domingo, 1 de agosto de 2021

Política

Un Nuevo Sistema o una Nueva Forma de Gobierno 

Otro poco de calma, camarada;

un mucho inmenso, septentrional, completo,

feroz, de calma chica,

al servicio menor de cada triunfo

y en la audaz servidumbre del fracaso.

(César Vallejo) 

César Risso

LA FORMA DE VER y analizar la vida política de nuestro país tiene que variar para entender los cambios que están aconteciendo en estos momentos. Sobre el fondo de la lucha de clases, aparecen con un nuevo rol sectores que antes se encontraban sumidos en la desesperanza, y que carecían de una efectiva representación política.

        Los sectores populares, llamados por la fraseología burguesa sectores vulnerables, por la condición en la que se encuentran, sin señalar la causa de su situación, han elevado a la más alta representación a un hijo del pueblo, salido de entre los suyos. Sin embargo, esto no quiere decir que el Estado haya cambiado su carácter de clase. Es el ejercicio del gobierno de un representante del pueblo que se asienta sobre el Estado burgués.

        El actual presidente, Pedro Castillo, va dejando la huella de su estilo de gobierno, que es un estilo popular, que por ahora consiste, solo en parte, en la designación de los miembros del Consejo de ministros, entre los que se encuentran no connotados profesionales, las “vedettes” políticas e intelectuales de la burguesía, sino personajes, que siendo más o menos invisibles para los analistas políticos de la derecha, han sido elevados a la cúspide de la conducción de los cambios propuestos en el mensaje presidencial.

En la concepción materialista de la historia se considera que la práctica es el criterio de la verdad, sin embargo, en estos últimos días se ha juzgado la presencia de Guido Bellido como inadecuada. La pregunta que debemos hacernos es con qué criterio estamos juzgando el papel de Guido Bellido como premier. Evidentemente la conveniencia o no del actual primer ministro se ha juzgado desde la perspectiva de no levantar sospechas a la burguesía respecto de la preservación de sus privilegios de clase. Es decir, seguimos evaluando a los representantes políticos en el gobierno con la medida de los intereses de la burguesía y los esquemas mentales que en ese marco nos han impuesto.

Pedro Castillo ha señalado en su mensaje presidencial que no pretende expropiar a nadie; que solo busca mejorar las condiciones de vida de los sectores populares; que pretende enfrentar el abuso en los precios de los bienes básicos; que tratará de evitar los altos intereses por los créditos de consumo; que combatirá la evasión y la elusión tributaria; que tratará de mejorar los acuerdos de libre comercio; etc.

El contenido de su mensaje presidencial es pequeño burgués, pero nacionalista y popular. Todas sus propuestas se dan en el marco del sistema capitalista. Es un programa reformista, socialdemócrata. Sin embargo, el programa tiende, aunque sin proponérselo conscientemente, a socavar el funcionamiento del capitalismo.

Según propone Pedro Castillo, la consulta al pueblo será una constante. En consecuencia, la base popular del gobierno garantizará la implementación de las medidas propuestas. Pero para que la consulta popular funcione permanentemente debe de organizarse e institucionalizarse. La forma que esta organización tome dependerá de cuan avanzadas sean las formas de organización popular actualmente existentes y del nivel de conciencia de las masas.

El periodo actual, cuyo desenlace algunos creen vislumbrar, será de concientización de las masas y de su consecuente organización. Esta es la tarea de los socialistas. A la vez, se presentará como una lucha consecuente por defender las conquistas que se han logrado y las que se vayan logrando en el presente gobierno, así como la lucha por nuevas conquistas del campo popular.

No se trata de apoyo crítico a la gestión de Pedro Castillo, sino de luchar por las conquistas que exigen las clases trabajadoras y por su organización.

Es probable que las exigencias de las clases trabajadoras vayan más allá de las propuestas de Pedro Castillo, situación que puede manifestarse de no prosperar la Asamblea Constituyente. Y aun en el caso de que prospere, el contenido de la nueva constitución será materia de arduas discusiones alrededor de los intereses populares en pugna con los intereses de la burguesía.

La forma popular de gestión que se presenta en este periodo inicial puede dar pie a embriones de socialismo, al involucramiento activo de los sectores populares en la gestión pública.

Pedro Castillo respetará la propiedad privada de los medios de producción, lo cual significa que no atacará al capitalismo como sistema económico.


“Lamentablemente durante la campaña electoral se ha tratado de asustar a la población con el cuento que queríamos expropiar los ahorros, las casas, los automóviles, las fábricas y otros bienes de propiedad de los ciudadanos, lo que es totalmente falso. No haremos nada de eso porque queremos que la economía mantenga orden y predictibilidad, que es la base de las decisiones de inversión. La propiedad de las personas, obtenida con esfuerzo y en el marco de la legalidad, está garantizada por el Estado.” (Pedro castillo, Mensaje a la nación).

No hay duda que es el reformismo popular, pequeño burgués, lo que está en curso. Pero el contenido del programa socialdemócrata, de gestión del Estado burgués, se está dando bajo la forma de un gobierno popular.

        En el análisis de Pedro Castillo no aparecen las clases sociales sino las castas: 


“La derrota del incanato, dio inicio a la era colonial. Fue entonces, y con la fundación del virreinato, que se establecieron las castas y diferencias que hasta hoy persisten.” (Pedro Castillo)

 

Además, denuncia la extracción de minerales, poniendo el acento en el objeto, que sirvió de sustento al desarrollo capitalista de Europa, como si lo fortuito de la existencia de ese mineral en nuestras tierras, fuese lo central, en el sentido de que, si no nos hubiesen expropiado de él, podríamos haberlo aprovechado para ser ricos.

 

“Los tres siglos en los que este territorio perteneció a la corona española le permitieron explotar los minerales que sostuvieron el desarrollo de Europa, en gran parte con la mano de obra de los abuelos de muchos de nosotros.”

La verdadera riqueza se encuentra en la fuerza de trabajo, y en lo que esta puede crear. De lo que se trata es de la eliminación de toda forma de explotación.

        El funcionamiento del capitalismo requiere de las ganancias, las mismas que serán garantizadas por el actual gobierno, aunque no en la magnitud en la que espera la burguesía. Será una lucha por arrancar de las manos de los capitalistas una parte del trabajo no remunerado.

        Otro frente de lucha se dará por el aumento de las remuneraciones: 


“Mejorar el nivel de empleo y salarios, condiciones y salarios de acuerdo a lo que señala la Organización Internacional del Trabajo, y que también que los locales accedan a puestos de gestión relevantes.”

La OIT propone mejorar los salarios, pero en el marco del capitalismo, es decir, manteniendo el actual sistema de explotación. Esto encaja con la propuesta del actual gobierno. Sin embargo, mientras la propuesta de la OIT se basa en la necesidad de mantener en buen estado de salud a los trabajadores para extraer de ellos mayores ganancias, la propuesta de Pedro Castillo nace de la necesidad de justicia.

        La tarea permanente para los socialistas es difundir el socialismo y, particularmente en esta situación, elaborar el programa socialista de transformación del capitalismo en socialismo. Se trata de si nos regodeamos en la lucha por mejores condiciones de existencia en el marco de la explotación capitalista, o si avanzamos hacia el socialismo.


Doctrina

Lineamientos programáticos

La Cuestión de la Línea de Masas en el Programa del Partido

 

Eduardo Ibarra

EL PUEBLO es el verdadero hacedor de la historia y, por tanto, de las revoluciones. He aquí el principio básico que orienta la línea de masas del partido proletario.

Marx señaló tempranamente: 


Con la profundidad de la acción histórica aumentará… el volumen de la masa cuya acción es. (La sagrada familia).

Efectivamente: la profundización de la acción histórica alcanza un grado supremo con la revolución proletaria: nunca como en esta revolución las masas trabajadoras participan de un modo tan amplio y decisivo, de una manera tan profundamente transformadora. La Comuna de París de 1871, la Revolución Rusa, la Revolución China y la Revolución Cultural China son algunos ejemplos de ello.

        Pero, para que el proletariado y, en general, el pueblo pueda cumplir su papel histórico, necesita de una dirección marxista. En efecto, si el partido proletario, que tiene por misión dirigir el proceso histórico de la lucha por la realización del comunismo, no tuviera presente el papel decisivo de las masas y, por tanto, no hiciera lo necesario para que su relación con las mismas se mantenga siempre viva, su misión sería simplemente irrealizable.

En la relación vanguardia-masas, el papel principal lo cumplen estas últimas, y no los individuos. Precisamente en el libro citado arriba, Marx demostró que el contenido de la historia se sintetiza en la lucha de las masas trabajadoras contra las clases explotadoras, y casi llegó allí mismo a la idea del papel revolucionario del proletariado (idea que expondría plenamente poco después). De esta forma dio al traste con el culto a la personalidad que defendían los jóvenes hegelianos.

        Por lo expuesto, se desprende que la línea de masas del partido proletario tiene un contenido ideológico-político preciso, y que, por tanto, no es una cuestión meramente operativa.

        Lenin señaló:  


Al final de la guerra imperialista y después de ella, es cuando con más vivacidad y relieve se ha manifestado el divorcio entre “los jefes” y “la masa” en todos los países. La causa principal de este fenómeno ha sido explicada muchas veces por Marx y Engels, de 1852 a 1892, tomando el ejemplo de Inglaterra. La situación monopolista de dicho país dio origen al nacimiento de una “aristocracia obrera” oportunista, semipequeñoburguesa, salida de la “masa”. Los jefes de esta aristocracia obrera se pasaban constantemente al campo de la burguesía y eran mantenidos por ella directa o indirectamente. Marx mereció el odio, que le honra, de estos canallas, porque les tildó públicamente de traidores. El imperialismo moderno (del siglo XX) ha creado también en favor de algunos países adelantados una situación privilegiada, monopolista, y sobre este terreno ha surgido en todas partes, dentro de la II Internacional, ese tipo de jefes-traidores, oportunistas, socialchovinistas, que defienden los intereses de su corporación, de su reducida capa de aristocracia obrera. Estos partidos oportunistas se han separado de las “masas”, es decir, de los sectores más vastos de trabajadores, de la mayoría de los mismos, de los obreros peor retribuidos. La victoria del proletariado revolucionario es imposible si no se lucha contra semejante mal, si no expulsa a los jefes oportunistas socialtraidores; tal es la política que ha llevado oportunistas a la práctica la III Internacional. (La enfermedad infantil).

Como vemos, el problema no reside únicamente en el partido y los jefes, sino también en las masas mismas: la degeneración ideológica de partidos y jefes se compagina con las condiciones privilegiadas de algunos sectores de las masas que, por eso mismo, se han convertido en defensores del capitalismo. Así, los partidos oportunistas «se han separado de las “masas”, es decir, de los sectores más vastos de trabajadores, de la mayoría de los mismos». En estas condiciones, «La victoria del proletariado revolucionario es imposible si no se lucha contra semejante mal, si no expulsa a los jefes oportunistas socialtraidores».

Es decir, cuando se habla de la línea de masas del partido proletario, se está hablando de una relación política revolucionaria entre el partido y las masas. La relación de un partido oportunista con las masas oportunistas, no expresa, como es obvio, el concepto marxista de línea de masas.

Por eso, para ilustrar su idea de la relación jefes-masas, Stalin tomó el ejemplo de Lenin:


Los teóricos y los jefes de partido que conocen la historia de los pueblos y que han estudiado detalladamente, desde el principio hasta el fin, la historia de las revoluciones, padecen a veces una enfermedad indecorosa. Esta enfermedad se llama temor a las masas, falta de fe en la capacidad creadora de las masas. A veces, sobre esta base se origina cierta actitud aristocrática de los jefes hacia las masas, no iniciadas en la historia de las revoluciones, pero llamadas a destruir lo viejo y a construir lo nuevo. El temor a que los elementos puedan desencadenarse, a que las masas puedan “hacer demasiados estropicios”, el deseo de representar el papel de ayas que se esfuerzan por instruir a las masas de un modo libresco, pero que no quieren aprender de las masas; tal es el fondo de semejante actitud aristocrática.

Lenin era la antítesis de semejantes jefes. No conozco a ningún revolucionario que haya tenido una fe tan profunda en las fuerzas creadoras del proletariado y en el acierto revolucionario de su instinto de clase como la que tenía Lenin. No conozco a ningún revolucionario que haya sabido flagelar tan implacablemente a los presuntuosos críticos del “caos de la revolución” y de la “bacanal de los actos arbitrarios de las masas” como los flagelaba Lenin. Recuerdo que, en una conversación, Lenin replicó sarcásticamente a un camarada, que había dicho que “después de la revolución debía establecerse un orden normal”: “Malo es que quienes desean ser revolucionarios olviden que el orden más normal en la historia es el orden de la revolución”.

Y en cuanto al partido, el mismo Stalin escribió:


… la historia del Partido, nos enseña que, sin mantener amplios vínculos con las masas, sin fortalecer constantemente estos vínculos, sin saber escuchar atentamente la voz de las masas y comprender sus necesidades más torturantes, sin ser capaz, no sólo de enseñar a las masas, sino también de aprender de ellas, el Partido de la clase obrera no puede ser un verdadero partido de masas, capaz de arrastrar consigo a las masas de millones de la clase obrera y de todos los trabajadores. (Historia del Partido (bolchevique) de la URSS).   

Incluso cuando las condiciones obligan a un partido de revolucionarios profesionales (como aquellas de la Rusia zarista de 1900-1905), la ligazón del partido con las masas no solo que no es estorbada por un partido de ese tipo, sino que precisamente este partido facilita dicha ligazón, como ocurrió en la experiencia del partido bolchevique.

        Como es obvio, esta ligazón se expresa más netamente cuando el partido proletario cobra la forma de partido de masas.

Engels señaló que la Liga de los Comunistas tuvo sus orígenes


… en “dos corrientes independientes”: de una parte, “un puro movimiento de los trabajadores”, y, por la otra, “un movimiento teórico, proveniente de la desintegración de la filosofía hegeliana”, asociado predominantemente con Marx. “El Manifiesto comunista de 1848”, agregaba, “marca la fusión de ambas corrientes.” (Citado por Monty Jhonstone, Teoría marxista del partido político, autores varios, Ediciones Pasado y Presente, Córdova, p. 108).

Así expresó la verdad de que el partido comunista es un partido que resulta de la fusión del comunismo científico con el movimiento obrero. Esta idea fue desarrollada por Lenin en ¿Qué hacer? y, más tarde, por Mao y otros marxistas.

Por tanto, lo determinante del carácter proletario del partido es su adhesión a la doctrina marxista y, sobre esta base, su enraizamiento en la clase y el pueblo.

La línea de masas tiene el objetivo de ligar al partido lo más profundamente posible con las masas y, así, crear un movimiento de masas revolucionario.

Pero, por cierto, sin una lucha tenaz en el seno de las masas contra el mal del oportunismo y el revisionismo, la creación de un movimiento de masas revolucionario es imposible y, por tanto, es imposible la victoria del proletariado revolucionario.

Pues bien, el cuadro teórico general descrito permite entender que la línea de masas aparezca como el método fundamental de dirección del partido proletario. Mao señaló al respecto: 


En todo trabajo práctico de nuestro Partido, toda dirección correcta está basada necesariamente en el principio: “de las masas a las masas”. Esto significa recoger las ideas (dispersas y no sistemáticas) de las masas y sintetizarlas (transformarlas, mediante el estudio, en ideas sintetizadas y sistemáticas) para luego llevarlas a las masas, difundirlas y explicarlas, de modo que las masas las hagan suyas, perseveren en ellas, y las traduzcan en acción, y comprobar en la acción de las masas la justeza de esas ideas. Luego, hay que volver a recoger y sintetizar las ideas de las masas y a llevarlas a las masas para que perseveren en ellas, y así indefinidamente, de modo que las ideas se tornan cada vez más justas, más vivas y más ricas de contenido. Tal es la teoría marxista del conocimiento.

Recoger y sintetizar las ideas de las masas y llevarlas luego a las masas para que perseveren en ellas, y, de esta manera, elaborar ideas correctas de dirección: tal es el método fundamental de dirección. En el proceso durante el cual se recogen y sintetizan las ideas de las masas y éstas perseveran en ellas, es necesario aplicar el método de combinar el llamamiento general con la orientación particular; esto es parte integrante de dicho método fundamental. Elaborar las ideas generales (llamamiento general) partiendo de la orientación particular en numerosos casos concretos, y llevar estas ideas a muchas entidades diferentes para comprobarlas (no sólo debemos hacerlo nosotros mismos, sino aconsejárselo a los demás); después, recoger y sintetizar las nuevas experiencias (hacer el balance) y elaborar nuevas directrices para la orientación general de las masas. Así deben proceder nuestros camaradas en la presente campaña de rectificación, y también en cualquier otro trabajo. La calidad de la dirección depende de la aptitud de los dirigentes para proceder según este método. (Obras escogidas, t. III).

Así, pues, como el método fundamental de dirección, la línea de masas tiene un contenido ideológico marxista por cuanto constituye la aplicación de la teoría marxista del conocimiento, y, a la par, tiene un contenido político igualmente marxista por cuanto combina el llamamiento general con la orientación particular a efecto de organizar y movilizar a las masas y desarrollar sus luchas.

Es un hecho incontrovertible que en la lucha revolucionaria la masa despliega toda su creatividad, y que la vanguardia debe saber aprender de esta creatividad. Un caso paradigmático de ello es la Comuna de París de 1871, que, como se sabe bien, descubrió la forma de la dominación política del proletariado. Marx aprendió de esta experiencia y, precisamente por eso, llevó luego a la masa la idea desarrollada de la dictadura del proletariado (ver La guerra civil en Francia).

En nuestro medio, Mariátegui fue un maestro en la aplicación de la línea de masas. Por eso fue capaz de construir el Partido Socialista del Perú con una eficiente ligazón con las masas y ponerlo en camino de su transformación en partido de masas.

En resumidas cuentas, tanto en la lucha por la toma del poder como en el ejercicio del poder y aun en el periodo del paso al comunismo, la línea de masas es una cuestión decisiva y, por tanto, debe ocupar un lugar en el Programa General del Partido.

 

03.07.2019.

Internacionales

Cuba Resiste 

Frei Betto

POCOS IGNORAN mi solidaridad con la Revolución cubana. Durante 40 años he visitado con frecuencia la isla por compromisos de trabajo e invitaciones a eventos. Durante un largo período, medié en la reanudación del diálogo entre los obispos católicos y el gobierno cubano, como se describe en mis libros 'Fidel y la religión' (Fontanar/Companhia das Letras) y 'Paraíso perdido - Viajes al mundo socialista' (Rocco).

Actualmente asesoro al gobierno cubano en la implementación del Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional.

        Conozco en detalle la vida cotidiana cubana, incluyendo las dificultades que enfrenta la población, los desafíos a la Revolución, las críticas de los intelectuales y artistas del país. Visité cárceles, hablé con opositores a la Revolución, conviví con sacerdotes y laicos cubanos opuestos al socialismo.

Cuando me dicen a mí, un brasileño, que en Cuba no hay democracia, desciendo de la abstracción de las palabras a la realidad.

¿Cuántas fotos o noticias se han visto o se ven de cubanos en la miseria, mendigos desparramados en las aceras, niños abandonados en las calles, familias bajo los viaductos? ¿Algo parecido a la cracolândia, a las milicias, a las largas colas de enfermos que esperan años para ser atendidos en un hospital?

Advierto a los amigos: si eres rico en Brasil y te vas a vivir a Cuba, conocerás el infierno. No podrá cambiar de coche cada año, comprar ropa de diseño, viajar con frecuencia de vacaciones al extranjero.

Y, sobre todo, no podrá explotar el trabajo de los demás, mantener a sus empleados en la ignorancia, estar 'orgulloso' de María, su cocinera desde hace 20 años, y a la que niega el acceso a su propia casa, a la escolarización y al plan de salud.

Si eres de clase media, prepárate para conocer el purgatorio. Aunque Cuba ya no es una sociedad estatal, la burocracia persiste, hay que tener paciencia en las colas de los mercados, muchos productos disponibles este mes pueden no encontrarse el próximo debido a la inconstancia de las importaciones.

Sin embargo, si eres asalariado, pobre, sin hogar o sin tierra, prepárate para conocer el paraíso. La Revolución garantizará tus tres derechos humanos fundamentales: la alimentación, la salud y la educación, así como la vivienda y el trabajo.

Puede que tengas un gran apetito por no comer lo que te gusta, pero nunca pasarás hambre. Su familia dispondrá de escolarización y asistencia sanitaria, incluidas las cirugías complejas, totalmente gratuitas, como deber del Estado y derecho del ciudadano.

No hay nada más prostituido que el lenguaje. La célebre democracia nacida en Grecia tiene sus méritos, pero es bueno recordar que, en aquella época, Atenas tenía 20 mil habitantes que vivían del trabajo de 400 mil esclavos... ¿Qué respondería uno de esos miles de servidores si se le preguntara por las virtudes de la democracia?

No deseo para el futuro de Cuba el presente de Brasil, Guatemala, Honduras o incluso Puerto Rico, una colonia estadounidense a la que se le negó la independencia. Tampoco quiero que Cuba invada Estados Unidos y ocupe una zona costera de California, como es el caso de Guantánamo, que se ha transformado en un centro de tortura y una prisión ilegal para presuntos terroristas.

La democracia, en mi concepto, significa el 'Padre Nuestro' -la autoridad legitimada por la voluntad popular- y el 'Pan Nuestro' -el reparto de los frutos de la naturaleza y del trabajo humano-. La rotación electoral no hace, ni asegura una democracia. Brasil e India, considerados democracias, son ejemplos flagrantes de miseria, pobreza, exclusión, opresión y sufrimiento.

Solo quienes conocen la realidad de Cuba antes de 1959 saben por qué Fidel contó con tanto apoyo popular para llevar la Revolución a la victoria.

El país era conocido por el apodo de 'burdel del Caribe'. La mafia dominaba los bancos y el turismo (hay varias películas sobre esto). El principal barrio de La Habana, todavía llamado Vedado, tiene este nombre porque no se permitía a los negros circular por allí...

Estados Unidos nunca se conformó con haber perdido la Cuba sometida a sus ambiciones. Por ello, poco después de la victoria de los guerrilleros de la Sierra Maestra, éstos intentaron invadir la isla con tropas mercenarias. Fueron derrotados en abril de 1961. Al año siguiente, el presidente Kennedy decretó el bloqueo de Cuba, que continúa hasta hoy.

Cuba es una isla con pocos recursos. Se ve obligado a importar más del 60 por ciento de los productos esenciales del país. Con el endurecimiento del bloqueo promovido por Trump (243 nuevas medidas y, de momento, no retiradas por Biden), y la pandemia, que ha puesto a cero una de las principales fuentes de recursos del país, el turismo, la situación interna ha empeorado.

Los cubanos tuvieron que apretarse el cinturón. Entonces, los descontentos con la Revolución, que gravitan en la órbita del 'sueño americano', promovieron las protestas del domingo 11 de julio -con la ayuda 'solidaria' de la CIA, cuyo jefe acaba de hacer una gira por el continente, preocupado por los resultados de las elecciones en Perú y Chile.

Quien mejor explica la situación actual de Cuba es su presidente, Díaz-Canel: 'Ha comenzado la persecución financiera, económica, comercial y energética. Ellos (la Casa Blanca) quieren que se provoque un estallido social interno en Cuba para pedir 'misiones humanitarias' que se traduzcan en invasiones e injerencias militares.'

'Hemos sido honestos, hemos sido transparentes, hemos sido claros, y en todo momento hemos explicado a nuestra gente las complejidades de la actualidad.

Recuerdo que hace más de año y medio, cuando comenzó el segundo semestre de 2019, tuvimos que explicar que estábamos en una situación difícil. Estados Unidos comenzó a intensificar una serie de medidas restrictivas, endurecimiento del bloqueo, persecuciones financieras contra el sector energético, con el objetivo de ahogar nuestra economía.

Esto provocaría el deseado estallido social masivo, para poder pedir una intervención 'humanitaria', que acabaría en intervenciones militares.

'Esta situación continuó, luego vinieron las 243 medidas (de Trump, para endurecer el bloqueo) que todos conocemos, y finalmente se decidió incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Todas estas restricciones llevaron al país a cortar inmediatamente varias fuentes de ingreso de divisas, como el turismo, los viajes de cubano-americanos a nuestro país y las remesas. Se formó un plan de desprestigio de las brigadas médicas cubanas y de las colaboraciones solidarias de Cuba, que recibió una parte importante de divisas por esta colaboración'.

'Toda esta situación ha generado una situación de desabastecimiento en el país, principalmente de alimentos, medicinas, materias primas e insumos para poder desarrollar nuestros procesos económicos y productivos que, al mismo tiempo, contribuyen a las exportaciones. Se eliminan dos elementos importantes: la capacidad de exportar y la capacidad de invertir recursos'.

'También tenemos limitaciones en el combustible y los repuestos, y todo esto ha provocado un nivel de insatisfacción, sumado a problemas acumulados que hemos podido resolver y que venían del Período Especial (1990-1995, cuando la Unión Soviética se derrumbó, con grave reflejo en la economía cubana).

Junto a una feroz campaña mediática de desprestigio, como parte de la guerra no convencional, que intenta fracturar la unidad entre el partido, el Estado y el pueblo; y pretende calificar al gobierno como insuficiente e incapaz de proporcionar bienestar al pueblo cubano.'

'El ejemplo de la Revolución cubana ha molestado mucho a Estados Unidos durante 60 años. Aplicaron un bloqueo injusto, criminal y cruel, ahora intensificado en la pandemia. Bloqueo y acciones restrictivas que nunca han llevado a cabo contra ningún otro país, ni siquiera contra los que consideran sus principales enemigos.

Por lo tanto, ha sido una política perversa contra una pequeña isla que sólo aspira a defender su independencia, su soberanía y a construir su sociedad con autodeterminación, según los principios que más del 86 por ciento de la población ha apoyado'.

'En medio de estas condiciones, surge la pandemia, una pandemia que ha afectado no solo a Cuba, sino a todo el mundo, incluido Estados Unidos. Afectó a los países ricos, y hay que decir que ante esta pandemia ni los Estados Unidos ni estos países ricos tenían toda la capacidad para afrontar sus efectos.

Los pobres fueron perjudicados, porque no hay políticas públicas dirigidas al pueblo, y hay indicadores en relación al enfrentamiento de la pandemia con resultados peores que los de Cuba en muchos casos. Las tasas de infección y mortalidad por millón de habitantes son notablemente más altas en Estados Unidos que en Cuba (EE.UU. ha registrado mil 724 muertes por millón, mientras que Cuba está en 47 muertes por millón). Mientras Estados Unidos se atrinchera en el nacionalismo vacunal, la Brigada Henry Reeve de médicos cubanos continúa su labor entre los más pobres del mundo (por la que, por supuesto, merece el Premio Nobel de la Paz)'.

'Sin la posibilidad de invadir Cuba con éxito, Estados Unidos persiste en un rígido bloqueo. Tras la caída de la URSS, que proporcionó a la isla formas de sortear el bloqueo, Estados Unidos intentó aumentar su control sobre el país caribeño.

A partir de 1992, la Asamblea General de la ONU votó por abrumadora mayoría el fin de este bloqueo. El gobierno cubano informó que entre abril de 2019 y marzo de 2020 Cuba perdió cinco mil millones de dólares en comercio potencial debido al bloqueo; en las últimas casi seis décadas, perdió el equivalente a 144 mil millones de dólares.

Ahora, el gobierno de Estados Unidos ha profundizado las sanciones contra las compañías navieras que llevan petróleo a la isla'.

Es esta fragilidad la que abre un flanco a las manifestaciones de descontento, sin que el gobierno haya puesto tanques y tropas en las calles. La resistencia del pueblo cubano, alimentada por ejemplos como Martí, el Che Guevara y Fidel, ha demostrado ser invencible. Y debemos, todos los que luchamos por un mundo más justo, solidarizarnos con ellos.

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*El autor es un fraile dominico, teólogo de la liberación, periodista y escritor brasileño.

Fuente: Tomado de Prensa Latina


Filosofía

Contradicciones Imaginarias y Reales

E. V. Iliénkov

EL DOCTOR P. Medawar observa dos enfermedades en la cultura espiritual contemporánea: el ‘poetismo’ y el ‘cientifismo’ (del término latino ‘scientia’1). El ‘poetismo’, según su definición, es un estilo de pensamiento poético- ficticio que se entretiene en la ‘ornamentación del lenguaje’, o, hablando en plata, en la charlatanería grandilocuente.

El ‘cientifismo’, del que el profesor Medawar habla menos, es principalmente una ‘cientificidad’ deshumanizada, una ciencia conscientemente opuesta a todos los valores e ideales ‘poético-ficticios’ (y, en realidad, a todos los valores e ideales humanísticos). Se trata de esa misma ‘cientificidad’ con la que un famoso ‘científico’ exclamó alegremente a la hora de la tragedia de Hiroshima: ‘¡Qué maravilloso experimento científico!’

Cada una de estas dos enfermedades es una capacidad del sano intelecto humano unilateralmente hipostasiada y envilecida. Y el doctor Medawar tiene razón al considerar el ‘poetismo’ y el ‘cientifismo’ igualmente como productos muertos de la desintegración del pensamiento científico y poético ‘normal’.

Pero entonces aparece inmediatamente ante él la traicionera cuestión sobre este mismo estatus ‘normal’ de la ciencia y el arte. Y a renglón seguido, la no menos traicionera cuestión sobre las causas por cuyo vigor en algunas partes tiene lugar la degeneración de la ciencia en ‘cientifismo’ y de la poesía en ‘poetismo’. Y este aspecto de sus meditaciones no puede sino despertar el más vivo interés… y algunas objeciones.

El doctor Medawar expresa de forma totalmente justa su insatisfacción con esa representación del conocimiento científico que ya desde hace siglos es predicada por el así llamado ‘inductivismo’, una teoría del conocimiento unilateral y empírica que se encuentra especial y firmemente enraizada en suelo inglés. Según esta concepción, la ciencia comienza desde la asimilación de hechos aislados, tras lo cual el investigador halla en estos hechos algo común, separa lo ‘común esencial’, lo fija mediante un término (concepto) y finalmente construye a partir de dichos términos un sistema lógicamente no contradictorio, una teoría, una ciencia.

El desarrollo de la ciencia real ha demostrado claramente que esta representación es de principio a fin un mito ingenuo, que la cosa no es ni de lejos tan simple, y la filosofía clásica hace tiempo disipó las ilusiones del ‘inductivismo’ tras demostrar el rol activo que la imaginación juega en la propia ‘contemplación’ de hechos y, especialmente, en el proceso de su selección y procesamiento. La verdad se ‘toma’ al principio como la imagen de un todo concreto. Dentro de los límites de esta imagen, la razón analítica divide el todo en partes separadas para después reunirlas de nuevo en un único concepto, en una teoría. La imagen poética (arte) es una idea formada mediante la fuerza de la imaginación, y el concepto (ciencia) es la misma idea, desplegada por la actividad del pensamiento.

Todos estos argumentos aparecen ya en Kant y Fichte, y Schelling y especialmente Hegel los transforman en una concepción completa del desarrollo del conocimiento. Por supuesto, dicha concepción, con toda su tensa dialéctica, se acerca mucho más a la verdad que los mitos infantiles del ‘inductivismo’ inglés.

Como vemos, semejante comprensión no es en absoluto un ‘descubrimiento contemporáneo’ que, además, ‘no pertenezca a nadie’. Es necesario recalcar esto no solo en virtud del restablecimiento de la prioridad del autor. Mucho más importante es que el citado descubrimiento ya en el segundo cuarto del siglo pasado fue sometido a una transformación crítica muy fundamental, y se introduce en la estructura de la filosofía científica actual con ajustes muy severos, los cuales el doctor Medawar por alguna razón no menciona.

Ante todo, estos ajustes aluden a la comprensión de las ideas como un estímulo creativo inicial. No es correcto que la ciencia ‘empiece a partir de una idea figurada’. Si para el propio científico la idea es el punto de partida de su trabajo, entonces, desde un punto de vista superior (y la filosofía científica obliga a asumir este punto de vista), es oportuna la pregunta: ‘¿Y de dónde vienen las mismas ideas? ¿Qué son las ideas?’

Simplemente decir que son los productos de la ‘capacidad creativa’, de la ‘energía creadora’, de la ‘construcción de la imaginación’, etc. (y es que el doctor Medawar no nos transmite más acerca de ellas), significa precisamente deshacerse del problema más difícil con un sermón. Y lo que necesitamos es una respuesta exacta.

Dicha respuesta nos la ha dado la filosofía científica. Y nos la ha dado precisamente en el transcurso de la crítica al ‘descubrimiento’ (hegeliano) esbozado más arriba. Marx y Engels explicaron la aparición de las propias ideas, es decir, de los planos y ‘prescripciones’ en cuyo cauce siempre se desarrolla la investigación científica y nacen las imágenes y los conceptos aislados que concretizan estas ideas.

Las necesidades reales que maduran dentro del organismo social siempre se expresan en forma de ideas. No son estas las necesidades del individuo, sino de grupos enteros, de masas de estos individuos. Son ellos precisamente los que ‘se expresan a si mismos’ en la conciencia humana (también en la conciencia de los científicos) bajo la forma de ideas. Esas mismas ideas, que a menudo los propios científicos son propensos a tomar por el punto inicial de todo el proceso de conocimiento, por productos del ‘libre juego de la mente’.

Sin embargo, el marxismo va más a fondo en la búsqueda de las raíces y los orígenes del movimiento del conocimiento. La necesidad, como prototipo de ideas, siempre interviene en forma de tirante contradicción. Contradicciones entre personas, entre clases de personas, entre los medios de su actividad, entre los métodos de transformación de la naturaleza, entre las formas de tecnología, etcétera. Y, al fin y al cabo, entre percepciones, teorías, conceptos. Atenazada en contradicciones, la mente del ser humano busca una salida. Una idea es una posible salida ‘inventada’, ‘percibida’ (es decir, localizada de momento solo en la conciencia) más allá de los límites de la situación contradictoria, más allá de las fronteras de la situación existente de las cosas y de los conceptos que las expresan. Esto es la dialéctica como lógica y como teoría del conocimiento.

Si se menosprecia la dialéctica, entonces queda únicamente un ‘metodología’ desnuda que vela exclusivamente por la corrección formal de las construcciones teóricas y que es completamente indiferente a ‘las motivaciones y las metas’ del trabajo de los científicos, es decir, a la estructura y el contenido de las ideas que (lo quieran o no) les gobiernan, dirigiéndoles como herramientas ciegas. Semejante ‘metodología’ representa precisamente la teoría del conocimiento del ‘cientifismo’ actual, esto es, del ‘espíritu de la ciencia’ sacrificado en la ‘formalina’ de las abstracciones y las fórmulas, esencialmente indiferente a las necesidades y los padecimientos reales de las personas vivas, así como al significado social de sus propios logros. Y entonces, ciertamente, la ciencia ‘científicamente’ castrada se convierte en el enemigo, en el competidor de cualquier poesía, la cual se mezcla ante sus ojos con una ‘verborrea anticientífica’ a causa de los utópicos ‘deseos, objetivos y esfuerzos’ de la humanidad. Para el ‘cientifismo’, la poesía se mezcla con el ‘poetismo’ y se desvanece cualquier posibilidad de distinguir la una del otro…

El doctor Medawar se aparta clara e inequívocamente del ‘cientifismo’, pero el reconocimiento ‘autocrítico’ final acerca de que – dice – nosotros, los científicos, somos propensos a la cientificidad en virtud de nuestra constitución, dudosamente se lo aplica a si mismo. Mientras tanto, el síndrome del ‘cientifismo’ se aprecia definitivamente en algunas tesis de su artículo.

Esto se manifiesta especialmente allá donde habla sobre la principal diferencia entre la comprensión ‘científica’ y ‘artística’ de la verdad. Es cierto – aunque demasiado general – que la mayor virtud de la ciencia es su concordancia con la realidad, con ‘aquello que es en realidad’. Pero, ¿acaso con la poesía, con la auténtica gran poesía, no sucede exactamente lo mismo?

El asunto aquí, por lo visto, se halla en la estrecha comprensión de la ‘realidad’ de la que parte Peter Medawar. El hecho de que en este instante yo esté leyendo un periódico y no paseando sobre la superficie lunar no es todavía ni de lejos esa ‘realidad’ con la que tienen relación igualmente tanto la auténtica ciencia como la verdadera poesía. ¿Qué significa ‘una esfera más amplia que la realidad’? ¿Tras qué límites comienza? ¿Tras los límites del momento dado? La verdad en la ciencia no consiste en absoluto en el acuerdo entre la enunciación y el hecho empírico aislado. Si la ‘realidad’ se comprende más amplia y concretamente, en el sentido auténticamente científico, entonces liberar a la poesía de la obligación de tener en cuenta a dicha realidad no es menos arriesgado que obligar a la ciencia a la composición de utopías y mitos.

La auténtica imagen artística tampoco es un ‘mito’ (por mucho que se lo parezca, no solo al doctor Medawar, sino a muchos filósofos actuales), no es una simple proyección de deseos, esfuerzos y metas subjetivas en la pantalla de la realidad, sino precisamente una imagen de la realidad, alumbrada en aquellos rasgos suyos que son importantes desde el punto de vista de las contradicciones que han madurado dentro de la propia realidad y que esperan su resolución.

Frente a la Realidad (con mayúscula), las obligaciones de la ciencia y la poesía son exactamente iguales.

En este punto, la concepción del doctor Medawar nos resulta especialmente vulnerable, oscura y vaga. ¿Será porque la ‘poesía’ le parece más afín a la mitología (a cualquier mitología, incluida la anticientífica, la religiosa) que a la ciencia? ¿Será porque manifiesta una obvia indulgencia hacia el ‘poetismo’ en la poesía, en la literatura, considerándolo una ‘enfermedad insignificante’, como una simple gripe, dándose cuenta al mismo tiempo que para la ciencia esta enfermedad es mortal? A nosotros nos parece que el ‘poetismo’ en la poesía no es en absoluto una manifestación de los excesos de la fantasía, de la fuerza creadora de la imaginación, sino todo lo contrario, es el testimonio de su carencia, de su incapacidad de hacer frente a la tarea de la comprensión figurativa-poética de la realidad.

Y, por supuesto, es ingenuo ver la causa de ambas enfermedades – tanto del ‘poetismo’ como del ‘cientifismo’ – en la fatídica influencia de los poetas románticos y los filósofos   inductivistas.   Sus   raíces   yacen   mucho más profundamente: en la realidad social que nutre y cultiva estas mentalidades, en la forma de división del trabajo que por lo general transforma a las personas en competidores, contraponiendo clases a clases, profesiones a profesiones, capacidades a capacidades; en la forma burguesa de división del trabajo, y de ninguna forma en la ‘constitución’ innata de científicos y poetas.

Los problemas planteados por el doctor Medawar son tremendamente serios. Es especialmente importante aproximarse a ellos desde el punto de vista de la dialéctica materialista.

La ciencia y la poesía siempre han sido y siempre serán amigas dedicadas a la misma cosa en común. Solo concurren entre ellos el ‘poetismo’ y el ‘cientifismo’, semejantes a ellas solo exteriormente, solo formalmente.

El ‘poetismo’ es el contagio de la ciencia por un veneno mortal infiltrado desde el cementerio de la poesía, es la invasión no de un estilo de pensamiento poético, sino del estilo de la poesía mala y enferma que muere de ‘poetismo’ (no es en absoluto una ‘enfermedad insignificante’).

Y lo mismo pasa con el ‘cientifismo’. Poco hay que temer de la influencia de la ciencia y del espíritu de la cientificidad en la literatura. Pero la influencia de la cientificidad ‘científicamente’ degenerada, esto ya es otra cosa. Esta influencia la puede experimentar un poeta e incluso un pintor, y entonces ella empezará a producir ‘estructuras abstractas’ verbales o geométricas que no tienen más relación con la poesía que la ‘ornamentación del lenguaje’ con la ciencia.

Pero si estas monstruosas caricaturas de la ciencia y la poesía han conseguido en la cultura espiritual actual (y entre paréntesis diremos, para más exactitud, burguesa) una divulgación tan amplia que ya comienzan a confundirlas con sus prototipos, entonces es más importante aún diferenciar claramente las unas de los otros. Y solo se les puede diferenciar con la ayuda de la auténtica teoría contemporánea del desarrollo del conocimiento científico, la dialéctica. Con la ayuda de la teoría leniana del reflejo.

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(1) Aunque al lector le pueda resultar evidente, Iliénkov hace esta aclaración porque el término ruso para la palabra ‘ciencia’ (наука – naúka) no comparte origen latino con el nuestro.


Literatura

Vallejo para no Iniciados: Al Maestro, con Cariño

 

Julio Carmona

 

EN ESTE ARTÍCULO trato de expurgar algunas ideas encontradas en ciertos textos —específicamente, de Marco Martos— en los que el pensamiento de César Vallejo se tergiversa (con cierta ligereza, de ninguna manera pienso que con oblicua intención). Marco Martos, refiriéndose a CV, escribe:

«Se creyó, en los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil Española, que eran la historia y la ideología los pilares de su magnífica poesía, y se siguió pensando de ese modo en los años de la Guerra Fría [1] pero el marxismo, años después, ha dejado de ser una filosofía de la acción, como quería Marx mismo [2], y se ha transformado, como hubiera temido su creador, solo en una manera de analizar el mundo [3]» (2014: 11).1 

A continuación, voy a hacer algunas precisiones a las partes de la cita, sugeridas con los números entre corchetes:

 

  1. Decir que ‘eran la historia y la ideología los pilares de la poesía de CV, y que eso era lo que creyó la crítica después de la Guerra Civil española y en los años de la guerra fría’, induce a creer o a hacer creer que en los períodos señalados solo existió ese tipo de enfoque crítico (ideológico/historicista), como si la crítica formalista no hubiera existido desde entonces y aun antes, pero también se entiende que recién con el Congreso Internacional Vallejo Siempre se estaría manifestando ese enfoque crítico formalista, opuesto o superador del «historicista-ideológico»; no es gratuito que MM termine su texto de presentación indicando que «Principiamos esta tarea y seguiremos con Vallejo siempre» (op. cit. 13). Pero queda flotando la siguiente pregunta: ¿quiénes hacían esa crítica sesgada ideológico/historicista?, porque hasta ahí no se ha precisado esto.
  1. Es decir, no se asevera que esa crítica sea la marxista (pues para ello hubiera sido honesto que indicase a uno o dos autores que —desde el marxismo— así lo hicieron). Pero MM lo insinúa, cuando —inmediatamente después de la frase que acabo de analizar— dice que «… el marxismo, años después, ha dejado de ser una filosofía de la acción, como quería Marx mismo», y digo que lo insinúa porque —de manera sesgada— pasa a hablar no de la crítica literaria marxista, sino de su filosofía. Sin embargo, no debe perderse de vista que esto lo dice después de esta previa aseveración: que lo que creyó la crítica literaria después de la Guerra Civil española y en los años de la guerra fría, es decir, casi toda la segunda mitad del siglo XX: «que eran la historia y la ideología los pilares de su magnífica poesía [de CV]», y, si se relacionan ambas aseveraciones, se tiene que llegar a la conclusión de que —según MM— la crítica literaria del marxismo se reducía a esa prescripción que: ‘la historia y la ideología eran los pilares para estudiar la magnífica poesía de CV’. Y, en el supuesto de que así lo fuera, está también sugiriendo que esa es responsabilidad absoluta del marxismo, como el formalismo lo es de la crítica que hacen sus adeptos formalistas. Sin embargo, se debe precisar que ni los unos ni los otros tienen autoridad para prohibirse su respectiva acción.
  1. No obstante, al parecer, MM sí desliza esa «prohibición», porque como dice que el marxismo, «de ser una filosofía de la acción» (…) «se ha transformado, como hubiera temido su creador, solo en una manera de analizar el mundo»3, según ese criterio, entonces, la crítica marxista ya no tiene nada qué decir sobre la poesía de CV, porque la ideología marxista que hay en su poesía es prescindible; y así lo dice MM, más adelante: «Independientemente de la misma ideología que aparecía en sus textos, la escritura de Vallejo sigue siendo potente y conmovedora» (Ibíd.). Es obvio que MM está contrastando dos concepciones críticas: la del formalismo (escritura) y la del marxismo (ideología). Y, más aun, de toda esa prescripción también ha de entenderse que el propio marxismo también es prescindible, pues no tiene ya cómo transformar la realidad puesto que, hoy por hoy, reduce todo su esfuerzo a analizarla. Y, en el fondo, esa es la intención subyacente a todo lo expuesto, escuetamente, en la «Presentación» de MM analizada aquí. 

Ahora bien, si existió ese tipo de crítica —que reducía sus alcances a lo meramente «histórico-ideológico»— hubiera sido interesante que MM ilustrase su existencia con los nombres de sus cultores, como más delante de su texto lo hace con ‘las personas que habían conocido y que apreciaban’ a Vallejo, como así mismo lo hace con «los investigadores universitarios»2, que al ocuparse de su obra «con agudeza hacían observaciones pertinentes»; pero respecto de los ‘críticos histórico-ideológicos’ los lectores nos quedamos en ayunas. Y en el supuesto caso de que existieran esos críticos, no creemos que sus textos merezcan el desprecio o la remisión al ostracismo, pues alguna ‘observación pertinente’ de ellos ha de ser rescatable.

Y el hecho de que MM diga que ese tipo de crítica pertenezca al pasado tampoco clausura la posibilidad de que en el presente se trate los temas de la realidad, la historia y la ideología en la obra poética de CV. El afirmar lo contrario resulta, más bien, una intención ideológica como, al parecer, es la de MM en el desarrollo de su texto. Que diga, por ejemplo: «Independientemente de la misma ideología que aparecía en sus textos, la escritura de Vallejo sigue potente y conmovedora» (Ibíd.), habría que preguntar si, con la expresión «que aparecía» ¿da a entender que esa ‘ideología ya no aparece’ en los textos de CV? Entonces, el lector tiene la sensación de que lo que se quiere no es solo desterrar del campo de la crítica los enfoques que tratan esos temas de la realidad, la historia y la ideología, poniéndolos entre paréntesis, aunque sigan estando presentes en los textos de CV, sino que, además, se está induciendo a aislar y proponer como única válida a la concepción crítica formalista, pues destaca el hecho de que «la escritura de Vallejo sigue potente y conmovedora» (independientemente de su ideología). Y no otra cosa se desprende de la siguiente aseveración (por demás severa): 

«De otro lado4, aquellos que interpretan la poesía de nuestro autor buscando aquello real irreductible o el sentido inalienable de las cosas, en palabras de Roland Barthes, suelen en ocasiones encontrarse en verdaderos callejones sin salida y se encuentran con un muro de silencio al final de su jornada5, porque la lírica de Vallejo, más que ninguna otra de Occidente, se resiste al camino unívoco de las verdades de a puño como quisieron algunos estudiosos que endiosaban un método u otro de estudio» (op. cit. págs. 11-12).

En la parte final de la cita nos encontramos otra vez con el «ayuno», pues no se cubre nuestra expectativa por saber quiénes son esos «algunos estudiosos» que buscaban solo lo ‘real irreductible o el sentido inalienable de las cosas o el camino unívoco de las verdades de a puño’ y que además «endiosaban un método u otro de estudio». Aunque toda la recusación a ese tipo de crítica resulta volverse, en retroceso como búmeran, a su punto de procedencia, pues el hecho de descartar ese método que se ha caricaturizado, implica estar proponiendo otro que resulta, a su vez, «endiosado» pues desestima al que pone como ejemplo negativo, y si no se quiere ser ‘un estudioso que endiosa un método u otro de estudio’, pues se debe ser tolerante con todos los métodos que en el mundo han sido, aunque no sean gratos a quien los denuesta, y aunque se tenga preferencia por uno en especial. Como, al parecer, es el caso de MM, quien —después de la cita precedente— sugiere cuál es el tipo de estudio que él releva: 

«Es cierto que la poesía de Vallejo es compleja, la más compleja en varios siglos, desde Góngora y Quevedo [1], y es cierto que su grandeza se va asimilando poco a poco, pero es verdad también que como aquella de Mallarmé a la que el vate peruano tanto admiraba, deja siempre una pista para el lector de buena voluntad que encuentra en esos renglones pergeñados hace más de setenta años un camino de perfección de su propia humanidad [2]. Vallejo se ha convertido en un escritor clásico, porque independientemente de la ideología marxista de su adultez, independientemente también del pensamiento cristiano que puede rastrearse en toda su escritura [3], tiene algo básico universal que latía en los hombres de la horda y que vive todavía en el cuerpo y en la mente del hombre que habita las grandes urbes contemporáneas. Y eso lo capta cualquier lector acucioso [4]. (Ibíd.)


  1. Con esta expresión: «la poesía de Vallejo es compleja, la más compleja en varios siglos, desde Góngora y Quevedo», se está privilegiando la estructura formal de la poesía de CV y, de preferencia, su complejidad, dada la premisa discriminante de las citas anteriores, y, más aun, si se la relaciona con dos de los paradigmas formalistas del barroco español: Góngora y Quevedo. 
  1. Y lo anterior se ratifica con la inclusión de otro representante paradigmático del formalismo moderno (siglo XIX), Stephan Mallarmé6. Y, sobre este tópico de los poetas admirados por CV, existe la tendencia a establecer ese vínculo, de preferencia con Baudelaire y, en este caso, Mallarmé, como si su «admiración» fuera garantía de identificación estética. En todo caso, CV no exoneraba a Mallarmé de su relación con lo social y lo político. Dice: «Mallarmé vivió en perpetua abstención política, neutral ante el flujo y reflujo de los parlamentos y ausente de los comicios, asambleas y partidos políticos. ¿Se colegirá de aquí que “La siesta del fauno” carece de espíritu político y de sentido social? Evidentemente, no»7. Y de esta forma se presentan «verdades que no requieren demostración», pues en todos los textos informativos de CV (crónicas y opiniones estéticas, salvo el que acabamos de citar) no aparece el nombre de Mallarmé con el sentido que le atribuye MM. Cabe preguntar ¿de dónde ha sacado MM la idea de que ‘el vate peruano admiraba tanto la grandeza de Mallarmé’? Y, esta sigue siendo una información sin sustento si es que no se presenta la fuente, máxime si se habla de su «grandeza» que igual que la de Mallarmé «se va asimilando poco a poco», y con mayor razón si se dice que ambos dejan «siempre una pista para el lector de buena voluntad», y esta frase lector de buena voluntad resulta ser un tanto sibilina, pues lleva a deducir que los hay de «mala voluntad» y que, obviamente, serían los arriba estigmatizados ‘que buscaban solo lo real irreductible o el sentido inalienable de las cosas o el camino unívoco de las verdades de a puño’. Y, más aun, se entiende que solo este «lector de buena voluntad» ‘encuentra un camino de perfección de su propia humanidad’. 
  1. Con esta frase: «independientemente de la ideología marxista de su adultez, independientemente también del pensamiento cristiano que puede rastrearse en toda su escritura», encontramos una aseveración segregacionista de otras posibilidades de interpretación que no sean las puramente formalistas, lo que es, al mismo tiempo, contradictorio, porque si se admite que la obra de CV se puede analizar ‘independientemente de sus ideologías marxista y cristiana’, y eso implica admitir que están vivas y actuantes ahí, ¿por qué decir que esa escritura se puede estudiar independientemente de ellas? Y está bien que se haga así, pero sin excluir a quienes se inclinan por lo otro.
  1. Ahora bien, tomemos del inciso anterior la primera frase: «Vallejo se ha convertido en un escritor clásico», pues encaja perfectamente con la que inicia este apartado, no solo porque es su continuación sino porque establece una conclusión también segregacionista, que se puede plantear con una pregunta: ¿solo ‘lo clásico’ «tiene algo básico universal que latía en los hombres de la horda y que vive todavía en el cuerpo y en la mente del hombre que habita las grandes urbes contemporáneas»?, y que esto ¿solo puede ser percibido por «cualquier lector acucioso»?, frase esta última que recuerda a una anterior: «lector de buena voluntad», es decir que ambos calificativos (acucioso y de buena voluntad) son atribuibles al lector formalista que estudia la obra de CV «independientemente de la ideología marxista de su adultez», pues, quienes no lo hacen así no son ‘lectores acuciosos ni de buena voluntad’.

Una pregunta relacionada con la ideología marxista de CV —que también es opinable— la hace MM, en la «Presentación» a otro libro: «¿Borró el marxismo el cristianismo inicial del poeta?»8 En principio, es esta (marxismo/cristianismo) una oposición inexistente: el marxismo es ciencia, el cristianismo es creencia. Cuando Marx dijo que «la religión es el opio de los pueblos» no lo dijo solo con referencia al cristianismo, sino a toda religión. Mientras el marxismo lucha por liberar al ser humano en la tierra (liberarlo incluso de su ilusión post morten), toda religión (incluido el cristianismo) pretende hacerlo «en el cielo», manteniéndolo atado a esta ilusión en la tierra. De ahí que no sea contradictorio (o, en todo caso, es una contradicción por unidad de contrarios) que haya sacerdotes cristianos o católicos que adhieran a los reclamos de justicia marxistas, y que hasta tomen las armas para su consecución.

Si alguna relación cristiana o marxista se encuentra en la poesía de CV, no debe servir para tratarlas con maniqueísmo, porque incluso pueden estar siendo utilizadas como mecanismo de construcción poética y no necesariamente como confesiones de filiación ideológica, para —por ellas— determinar que CV fue un «poeta marxista» (denominación que no existe en la ciencia literaria de esta doctrina9) o un «poeta metafísico y cristiano». ¿Quién que ha nacido en un hogar católico no ha sido conminado por su familia a aceptar la idea de un dios omnipotente? Pero de esta imposición muchos se liberaron al adoptar una ideología científica que les quitó la venda de los ojos y de la consciencia. Y es esta última concepción la que prima o prevalece en el resumen de su vida. Vallejo no tiene por qué ser una excepción.

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Notas:

[1] Marco Martos, «Decires sobre César Vallejo», «Presentación»  de: Varios, 2014, Actas del Congreso Internacional Vallejo Siempre. Lima: Editorial Cátedra Vallejo, t. 1.

2 Esta afirmación de que el marxismo, «de ser una filosofía de la acción» (…) «se ha transformado, como hubiera temido su creador, solo en una manera de analizar el mundo», solo puede ser sostenida por alguien que no es marxista, y emitida casi casi como un suspiro de preocupación superada, ya que en ella subyace el deseo de que los marxistas dejen de impulsar la revolución violenta, y solo se dediquen a analizar, desde sus escritorios, lo que pasa en el mundo que los rodea (muy calmados y pacíficos). Pero las rebeliones —en todo el mundo— contra los gobiernos corruptos del capitalismo y las luchas armadas contra el imperialismo en ese mismo mundo vivito y activo, solo pueden ser ignoradas por quienes no quieren verlas, y prefieren pensar que los marxistas son solo los intelectuales que escriben sobre estos temas, negando —a priori— que los luchadores sociales tengan algo que ver con el marxismo.

3 Y, entre esas personas, MM menciona a Haya de la Torre. Pero, aparte de que no precisa cuál es el trabajo en que Haya ‘con agudeza hubiera hecho esas observaciones pertinentes’ sobre la poesía de CV, hay testimonio de otros amigos que señalan una relación tirante entre ambos. Por ejemplo, Ernesto More refiere: «Vallejo no era un desconocido para Haya, pues ambos habían trabado ya amistad en Trujillo, cuando el cholo estudiaba en la universidad de esa ciudad. Pero me parece haber advertido siempre que Haya, aunque bien hubiera querido tenerlo en sus filas, sentía por él cierto recelo, a causa de la fuerte personalidad del poeta» (1988, Vallejo en la encrucijada del drama peruano. Lima: Editorial Moisés Bendezú Riveros, pág. 61).

4 El conector de orden, correcto, es: «por otro lado». La forma usada por el Presidente de la Real Academia de la Lengua de Perú: «de otro lado», no es la más correcta.

5 Pero esto mismo es lo que MM dice —en otro texto— que le pasa a los críticos de la poesía formalista: «… pese a los espectaculares avances de la lingüística y de la interpretación de textos literarios, estamos todavía (y tal vez lo estemos siempre) en el principio del principio de la interpretación global de la escritura surrealista» («Los nombres de Moro», en: 2012, En las fronteras de la poesía. Lima: Lapix Editores, p. 35).

6 Una alusión a Mallarmé la hemos encontrado en el libro de Ernesto More y atribuida a Ángela Ramos: «París conoció su genio, vio su desfallecimiento, recibió su último hálito. París lo guarda celoso como a Verlaine, Mallarmé, Baudelaire, sus iguales» (op. cit.: 52). Otra referencia a la relación Vallejo/Mallarmé la plantea Xavier Abril, llegando a sostener —prácticamente— que si CV no hubiera leído el poema del francés «Una jugada de dados jamás abolirá el acaso», seguramente hubiera demorado en encontrar «una salida y una solución a sus vagos intentos renovadores» (Abril, 1980. Exégesis trílcica. Lima: Editorial Labor, p. 16), o sea que CV no habría llegado a escribir Trilce tal como se le conoce. Exageraciones así tenemos.

7 César Vallejo (1973). El arte y la revolución. Lima: Mosca Azul Editores, p. 48.

8 Cf. Marco Martos en «Presentación» a: Stephen Hart (2014). Una biografía literaria. Lima: Editorial Cátedra Vallejo. p. 14.

9 ‘No hay un arte marxista’, escribe Henry Lefebvre, «sino una teoría marxista del arte» (1956, Contribución a la estética. Buenos Aires: Ediciones Procyon, p. 11).


CREACIÓN HEROICA