viernes, 19 de abril de 2013

Política



Nota Explicativa:

Los artículos Algo más que una respuesta a Miguel Aragón (09.01.12), Acerca del cuarto seminario del revisionismo peruano (12.08.12) y Acerca de la demagogia de una carta abierta (22.08.12), que publicamos ahora en estas páginas, son un desvelamiento de las intenciones y los métodos criollos que el grupo de Ramón García ha puesto en juego en los sucesivos eventos que ha realizado a lo largo de los últimos años con vistas a fundar su partido socialista.

Como se puede constatar, los mencionados artículos conservan toda su actualidad, y por esta razón sirven para comprender el sentido de cualquier evento futuro que pueda promover el aludido grupo.

Estamos seguros que el lector sabrá captar por sí mismo el valor de la crítica sustentada por el autor de los artículos, y esto nos ahorra de tener que subrayar en estas líneas algunas cuestiones puntuales.  

El Comité de Redacción.




¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!


Algo Más Que Una Respuesta a Miguel Aragón

Eduardo Ibarra



I

EN UNA CARTA DEL 26 DE NOVIEMBRE DEL AÑO PASADO A LUIS MIGUEL, Aragón ha calificado de “total y extremadamente sectaria” mi crítica a la participación de algunos marxista-leninistas en el presuntuosamente llamado Seminario del Socialismo Peruano. Esta acusación me obliga a analizar los hechos que han dado lugar a la misma, pues, como lo entenderá cualquier marxista, este es el único modo de encontrar la verdad.

Pues bien, desde antes de su apertura, estuvo claro que el objetivo del mencionado seminario no era cribar ningún frente unido, sino fundar el nivel público del partido-amalgama que promueve el grupo revisionista (1). Este objetivo se hizo más evidente aún en sus sesiones iniciales.

Pero, silenciando esta realidad, Aragón habla del “… encuentro realizado entre algunos socialistas, colaboración mínima, pero en fin colaboración…”, y, con esta tendenciosa afirmación, se ha lanzado contra mi persona.

Pero ocurre que el fondo de la cuestión es que, como es lógico, dicha “colaboración” no podía ser sino una en torno al objetivo del seminario. En otras palabras, la “colaboración” esperada de las tendencias invitadas al evento era una entre marxista-leninistas y revisionistas a favor del plan de estos últimos. Esta es la “colaboración” que le sirve a Aragón como pretexto para acusarme de sectario. 

Iniciado el seminario, sin embargo, la inmensa mayoría de tendencias asistentes se pronunció no por el plan partidista del grupo revisionista, sino por una labor frenteunionista. Por eso el promotor visible del evento (su promotor invisible ha sido el nivel secreto del partido-amalgama, nivel existente desde hace más de tres años) se apresuró a amenazar con dar “un paso al costado” y Ramón García a publicar un artículo donde argumentó la importancia del partido, pero, como es su costumbre, silenciando los hechos visibles y no visibles que configuran la controversia. No obstante esta arremetida, los grupos y tendencias no retrocedieron en su determinación, y, así, mal de su agrado, el grupo revisionista tuvo que sobrellevar la situación creada.

Ciertamente el rechazo al objetivo del grupo revisionista fue un completo acierto. Pero las razones del mismo no están muy claras todavía, al menos para el suscrito. ¿Se debió este rechazo a una plena conciencia del carácter revisionista del proyecto de un partido-amalgama? Si los marxista-leninistas actuaron con esta conciencia, entonces la situación es excelente, pero, en este caso, hubiera sido mejor que se inhibieran de participar en el evento, pues el resultado hubiese sido el mismo: la afirmación de la independencia de las diversas tendencias con respecto al proyecto de un partido-amalgama y el consiguiente aislamiento del grupo revisionista. ¿Acaso, con su participación, han ganado algo fundamental, distinto a esta afirmación y a este aislamiento perfectamente posibles sin dicha participación? Evidentemente que no. Por lo demás, para escribir sobre cualquier aspecto del Socialismo Peruano, no hace falta un seminario precisamente, y menos todavía uno con un objetivo oportunista.

El propósito aparente del mal llamado “Comité 80” fue vertebrar el frente unido, pero su objetivo real fue fundar el mencionado partido-amalgama. Nadie puede haberse olvidado de las amenazantes palabras de Aragón en el sentido de que quienes no se plegaban a ese proyecto de partido iban a quedar fuera de la historia. Pero ocurrió que, al final de la gestión del famoso Comité, no hubo ningún partido ni ningún frente: lo último, debido a que, como acabamos de señalar, no era el objetivo del grupo revisionista; lo primero, debido a que las tendencias participantes no se avinieron al proyecto partidista de dicho grupo. En consecuencia, es claro que la retórica sobre el frente unido que utiliza el grupo revisionista, fue nada más que un señuelo para convocar y tener congregados a grupos y tendencias que pudieran servirle de espacio propicio para pescar incautos y fundar su partido doctrinariamente heterogéneo con dos niveles: uno secreto y otro público.
 
Cosa semejante ha ocurrido con el mal llamado Seminario del Socialismo Peruano, pues aquí el grupo revisionista, habiendo fundado ya el nivel secreto, ha tenido como objetivo cribar el nivel público de su partido-amalgama, pero, como se sabe, no se ha producido esto y, por lo demás, tampoco ha habido frente: lo último debido a que, igual que en la experiencia del “Comité 80”, no era el objetivo de los promotores del evento; lo primero, debido a que la inmensa mayoría de tendencias participantes rechazaron el objetivo declarado del seminario. 

II

Pregunto específicamente: ¿por qué Jaime Lastra y Mauricio Dominguez, activistas de larga experiencia y antirrevisionistas convictos y confesos, no han tenido en cuenta la lección que arrojó la experiencia del “Comité 80” y han participado en un evento cuyo objetivo exclusivo y excluyente era fundar el nivel público de un partido revisionista? ¿Por qué le han sacado lustre a la tribuna del seminario con su distinguida presencia y hasta con una ponencia, cosas a las que, después del mencionado rechazo, se limitó su “colaboración” con el grupo revisionista, “colaboración mínima, pero en fin colaboración”? ¿Por qué no procedieron más bien a responder a la invitación con una declaración de los motivos por los cuales no participarían del evento? ¿Por qué, en todo caso, en el curso de sus sesiones, no criticaron su objetivo de fundar el nivel público del partido-amalgama? ¿Por qué no escribieron una ponencia con este contenido, que así hubieran contribuido al desarrollo de la teoría del Socialismo Peruano? ¿Consultaron su participación al colectivo al que pertenecen? ¿Fue acordada en este espacio su participación, o fue una iniciativa personal? Si lo primero, entonces todo el colectivo se ha equivocado; si lo segundo, entonces dicha participación ha sido una arbitrariedad, una actitud con ribetes de anarquismo. En una cuestión tan delicada como tener que responder a una invitación del grupo revisionista que tenía el objetivo de fundar el nivel público de su partido-amalgama, ningún marxista-leninista que respete al colectivo del que es parte puede tomar una decisión personal. Esta es, pues, una cuestión a esclarecerse.

En 1919 Mariátegui no participó de la fundación del Partido Socialista que se derivó del Comité de Propaganda y Organización Socialistas, fundado por él y sus compañeros unos meses antes. La razón de esta no participación la dio el propio Mariátegui diez años después: “Una parte de los elementos que lo componen, dirigida por Luis Ulloa, se propone la inmediata transformación del grupo en partido; la otra parte, en la que se cuentan precisamente los iniciadores de su fundación, sostienen que debe ser mantenido como Comité de Propaganda y Organización Socialistas, mientras su presencia no tenga arraigo en las masas. El período no es propio para la organización socialista… Mariátegui, Falcón y sus compañeros se separan, finalmente, del grupo que acuerda su aparición como partido el 1º de Mayo de 1919” (2).

¿Fue esta declaración de Mariátegui –que, sin lugar a dudas, repetía los conceptos de aquella otra, no recogida en ningún escrito, pero que, sin embargo, puede suponerse con toda razón que dio el mismo año de 1919– una declaración “total y extremadamente sectaria”? ¿Debieron Mariátegui y sus compañeros asumir una posición intermedia, conciliadora, entre “la defensa absoluta” y “el ataque total” en relación al Partido Socialista de 1919? ¿No debieron desenmascarar la patraña? ¿No fue dialéctica su actitud?

En 1928, cuando Haya de la Torre intentó transformar el Apra en el Partido Nacionalista Peruano, Mariátegui, con claro criterio, no participó de semejante intento y deslindó con él en términos inequívocos: “Los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos a su formación [a la formación del Apra] constituimos de hecho –y organizaremos formalmente– un grupo o un Partido Socialista, de filiación y orientación definidas…” (3).

¿Fue esta afirmación de Mariátegui “total y extremadamente sectaria”? ¿Debieron Mariátegui y sus compañeros asumir una posición intermedia, conciliadora, entre “la defensa absoluta” y “el ataque total” en relación a la maniobra hayista? ¿No debieron desenmascarar la patraña? ¿No fue dialéctica su actitud?

III

Hoy, de acuerdo a estas enseñanzas de Mariátegui, los marxista-leninistas no tendrían que hacerle el juego al grupo revisionista participando en los eventos que organiza con vistas a fundar el nivel público de su partido-amalgama y, más bien, tendrían que deslindar resueltamente con este proyecto, así como, al mismo tiempo, concentrarse en DESARROLLAR SU PROPIO TRABAJO POR CONSTRUIR UN PARTIDO MARXISTA-LENINISTA.

Y, para no perder la orientación y el tiempo, tendrían que tener en cuenta en todo momento estos esclarecedores conceptos de Mariátegui: “Los elementos que trabajamos por el socialismo, con los obreros y campesinos, daremos vida a nuestro Partido Socialista. Los que con un programa nacionalista revolucionario quieran organizar a la pequeña burguesía, son muy libres de hacerlo. Si su partido, hipotético por el momento llega a ser una organización de masas, no tendremos inconveniente en colaborar eventualmente con él con objetivos bien definidos. Los términos del debate quedan así bien esclarecidos y todo reproche por divisionismo completamente excluido. No hay por nuestra parte divisionismo sino clarificación. Queremos que se constituyan fuerzas homogéneas; queremos evitar el equívoco; queremos salir del confusionismo. ¿Puede haber doctrinal y teóricamente un propósito más neto y más oportuno? Lo dudo” (4).

Apliquemos a la situación actual estos conceptos: “Los elementos que trabajamos por el socialismo, aunque por ahora casi sin los obreros y los campesinos, daremos vida a nuestro partido de clase. Los que con una posición revisionista quieren organizar a los trabajadores en un partido no de clase, son muy libres de hacerlo. Si su partido, hipotético por el momento, llega a ser una organización de masas, no tendremos inconveniente en colaborar eventualmente con él con objetivos bien definidos. Los términos del debate (marxismo-leninismo o marxismo a secas; defensa o mistificación de la identidad ideológica de Mariátegui; desarrollo o tergiversación de su obra teórica y práctica; defensa o falsificación de la verdad histórica del PSP; reestructuración Estado burgués en sus bases municipales u organización revolucionaria de las masas para tumbar el Estado burgués; partido de clase bajo la forma de partido de masas o partido de masas sobre el contenido de un partido no de clase), quedan así bien esclarecidos y todo reproche por divisionismo completamente excluido. No hay por nuestra parte divisionismo sino clarificación. ¿Puede haber doctrinal y teóricamente un propósito más neto y más oportuno? No, no puede haber”.

Doctrinal y teóricamente, política y organizativamente, no hay ni puede haber hoy por hoy un propósito más neto y más oportuno que deslindar con el proyecto revisionista de un partido-amalgama, no hay ni puede haber hoy por hoy un objetivo más neto y más oportuno que LLEVAR HASTA EL FIN LA RECONSTITUCIÓN DEL PARTIDO DE MARIÁTEGUI, EJE DE LA CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE UNIDO DEL PUEBLO PERUANO. ESTO NO ES DIVISIONISMO SINO CLARIFICACIÓN. EL PARTIDO DEL PROLETARIADO ES UNA FUERZA ORGÁNICA Y DOCTRINARIAMENTE HOMOGÉNEA. QUEREMOS EVITAR EL EQUÍVOCO DE UN PARTIDO ORGÁNICA Y DOCTRINARIAMENTE HETEROGÉNEO. QUEREMOS SALIR DEL CONFUSIONISMO QUE SIGNIFICA UTILIZAR LA PALABRA SOCIALISMO PARA SILENCIAR LA OPOSICIÓN DE PRINCIPIO ENTRE MARXISMO-LENINISMO Y REVISIONISMO, PARA SILENCIAR LA OPOSICIÓN DE PRINCIPIO ENTRE LA CONCEPCIÓN DEL PARTIDO DE CLASE DE MARIÁTEGUI Y LA CONCEPCIÓN DEL PARTIDO NO DE CLASE DE PORTOCARRERO-PESCE RECICLADA POR RAMÓN GARCÍA.

IV

Pues bien, como es notorio, Aragón silencia el objetivo del seminario de fundar el nivel público del partido-amalgama que promueve su tendencia e intenta desviar la atención de los activistas hacia una supuesta “colaboración”, cuando, como está probado, el seminario no tuvo ningún objetivo frenteunionista.

El discurso sobre el “frente unido” y la “actividad conjunta” son cosas que la tendencia revisionista utiliza únicamente como señuelo para llevar adelante su plan partidista. De esta forma los marxista-leninistas que, con ánimo frenteunionista, han participado en el reciente seminario, lo único que han hecho es “colaborar” con la “preparación” del partido-amalgama, así esta “colaboración” háyase limitado a barnizar la tribuna del evento con su honorable presencia y a engrosar su literatura con alguna ponencia.  

Por otro lado, Domingo Suárez, por cuya boca habla el grupo revisionista (que, como tal, esperaba otra cosa del reciente seminario), dice que las diversas tendencias  asistentes “se han olvidado de sus propuestas de unidad” y que “Pareciera que no tienen ningún interés de aunar esfuerzos en la lucha contra el enemigo” (palabras citadas por Aragón en la carta que en parte comento).

Puesto que el seminario no tuvo ningún objetivo frenteunionista, la afirmación de Suárez es engañosa. Pero, a contrapelo de su torcida intención, tal afirmación prueba, de un modo irrefutable, que el discurso acerca de la “unidad” y “la lucha contra el enemigo común” le sirve a su grupo como ardid para atraer a las diversas tendencias a una “colaboración” que tiene como fin exclusivo y excluyente la “preparación” de su organización partidaria, la fundación de su partido no de clase, de su partido-amalgama.

Es claro que, si las tendencias participantes hubieran asumido el objetivo de fundar el nivel público del partido-amalgama, entonces el grupo revisionista habría dicho que tales tendencias han “aunado esfuerzos en la lucha contra el enemigo común”; pero como, por el contrario –y con toda razón–, rechazaron dicho objetivo, entonces dice que “se han olvidado de sus propuestas de unidad”. Esta es la curiosa lógica de los revisionistas. Este es el trastrueque con el que intentan pasar su objetivo particular de grupo como objetivo general del movimiento. Esta es la treta con la cual procuran disimular la “preparación” de su proyecto partidista. Esta es la añagaza con la que buscan desorientar, confundir, engañar a los activistas del movimiento.

Ciertamente los revisionistas se muestran sumamente torpes: como lo sabe cualquier marxista, hay unidad y unidad, y la que postulan las diversas tendencias es precisamente la unidad programática, frenteunionista, y no, por supuesto, la nebulosa unidad en un partido-ensalada. En cuanto a unidad partidaria, los marxista-leninistas son partidarios del partido de clase proletario y no de un partido interclasista en el sentido socialdemócrata del término, de un partido a lo PSP y no a lo Apra, a lo Mariátegui y no a lo Haya.

En conclusión, mientras Aragón utiliza la palabra “colaboración” para oscurecer la conciencia de los activistas y hasta propone medidas a fin de que el anunciado cuarto seminario sea un éxito, es decir para que pueda alcanzar, o avanzar al menos, el objetivo de fundar un partido-amalgama, Suárez, con el claro objetivo de intimidar, acusa a las diversas tendencias de no “aunar esfuerzos en la lucha contra el enemigo común”, y utiliza la palabra unidad a manera de señuelo para mantener a dichas tendencias más o menos próximas a fin de que sigan barnizando los eventos de su grupo.

Por lo demás, estas constataciones demuestran fehacientemente que, tanto Miguel Aragón como Ramón García, coinciden en la cuestión del partido-amalgama, y que apenas discrepan en torno a cuestiones procedimentales (métodos de trabajo, etcétera). Por eso la discusión que mantienen no pasa de ser una discusión entre revisionistas.

Esclarecidos, pues, los hechos y las teorías, y, además, teniendo en cuenta las enseñanzas de Mariátegui, la acusación de sectarismo con la que Aragón ha pretendido descalificar mi crítica a Jaime Lastra y Mauricio Domínguez, se cae a pedazos. Esta antojadiza acusación revela que mi oposición a ponerle el hombro, de la manera que fuese, a los planes organizativos del grupo revisionista, es una posición correcta y muy oportuna, y, es esto precisamente lo que desespera a mi acusador. “Colaboración”, dice él. Y yo pregunto: ¿colaboración para qué? Está claro que para viabilizar el plan de un partido doctrinariamente heterogéneo, de un partido no de clase, de un partido “marxista” no leninista, contrario por principio al partido doctrinariamente homogéneo, de clase, marxista-leninista de Mariátegui. Esta colaboración, “colaboración mínima, pero en fin colaboración”, es la que se ha dado en el reciente seminario bajo la forma de presencias y ponencias que le han servido al grupo revisionista para sacarse lustre.

V

Ni Jaime Lastra ni Mauricio Domínguez tienen, pues, ninguna razón que pueda justificar su participación en el seminario. Y no pueden tampoco recurrir a ningún sofisma como pretexto para justificarse, pues eso ya sería una completa deshonestidad intelectual y política, cosa que, desde luego, no espero de ninguno de ellos.

El seminario del grupo revisionista tenía como objetivo fundar el nivel público de su partido-amalgama. Esto es lo concreto. Por eso, no hay por dónde perderse. Por eso, los marxistas-leninistas no debieron sacarle brillo al evento con su participación, sino enviar a sus organizadores una Declaración de Motivos que precisara por qué se inhibían de participar. Difundida en el movimiento, dicha Declaración hubiese contribuido a esclarecer los términos de la controversia y, por tanto, a desenmascarar el objetivo revisionista del seminario más que cualquier participación más o menos rutinaria.

VI

En conclusión, está claro que la retórica sobre el frente unido le sirve al grupo revisionista de treta para convocar y congregar a grupos y tendencias a fin de tener un espacio donde pescar incautos que le sirvan para fundar su partido-amalgama. Así lo prueba tanto la experiencia del “Comité 80” como la del reciente seminario. Por eso, es lógico esperar que los marxista-leninistas asimilen esta lección y procedan en consecuencia.

VII

Para confutar la acusación de caudillismo que, una vez más, insinúa Aragón, basta señalar que no pertenezco a ningún grupo y que, en el seno de mi tendencia, soy un agonista más acicateado por el ferviente propósito de cumplir bien su jornada. Así pues, la insinuada acusación de Aragón también se cae a pedazos.

VIII

Desde hace tiempo existe abundante literatura esclarecedora del sentido tendencioso de la palabra socialismo en boca del grupo revisionista; acerca de su negación del marxismo-leninismo; sobre la mistificación que hace de la identidad ideológica de Mariátegui y la tergiversación que comete de su obra teórica y práctica; referente a su táctica reformista de un “nuevo municipio”; relativa al carácter oportunista de su proyecto de partido; concerniente a sus métodos criollos; a propósito del egotismo burgués y el servilismo feudal existentes en sus filas; etcétera.

Por eso nadie puede aducir que los campos no están teóricamente deslindados. Por eso es deber de los marxista-leninistas luchar por la construcción de un partido de clase bajo la forma de partido de masas (que este es el verdadero contenido del planteamiento mariateguiano de “un partido de masas y de ideas”). Por eso, también es deber suyo desenmascarar el uso tendencioso que hace Ramón García de este planteamiento, al vaciarlo de su contenido para vender el contrabando de un partido de masas no de clase y, además, de ideas revisionistas.

Es obvio que quien no cumple esta doble tarea, objetivamente juega para el grupo revisionista y, por tanto, también objetivamente, favorece al proyecto de un partido-amalgama, DE UN PARTIDO ANTIMARIATEGUIANO.

IX

Tenemos la seguridad de que la mayoría de marxista-leninistas sabrán desembarazarse de la retórica de la tendencia revisionista; deslindar con su negación del marxismo-leninismo; criticar la mistificación que hace de la identidad ideológica de Mariátegui y la tergiversación que comete de su obra teórica y práctica; abandonar la  táctica reformista del “nuevo municipio”; desenmascarar el oportunismo que significa el proyecto de un partido-amalgama; denunciar sus métodos criollos; marcar a fuego el egotismo burgués y el servilismo feudal existentes en sus filas; etcétera.

Pues bien, está anunciada la realización del cuarto Seminario del mal llamado Seminario del Socialismo Peruano (mal llamado por la razón fundamental de que, por motivos suficientemente demostrados, debe llamarse más bien Seminario del Revisionismo Peruano). Este evento será, pues, una oportunidad para saber quiénes han asimilado verdaderamente las lecciones que han arrojado la celada del “Comité 80” y la emboscada del Seminario y quiénes no; para saber quiénes confunden su ánimo frenteunionista con la realidad objetiva y quiénes no; para saber quiénes tienen la suficiente personalidad para no dejarse utilizar por el grupo revisionista y quiénes no; para saber quiénes han asimilado las enseñanzas de Mariátegui en punto a la necesidad de deslindar con posiciones extrañas al sentido común y al marxismo-leninismo y quiénes no; para saber quiénes tienen la suficiente seguridad en sus propias ideas para no temerle en absoluto a los reproches y sambenitos que vengan del grupo revisionista y quiénes no; para saber quiénes tienen la necesaria resolución de TRAZAR Y SEGUIR EL CAMINO PROPIO DE LA RECONSTITUCIÓN DEL PARTIDO DE MARIÁTEGUI y quiénes no.

Los que no pensamos ni actuamos bajo la seducción de la retórica y los señuelos de Ramón García y sus adláteres, ESPERAMOS SIMPLEMENTE QUE LOS MARXISTA-LENINISTAS ACTÚEN COMO MARXISTA-LENINISTAS. Esto es todo.

Pero, si nos equivocáramos, es decir, si lo que es lógico esperar de los marxista-leninistas no se diera, entonces sería un hecho que entre algunos activistas se habría configurado una posición centrista, conciliadora, que le haría el juego al grupo revisionista.

Notas:
[1] Con lo de grupo revisionista nos referimos al grupo que dirige Ramón García.
[2] T.13, p.99. La elipsis y las negritas son nuestras.
[3] Martínez de la Torre, Apuntes para una interpretación marxista de historia social del Perú, t.II, p.301. La elipsis y las negritas son nuestras.
[4] Carta a Mario Nerval del 28 de junio de 1929, Correspondencia, t.II, p. 597. Las negritas son nuestras.



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