domingo, 9 de junio de 2013

Un Poema de Jorge Bacacorzo


Creación


Un Poema de Jorge Bacacorzo


Los Cinco Días

 CHICATA era un obrero
 - nombre que suena a largo día
a pan sin molde
                                               a pantalón calato
                                               a morador del viento
                                                a gran guerrero
                                                y a seguro funeral en estos pobres días-
                                                Chicata era un obrero como todos
                                                con su sirena a las seis de la mañana
                                                con sus sueños debajo de la almohada
                                                y con su amor debajo y encima de su pecho
 Chicata era un obrero como todos
 pero además de sus frugales piedras
 paciendo al borde de la vida
 además de sus orejas y sus ojos
 tenía su amistad en una sola cara
 y su juramento al pie
 del arrebato
 (Chicata era un escarabajo
 que aprendió a mirar el cielo
 hecho con nieves y temblores
 y caldeadas asambleas
 Chicata era un hombre como todos
 los que sencillamente viven
 odiando al odio y bienamando
 Era un escarabajo ungido de Dios silvestre
 entre los martillos sagrados
 y las semanas amargas)

 Y Chicata así de esta suerte milenario
 no sólo tenía su hogar como una ventana
 para mirar alegre el domingo
 sino también tenía al pueblo
 para sentirse vivir acompañado
 Por eso en él se fue a vivir
 ya muerto

                                               Chicata bajo la tilde anónima
- de constructor de mundos –
 era todo un hombre
es decir era un obrero
 con la justicia metida entre las cejas
 Por eso aquella tarde de junio
 lleno de amor salió a gritar
 por los cadáveres que hacía el odio
 y él mismo fue hecho cadáver
 por ese mismo odio vestido de soldado

                                                Se han sublevado los estudiantes:
 los niños como hombres
 los jóvenes como héroes
 los estudiantes se han sublevado
 contra el torpe inquisidor
 contra el que llena de libros sin páginas el día
 y vive para atrás
 contra el que vive con herrumbre y usa candelabros
 en vez de luz solar

                                                Que se vaya que se vaya
 y volverán a ser almácigos de paz
 Pero el hombre no se iba no se iba
 y apareció la caballada
 Que se vaya el torpe inquisidor
 que se vaya el torpe general
 -los niños y los jóvenes hablan en su nombre
 y en el de sus padres perseguidos-
 Que se vayan que se vayan
 y volverán a ser la tonada cristalina en la ciudad

                                                Pero los hombres no se iban
 no se iban:
 su furiosa caballada amenazaba

                                                Todas las vasijas
 Todos los frutos para los estudiantes
 Pan caliente de madrugada
 buenaventuras y abrazos para los estudiantes
 Todos les daban agua
 Todos les daban ánimo
 Todos les daban algo
 y la huelga seguía creciendo en el cerco
 y cada amanecer era más enorme:
 y el pueblo y la noche alimentaban

                                                Paz para los estudiantes
 luz para los estudiantes
 aire para los estudiantes
 libertad para los niños y los padres de los niños
 libertad para los jóvenes y los padres de los jóvenes
 pedían todos
 ah pero sólo caballos para lo hermoso
 mansalva para la luz
 sitio implacable para el rebelde
 balas para el altivo
 respondían
 y el sitio se iba estrangulando

                                                Y de pronto los sitiadores arremeten
 pero resisten los bastiones
 y hieren bien las piedras y los palos
 Se enfurecen los jinetes
 y confundidos con sus caballos
 piafando y escupiendo odio
 comienzan a matar  sillares y árboles
 lámparas y aves
 cristales y vecindario
 y toda cosa medianera
 para poder llegar hasta el blanco

                                                Ha muerto un niño
 ha muerto un niño: lo mató la caballada
 Venganza: ha muerto un niño
 Carabinas contra palos
 esbirros contra los niños
 caballos contra las manos

                                                (Los estudiantes rompen el sitio
 -ah cómo lo rompen-
 pero en vez de voces de victoria

 por sus heridos salen dando gritos
 y después por el niño muerto
 convocan terribles voces)

                                                Ha muerto un niño
 (nadie sabe su nombre
 nadie conoce su lugar
 De donde vino?
 Ha muerto un niño
 ha muerto un niño
 Con una bala en el cuello
 ha muerto un niño
Tenía diez años
 y se llamaba Augusto García
 Diez años tenía
 y ya hablaba como un hombre
 Ha muerto Augusto García
 Augusto García ha muerto
 (Ya todos saben su nombre
 ya todos conocen su lugar
 todos saben de dónde vino)

                                                Ha muerto un niño
 ha muerto un niño
 y en cada puerta la ciudad
 sacó su ira
 su ternura su mortaja
 y duros tambores redoblaron
 en las matrices de las madres
 y parieron ira y grandes legiones:
 toda la ciudad avanzaba
 -oh cómo avanzaba-
 mientras los sitiadores mataban

                                                Llovía el plomo
 cómo llovía

                                               Al amanecer
 toda la ciudad estaba llena de parapetos

 y gemían las campanas de las torres
 los corrillos se hacían tumultos
 y los tumultos escuadrones
 (Las ánimas de Bonifaz y Javier Sánchez
 regresaban del tiempo
 y en todos se metían)
 Todos acudían a defender su sangre
 y entre estos de pronto un hombre
 oscuro pero clarísimo de hombría
 llora al rojo
 llora cólera
 llora niños
 llora padres
 y con las manos vacías
 con el corazón lleno de luto
 con los hombres que acudían a dar pecho
 fue a echar furia
 y a clamar contra la muerte
 pero la bestia no se aplacaba
 Y Chicata cayó de golpe
 bajo los sables
 y su rostro quedó triste y verde
 como los membrillos helados
 y por su cráneo abollado se deshojaron
 sus sesos
 y allí mismo en plena calle como brazos
 retorcidos de dolor sus mismos sesos
 al rojo vivo lo velaron

                                                Ay las manos vacías
 el amor
 el magnánimo
 el ingenuo
 el huérfano de acero
 ay solamente el huérfano de odio
 su viuda
 sus propios hijos
ay el doble luto
 Jijunas los mulos sabios
 Jijunas los mulos verdes
 Jijunas los mulos ciegos:
 soldados de huacacara
 Jijunas de gallinazos:
 crespones de los soldados
 soldados hijos de yerbamota

                                                Ay su muerte en el suelo
 ay la cólera salida de madre
 ay su fecundo nombre
 ay su nombre imprecando

                                                Y corrió su muerte
 en fuertes alaridos y aldabones
 en grandes cantarillas de pena y de cólera
 y hasta las puertas secas se abrieron
 bramaron los hombres
 y llorando sus mujeres los arreciaron de ira
 hasta los niños se volvieron adultos
y todo el pueblo fue una terrible lloclla
 una convocatoria de campanadas
 y un incesante sacudir de piedras
 como a frutos de malignos perales

                                                Y mientras la recua se retiraba a sus cuevas
 el pueblo comenzó a extenderse como un río:
 iba a ser dueño de su voz y sus sillares
 Oh al atardecer la ciudad iba a volver
 a ser arroyo y cielo

                                                Al atardecer
 los traidores se llamaron videntes
 entregaron rehenes
 se llevaron las armas
 se dieron golpes de pecho
 y desde sus altos miradores
 agitaron banderas de paz
 mientras a toda fuerza retornaban los equinos)

                                               Y perdimos las calles
 y se tiñeron de sangre acequias y sillares

                                                Y durante cinco días luz fueron las lágrimas
 templos las trincheras sismos los lamentos y los himnos
 Y durante cinco días desde el suelo y desde el aire
 los soldados siguieron matando
 matando y enterrando
 a vivos y a muertos
 Y durante cinco días junio se tiñó de rojo
 -en las casas luto humeaba-
 y en vano se canjearon mujeres y patriarcas
 en vano el buen viejo Mostajo
 a cambio de todos se ofrecía:
 la dura paz a nadie le devolvió la vida:
 la tregua sólo volvió a matar

                                                Ay de los vencidos
 ay de los que quedaron vivos con tanta muerte gritando
 llorando con tanta ausencia
 ay de la paz de los soldados que asesinó a la tregua
 ay de la tregua que mató a Villegas
 ay de la tregua que mató a Bellido
 cuando avanzaban cantando
 y llevando en alto sus camisas de paz
 Ay de los que murieron sin dejar sus nombres
 ay el botín de la victoria
 el festejo de la bestia
 las cornetas y las órdenes
 ay el recuento:

                                                decenas de muertos reposan
 bajo la tierra
 de los cuarteles
 nubes de gallinazos señalan los cementerios
 y el agua roja de los torrentes

                                                 Ay los días llenos de pájaros grises
 los deudos abrazando a las sombras
 las bestias a mansalva en las esquinas
 los cráteres abiertos
 los fétidos embudos
 la nueva atmósfera de duelo
 las campanas quebradas
 y el triste redoblar de la ciudad
 Ay de su amor insepulto sacudiendo corajes
molles y trigales
 montañas y recuerdos
 Ay las vértebras altivas preparando el restañido
Ay las mutaciones
 ay cuándo junio dará la vuelta en su rueda
 para que vuelvan a su hogar los mulos
 y a la  vida a sus felices eras?
Ay los que murieron
 por salir a dar vivas y honras a Chicata
 Ay los que aún esperan
 la vuelta de Villegas y Bellido
 y de todos los combatientes no marcados en sarcófagos
 Ay el matecillo con sangre y la retama viuda
 ay los amarillos macamamas
 -traidores cubiertos con airampo-
 Ay el texao negro y la verbena roja
                                                los burgueses que se creen colorados
 los colorados pintados con un solo trapo
 Ay el huiro amargo y triste entre las ánimas

                                                Ay los muertos verdaderos
 ay de los vencedores:
 -malvados huacacaras
 hijos de la yerbamota-
 en cada amanecer el clarín
 los pondrá al lado de un muerto
 un muerto mirará siempre en sus ventanas
 y en sus puertas
 un muerto reventará las cinchas de sus cabalgaduras
 y ajustará las de sus propias cinturas
 Ángel terrible a su costado será el cadáver
 -ah guerrera paz de la conciencia-
 y el pan les sabrá a sangre y a hueso todos los días
 todos los días de junio golpearán en su sueño
 (negra catedral
 campana nona Torre de miedo)
 todos los días los muertos y los vivos
 arañarán sus almas

                                                Ay Chicata de sillar y de fábrica
 de herramienta y desacato
 de corazón de higo
 y gran esbozo de héroe:
 descansa en paz
 porque aquí
 en las mesas de a centavo
 en las orejas claras y en los ojos
 húmedos del pueblo vives
 y cada vez que las campanas nos llamen a la piedra
 y al doble sol bajo la pólvora
 recordaremos tu onomástico en rojas llamaradas

                                                Chicata -hombre todos los días
 y desde junio hermano insólito-
 si te recuerdo siempre
 a pesar de haberte conocido fúnebre
 si te saludo siempre como a un himno colorado
 es porque la protesta en Arequipa
 desde junio tiene la tremenda cara de un niño
 gimiendo entre tu rostro muerto

                                                Chicata: gran fábrica de amor
 hombre de todos los días
 y gran hombre en junio
 ay hombre y niño muerto
 ay junio: pesado catafalco.

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