibídem, p.248).

La levadura de las reivindicaciones indígenas originarias, y, en general, del pueblo peruano, es, pues, la idea del socialismo marxista. Particularmente, Mariátegui señaló: “El socialismo aparece en nuestra historia no por una razón de azar, de imitación o de moda, como espíritus superficiales suponen, sino como una fatalidad histórica”. “La fe en el resurgimiento indígena no proviene de un proceso de ‘occidentalización’ material de la tierra quechua. No es la civilización occidental, no es el alfabeto del blanco, lo que levanta el alma del indio. Es el mito, es la idea de la revolución socialista” (47).

Por otro lado, sostuvo: “… de la confluencia o aleación de ‘indigenismo’ y socialismo, nadie que mire al contenido y a la esencia de las cosas puede sorprenderse. El socialismo ordena y define las reivindicaciones de las masas, de la clase trabajadora. Y en el Perú las masas, –la clase trabajadora– son en sus cuatro quintas partes indígenas. Nuestro socialismo no sería, pues, peruano, –ni sería siquiera socialismo– si no se solidarizase, primeramente, con las reivindicaciones indígenas” (t.13, p.217).

Por eso el PSP fue un partido marxista-leninista con una teoría propia y una militancia no solo de obreros sino también de campesinos. Por lo tanto, puede decirse que, en el proceso de nuestra revolución, la señal más neta y prominente del espíritu revolucionario nutrido de sentimiento autóctono y pensamiento universal, es la Creación Heroica de Mariátegui.

Como se ha visto, el maestro señaló que sólo romanticismos utopistas pueden dejar de ver en la ciencia y la técnica occidentales adquisiciones irrenunciables del hombre moderno. Por eso remarcó que el “libre resurgimiento del pueblo indígena… la manifestación creadora de sus fuerzas y espíritu nativos, no significa en lo absoluto una romántica y anti-histórica tendencia de reconstrucción o resurrección del socialismo incaico, que correspondió a condiciones históricas completamente superadas, y del cual sólo quedan, como factor aprovechable dentro de una técnica de producción perfectamente científica, los hábitos de cooperación y socialismo de los campesinos indígenas. El socialismo presupone la técnica, la ciencia, la etapa capitalista; y no puede importar el menor retroceso en la adquisición de las conquistas de la civilización moderna (48), sino por el contrario la máxima y metódica aceleración de la incorporación de estas conquistas en la vida nacional” (ibídem, p.161).

De hecho, el fondo del problema que aquí es examinado es la relación entre nuestra realidad particular y lo universal. Mariátegui agregó respecto a esto: “¿Cómo podrá… el Perú, que no ha cumplido aún su proceso de formación nacional, aislarse de las ideas y las emociones europeas? Un pueblo con voluntad de renovación y de crecimiento no puede clausurarse. Las relaciones internacionales de la inteligencia tienen que ser, por fuerza, librecambistas. Ninguna idea que fructifica, ninguna idea que se aclimata, es una idea exótica. La propagación de una idea no es culpa ni es mérito de sus asertores; es culpa o es mérito de la historia. No es romántico pretender adaptar el Perú a una realidad nueva. Más romántico es querer negar esa realidad acusándola de de concomitancias con la realidad extranjera. Un sociólogo ilustre dijo una vez que en nuestros pueblos sudamericanos falta ‘atmósfera de ideas’. Sería insensato enrarecer más esa atmósfera con la persecución de las ideas que, actualmente, están fecundando la historia humana” (t.11, pp.28-29).

La solidaridad de destino histórico de los pueblos es universal. Por eso Mariátegui sostiene que "ya la experiencia de los pueblos de Oriente, el Japón, Turquía, la misma China, nos ha probado cómo una sociedad autóctona, aun después de un largo colapso, puede encontrar por sus propios pasos, y en muy poco tiempo, la vía de la civilización moderna y traducir, a su propia lengua, las lecciones de los pueblos de Occidente" (7 Ensayos, pp.345-346).
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En efecto, la población indígena originaria tiene la necesidad de no clausurarse y encontrar por sus propios pasos la vía de la civilización moderna. En el Perú, esta civilización está representada por la industria, el comercio, la urbe, el socialismo, la población no indígena originaria y, en un cierto grado más o menos importante, por los indígenas originarios asimilados a la vida urbana. Mariátegui sostuvo que “El indio no representa únicamente un tipo, un tema, un motivo, un personaje. Representa un pueblo, una raza, una tradición, un espíritu”. Nuestra población no indígena originaria representa igualmente un espíritu, o, si se prefiere, es la portadora de los valores de la civilización occidental, aunque, obviamente, no de manera exclusiva y excluyente. Por eso puede decirse que, en nuestras condiciones particulares, la población indígena originaria encuentra la vía de la civilización occidental en el proceso por el cual se fusionan las diversas tradiciones que concurren a la formación de la nación peruana. En este proceso el desarrollo del capitalismo hace lo suyo, así como el socialismo también hace lo suyo y hará lo suyo definitivo cuando llegue su hora. Pues bien, así como hay una tradición peruana aglutinante de las cuatro tradiciones que la conforman, así también hay un pueblo peruano aglutinante de todas las sangres que lo conforman.

En conclusión, la revolución peruana se nutre de sentimiento autóctono (nuestro espíritu particular) y de pensamiento universal (socialismo marxista). Digo “espíritu particular”, porque el sentimiento autóctono es nuestro sentimiento peruano, del cual el sentimiento específicamente indígena originario aparece como uno de sus elementos. Y, nutriéndose de sentimiento autóctono y pensamiento universal, el pueblo peruano puede alcanzar a ser superior a toda limitación particularista y a realizar plenamente su personalidad.

Notas
[47] 7 Ensayos, pp.38 y 35. En efecto, el resurgimiento del campesinado indígena originario no proviene del fraccionamiento de las comunidades y los latifundios para crear la pequeña propiedad, sino del usufructo colectivo de la tierra nacional. Por otro lado, es claro que con el término fatalidad Mariátegui quiso decir necesidad.
[48] “Civilización moderna”, dice Mariátegui, así como, según se ha visto, ha dicho “hombre moderno”. ¿Qué entendía, pues, el maestro por “civilización moderna” y qué por “hombre moderno”? Aquí, desde luego, no hay espacio para extenderse sobre este tema, pero, sin duda, es una tarea pendiente confrontar su idea de la modernidad con las diversas teorías de la modernidad en boga desde hace varias décadas.  

   

El Socialismo Heroico y Creador:
«Defensa del Marxismo»

(Séptima Parte)

                                                                              Jorge Oshiro



Etica y Socialismo

Siempre ha existido un prejuicio muy extendido en el sentido de que el marxismo nunca se ha preocupado de fundar una ética. En este sentido escribe Mariátegui:

"La crítica neo revisionista no dice, a este respecto, ninguna cosa que no hayan dicho antes utopistas y fariseos de toda marca".

Esta falsa creencia que el marxismo no reivindica para sí una ética proviene del hecho de su lucha por el orden material y a la vez por "el sarcasmo con que tratan Marx y Engels la moral burguesa". Pero hay algo más. Refiriéndose a Croce va a hablar Mariátegui que esta corriente de acendrado prejuicio

"ha estado principalmente determinado por la necesidad en que se encontraron Marx y Engels de afirmar que la llamada cuestión social (o sea que no se resuelva con prédicas y con los medios llamados morales) y por su acerba crítica de las ideologías e hipocrecias de clases".

En realidad el carácter ético del pensamiento de Marx es absoluto. El mismo Croce lo dice:

"Pero es evidente que la idealidad y lo absoluto de la moral, en el sentido filosófico de tales palabras, son presupuestos necesarios del socialismo".

Hay que entender aquí "idealidad y lo absoluto" en su sentido fuerte del término, pues ellos son centrales en la concepción del socialismo en Mariátegui. Sin idealidad ni absoluto no hay para él socialismo. Es precisamente estos dos caracteres que lo distinguen de todo tipo de reformismo y revisionismo.

        Croce ve en la misma utilización de categorías económicas de Marx como el "Mehrwert", la plusvalía, ya un elemento extra-económico. En esto coincide Mariátegui con el filósofo italiano:

"¿No es acaso, un interés moral o social, como se quiere decir, el interés que nos mueve a construir un concepto del sobrevalor?".

Y continúa preguntando si en economía pura se pueda hablar de plusvalía. Y no suficiente con esta indicación señala Croce que sin ese presupuesto moral cómo se entendería el tono de violenta indignación o de sátira amarga que se advierte en cada página de «El Capital».

Aquí en la cita de Croce ya se vislumbra dos ideas de "lo moral" que se explicitará  posteriormente. Para Croce como para Mariátegui el autor y el revolucionario Marx, cuando escribe «El Capital» no es puramente el "científico", el erudito en esta materia. Detrás del rigor científico hay en el libro un espíritu moral. Marx evidentemente no "hace" ética explícitamente, pero sus escritos implican implícitamente una actitud, una práctica ética.
  
Mariátegui sigue a Croce todavía en su reflexión en el sentido que nadie, según el filósofo italiano, se le haya ocurrido de llamar a Marx, "el Maquiavelo del proletariado". El paralelo de Maquiavelo con Marx es evidente y no solamente por ser tan acremente criticados por los moralistas de la burguesía. Según Croce Maquiavelo

"descubre la necesidad y la autonomía de la política, que está  más allá  del bien y del mal moral, que tiene sus leyes contra las cuales es vano rebelarse y a la que no se pueden exorcisar o arrojar del mundo con el agua bendita".

Como Maquiavelo criticaba Marx el moralismo de las buenas intenciones que no tiene en cuenta las lógicas específicas que posee la realidad, en uno la autonomía de la política, en el otro la determinación del orden económico en el comportamiento social del hombre.

        La defensa de estas tesis implicaba una frontal agresión al moralismo establecido, que ocasionó en ambos casos la creencia de la "anti-eticidad" de las posiciones de ambos pensadores.

        Pero más allá  de todo moralismo de las buenas intenciones y la buenas voluntades el socialismo tiene una dimensión ética muy bien definida:

"La función ética del socialismo...debe ser buscada, no en grandilocuentes decálogos, ni en especulaciones filosóficas que en ningún modo constituían una necesidad de la teorización marxista, sino en la creación de una moral de productores por el propio proceso de lucha anticapitalista" (Subr.JO).

Aquí encontramos expuestas claramente las dos versiones de moral:

        Por un lado una moral del decálogo y una moral como especulación filosófica, es decir, una moral "normativa" establecida a partir de imperativos, independientes a la situación histórica concreta, y una moral producto de la especulación.

        Ambos tienen el común denominador de ser "a prioristas", es decir, de ser moral que viene del exterior a la verdadera praxis de los hombres.[1]

        Ejemplo de crítica a la moral apriorística lo da Kautsky cuando escribe que

"en vano...se busca inspirar al obrero inglés con sermones morales una concepción más elevada de la vida, el sentimiento de más nobles esfuerzos".

Y según el mismo pensador:

"La ética del proletariado emana de sus aspiraciones revolucionarias; son ellas las que dan más fuerza y elevación. Es la idea de la revolución lo que ha salvado al proletariado del rebajamiento".

En ambos pasajes se aprecia claramente los dos diversos contenidos conceptuales del término "moral". En el segundo término el concepto de moral expresa un 'quantum de energía' (espíritual). La moral es una fuerza espiritual que se expresa en situaciones de conflicto (lucha de clases) pero por otro lado está  dirigido a determinados fines, sentidos y comprendidos como ideales. Pero esta moral de los "productores" no surge mecánicamente de los intereses económicos. Mariátegui:

"Se forma en la lucha de clases, librada con  ánimo heroico, con voluntad apasionada".

Pero para que el proletariado cumpla su misión histórica, es necesario que adquiera "conciencia previa de su interés de clase".

        Pero esto no es suficiente:

"La lucha por el socialismo eleva a los obreros, que con extrema energía y absoluta convicción, toman parte de ella a un ascetismo".

Como se puede apreciar la moral proletaria exige primeramente la lucha de clases, pero esta participación en la lucha de clases no es puramente numérica, cuantitativa, no es una pura acumulación de fuerzas brutas. Hay aquí todo un proceso de transformación cualitativa.

        La moral revolucionaria es moral de "ascetas", por lo tanto es un comportamiento religioso, es la búsqueda auténtica de lo Absoluto. No es en azar que los grandes ascetas hayan sido grandes místicos. Y esta búsqueda de lo absoluto implica en su propia definición, una lucha:

-contra lo inmediato (por lo trascendente);
-contra la atracción reductora del presente (por el futuro);
-contra lo meramente material (por el ideal);
-contra lo contingente (por lo absoluto);
contra lo individual (por lo universal).

El "ascetismo" es un estado de tensión entre lo relativo y lo absoluto; entre lo presente material y el futuro ideal; es una tensión hacia la trascendencia.

        Pero mientras que el "ascetismo tradicional" es un alejamiento de la realidad social-histórica, el "ascetismo orgánico"[2] o proletario es la búsqueda de la superación revolucionaria del presente social. Es la acumulación de todas las fuerzas ("extrema energía", dice Mariátegui) para este fin "sublime":

"Lo sublime proletario no es una utopía intelectual ni una hipótesis propagandístico".

Este fin sublime es de importancia fundamental en el pensamiento del revolucionario peruano. Así interpreta él la célebre fórmula leniniana que dice que "sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria". Esta tesis que normalmente se entiende como una necesaria vinculación de la teoría y la práctica y de la necesidad de la teoría para la praxis, Mariátegui lo interpreta como una tensión entre "lo inmediato y lo final", es decir lo interpreta éticamente:

"Sin teoría revolucionaria, no hay acción revolucionaria, repetía Lenín, aludiendo a la tendencia amarilla a olvidar el finalismo revolucionario por atender sólo a las circunstancias presentes".

El rechazo de Mariátegui del reformismo y del revisionismo no es puramente político ni mucho menos obedece a un cálculo programático. Su rechazo tiene un contenido fundamentalmente ético:

"Es absurdo", escribe él, "buscar el sentimiento ético del socialismo en los sindicatos aburguesados -en los cuales una burocracia domesticada ha enervado la conciencia de clase o en los parlamentarios, espiritualmente asimilados al enemigo que combaten con discursos y mociones".

Es necesario abandonar totalmente el campo burgués para poder conquistar la elevación de la moral proletaria:

"El trabajador, indiferente a la lucha de clases, contento con su tenor de vida, podrá  llegar a una mediocre moral burguesa, pero no alcanzará  jamás a elevarse a una ética socialista".

Como se ve, la moral proletaria, para Mariátegui no puede ser una moral "espontánea", "natural", dada, recibida automáticamente por la simple pertenencia a una clase social.

        El trabajador "debe elevarse" a una ética socialista. Se siente un transfondo nietzscheano en esta exigencia. Constatemos una clara jerarquía entre la "mediocre moral burguesa" y la "elevada ética socialista".
        Esta jerarquía moral obedece al fin buscado por el socialismo: lo sublime, lo absoluto, lo ideal con intensidad, con extrema energía. Esta referencia categórica al ascetismo debemos complementarlo con un pasaje ya citado sobre R. Luxemburgo:

"Espíritu...activo y contemplativo, al mismo tiempo -puso en el poema trágico de su existencia, el heroismo, la belleza, la agonía y el gozo".

El ascetismo mariateguiano no es un ascetismo seco, óseo; es un ascetismo que busca lo absoluto, pero éste implica el gozo. Es el gozo de lo absoluto. El eco spinoziano evocado ya por Waldo Frank es aquí nítido.


[1] Es la misma posición crítica de la Etica ya citada reiteradamente: "No nos esforzamos por nada, ni lo queremos, apetecemos ni deseamos porque juzguemos que es bueno, sino que, por el contrario, juzgamos que algo es bueno porque nos esforzamos por ello, lo queremos, apetecemos y deseamos".

[2] Ver  arriba losLos conceptos de "religiosidad tradicional", "religiosidad orgánica".

Los Rebeldes, los Desobedientes y los Revolucionarios

(Segunda Parte)

Julio Roldán


ESTAS CORRIENTES COINCIDEN, BÁSICAMENTE, en algunos puntos que podrían ser resumidos de la siguiente manera.

      En primer lugar, los mencionados sostienen que el capitalismo es un sistema histórico y que por ser tal ya llegó a su fin. Lo dicho no implica necesariamente que haya llegado a su fin en el plano político. Que el sistema capitalista no ha podido ni puede dar solución a los problemas básicos de la humanidad, porque, dicho sea de paso, tampoco es su razón de ser. Que el sistema capitalista debe ser radicalmente cambiado por otro sistema, el que sí debe solucionar los problemas básicos de la sociedad. Que el sistema capitalista ha nacido, se ha desarrollado y se mantiene básicamente a través de la explotación en el plano económico y del monopolio de la violencia organizada (legal o ilegal) en el plano político. Consecuentemente recurriendo a este método, de igual modo, debe ser totalmente transformado.

Por último, en la futura sociedad llámese como se la llame, la que reemplace al sistema capitalista, deben ser inscritos y materializados estos principios básicos: "¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según su necesidad!" Y: "¡Sociedad del reino de la justicia, sociedad del reino de la libertad!"

La diferencia en el mundo de la izquierda radica, básicamente, en cómo y sobre qué bases democráticas reales debe construirse la sociedad que reemplazará al sistema capitalista y a su democracia formal. Teniendo en cuenta que ya hubo experiencias histórico-políticas concretas que fueron orientadas por estas ideas. La Revolución Rusa y la Revolución China son sus más ricas experiencias históricas.

Como parte del debate, al interior de la izquierda, el mismo que dura ya más de un siglo y medio, en torno a la democracia, sólo por mencionar un caso, es lo referente al centralismo democrático. Esto implicaba, según el enunciado teórico, que el control debe ser de abajo hacia arriba, de las mayorías hacia las minorías, de las masas hacia los dirigentes. Los hechos han demostrado, casi hasta el cansancio, que no fue así, más bien ha ocurrido todo lo contrario. En realidad la democracia fue totalmente sacrificada en función del centralismo. En dos palabras, el centralismo burocrático devino regla y el centralismo democrático, excepción. Y a este mal crónico, pocas organizaciones de izquierda, hasta el momento, han podido dar una solución, en la práctica, acertada.

En el proceso del desarrollo histórico-político la burguesía, como es bastante conocido, gracias a la práctica de más de dos siglos, ha hecho de la idea de democracia mito y fetiche, mentira y embuste. Y de sus métodos, no sólo trampas abiertas o veladas, sino sobre todo dominio y control ideológico-político de la población, de casi todo el mundo.

Para los marxistas, la democracia adquiere un carácter cualitativamente superior. La democracia dejará de ser una formalidad y medio de dominio y control para transformarse en la esencia misma de la vida y en un medio de emancipación y liberación del hombre. Los autores del Manifiesto Comunista expresaban muy claramente este objetivo, así: "... el primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante, la conquista de la democracia."

Lo planteado no implica que la izquierda y en particular los marxistas  desconozcan el significado que tiene en el proceso del desarrollo histórico-político la democracia formal (libre juego de partidos, Estado de derecho, los procesos electorales periódicos, etc.) como lo entiende y lo practica la burguesía, deje de ser un avance en la toma de conciencia de las grandes mayorías. Marx y Engels tenían muy claro esto e incluso recomendaban que los partidos proletarios deberían participar, cuando las condiciones así lo requieran, activamente en los procesos electorales que la burguesía convoca y controla.

Años después de haber sido expuestas algunas ideas en el Manifiesto..., recogiendo la experiencia política del Partido Socialista en el proceso electoral en Alemania, Engels escribió: "Ya el Manifiesto Comunista había proclamado la lucha por el sufragio universal, por la democracia, como una de las primeras y más importantes tareas del proletariado militante, y Lassalle había vuelto a recoger este punto. Y cuando Bismarck se vio obligado a introducir el sufragio universal como único medio de interesar a las masas del pueblo por sus planes, nuestros obreros tomaron la cosa inmediatamente en serio y enviaron a Augusto Bebel al primer Reichstag Constituyente."

Luego de exponer el hecho, saca la enseñanza y generaliza: "Y, desde aquel día, han utilizado el derecho de sufragio de un modo tal, que les ha traído incontables beneficios y ha servido de modelo para los obreros de todos los países. Para decirlo con las palabras del programa marxista francés, han transformado el sufragio universal de medio de engaño que había sido hasta aquí en instrumento de emancipación. Y aunque el sufragio universal no hubiese aportado más ventaja que la de permitirnos hacer un recuento de nuestras fuerzas cada tres años; la de acrecentar en igual medida, con el aumento periódicamente constante e inesperadamente rápido del número de nuestros votos, la seguridad en el triunfo de los obreros y el terror de sus adversarios, convirtiéndose con ello en nuestro mejor medio de propaganda;...".

Y finalmente: "Pero con este eficaz empleo del sufragio universal entraba en acción un método de lucha del proletariado totalmente nuevo, método de lucha que se siguió desarrollando rápidamente. Se vio que las instituciones estatales en las que se organizaba la dominación de la burguesía ofrecen nuevas posibilidades a la clase obrera para luchar en contra de estas mismas instituciones. Y se tomó parte en las elecciones a las dietas provinciales, a los organismos municipales, a los tribunales de artesanos, se le disputó a la burguesía cada puesto, en cuya provisión mezclaba su voz una parte suficiente del proletariado. Y así se dio el caso de que la burguesía y el gobierno llegaron a temer mucho más la actuación legal que la actuación ilegal del partido obrero, más los éxitos electorales que los éxitos insurreccionales."

Con Lenin, además de recomendar la participación electoral por táctica, la democracia adquiere un carácter cualitativamente diferente y concreto. Leamos lo que en El Estado y la revolución, en 1917, escribió: "Democracia implica igualdad. Se comprende la gran importancia que encierra la lucha del proletariado por la igualdad y la consigna de la igualdad, si ésta se interpreta exactamente en el sentido de destrucción de las clases". Luego de esta reflexión, continúa: "La democracia es una forma de Estado, una de las variantes del Estado. Y, por consiguiente, representa, como todo Estado, la aplicación organizada y sistematizada de la violencia sobre los hombres. Eso, de una parte. Pero de otra, la democracia implica el reconocimiento formal de la igualdad entre los ciudadanos, el derecho igual de todos a determinar la estructura del Estado y a gobernarlo. Y esto, a su vez se halla relacionado con que, al llegar a un cierto grado de desarrollo de la democracia, ésta, en primer lugar, cohesiona al proletariado, la clase revolucionaria frente al capitalismo, y le da la posibilidad de destruir, de hacer añicos, de barrer de la faz de la Tierra la máquina del Estado burgués, incluso del Estado burgués republicano, el ejército permanente, la policía y la burocracia, y de sustituirlos por una máquina más democrática, pero todavía estatal, bajo la forma de masas obreras armadas, como paso hacia la participación de todo el pueblo en milicias."

Y en otro escrito, proyectándose mucho más, reitera: "Sólo en la sociedad comunista, cuando se haya roto ya definitivamente la resistencia de los capitalistas, cuando hayan desaparecido los capitalistas, cuando no haya clases (es decir, cuando no exista diferencias entre los miembros de la sociedad por su relación hacia los medios sociales de producción), sólo entonces `desaparecerá el Estado y se podrá hablar de libertad´. Sólo entonces será posible y se hará realidad una democracia verdaderamente completa, que no implique, en efecto, ninguna restricción. Y sólo entonces comenzará a extinguirse la democracia, porque la sencilla razón de que los hombres, liberados de la esclavitud capitalista, de los innumerables horrores, bestialidades, absurdos y vilezas de la explotación capitalista, se habituarán poco a poco a observar las reglas elementales de convivencia, conocidas a lo largo de los siglos y repetidas desde hace miles de años en todos los preceptos; a observarlas sin violencia, sin coacción, sin subordinación, sin ese aparato especial de coacción que se llama Estado."

En otras experiencias socialistas, los marxistas han tolerado y hasta han garantizado, por lo menos teóricamente, la existencia y vida pública de otros partidos políticos con ideología e intereses distintos a los del Partido Comunista. En plena construcción del socialismo en China, en un escrito de 1956, Mao Tsetung se planteó esta pregunta: "¿Qué es mejor: que haya un solo partido o varios partidos? Luego se respondía: "Por lo que hoy parece, es preferible que hayan varios". Lo afirmado no sólo está pensado en un determinado sentido del tiempo, por el contrario va mucho más allá, leamos: "Esto no sólo es válido para el pasado, sino que puede serlo también para el futuro; significa coexistencia duradera y supervisión mutua."

En otro párrafo continúa: "De manera consciente permitimos que subsistan los partidos democráticos, les brindamos oportunidad para expresarse y aplicamos para con ellos la política de unidad y lucha. (...) debemos asegurarles la subsistencia y permitirles que nos ataquen, debatiendo lo que haya de infundado y aceptando lo que haya de razonable en sus ataques. Esto es más ventajoso para el Partido, el pueblo y el socialismo."

Y finalmente pensando no sólo el tiempo político sino sobre todo el tiempo histórico, dice: "Tanto el Partido Comunista como los partidos democráticos surgieron en el proceso histórico. Todo lo que surge en el proceso histórico desaparece en el mismo proceso. Así, tarde o temprano desaparecerá el Partido Comunista y, de igual modo, los partidos democráticos."

La experiencia teórico-práctica de la izquierda en general y de los marxistas en particular es grande, honda y frondosa. Las derrotas tienen la virtud de hacer reflexionar a los sensatos y la desgracia, de obnubilar a los impacientes. Los problemas político-ideológicos de hoy son mucho más grandes y complejos que los de ayer. Consecuentemente la reflexión y la investigación tienen que ser más finas y más profundas en este abanico de posibilidades que se abre ante nuestros ojos. De esa manera la síntesis teórica de las leyes y los principios de estos nuevos problemas, en estos nuevos tiempos históricos y circunstancias políticas, serán las vigas maestras que orientarán la posterior acción.

A pesar de la profunda crisis del sistema, del desorden teórico, el cruce de ideas y de los ricos precedentes, aún no aparece la o las cabezas (parece que sin anular a los individuos, la tendencia, la experiencia y la necesidad indica antes que éstos serán los colectivos quienes cumplan este rol) que sistematice el actual desorden filosófico-político. Así lo entiende el profesor Atilio Boron cuando rememorando el rol de Platón y Aristóteles en un primer momento, de Agustín y Tomás de Aquino en un segundo, de Lutero, Moro y Maquivelo en el Renacimiento; Hobbes y Locke en la primera etapa del desarrollo del sistema capitalista; Montesquieu, Kant y Hegel más tarde y en la otra orilla, teniendo como antecedente directo la contradictoria figura de Rousseau, Karl Marx.

Leamos lo que el mencionado profesor escribió: "En la actualidad, sin ir más lejos, la crisis general del capitalismo no ha encontrado todavía una cabeza capaz de sistematizarla teóricamente. Las ‘condiciones históricas´ están maduras para el surgimiento de nuevas ideas y propuestas, pero no está claro quién, o quiénes, podrán estar en condiciones de acometer semejante empresa."

Precisamente algunos de estos temas a dilucidar es el nuevo papel y características actuales del imperialismo. El rol de EE. UU. de Norteamérica en esta etapa. Y por último, la configuración del nuevo Imperio. La polémica está abierta, las teorías se cruzan y exhiben sus mejores argumentos. Esperamos, en unos casos, la llegada de las nuevas síntesis. O caminemos, en otros casos, en busca de las renovadas conclusiones.






Economía

Cambios y Grietas en la Economía Mundial y la Rivalidad Entre las Grandes Potencias.
Lo Que Está Pasando y Qué Consecuencias Podría Traer*

(Tercera Parte)


Raymond Lotta


La  Unión Europea Como Potencial Rival al Dominio de Estados Unidos

SE ESTÁN OPERANDO GRANDES CAMBIOS EN LA configuración de poder económico entre las grandes potencias. Se pueden detectar nuevas grietas en la economía mundial. El imperialismo estadounidense aún es la potencia económica y militar principal en la economía mundial, pero su posición se está erosionando, y están surgiendo potenciales rivales.

La ampliación y la consolidación de la Unión Europea es un rasgo que está definiendo este paisaje económico cambiante, siendo al ascenso de China quizá el más dinámico de los grandes movimientos tectónicos que se están dando en la economía mundial (ver la Parte 2 de esta serie).

La Unión Europea (UE) es un bloque económico altamente desarrollado de países capitalistas e imperialistas en el continente europeo. En los últimos 15 años, la UE ha alcanzado niveles más altos de integración financiera y económica y fortalecido su posición internacional. Está creciendo el importante papel del euro, la moneda de 15 integrantes de la UE, en las finanzas y comercio del mundo. La UE ha estado imponiéndose con más energía  en el mundo y aumentando su capacidad militar.

La naturaleza y las posibles implicaciones de la expansión y el fortalecimiento de la UE relativa a la rivalidad entre las grandes potencias es el tema de la Parte 3 de esta serie.

I. El Fin de la Guerra Fría y la Ampliación de la UE

La UE ha trabajado en sociedad y alianza con el imperialismo estadounidense en asuntos militares y en foros internacionales como la Organización Mundial de Comercio. Europa occidental recibe enormes entradas de capital estadounidense, y Estados Unidos recibe enormes entradas de capital de Europa occidental. A su vez, la UE representa un desafío competitivo creciente y grande al imperialismo estadounidense dentro del actual marco mundial dominado por el mismo imperialismo estadounidense.

La interpenetración de factores económicos y no económicos afectará la manera en que se desarrolla el desafío de la UE:
  • La evolución de la OTAN, la alianza militar encabezada por Estados Unidos en que importantes países de la UE participan.
  • El elemento dinámico de las relaciones de la UE con Rusia y China, dos potencias en ascenso en la economía mundial las que se están convirtiendo en socios comerciales aún más importantes de la UE.
  • Las guerras por imperio en el Medio Oriente y Afganistán, en que el imperialismo oesteeuropeo está fuertemente metido con Estados Unidos, y cuyos desenlaces están lejos de decididos.
  • El choque global entre un anticuado imperialismo que domina y explota al mundo y un anticuado fundamentalismo islámico el que ha crecido en respuesta a los embates del imperialismo pero que no presenta ninguna solución liberadora ni real al imperialismo. En Europa, el reaccionario fundamentalismo islámico está cobrando peso e influencia en algunos sectores de los inmigrantes.
  • Los efectos de las luchas sociales en Europa hoy y en el mundo, y el potencial de que surja lucha revolucionaria y afecte la situación en los países de la UE y en el mundo en conjunto.

Antecedentes: La Unión Europea

La Unión Europea no es un estado único, pero tampoco es una coalición amorfa o informal de potencias. Es una unión única de estados imperialistas en Europa occidental que ha gestionado las estructuras legislativas, administrativas y políticas como para regular su funcionamiento como bloque. Su núcleo dirigente consta de las grandes potencias imperialistas oesteeuropeas: Alemania, Francia y el Reino Unido. Alemania y Francia son los impulsores político-económicos principales del bloque.

En 1991, la UE contaba con 12 estados integrantes. Pero el colapso de la Unión Soviética imperialista y su bloque en 1989-91 ocasionó nuevas posibilidades para el imperialismo oesteeuropeo. Alemania Occidental, entonces ya la principal potencia económica del continente europeo, absorbió a Alemania Oriental. La UE se orientó hacia el este e incorporó a países como Polonia y Hungría, y países de la región báltica.

Así fue la dialéctica de los años 1990: el imperialismo estadounidense metió a la mayoría de los países esteeuropeos del antiguo bloque soviético en la alianza encabezada por sus fuerzas armadas, la OTAN; los imperialistas oesteeuropeos metieron a la mayoría de estos países en   económica de la UE.

La UE aún consta de economías específicas con estructuras de clases específicas y clases dominantes capitalistas o imperialistas específicas. Pero se ha vuelto un bloque más cohesionado y poderoso. Ha creado diversos organismos para coordinar políticas y ejercer poderes entre los países que conforman el bloque. Desde 1995, creció de 15 a 27 integrantes; ha surgido como un mercado que rivaliza en tamaño con el de Estados Unidos; y ha desarrollado una moneda que tiene el potencial de desafiar al dólar estadounidense en el mundo.

En cuanto a tamaño, los estados oesteeuropeos individuales no pueden competir en el frente económico con el imperialismo estadounidense. Pero como una entidad altamente integrada única, la UE puede competir a nivel global. En resumen, con la expansión y la consolidación de la UE, Estados Unidos hoy está ante un centro industrial, financiero y político formidable y grande.

En el frente cultural, la UE se presenta como un capitalismo cosmopolita, civilizado e ilustrado. Esto es parte de su arsenal ideológico en sus esfuerzos de fortalecer su posición político-económica en el mundo.

Mientras tanto, la UE aprieta los controles sobre los inmigrantes, torea con el imperialismo estadounidense por ventaja económica en América Latina, utiliza sus conexiones coloniales históricas y forja nuevas relaciones de dependencia neocolonial, al servicio de sus necesidades internacionales; por ejemplo, inversiones y operaciones militares en África para amarrar fuentes de energéticos y materias primas. La UE también ha formado parte de la subcontratación de tortura de parte del imperialismo estadounidense y su “guerra contra el terror”. Los integrantes de la UE han albergado cárceles secretas de la CIA.

II. La UE Fortalece su Mano Competitiva

La UE ha tomado medidas para ampliar y unificar más un mercado común y, en esta conexión, para elevar la rentabilidad y para aumentar la competitividad del capital basado en la UE en el marco de la economía imperialista mundial.

A. Agenda de competitividad y “fuerza de trabajo flexible”

Esto ha encerrado una ola de reformas “neoliberales”. El neoliberalismo se refiere a las medidas y programas que abren más las economías nacionales a flujos más libres del capital, privatizan las industrias paraestatales, desregulan los mercados de trabajo y eliminan las restricciones sobre las condiciones de explotación y contratación de la fuerza de trabajo asalariada, y que recortan las prestaciones sociales, etc. Este proceso ha estado en marcha en Estados Unidos desde los años 80.

En el tercer mundo, los organismos financieros internacionales dominados por Estados Unidos, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, supervisaron la reestructuración neoliberal brutal y polifacética de economías. Este proceso abrió cancha para la mayor penetración del capital imperialista, p.e., de Europa occidental. Además, socavó la agricultura local en grandes regiones del tercer mundo y aceleró un proceso sin precedente de urbanización caótica y masiva.

El capital oesteeuropeo ha estado aplicando su propia agenda de reforma neoliberal desde los años 90: más flexibilidad en contrataciones y despidos, mayor utilización de trabajadores eventuales y recortes salariales.

En Francia, están en marcha planes para ampliar la semana laboral legal a más de 35 horas. En Alemania, para aumentar la productividad de los trabajadores, se han recortado varias formas de “coparticipación” de los sindicatos en las fábricas. Alemania es el exportador líder del mundo. Se ha mantenido esta posición en parte tomando medidas para disminuir los costos de la mano de obra, y los salarios reales han estado cayendo por siete años consecutivos (1998-2006). En Francia, se ha recortado el apoyo oficial a la educación y a programas de colocación en empleos, y tales medidas han sido un importante blanco de protestas. Se han recortado las prestaciones de bienestar social, como pensiones para los jubilados, en una buena parte de Europa.

La agenda competitiva de la UE ha abarcado fusiones de grandes empresas en empresas más grandes, como en la industria de acero, el apoyo a sectores industriales estratégicos y la promoción de empresas líder. Por ejemplo, la UE creó EADS, la empresa aeroespacial a nivel de Europa, que fabrica el Airbus y compite en todo el mundo con Boeing.

Esta agenda de “competitividad” también ha abarcado medidas para restringir la libertad de movimiento del capital estadounidense en el mercado más abierto e integrado de Europa. Por ejemplo, la Cía. Microsoft ha sido acusada de prácticas monopólicas. El capital europeo ha procurado coartar al capital estadounidense en el mundo. Esta agenda ha tenido formas complejas y a veces disfrazadas, tales como los pleitos entre Estados Unidos y la UE sobre normas ambientales o controles sobre la importación de productos agrícolas modificados con bioingeniería.

B. El papel especial de Europa oriental

La integración de los países esteeuropeos a la UE ha sido una fuente de ventaja competitiva del capital oesteeuropeo en el mercado mundial. Unas clases capitalistas plenamente desarrolladas gobiernan las economías esteeuropeas, y algunas de estas clases invierten capital en el tercer mundo. Pero están en una relación subordinada a las clases dominantes más grandes y más poderosas de la UE. El capital extranjero, sobre todo el oesteeuropeo, domina a los sectores estratégicos de estas economías, como el transporte, las finanzas y las telecomunicaciones. Los bajos costos de la mano de obra con los altos niveles de capacitación que quedan de los años bajo los soviéticos representan un importante imán para inversiones.

La UE ha reestructurado e integrado las economías esteeuropeas en cadenas de producción globales y a nivel regional. Los trabajadores esteeuropeos tienen peores condiciones laborales y escalas salariales menores, junto con programas sociales menos generosos, que en la población de muchos países de Europa occidental. En Eslovaquia, el salario de la industria automotriz es un octavo de aquel de Alemania, y pronto se espera que la productividad de esta industria (encabezada por Volkswagen y Peugot) sea la más alta del mundo. Así, la absorción de Europa oriental por la UE ha aumentado la competitividad y rentabilidad del bloque.

La UE —muy en particular el imperialismo alemán que está muy interesado en Europa oriental y los Balcanes— ha hecho fuertes inversiones en la reconstrucción del transporte, energía y otra infraestructura de Europa oriental. Este proceso ha sido costoso y ha tenido un papel importante en la disminución de los índices de crecimiento de Alemania. Pero esta actualización infraestructural también es una parte importante de un fortalecimiento largoplacista de un mercado continental más integrado y competitivo en que Alemania es el ancla económica de un bloque más cohesionado de la UE.

En términos estratégicos, Europa oriental también tiene importancia para las ambiciones geopolíticas de la UE. En términos geográficos, está más cerca a Rusia, que surte una buena parte de los energéticos los energéticos que necesita Europa occidental, y por eso Europa oriental es una especie de amortiguador. Además, la penetración económica oesteeuropea representa cierto contrapeso al dominio militar estadounidense en Europa oriental.

C. La fuerza de trabajo inmigrante en la “Fortaleza Europa”

En las economías más abiertas que necesitan mano de obra tanto altamente calificada como de menores calificaciones y una fuerza de trabajo más “flexible” (con cambios de empleo entre trabajos y sectores de la economía y menos seguridad laboral), la fuerza de trabajo de los inmigrantes tiene un papel particular en los mercados laborales reestructurados.

Se calcula que de 5 a 6.5 millones de trabajadores indocumentados viven y trabajan hoy en Europa. Representan una “fuerza de trabajo trasnacional ilegalizada”, en los sectores agrícola, de construcción, servicios domésticos y de otra índole. Según un reciente estudio de tres académicos progresistas, algunos de estos sectores “probablemente se vendrían abajo si no tuvieran acceso a la mano de obra inmigrante no regulada de bajo costo”. A menudo, estos trabajadores indocumentados no pueden conseguir el salario mínimo ni trabajar bajo contrato.

Hoy, las autoridades amenazan con obligar a los inmigrantes a llevar tarjetas de identificación especiales y con establecer bancos de datos con información biométrica. Francia aplicará pruebas del ADN a los nuevos inmigrantes que entran a su territorio. En muchos casos, la histeria xenofóbica contra los inmigrantes en el ambiente después del 11-S tiene formas antiárabes y anteislámicas. Es también parte del discurso oficial; Nicolás Sarkozy, presidente de Francia, ganó las elecciones en parte con una plataforma de aplicar “medidas duras” contra los inmigrantes después de las rebeliones de los jóvenes inmigrantes contra la brutalidad policial y discriminación social en 2005.

Los gobiernos de la UE están orgullosos de las nuevas medidas para fortificar las fronteras contra los inmigrantes “ilegales”. ¿Los resultados? Las autoridades españolas informan que en 2006, seis mil personas murieron ahogadas en el Atlántico en la travesía a las Islas Canarias (parte de España) desde África occidental, donde las flotas comerciales europeas han sobreexplotado los bancos de pescado y destruido la vida de los pescadores africanos. En 2006, cientos de inmigrantes más murieron asfixiados en contenedores de carga, camiones y barcos de carga.

III. Las Ambiciones Geopolíticas de la UE

La UE ha estado expandiéndose, y tiene una compulsión de aumentar su influencia internacional y su competitividad, para poder prosperar como potencia geoeconómica en la economía mundial en la cual todavía domina el imperialismo estadounidense y han surgido nuevos competidores y rivales en el sistema mundial. También es posible que este marco económico mundial dominado por Estados Unidos pueda padecer sacudidas importantes. Éstas, en combinación con otros factores (p.e., reveses militares), pueden generar nuevas oportunidades para que las potencias en ascenso como China y la UE salten a posiciones de mucho más fuerza.

En el frente geopolítico, la UE está teniendo un papel internacional más agresivo. Ha estado impulsando charlas en el Medio Oriente. Supervisó las elecciones en el Congo en 2006. Asumió el mandato de la ONU en la ocupación de los Balcanes occidentales.

El grueso de la capacidad militar estratégica global de la UE está en la OTAN. Pero uno de los efectos inesperados del colapso de la Unión Soviética es que “el triunfo del Occidente” dio origen a una Europa occidental con menos dependencia militar del imperialismo estadounidense, pues ya no había un bloque soviético poderoso y militarizado en la frontera con Europa occidental en el contexto del mayor conflicto entre los bloques encabezados por Estados Unidos y la Unión Soviética. Dominique Moisi, una académica geopolítica y asesora en política de Francia, dio esta descripción: “A la configuración de la guerra fría de un Occidente y dos Europas” la está reemplazando “una Europa y dos Occidentes”10 .

La UE ha establecido o expandido varias “fuerzas de intervención” multinacionales; una meta de referencia es tener 60 mil soldados a la espera para misiones en el exterior de hasta un año de duración. La UE ha estado expandiendo su industria militar, invirtiendo en el caza de combate Eurofighter y aviones de largo alcance. Ha desarrollado un sistema de navegación satelital europeo (Galileo). Éstas son iniciativas conjuntas a nivel de Europa. La UE también ha estado tratando de desarrollar una estructura de mando general.

Nada de eso puede igualar, ni siquiera se aproxima a igualar, al peso militar del imperialismo estadounidense hoy. Pero la proyección más enérgica de la UE está dándose al tiempo que Estados Unidos está reduciendo sus fuerzas en Europa, mientras que se están desenvolviendo los planes más ambiciosos de la UE en despliegues militares, sobre todo de parte de Alemania. Además, la UE tiene “los haberes industriales” para sustentar una rápida militarización.

Pero hay otro elemento: Rusia. La UE tendría un poder geopolítico notablemente mayor en una alianza con Rusia, con su aún formidable poderío militar. Ésta es una especie de baza, pero muy real, sobre todo en vista de la mayor dependencia de Europa occidental de las fuentes de energéticos de Rusia.

Rusia ya surte más de un cuarto del gas natural que consume Europa occidental, y va en aumento esta proporción. De otro lado, Rusia tiene una fuerte dependencia del mercado europeo: de la UE, Rusia recibe el 75% de sus ingresos por concepto de exportaciones11 . El capital alemán es la mayor fuente de crédito para las gigantes petroleras y de gas rusas (y el ex canciller alemán, Gerhard Schröder, ahora es presidente de la junta supervisora de una filial de la gigante rusa de gas natural GAZPROM)12 . A su vez, para no tener que depender de Rusia, las trasnacionales europeas han estado buscando una presencia independiente en Asia central.

Se pregunta: ¿llevará la accidentada relación con Rusia en energéticos a un reposicionamiento y colaboración más amplios de estas dos potencias en el mundo?

La UE también está sacando provecho de sus lazos históricos de dominación y explotación de África a fin de obtener energéticos y reducir su dependencia de Rusia. Últimamente, las trasnacionales europeas han representado el 60% de las nuevas inversiones en las empresas petroleras y de gas de África occidental. Royal Dutch Shell es el productor extranjero líder en Nigeria. Ha sido blanco de protestas y ataques armados de la población en respuesta a sus actividades de perforación que traen pocos beneficios para las comunidades vecinas pero sí una enorme destrucción ambiental13 .

IV. El Euro y el Dólar: Rivalidad en Medio del Tumulto Financiero

El euro ha estado jugando un papel mayor como moneda mundial. La integración monetaria regional de la UE ha generado una ventaja en escala y eficiencia para el capital europeo globalizado. Después de su establecimiento en 1999-2000, el euro se ha vuelto la moneda más grande y única que rivalice al dólar estadounidense como la divisa mundial. La mayor importancia del euro se desprende del poder de la UE y de la erosión de la posición financiera mundial de Estados Unidos. El dólar ha estado bajo enormes presiones a la baja debido a los enormes déficits contraídos por Estados Unidos y la reciente turbulencia financiera en Estados Unidos.

El potencial impacto mundial del euro se sintetiza en la introducción a una compilación de artículos sobre el euro hecha por analistas convencionales: “Como la divisa que soporta el peso del declive del dólar estadounidense desde su sobrevaloración a fines de los años 90, el valor y administración del euro es crucial para poder ajustar los desequilibrios internacionales. Como competidor y colaborador de largo plazo con el dólar, el euro da pie al potencial de un sistema monetario internacional bipolar, que presenta retos y oportunidades sin precedentes para aquellos que formulan la política económica”14 . El euro ya ha rebasado al dólar como moneda principal del mundo en el mercado mundial de bonos.

Todo eso no niega la posibilidad de que el dólar vuelva a surgir. Es importante tener en mente que la fuerza del dólar y su papel como moneda de las reservas y transacciones del mundo no es meramente una función del poder económico del imperialismo estadounidense. La “confianza en el dólar” también tiene que ver con el dominio militar global del imperialismo estadounidense, a los vínculos militares y de seguridad entre los tenedores extranjeros de dólares y el imperialismo estadounidense (tal como en el caso de un país como Arabia Saudita) y a la estabilidad general del capitalismo estadounidense y sus mercados financieros altamente desarrollados en relación a los peligros políticos y económicos en otras partes.

De otra parte, una tendencia más gradual de largo plazo hacia un “sistema monetario bipolar” no niega el potencial de un masivo abandono del dólar y el súbito estallido de caos financiero, quizá de una magnitud no vista desde los años 30. Una combinación de sucesos económicos y cambios políticos podría provocar un ataque de esta clase contra el dólar. Por ejemplo, China podría dejar de financiar la deuda del Tesoro estadounidense al nivel que lo ha estado haciendo hasta ahora y podría diversificar sus reservas de divisas con la correspondiente disminución de sus reservas en dólares.

La crisis financiera que estalló en Estados Unidos a inicios de 2008 ha golpeado a los organismos y mercados financieros de Europa occidental. Pero he aquí un punto aparentemente claro: el euro está cobrando terreno competitivo contra el dólar y con mayor frecuencia se considera una moneda internacional de reservas y transacciones.

V. Conclusión: ¿Alianza Transatlántica en Transición?

Después de la II Guerra Mundial, el imperialismo estadounidense  modeló las estructuras estatales de Europa y penetró profundamente las formaciones sociales en ese continente, p.e., en el frente cultural. En la expansión después de la II Guerra Mundial, se profundizaron los lazos de inversión y comercio entre Estados Unidos y Europa y el mayor marco geopolítico dominado por Estados Unidos restringió los desafíos estratégicos del imperialismo oesteeuropeo. Este proceso continuó después del colapso de la Unión Soviética. Además, el Reino Unido, que es integrante de la UE, tiene una “relación especial” con Estados Unidos, lo que afecta el maniobreo entre la UE y Estados Unidos.

Pero los actuales arreglos políticos y económicos del mundo no están grabados en piedra. Pueden evolucionar en nuevas direcciones y cambiar radicalmente en relación a importantes movimientos geoeconómicos y geopolíticos. De nuevo, el factor ruso ocupa un lugar de peso. Puede que la UE se encuentre dividida entre los sectores de sus clases dominantes imperialistas que piden una capacidad militar europea más robusta y aquellos que aún quieren apoyarse en la alianza de la OTAN. Un importante paso de China para conseguir más iniciativa en la economía mundial y/o forjar una alianza más estrecha con Rusia afectaría profundamente los caminos hacia un papel geopolítico mundial mayor o menor de la UE.

En junio de 2008, el gobierno francés anunció una reorientación de su política de seguridad hacia relaciones más profundas con la OTAN. Pero nótese con detenimiento: esto representó un acercamiento hacia la OTAN y la UE, junto con el apuntalamiento de la capacidad de la UE de planear y conducir sus propias operaciones militares.

Las contradicciones entre Francia y Alemania, las fuerzas núcleo de la UE, y Estados Unidos, en torno a la guerra de Irak han estado muy agudas. Ha habido otras contradicciones; por ejemplo, en 2005 estalló una disputa cuando la UE suspendió el embargo de armamento impuesto sobre China después del levantamiento de estudiantes y obreros de 1989 en Tiananmen. Aunque haya más unidad (en apariencia), como presionar a Irán, también es cierto que se están dando las rivalidades al interior de la alianza de la OTAN.

La UE tiene necesidad y libertad. Parece que su estrategia general es de “esperar el momento propicio”: promover una mayor integración institucional en el bloque de la UE, buscar amarrar alianzas más estrechas con otras grandes potencias y sacar provecho de las dificultades y reveses del imperialismo estadounidense. Pero las tendencias globales subyacentes y los acontecimientos imprevistos, internos y externos, de este bloque afectarán el ritmo, dirección y papel más enérgico de la UE.

Notas
1. Sobre el conflicto entre el imperialismo occidental y el fundamentalismo islámico y cómo se oponen entre sí mientras que se refuerzan mutuamente, ver Bob Avakian, Forjar otro caminowww.revcom.us.
2. Para más detalles sobre el desarollo y la naturaleza de la UE, ver Peter Dicken, Global Shift, quinta edición (Nueva York: Guilford, 2007), capítulo 6; y Jozsef Borocz y Mahua Sarkar, “What is the EU?,” International Sociology, junio de 2005, Vol. 20 (2), pp. 153-73.
3. Ver Dick Marty, Secret Detentions and Illegal Transfers of Detainees Involving Council of Europe States: 2nd Report (7 junio 2007), http://assembly.coe.int.
4. Un análisis marxista de los orígenes y la lógica del neoliberalismo se halla en David Harvey, Neoliberalism (Londres: Oxford: 2005).
5. Perry Anderson, “Depicting Europe,” London Review of Books, 20 septiembre 2007, www.lrb.co.uk.
6. Anderson, “Depicting Europe.”
7. Sobre la UE y Europa oriental, ver Dorothee Bohle, “The EU and Eastern Europe: Failing the Test as a Better World Power,” Socialist Register 2005: The Empire Reloaded (Londres: Merlin, 2004), pp. 300-12; Jozsef Borocz, “How Size Matters: The EU as a Geopolitical Animal,” 2005, http://web.uvic.ca/europe.
8. Markus Euskirchen, Henrik Lebruhn y Gene Ray, “The Changing European Border Regime,” Monthly Review, noviembre de 2007, pp. 41-42
9. Sobre la biometría y el “control de la inmigración”, ver “Special Report on Migration,” The Economist, 5 enero 2008, pp. 8-10
10. Dominiqe Moisi, “Reinventing the West,” Foreign Affairs, noviembre-diciembre de 2003, www.foreignaffairs.org. Sobre la mayor rivalidad entre Estados Unidos y la UE desde la guerra de Kosovo de 1999, ver Kees Van Der Pijl, Global Rivalries From the Cold War to Iraq (Londres: Pluto, 2006), pp. 287-90.
11. Quentin Perret, “Wither Gazprom? The EU and Russia’s Gas,” www.diploweb.com, 1 noviembre 2007.
12. John Vinocur, “For Schroder and Putin, Linkup No Coincidence,” International Herald Tribune, 3 enero 2006.
13. Sobre las inversiones de la UE en energéticos en África, ver Michael T. Klare, Rising Powers, Shrinking Planet (Nueva York: Metropolitan Books, 2008), pp. 155-57.
14. Ver el resumen, Adam Posen, comp., The Euro at Five: Ready for a Global Role? Informe especial 18, Peter G. Peterson Institute for International Economics, 2005, www.iie.com.


Mutaciones del Capitalismo en la Etapa Neoliberal (II)
Ascendentes, Intermedios y Periferia

(Cuarta Parte)



Rusia e India


LA RECUPERACIÓN DE RUSIA ES MUY VISIBLE. La era Putin ha contrarrestado la desintegración social, el derrumbe económico y la pérdida de posiciones internacionales que sucedieron a la implosión de la URSS. Pero se suelen resaltar los contrastes entre ambos períodos omitiendo las continuidades. El presidente ruso consolidó las nuevas clases capitalistas, que la vieja burocracia forjó saqueando los bienes del estado. Ese descarado vaciamiento desembocó durante el período de Yeltsin en la bancarrota del rublo [15].

Putin limitó esos excesos restaurando el orden que se requiere para el funcionamiento del capitalismo. Reconstruyó el poder del estado mediante un régimen autoritario, asentado en la fatiga con la caótica situación precedente. Introdujo reglas para la acumulación y consolidó la concentración del negocio energético y financiero en manos de un reducido de acaudalados. También afianzó cierto control estatal sobre los rentistas para recomponer el consumo y la inversión. Esta acción incluyó la detención de varios millonarios.

El nuevo poder político vertical se basa en el fraude y la persecución de opositores, pero logró varios triunfos electorales. Este caudal de votos es utilizado para reforzar el sometimiento político de una clase obrera huérfana de tradiciones y prácticas de auto-organización.

El legado de varias décadas de totalitarismo burocrático continúa obstruyendo la conformación de sindicatos y agrupaciones de izquierda, a pesar de la enorme desigualdad social y la creciente pérdida de ilusiones en el capitalismo [16].

Sobre este trasfondo de pasividad y desmoralización popular, Putin recrea una ideología nacionalista que enaltece los liderazgos providenciales y las antiguas tradiciones de supremacía eslava. Intenta reconstruir el papel sub-imperial de Rusia en el entorno geográfico del viejo zarismo.

Las masacres contra los chechenos fueron el punto de partida de esta acción. Contaron con la implícita colaboración de Occidente, que perpetra crímenes semejantes en la lucha contra “el enemigo terrorista”.

Pero esa complicidad no atenuó la creciente tensión de Rusia con el imperialismo norteamericano, que intentó aprovechar el colapso de la URSS para exterminar a su viejo rival. Estados Unidos rodeó el país con misiles de la OTAN para forzar la liquidación del gran arsenal soviético.
Putin comprendió que ese desarme imposibilitaría forjar un sistema capitalista medianamente sólido e inició una reacción defensiva de reconstrucción del poder bélico. Intervino en Georgia, desplegó efectivos en Asia Central, participa en las negociaciones de Siria y anexó Crimea frente al golpe de Ucrania.

Con estas acciones consolida la autonomía estatal que los grandes capitalistas necesitan para afianzar sus inversiones. Estos sectores dividen sus simpatías entre Estados Unidos y Europa, mientras derrochan fortunas en Berlín, Londres o Nueva York. Una fuerte tradición soviética de intervención en los problemas globales es utilizada por la elite actual. Aprovechan la diplomacia para apuntalar los negocios.

Rusia recupera espacio porque mantiene una enorme estructura bélica, que no supervisa el imperialismo colectivo. Esta gravitación militar y no el florecimiento económico explican su resurgimiento internacional. La crisis global afectó al país más que a otros emergentes. No ha reconstruido la estructura industrial del pasado y se afianza una enorme dependencia de las exportaciones de gas y petróleo.

También India participa del ascenso de los emergentes por el lugar geopolítico que ocupa en un convulsivo sub-continente asiático. Es la gran potencia de una región conmocionada por diferendos fronterizos, demandas separatistas y ambiciones localistas. La omnipresencia de su ejército contrapesa la convulsión de Sri Lanka, las tensiones de Bangla Desh, los conflictos con Nepal y la ola de terror talibán. Condiciona el irresuelto status de Cachemira, al cabo de cuatro guerras con Pakistán y las disputas fronterizas con China luego del choque militar de 1962. El status de Tíbet se mantiene irresuelto.

Las clases dominantes gestionan un conglomerado de más de 1000 millones de personas, en 28 estados, 7 territorios, 18 idiomas oficiales, varias religiones y comunidades que cohabitan en una estructura de castas. Las estructuras estatales formalmente seculares están corroídas por la multiplicidad de choques sectarios y por sangrientas explosiones de nacionalismo. Este tembladeral queda habitualmente encubierto por el discurso celebratorio que presenta a la India como una democracia estable y multicultural [17].

Pero el gran cambio geopolítico ha sido el giro pro-norteamericano de clases dirigentes que adoptaron el credo neoliberal. El desplome de la URSS y la posterior complicidad del ejército pakistaní con los talibanes favorecieron esa confluencia con Estados Unidos.

Las inversiones yanquis saltaron en menos de veinte años de 76 a 4000 millones de dólares. India ya formaba parte del selecto club atómico mundial, pero ahora cuenta con un aval del Pentágono, que anteriormente estaba focalizado en su rival pakistaní [18].

En la última década la economía india registró elevadas tasas de crecimiento y alumbró varias multinacionales de peso global. También logró cierta expansión en la informática, especialmente en los servicios de software. Pero sus actividades de sub-contratación se mantienen muy distantes de los epicentros de la revolución digital. Cualquier comparación de patentes o niveles de rendimiento con Estados Unidos confirma esa brecha [19].

Al igual que China, el resurgimiento de India está acompañado de un sentimiento de renacer milenario de civilizaciones, que ocupaban lugares preponderantes hasta el siglo XVIII. Pero el crecimiento actual del país no es comparable al desarrollo de su vecino. La industria continúa operando en eslabones intermedios no integrados, con alta dependencia de insumos externos y pagos de royalties. La productividad es baja y la infraestructura es muy obsoleta.

Las diferencias con China son más categóricas en el plano social. El país cuenta con el mayor número de multimillonarios recientes y una numerosa clase media. Mantiene al 77 % de la población en estado de pobreza y el 40% de niños con insuficiencia de peso. La lucha contra el hambre ha fracasado y 100.00 campesinos se suicidaron en 1996-2003 por angustias de subsistencia. La histórica exclusión social persiste a una escala gigantesca. Cuatro de cada diez persona no son saben leer, ni escribir y en el índice de desarrollo humano el país está ubicado en el lugar 126 [20].

El proceso actual de acumulación enfrenta dos límites ausentes en las centurias precedentes. India no puede descargar su población sobrante en corrientes de emigración (como hizo Europa hacia América) y sufre un desempleo agravado por la innovación tecnológica.
Estos obstáculos tienden a acentuarse por la actual presión neoliberal para flexibilizar el mercado laboral y privatizar empresas públicas. Pero esta agresión comienza a afrontar una resistencia que puede modificar todos los datos del país.

Sudáfrica y Turquía

Sudáfrica es otro caso de gravitación geopolítica creciente, luego de la heroica lucha popular que permitió sepultar el sistema político racista. Pero esa gesta -simbolizada en la figura de Mandela- dio lugar a una transición pactada que consolidó la supremacía de las minorías enriquecidas.

La cooptación de una elite negra al poder aportó a las clases dominantes una nueva proyección regional que facilitó cierto crecimiento económico. La desaparición del aislado régimen del Apartheid permitió consolidar un área de libre-comercio y afianzar una economía industrializada, que absorbe el 70% de toda la electricidad del África Subsahariana.

Esta reubicación estratégica explica la incorporación de Sudáfrica al núcleo de los BRICS. Rusia o India tienen un PBI cuatro veces superior y la diferencia se extiende a 16 veces con China. En este terreno el país es incluso superado por Corea, Turquía o Indonesia. Su extensión geográfica y población son inferiores a Argentina o Irán y tiene competidores de peso como Nigeria dentro del continente. Pero sólo el régimen post-Apartheid ofrece las estructuras requeridas para un liderazgo regional.

Durante el siglo XX las empresas sudafricanas combinaron la expansión regional con el belicismo y el racismo. Los colonos blancos convertidos en clase dominante afrikaneer se asociaron con las empresas mineras para asumir ese rol de gendarme. Utilizaron intensamente el poder militar gestado durante la sustitución de importaciones [21].

Con el fin de esa dominación se extinguieron las ambiciones de expansión externa, pero no la gravitación de la principal economía de la región. La nueva elite negra promueve el capitalismo neoliberal bajo el emblema de un “renacimiento africano”.

Un líder histórico de los trabajadores mineros (Cyril Ramaphosa) se ha convertido en director de grandes empresas, en un país que ya no es repudiado por sus vecinos. Sudáfrica es el niño mimado del FMI y del Banco Mundial. Sus dirigentes despliegan retóricas progresistas en la ONU, mientras actúan como socios confiables de Estados Unidos [22].
Pero este giro neoliberal ha desgarrado a Sudáfrica. Desde 1996 la combinación de privatizaciones y apertura comercial con la eliminación de las restricciones al desplazamiento de personas, generó una caótica urbanización que ha ensanchado la polarización social [23].

El desempleo se duplicó y afecta al 36% de la población. La desigualdad se ubica al tope de los índices mundiales (Gini 0,73). Los desastres en la provisión de agua, la precariedad de la vivienda y la degradación de la educación son mayúsculos. El salario se ha estancado con la generalización de agencias que intermedian en la contratación laboral . En el 87% de las tierras que monopolizan los granjeros blancos subsisten formas encubiertas de servidumbre.

Las modalidades extremas del desarrollo desigual y combinado que generó el Apartheid no han desaparecido. Ese sistema articulaba capitalismo y pre-capitalismo, mediante una excepcional subsistencia de formas de coerción extra-económica. El trabajo temporario y migrante que conectaba a los sectores modernos y atrasados de la economía se ha remodelado y recrea las viejas fracturas [24].

Sudáfrica también padece la erosión de su base energético-minera tradicional. Ese complejo se ha internacionalizado manteniendo su primacía (23% del PBI y 60% de las exportaciones). Pero el extractivismo está agotando los recursos del subsuelo al cabo de varios intentos fallidos de diversificación.

Por estas razones la crisis global ha impactado más en Sudáfrica que en otras economías equivalentes. Hay cierta fuga de capitales en un marco de tensiones sociales y masacres mineras que recuerdan las terribles represiones del pasado.

También el caso de Turquía ilustra como despunta una sub-potencia regional por su gravitación geopolítico-militar. Las clases dominantes han desarrollado en las últimas décadas una estrategia de expansión en el mundo árabe y el mediterráneo.

Esta política se asienta en un despliegue militar que desborda las fronteras (ocupación de Chipre) y se refuerza con la opresión interna de la minoría kurda. Los derechos nacionales de este sector son rechazados a punta de fusil, ignorando la opinión mayoritaria de la propia población turca. Al cabo de treinta años de resistencia el gobierno debió aceptar el inicio de negociaciones, ante el establecimiento de regiones autónomas kurdas en Irak y Siria [25].

En Turquía la coerción interna y las ambiciones expansivas son políticas de estado, actualmente retomadas por una administración islámica conservadora. Sus dirigentes asumieron hace once años con promesas que no cumplieron de renovar el nacionalismo autoritario del Kemalismo.

Recrean especialmente el proyecto sub-imperial de lograr la supremacía regional frente a Irán, Egipto y Arabia Saudita. Por eso preservan la tradición despótica de una gran burocracia sometida a la tutela militar. El fin de la dictadura no erradicó los vestigios del totalitarismo y los poderes efectivos del Parlamento son muy débiles [26].

El neo-otomanismo persiste como ideología histórica de sectores dominantes que atravesaron por toda la variedad de estadios imperiales y semicoloniales. Actualmente adaptan esa tradición a un proyecto de inserción en la mundialización neoliberal, asentado la supremacía regional.

Con esa estrategia Turquía forma parte de la OTAN, tolera en su territorio las actividades del Pentágono y participa en las incursiones de Afganistán, Somalia e Irak. Pretende actuar como socio y no como un vasallo de Estados Unidos. Con la misma intención brindó sostén a los islamistas que participaron en la guerra de Siria.

La burguesía turca abraza el neoliberalismo con ese horizonte geopolítico. Se ha beneficiado con un crecimiento del 8% anual del PBI que ubicó al país en un status mediano, con varias corporaciones de peso. Pero los nubarrones que actualmente afectan a todas las economías intermedias amenazan este ascenso.

Los nuevos sectores del islamismo librecambista han desplazado a las viejas fracciones proteccionistas laicas, pero todos dejaron atrás la etapa desarrollista para propiciar la apertura comercial. Buscan ingresar en la Unión Europea con el activo apoyo de los medios de comunicación y la Bolsa.

Estados Unidos avala esta incorporación por las mismas razones que alentó el ingreso de los países del Este europeo a esa comunidad. Pero resulta muy difícil lograr un consenso dentro del Viejo Continente para incluir a una potencia autónoma tan opresiva y poco secular [27].

El gobierno islámico esperaba usufructuar de las revueltas árabes para exportar su modelo de conservadurismo neoliberal. Pero la conmoción que vive la zona terminó contagiando al país y la Plaza Taksim de Estambul se convirtió en un espejo de la Plaza Tahir de El Cairo. Una marea de manifestantes ocupó ese lugar durante semanas para rechazar las restricciones religiosas y la brutalidad policial [28].

Esta reacción puso de relieve el descontento con la cirugía neoliberal, que existe en un país agobiado por las agresiones sociales y los retrocesos democráticos. Este desafío erosionó la capacidad del gobierno para proyectar su modelo de islamismo conservador y apuntalar la supremacía regional frente a los rivales de Irán, Egipto y Arabia Saudita. Turquía quedó incorporada a las revueltas que pretende desactivar.

La regresión de la periferia

La crisis global ha impactado en la periferia clásica. Afecta duramente a las economías que exportan bienes básicos, adquieren productos elaborados y sufren el saqueo de sus recursos naturales.

Estos países no cuentan con los amortiguadores que utilizan las economías intermedias para atemperar un contexto internacional desfavorable. Quedaron muy golpeados por las condiciones políticas adversas que impuso el neoliberalismo, al eliminar los contrapesos que limitaban la polarización mundial. El desmoronamiento del bloque socialista y la pérdida de conquistas obreras en el Primer Mundo facilitaron la ampliación de esa brecha.

La periferia está conformada por las economías que sufren un empobrecimiento mayúsculo. En los polos extremos del ingreso persisten diferencias abismales. El PBI per cápita de Congo (231 dólares) o Burundi (271 dólares) se ubica a años-luz de su equivalente en Mónaco (114.232 dólares) o Estados Unidos (48.112 dólares). Estas fracturas se ampliaron significativamente durante las últimas décadas, puesto que la brecha que separa el ingreso per cápita de las regiones más ricas y más pobres aumentó entre 1973 y 1998 de 13.1 a 19,1. Existen numerosos cálculos de esta expansión geométrica de la fractura de ingresos que separa a los primeros y últimos 40 países del ranking global [29].

La acumulación del capital a escala global siempre se desenvolvió en una división internacional del trabajo, que genera transferencias de recursos de la periferia hacia el centro. En la etapa neoliberal esta dinámica polarizadora se mantuvo modificando las localizaciones de este proceso. El despegue de ciertas zonas se consumó en desmedro de otras, a través de intercambios desiguales y procesos de recreación del subdesarrollo [30].  

Esta polarización se verifica en forma dramática en el agravamiento del hambre. Esta tragedia social se acentuó desde el 2003 por el ciclo ascendente que registran los precios de los alimentos. Hasta el 2008 esa carestía se concentraba en los cereales y ciertas oleaginosas, pero en la actualidad abarca a todos los productos. En diciembre del 2010 el índice de precios de la FAO superó su máximo histórico.

Las expectativas en un descenso de esas cotizaciones por la desaceleración económica global no se han verificado. La cifra total de hambrientos ronda los 1200 millones de personas, pero la amenaza se extiende a 2.500 millones que subsisten en condiciones de pobreza. Basta recordar como esa carestía influyó en el debut de los levantamientos árabes (“una intifada del pan”), para notar el impacto social del problema.

Existen tres explicaciones de la continuada inflación de los alimentos. La primera atribuye el comportamiento alcista a la formación de burbujas, gestadas con la especulación de los precios a futuro de los cereales. Esta operación ha canalizado los excedentes de liquidez que genera la falta de oportunidades de inversión en los países desarrollados.

Las obscenas apuestas con bienes primordiales para la vida humana es un juego cotidiano en Estados Unidos. Antes del 2000 el mercado de futuro de estos productos estaba regulado y se desenvolvía con estrictas exigencias de información de las posiciones de los traders. Estas regulaciones fueron abolidas y la actividad fue abierta al ingreso de los fondos que operan en el corto plazo.

Las inversiones llegaron en masa y en el 2007 el monto de esas transacciones promedió 9 billones de dólares. Los financistas perfeccionaron posteriormente su acción y ya no suscriben contratos a futuro. Compran y venden siguiendo el vaivén diario de las commoditties, sin comprometerse nunca con la posesión física del producto. Simplemente manejan los contratos mediante derivados financieros, que multiplicaron seis veces su presencia en el sector entre el 2002 y el 2008 [31].

Los grandes bancos ( BNP Paribas, Deutsche Bank, JP Morgan, Morgan Stanley, Goldman Sachs) se especializaron en esta actividad para recuperar beneficios luego del crack del 2008 y estuvieron directamente involucrados en brusco aumento del precio de los tres alimentos que cubren el 75% del consumo básico mundial (maíz, arroz y trigo) [32].

Un segundo enfoque estima que la valorización de los alimentos es consecuencia de las actividades que aprecian indirectamente los productos básicos (como los biocombustibles). Estos desarrollos incrementan los costos de los insumos y acentúan el agotamiento del suelo. Los precios de los alimentos trepan, además, al compás del encarecimiento del petrolero, el transporte o la irrigación. El mismo impacto genera la expansión de los supermercados que inflan la demanda con nuevos hábitos de consumo.

Finalmente otra explicación estima que la apreciación de los alimentos es un problema estructural, derivado de la demanda ejercida por los nuevos compradores asiáticos. Aunque la oferta se ha expandido junto al incremento de la productividad agrícola, consideran que la nueva dieta de millones de consumidores impacta sobre los precios.

Es probable que estas tres visiones expliquen aspectos complementarios del mismo fenómeno. En los próximos años quedará esclarecido cual ha sido el principal determinante de la carestía alimenticia. Sean maniobras financieras, actividades competitivas o brechas estructurales entre producción y consumo el resultado es el mismo: agravamiento de la tragedia del hambre.

El trasfondo de este flagelo ha sido la mundialización neoliberal, que impuso una reconversión agrícola tan favorable a la exportación como nociva para los cultivos tradicionales. Esa transformación benefició al agro-bussines, socavó la seguridad alimentaria, destruyó al campesinado y acentuó el éxodo rural.

Las normas de libre-comercio que impuso la OMC forzaron la especialización exportadora de muchas economías periféricas, que se convirtieron en compradoras netas de productos básicos. Perdieron sus reservas nacionales de alimentos y quedaron desguarnecidas frente al ciclo actual de encarecimiento. Esta desprotección favoreció a varias economías desarrolladas que descargaron sus excedentes sobre comunidades arruinadas por la destrucción del auto-consumo. 

La desnutrición constituye la manifestación más aguda de la regresión padecida por el Tercer Mundo. Estas economías soportan la depredación de los recursos codiciados por las grandes empresas transnacionales. El petróleo, los minerales, el agua y los bosques son blancos principales del atraco.

¿Despunta África?

África Sub-sahariana ha sido el mayor escenario de tragedias sociales. Allí se localizaron los terribles dramas de refugiados, m igraciones masivas y masacres étnicas.

El desangre generado por las guerras locales se cobró tres millones de muertos. En los años 80 y 90 la región sufrió un declive de la esperanza de vida (58 años en 1950 a 51 años en el 2000). Este cuadro dantesco fue consecuencia de incontables disputas por la apropiación de los recursos naturales.

Las batallas entre caciques para controlar los recursos exportables provocaron el colapso total de varias sociedades (Ruanda, Somalia, Liberia, Sierra Leona). Otras se desangraron por el coltán (Republica del Congo) o por la apetencia de diamantes, cobre y petrolero (Costa de Marfil, Sudán y Angola). La batalla por esos botines reavivó antiguas rivalidades étnicas, regionales y confesionales, promovidas por elites que frustraron el proceso de descolonización de los años 60-70 [33].

No es cierto que África sufrió estas desgracias por su “marginación del mundo”. Es la región más integrada y subordinada a la división internacional del trabajo. La tasa de comercio extra-regional en proporción al PBI (45,6%) es muy elevada en comparación a Europa (13,8%) o Estados Unidos (13,2%). El problema radica en la forma que históricamente adoptó esa integración.

Durante la esclavitud África sufrió una hecatombe demográfica que redujo dramáticamente su población. En el periodo colonial (1880-1960) se generalizó el pillaje y los pequeños campesinos fueron sometidos al cultivo de exportaciones tropicales. La breve experiencia de descolonización nacionalista (1960-75) quedó rápidamente sepultada por el neoliberalismo, que renovó el ciclo de inserción primarizada. Pero la etapa actual incluye varias novedades.

En primer lugar se está consolidando la formación de un capitalismo negro, integrado por socios locales de las empresas extranjeras que capturan una porción del recurso depredado. En muchos países se han reformado los códigos de minería y petróleo para acrecentar esa tajada, que nutre también un proceso de acumulación primitiva. Por eso ha ganado importancia la participación de las burguesías locales de ciertos países. Sudáfrica lidera este grupo, pero también Nigeria amplia su gravitación.

En segundo lugar la llegada de China ha modificado los equilibrios de las elites dominantes con Estados Unidos y las viejas potencias coloniales. Un nuevo jugador ha ingresado en el continente para comprar enormes volúmenes de materias primas y ofrecer créditos de infraestructura sin las condicionalidades del Banco Mundial. La nueva burguesía africana más vinculada a Occidente disputa con los partidarios de estrechar la asociación con un gigante asiático, que no carga con la rémora de ex potencia colonial.

En tercer lugar se ha producido un significativo cambio en la coyuntura económica de la última década. La tasa de crecimiento comenzó a repuntar y en el 2000-09 alcanzó un promedio del 5,1% anual, que supera la media mundial (3%) y se ubica muy lejos de la regresión de 1980-90. Este aumento acompaña el fuerte incremento en las inversiones extractivas, que saltaron de 7 a 62 billones, en un marco de generalizada transformación agrícola. Las importaciones aumentan 16% anual y los términos de intercambio mejoraron un 38% en comparación al 2000-12 [34].

Estas modificaciones han alterado el clima ideológico de “afro-pesimismo” que presentaba el desgarro del continente como un destino inexorable. Ahora prevalece una variante opuesta de “afro-optimismo” que difunden las elites neoliberales, para augurar un futuro venturoso. Si la primera teoría justificaba el saqueo recurriendo a la auto-flagelación y las reflexiones cínicas, la segunda lo aprueba como un precio de salida del subdesarrollo [35].

Esta última visión se difunde junto a todo tipo de fantasías sobre la inminente masificación de las clases medias. Olvidan recordar los abismos sociales vigentes en los países de mayor crecimiento. El 60 % de la población es pobre en Angola o Nigeria. Este mismo porcentual de habitantes vive en villas de emergencias en todo el continente, que en un 80% carecen de agua potable. Además, el desempleo entre los jóvenes promedia el 60%.

En el campo la situación es más dramática por la gran presión demografía sobre tierras cultivables, con reducidas reservas de agua renovables en un marco de gran deforestación [36].

Desempleo árabe, explotación en Oriente

Otro ejemplo de las desventuras de la periferia se localiza en el mundo árabe. El incendio político que conmocionó a esta región en los últimos tres años obedece a múltiples causas. Pero varias décadas de neoliberalismo furioso han sido determinantes de la pobreza, el estancamiento y la desigualdad que desencadenaron ese estallido.
La región ha padecido un récord de desempleo, disimulado con el asistencialismo que distribuyen los regímenes rentistas. Las privatizaciones y la flexibilidad laboral generaron fracturas sociales mayúsculas [37].

Las presiones para reducir el gasto social y eliminar subsidios a los alimentos empujaron en Medio Oriente a millones de jóvenes al desamparo. No pueden subsistir en sus países y tienen vedada la emigración a Europa. Estos desposeídos encendieron las revueltas, cuando un vendedor tunecino se inmoló para protestar contra las prohibiciones a la venta callejera [38].

Al igual que África esa región tuvo un corto período de florecimiento nacionalista en los años 60. Esa experiencia se agotó por la incapacidad que demostraron esos procesos para erradicar la dominación parasitaria de los grandes capitalistas. El neoliberalismo agravó posteriormente la explosiva combinación de subdesarrollo y rentismo [39].

Un tercer caso de regresión periférica se sitúa en los países de Asia, que no participan de la onda expansiva generada por China y las economías intermedias. Esas zonas sufren los terribles índices de pobreza multi-dimensional que mide el PNUD. El último reporte de ese organismo destaca que el 51% de la población mundial afectada por la miseria extrema, se encuentra en el Sur de Asia y el 15% en el Este de ese continente.

Pero semejante grado de pobreza se está convirtiendo en un imán para las empresas transnacionales, que buscan nuevos proveedores de fuerza trabajo barata. Un sector mano de obra intensiva como la industria textil es el gran barómetro de esta tendencia [40].

La primera oleada de deslocalización en la fabricación de confecciones se afincó en los años 70 en Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong. El segundo movimiento se ubicó en los 80 en Indonesia, Siri Lanka, Filipinas, Bangladesh y Tailandia. En las últimas décadas se verifica una tercera secuencia de inversiones en Camboya, Laos, Birmania y Bangla Desh.

El nivel de superexplotación obrera que imponen las grandes marcas y sus contratistas es aterrador. Una gran campaña de protesta bajo la sigla “Ropa Limpia Internacional” denuncia las atrocidades que predominan en esos talleres.

Un ejemplo de este drama se vive en Bangladesh. El PBI creció sostenidamente desde los años 90 hasta convertir al país en el tercer exportador mundial de ropa. Ya hay 4000 fábricas que contratan a 3 millones de obreros. Se trabaja entre 12 y 14 horas respirando polvo, en pequeñas habitaciones, mal iluminadas y sin ventilación. Los empresarios locales operan con márgenes estrechos y trasladan esa presión sobre los trabajadores, que sufren la represión y el asesinato de sindicalistas.

Esta situación se transformó en noticia internacional cuando 250 personas murieron por el derrumbe de una fábrica carente de protecciones laborales. Las crónicas periodísticas trazaron numerosas analogías con las condiciones de trabajo infrahumanas vigentes en Inglaterra, durante el debut de la revolución industrial [41].

Con pobreza, desempleo, salarios ínfimos y superexplotación, la periferia carga con las consecuencias más duras del período neoliberal. ¿Pero qué tipo transformaciones predominaron en esta etapa? ¿Y cuáles son las interpretaciones teóricas de esos cambios?

RESUMEN:

China asciende al status de economía central. El salto histórico en su industrialización le otorgó un impensable rol internacional en el rescate del sistema financiero. Pero no logra concretar el giro hacia el consumo interno. La sustitución de las reformas mercantiles por el capitalismo ha generado sobre-inversión, especulación bancaria y polarización social.

La expansión económica global comienza a obstruir la estrategia geopolítica defensiva de China, acentuando las disputas entre las elites de la Costa y del Interior. La restauración capitalista está muy avanzada pero no ha concluido, mientras persisten tendencias equivalentes a la asociación y al choque con Estados Unidos.

Las economías intermedias que ascienden se ubican en un escalón inferior. Varias sub-potencias regionales con ambiciones sub-imperiales recobran incidencia sin forjar bloques comunes. Actúan dentro del orden neoliberal y es erróneo caracterizarlas utilizando criterios financieros de corto plazo.

Rusia recompone el estado frente al despojo de los oligarcas para estabilizar la acumulación, forjando un dique de contención a la OTAN. El crecimiento de India no se aproxima al desarrollo chino en una zona desgarrada y saturada de conflictos bélicos. En un marco de gran desempleo y desigualdad, la cooptación de una elite negra al pos-Apartheid ha potenciado la proyección de Sudáfrica. El expansionismo neo-otomano es el soporte del crecimiento neoliberal de Turquía.

La brecha global de ingresos se ensancha empobreciendo a la periferia. La desnutrición se acentúa por el encarecimiento de los alimentos que generó la reconversión capitalista del agro.

Un capitalismo negro despunta en África luego de sangrientas guerras por el botín de los recursos naturales. Arriban nuevas potencias y se enriquecen las elites locales. El mundo árabe continúa sufriendo una gran expoliación que en Asia es sinónimo de superexplotación.

NOTAS
[15] Kagarlistky, Boris. “El estado ruso en la era del imperio norteamericano”. El Imperio Recargado, CLACSO, Buenos Aires, 2005.
[16] Boudraitskis, Ilya. “Poutine ou le chaos”, Inprecor 581-582, fevrier-mars-avril 2012
[17] Anderson, Perry. “The Indian Ideology”, Counterpunch, december 2012, www.threeessays.com. Chakraverty, Clea. Búsqueda de una identidad para el siglo XXI, Le Monde Diplomatique, enero 2007.
[18] Varadarajan, Siddharth., “India ávida de reconocimiento”, Le Monde Diplo, noviembre 2008.
[19] Shie Vincent, Meer Craig, “The rise of knowledge in dependency theory: the experience of India and Taiwan”, Review of Radical Political Economics, vol 42, n 1, 2010.
[20] - Bulard, Martine. India recupera su jerarquía, Le Monde Diplomatique, enero 2007.
[21] Bond, Patrick. “South African subimperial accumulation”, The accumulation of capital in Souhtern Africa, Rosa Luxemburg Political Education Seminar 2006, Johnnesburg, 2007.
[22] Saul, John. “Globalización, imperialismo, desarrollo”. El nuevo desafío imperial, Socialist Register 2004, CLACSO, Buenos Aires 2005.
[23] Bond Patrick, Desai Aswin, “Explaning uneven and combined development in South”, Africa, in Permanent Revolution: Results and Prospects 100 Years, Pluto Press, 2006
[24] Skinner Caroline, Valodia Imraan, “Two economies?” , The accumulation of capital in Souhtern Africa, Rosa Luxemburg Political Education Seminar 2006, Johnnesburg, 2007.
[25] Mohamed Hasan, “Entrevista”, luchainternacionalista.org 08/05/2013
[26] Çağlı, Elif. “On Sub-imperialism: Regional Power Turkey”, Marksist Tutum marxist.cloudaccess.net, August 2009.
[27] Anderson Perry, The New Old World, Verso, London, 2009, (pag 392-472).
[28] Rodríguez Olga, “Turquía”, eldiario.es, 6-6-2013.
[29] Economía mundial: “un abismo de riqueza entre países ricos y pobres”, 1 0/11/2013 www.argenpress.info.
[30] El fundamento de este proceso en: Wallerstein, Immmanuel. “Marx y el subdesarrollo”, Zona Abierta, Madrid, n 38, 1986, Madrid.
[31] Ghosh, Jayati. “Precio”, www.pagina12.com 18/11/2012
[32] Toussaint, Eric. “La banca especula con materias primas y alimentos”, 20-3-2014, www.vientosur.info
[33] Hobsbawm, Eric. Naciones y nacionalismo desde 1780, Crítica, 2000, Barcelona, cap 5.
[34] Nanga, Jean. “Afrique subsaharienne et ses croissances”, Inprecor 592-593, mars-avril-mai 2013. Nanga, Jean. “Ogre Chinois en Afrique”, Les Autres voix du plante, octubre 2010
[35] Kabunda, Mbuji. “África y los africanos en el espejo”, 21/6/2013, alainet.org/active
[36] Batou, Jean. Redeploiment de l´imperialisme francais en Afrique 15/1/2014, www.contretemps.eu
[37] Achcar, Gilbert. “ Le Peuple veut”, 29/4/2013www.contretemps.eu
[38] Petras, James. “Las raíces de las revueltas árabes y lo prematuro de sus celebraciones” www.rebelion.org, 06/03/2011.
[39] Nuestra visión en: Katz, Claudio. “De la primavera al otoño árabe”, , Cuadernos de Marte, Revista Latinoamericana de Sociología de la Guerra, Facultad de Ciencias Sociales UBA, Buenos Aires, año 3, n 5, julio-diciembre 2013.
[40] - Amin Samir, Houtart François, Tandon Yash,  Dierckxsens Wim,  Founou-Tchuigoua Bernard , Tablada Carlos,  Padilla Mariela, World Forum of Alternative, “Audacity to Build a New Paradigm In The Face Of the Contemporary Crisis of Capitalism”, Preparatory document for the South/South Forum 2012/2013, Quito, 5-5-12.
[41] Sales i Campos Albert, “Los trapos sucios de la moda global”, Brecha, 3-5.2013.

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«Economía y Filosofía en el Capital de Marx: La Teoría Laboral del Valor»


II Parte:

Resumen de El Capital de Marx:
Los Tres Libros


(Novena Parte)

 

Diego Guerrero

IX. Tasa y masa de plusvalor. Este breve capítulo muestra las relaciones cuantitativas entre la tasa y la masa de plusvalor y explica las posibles variaciones (aumento o disminución) de las magnitudes en que se descompone la “masa del plusvalor” (P). Así:
  
donde p y v son el plusvalor y el capital variable diarios; V, la suma total de capital variable; t’ y t, el plustrabajo y el trabajo necesario diarios; f el valor de una fuerza de trabajo media; y n el número de obreros utilizados. Marx enfatiza que no se puede suplir el crecimiento de n o V mediante un aumento constante de p’ (= p/v), que presenta “límites infranqueables”. Y también —algo en verdad importante— que “el trabajo que el capital total de una sociedad pone en movimiento día por día, puede considerarse como una jornada laboral única” de la sociedad. Asimismo, es importante saber qué debemos entender por un capitalista (por oposición al “pequeño patrón”, que es una figura “híbrida” entre capitalista y obrero): debe tener un nivel de vida suficientemente superior a la de un obrero común y ser capaz de reconvertir en capital una parte importante del plusvalor obtenido, y todo ello “sin participar directamente en el proceso de producción”.
Como el capital tiene el “mando” sobre el trabajo, al que impone una “relación coactiva”, se convierte en el mejor “productor de laboriosidad ajena” y “succionador de plustrabajo”, lo cual será aun más cierto cuando cambie el modo técnico de producción, sustituyéndose la situación en la que el obrero es quien emplea los medios de producción por su contraria, en la que “son los medios de producción los que emplean al obrero”.

 Sección Cuarta: La producción del plusvalor relativo

Las secciones IV y V del libro I tienen que ver con el plusvalor relativo, pero mientras la IV presenta este plusvalor por oposición al plusvalor absoluto, la V los presenta conjuntamente. La sección IV contiene cuatro capítulos, el primero dedicado al “Concepto del plusvalor relativo” (cap. X), y los tres siguientes a los distintos “procedimientos particulares” para su obtención: “Cooperación” (cap. XI), “División del trabajo y manufactura” (Cap. XII), y “Maquinaria y gran industria” (el larguísimo capítulo XIII).
El plusvalor relativo tiene que ver con el hecho de que la fracción no pagada del trabajo puede aumentar incluso si “la jornada laboral se mantiene constante”. Así, podemos representar esquemáticamente esta posibilidad advirtiendo que, con una duración ac constante, el plusvalor aumenta cuando baja el valor de la fuerza de trabajo (el trabajo necesario), desplazando el segmento ab hacia la izquierda (hasta ab’):
  
Esto no se consigue normalmente reduciendo el salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo —aunque también puede ocurrir—, sino mediante un aumento de la “fuerza productiva”, o productividad, del trabajo; que a su vez se consigue revolucionando el modo de producción en cuanto tal (es decir, desde el punto de vista técnico, en cuanto proceso laboral). Este aumento de la productividad debe darse en los sectores que producen los elementos del capital variable (abaratamiento directo del consumo obrero) o del constante (pues su abaratamiento redunda en medios de consumo más baratos), pero no tiene este efecto cuando se trata de bienes que entran sólo en el consumo de los capitalistas. Cuando se abarata un elemento del capital, su valor “individual” —dicho entre comillas pues el auténtico valor es siempre un valor “social”— baja en relación con su valor social (en el sentido de “medio”); y esta diferencia constituye para el capitalista individual un “plusvalor extra”, que existirá incluso cuando el precio de venta individual, aun estando por encima de ese valor individual, se sitúa por debajo del valor y el precio social. Esto significa que ese trabajo de fuerza productiva excepcional opera como “trabajo potenciado”, que genera más valor por unidad de tiempo que el trabajo social medio. Esto hace que, en un primer momento, el capitalista que usa el nuevo método de producción reciba una fracción mayor de la jornada del obrero como plusvalor. Pero al generalizarse ese método —y la competencia se impondrá siempre a todos los productores del sector como una necesidad o “ley coactiva”—, el plusvalor extra desaparecerá.
El valor de las mercancías, y por tanto también el de la fuerza de trabajo, evolucionará en razón inversa al aumento de productividad, mientras que el plusvalor relativo lo hará, por tanto, en razón directa. O sea: la tendencia intrínseca del capital es al abaratamiento de la mercancía y, por su medio, al abaratamiento del obrero, pero y no debe interpretarse que la “economización de trabajo” hecha posible por la creciente productividad tiene por objeto la reducción de la jornada laboral. En el capitalismo, su único objetivo es la disminución del tiempo necesario del obrero mismo; por eso, a veces se alcanza este resultado sin la mediación del abaratamiento de la mercancía.
XI. Cooperación. Para entender mejor la industria capitalista moderna —que Marx llama “gran industria” y define simplemente como “industria mecanizada” o “maquinizada”— hay que distinguirla adecuadamente de sus dos precedentes históricos inmediatos: la industria “gremial” (el “taller del maestro artesano”) y la “manufacturera”. Entre estas dos últimas no sólo hay un cambio cuantitativo —que lo hay, ya que la manufactura amplía el volumen y la escala de la producción, poniendo así las bases para la producción capitalista que, desde el principio, exige un número grande de obreros—, sino cualitativo. Y ello por dos razones. En primer lugar porque, al aumentar el número de trabajadores, facilita que la “magnitud media” que es el trabajo social se obtenga como “promedio de muchas y diversas magnitudes individuales”, de forma que ahora la “jornada laboral conjunta” dividida por el número de obreros es “en sí y para sí una jornada de trabajo social medio”, y las divergencias individuales se reducen a simples “errores” estadísticos. La jornada individual es ahora realmente una parte alícuota (por ejemplo, un doceavo) de la jornada conjunta. Y para el productor individual la “ley de la valorización” sólo existe realmente cuando pone en movimiento desde el principio este trabajo social medio. En segundo lugar, los medios de producción se consumen ahora colectivamente —es decir, se convierten en condiciones de trabajo “social”, o condiciones “sociales” de trabajo—, de forma que estas economías de escala permiten rebajar el consumo de capital constante por unidad de producto y, por tanto, el valor unitario de las mercancías.
Marx lo define así: “la forma del trabajo de muchos que, en el mismo lugar y en equipo, trabajan planificadamente en el mismo proceso de producción o en procesos de producción conexos, se denomina cooperación”. Este conjunto, que coopera en una “operación indivisa”, “crea” en realidad una nueva fuerza productiva: la “fuerza de masas”, que surge de la “fusión” de fuerzas y la emulación características del hombre como animal “social”. Por otra parte, el capital paga las fuerzas de trabajo individuales que componen el “obrero social”, pero no la fuerza “social” del “organismo laborante” combinado, de la que se apropia gratuitamente. Este “obrero colectivo”, o “combinado”, o “cooperativo”, logra acortar las fases del proceso de producción —eliminando interrupciones, simultaneando varias en el tiempo— y, con ello, permite que cada obrero se despoje de sus “trabas individuales” y desarrolle su capacidad laboral “en cuanto parte de un género”. Por supuesto, ello exige que aumente la magnitud del capital que contrata a esos obreros, de forma que la “concentración de masas mayores de medios de producción en manos de los capitalistas individuales” se convierte en condición “material” (no sólo “formal”) para la cooperación de los asalariados.
La cooperación de muchos exige ahora una “dirección”, un “mando” —como en una orquesta—, y su sometimiento a la valorización capitalista genera una “resistencia” mayor por parte de esta masa de trabajadores, que debe ahora “controlarse” y “doblegarse” por el capital. Esta dirección es por tanto “dual”: no sólo “planifica” la actividad, sino que la somete a su “autoridad despótica”, para lo que se vale de un “ejército” de oficiales (managers) y suboficiales (capataces) que contribuye a asegurar el “mando supremo” del capital. Esta fuerza “social” aparece como fuerza productiva del capital, como forma “específica” del proceso “capitalista” de producción que, frente a los “trabajadores independientes” y los “pequeños patrones”, permite avanzar hacia la subsunción “real” del trabajo bajo el capital. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que, “en su figura simple” —es decir, en cuanto a su contenido de “producción en gran escala”—, esta cooperación “simple” existe en todas las formas sociales precapitalistas (pueblos cazadores, Egipto clásico, etc.), así como, ya en el capitalismo, en los “comienzos aún artesanales de la manufactura” y en la “agricultura en gran escala” del periodo manufacturero.
CREACIÓN HEROICA