lunes, 1 de julio de 2019

Política

El Maoísmo Nominal de J. P. Ballhorn y Algunas Otras Cuestiones

(Segunda Parte)


Eduardo Ibarra

ES UN HECHO QUE NUESTRO articulista ha tomado de Lora Cam la denominación de la doctrina como «marxismo-leninismo-maoísmo» y de Abimael Guzmán la definición del maoísmo como «nueva, tercera y superior etapa del marxismo». Sus propias declaraciones lo confirman:

… al igual que yo, estoy seguro que hay muchos más jóvenes aguardando una sustentación cabal del marxismo-leninismo-maoísmo… (cursivas en el original).
… buscar por primera vez una sustentación del maoísmo como “nueva, tercera y superior etapa del marxismo”…

Ya he precisado lo erróneo del término «marxismo-leninismo-maoísmo». Ahora explicaré lo que encierra la definición del maoísmo como «nueva, tercera y superior etapa» del marxismo. Para el efecto, es suficiente copiar lo que en mi libro El pez fuera del agua sostengo al respecto:

analicemos la lógica del jefe senderista desde el interior de ella misma. La definición del maoísmo como “tercera etapa del marxismo” encierra la idea de que es “una nueva etapa”, pues es evidente que no podría ser una “tercera...”, si no fuese una “nueva etapa”. De manera que definir el maoísmo como “nueva, tercera... etapa del marxismo”, es un pleonasmo. En consecuencia, la inclusión del concepto nueva en la definición del pensamiento de Mao, sencillamente no se justifica. En el mejor de los casos, sirve ahí como un elemento de apoyo para darle sonoridad a la expresión, pero nada más. Y esto puede tener algo de literario, pero no tiene nada de científico.

Por lo demás, es evidente que no es correcto plantear a secas que el maoísmo es superior al leninismo y al marxismo. En todo caso, esto requiere explicación. En su contenido más general, el marxismo es la concepción del mundo del proletariado revolucionario, y ni en Lenin ni en Mao existe nada superior a esta concepción como tal concepción, pues la concepción del mundo de Lenin y de Mao es la concepción del mundo de Marx y Engels. Por consiguiente, a fin de esclarecer el problema, es necesario hacer una distinción entre concepción y teoría, es decir, entre principios y elementos teóricos. Precisamente Stalin hizo esta distinción en la Entrevista con la primera delegación de obreros norteamericanos, al señalar que “Lenin no ‘añadió’ ningún ‘principio nuevo’ al marxismo” sino que “aportó al tesoro general del marxismo elementos nuevos en comparación con lo que se le pudo dar en el período del capitalismo preimperialista”. Por eso agregó que “los elementos nuevos que Lenin aportó al tesoro del marxismo se basan plena y enteramente en los principios sentados por Marx y Engels”. Por eso precisó que “en este sentido, precisamente, decimos nosotros que el leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias”. Esto quiere decir que es en este sentido, y sólo en este sentido, que puede decirse que el leninismo es un desarrollo del marxismo: en el sentido de que, en la esfera de la teoría, es un salto, así como en aquella otra de los principios es una continuación del marxismo. Esto significa que sólo en un sentido especial el leninismo puede ser considerado como superior al marxismo y el pensamiento de Mao como superior al leninismo: en el sentido de que, entendido como una época en el desarrollo del marxismo, el leninismo comprende elementos teóricos que representan un nivel más alto de la praxis revolucionaria en comparación al marxismo, y que el pensamiento de Mao comprende a su vez elementos teóricos que representan un nivel más alto de la praxis revolucionaria en comparación al leninismo entendido, en este caso, como el pensamiento de Lenin y Stalin. Pero, en la medida en que el jefe senderista no utiliza el término superior en este sentido especial sino en su acepción gruesa, lo que hace es sobrevalorar el pensamiento de Mao en detrimento del leninismo y del marxismo.
 
Pero, no obstante estas precisiones completamente justas, Ballhorn repite irreflexivamente la fórmula de Guzmán.

Por otro lado, nuestro articulista niega la existencia de la filosofía y de la economía política marxistas. Así, afirma que la tesis de las tres partes integrantes del marxismo «se cae por completo» porque en la Ideología Alemana sus autores no fundaron «una nueva filosofía» sino que proclamaron «el fin de la filosofía», y porque, por otro lado, Marx «nunca pretendió elaborar una nueva teoría económica», sino únicamente «una crítica de la economía política».

De esta forma Ballhorn castra el marxismo con el resultado de que lo reduce a solo socialismo científico: «este aspecto, el político-práctico, es el que realmente hace el cuerpo del marxismo como doctrina», se lee en su artículo.

Así, en las manos de Ballhorn el marxismo aparece sensiblemente empobrecido.

        Pero ocurre que, precisamente en Tres fuentes y tres partes integrante del marxismo, Lenin señaló:

Su doctrina [la doctrina de Marx] apareció como continuación directa e inmediata de las doctrinas de los más grandes representantes de la filosofía, la economía política y el socialismo.
La doctrina de Marx es todopoderosa porque es exacta. Es completa y armónica, dando a los hombres una concepción del mundo íntegra… El marxismo es el sucesor natural de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés.
… estas tres fuentes del marxismo… son, a la vez, sus tres partes integrantes. (Elipsis mías)

Pero Ballhorn desvaloriza el texto de Lenin porque, según dice, se trata de «… un folleto de divulgación, es decir, no [de] un trabajo teórico sobre el marxismo…». De esta forma sugiere que Tres fuentes y tres partes no tiene ningún valor teórico, y, así, pone en evidencia que ignora que, en la literatura marxista, la diferencia entre un texto que puede llamarse «de divulgación» y otro que puede llamarse «teórico», no reside en que el primero traiciona la exposición veraz de los principios y de las ideas cardinales del marxismo.

Es preciso señalar, además, que el intento de desintegrar las partes del marxismo apareció hace mucho entre autores que sostenían que el marxismo surgió sin el fundamento de una filosofía y que, por lo tanto, se trata únicamente de una teoría económica y política (como sostuvieron, por ejemplo, los revisionistas de la Segunda Internacional). Este planteamiento es lo que Ballhorn repite ahora reduciendo aún más el marxismo al negar la existencia de una economía política marxista.

Ocurre, sin embargo, que la crítica de Marx y Engels a la filosofía clásica alemana fue realizada sobre la base de un determinado instrumental teórico, cuyo proceso de formación en las primeras obras de los fundadores resulta expresivo por sí mismo; no obstante, esta realidad no ha merecido la más mínima reflexión por parte de nuestro articulista. ¿Cómo Marx y Engels hubiesen podido desarrollar la crítica de Hegel y Feuerbach si no hubiesen contado con un instrumental teórico propio, nuevo por principio?

La crítica de la filosofía clásica alemana implicó un doble movimiento, que en realidad fue uno solo: la crítica del idealismo hegeliano y del materialismo antropológico de Feuerbach y la reelaboración de todo lo que tuvieron de correcto dichas tendencias filosóficas significó, al mismo tiempo, el desarrollo de la filosofía marxista: fusión del materialismo y la dialéctica, extensión de la dialéctica materialista al campo de la historia, etcétera, etcétera, etcétera.

Por eso la afirmación de Ballhorn en el sentido de Marx y Engels no fundaron una nueva filosofía, aparece como un torpe intento de silenciar la filosofía marxista.

En el folleto Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Engels señaló:

A la filosofía desahuciada de la naturaleza y de la historia no le queda más refugio que el reino del pensamiento puro, en lo que aún queda en pie de él: la teoría de las leyes del mismo proceso de pensar, la lógica y la dialéctica.

Por su parte, Marx esclareció en el posfacio a la segunda edición de El capital:

El hecho de que la dialéctica sufra en manos de Hegel una mistificación, no obsta para que este filósofo fuese el primero que supo exponer de un modo amplio y consciente sus formas generales de movimiento. Lo que ocurre es que la dialéctica aparece en él invertida, puesta de cabeza. No hay más que darle la vuela, mejor dicho ponerla de pie, y en seguida se descubre bajo la corteza mística la semilla racional.

Y, precisamente esta puesta de pie de la dialéctica es lo que hizo Marx en El capital. Por eso Lenin señaló en Cuadernos filosóficos:

En El Capital, Marx aplicó a una sola ciencia la lógica, la dialéctica y la teoría del conocimiento materialista [no hacen falta 3 palabras: es una y la misma cosa], que tomó todo lo que había de valioso en Hegel y lo desarrolló.

Es decir, LA FILOSOFÍA MARXISTA ES LA DIALÉCTICA MATERIALISTA.

        Pero, dando por sentado que la dialéctica no es filosofía, nuestro articulista sostiene que es «un método científico», y, así, niega la universalidad de sus leyes.

Esta reducción del alcance de la dialéctica deriva del enfoque reduccionista que tiene Ballhorn del marxismo, o, para decirlo de otro modo, de su posición revisionista: negar la existencia de la filosofía y la economía política marxistas es negar los principios fundamentales de la concepción comunista del mundo contenidos en cada una de tales partes integrantes del marxismo, es decir, es revisionismo.

Como se ve, aquí también nuestro articulista apunta alto.

El surgimiento y desarrollo de la economía política marxista experimentó el mismo movimiento que la filosofía marxista en su proceso de surgimiento: la crítica de la economía política burguesa y principalmente de Adam Smith y David Ricardo determinó la aparición de teorías, nuevas por principio, sobre el valor, la plusvalía, la acumulación del capital, la cuota media de ganancia, la renta del suelo, etcétera, etcétera, etcétera, formándose y desarrollándose así la economía política marxista. Y basta haber leído El capital para persuadirse de que en sus páginas se concretó de la forma más genial dicha economía política.

        Como se sabe, la negación de la existencia de la economía marxista tiene vieja data: economistas burgueses y reformistas rematados sostenían que el fundador de la concepción comunista del mundo copió su teoría económica de Ricardo, Rodbertus y los socialistas utópicos.

Pero la existencia de una economía política marxista no solo es una realidad indiscutible, sino que, además, proporciona la fundamentación económica de la misión histórica del proletariado. Por eso su negación significa desarmar al proletariado en beneficio de la burguesía. Esto es lo que hace Ballhorn.

Como se ve, aquí también nuestro articulista apunta alto.

En resumidas cuentas, es notorio que Ballhorn tiene asumido un enfoque unilateral del trabajo de Marx y Engels en el proceso de formación de la concepción comunista del mundo: habla de la crítica de los fundadores a la filosofía alemana, pero no es capaz de ver en esta misma crítica la formación y desarrollo de la filosofía marxista; del mismo modo, habla de la crítica a la economía política inglesa, pero no es capaz de ver en esta misma crítica la formación y el desarrollo de la economía política marxista.

En Tres fuentes y tres partes, Lenin señaló con toda razón:

Sólo el materialismo filosófico de Marx señaló al proletariado la salida de la esclavitud espiritual en que han vegetado hasta hoy todas las clases oprimidas. Sólo la teoría económica de Marx explicó la situación real del proletariado en el régimen general del capitalismo.

Pero, como se ha visto, Ballhorn niega sin más la existencia de la filosofía y la economía política marxistas, y, de esta forma, niega el hecho de que, desde el principio, la concepción comunista del mundo apareció como una concepción con sus tres partes integrantes interactuando entre sí.

La disolución de la filosofía especulativa que se preciaba de ser «la ciencia de las ciencias», dio paso al desarrollo de las ciencias entonces llamadas positivas, pero, en el terreno de la filosofía, dio paso al desarrollo, por primera vez, de una filosofía científica, la filosofía marxista, que fusionó el materialismo con la dialéctica, y, al mismo tiempo, al desarrollo, por primera vez también, de una ciencia filosófica como el materialismo histórico.

 Precisamente el materialismo histórico es el fundamento filosófico del socialismo científico.
     
24.05.2019.

Economía

Inversión Privada y Gobierno
Las Señales en el Léxico Burgués

César Risso

LAS PROPUESTAS de los diversos gremios empresariales tienen siempre el mismo objetivo: apoyo del gobierno para la realización de sus inversiones, y a través de ello tener las ganancias aseguradas.

        En entrevista a la representante de la Confiep, María Isabel León, ésta repite las expresiones que han venido difundiendo los intelectuales burgueses para argumentar a favor de sus negocios. Una de estas expresiones es el término “destrabar”, con la cual quieren decir que por algún motivo, ya sea administrativo, legal, o de oposición de los pobladores afectados por el proyecto, el proyecto no se inicia.

        Se entiende que, independientemente de cuál sea el motivo por el que el proyecto de inversión no se inicia, el gobierno debe de imponerse, superando las “trabas”. Vale decir que, cumpla o no cumpla la empresa con los requisitos exigidos, cumpla o no cumpla con la ley, respete o no los derechos de los pobladores afectados, el proyecto debe iniciarse.

        De un lado se trata de favorecer las inversiones de la empresa privada, pero de otro lado se trata de sentar precedentes para el tratamiento a todas las inversiones. Así, si un proyecto no cumple con los requisitos y exigencias administrativos, legales, laborales, etc., pero por la “gracia” del gobierno se pone en marcha, el mismo criterio debería de aplicarse para todos los proyectos, según la versión de la Confiep, y con seguridad, de todos los gremios empresariales.

        En fin de cuentas, el sentido de la expresión destrabar apunta a la eliminación de cualquier norma o medida que impida el libre curso de las inversiones.

        Para tener la certeza de que el gobierno está encaminado en el sentido de la expresión comentada, la Confiep señala lo siguiente: “Pedimos al presidente dos señales: que salga Tía María y que se extienda el régimen agrario”1.

        Puede parecer curioso que la representante de un gremio empresarial pida al presidente de la república dos señales, o cualquier señal, para garantizar el normal desarrollo de la inversión privada. Curioso porque, como es natural, el presidente de un país donde reina el capitalismo es el representante político de los intereses de la burguesía.

        El convencimiento que tiene la burguesía peruana de su papel es verdaderamente emotivo: “Como gremios empresariales, tenemos la misión de crear empresa, desarrollo, puestos de trabajo y bienestar en el país, tenemos una gran responsabilidad. Somos los que apuntalamos el crecimiento del país.”2

        Al parecer, los explotadores no saben que lo son, aunque viven permanentemente tratando de quitarles derechos a los trabajadores, culpándolos de los “sobrecostos” laborales y de la baja competitividad, etc.

        No podemos hacer mucho con la ignorancia de la burguesía, que tercamente persiste en la idea de que en el capitalismo las crisis se pueden evitar. A pesar de las evidencias, no aceptan que las crisis son periódicas y que la esencia de estas está en la contradicción entre la apropiación privada de los resultados de la producción y la producción cada vez más social.

        “Creo que el “crecimiento” que hemos tenido de 0% (en abril) ha sido un electroshock que los ha hecho despertar. Hay que tomar medidas para que esto no siga sucediendo. Si seguimos con este crecimiento vamos a entrar en recesión y no es lo que queremos para el país. No es momento de críticas, es momento de acción.”3

Es constante en los representantes de la burguesía tratar de poner a los trabajadores, y a todos los pobladores, de su lado por medio del temor que les infunden acerca de que si no se adoptan las medidas a favor de la inversión privada, entonces la crisis provocará la caída de la inversión y con ella el cierre de empresas y el subsecuente despido de trabajadores.

        En reiteradas oportunidades hemos manifestado que la burguesía mide el desarrollo del país por su propio desarrollo, para lo cual requieren de la pobreza permanente, pues de esa forma siempre tendrán la posibilidad de plantear medidas a su favor para “superar” la pobreza.

        La segunda señal que piden los empresarios es la de la continuación del régimen laboral agrario. Como se sabe, este régimen concluye el año 2020. Este se caracteriza por la inexistencia de derechos de los trabajadores. No se les reconoce CTS, no tiene gratificaciones, y sus vacaciones son solo de 15 días al año. Es el régimen laboral soñado por la burguesía.

        Sin embargo, los empresarios nos informan que las gratificaciones y la CTS se consideran dentro del pago mensual que reciben los trabajadores sometidos a este régimen.

        “La nueva norma busca ampliar la vigencia de la Ley de Promoción Agraria –durante 10 años más–, sin embargo, el Ejecutivo ha pedido ajustes a la norma, aumentar el aporte a Essalud de 4,5% a 6% o pasar de 15 a 30 días de vacaciones, entre otras medidas. Según declaraciones de la ministra, la nueva norma se preocupa por mejorar los derechos laborales de los trabajadores agrarios.”4

Como se puede ver, si el propio Ejecutivo se esfuerza por ajustar la norma, esto quiere decir que esta ha sido absolutamente onerosa para los trabajadores del campo. Pero esta mejora no puede interpretarse como el deseo del gobierno burgués de favorecer simple y llanamente a los trabajadores. Se trata fundamentalmente, de que si los trabajadores no pueden restablecer su energía, si no pueden mantener su salud en buen estado, etc., entonces su productividad disminuirá perjudicando a las empresas agroindustriales.

        La aparente confrontación entre el Estado burgués y la burguesía, se da en el marco de mantener viva a la fuerza de trabajo para extraerle más trabajo no remunerado, o explotarla hasta las últimas consecuencias destruyendo a la fuente de su riqueza.

        Dos señales le piden al presidente los gremios empresariales, pero esas señales se traducen en mayores ganancias para la burguesía a costa de peores condiciones laborales para los trabajadores.

___________
(2) Ídem.
(3) Ídem.
(4) https://elcomercio.pe/economia/peru/busca-ampliacion-regimen-agrario-ecpm-noticia-644682

Sobre Marx

Karl Marx: Temas Pendientes(*)
Aportes de Marx a la insurgencia global del siglo XXI
(Primera Parte)

Jorge Beinstein

El regreso de Marx

MARX APARECE HOY, liberado de las sacralizaciones que lo momificaron en el siglo XX, como un pensador herético, como una presencia indigerible para el sistema, muchas veces sepultada pero siempre renaciendo cada vez más radicalizada, acercándose así a su identidad original, inspirando rebeldías e insurgencias contra el capitalismo. Parafraseando a John Willliam Cooke me atrevería a afirmar que Marx es el hecho maldito del planeta burgués resistiendo exitosamente a todas las tentativas académicas, burocráticas o políticas por domesticar sus ideas, su trayectoria militante, para convertirlas en un conjunto de modelos o recetas, infalibles para unos superadas para otros.

Como lo señaló Rubel, Marx fue ignorado en vida e idolatrado después de su muerte, pero también deformado, manipulado por una amplia variedad de marxistas, postmarxistas y antimarxistas.

Su obra fue descuartizada por especialistas y “escuelas” que llevaron hacia sus reductos piezas sueltas del saqueo para convertirlas en fundamentos de sus “verdaderos-Marx”, destruyendo de ese modo un legado que no es otra cosa que un conjunto coherente de resultados científicos, búsquedas y caminos atravesados por una opción ética militante de compromiso con las causa de los explotados y oprimidos. Producto del saqueo apareció un “joven Marx”, que se pretendía diferenciar del “Marx maduro” o del “Marx tardío”, un Marx rusófobo y un Marx rusófilo, un Marx autoritario y otro libertario, un Marx jacobino y un Marx critico del jacobinismo, en fin un Marx “marxista” fundador de una ideología pero también un Marx “no-marxista”, pensador crítico hostil a todos los esquemas ideológicos.

Wallerstein, por ejemplo, no duda en señalar la contradicción entre un Marx atrapado por la ideología del progreso y que como Kant o Hegel consideraba que el mundo avanza inexorablemente hacia situaciones globales cada vez mejores opuesto al Marx en rebeldía contra esa trampa ideológica, propia del positivismo liberal-burgués decimonónico(1).

Es posible localizar la obra de Marx al interior de dos ciclos de ideas revolucionarias que se encadenan, se interpenetran de tal manera que terminan por conformar una suerte de súper ciclo, en primer lugar el “ciclo francés” para el que podríamos establecer dos fechas históricas: 1789 con el inicio de la revolución francesa y 1871 con la experiencia trágica de la Comuna de París, aunque no resulta difícil alargar este ciclo hacia atrás adentrándonos en el siglo XVIII, incluyendo a las ideas de la Ilustración y a personajes como Rousseau en primer lugar (como no recordar el encuentro en 1778 entre el viejo y admirado Rousseau que recorría las últimas semanas de su vida y el joven y aún desconocido Robespierre(2), pero también a Montesquieu, Diderot, Voltaire, etc. Y luego antecedentes decisivos fuera de Francia como la independencia de Estados Unidos y en Europa central y occidental un proceso generalizado de ascenso burgués y de despertar complejo, a veces contradictorio de masas populares rurales y urbanas.

Además es posible extender restos de ese ciclo más allá de 1871 penetrando en la próxima etapa con su simbología, sus disputas, sus identidades. Elizaveta Drabkina relata en sus memorias como en marzo de 1903 miles de obreros se rebelaban en la ciudad de Rostov, en plena Rusia europea, enarbolando banderas rojas y entonando La Marsellesa y que en noviembre de 1918, un año después de haber tomado el poder, los bolcheviques erigían en Moscú una estatua de Robespierre(3).

También lo hacían en San Petersburgo al borde del bautizado malecón Robespierre(4). Y por supuesto abundaban en esa época los paralelismos entre Lenin y Robespierre y entre jacobinismo y bolchevismo o más adelante la caracterización de Trotsky y sus seguidores del ascenso de Stalin como resultado de una “reacción termidoriana”.

A comienzos del siglo XX, antes de la Revolución de Octubre, dominaba en los círculos progresistas y socialistas europeos el convencimiento de la proximidad en Rusia de una suerte de “revolución francesa” acabando con la monarquía e instaurando las instituciones de la república burguesa, pero la historia real marchaba más rápido que esas ideas y ante su asombro emergió el comunismo ruso marcando al siglo.

Podríamos en principio afirmar que el pensamiento de Marx se desarrolló, por razones cronológicas, al interior del “ciclo francés”, sin embargo su elaboración tuvo como base la crítica radical de las ilusiones jacobinas, del republicanismo que pretendía liberar a la humanidad mediante el ejercicio pleno de la democracia política. Le oponía la revolución social capaz de erradicar los fundamentos materiales de la desigualdad, aboliendo el capitalismo, abriendo el horizonte del comunismo. Incluso como veremos más adelante esbozando pistas, adelantando reflexiones que atraviesan la euforia estatista-cientificista del siglo XX y la degradación neoliberal que le siguió para llegar hasta nosotros ofreciéndonos ideas, descubrimientos que nos ayudan en el siglo XXI a construir una visión del mundo emancipadora.

La Revolución Rusa establece un antes y un después, Octubre de 1917 señala la irrupción a escala global de ideas y símbolos donde la figura de Carlos Marx ocupa un lugar central. El “ciclo ruso” emerge como “marxismo-leninismo” y sus derivaciones maoistas, stalinistas, trotskistas, guevaristas, etc. Ya no se trata de una revolución rápidamente derrotada como la de Francia renaciendo una y otra vez en pensamientos, ilusiones de libertad y revueltas populares a lo largo del siglo XIX, sino de un poder soviético que se consolida, soporta victoriosamente la mayor masacre militar de la historia (27 millones de soviéticos muertos en la Segunda Guerra Mundial) difundiéndose a nivel planetario, desde la revolución china hasta la cubana, para derrumbarse 74 años después. Convirtiendo a Marx no solo en fundamento de insurgencias sino también de legitimación de la razón de estado de burocracias socialistas pero también de pensamientos críticos, rebeldes a toda sumisión y de su opuesto: lecturas dogmáticas, casi religiosas al servicio de las manipulaciones del Poder.

Marx rebelde indomable instigador de subversiones libertarias y Marx santificado, presentado como redactor de verdades absolutas administradas por aparatos autoritarios. Así fue como la socialdemocracia alemana en torno de 1900 remachó su aburguesamiento con el entronamiento de Marx, su elevación como científico infalible hasta las más altas cumbres de la sabiduría. Quedaba borrada o colocada en un rincón menos que secundario su vida militante, su compromiso ético práctico con las luchas proletarias que habían constituido el centro motor de su existencia y a cuyo servicio colocó sus elaboraciones teóricas.

Marx emerge en el siglo XIX europeo y atraviesa el siglo XX global, mi hipótesis es que también aparece dando pistas, esbozos de alternativas, reflexiones sumamente útiles, permitiéndonos no solo aprehender la realidad actual sino también ayudándonos a elaborar las prácticas, los instrumentos capaces de superar el desastre universal hacia el que nos conduce el sistema en su decadencia. El célebre abad De Bernis afirmaba en 1758 refiriéndose a la monarquía francesa: “Estamos entrando en el último período de la decadencia” (5) y pasaron casi tres décadas hasta que se produjo el derrumbe de un régimen podrido que solo ofrecía degradación, abriendo un nuevo capítulo en la historia universal. No es demasiado tiempo si lo asumimos en términos históricos y tanto en aquel caso como en el presente no se necesita demasiada lucidez para percibir la avalancha imparable de parasitismo e irracionalidad que hoy, a nivel mundial, acrecienta de manera irreversible la entropía del capitalismo.

Lo que sigue a continuación es un conjunto de temas desarrollados por Marx que a mi entender nos ayudan a comprender la naturaleza de la decadencia de la civilización burguesa, la visualización del sujeto histórico universal capaz de superarla y la forma concreta posible, revolucionaria, de dicha superación.


I.           Marx y la decadencia de la civilización burguesa

Declinación tendencial de la tasa de ganancia

Ha quedado plenamente confirmada la tesis de Marx acerca de la tendencia a la caída en el largo plazo de la tasa de ganancia atravesada por una sucesión de crisis cíclicas. No se trataría según Marx de numerosas crisis donde en cada caso una vez superada la turbulencia se reanuda la marcha del sistema como si nada hubiera ocurrido. Crisis de sobreproducción y subconsumo relativos pero también de sobreacumulación y desajustes estructurales que degradan al sistema, le producen heridas, enfermedades que se van incorporando al proceso de reproducción empujándolo hacia una crisis general que engendraría las condiciones de su derrumbe.

Ello abriría las puertas para su superación (abolición) históricamente necesaria pero no inexorable. Dicho de otra manera, Marx nunca consideró inevitable la transición del capitalismo hacia una suerte de civilización superior socialista en marcha hacia el comunismo, el ingreso a un camino de degradación, de barbarie prolongada aparece como uno de los escenarios posibles. La bien conocida alternativa “socialismo o barbarie” planteada por Rosa Luxemburgo agrega de manera dramática un epílogo esclarecedor a la obra de Marx.

Varios estudios rigurosos han demostrado de manera empírica la validez de la hipótesis de la caída tendencial de la tasa de ganancia, entre los más recientes destaco los de Michael Roberts(6) y sobre todo los de Esteban Maito(7) que presenta el siguiente gráfico con la declinación tendencial de la tasa de ganancia durante casi un siglo y medio, en un grupo representativo de países capitalistas centrales (Estados Unidos, Alemania, Holanda, Japón y Suecia).

Pero la sucesión de crisis capitalistas, desde las primeras en Europa a comienzos del siglo XIX hasta llegar a la crisis global actualmente en curso ha acumulado desorden y fuerzas destructivas sin que se haya producido la gran crisis general terminal del sistema, su desmoronamiento irresistible tal como lo anunciaba el optimismo anticapitalista por le menos desde 1917 cuando lo bolcheviques tomaron el poder en Rusia. El capitalismo ha podido sobrevivir a casi 200 años de turbulencias económicas, guerras y desafíos mortales produciendo desastres cada vez mayores, saqueando recursos naturales, incorporando mano de obra superexplotada (como el ingreso chino al mercado global desde finales del siglo XX) y ampliando el parasitismo que se ha convertido en el centro hegemónico de Occidente.


Crisis ecológica, parasitismo y tecnología

La devastación de recursos naturales amenazando la reproducción del sistema fue señalada por Marx y la irrupción de la temática ecologista puso de relieve sus observaciones sobre la existencia del metabolismo entre sociedad humana y naturaleza subordinando la reproducción sustentable de la humanidad a la de un espacio mayor, sobredeterminante que la incluye, de tal modo que el desarrollo social que consiga quebrar dicho metabolismo dañando al contexto ambiental hace inviable a la propia existencia humana.

El concepto marxiano de fractura del metabolismo humanidad-naturaleza, producto del desarrollo capitalista, ha sido reiteradamente presentado como demostración de que Marx no se limitaba a centrar su análisis en las contradicciones económicas del sistema sino que extendía el enfoque al espacio ecológico.

Desde las obras pioneras de Alfred Schmidt(8) (1962) o István Mészáros (1971)(9) siguiendo a su maestro Lukács, hasta autores más recientes como John Bellamy Foster(10) nos explican el proceso dialéctico donde la sociedad humana evoluciona produciendo cambios en su contexto ambiental a través de sus técnicas y que al hacerlo transforma las relaciones sociales. Explotación de la naturaleza que es al mismo tiempo explotación del hombre por el hombre, entonces la devastación capitalista del medio ambiente coincide necesariamente, históricamente, con la devastación también a gran escala de la humanidad. Lo que ha demostrado el siglo XX y mucho más el siglo XXI es que el capitalismo como realidad universal ha llevado al parasitismo y a la artificialización destructiva, desestructurante tanto de la vida humana como de su entorno ecológico, a niveles planetarios descomunales.

La masa financiera global, un buen indicador de parasitismo, representaba cuando estalló la crisis de 2008, unas quince veces el Producto Bruto Global, y según lo reportaba el Banco de Basilea solo los llamados “productos financieros derivados”, la columna vertebral de la burbuja especulativa, equivalían en ese momento a unas 12 veces el Producto Bruto Global. En la década siguiente la mega burbuja se fue desinflando tironeada por el enfriamiento durable de la economía real sin dejar de mantener una presencia abrumadora y agravando su canibalismo interno y el comportamiento saqueador sobre su base productiva, hacia finales de 2017 los “derivados” representaban unas 8 veces el Producto Bruto Global.

En el capítulo sobre el parasitismo es necesario incluir al consumo parasitario, socialmente innecesario, peor aún nocivo para la vida social. Polarizado en la cúpula capitalista, en las clases privilegiadas, deviene subcultura decadente que se extiende hacia abajo.

La tecnología es la componente decisiva de la interacción perversa entre humanidad capitalista y naturaleza desarrollando de manera simultánea la perversión al interior de la sociedad. Se trata de un doble círculo vicioso de destrucción ecológica y deshumanización donde el desarrollo tecnológico, cada vez más sofisticado, más apabullante, es incapaz de superar la trampa mortal que ha construido la dinámica del capitalismo. En realidad la tecnología, resultado social, histórico, concreto (y no tsunami autónomo descontrolado) refuerza la trampa.

En ese sentido Marx ha sido un pionero imprescindible al colocar a la técnica (devenida tecnología, fusión de ciencia y técnica) en el centro de su reflexión, sacándola del pedestal al que la colocó el progresismo modernizador y ubicándola en el espacio de las relaciones sociales.

Kostas Axelos señalaba a Marx como el “pensador de la técnica” que había revelado su doble naturaleza cuando en la etapa ascendente de la civilización burguesa impulsa la expansión de las fuerzas productivas entendida como progreso histórico, pero que inaugurado el camino civilizatorio descendente se convierte en lo opuesto a lo anterior operando como motor de la decadencia: “su marcha no se detiene ante la crisis que se revela como amenaza de ingreso en la nada, en el nihilismo” (11), en autodestrucción de la especie humana dado el carácter planetario del capitalismo.

Nos encontramos entonces ante el pronóstico sombrío formulado por Marx y Engels: “En el desarrollo de las fuerzas productivas, se llega a una fase en la que surgen fuerzas productivas y medios de intercambio que, bajo las relaciones existentes, sólo pueden ser fuentes de males, ya no son fuerzas de producción, sino más bien fuerzas de destrucción” (12).

Evidente en el siglo XXI con las biotecnologías a la vanguardia de la agricultura de transgénicos y herbicidas superpotentes destruyendo la tierra cultivable, con la minería a cielo abierto y la explotación de petróleo y gas de esquisto provocando desastres ambientales, con la polución urbana e industrial degradando la salud humana, con las tecnologías de la información y la comunicación desocializando sociedades, embruteciéndolas, etc., queda completamente desmentido el mito acerca de la naturaleza progresista, casi mágica, del desarrollo tecnológico, por encima de las disputas humanas, bajándolo a tierra, señalándolo como instrumento, como creación para nada neutral del sistema, de su hegemonía cultural, de los intereses de sus clases dominantes. En ese sentido es posible hablar hoy de “financierización de la tecnología”, subproducto de la financierización del capitalismo, es decir del predominio en los procesos de innovación tecnológica a gran escala de los criterios cortoplacistas y saqueadores de las tramas financieras hegemónicas a nivel planetario. Y también de “parasitismo tecnológico” resultado de necesidades absurdas, inyectadas en extendidas masas humanas, paradigmas de consumo por lo general exhibidos desde las élites superiores.

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(*) El presente texto corresponde a uno de los dos documentos que nos envió su autor para ser publicados en Creación Heroica antes de su deceso. Vamos a publicarlo en tres partes a partir de esta edición. El texto corresponde a la conferencia magistral del autor en el 6to Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales, “A 200 años de su natalicio: La obra perdurable de Marx”, efectuado del 6 al 8 de junio de 2018 en Zacatecas, México.

Notas:
(1) Immanuel Wallerstein, “Marx et l’histoire: la polarisation” páginas 169-170 en Étienne Balibar & Immanuel Wallerstein, “Race, nation, classe”, La Découverte, París, 1997.
(2) Ralph Korngold, “Robespierre”, páginas 25-26, Payot, París 1981.
(3) Elizaveta Dravkina, “Pan duro y negro”, páginas 5 y 69-70, Ediciones Progreso, Moscú s/f, https://www.marxists.org/espanol/drabkina/panduro/drabkina-pan-duro-y-negro.pdf
(4) Albert Manfred, “Maximilien Robespierre”, página 188, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2014, http://www.omegalfa.es/downloadfile.php?file=libros/robespierre.pdf
(5) Charles Aubertin, “La France au lendemain de Rosbach, d’après des documens inédits” Revue des Deux Mondes, 2e période, tome 101, 1872 (páginas. 331-358).
(6) Michael Roberts, "Revisiting a world rate of profit", paper for the 2015 Conference of the Association of Heterodox Economists, Southampton Solent University July 2015. https://thenextrecession.files.wordpress.com/2015/12/revisiting-a-world-rate-of-profit-june-2015.pdf
(7) Esteban E. Maito, “"The historical transience of capital. The downward trend in the rate of profit since XIX century", Universidad de Buenos Aires, 2014. https://thenextrecession.files.wordpress.com/2014/04/maito-esteban-the-historical-transience-of-capital-thedownward-tren-in-the-rate-of-profit-since-xix-century.pdf
(8) Alfred Schmidt, “El concepto de naturaleza en Marx”, Siglo XXI, 1976. La primera edición en alemán data de 1962.
(9) István Mészáros, “Discurso del Premio Deutscher 1971” citado por John Bellamy Foster, “Marx y la fractura en el metabolismo universal de la naturaleza”, http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web15/marx-y-la-fractura-en-el-metabolismo-universal-de-la-naturaleza
(10) John Bellamy Foster, op. cit.
(11) Kostas Axelos, Marx penseur de la technique. De la alienation d’homme à la conquete du monde”, página 14, Les éditions du minuit, París, 1961.
(12) Carlos Marx y Federico Engels, “La ideología alemana”, página 81, Coedición Pueblos Unidos, Montevideo- Grijalbo, Barcelona, 1974.

Internacionales

El Capitalismo Ha Fracasado, ¿Qué Viene a Continuación?
(Primera Parte)


El mundo se enfrenta a la elección entre "la transformación revolucionaria de la sociedad o la ruina de las clases en pugna"

CASI AL TERMINAR LAS DOS PRIMERAS DÉCADAS del siglo XXI, es evidente que el capitalismo ha fracasado como sistema social. Hoy el mundo está inmerso en el estancamiento económico, la financiarización, el desempleo masivo, el subempleo, la precariedad, la pobreza, el hambre, y la desigualdad más extrema de la historia. Desde el punto de vista ecológico vivimos una planeta amenazado por una “espiral de muerte.” (1)

        La revolución digital, el mayor avance tecnológico de nuestro tiempo, que en sus inicios fue una promesa de comunicación libre se ha transformado en un poderoso medio de vigilancia y control de la población. Las instituciones de la democracia liberal están a punto de colapsar, mientras que el fascismo, la retaguardia del sistema capitalista, está de nuevo en marcha, junto con el patriarcado, el racismo, el imperialismo y la guerra.

        Decir que el capitalismo es un sistema fallido no es, por supuesto, sugerir que su ruptura y desintegración es inminente. (2) Sin embargo, significa que en el presente siglo el capitalismo ha dejado de ser un sistema necesario para transformarse en un régimen innecesario y destructivo. Hoy, más que nunca, el mundo se enfrenta a la elección entre “la transformación revolucionaria de la sociedad o la ruina de las clases en pugna” (3).

        Las indicaciones de este fracaso están en todas partes.

        Los llamados mercados libres están obstruyendo la inversión productiva y la especulación financiera trae consigo burbujas que explotan inevitablemente. (4)

        Una creciente desigualdad en los ingresos y la concentración de la riqueza ha degradado de las condiciones materiales de la gran mayoría. (Los salarios reales para los trabajadores en los EEUU apenas se han movido en cuarenta años, a pesar del aumento constante de la productividad). (5)

        La intensidad del trabajo ha aumentado, mientras que la seguridad en las faenas son sistemáticamente eliminadas. Los datos de desempleo ya no tienen sentido debido al subempleo institucionalizado. (6) Los sindicatos son meras sombras del pasado. El capitalismo ha conseguido un control arbitrario de los lugares de trabajo. Con la desaparición de las sociedades de tipo soviético, la socialdemocracia en Europa ha fenecido en manos de la ideología del “libre mercado” (7).

        La plusvalía obtenida por las corporaciones multinacionales – en las regiones más pobres del mundo – está produciendo una acumulación de riqueza financiera sin precedentes en el centro de la economía mundial y una extendida pobreza en el mundo de la periferia, (8). (Alrededor de 21 billones de dólares de fondos offshore se esconden en paraísos fiscales (principalmente en el Caribe) creando “un refugio fortificado de las grandes finanzas”). (9)

        Los monopolios tecnológicos impulsados por la revolución de las comunicaciones, junto con el dominio del capital financiero y los activos especulativos (con sede en Wall Street) contribuyen de forma permanente al enriquecimiento del “uno por ciento”. Cuarenta y dos multimillonarios disfrutan de tanta riqueza como la mitad de la población mundial; los tres hombres más ricos de los EEUU, Jeff Bezos, Bill Gates y Warren Buffett, tienen más riqueza que la mitad de la población de su país. (10)

        En todas las regiones del mundo, la desigualdad ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. (11) La brecha en el ingreso per cápita, entre las naciones más ricas y las más pobres, crece apresuradamente. (12) El 60 por ciento de la población empleada del mundo, unos dos mil millones de personas, trabajan en un sector informal empobrecido, formando un enorme proletariado global. El ejército de reserva del trabajo es un 70 por ciento más grande que el ejército de trabajadores formalmente empleados. (13)

        La asistencia sanitaria, la vivienda, la educación, el agua y el aire limpio están fuera del alcance de grandes sectores de la población. En los países ricos de América del Norte y de Europa el transporte se ha vuelto insostenible, con niveles irracionalmente altos de dependencia del automóvil y con una pasmosa falta de inversión en el transporte público.

        Las estructuras urbanas se caracterizan por la gentrificación y la segregación; en las ciudades se construye para favorecer a la población acomodada, mientras se margina a amplios sectores ciudadanos. Alrededor de medio millón de personas (la mayoría de ellos niños) no tienen hogar en los EEUU. (14) Nueva York está experimentando una gran infestación de ratas, atribuida al calentamiento global, lo que refleja otras de las tendencias que afectan a todo el mundo.(15)

        En los países de altos ingresos, la esperanza de vida está en pleno declive; hay un resurgimiento de las enfermedades – de la época victoriana – que está directamente relacionada con la pobreza y la explotación. En Gran Bretaña, la escarlatina, la tos ferina, la tuberculosis y el escorbuto han vuelto emerger después de haber desaparecido por décadas. La llamada enfermedad pulmonar negra ha vuelto con fuerza en las minas de carbón en todo el norte rico. (16)

        El uso excesivo de antibióticos, utilizados por la industria pecuaria y agrícola, está provocando una peligrosa resistencia a los antibióticos. Para mediados de siglo las muertes por la aparición de las súper-bacterias podrían superar las muertes anuales por cáncer, lo que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud a declarar una “una emergencia sanitaria mundial” .(17) Definitivamente, esta espiral destructiva de la vida es el resultado del funcionamiento de un sistema fracasado. (Frederick Engels lo llamó “asesinato social”, en su libro La Formación de la Clase Obrera en Inglaterra). (18)

        A instancias de corporaciones gigantes, fundaciones filantro-capitalistas y gobiernos neoliberales, la educación pública se está reestructurando con la implementación de la Inteligencia Artificial. Este mecanismo está generando bases de datos entre la población estudiantil, para comercializarlos y venderlos al mejor postor. (19) La privatización de la educación está pensada para alimentar la sumisión al mercado. En la practica estamos viviendo la burda filosofía utilitaria dramatizada en la novela “Los tiempos difíciles” de Charles Dickens. (20)

        En los EEUU muchas de los colegios más pobres y racialmente segregados son “escuelas del delito” (21). Más de dos millones de personas están tras las rejas. Los EEUU tienen la tasa de encarcelamiento más alta del mundo. La población que hay en prisión es casi igual a la población de Houston, la cuarta ciudad del país. Los afroamericanos y los latinos constituyen el 56 por ciento de los encarcelados. Tanto negros, hispanos y nativos americanos tienen casi tres veces más probabilidades de morir por un disparo de la policía. (22)

        La violencia contra las mujeres y la expropiación de su trabajo no remunerado (así como la sobre-explotación del trabajo remunerado) son parte integral de la forma en que se organiza el poder patriarcal en la sociedad capitalista, y de cómo se trata de dividir, en lugar de unificar a la población trabajadora. Más de un tercio de las mujeres en todo el mundo han sufrido violencia física o sexual. Los cuerpos de las mujeres son mercantilizados como parte del sistema de mercado. (23)

        La propaganda de los medios masivos se ha fusionado con un sistema de publicidad basado en los medios sociales, concentrando como nunca el dinero y el poder en manos de tres o cuatro gigantes tecnológicos. Con las modernas técnicas de mercadotecnia y vigilancia de masas las grandes empresas dominan todas las interacciones digitales, adaptando sus mensajes sin ningún tipo de control. Diariamente se generan “noticias falsas” en todos los ámbitos. (24) Han nacido numerosas empresas que se dedican a manipular tecnológicamente a los votantes (en todo el mundo) subastando sus servicios a los partidos políticos capaces de pagar este tipo de manipulación. (25)

        La eliminación de la neutralidad de la red ha permitido una mayor concentración y control sobre toda Internet por parte de los monopolios proveedores de estos servicios. Las elecciones son presa del “dinero oscuro” no regulado que procede de las corporaciones y de la clase multimillonaria. EEUU, aunque se presenta como la principal democracia del mundo, “tiene sólo una apariencia democrática pero un contenido profundamente plutocrático” (Paul Baran y Paul Sweezy en El Capital Monopolista). (26)

        Con la administración de Trump – siguiendo una tradición establecida hace mucho tiempo- el 72 por ciento de los miembros de su gabinete provienen de los escalones corporativos más altos, mientras que otros han sido elegidos por el ejército. (27)

        La guerra, diseñada por los EEUU y otras potencias importantes, se ha hecho permanente en regiones petroleras estratégicas y amenaza con convertirse en un conflicto termonuclear global. Durante el gobierno de Obama, EEUU participó en guerras, atentados y bombardeos en siete países diferentes: Afganistán, Irak, Siria, Libia, Yemen, Somalia y Pakistán. (28) Washington ha vuelto ha utilizar la tortura y los asesinatos como instrumentos contra individuos, países y sociedades enteras, que son arbitrariamente calificadas de terroristas.

        Este último tiempo se está articulando una nueva Guerra Fría y una carrera de armamentos nucleares entre los EEUU y Rusia, mientras Washington pone todos los obstáculos posibles al crecimiento de la nación china. La administración Trump ha creado una nueva Fuerza Espacial como una rama separada del ejército en un intento por asegurar su superioridad con la militarización del espacio.

        Una prestigiosa revista de los Científicos Atómicos han hecho sonar las alarmas por el aumento del peligro de una guerra nuclear y por la desestabilización del clima, colocando el “reloj del fin del mundo a dos minutos para la medianoche”, el más cercano desde el año 1953. (29)

        EEUU impone sanciones económicas cada vez más severas a países como Venezuela y Nicaragua, a pesar de sus elecciones democráticas, o debido a ellas. Las guerras comerciales y de divisas son promovidas activamente por los Estados centrales del sistema capitalista, mientras se levantan murallas racistas contra la inmigración en Europa y los EEUU.

        Unos 60 millones de refugiados y personas desplazadas huyen de países devastados por el hambre y la guerra. Las poblaciones migrantes ha aumentado a 250 millones, y las que residen en países de altos ingresos constituyen más del 14 por ciento de sus poblaciones. Mientras los países ricos amurallan sus islas de privilegios (30) más del 10 por ciento de la población mundial, padecen desnutrición crónica. (31) Alrededor de cuarenta millones de estadounidenses (uno de cada ocho familias) – incluidos casi trece millones de niños- padecen de inseguridad alimentaria y crece la producción de alimentos tóxicos y de baja calidad. (32)

        Los pequeños agricultores están siendo expulsados de sus tierras por el agro-negocio, el capital privado y los fondos soberanos, en un proceso mundial que constituye el mayor desplazamiento de personas en la historia. (33)

        El hacinamiento urbano y la pobreza es tan grave que ahora uno puede referirse razonablemente a un “planeta de ciudades miseria”. (34) Junto al despojo de los pequeños propietarios el mercado mundial de la vivienda sigue una curva al alza desmesurada producto de la especulación.(Se estima que tendrán un valor $ 163 billones de dólares; el oro extraído en toda la historia está estimado en $ 7.5 billones). (35)

        La época antropocena, iniciada por la gran aceleración de la economía (después de la Segunda Guerra Mundial) ha generado el cambio climático y la acidificación del océano. Se ha puesto en marcha la llamada sexta extinción con la desaparición de bosques, contaminación tóxica, química, radioactiva, pérdida de agua dulce y destrucción del nitrógeno y de ciclos del fósforo. (36)

        En las últimas décadas el 60 por ciento de la población mundial de vertebrados (mamíferos, reptiles, anfibios, aves y peces) y un 45 por ciento de invertebrados han disminuido peligrosamente. (37) El climatólogo James Hansen ha explicado que la pérdida de la biodiversidad y el “exterminio de especies” es el resultado del cambio climático. Los biólogos calculan que a este ritmo casi la mitad de las especies van a estar en peligro de extinción a fines del siglo XXI. (38)

        Todos los especialistas científicos advierten que si continúan las tendencias actuales la catástrofe ambiental está asegurada. (39) De continuar, el incremento de las emisiones de carbono los daños ecológicos, sociales y económicos serán irreversibles (en 2018 aumentaron en 2.7 por ciento y en un 3.4 por ciento en los EEUU). Las reducciones de las emisiones que actualmente se requieren para evitar una desestabilización fatal para el balance energético de la Tierra, son simplemente incalculables.(40)

        Sin embargo, las principales corporaciones de energía siguen embaucando a la población con su interesada visión del cambio climático. Promueven y financian el negacionismo, a pesar que en sus documentos internos admiten la verdad de la situación. Estas corporaciones están trabajando para acelerar la extracción y producción de combustibles fósiles (incluidas las variedades más generadoras de gases de efecto invernadero) obteniendo enormes ganancias en el proceso.

        El derretimiento del hielo ártico producto del calentamiento climático es visto por el capitalismo como un nuevo El Dorado, que les permitirá explotar enormes reservas de petróleo y gas, sin tener en cuenta las consecuencias para el clima. A los informes científicos la respuesta de Exxon Mobil ha sido: “trataremos de extraer y vender todas las reservas de combustibles fósiles posibles”. (41)

        Las corporaciones de energía sigue interviniendo en las negociaciones sobre el clima, impidiendo el control de las emisiones de carbono. Con la desestabilización del clima los países capitalistas no sólo ponen en primer lugar la acumulación de riqueza para unos pocos, sino que también amenazan el futuro de todos los seres humanos.

        Como el capitalismo es un modo de producción que funciona por la acumulación del capital (con la explotación de la fuerza de trabajo) y con el predominio del mercado en todas las esferas de la vida su contabilidad económica considera valor todo lo que circula por el mercado y produce ingresos. Esto significa que en sus métodos contables los costos sociales y ambientales están fuera del mercado y los beneficios, por lo tanto son tratados como “externalidades” negativas.. (42)

        Hemos llegado a un punto en el siglo XXI en el que las “externalidades” de este sistema irracional (costo de la guerra, agotamiento de recursos naturales, desperdicio de vidas humanas, alteración del medio ambiente) están superando los beneficios económicos del propio capitalismo. Ahora la acumulación de la riqueza se está produciendo a expensas de una ruptura irreparable de las condiciones sociales y ambientales de la vida. (43)

        Se podría pensar que por su rápido crecimiento China es una excepción. Aclaremos: el desarrollo chino tiene sus raíces en la Revolución de 1949 (llevada a cabo por el Partido Comunista encabezado por Mao Zedong) mediante la cual el país se liberó de la dominación imperialista. La revolución permitió a China un desarrollo con una economía planificada que construyó una sólida base económica industrial y agrícola.

        Las reformas post-maoístas crearon un sistema híbrido, que junto con la planificación estatal estableció relaciones de mercado, que conllevan contradicciones sociales y ecológicas. Por el momento estas reformas han resultado particularmente beneficiosas para el gigante asiático, tanto es así, que los EEUU a través de guerras comerciales – y otras presiones – está tratando de impedir el crecimiento de China.

        La historia demuestra que el cambio y el desarrollo de China no es el resultado de un capitalismo tardío. De hecho el actual modelo chino contiene muchas de las tendencias destructivas propias del capitalismo. Por tanto, en última instancia, el futuro de China también dependerá de un retorno a un proceso de transformación revolucionaria.(44)

        ¿Cómo se ha desarrollado el actual contexto desastroso que caracteriza al capitalismo mundial en este siglo?

        Para comprender el fracaso del capitalismo es necesario realizar un examen histórico del auge del neoliberalismo. También se requiere estudiar cómo este modelo capitalista ha servido para aumentar la capacidad destructiva del sistema. Solo así podremos abordar el futuro de la humanidad en el siglo XXI.

El neoliberalismo y el fracaso capitalista

Muchos de los síntomas del fracaso del capitalismo descritos anteriormente son bien conocidos. Sin embargo, a menudo no se atribuye el desastre al capitalismo como sistema, sino simplemente a algo que llamamos neoliberalismo. Hay intelectuales que creen que este modelo particular de desarrollo capitalista puede ser reemplazado por otra forma de dominio del capital.

        Para muchos en la ‘izquierda” la respuesta al neoliberalismo es un retorno al estado de bienestar, a la regulación del mercado o, a alguna otra forma de democracia social limitada, y por lo tanto a un capitalismo más racional. No es el fracaso del capitalismo lo que se percibe como el problema, sino el fracaso del capitalismo neoliberal.

        Al contrario de este pensamiento la tradición marxiana entiende el neoliberalismo como una etapa del capitalismo en su etapa tardía. Se trata de un periodo en que el sistema para sobrevivir estar totalmente subordinado al capital monopolista-financiero.

        Por tanto, para efectuar análisis crítico-histórico del neoliberalismo no solo es necesario entender cómo funciona el capitalismo actual, sino que también hay que comprender la razón porque es imposible una alternativa al neoliberalismo que mantenga incólume el sistema capitalista.

        El término neoliberalismo tuvo su origen a principios de la década de 1920. Fue Ludwig von Mises en su libro “La Nación, el Estado y la Economía” (1919) quien colocó las bases fundacionales de la ideología neoliberal-capitalista. (45) En su trabajo, Mises (entonces empleado por la Cámara de Comercio de Viena) planteó que: “el viejo liberalismo tiene que regresar para derrotar al socialismo”. Calificó al socialismo como “destructivo”, defendió la desigualdad, sostuvo que los monopolios eran parte de la libre competencia y que los consumidores ejercían la “democracia” cuando compraban, porque esta actividad era equivalentes a votar en las elecciones.

        Ludwig Von Mises condenó enérgicamente la legislación laboral, el seguro social obligatorio, los sindicatos, el seguro de desempleo, las nacionalizaciones, los impuestos y la inflación. (46) Tan extremos fueron sus puntos de vista que comentando el libro de Dickens “Hard Times” descalificó a Sissy Jupe (la joven heroína de la novela) porque había “enseñado a millones de personas a odiar el liberalismo y al capitalismo”. (47)

        En 1921, el austro-marxista Max Adler acuñó el término neoliberalismo para designar los intentos de Mises de restaurar un orden liberal en plena decadencia a través de una nueva ideología “fetichismo del mercado”. Por su parte la austro-marxista Helene Bauer y el marxista alemán Alfred Meusel elaboraron documentadas críticas a Mises, para la revista teórica alemana Die Gesellschaft, editada por Rudolf Hilferding. (48)

        Sobre la base de un análisis marxista, Adler, Bauer y Meusel demostraron que es falsa la afirmación de Mises: “que un capitalismo no regulado es el único sistema económico racional” y combatieron con argumentos consistentes la idea de “un capitalismo armonioso” basado en el libre mercado.

        En el análisis de Mises los sindicatos eran un obstáculo al mercado, mientras las patronales y las empresas monopólicas eran totalmente compatibles con la libre competencia. Del mismo modo, Mises abogaba por un estado fuerte con el objeto de coartar la lucha de la clase trabajadora, en nombre de un mercado autorregulado porque, “cualquier acción contra el libre mercado son una forma de terrorismo”.

        Para Meusel, Mises era “un ferviente servidor del capital financiero internacional” y para el economista Othmar Spann (1926) “sus ideas eran un intento atávico, de volver a una versión extrema del liberalismo clásico”.(49)

        En 1927, en su obra “Liberalismo”, el propio Mises distinguió entre “antiguo liberalismo y neoliberalismo”. Según su opinión, el primer liberalismo aceptaba equivocadamente el concepto de igualdad. En contraste, el neoliberalismo rechaza la igualdad y la reemplazaba por lo que llamó “igualdad de oportunidades”. (50)

        El neoliberalismo, tal como surgió de la pluma de Mises, estaba muy alejado de los nociones del liberalismo clásico. Los críticos marxistas –e incluso algunas figuras de la derecha- lo vieron como un intento de ofrecer algún tipo de racionalidad al capital financiero y a la era de los monopolios. Desde su origen, el neoliberalismo fue un proyecto para proveer una base intelectual a la guerra de clases de los capitalistas; una guerra no solo contra el socialismo, sino contra todo intento de regulación social y de democracia: un ataque sin cuartel a la clase trabajadora.

        Junto con su protegido Friedrich Hayek, el ataque de Mises al socialismo fue una reacción contra la Viena Roja donde destacaban las figuras de Adler, Otto Bauer y Karl Renner. (51) En esa misma época el economista Karl Polanyi desarrolló una aplastante crítica a los dogmas neoliberales que formarían la base teórica de su libro “La Gran Transformación”. (52)

        En los años 1930 a 1960 (después de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial) la ideología neoliberal perdió influencia en medio de una profunda crisis del capitalismo. A principios de la década de 1930, cuando las nubes de la tormenta se acumularon en Europa, Mises se desempeñó como asesor económico del dictador austriaco Engelbert Dollfuss. (53) Más tarde con el apoyo de la Fundación Rockefeller Mises emigró a Suiza y luego a los EEUU, donde enseñó en la Universidad de Nueva York. Mientras tanto, Hayek fue reclutado por la London School of Economics, a instancias del economista neoliberal británico Lionel Robbins.

        Sin embargo, en el mundo occidental las tesis del economista británico Keynes se impusieron en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Las economías capitalistas crecieron rápidamente durante un cuarto de siglo animadas por el aumento del gasto estatal, (en medio de la Guerra Fría) la reconstrucción de las economías europeas y japonesas, la expansión del comercio, la era del automóvil y dos grandes guerras (Corea y Vietnam)en Asia. (54)

        Mientras tanto, ante la amenaza de un modelo alternativo representado por la Unión Soviética y la creación de sindicatos fuertes, los gobiernos de los países occidentales aplicaron políticas keynesianas con el llamado “estado de bienestar”. Sin embargo, se mantuvo la tendencia al estancamiento económico – como un defecto estructural del sistema – que temporalmente se disimuló por la llamada Edad de Oro.

        Durante esta etapa las gigantescas corporaciones del capitalismo monopolista lograron apropiarse de un superávit cada vez mayor, tanto en términos absolutos como relativos. Este proceso que provocó una sobreacumulación productiva (y de capital) fue en parte compensada por una expansión de las ventas, el militarismo y el imperialismo.

        Finalmente, la excesiva propagación de billetes de dólares por el mundo, provocaron la ruptura de los acuerdos de Bretton Woods que habían estabilizado el comercio mundial, de tal manera que Richard Nixon se vio obligado a poner fin al patrón dólar-oro en los 70. Esta medida estaba relacionada con la desaceleración de la economía estadounidense a partir de finales de la década de 1960.

        El fin de la guerra de Vietnam marcó el comienzo de décadas de estancamiento económico. Lento pero seguro, se inició un largo declive de la economía con una tendencia a la baja de la tasa de crecimiento en las economías capitalistas avanzadas. Los principales estímulos que provocaron el auge posterior a la Segunda Guerra Mundial se habían desvanecido, dejando a las economías capitalistas en crisis. (55)

        La primera respuesta a la crisis del sistema –que surgió en la década de 1970- fue utilizar las tesis keynesianas para expandir el gasto estatal. El gasto civil y gubernamental de los EEUU en bienes y servicios alcanzó un pico durante la administración de Nixon. (56) Como consecuencia de esta política económica las empresas elevaron los precios agresivamente y los sindicatos lucharon por mantener los salarios reales de los trabajadores. El efecto fue un período de estancamiento económico más inflación.

        Como la inflación disminuye la riqueza acumulada –en forma de activos monetarios- es una amenaza directa para la clase capitalista. Entonces, surgió un movimiento anti-keynesiano que descalificó cualquier posición a la izquierda del más extremo neoliberalismo. Esta resucitada ideología se propuso revertir décadas de las modestas conquistas de los trabajadores. (57)

        Hubo un giro brusco hacia la austeridad y la reestructuración económica. En sus inicios bajo el disfraz de monetarismo y el aumento de la oferta, pero bajo cuerda se llevó a cabo un programa para destruir los sindicatos por medios políticos, económicos y jurídicos. Se eliminó lo que John Kenneth Galbraith llamó “el poder compensador” del trabajo. (58)

        La clave para el resurgimiento del neoliberalismo fue la Sociedad Mont Pèlerin, llamada así por el balneario suizo donde Mises, Hayek, Robbins, Milton Friedman, George Stigler, Raymond Aron se reunieron en 1947 para promover la economía neoliberal y sus ideas políticas. Los miembros de la Sociedad Mont Pèlerin generalmente se referían a sí mismos como liberales, en el sentido europeo, como una manera de contrarrestar las devastadoras críticas marxistas a la ideología neoliberal . Evitaron de manera sistemática la etiqueta de neoliberal – que el propio Mises había adoptado en 1927 – en el Coloquio “Walter Lippmann” de 1938 en París, al que asistieron Mises y Hayek. (59)

        En cambio, el neoliberalismo no fue presentado como una ideología política sino como una extensión del liberalismo clásico y como parte inseparable a la naturaleza humana. Como argumentó Michel Foucault, el neoliberalismo, de esta manera se convirtió en la primera forma de la llamada biopolítica . (60) Aunque en apariencia sus teóricos abandonaban la etiqueta neoliberal, la Sociedad Mont Pèlerin, a través del Departamento de Ecoe la Universidad de Chicago, se erigió en el bastión de esta ideología.

        En la era keynesiana, de los años cincuenta y sesenta, figuras como Mises, Hayek, Friedman y James Buchanan se mantuvieron al margen de las grandes decisiones, aunque fueron fuertemente financiadas por fundaciones privadas. (61) Pero, con el regreso del estancamiento económico, los intelectuales neoliberales fueron reclutados por la cúspide del capital monopolista para proporcionar la base ideológica de una campaña para reestructurar la economía capitalista. Su principal objetivo era batir a los trabajadores, al estado, al gobierno y a las economías del sur global.

        Desde el principio, los economistas neoliberales fueron presentados como paladines del libre mercado y del espíritu empresarial aunque su tarea fue la defensa del capital monopólico y de las dinastías de la clase burguesa. (62) La virulencia del programa anti-socialista tenía como propósito la completa privatización del mercado y de la vida social.

        En el Londres de Margaret Thatcher y en el Washington de Ronald Reagan, las figuras de Hayek y Friedman se convirtieron en los símbolos de la era neoliberal. El Premio Nobel en Economía, o el Premio Sveriges Riksbank en Ciencias Económicas (establecido por el Banco de Suecia en 1969) fue controlado desde sus inicios por economistas neoliberales ultraconservadores. Siete miembros de la Sociedad Mont Pèlerin, incluidos Hayek, Friedman, Stigler y Buchanan, recibieron el Nobel entre 1974 y 1992, mientras que economistas ligeramente socialdemócratas fueron totalmente excluidos. (63)

        A pesar de su persistente fracaso en la promoción del crecimiento, el neoliberalismo se ha impuesto. Su propósito siempre fue ofrecer cierta racionalidad a una economía dominada por las grandes empresas y el poder de los monopolios. (64) En efecto, el neoliberalismo, no fue más que una estrategia político-económica eficaz para la clase multimillonaria, en una época en que el capital financiero buscaba tomar el control de todos los flujos monetarios de la sociedad (65).

        Si bien las economías capitalistas continuaron estancadas y las tasas de crecimiento disminuyeron década tras década, el capital excedente en manos de las grandes corporaciones no sólo aumentó sino que organizó nuevas formas para acumular riqueza.(66) El cambio de una economía productiva a una economía de la financiarización abrió vías para la especulación y la formación de riqueza, alejando de manera relativa la inversión en la producción (es decir, la acumulación de capital real).

        La globalización implicó no sólo nuevos mercados, sino, lo que es más importante, la apropiación de enormes excedentes económicos por la sobreexplotación del trabajo con los bajos salarios de la periferia. Esta sobreexplotación terminó en los arcas de las corporaciones multinacionales y de los multimillonarios del mundo. (67)

        Las beneficios que los trabajadores habían obtenido -en los países centrales del capitalismo– empezaron a dejar de existir, mientras las empresas multinacionales aumentaron sus ganancias con un trabajo asalariado desvalorado y con un sistema de subcontratas. Paralelamente la tecnología digital creó las bases materiales para un nuevo capitalismo global de vigilancia y control económico constituyendo un sistema de compra y venta que utiliza los datos privados de centenas de millones de seres humanos. (68)

        El crecimiento de la desigualdad y de la riqueza han sido justificados como necesarios para la innovación. Con este pretexto se han beneficiado a unos pocos con los avances cque son producto del conocimiento colectivo acumulado por muchos años. En esta nueva era de la expropiación, todo está en el mercado: educación, sistemas de salud, transporte, vivienda, tierras, ciudades, prisiones, seguros, pensiones, alimentos, entretenimiento.

        Los intercambios han sido completamente mercantilizados, corporativizados y financiarizados. La comunicación humana se ha convertido en una mercancía más. Todo en nombre de la “sociedad de libre mercado”. Para las monopolios globales esta estrategia ha sido enormemente exitosa. Ahora el capitalismo (a pesar de Adam Smith) no estaba referido a “la riqueza de las naciones” sino que a la riqueza de la clase capitalista.

        En cierta medida el proceso de financiarización logró contrarrestar las tendencias al estancamiento económico, pero lo hizo a costa de crisis financieras periódicas. Mientras la acumulación de riqueza se aceleran con ligas crisis se sigue produciendo una mayor concentración de la riqueza. Hoy los neoliberales sostienen, sin ambages, que es normal y natural una lógica que comporta despojo y acumulación de la riqueza como producto de la financiarización.

        El estado también ha quedado atrapado por la política de financiarización. (69) En la gran crisis financiera de 2007-09, casi todos los bancos fueron rescatados y los ciudadanos pagaron el coste de la estafa. La Gran Crisis Financiera no constituyó una crisis para el neoliberalismo, al contrario, le dio un nuevo impulso. De hecho la política neoliberal se ha convertido en un sistema de expropiación que lo abarca todo.(70)

        Una característica de esta nueva era del consumo es que ha aumentado el conflicto entre el valor de cambio y el valor de uso en el proceso económico. (71) El resultado es que: vivimos una emergencia planetaria social y ecológica (72) con un rápida destrucción del ambiente natural y las condiciones de vida.

        Los combustibles fósiles se han incorporado como activos financieros, incluso cuando sólo existen en forma de reservas enterradas en el subsuelo. De esta manera, el combustible y la energía forman parte integral de todo el proceso de acumulación financiarizada del capitalismo monopólico. Los trillones de dólares de activos de Wall Street están amarrados al “capital” fósil.(73)

        Hoy es doblemente difícil pasar del uso de combustibles fósiles a alternativas más sostenibles, como la energía solar y eólica. Como nadie es dueño de los rayos del sol ni del viento hay pocos interés en estas formas de energía. En el capitalismo las ganancias actuales y futuras dictan su manera de funcionar. En otras palabras, al sistema no le importa que sus beneficios se hagan a expensas de las personas y del planeta. Vivimos con una población que indefensa que observa perpleja la destrucción del clima y la desaparición de innumerables especies. Se trata de desastre anunciado e impuesto por la fuerza –aparentemente abrumadora– de la sociedad de mercado.

        El neoliberalismo siempre se ha opuesto al “laissez faire” decimononico, ya que su ideología implica un Estado fuerte e intervencionista al servicio directo del capital y del mercado: lo que James K. Galbraith denominó “un Estado depredador”. (74)

        En la visión neoliberal, el absolutismo capitalista no es un proceso espontáneo sino una forma de administrar un modelo que debe ser creado. El papel del estado no es simplemente proteger la propiedad (como sostuvo Smith) sino que como Foucault explicó es un sistema se hace necesario ampliar la dominación del mercado sobre todos los aspectos de la vida. (75) Por esto, el neoliberalismo ha reformado el estado y la sociedad, según los patrones del propio mercado.

        Según la reflexión de Foucault, “el neoliberalismo para sostenerse debe modelar el poder político sobre los principios de la economía de mercado”. El estado no debe “corregir los efectos destructivos del mercado… más bien debe aprovechar estos efectos destructivos para imponer nuevas medidas que intensifiquen su penetración”. (76)

        Para el economista neoliberal Jack Buchanan el objetivo no es limitar la acción del estado, sino ligarlo a los fines monopolistas-competitivos del capital. (77) Por tanto, el estado neoliberal ha sido transformado específicamente para coartar cualquier cambio que afecte negativamente al valor del dinero.

        Ahora la política fiscal y la monetaria están fuera del alcance de cualquier gobierno que se atreva hacer algún cambio que afecten los grandes intereses creados. Los Bancos Centrales se han transformado en entidades controladas por los Bancos Privados. Los Ministerios de Hacienda están atrapados por los límites de la deuda y las agencias reguladoras están en manos de los monopolios financieros y actúan, en interés directo de las corporaciones. (78)

        En sus trabajos Karl Polanyi demostró que el intento de construir una “sociedad de mercado autorregulada”, requiere de intervenciones constantes del estado a favor del capital, y estas intervenciones terminan socavando los cimientos de la sociedad y de la vida. (79) Para el capitalismo actual, este proceso no tiene vuelta atrás porque es la base de la actual organización de su poder económico. Por tanto sólo una política abiertamente anticapitalista puede cambiar el sistema.

        El estancamiento, la financiarización, la privatización, la globalización, la mercantilización del estado, la reducción de las personas a “capital humano” y de la naturaleza a “capital natural”, han hecho de las políticas neoliberales una característica obligatoria en la era del capitalismo monopólico-financiero.

        En su fase globalizada el capitalismo monopolista ha desencadenado una crisis estructural y universal del propio sistema. Ante esta crisis la respuesta neoliberal es dar otro giro de tuerca, abriendo nuevas áreas de rentabilidad para unos pocos y perpetuando los problemas que nos causa a todos.

        El resultado de esta lógica irracional no es simplemente un desastre económico y ecológico, sino la desaparición del Estado “liberal-democrático”. El neoliberalismo inevitablemente está en camino a un autoritarismo de mercado y a un neofascismo. En este sentido, Donald Trump no es una mera aberración. (80) En 1927, Mises lo expresó con claridad: “no se puede negar que el fascismo (y movimientos similares de la derecha) se propone al establecimiento de dictaduras, pero su intervención, por el momento, ha salvado a la civilización europea. La estimación que el fascismo se ha ganado vivirá eternamente en la historia de nuestros pueblos”. (81)

        En 1973 los neoliberales Hayek, Friedman y Buchanan, apoyaron activamente el golpe de Estado de Pinochet que derrocó al presidente socialista Salvador Allende , para imponer la doctrina neoliberal a la nación chilena. En un viaje que realizó a Chile, en 1978, Hayek advirtió personalmente a Pinochet que impidera la resurrección de una “democracia ilimitada”. Durante una segunda visita, afirmó que “una dictadura puede ser más liberal que una República Democrática ” (82).

        El mismo Hayek había escrito en 1949: “debemos enfrentar el hecho que la preservación de la libertad individual es incompatible con la justicia distributiva”. (83) En resumen, el neoliberalismo no es un mero paradigma del cual el capitalismo pueda prescindir, al contrario representa las tendencias absolutistas en la “era de las finanzas monopólicas”.

        Como señaló Foucault, “el capitalismo sólo puede sobrevivir por un tiempo mediante una aplicación de su lógica económica a toda la sociedad”. (84 ) Sin embargo, como en el Mito del Rey Midas, el capitalismo terminará destruyendo todo que toca.

        Pero, si el capitalismo ha fracasado, la pregunta pertinente es: ¿Qué viene después?
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Notas
(1) George Monbiot, “La Tierra está en una Espiral de la muerte. Se necesitan medidas radicales para salvarnos”, Guardian, 14 de noviembre de 2018; Leonid Bershidsky, “El subempleo es el nuevo desempleo”, Bloomberg, 26 de septiembre de 2018.
(2) Para un análisis histórico perspicaz del problema general de la descomposición y desintegración de las civilizaciones, vea Arnold J. Toynbee, Un estudio de la historia, resumido por DC Somerveil (Oxford: Oxford University Press, 1946), 244–428.
(3) Karl Marx y Frederick Engels, El Manifiesto Comunista (Nueva York: Monthly Review Press, 1964), 2.
(4) Un análisis del estancamiento y la financialización, vea Harry Magdoff y Paul M. Sweezy, Estancamiento y la explosión financiera (Nueva York: Monthly Review Press, 1986); John Bellamy Foster y Fred Magdoff, The Great Financial Crisis (Nueva York: Monthly Review Press, 2009); John Bellamy Foster y Robert W. McChesney, The Endless Crisis (Nueva York: Monthly Review Press, 2012); Costas Lapavitsas, Beneficios sin producción: Cómo nos explotan las finanzas a todos (Londres: Verso, 2013).
(5) Drew Desilver, “Para la mayoría de los trabajadores de los EEUU los salarios reales apenas han crecido en décadas”, Pew Research Center, 7 de agosto de 2018.
(6) Yuki Noguchi, “La economía del concenso renueva el debate sobre si los trabajadores contratados son realmente empleados”, NPR, 7 de marzo de 2018.
(7) El concepto de capitalismo liberado está tomado de Henryk Szlajfer (entrevistado por Grzegorz Konat), “Capitalismo liberado”, de próxima publicación, Monthly Review.
(8) John Smith, El imperialismo en el siglo XXI (Nueva York: Monthly Review Press, 2016).
(9) Heather Stewart, “£ 13 trn Horda escondida de Taxman por Global Elite”, Guardian, 21 de julio de 2012; Sam Ro, “Los mega ricos se mantienen en al menos $ 21 billones en paraísos fiscales en el extranjero”, Business Insider, 22 de julio de 2012; Nicholas Shaxson, Treasure Islands (Londres: Palgrave Macmillan, 2011).
(10) Larry Elliott, “La desigualdad se amplía: 42 personas tienen la misma riqueza que 3.700 millones de personas más pobres”, Guardian, 21 de enero de 2018; Rupert Neate, “Bill Gates, Jeff Bezos y Warren Buffett son más ricos que la mitad más pobre de los EEUU”, Guardian, 8 de noviembre de 2017.
(11) Report Informe de Desigualdad Mundial 2018 (Laboratorio de Desigualdad Mundial, 2018).
(12) Lant Pritchett, “Divergence, Big Time”, Journal of Economic Perspectives 11, no. 3 (1997): 3–17; Jason Hickel, “La desigualdad global puede ser peor de lo que pensamos”, Guardian, 8 de abril de 2016; John Bellamy Foster, “El nuevo imperialismo de la capital globalizada del monopolio financiero”, Revisión mensual 67, no. 3 (julio – agosto de 2015): 11–12.
(13) “Más del 60 por ciento de la población ocupada del mundo está en la economía informal”, Organización Internacional del Trabajo, 30 de abril de 2018; Foster y McChesney, The Endless Crisis , 144–51.
(14) “State of Homelessness”, Alianza Nacional para acabar con la falta de vivienda, consultada el 9 de enero de 2019, http://endhomelessness.org
(15) Oliver Milman, “Estamos en guerra”: la crisis de ratas en Nueva York empeoró por el cambio climático, Guardian, 21 de diciembre de 2018.
(16) Lisa Rapaport, “La expectativa de vida disminuye en EEUU y otros países de altos ingresos”, Reuters , 22 de agosto de 2018; “La esperanza de vida en EEUU ha disminuido en dos años consecutivos”, Economist, 4 de enero de 2018; Rebecca Voelker, “El resurgimiento del pulmón negro plantea nuevos desafíos para los médicos de los países del carbón”, Red JAMA, 12 de diciembre de 2018; Thea Jourdan, “Regreso de las enfermedades victorianas: Fiebre escarlata, tuberculosis, tos ferina, incluso escorbuto”, Daily Mail , 4 de abril de 2016.
(17) Claas Kirchelle, “Pharming Animals: Una historia global de los antibióticos en la producción de alimentos (1935–2017),” Palgrave Communications 4, no. 96 (2018); Amanda Holpuch, “La reunión de la ONU aborda la ‘Amenaza fundamental’ de las superbacterias resistentes a los antibióticos”, The Guardian, 21 de septiembre de 2016: “La resistencia a los antimicrobianos es una ‘emergencia de salud mundial”, ONU, antes de la semana de concienciación” , Noticias de la ONU, 12 de noviembre de 2018; Rob Wallace, Big Farms Make Big Flu (Nueva York: Monthly Review Press, 2016).
(18) Frederick Engels, La condición de la clase trabajadora en Inglaterra (Londres: Penguin, 1987), 127–28.
(19) Stephanie Simon, “K – 12 Student Bases de datos Jazzes Tech Startups, Spooks Parents”, Reuters, 3 de marzo de 2013; Sharon Lurye, “Por qué los datos personales de su estudiante podrían ser comprados y vendidos libremente”, Informe Hechinger, 14 de junio de 2018; Gerald Coles, Miseducating for the Global Economy (Nueva York: Monthly Review Press, 2018); Howard Ryan, Educational Justice (Nueva York: Monthly Review Press, 2017); John Bellamy Foster, “La educación y la crisis estructural del capital”, Revisión mensual 63, no. 3 (julio-agosto de 2011): 6–37.
(20) Charles Dickens, Hard Times (Londres: Pingüino, 1995), 10–15.
(21) Erica R. Meiners y Therese Quinn, “Militarismo y educación normal”, Revisión mensual 63, no. 3 (julio-agosto de 2011): 77–86.
(22) “La mitad de los estadounidenses tienen familiares que han sido encarcelados”, Instituto de Igualdad de Justicia, 11 de diciembre de 2018; Michelle Alexander, The New Jim Crow (Nueva York: Nueva Prensa, 2012); Drew Kann, “Cinco hechos detrás del alto índice de encarcelamiento de EEUU”, CNN, 10 de julio de 2018; La “Hoja de datos de justicia penal”, NAACP, se publicó el 12 de enero de 2019 (datos sobre el encarcelamiento a partir de 2015); Jacqueline Howard, “Los hombres negros casi 3 veces más propensos a morir por el uso de la fuerza por parte de la policía, dice un estudio”, CNN, 20 de diciembre de 2016; Keeanga-Yamahtta Taylor, de #BlackLivesMatter a Black Liberation (Chicago: Haymarket, 2016).
(23) “Datos y cifras: Acabar con la violencia contra las mujeres”, ONU Mujeres, última actualización en noviembre de 2018; LA Sharp, “La mercantilización del cuerpo y sus partes”, Revisión anual de antropología 29 (2000): 287–328; Robin McKie, “Los biólogos piensan que el 50% de las especies se enfrentarán a la extinción a finales de siglo”, Guardian, 25 de febrero de 2017.
(24) John Bellamy Foster y Robert W. McChesney, “Vigilancia del capitalismo”, Monthly Review 66, no. 3 (julio-agosto de 2014): 1–31.
(25) “Quién está trabajando para su voto”, Colectivo de tecnología táctica, 29 de noviembre de 2018.
(26) Paul A. Baran y Paul M. Sweezy, Monopoly Capital (Nueva York: Monthly Review Press, 1966), 155; Doug Henwood, “Trump and the New Billionaire Class”, en Socialist Register 2019, ed. Leo Panitch y Greg Albo (Nueva York: Monthly Review Press, 2018), 100–25; Jane Mayer, Dark Money (Nueva York: Random House, 2017).
(27) Timothy M. Gill, “Por qué la élite poderosa continúa dominando la política estadounidense”, Washington Post, 24 de diciembre de 2018.
(28) John Pilger, “Nueva Guerra Fría y amenazas inminentes”, Frontline, 21 de diciembre de 2018; Christi Parsons y WJ Hennigan, “El presidente Obama que esperaba sembrar la paz, en cambio lideró la nación en la guerra”, Los Angeles Times, 13 de enero de 2017.”
(29) John Mecklin, “Ahora son dos minutos para la medianoche”, Boletín de los científicos atómicos, consultado el 19 de diciembre de 2018.
(30) Zack Beauchamp, “9 mapas y gráficos que explican la crisis mundial de los refugiados”, Vox, 30 de junio de 2017; “Informe sobre las migraciones internacionales, puntos destacados de 2017”, Naciones Unidas, 18 de diciembre de 2017; Philippe Rekacewicz, “Mapeo de la guerra de Europa contra la inmigración”, Le Monde Diplomatique, 16 de octubre de 2013; Joseph S. Nye, “2050: Cómo podemos evitar un mundo cerrado”, Foro Económico Mundial, 19 de enero de 2014; James Randerson, “Expertos advierte que el cambio climático conducirá a la ‘barbarización’”, Guardian, 15 de mayo de 2008; John Bellamy Foster, Trump en la Casa Blanca (Nueva York: Monthly Review Press, 2017), 104.
(31) “2018 World Hunger and Poverty Facts”, Hunger Notes, consultado el 19 de diciembre de 2018, http://worldhunger.org; Fred Magdoff, “Gravas terrestres del siglo veintiuno: acumulación por disposición agrícola”, Revista mensual 65, no. 6 (noviembre de 2013): 1–18.
(32) David Ruccio, “Dolarización en los EEUU”, blog Ocasional Links and Commentary, 10 de diciembre de 2018, http://anticap.wordpress.com; “41 millones de personas en los EEUU enfrentan el hambre”, Feeding America, 6 de septiembre de 2017.
(33) Farshad Araghi, “The Great Global Enclosure of Our Times”, en Hungry for Profit, eds. Fred Magdoff, John Bellamy Foster y Frederick H. Buttel (Nueva York: Monthly Review Press, 2000), 145–60.
(34) Mike Davis, Planet of Slums (Londres: Verso, 2006).
(35) Vijay Prashad, “No tenemos más remedio que vivir como seres humanos”, Tricontinental, 14 de diciembre de 2018, http://thetricontinental.org; “’Vergonzoso’: ¿Qué está impulsando la crisis mundial de la vivienda?”, Al Jazeera, 3 de noviembre de 2018.
(36) Will Steffen, et al., “Planetary Boundaries”, Science 347, no. 6223 (2015); Ian Angus, Facing the Anthropocene (Nueva York: Monthly Review Press, 2016); John Bellamy Foster, Brett Clark y Richard York, The Rack ecológico (Nueva York: Monthly Review Press, 2010).
(37) Damian Carrington, “La humanidad ha eliminado el 60% de las poblaciones de animales desde 1970, según el informe”, Guardian , 29 de octubre de 2018; M. Grooten y REA Almond, eds., Living Planet Report – 2018: Aiming Higher (Gland, Suiza: World Wildlife Foundation, 2018); Ben Guarino, “El estudio de Hyperalarming muestra pérdida masiva de insectos”, Washington Post, 15 de octubre de 2018; Rodolfo Dirzo, Hilary S. Young, Mauro Galetti, Geraldo Ceballos, Nick JB Isaac y Ben Collen, “Defaunation in the Anthropocene”, Science 35, no. 6195 (2014): 401–6.
(38) James Hansen, “El cambio climático en pocas palabras: la tormenta que se avecina”, 18 de diciembre de 2018, 25.
(39) Will Steffen, et al., “Trayectorias del sistema terrestre en el antropoceno”, Actas de la Academia Nacional de Ciencias 115, no. 33 (2018). Para conocer las emisiones acumuladas estimadas del uso de combustibles fósiles, la producción de cemento y los cambios en el uso de la tierra desde el inicio de la industrialización, consulte trillionthtonne.org.
(40) Hansen, “El cambio climático en pocas palabras”, 42–47; Kendra Pierre-Louis, “Las emisiones de gases de efecto invernadero se aceleran como un ‘tren de carga por exceso de velocidad’ en 2018”, New York Times, 5 de diciembre de 2018; Brad Plumer, “Las emisiones de carbono de los EE. UU. Aumentaron en 2018, incluso cuando las plantas de carbón se cerraron”, New York Times , 8 de enero de 2019.
(41) Marcelo Gleiser, “ExxonMobil vs. the World”, NPR, 30 de noviembre de 2016; Andy Rowell, “Campaña de negación ‘Drop Dead’ de 25 años de Exxon”, Oil Change International , 14 de abril de 2014.
(42) K. William Kapp, Los costos sociales de la empresa privada (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1950), 231.
(43) Herman Daly, Del crecimiento no económico a una economía de estado estable (Brookfield, Vermont: Edward Elgar, 2016), 131–44.
(44) Samir Amin, “China 2013”, Revisión mensual 64, no. 10 (marzo de 2013): 14–33.
(45) Ludwig von Mises, Nación, Estado y Economía (Indianapolis: Liberty Fund, 1983); Ludwig von Mises, Socialismo: un análisis económico y sociológico (Indianapolis: Liberty Fund, 1981).
(46) Mises, Socialism, 323–54, 399–406, 413–62, 488–92; Nación, estado y economía, 36–37, 143, 163–65.
(47) Mises, socialismo, 421-22.
(48) Phillip W. Magness, “Los Orígenes del término peyorativo ‘neoliberalismo'” Instituto Americano para la Investigación Económica 10 de diciembre de 2018; Alfred Meusel, “La crítica civil-social del presente: el nuevo liberalismo (Ludwig von Mises),” La sociedad: Revista internacional para el socialismo y la política1, no 4 (1924): 372-83.
(El artículo “El nuevo liberalismo”, que es el primero de una serie de dos partes.) Peter Goller, “Alfred Meusel como crítico de Ludwig Mises y Othmar Spann: Contra el ‘neolberalismo’ y ‘Neoromantik’ (1924), ‘Messages of the Alfred Klahr Society 2 (2003); Peter Goller, “Helene Bauer contra la ideología burguesa neoliberal por Ludwig Mises (1923),” Comunicaciones de Alfred Klahr Society 4 (2005), http: //klahrgesellschaft.at-includes Helene Bauer, “‘Hombre común’ y un Señor mejor” “Adler criticó enérgicamente el intento de Mises de afirmar que las ideas de Marx estaban estrechamente relacionadas con el tradicional estado prusiano autoritario, sobre la base de que todo lo que estaba fuera del neoliberalismo era esencialmente el mismo y que incluso el socialismo democrático era autoritario en su rechazo al liberalismo. Max Adler, “Excursus on Anarchism”, en Austro-marxismo: la ideología de la unidad, ed. Mark E. Blum y William Smalldone (Boston: Brill, 2016), 207.
(49) Magness, “Los orígenes peyorativos del término ‘neoliberalismo’”; Meusel, “Der Neu-Liberalismus”, 383; Bauer, “‘Gemeine Mann’ und ein Besserer Herr”; Othmar Spann, Types of Economic Theory (Londres: George Allen y Unwin, 1930), 278–79 (referencia a la “tendencia neoliberal” apareció por primera vez en la edición de 1926). En su libro Tendencias de ideas económicas de 1925 , el economista suizo Hans Honegger escribió sobre el neoliberalismo teórico , pero, en contraste con el tratamiento anterior de Meusel, lo usó para abordar la economía neoclásica en lugar del neoliberalismo de pensadores como Mises. Ver Dieter Plehwe, introducción a The Road from Mount Pèlerined. Philip Morowski y Plehwe (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 2009), 10. El término capital móvil a menudo se asocia con Max Weber, donde hizo una breve alusión en su póstuma Historia Económica General de 1923 , pero el término es de hecho ingresó a la teoría marxiana con el análisis anterior del capital financiero (y comercial) internacional de Rudolf Hilferding. Véase Rudolf Hilferding, Finance Capital (Londres: Routledge, 1981), 342, 325–30; Max Weber, General Economic History (Nueva York: Collier, 1961), 242.
(50) Von Ludwig von Mises, Liberalismo (Indianapolis: Liberty Fund, 2005), 9.
(51) Kari Polanyi-Levitt y Marguerite Mendell, “Los orígenes del fetichismo del mercado”, Revisión mensual 41, no. 2 (junio de 1989): 11–32; Johannes Maerk, “Plan Oder Markt: La batalla de ideas entre el austro-marxismo y el neoliberalismo en Viena” (conferencia, Instituto para las Humanidades, Universidad Simon Fraser, Burnaby, Columbia Británica, Canadá, 13 de septiembre de 2016). Disponible en http://youtube.com.
(52) Karl Polanyi, La gran transformación (Boston: Beacon, 1944); Felix Schaffer, “Vorgartenstrasse 203: Extractos de una Memoria”, en Karl Polanyi en Viena, ed. Kenneth McRobbie y Kari Polanyi-Levitt, (Montreal: Black Rose, 2006), 328–46; Kari Polanyi-Levitt, “Rastreando la economía política institucional de Polanyi hasta su fuente de Europa central”, en Karl Polanyi en Viena, 378–91; Eduard Márz, Joseph Schumpeter: erudito, profesor y político (New Haven: Yale University Press, 1991), 101.
(53) Gareth Dale, Karl Polanyi: Una vida a la izquierda (Nueva York: Columbia University Press, 2016), 102–3.
(54) Harry Magdoff, “Angustia económica internacional y el tercer mundo”, Revisión mensual 33, no. 11 (abril de 1982): 3–5.
(55) Estos desarrollos económicos se presentan con gran detalle, como un comentario continuo, en el extraordinario conjunto de libros, basados en artículos recopilados, escritos por Harry Magdoff y Paul Sweezy a fines de la década de los sesenta y finales de los noventa: Paul M. Sweezy y Harry Magdoff. La dinámica del capitalismo estadounidense (Nueva York: Monthly Review Press, 1972); Paul M. Sweezy y Harry Magdoff, El fin de la prosperidad (Nueva York: Monthly Review Press, 1973); Paul M. Sweezy y Harry Magdoff, Estancamiento y la explosión financiera (Nueva York: Monthly Review Press, 1987); y Paul M. Sweezy y Harry Magdoff, The Irreversible Crisis (Nueva York: Monthly Review Press, 1988).
(56) Hannah Holleman, Robert W. McChesney, John Bellamy Foster y R. Jamil Jonna, “El estado penal en una era de crisis”, Revisión mensual 61, no. 2 (junio de 2009): 2.
(57) Friedrich von Hayek, El camino a la servidumbre (Londres: Routledge, 1944). Como Paul Sweezy escribió sobre El camino a la servidumbre de Hayek , “la elección del liberalismo, en el sentido de individualismo y competencia, como el criterio de juicio, la desviación de la cual debe considerarse un error, le permite agrupar todo pensamiento anti-individualista. y la política juntos como simplemente totalitarios“. Paul M. Sweezy, The Present as History (Nueva York: Monthly Review Press, 1953), 285.
(58) Kenn John Kenneth Galbraith, Capitalismo estadounidense: el concepto de poder compensatorio (Londres: Hamish Hamilton, 1957).
(59) Philip Mirowski, Nunca deje que una crisis grave se desperdicie (Londres: Verso, 2013), 24, 37–50; David Stedman Jones, Maestro del Universo (Princeton: Princeton University Press, 2012). Mirowski y Jones, a pesar de proporcionar informes detallados de la formación del neoliberalismo en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, tienen poca o ninguna conciencia de las críticas marxistas (y otras) al neoliberalismo en la década de 1920, ni del conflicto tal como surgió en el siglo XX. Contexto de la Viena Roja.
(60) Michel Foucault, El nacimiento de la biopolítica (Nueva York: Palgrave McMillan, 2008), 317. Un ejemplo extremo de tal naturalización es el uso corporativo del término ecosistema para referirse a las cadenas de suministro de productos básicos, como el ecosistema de Apple: una forma de evitar Referencia al sistema de explotación incorporado en el arbitraje laboral global. Ver John Patrick Leary, Palabras clave: El nuevo lenguaje del capitalismo (Chicago: Haymarket, 2018), 72–76.
(61) Role El papel de Friedman como portavoz del neoliberalismo es bien conocido. Sobre el papel de James Buchanan, ver Nancy McLean, Democracy in Chains (Nueva York: Viking, 2017).
(62) Foucault, El nacimiento de la biopolítica, 133–38; Mirowski, Nunca dejes que una crisis grave se desperdicie, 64; Mises, socialismo, 344–51. En sus memorias, Stigler enfatizó que un objetivo clave de la Escuela de Economía de Chicago, y del neoliberalismo en general, fue la destrucción del concepto de poder de monopolio para contrarrestar “la creciente crítica socialista del capitalismo [que] enfatizó el monopolio”; “’Capitalismo monopolista’ es casi una palabra en esa literatura”. George J. Stigler, Memorias de un economista no regulado (New York: Basic, 1988), 92, 162–63.
(63) Offer Oferta de Avner y Gabriel Söderberg, The Nobel Factor (Princeton: Princeton University Press, 2016), 101, 130–31.
(64) Ver John Cassidy, How Markets Fail (Nueva York: Farrar, Straus y Giroux, 2009), 3–110; Foster y McChesney, The Endless Crisis, 1–28.
(65) Sobre cómo el neoliberalismo adquirió un nuevo significado en la era de la financiarización del proceso de acumulación, ver Gérard Duménil y Dominique Levy, Resurgente de la Capital: Raíces de la Revolución Neoliberal (Harvard: Harvard University Press, 2004), 119–20, 156– 67; Foster y McChesney, The Endless Crisis , 44–45.
(66) Foster y McChesney, The Endless Crisis, 4, 18. Sobre la concentración de la riqueza, vea Thomas Piketty, Capital en el siglo XXI (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 2014), 336–76.
(67) Smith, imperialismo en el siglo XXI ; Ernesto Screpanti, El imperialismo global y la gran crisis (Nueva York: Monthly Review Press, 2014).
(68) Foster y McChesney, “El capitalismo de la vigilancia”.
(69) Prabhat Patnaik, El valor del dinero (Nueva York: Columbia University Press, 2009).
(70) Mirowski, Nunca dejes que una crisis grave se desperdicie , 1–6.
(71) Karl Marx, “The Value-Form”, Capital & Class no. 4 (1978): 134.
(72) Fred Magdoff y Chris Williams, Creando una Sociedad Ecológica (Nueva York: Monthly Review Press, 2017), 25–47.
(73) Andreas Malm, Fossil Capital (London: Verso, 2016).
(74) James K. Galbraith, The Predator State (Nueva York: Free Press, 2008); Foucault, El nacimiento de la biopolítica, 133.
(75) Mirowski, Nunca dejes que una crisis grave se desperdicie, 56–57; Foucault, El nacimiento de la biopolítica, 131.
(76) Foucault, El nacimiento de la biopolítica, 131, 145.
(77) Mirowski, Nunca dejes que una crisis grave se desperdicie, 57; McLean, Democracia en Cadenas.
(78) Marco Boffo, Alfredo Saad-Filho y Ben Fine, “El capitalismo neoliberal: el giro autoritario”, en Socialist Register 2019, 256.
(79) Great La Gran Transformación de Polanyi fue una crítica al neoliberalismo de teóricos como Mises y Hayek, quienes en el contexto de Red Vienna defendieron una economía de mercado autorregulada y diseñaron los principales principios de lo que ahora se conoce como neoliberalismo. Sin embargo, la poderosa crítica de Polanyi también debía reflejar un momento de triunfo, la derrota de las tendencias neoliberales en la forma de la “gran transformación”. Es irónico, por lo tanto, que la Sociedad Mont Pèlerin se haya establecido un año después de la publicación de Polanyi. libro, y fue solo con el ascenso al poder del neoliberalismo en los años 70 y 80 que surgió la fascinación actual por Polanyi.
(80) Ver Robert W. McChesney, prólogo de Trump en la Casa Blanca, 7–13.
(81) Mises, Liberalism, 30. Ver también Herbert Marcuse, Negations (Boston: Beacon, 1968), 10.
(82) Hayek citado en Renato Cristi, Carl Schmitt y Authoritarian Liberalism (Cardiff: University of Wales Press, 1998), 168.
(83) Friedrich von Hayek, Individualismo y orden económico (Londres, 1949), 22; Paul A. Baran, “Sobre el capitalismo y la libertad”, Monthly Review 42, no. 6 (noviembre de 1990): 36.
(84) Foucault, El nacimiento de la biopolítica, 164.
CREACIÓN HEROICA