viernes, 19 de abril de 2013

Política



Nota Explicativa:

Los artículos Algo más que una respuesta a Miguel Aragón (09.01.12), Acerca del cuarto seminario del revisionismo peruano (12.08.12) y Acerca de la demagogia de una carta abierta (22.08.12), que publicamos ahora en estas páginas, son un desvelamiento de las intenciones y los métodos criollos que el grupo de Ramón García ha puesto en juego en los sucesivos eventos que ha realizado a lo largo de los últimos años con vistas a fundar su partido socialista.

Como se puede constatar, los mencionados artículos conservan toda su actualidad, y por esta razón sirven para comprender el sentido de cualquier evento futuro que pueda promover el aludido grupo.

Estamos seguros que el lector sabrá captar por sí mismo el valor de la crítica sustentada por el autor de los artículos, y esto nos ahorra de tener que subrayar en estas líneas algunas cuestiones puntuales.  

El Comité de Redacción.




¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!


Algo Más Que Una Respuesta a Miguel Aragón

Eduardo Ibarra



I

EN UNA CARTA DEL 26 DE NOVIEMBRE DEL AÑO PASADO A LUIS MIGUEL, Aragón ha calificado de “total y extremadamente sectaria” mi crítica a la participación de algunos marxista-leninistas en el presuntuosamente llamado Seminario del Socialismo Peruano. Esta acusación me obliga a analizar los hechos que han dado lugar a la misma, pues, como lo entenderá cualquier marxista, este es el único modo de encontrar la verdad.

Pues bien, desde antes de su apertura, estuvo claro que el objetivo del mencionado seminario no era cribar ningún frente unido, sino fundar el nivel público del partido-amalgama que promueve el grupo revisionista (1). Este objetivo se hizo más evidente aún en sus sesiones iniciales.

Pero, silenciando esta realidad, Aragón habla del “… encuentro realizado entre algunos socialistas, colaboración mínima, pero en fin colaboración…”, y, con esta tendenciosa afirmación, se ha lanzado contra mi persona.

Pero ocurre que el fondo de la cuestión es que, como es lógico, dicha “colaboración” no podía ser sino una en torno al objetivo del seminario. En otras palabras, la “colaboración” esperada de las tendencias invitadas al evento era una entre marxista-leninistas y revisionistas a favor del plan de estos últimos. Esta es la “colaboración” que le sirve a Aragón como pretexto para acusarme de sectario. 

Iniciado el seminario, sin embargo, la inmensa mayoría de tendencias asistentes se pronunció no por el plan partidista del grupo revisionista, sino por una labor frenteunionista. Por eso el promotor visible del evento (su promotor invisible ha sido el nivel secreto del partido-amalgama, nivel existente desde hace más de tres años) se apresuró a amenazar con dar “un paso al costado” y Ramón García a publicar un artículo donde argumentó la importancia del partido, pero, como es su costumbre, silenciando los hechos visibles y no visibles que configuran la controversia. No obstante esta arremetida, los grupos y tendencias no retrocedieron en su determinación, y, así, mal de su agrado, el grupo revisionista tuvo que sobrellevar la situación creada.

Ciertamente el rechazo al objetivo del grupo revisionista fue un completo acierto. Pero las razones del mismo no están muy claras todavía, al menos para el suscrito. ¿Se debió este rechazo a una plena conciencia del carácter revisionista del proyecto de un partido-amalgama? Si los marxista-leninistas actuaron con esta conciencia, entonces la situación es excelente, pero, en este caso, hubiera sido mejor que se inhibieran de participar en el evento, pues el resultado hubiese sido el mismo: la afirmación de la independencia de las diversas tendencias con respecto al proyecto de un partido-amalgama y el consiguiente aislamiento del grupo revisionista. ¿Acaso, con su participación, han ganado algo fundamental, distinto a esta afirmación y a este aislamiento perfectamente posibles sin dicha participación? Evidentemente que no. Por lo demás, para escribir sobre cualquier aspecto del Socialismo Peruano, no hace falta un seminario precisamente, y menos todavía uno con un objetivo oportunista.

El propósito aparente del mal llamado “Comité 80” fue vertebrar el frente unido, pero su objetivo real fue fundar el mencionado partido-amalgama. Nadie puede haberse olvidado de las amenazantes palabras de Aragón en el sentido de que quienes no se plegaban a ese proyecto de partido iban a quedar fuera de la historia. Pero ocurrió que, al final de la gestión del famoso Comité, no hubo ningún partido ni ningún frente: lo último, debido a que, como acabamos de señalar, no era el objetivo del grupo revisionista; lo primero, debido a que las tendencias participantes no se avinieron al proyecto partidista de dicho grupo. En consecuencia, es claro que la retórica sobre el frente unido que utiliza el grupo revisionista, fue nada más que un señuelo para convocar y tener congregados a grupos y tendencias que pudieran servirle de espacio propicio para pescar incautos y fundar su partido doctrinariamente heterogéneo con dos niveles: uno secreto y otro público.
 
Cosa semejante ha ocurrido con el mal llamado Seminario del Socialismo Peruano, pues aquí el grupo revisionista, habiendo fundado ya el nivel secreto, ha tenido como objetivo cribar el nivel público de su partido-amalgama, pero, como se sabe, no se ha producido esto y, por lo demás, tampoco ha habido frente: lo último debido a que, igual que en la experiencia del “Comité 80”, no era el objetivo de los promotores del evento; lo primero, debido a que la inmensa mayoría de tendencias participantes rechazaron el objetivo declarado del seminario. 

II

Pregunto específicamente: ¿por qué Jaime Lastra y Mauricio Dominguez, activistas de larga experiencia y antirrevisionistas convictos y confesos, no han tenido en cuenta la lección que arrojó la experiencia del “Comité 80” y han participado en un evento cuyo objetivo exclusivo y excluyente era fundar el nivel público de un partido revisionista? ¿Por qué le han sacado lustre a la tribuna del seminario con su distinguida presencia y hasta con una ponencia, cosas a las que, después del mencionado rechazo, se limitó su “colaboración” con el grupo revisionista, “colaboración mínima, pero en fin colaboración”? ¿Por qué no procedieron más bien a responder a la invitación con una declaración de los motivos por los cuales no participarían del evento? ¿Por qué, en todo caso, en el curso de sus sesiones, no criticaron su objetivo de fundar el nivel público del partido-amalgama? ¿Por qué no escribieron una ponencia con este contenido, que así hubieran contribuido al desarrollo de la teoría del Socialismo Peruano? ¿Consultaron su participación al colectivo al que pertenecen? ¿Fue acordada en este espacio su participación, o fue una iniciativa personal? Si lo primero, entonces todo el colectivo se ha equivocado; si lo segundo, entonces dicha participación ha sido una arbitrariedad, una actitud con ribetes de anarquismo. En una cuestión tan delicada como tener que responder a una invitación del grupo revisionista que tenía el objetivo de fundar el nivel público de su partido-amalgama, ningún marxista-leninista que respete al colectivo del que es parte puede tomar una decisión personal. Esta es, pues, una cuestión a esclarecerse.

En 1919 Mariátegui no participó de la fundación del Partido Socialista que se derivó del Comité de Propaganda y Organización Socialistas, fundado por él y sus compañeros unos meses antes. La razón de esta no participación la dio el propio Mariátegui diez años después: “Una parte de los elementos que lo componen, dirigida por Luis Ulloa, se propone la inmediata transformación del grupo en partido; la otra parte, en la que se cuentan precisamente los iniciadores de su fundación, sostienen que debe ser mantenido como Comité de Propaganda y Organización Socialistas, mientras su presencia no tenga arraigo en las masas. El período no es propio para la organización socialista… Mariátegui, Falcón y sus compañeros se separan, finalmente, del grupo que acuerda su aparición como partido el 1º de Mayo de 1919” (2).

¿Fue esta declaración de Mariátegui –que, sin lugar a dudas, repetía los conceptos de aquella otra, no recogida en ningún escrito, pero que, sin embargo, puede suponerse con toda razón que dio el mismo año de 1919– una declaración “total y extremadamente sectaria”? ¿Debieron Mariátegui y sus compañeros asumir una posición intermedia, conciliadora, entre “la defensa absoluta” y “el ataque total” en relación al Partido Socialista de 1919? ¿No debieron desenmascarar la patraña? ¿No fue dialéctica su actitud?

En 1928, cuando Haya de la Torre intentó transformar el Apra en el Partido Nacionalista Peruano, Mariátegui, con claro criterio, no participó de semejante intento y deslindó con él en términos inequívocos: “Los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos a su formación [a la formación del Apra] constituimos de hecho –y organizaremos formalmente– un grupo o un Partido Socialista, de filiación y orientación definidas…” (3).

¿Fue esta afirmación de Mariátegui “total y extremadamente sectaria”? ¿Debieron Mariátegui y sus compañeros asumir una posición intermedia, conciliadora, entre “la defensa absoluta” y “el ataque total” en relación a la maniobra hayista? ¿No debieron desenmascarar la patraña? ¿No fue dialéctica su actitud?

III

Hoy, de acuerdo a estas enseñanzas de Mariátegui, los marxista-leninistas no tendrían que hacerle el juego al grupo revisionista participando en los eventos que organiza con vistas a fundar el nivel público de su partido-amalgama y, más bien, tendrían que deslindar resueltamente con este proyecto, así como, al mismo tiempo, concentrarse en DESARROLLAR SU PROPIO TRABAJO POR CONSTRUIR UN PARTIDO MARXISTA-LENINISTA.

Y, para no perder la orientación y el tiempo, tendrían que tener en cuenta en todo momento estos esclarecedores conceptos de Mariátegui: “Los elementos que trabajamos por el socialismo, con los obreros y campesinos, daremos vida a nuestro Partido Socialista. Los que con un programa nacionalista revolucionario quieran organizar a la pequeña burguesía, son muy libres de hacerlo. Si su partido, hipotético por el momento llega a ser una organización de masas, no tendremos inconveniente en colaborar eventualmente con él con objetivos bien definidos. Los términos del debate quedan así bien esclarecidos y todo reproche por divisionismo completamente excluido. No hay por nuestra parte divisionismo sino clarificación. Queremos que se constituyan fuerzas homogéneas; queremos evitar el equívoco; queremos salir del confusionismo. ¿Puede haber doctrinal y teóricamente un propósito más neto y más oportuno? Lo dudo” (4).

Apliquemos a la situación actual estos conceptos: “Los elementos que trabajamos por el socialismo, aunque por ahora casi sin los obreros y los campesinos, daremos vida a nuestro partido de clase. Los que con una posición revisionista quieren organizar a los trabajadores en un partido no de clase, son muy libres de hacerlo. Si su partido, hipotético por el momento, llega a ser una organización de masas, no tendremos inconveniente en colaborar eventualmente con él con objetivos bien definidos. Los términos del debate (marxismo-leninismo o marxismo a secas; defensa o mistificación de la identidad ideológica de Mariátegui; desarrollo o tergiversación de su obra teórica y práctica; defensa o falsificación de la verdad histórica del PSP; reestructuración Estado burgués en sus bases municipales u organización revolucionaria de las masas para tumbar el Estado burgués; partido de clase bajo la forma de partido de masas o partido de masas sobre el contenido de un partido no de clase), quedan así bien esclarecidos y todo reproche por divisionismo completamente excluido. No hay por nuestra parte divisionismo sino clarificación. ¿Puede haber doctrinal y teóricamente un propósito más neto y más oportuno? No, no puede haber”.

Doctrinal y teóricamente, política y organizativamente, no hay ni puede haber hoy por hoy un propósito más neto y más oportuno que deslindar con el proyecto revisionista de un partido-amalgama, no hay ni puede haber hoy por hoy un objetivo más neto y más oportuno que LLEVAR HASTA EL FIN LA RECONSTITUCIÓN DEL PARTIDO DE MARIÁTEGUI, EJE DE LA CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE UNIDO DEL PUEBLO PERUANO. ESTO NO ES DIVISIONISMO SINO CLARIFICACIÓN. EL PARTIDO DEL PROLETARIADO ES UNA FUERZA ORGÁNICA Y DOCTRINARIAMENTE HOMOGÉNEA. QUEREMOS EVITAR EL EQUÍVOCO DE UN PARTIDO ORGÁNICA Y DOCTRINARIAMENTE HETEROGÉNEO. QUEREMOS SALIR DEL CONFUSIONISMO QUE SIGNIFICA UTILIZAR LA PALABRA SOCIALISMO PARA SILENCIAR LA OPOSICIÓN DE PRINCIPIO ENTRE MARXISMO-LENINISMO Y REVISIONISMO, PARA SILENCIAR LA OPOSICIÓN DE PRINCIPIO ENTRE LA CONCEPCIÓN DEL PARTIDO DE CLASE DE MARIÁTEGUI Y LA CONCEPCIÓN DEL PARTIDO NO DE CLASE DE PORTOCARRERO-PESCE RECICLADA POR RAMÓN GARCÍA.

IV

Pues bien, como es notorio, Aragón silencia el objetivo del seminario de fundar el nivel público del partido-amalgama que promueve su tendencia e intenta desviar la atención de los activistas hacia una supuesta “colaboración”, cuando, como está probado, el seminario no tuvo ningún objetivo frenteunionista.

El discurso sobre el “frente unido” y la “actividad conjunta” son cosas que la tendencia revisionista utiliza únicamente como señuelo para llevar adelante su plan partidista. De esta forma los marxista-leninistas que, con ánimo frenteunionista, han participado en el reciente seminario, lo único que han hecho es “colaborar” con la “preparación” del partido-amalgama, así esta “colaboración” háyase limitado a barnizar la tribuna del evento con su honorable presencia y a engrosar su literatura con alguna ponencia.  

Por otro lado, Domingo Suárez, por cuya boca habla el grupo revisionista (que, como tal, esperaba otra cosa del reciente seminario), dice que las diversas tendencias  asistentes “se han olvidado de sus propuestas de unidad” y que “Pareciera que no tienen ningún interés de aunar esfuerzos en la lucha contra el enemigo” (palabras citadas por Aragón en la carta que en parte comento).

Puesto que el seminario no tuvo ningún objetivo frenteunionista, la afirmación de Suárez es engañosa. Pero, a contrapelo de su torcida intención, tal afirmación prueba, de un modo irrefutable, que el discurso acerca de la “unidad” y “la lucha contra el enemigo común” le sirve a su grupo como ardid para atraer a las diversas tendencias a una “colaboración” que tiene como fin exclusivo y excluyente la “preparación” de su organización partidaria, la fundación de su partido no de clase, de su partido-amalgama.

Es claro que, si las tendencias participantes hubieran asumido el objetivo de fundar el nivel público del partido-amalgama, entonces el grupo revisionista habría dicho que tales tendencias han “aunado esfuerzos en la lucha contra el enemigo común”; pero como, por el contrario –y con toda razón–, rechazaron dicho objetivo, entonces dice que “se han olvidado de sus propuestas de unidad”. Esta es la curiosa lógica de los revisionistas. Este es el trastrueque con el que intentan pasar su objetivo particular de grupo como objetivo general del movimiento. Esta es la treta con la cual procuran disimular la “preparación” de su proyecto partidista. Esta es la añagaza con la que buscan desorientar, confundir, engañar a los activistas del movimiento.

Ciertamente los revisionistas se muestran sumamente torpes: como lo sabe cualquier marxista, hay unidad y unidad, y la que postulan las diversas tendencias es precisamente la unidad programática, frenteunionista, y no, por supuesto, la nebulosa unidad en un partido-ensalada. En cuanto a unidad partidaria, los marxista-leninistas son partidarios del partido de clase proletario y no de un partido interclasista en el sentido socialdemócrata del término, de un partido a lo PSP y no a lo Apra, a lo Mariátegui y no a lo Haya.

En conclusión, mientras Aragón utiliza la palabra “colaboración” para oscurecer la conciencia de los activistas y hasta propone medidas a fin de que el anunciado cuarto seminario sea un éxito, es decir para que pueda alcanzar, o avanzar al menos, el objetivo de fundar un partido-amalgama, Suárez, con el claro objetivo de intimidar, acusa a las diversas tendencias de no “aunar esfuerzos en la lucha contra el enemigo común”, y utiliza la palabra unidad a manera de señuelo para mantener a dichas tendencias más o menos próximas a fin de que sigan barnizando los eventos de su grupo.

Por lo demás, estas constataciones demuestran fehacientemente que, tanto Miguel Aragón como Ramón García, coinciden en la cuestión del partido-amalgama, y que apenas discrepan en torno a cuestiones procedimentales (métodos de trabajo, etcétera). Por eso la discusión que mantienen no pasa de ser una discusión entre revisionistas.

Esclarecidos, pues, los hechos y las teorías, y, además, teniendo en cuenta las enseñanzas de Mariátegui, la acusación de sectarismo con la que Aragón ha pretendido descalificar mi crítica a Jaime Lastra y Mauricio Domínguez, se cae a pedazos. Esta antojadiza acusación revela que mi oposición a ponerle el hombro, de la manera que fuese, a los planes organizativos del grupo revisionista, es una posición correcta y muy oportuna, y, es esto precisamente lo que desespera a mi acusador. “Colaboración”, dice él. Y yo pregunto: ¿colaboración para qué? Está claro que para viabilizar el plan de un partido doctrinariamente heterogéneo, de un partido no de clase, de un partido “marxista” no leninista, contrario por principio al partido doctrinariamente homogéneo, de clase, marxista-leninista de Mariátegui. Esta colaboración, “colaboración mínima, pero en fin colaboración”, es la que se ha dado en el reciente seminario bajo la forma de presencias y ponencias que le han servido al grupo revisionista para sacarse lustre.

V

Ni Jaime Lastra ni Mauricio Domínguez tienen, pues, ninguna razón que pueda justificar su participación en el seminario. Y no pueden tampoco recurrir a ningún sofisma como pretexto para justificarse, pues eso ya sería una completa deshonestidad intelectual y política, cosa que, desde luego, no espero de ninguno de ellos.

El seminario del grupo revisionista tenía como objetivo fundar el nivel público de su partido-amalgama. Esto es lo concreto. Por eso, no hay por dónde perderse. Por eso, los marxistas-leninistas no debieron sacarle brillo al evento con su participación, sino enviar a sus organizadores una Declaración de Motivos que precisara por qué se inhibían de participar. Difundida en el movimiento, dicha Declaración hubiese contribuido a esclarecer los términos de la controversia y, por tanto, a desenmascarar el objetivo revisionista del seminario más que cualquier participación más o menos rutinaria.

VI

En conclusión, está claro que la retórica sobre el frente unido le sirve al grupo revisionista de treta para convocar y congregar a grupos y tendencias a fin de tener un espacio donde pescar incautos que le sirvan para fundar su partido-amalgama. Así lo prueba tanto la experiencia del “Comité 80” como la del reciente seminario. Por eso, es lógico esperar que los marxista-leninistas asimilen esta lección y procedan en consecuencia.

VII

Para confutar la acusación de caudillismo que, una vez más, insinúa Aragón, basta señalar que no pertenezco a ningún grupo y que, en el seno de mi tendencia, soy un agonista más acicateado por el ferviente propósito de cumplir bien su jornada. Así pues, la insinuada acusación de Aragón también se cae a pedazos.

VIII

Desde hace tiempo existe abundante literatura esclarecedora del sentido tendencioso de la palabra socialismo en boca del grupo revisionista; acerca de su negación del marxismo-leninismo; sobre la mistificación que hace de la identidad ideológica de Mariátegui y la tergiversación que comete de su obra teórica y práctica; referente a su táctica reformista de un “nuevo municipio”; relativa al carácter oportunista de su proyecto de partido; concerniente a sus métodos criollos; a propósito del egotismo burgués y el servilismo feudal existentes en sus filas; etcétera.

Por eso nadie puede aducir que los campos no están teóricamente deslindados. Por eso es deber de los marxista-leninistas luchar por la construcción de un partido de clase bajo la forma de partido de masas (que este es el verdadero contenido del planteamiento mariateguiano de “un partido de masas y de ideas”). Por eso, también es deber suyo desenmascarar el uso tendencioso que hace Ramón García de este planteamiento, al vaciarlo de su contenido para vender el contrabando de un partido de masas no de clase y, además, de ideas revisionistas.

Es obvio que quien no cumple esta doble tarea, objetivamente juega para el grupo revisionista y, por tanto, también objetivamente, favorece al proyecto de un partido-amalgama, DE UN PARTIDO ANTIMARIATEGUIANO.

IX

Tenemos la seguridad de que la mayoría de marxista-leninistas sabrán desembarazarse de la retórica de la tendencia revisionista; deslindar con su negación del marxismo-leninismo; criticar la mistificación que hace de la identidad ideológica de Mariátegui y la tergiversación que comete de su obra teórica y práctica; abandonar la  táctica reformista del “nuevo municipio”; desenmascarar el oportunismo que significa el proyecto de un partido-amalgama; denunciar sus métodos criollos; marcar a fuego el egotismo burgués y el servilismo feudal existentes en sus filas; etcétera.

Pues bien, está anunciada la realización del cuarto Seminario del mal llamado Seminario del Socialismo Peruano (mal llamado por la razón fundamental de que, por motivos suficientemente demostrados, debe llamarse más bien Seminario del Revisionismo Peruano). Este evento será, pues, una oportunidad para saber quiénes han asimilado verdaderamente las lecciones que han arrojado la celada del “Comité 80” y la emboscada del Seminario y quiénes no; para saber quiénes confunden su ánimo frenteunionista con la realidad objetiva y quiénes no; para saber quiénes tienen la suficiente personalidad para no dejarse utilizar por el grupo revisionista y quiénes no; para saber quiénes han asimilado las enseñanzas de Mariátegui en punto a la necesidad de deslindar con posiciones extrañas al sentido común y al marxismo-leninismo y quiénes no; para saber quiénes tienen la suficiente seguridad en sus propias ideas para no temerle en absoluto a los reproches y sambenitos que vengan del grupo revisionista y quiénes no; para saber quiénes tienen la necesaria resolución de TRAZAR Y SEGUIR EL CAMINO PROPIO DE LA RECONSTITUCIÓN DEL PARTIDO DE MARIÁTEGUI y quiénes no.

Los que no pensamos ni actuamos bajo la seducción de la retórica y los señuelos de Ramón García y sus adláteres, ESPERAMOS SIMPLEMENTE QUE LOS MARXISTA-LENINISTAS ACTÚEN COMO MARXISTA-LENINISTAS. Esto es todo.

Pero, si nos equivocáramos, es decir, si lo que es lógico esperar de los marxista-leninistas no se diera, entonces sería un hecho que entre algunos activistas se habría configurado una posición centrista, conciliadora, que le haría el juego al grupo revisionista.

Notas:
[1] Con lo de grupo revisionista nos referimos al grupo que dirige Ramón García.
[2] T.13, p.99. La elipsis y las negritas son nuestras.
[3] Martínez de la Torre, Apuntes para una interpretación marxista de historia social del Perú, t.II, p.301. La elipsis y las negritas son nuestras.
[4] Carta a Mario Nerval del 28 de junio de 1929, Correspondencia, t.II, p. 597. Las negritas son nuestras.



Política II



¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!


Acerca del Cuarto Seminario del Revisionismo Peruano


Eduardo Ibarra


Me opongo a todo equívoco.

(J.C. Mariátegui)


EN REALIDAD, SE TRATA DEL SEMINARIO PROMOVIDO por el pequeño grupo revisionista de Ramón García (1). Analicemos, pues, brevemente este evento en algunos de sus presupuestos.

En lo ideológico. Es de conocimiento general que el mencionado grupo ha renegado el marxismo-leninismo, y, por esto, en su base de unidad aparece solamente el  marxismo. Esto quiere decir que sus miembros son “marxistas” no leninistas. Para hacer potable esta negación del marxismo-leninismo, el grupo revisionista falsifica la identidad ideológica de Mariátegui, sosteniendo que fue marxista pero no leninista, y, al mismo tiempo, mixtifica la identidad ideológica del PSP, pretendiendo que no fue un partido marxista-leninista. ES ASÍ COMO EL GRUPO REVISIONISTA UTILIZA A MARIÁTEGUI COMO COARTADA.

¿Qué organización o activista está de acuerdo con esta negación de la verdad universal del marxismo-leninismo? ¿Qué organización o activista está de acuerdo con que el grupo revisionista tergiverse libremente a Mariátegui?

En lo teórico. Mucho se llenan la boca Ramón García y sus repetidores de los términos socialismo  peruano y camino de Mariátegui. Pero ocurre que no hay ni puede haber Socialismo Peruano ni Camino de Mariátegui sin el marxismo-leninismo. MARIÁTEGUI FUE MARXISTA-LENINISTA, Y EL PARTIDO SOCIALISTA DEL PERÚ, SU PARTIDO, FUE UN PARTIDO MARXISTA LENINISTA. En consecuencia, el marxismo-leninismo, aclimatado a nuestra realidad concreta bajo la forma teórica de Pensamiento de Mariátegui y la forma material de Partido Socialista del Perú, es ya una verdad particular que representa la unidad de lo particular y lo universal. Esta unidad de lo particular y lo universal es el contenido del Socialismo Peruano y el centro del Camino de Mariátegui.

Pero, como se ha visto, el grupo revisionista niega el marxismo-leninismo como la base de unidad del proletariado peruano y niega el carácter marxista-leninista del Partido de Mariátegui, es decir, niega dos componentes fundamentales de nuestra realidad particular: el Socialismo Peruano y el Camino de Mariátegui.

¿Qué sería el Socialismo Peruano sin el marxismo-leninismo? Pues un socialismo en el más dilatado sentido de la palabra, que, por esto, sería una amalgama el socialismo reformista y el socialismo marxista. Esta amalgama es, precisamente, el socialismo peruano de Ramón García y sus repetidores. Por eso no es casual que se hayan propuesto celebrar el centenario del socialismo reformista, y no el centenario del socialismo proletario, que tiene su inicio en marzo de 1921 con la escritura del artículo El cisma del socialismo, primer escrito marxista de Mariátegui (2).

¿Qué sería el Camino de Mariátegui sin el marxismo-leninismo como su centro? Pues un camino de Mariátegui mixtificado. Este camino mixtificado es, precisamente, el camino de Ramón García y sus repetidores. Por eso no es casual que sus tergiversaciones del pensamiento de Mariátegui aparezcan como parte de su camino de Mariátegui.

Por eso, en conclusión, su socialismo peruano es más bien REVISIONISMO PERUANO, y su camino de Mariátegui es más bien camino de Ramón García.

¿Qué organización o activista está de acuerdo con la negación del contenido marxista-leninista del Socialismo Peruano? ¿Qué organización o activista está de acuerdo con la mixtificación del Camino de Mariátegui? 

En lo político. Todo marxista sabe que la condición para desarrollar cualquier grado de socialismo, es la dictadura del proletariado. Pero RG y sus repetidores plantean desde hace décadas el llamado “nuevo municipio” como una forma de “germen de socialismo”, siendo que cualquier reestructuración de los municipios no pasa de ser una reforma del Estado burgués en sus bases municipales precisamente, reforma que tiene su fuente de inspiración en la teoría de las “reformas estructurales” del Palmiro Togliatti revisionista (3). Mariátegui fue muy claro cuando sostuvo que “… la praxis marxista… propone precisamente la conquista del poder político como base de la socialización de la riqueza” (4). Pero el grupo revisionista pretende que, bajo la dictadura de la burguesía, los municipios se conviertan en “gérmenes de socialismo”.

¿Qué organización o activista está de acuerdo con esta táctica aparentemente maximalista pero realmente minimalista?

En lo organizativo. Puesto que cualquier partido es siempre la materialización de una doctrina, la negación del marxismo-leninismo ha conducido al grupo revisionista a postular un partido “marxista” no leninista, pero sólo en su nivel secreto, constituido hace más de tres años (5), pues su nivel público, por fundarse todavía, según se dice, en una “presentación pública”, será doctrinariamente heterogéneo.

Así pues, con la negación del marxismo-leninismo, con un Mariátegui falsificado, con el socialismo municipal (léase reformismo) y con la negación del partido de clase, el camino de Ramón García se revela contrario al Camino de Mariátegui.

En el artículo El socialismo peruano, RG dice que el problema de nuestra época (capitalismo o socialismo) “es precisamente la base para sostener el nombre de Partido Socialista” y que “si el socialismo es el llamado a reemplazar el capitalismo, se entiende entonces el porqué del nombre de Partido Socialista”. Pero estas antojadizas afirmaciones constituyen una flagrante falsificación de las razones que tuvo Mariátegui para titular Socialista a su partido, y, al mismo tiempo, una igualmente flagrante tergiversación de las tesis de Marx, Engels y Lenin sobre el nombre del partido del proletariado.

En los artículos El nombre del partido, Una vez más sobre el nombre del partido y algunos otros, esclarecimos las tesis de los fundadores y del jefe de la revolución rusa sobre el nombre del partido proletario, así como las razones que tuvo Mariátegui para titular Socialista a su partido. De este modo quedaron desenmascarados los sofismas de García. Así, su propuesta de un partido socialista se hizo insostenible. Tan insostenible, que, sin que medie ninguna autocrítica (como es costumbre de cualquier egotista), en el artículo ¿Reconstitución, reivindicación, refundación?, negó su propia propuesta con un argumento sesgado y un sofisma: “ahora”, escribió, el nombre de socialista “está comprometido” (argumento sesgado); “se requiere de un nombre propio, siguiendo la pauta de Amauta” (sofisma).

Pero, en el artículo Acerca de la propuesta de un partido minga, desenmascaramos la folclórica propuesta y la sibilina acusación contra Mariátegui en el sentido de no haber seguido la pauta de Amauta al titular a su partido con el nombre no propio de Socialista. Pero, después de un tiempo, sin que medie ninguna autocrítica (como es costumbre de cualquier egotista), empezó a hablar otra vez de partido socialista. Estos bandazos de RG demuestran que está tratando de adivinar, y que adivina muy mal. ¿No era que el nombre de partido socialista “está comprometido”? Este nombre, efectivamente, está comprometido, pero no desde “ahora”, sino desde hace mucho, y, además, está desacreditado: en la escena nacional lo han llevado partidos reformistas como el Partido Socialista de Luciano Castillo y el Partido Socialista Revolucionario y, actualmente, actúan todavía los reformistas Partido Socialista Peruano y Partido Socialista de los Trabajadores. ¿No era que “se requiere de un nombre propio, siguiendo la pauta de Amauta”? Según la óptica de RG en su mencionado artículo, el nombre de partido socialista no es un nombre propio porque no sigue “la pauta de Amauta”. ¿En qué quedamos, pues?

En el artículo Organización: contenido y forma, RG escribió: “La propia experiencia, la propia lucha enseñó a través de la investigación de continuadores, que la Reconstitución se hundía en un círculo vicioso”. “La ‘reconstitución’ ha devenido fiasco en el país”. Estas afirmaciones, con la que su autor pretendía encubrir su fracaso individual, fue objeto de una argumentada crítica en el mencionado artículo Acerca de la propuesta de un partido minga, donde señalamos que “… la Reconstitución es la Reconstitución del Partido Socialista del Perú de acuerdo a la realidad actual, O NO ES NADA”. Por eso, sin que medie ninguna autocrítica (como es costumbre de cualquier egotista), RG vuelve a hablar ahora, por interpósita persona, de reconstitución. Pero así como utiliza los términos socialismo y socialismo peruano no en su significado de clase, proletario, marxista, sino en su acepción más dilatada, amalgamando, por tanto, el socialismo reformista y el socialismo marxista, el término reconstitución no tiene en su retórica el significado de reconstitución del Partido de Mariátegui, sino el de dilución de las organizaciones existentes y su integración en “una organización de proyección nacional”. Esas organizaciones son: PCP-Unidad; PCP-PR; PCP-SL, Partido Socialista Peruano; etcétera, etcétera.

¿Qué organización o activista está de acuerdo con fundar un partido que no tenga como el aspecto general de su base de unidad el marxismo-leninismo? ¿Qué organización o activista está de acuerdo con el uso de la camisa extremadamente sucia del socialismo como nombre del partido? ¿Qué persona está de acuerdo con un partido de dos niveles, es decir, con ser asimilado como parte del nivel público, dirigido despóticamente por el nivel secreto?

Sobre los métodos. Igual que eventos pasados, el que comentamos también da cuenta de los métodos criollos de RG y sus repetidores. Así por ejemplo, entre los organismos convocantes aparecen distintos membretes que representan al grupo revisionista. Estos membretes son: Editorial Signos y Obras, Colectivo Perú Integral, Movimiento Inkari-Ayacucho, Frente Único Regional-Tacna. Este procedimiento busca crear la falsa ilusión de que no son pocos los convocantes, y, al mismo tiempo, busca hacer mayoría para el grupo revisionista en cualquier circunstancia en que alguna cuestión tenga que decidirse por votación entre los organismos convocantes al seminario.

Esto quiere decir que el grupo revisionista no sólo intenta engañar al movimiento en general con su intento de crear la mencionada falsa ilusión, sino incluso a los propios organismos convocantes que no son parte suya: Partido Comunista Peruano, Colectivo Amauta, Coordinadora Alfa y Omega.

Pues bien, el recurso del bluff no es nada nuevo en el grupo revisionista, y tan burdamente lo utiliza, que incluso Miguel Aragón, activista de dicho grupo, lo ha subrayado en relación a otros hechos (6). Como es de conocimiento común, Mariátegui marcó a fuego el uso que hacía Haya del método del bluff: “… acusa la tendencia a cimentar un movimiento… en el bluff y la mentira”. “Al pie de ese documento está la firma de un comité central que no existe, pero que el pueblo ingenuo creerá existente y verdadero. ¿Y es en esos términos de grosera y ramplona demagogia criolla, como debemos dirigirnos al país?” (7).

LO MISMO PUEDE DECIRSE DEL GRUPO REVISIONISTA QUE, COMO ESTÁ VISTO, UTILIZA SIN ESCRÚPULOS EL BLUFF Y LA MENTIRA.

Y no sólo por dicha utilización, sino también porque falsifica el contenido que tienen en Mariátegui los términos socialismo, socialismo peruano, partido de clase, etcétera, y, asimismo, el concepto que encierra el término reconstitución, buscando así engañar a los activistas del movimiento.

La realidad demuestra, pues, de un modo incontestable, que RG y sus repetidores siguen el estilo de Haya de la Torre y no el estilo de José Carlos Mariátegui. Tanto en ocasión de la experiencia del mal llamado Comité 80 como en la experiencia de los tres seminarios anteriores, el grupo revisionista puso en juego sus métodos criollos, pero, como se sabe, fueron oportunamente desenmascarados.

¿Qué organización o persona está de acuerdo con los métodos criollos del grupo revisionista? ¿Qué organización o persona es capaz de asumir la indigna actitud de ser fácil víctima de esos métodos criollos?

Sobre el debate de ideas. En el 2007 el suscrito publicó dos artículos de crítica a ciertas posiciones de RG: El nombre del partido y ¿Mariátegui contra Mariátegui? Alrededor de tres meses después, esa crítica, puntualmente argumentada, fue respondida con una sarta de insultos, sofismas, maniobras, y, como si esto fuera poco, con citas manipuladas, mucha camorra, una clara intención liquidadora y ostentoso egotismo burgués. De este modo RG eludió el debate de ideas y reinauguró un estilo de debate que parecía superado. El objetivo central de RG era causarle la muerte política al suscrito, pero, como se ve, se equivocó absolutamente. En conclusión, RG dio claras señales de sentir un temor inquisitorial a todo debate de ideas.

Después, para disimular, impuso en su grupo la peregrina idea de que el debate es un “pantano” (8), y, de este modo, más de uno de sus partidarios quedó descerebrado.

Mariátegui escribió: “Berl distingue y separa los tiempos de acción de los tiempos de espera, distinción que para el ‘revolucionario profesional, de que habla Max Eastman, no existe. El secreto de Lenin está precisamente en su facultad de continuar su trabajo de crítica y preparación sin aflojar nunca en su empeño, después de la derrota de 1905, en una época de pesimismo y desaliento. Marx y Engels realizaron la mayor parte de su obra, grande por su valor espiritual y científico, aun independientemente de su eficacia revolucionaria, en tiempos que ellos eran los primeros en no considerar de inminencia insurreccional. Ni el análisis los llevaba a inhibirse de la acción, ni la acción a inhibirse del análisis” (9).

Pero, como se ve, la acción inhibe al grupo revisionista del análisis (estudio, examen, debate, polémica). El caso específico de RAMÓN GARCÍA es patético: DESDE HACE CASI CUARENTA AÑOS SE HA MARGINADO DE TODA ACCIÓN.

Pues bien. El asunto es que al calificar de “pantano” el debate de ideas, el grupo revisionista demuestra que no quiere ningún debate, es decir, ningún verdadero debate de ideas. ¿Y cuál es el fondo de esto? Pues que dicho grupo considera que la línea está ya dada por RG, y que lo que les queda a las organizaciones y tendencias es agachar la cerviz, diluirse e integrarse en una organización sin el marxismo-leninismo como el aspecto general de su unidad, con un Mariátegui mixtificado, con una táctica reformista y una dirección secreta, existente desde hace más de tres años, que dirigiría despóticamente a todos los ingenuos que puedan caer en la trampa. Esta organización es el anunciado partido socialista de RG.

¿Y qué significa esto? Significa que si, internamente, el mencionado grupo se caracteriza por el egotismo burgués de RG y el seguidismo y servilismo de sus partidarios, en sus relaciones externas toda su militancia, de arriba abajo, actúa con el más huachafo egotismo. No quiere debatir, sino imponer. Por eso la crítica a sus posiciones es calificada de “murmullo”. Por eso como grupo sigue su camino revisionista.

Obviamente, este egotismo no tiene nada que envidiar al egotismo del PCP-SL, que, en los ochenta, también declaraba que no había nada que debatir y que, como a todo el mundo le consta, siguió su camino aventurero.

Toda la experiencia del mal llamado Comité 80 y los seminarios anteriores son pruebas de los métodos criollos del grupo revisionista y de su destino manifiesto de imponer sus posiciones a organizaciones, tendencias y personas. Ahora mismo, puede leerse en la convocatoria al seminario que se presentará el “Programa de Cambio Social”. Por eso, hay que preguntarse: ¿algunos de los organismos, convocantes o invitados, ha discutido, un minuto siquiera, dicho programa? Evidentemente que no. Adornar el seminario con la propia presencia y engrosar su literatura con alguna ponencia, también es seguidismo. Este seguidismo sirve al plan partidario del grupo revisionista.

¿Qué organización o activista está de acuerdo con que se le impongan las posiciones oportunistas y revisionistas del grupo de RG? ¿Qué organización o activista está de acuerdo en hincarse de rodillas ante el egotismo burgués del grupo revisionista?

Conclusiones. Puesto que el plan partidario del grupo de RG es fundar un partido doctrinariamente heterogéneo, es decir un partido no de clase, es evidente que el uso que hace del término reconstitución es simplemente una trampa.

Puesto que el anunciado partido socialista es concebido, desde más o menos mediados de los ochenta, como producto de una dilución-integración de las diversas organizaciones y tendencias que actúan en la escena nacional, en caso de que, presentado públicamente, no comprenda a la militancia del PCP-Unidad, diluido, a la militancia del Partido Comunista del Perú-PR, diluido, a la militancia del PCP-SL, diluido, a la militancia del Partido Socialista Peruano, diluido, a la militancia del Partido Socialista de los Trabajadores, diluido, etcétera, etcétera, dicha presentación (léase fundación), mañana o en 2018, sería, como es obvio, UN ABORTO, UN FIASCO, UN FRACASO, pues tal presentación se limitaría a ponerle el nombre de partido socialista al grupo revisionista, tal vez reforzado con algunos incautos.

El Socialismo Peruano, es decir el Marxismo-Leninismo Peruano, requiere reconstituir el Partido de Mariátegui de acuerdo a la realidad actual, es decir, requiere de UN PARTIDO DE CLASE BAJO LA FORMA DE PARTIDO DE MASAS, O SEA DE UN PARTIDO ADHERIDO AL MARXISMO-LENINISMO Y AL INTERNACIONALISMO PROLETARIO, CON UNA CONCEPCIÓN CORRECTA DE LA REVOLUCIÓN, UNA ESTRATEGIA REVOLUCIONARIA DE MASAS, UNA MILITANCIA PENSANTE Y OPERANTE Y UN ESTATUS LEGAL.

Los agonistas conscientes de esta tarea histórica pueden reunirse, intercambiar ideas, elegir un Comité de Coordinación y acordar una Agenda. Y debatir como corresponde. Y organizarse políticamente y desarrollar el trabajo de masas, también como corresponde.

10.08.12.

Notas:
[1] Lo de “pequeño grupo” no va como reparo, sino apenas como un dato de la realidad. Para nosotros el número de las diferentes tendencias no es lo principal, y por esto nuestra crítica no gira en torno a esta cuestión cuantitativa, como ocurre en la crítica que hace M. Aragón a las diversas tendencias que han concurrido a los eventos organizados por el grupo revisionista. Nuestra crítica está centrada en lo ideológico-político. Y está limitada al mencionado grupo, a sus métodos criollos, al egotismo burgués, al seguidismo y al servilismo que lo caracterizan, y, al mismo tiempo, a los marxista-leninistas que concilian con el grupo revisionista y van a remolque de su plan partidario.
[2]  El primer número de la revista Nuestra Época vio la luz el 22 de junio de 1918. En la hoja de vida Del Autor, enviada al Congreso Sindical de Montevideo y a la Conferencia Comunista de Buenos Aires de 1929, el maestro señaló: “La orientación socialista de Mariátegui tiene su punto de arranque en la publicación a mediados de 1918 de la revista ‘Nuestra Epoca’…”. Es claro que en esta afirmación Mariátegui utilizó el término orientación socialista en su acepción más dilatada. Por eso precisó, enseguida, que Nuestra Época estuvo “influida”  “… por la ‘España’ de Araquistain…”. (t.13, p.17). En los 7 Ensayos, es más expresiva su precisión: “De Nuestra Epoca (Julio de 1918) se publicaron sólo dos números, rápidamente agotados. En ambos números, se esboza una tendencia fuertemente influenciada por España, la revista de Araquistain…” (p.254, nota al pie). En la ya citada hoja de vida, subrayó por otro lado: “… en Europa [Mariátegui] se ocupó particularmente en estudios de política, economía, sociología, filosofía, etc. De su viaje data su asimilación al marxismo” (t.13, p.16. Las negritas son nuestras). Entonces, mientras por una parte Mariátegui señaló el punto de arranque de su orientación socialista, en el sentido general del término, subrayando que el mismo estuvo fuertemente influenciado por la revista España –cuya ideología era, como se sabe, el socialismo reformista, que le venía de su ligazón con el Partido Socialista Español dirigido por Pablo Iglesias, partido de la Segunda Internacional–, por otra parte subrayó su asimilación al marxismo durante su estadía en Europa, con lo que reveló las circunstancias de su ruptura con su inicial socialismo a lo Araquistain. Es indudable que sin esta ruptura, sin su asimilación al marxismo, sin su socialismo proletario, de clase, revolucionario, no se entendería su lucha por el poder político ni su lucha contra el socialismo reformista, evolucionista, domesticado. En una palabra, no se entendería su Creación Heroica, no se entendería el Socialismo Peruano en su etapa auroral, no se entendería el ulterior desarrollo del Socialismo Peruano. Entonces, celebrar el centenario del mencionado punto de arranque y no la asimilación de Mariátegui al marxismo, es, de facto, celebrar el socialismo reformista y no el socialismo revolucionario; es diluir el socialismo marxista en el socialismo en general; es meter en el mismo saco el socialismo reformista y el socialismo marxista a fin de alcanzar un objetivo oportunista. Este objetivo oportunista es la fundación de un partido socialista, doctrinariamente heterogéneo y dirigido por una pequeña instancia secreta de “marxistas” no leninistas. Para eso celebrar el centenario del socialismo reformista le viene al grupo revisionista como anillo al dedo. Lenin señaló que a Marx y Engels no les interesaba el socialismo en general, sino el socialismo proletario en particular. Esta actitud es la que corresponde a los marxista-leninistas de todo el mundo, y, por esto, estamos interesados en celebrar el Centenario del Socialismo Peruano, es decir, del Marxismo-Leninismo Peruano. Esto no significa que, estudiando la evolución intelectual y política de la sociedad peruana, no podamos hacerlo analizando especialmente las experiencias que hicieron parte de la etapa de socialismo reformista de Mariátegui (Nuestra Época, Comité de Propaganda y Organización Socialista, La Razón, etc.), pues este análisis echa algunas luces que en otra parte hemos reseñado como sigue: “El orientamiento socialista de Mariátegui puede ser dividido en dos grandes etapas: una primera, no marxista, y una segunda, marxista. La primera va de junio de 1918 a los meses iniciales de 1920. Es la etapa del Mariátegui socialista a lo Araquistain. Es la etapa de la revista Nuestra Época, del Comité de Propaganda y Organización Socialistas, del diario La Razón, de la partida de Mariátegui a Europa en octubre de 1919 y de las primeras estaciones de su trayectoria en este continente. La segunda va del segundo semestre de 1920 al 16 de abril de 1930. Es la etapa del Mariátegui marxista. Es la etapa de su artículo El cisma del socialismo, de la “célula de Génova”, de su participación en el Congreso de Livorno, de su activismo en el Partido Comunista Italiano, de su regreso al Perú para fundar “un partido de clase”, de sus conferencias en la UPGP, de la revista Amauta y el periódico Labor, de sus libros 7 Ensayos, Defensa del marxismo, Ideología y Política y El alma matinal y otras estaciones del hombre de hoy, de la fundación del Partido Socialista del Perú y la Confederación General de Trabajadores, de sus tesis presentadas al Congreso Sindical de Montevideo de mayo de 1929 y a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires de junio del mismo año, de su moción de afiliación a la Tercera Internacional, etcétera, etcétera, etcétera. Esta creación marxista, teórica y práctica, es la Creación Heroica de Mariátegui”. El análisis de la relación de estas dos etapas no puede hacerse sino desde la perspectiva de su definitiva etapa marxista. ¿Por qué Mariátegui, contrariamente a otros, supo romper con su inicial socialismo reformista y asimilarse al marxismo? ¿Por qué sobre esta base alcanzó a concretar una aplicación vívida del marxismo, su Creación Heroica? La revista Nuestra Época, el Comité de Propaganda y el diario La Razón son otras tantas estaciones del socialismo reformista de Mariátegui, pero en conjunto constituyen una etapa que fue superada por medio de una ruptura. Por tanto, esta etapa –inicial, transitoria, efímera– tiene una importancia relativa, pues su examen permite esclarecer: 1) los elementos componentes de las estaciones, relativamente largas y relativamente cortas, que se sucedieron hasta el momento en que el maestro se asimiló a la doctrina de Marx; 2) las cualidades morales e intelectuales que le permitieron dar este trascendental salto”. “Es posible que subrayar el socialismo reformista de la revista Nuestra Época, del Comité de Propaganda y del diario La Razón, resulte un escándalo para algunos, pero sólo porque su visión de la trayectoria de Mariátegui no distingue entre socialismo reformista y socialismo marxista, o, para decirlo de otro modo, porque diluyen el socialismo marxista en el socialismo en general. El solo hecho de pretender pasar el centenario del socialismo reformista por el centenario del Socialismo Peruano prueba la verdad de nuestro aserto”. “Hay, pues, quienes ven la continuidad en la trayectoria ideológica y política de Mariátegui (emoción social, ética, actitud de servir al proletariado, consecuencia con las luchas de las clases trabajadoras, capacidad de encontrar la verdad en los hechos), pero no son capaces de captar la discontinuidad que hay en la misma (ruptura con el socialismo reformista y adhesión al marxismo), o, en todo caso, no son capaces de captar el hecho de que lo verdaderamente trascendental en la vida de Mariátegui no fue su inicial y transitorio socialismo reformista, sino su definitivo socialismo marxista, su Creación Heroica, su Socialismo Peruano, el cual, por ser tal precisamente, abrió por primera vez en nuestra historia la posibilidad real de la lucha por el poder. No porque Mariátegui desempeñara un papel de primer orden en las tres experiencias mencionadas en este parágrafo, el socialismo reformista que las caracterizó deja de ser socialismo reformista. Pero también, no porque su inicial socialismo fuera reformista, su Creación Heroica no va a tener la trascendencia que tiene”. “Mariátegui tuvo una posición especial en el socialismo reformista. Con César Falcón, Humberto del Aguila, Fausto Posada y otros activistas, constituyó el ala izquierda de este socialismo, y desde ella combatió el colaboracionismo de algunos personajes. Esta constatación no tiene una importancia menor en la trayectoria del maestro”. “[La verdad de su inicial socialismo a lo Araquistain], no impide reconocer que en [esta] estación… Mariátegui tuviera juicios dignos de atención y hasta de asimilación. La capacidad de encontrar la verdad en los hechos no es exclusiva de los marxistas ni mucho menos”. Pero, como puede entenderlo cualquier persona, señalar estas cuestiones es algo completamente distinto a la pretensión de diluir el socialismo marxista en el variopinto socialismo en general, es algo completamente distinto a la intención de celebrar el centenario del socialismo reformista, y no el Centenario del Socialismo Marxista.
[3]  Ver Una vez más sobre las divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros, en Proletarios de todos los países, uníos para luchar contra nuestro enemigo común, ELE, Beiging, 1963, pp.263-315.
[4] Defensa del marxismo, p.26. Las elipsis son nuestras.
[5] Miguel Aragón, activista del grupo revisionista, no obstante el tono de reproche de sus términos, ha hecho una confesión que es toda una confesión de parte: “En toda esta confusión, que ellos han armado y en la cual se debaten, están entremezclando su intrascendente “Conferencia Consultiva Política”, con su llamamiento a crear un nuevo partido, o mejor dicho, a formalizar abiertamente, la constitución del partido que ellos ya formaron el 6 de febrero [de 2009], en aplicación de la propuesta de Ramón del partido de dos niveles: uno “secreto”, y otro “de masas y de ideas”. (Revisar folleto del 7 de octubre de 2008)”. “En la red hay abundante material que confirma esta hipótesis, y es fácilmente demostrable, incluso identificando a quienes han incluido en el primer nivel y en el segundo nivel. (…). Los que estamos en esa relación (preparada expresamente por Ramón) de más de 20 nombres, según ellos, conformamos “el partido de masas y de ideas”… ¿Y quiénes conforman el partido secreto constituido el 6 de febrero? La respuesta es muy fácil deducirla, son precisamente…, seguidos de los sumisos peones ya conocidos. A… le han asignado la tarea de divulgar los documentos de Ramón entre lo que ellos consideran “el partido de masas y de ideas”, y a otra persona, le han encargado divulgar los mismos documentos, entre los miembros del “partido secreto”. En computación eso se llama “comandos por defecto” (carta a Luis Miguel del 28.10.09. Las elipsis son nuestras, y dan cuenta de nuestra actitud de no mencionar los nombres mencionados en la carta citada). Ciertamente, huelgan comentarios. 
[6] Por ejemplo en relación al llamado “Congreso Político Consultivo del Pueblo Peruano”, al cual asistieron alrededor de veinte personas, ¡y todas ellas del grupo revisionista!
[7] Martínez de la Torre, Apuntes para una interpretación marxista de historia social del Perú, t.2, Lima, 1972, p.292. Las elipsis son nuestras.
[8] Puede ser un pantano para quienes consideran que si analizan, debaten, discuten, no pueden ya actuar. Pero en el movimiento marxista el principio es integrar teoría y práctica, y, por esto, a los agonistas de la revolución ni el análisis los lleva a inhibirse de la acción, ni la acción los lleva a inhibirse del análisis.
[9] Defensa del marxismo, p.118. Las negritas son nuestras.




CREACIÓN HEROICA