lunes, 3 de octubre de 2022

Política

El Fracaso Electoral de la Izquierda Socialdemócrata y la Ausencia de la Izquierda Proletaria

Cesar Risso

LA IZQUIERDA HABÍA PERDIDO las elecciones desde antes de empezar la campaña electoral. Cuando el objetivo es que cierto candidato y agrupación gane las elecciones, dejando de lado los principios y su materialización en un programa, entonces todo se reduce en la lucha electoral a proponer a la población en general, que parte de la premisa de la existencia del sistema capitalista, al que no se pone en cuestión, un conjunto de promesas más o menos técnicas. Lo demás corresponde a la propaganda, ósea a la inversión en el negocio electoral.

Aun si alguno de los candidatos de izquierda hubiera ganado las elecciones, la izquierda igual habría perdido. Cuando la propaganda se agota en aspectos técnicos, sin la propaganda socialista, entonces, los pobladores están votando por las propuestas técnicas, sin considerar la crítica al capitalismo ni la necesidad de su superación.

Las encuestadoras preguntan cuáles creen que son los principales problemas que debe atender el nuevo alcalde, planteando una cartilla o induciendo a los encuestados a responder: la inseguridad ciudadana, la corrupción, el transporte, etc. Vale decir, que por ningún lado aparece como problema la explotación capitalista.

A pesar de lo que las encuestadoras inducen a responder a los ciudadanos, los candidatos más votados en Lima son aquellos que están vinculados con la corrupción (evasión de impuestos) y con denuncias de asesinato y violación. Esto puede conducirnos a pensar que, dado que tanto en los hechos como en la propaganda la inseguridad y la corrupción aparecen como los problemas principales en la percepción de los pobladores, entonces, por ese solo hecho, los candidatos que representan estos “problemas”, tienen la propaganda asegurada, es decir, tienen sobre ellos la mirada de los votantes.

Puede ser también, que debido a que estos candidatos están vinculados con supuestos actos de corrupción e inseguridad, estén más preparados para enfrentar estos males, dado que conocen el problema por dentro, según la percepción de los pobladores.

También podría considerarse que los candidatos sean representados, y así los vean los votantes, como personas de éxito. Éxito en el ámbito del sistema capitalista, con elevados ingresos, o con la habilidad de sortear las denuncias en su contra.

Quienes plantean que mientras más de izquierda sea la propaganda, menos votantes tendrán dichos candidatos, representan una tendencia derrotista del socialismo proletario. Esto se debe a que el sistema y el ambiente es capitalista, en el cual nos desenvolvemos todos; que la cultura es, no la de la solidaridad y reciprocidad, sino la del individualismo, que se sustenta en el éxito medido por las ganancias que se puedan obtener; que, por lo tanto, hacer propuestas socialistas a personas que solo ven la forma capitalista de vida, es perder votos, espantando a los votantes al presentarles análisis y promesas extraños a la forma en la que la mayoría concibe la realidad.

El resultado contrario a la izquierda es consecuencia de la falta de propaganda socialista permanente. La propaganda socialista de última hora, como recurso desesperado, es solo un manotazo de ahogado. No se puede esperar que un pueblo, cuya conciencia está repleta de capitalismo, ganancia y dinero, en una frase, de espíritu burgués, se incline hacia la izquierda.

Para colmo, la casi nula propaganda socialista, no es proletaria sino socialdemócrata. Esto quiere decir que el fracaso electoral de la izquierda es el fracaso de la socialdemocracia, que es el ala izquierda de la derecha, en cualquiera de las versiones en las que se ha presentado, capitalina o provinciana.

Para que la izquierda socialista gane en los procesos electorales, lo mínimo que debe darse es una permanente y amplia propaganda socialista, poniendo al desnudo los males que provoca el sistema de trabajo asalariado; así como la crisis de la burguesía, y la irracionalidad de sus intereses y propuestas, como parte de la crisis económica.

“La idea revolucionaria tiene que desalojar a la idea conservadora no sólo de las instituciones sino también de la mentalidad y del espíritu de la humanidad. Al mismo tiempo que la conquista del poder, la Revolución acomete la conquista del pensamiento.”1 (J. C. Mariátegui).

La propaganda socialista no solo debe ser la exposición de los principios del socialismo, sino de las formas de vida que se desarrollan en nuestro país, así como en cada rincón del mismo. No debe transformarse la propaganda socialista en un conjunto de dogmas, sino que debe de consistir en la explicación de las diversas formas en que la burguesía explota a las clases trabajadoras, es decir que los principios deben permitir iluminar las condiciones de vida de las clases trabajadoras. Solo así los trabajadores comprenderán por qué viven en la situación en la que se encuentran; por qué por más que trabajan no salen de la pobreza; por qué se encuentran desempleados; por qué se ven obligados a aceptar salarios miserables; por qué no pueden restaurar su salud cuando enferman; por qué se ven obligados a habitar viviendas precarias, etc.

        Una vez más la política socialdemócrata de la izquierda en su conjunto a conducido a luchar por ganar las elecciones, cuando de lo que se trata, en primer lugar, es luchar para que se comprenda el contenido de la crítica socialista, y en consecuencia lograr “ganar” la conciencia de las amplias masas populares.

        Lamentablemente la izquierda quiere ganar elecciones metiéndose en la camisa de fuerza de la derecha, presentando un programa con contenido burgués, o pequeño burgués, etiquetándolo como un programa de izquierda. ¿Cuál es la identidad de clase que se puede lograr con dicha política electoral?

        Lo que comúnmente se llama izquierda en nuestro país está compuesta por la socialdemocracia, que como hemos señalado en reiteradas oportunidades es el ala izquierda de la derecha. Esta se caracteriza por respetar el contenido del sistema capitalista, criticando únicamente las consecuencias negativas y los excesos. Esta tendencia propone mejorar las condiciones de vida de las amplias masas populares sin cambiar el sistema, es decir, manteniendo el sistema de trabajo asalariado. Este sector tiene dos vertientes, con un lenguaje más o menos radical, según el origen: capitalina o provinciana.

        Dentro de lo que se llama izquierda están también todos los sectores reformistas, que, si bien comprenden el contenido del sistema capitalista, consideran como la tarea del momento la lucha por las conquistas de las libertades democráticas. Esta tendencia tampoco hace propaganda contra el sistema capitalista, planteando en los periodos electorales programas de carácter técnico, y por lo tanto con contenido pequeñoburgués.

        Se encuentran también en el seno de lo que se llama izquierda las tendencias izquierdistas, que en su expresión más radical, redujeron el proceso de transformación del capitalismo en socialismo a acciones armadas, con sus diversas variantes, pero que no era otra cosa que un movimiento pequeñoburgués, que entre otras cosas planteaba la política burguesa de la entrega de la tierra a los campesinos, abandonando la propuesta proletaria de José Carlos Mariátegui de considerar a las comunidades campesinas como células del Estado socialista moderno.

        Todas estas tendencias han desarrollado propuestas y políticas reformistas. De un lado la socialdemocracia, consecuente con la clase social a la que representa (pequeña burguesía); así como las tendencias propiamente de izquierda, que han desarrollado políticas reformistas, inconsecuentes con la clase social a la que pretenden representar.

        La tarea de desarrollar la propaganda del socialismo, como labor permanente, corresponde al socialismo proletario. Esta tendencia, diseminada en pequeños grupos a nivel nacional, no ha logrado aun desarrollar los instrumentos materiales, aunque sí ha aportado importantes instrumentos intelectuales, para aportar al desarrollo de las condiciones subjetivas que conduzcan a la victoria final del socialismo.

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(1) José Carlos Mariátegui, La Escena Contemporánea, El Grupo Clarté.


Economía

La Visión Económica de la Ultraderecha en la Contienda Municipal

Cesar Risso

QUIEN SE TOME EL TRABAJO de revisar el plan de gobierno municipal de Rafael López Aliaga, se encontrará con un sin fin de propuestas. Resulta que la pobreza, la corrupción, la delincuencia, el desempleo, entre otros problemas que enfrentamos no solo en Lima, sino en todo el país, serán resueltos. Así son las campañas electorales, muchas propuestas hasta que concluye el proceso electoral, para encontrarnos luego con la realidad: el interés de determinada agrupación política y sobre todo de su líder, para alcanzar el objetivo, en este caso, de tener el derecho de colocar sus posaderas en el sillón municipal, y, por supuesto, todas las “ventajas” monetarias a que ello conlleva.

Se puede apreciar las propuestas de RLA como simples declaraciones, ya que no hay sustento técnico. Es decir, aquello que aparentemente es el aspecto fuerte en RLA no aparece en el programa municipal, que consiste en cómo va a implementar sus promesas electorales, cuál es el costo de cada una de sus promesas, y del total de lo que ha ofrecido.

Toda esta batahola de Rafael López Aliaga queda plasmada en la siguiente expresión: “Por esas razones les presento mis principales compromisos para transformar nuestra ciudad en una urbe LIMA: POTENCIA MUNDIAL”. Y, cuál es el argumento para que así sea; como no lo dice, entonces no existe tal, y, por lo tanto, el único sustento de tamaño logro es nada menos que SU VOLUNTAD. Vale decir, que no se ha evaluado en qué consistiría, o qué se tiene que hacer para transformar a Lima en potencia mundial. ¿Cómo una ciudad capital como Lima se puede convertir en una potencia mundial? Evidentemente esta expresión, a más de ser una afiebrada propuesta, ha tenido, al parecer, efectos propagandísticos favorables a su mentor.

En el segundo eje de su programa municipal, lucha contra la pobreza extrema, hambre cero, dice:

“Hay millones de limeños que no tienen recursos suficientes para alimentarse y menos para atender su educación, salud y vivienda. Esto se acabó”.

Algo parecido afirma para atender el problema del desempleo, o el de la salud, entre otros. Asimismo, buena parte de sus propuestas se sustentan en el voluntariado, vale decir que no es parte del presupuesto, sino que se trata de trabajo gratuito, y voluntario, del cual no dice de qué forma va a garantizar el número suficiente de voluntarios para realizar las tareas que propone.

        Así como en este caso, las expresiones que se utilizan tienen cierta ambigüedad. Palabras como incentivar, promover, e incluso otras que aparecen más firmes en el programa, como ejecutar, desarrollar, etc., denotan solo promesas, es decir, que su realización depende de factores ajenos a la “buena” voluntad de Rafael López Aliaga.

        Para cualquiera de dichas ofertas electorales, se requiere primero del estudio técnico correspondiente, tener la línea base. Pero esto no lo realizarán los mismos funcionarios de la municipalidad. Este trabajo tendrá que realizarse a través de consultorías, justamente las que tanto critica.

“Eliminaré todas las consultorías que han creado un sistema de corrupción dentro de la municipalidad de Lima. Una consultoría, de ser necesaria, deberá ser aprobada por mayoría del Consejo de Regidores Municipal”. (Negritas nuestras).

Nos encontramos también con un caso de egolatría aguda, puesto que se atribuye el poder de ser él quien resuelva los problemas de Lima. Es decir, que Lima no solo ha ganado un alcalde, con todos los “méritos” que él mismo se complace en propagandizar, sino que también ha ganado, según se deduce de sus expresiones, nada menos que una divinidad.

“Estoy convencido que con creatividad todo problema tiene solución y por eso podré resolver los graves problemas que afectan a mi querida ciudad de Lima y a sus pobladores”. (Negritas nuestras).

En su programa nos regala también una de las claves de la solución no solo de los problemas de Lima, sino de todos los problemas habidos y por haber: la creatividad.

        Como se puede apreciar, el elevado nivel de subjetividad de este personaje, atribuye todos los problemas a la falta de voluntad y creatividad. Y que, por ello, él puede resolverlos, puesto que, según él mismo cree, cuenta con ambos atributos.

        No hay, según su parecer, leyes económicas objetivas, que determinan las condiciones del desarrollo de Lima. Por eso es que atribuye a la falta de voluntad y creatividad, el origen de los problemas que se enfrentan. Así, la pobreza existe por falta de voluntad y de creatividad para enfrentarla; el desempleo se da porque no hay voluntad de enfrentarlo, ni creatividad para resolverlo; y así podemos repasar todos los problemas que Lima enfrenta, y dar la misma argumentación de su existencia y de su solución.

        Ni la más mínima mención del sistema capitalista con la explotación del trabajo asalariado, como la fuente de la pobreza, desempleo y demás problemas que enfrenta Lima.

Este personaje, que se declara honrado, honesto, transparente, aunque tiene varios asuntos pendientes, culmina diciendo que:

“[…] entre otras numerosas obras concretas, bajo la dirección del MEJOR ALCALDE DE LA HISTORIA RECIENTE DE LIMA, el Dr. LUIS CASTAÑEDA LOSSIO”.

Con este reconocimiento, son claros los principios a los que adhiere este curioso y festivo representante de la ultra derecha; y no por ello, podemos dejar de considerarlo menos fascista de lo que sus actitudes han evidenciado en los dos últimos procesos electorales.       

Internacionales

Guerra en Ucrania

Más Armas, Más Destrucción, Más Hambre en Europa*

 

Por Álvaro Verzi Rangel** | 03/10/2022 | Europa

Cuando asoma la posibilidad –cacareada incluso por el casi octogenario presidente estadounidense Joe Biden- de una guerra nuclear, el único camino sensato sería la reflexión, la diplomacia y la búsqueda exhaustiva de soluciones pacíficas, aceptables para ambas partes.

Ya se contabilizan seis mil civiles muertos, entre ellos más de 370 niños. Los llaman daños colaterales de la guerra. Y Estados Unidos decidió redoblar su apuesta por la continuidad de la guerra en Ucrania con la aprobación senatorial de 12 mil millones de dólares en nueva ayuda económica y militar para el gobierno de Kiev, con el fin de multiplicar las pérdidas materiales y humanas de la fuerza rusa.

Esta cifra se sumará a los 14 mil 500 millones “prestados” desde febrero -sin límites aparentes- al gobierno del comediante Volodymir Zelensky por sus pares de Occidente, corresponsable de tanta muerte y destrucción. 

El refuerzo de la provisión armamentística al ejército ucranio es un buen negocio para las corporaciones armamentistas sobre todo las de Estados Unidos, con la excusa de debilitar a Rusia, pero es muy improbable que lleve a una derrota rusa y a una recuperación completa de los territorios anexados a Rusia.

Naciones Unidas ya advirtió en junio de que la situación en el Mar Negro podía abocar al mundo a la peor hambruna en cien años, y sus consecuencias se están padeciendo en Europa occidental, con las colas de hambre en varios países y el frío por la falta de energía.

Pero también podrá cimentar la convicción del presidente ruso Vladimir Putin de que Ucrania es la punta de lanza de las maniobras occidentales para maniatar a Rusia e imponerle una sumisión absoluta al dominio global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Visto desde este punto de vista, el apoyo en logística, inteligencia y material bélico no hace sino retroalimentar los motivos que llevaron al Kremlin a emprender el ataque.

El pasado lunes, las autoridades danesas y suecas informaron de tres fugas de gas de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 que conectan Rusia y Alemania , tras dos explosiones cerca de la isla de Bornholm, en la zona por donde pasan los gasoductos. De inmediato surgió la idea del sabotaje o acto deliberado, en un escenario en el que las potencias europeas intentan reponer los suministros de gas ruso lo antes posible y temen la explosión de los costos de la energía.

Que se trata de un acto deliberado y que hay actores estatales detrás del sabotaje es seguro. El evento confirma la dinámica de escalada en el conflicto entre Rusia y las potencias occidentales. Más allá de quien sea responsable del sabotaje, Europa entró en una fase de guerra y disputas entre el «bloque occidental» y Rusia en la que se comienza a atacar infraestructuras esenciales, alertando sobre la desastrosa perspectiva de un conflicto nuclear.

Los gobiernos europeos se han estado preparando durante todo el verano para transitar un mercado de gas europeo sin gas ruso pero esto requiere que pongan en marcha un plan energético capaz de satisfacer a todos y no perjudicar a nadie. Pero las crisis que han sacudido a la UE en los últimos años demuestran que esta situación corre el riesgo de suscitar sentimientos nacionalistas y reaccionarios, más allá del descontento social que podrían amenazar a los gobiernos de turno.

“Hambrunas y frío: así es el otoño que planifica Putin para rendir a Occidente desde el punto de vista comercial”, dice la prensa occidental. Desde el punto de vista diplomático, habría que ceder en las sanciones para que Rusia ceda en su bloqueo. Parece un quid pro quo en toda regla”, añaden. Josep Borrell, en nombre de la Unión Europea, se lamentaba de que Putin utilizara el hambre como un arma de guerra. 

Mientras, Putin anunció oficialmente la anexión a Rusia de las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, tras los referendos hechos en esos territorios y dijo que los habitantes de esas zonas serán ciudadanos rusos para siempre. 

Si bien la guerra contra Rusia despierta entre los ciudadanos y la clase política ucraniana sentimientos rusófobos –que no son nuevos- y exacerbe el patrioterismo belicista, ya comienzan a comprender que es el pueblo ucraniano el que está siendo usado como carne de cañón en una disputa geopolítica en la que no tienen nada que ganar y sí demasiado que perder. Algo así como perder el futuro.

Todos sabemos que las guerras sólo tienen tres salidas posibles: la aniquilación del adversario; la prolongación por tiempo indefinido de un conflicto de baja intensidad -como en Cachemira o Nagorno Karabaj-, o sentarse en las mesas de negociaciones, para salvar vidas, evitar mayor devastación, ahorrar recursos, terminar con los negocios de las corporaciones armamentistas e iniciar la reconstrucción de Ucrania.

Nadie quiso escuchar el llamado del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador para buscar una solución negociada. 

Seguramente, el cese del fuego no significará el fin del conflicto. Las intervenciones basadas en sanciones comerciales y el suministro de armas no acabarán con la guerra, sino que lograrán que sea aún más devastadora, con impactos desestabilizadores para la economía europea y de todo el mundo. Todos sabemos que en estos siete meses de batallas, ambos bandos han cometido atrocidades y han cruzado líneas.

Pero cuando asoma la posibilidad –cacareada incluso por el casi octogenario presidente estadounidense Joe Biden- de una guerra nuclear, el único camino sensato sería dar margen a la reflexión, la diplomacia y la búsqueda exhaustiva de soluciones pacíficas, aceptables para ambas partes. Aunque hoy resulta difícil saber si las partes son Ucrania y Rusia, o también Estados Unidos y los países de alianza belicista OTAN.

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(*) Tomado de Rebelión: https://rebelion.org/guerra-en-ucrania-mas-armas-mas-destruccion-mas-hambre-en-europa/

(**) Álvaro Verzi Rangel. Sociólogo venezolano, Codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia y analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Fuente: https://estrategia.la/2022/09/30/guerra-en-ucrania-mas-armas-mas-destruccion-mas-hambre-en-europa/



¡Ya se ha Iniciado el Entierro del Hiyab Obligatorio, el Entierro de la Integración de la Religión con el Estado! ¡Terminémoslo!

Comunicado del Partido Comunista de Irán (mlm)

EL HIYAB OBLIGATORIO ESTÁ ARDIENDO en las llamas de la furia del pueblo en decenas de ciudades y aldeas, abriendo un camino hacia el derrocamiento de la República Islámica y el entierro de “la integración de la religión y el estado”. En 1979, el decreto del hiyab obligatorio de Jomeini fue el comienzo del establecimiento de un régimen fundamentalista islámico que lo abarcaba todo. El entierro del hiyab obligatorio acelera el proceso de derrocamiento de este régimen religioso fascista a pasos agigantados. El hiyab obligatorio y la ley sharia (la integración de la religión y el gobierno) allanaron el camino para que la República Islámica pisoteara los derechos básicos más amplios del pueblo en todos los aspectos de la vida: supresión del disentimiento; libertad de pensamiento, expresión y publicación; libertad de asociación y partidismo; supresión de las nacionalidades oprimidas; represión de trabajadores, estudiantes y maestros, etc. El hiyab obligatorio es el aglutinante que articula a la República Islámica, como han enfatizado sus líderes, “mantenerla en pie es aún más importante que el antiamericanismo”.

Nunca debe olvidarse que la “contribución” de los imperialistas, especialmente los imperialistas estadounidenses, especialmente a la consolidación y fortificación del fundamentalismo islámico en Irán y todo el Medio Oriente ha sido enorme. En 1979, Estados Unidos y otras potencias capitalistas imperialistas abrieron unánimemente el camino para que los fundamentalistas islámicos tomaran el poder en Irán. En ese momento, el imperialismo estadounidense dirigía a la sociedad estadounidense y al mundo en el marco de sus campañas de rivalidad contra la Unión Soviética y contra el comunismo, lo que fortaleció los cimientos de su poder dentro de los Estados Unidos contra los efectos del auge de luchas revolucionarias de las décadas de 1960 y 1970 y fortaleció su hegemonía imperialista en el Medio Oriente contra su rival imperialista, la Unión Soviética, que todavía usaba la máscara del socialismo. Dentro de Irán, el anticomunismo era parte de su enfoque político contra el verdadero movimiento comunista que estaba cobrando influencia, a pesar de la sangrienta represión del régimen del Cha.

Aunque el propio gobierno de los Estados Unidos se basa en “la separación entre la iglesia y el estado”, el gobierno de los Estados Unidos, tanto las facciones demócratas como republicanas, ha convertido este principio en un asunto muy relativo que se remonta a la década de 1950 cuando agregaron las palabras “bajo dios” a la ceremonia de juramentación de sus presidentes. Estos cambios de política aumentaron la influencia de los fascistas cristianos fundamentalistas en los cargos de gobierno de Estados Unidos, donde se atrincheraron aún más, abriendo la puerta al poder durante la presidencia de Trump (2016-2020), cuando su influencia creció a pasos agigantados. Nunca debe olvidarse que amarrar la posición de esclavitud de la mujer en la familia y la sociedad es uno de sus principios más sólidos para gobernar la sociedad estadounidense y el mundo.

Por lo tanto, cualquier ilusión de apoyo imperialista estadounidense a las mujeres iraníes, ya sea de demócratas o republicanos fascistas, es una gran traición a un movimiento que ha comenzado a enterrar la misoginia en Irán. Deberíamos aprender de la amarga experiencia de Afganistán donde Estados Unidos no solo redactó una constitución para Afganistán basada en el Islam Hanafí, sino que también abrió el camino para el regreso del Talibán.

Como hemos enfatizado repetidamente, el fundamentalismo islámico y el imperialismo son dos sistemas anticuados que deben ser derrocados. Aunque los fundamentalistas islámicos gobernantes en Irán y en otras partes del Medio Oriente han estado en desacuerdo con el imperialismo, su objetivo nunca ha sido romper con el imperialismo y con la propiedad privada del capitalismo. Más bien, han perseguido sus horizontes e intereses sociales y políticos dentro de este sistema capitalista-imperialista.

Las cadenas del cautiverio religioso deben ser derribadas

Todas las religiones en el mundo, y especialmente las religiones abrahámicas (islamismo, cristianismo y judaísmo), son religiones patriarcales saturadas de relaciones sociales de superioridad masculina sobre las mujeres, y el trato dado a las mujeres como menos que seres humanos. Enfatizan abierta y violentamente la necesidad de que las mujeres se sometan a los hombres, la dominación del padre y del esposo, y de todo varón sobre cualquiera del género femenino en la familia, la tribu y la sociedad. Al unir estos principios arcaicos a la máquina capitalista, se ha creado un terror sin fin y único para las mujeres en Irán y el mundo. Todos los movimientos religiosos fundamentalistas en el mundo, incluidos los islámicos, cristianos, judíos, hindúes, etc., tienen un elemento común epistemológico y político muy importante: todos son anticientíficos y ven la religiosidad como un factor importante para mantener a las sociedades bajo su control cohesivo. Este es el caso de los fascistas cristianos en Estados Unidos que hoy se concentran en el Partido Republicano. La abolición del derecho al aborto en Estados Unidos por parte de jueces que apoyan a estos fascistas evidencia este hecho.

Hoy, en el marco del mundo en que domina el capitalismo, existirán sin duda intereses sociales y de clases de fuerzas sociales anticuadas y reaccionarias en todos los ámbitos de las relaciones económicas, políticas y sociales que se adhieren a la religión. Únicamente una república socialista puede garantizar la “separación entre la religión del estado”. Esta separación significa quitar la religión de todas las esferas públicas de la sociedad y el gobierno; significa que el estado debe garantizar que la religión se restrinja a la esfera privada de los ciudadanos, inclusive con la adopción de una Constitución y leyes en varios ámbitos que lo mandatan, incluida la educación primaria y superior, la atención médica, la economía y la propiedad, y en general dentro del alcance de las atribuciones y deberes de los tres poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

Para lograr hacer avanzar la lucha que se ha iniciado y eliminar todas las formas de opresión y explotación, se debe desechar la superstición religiosa en cualquier forma y se deben romper las cadenas ideológicas del pensamiento religioso y reemplazarlas por una concepción del mundo, método y enfoque científicos de la realidad.

En particular, si realmente queremos comprender la raíz de los problemas actuales de la sociedad humana y cómo solucionarlos, debemos adoptar el método y enfoque del nuevo comunismo [desarrollado por Bob Avakian] y emprender el verdadero camino de la lucha para erradicar toda forma de opresión y explotación por medio de la revolución comunista y el establecimiento de la Nueva República Socialista de Irán, cuyos elementos específicos se establecen en el documento “Constitución para la Nueva República Socialista de Irán”.

¡A enterrar el hiyab obligatorio!

¡A derrocar a la República Islámica!

¡Adelante hacia el establecimiento de una Nueva República Socialista de Irán!

Partido Comunista de Irán (marxista-leninista-maoísta)

23 de septiembre de 2022

Fuente: revcom.us

Nota de la redacción de la revista Revolución: los voluntarios de Revcom se responsabilizan de esta traducción.


Ciencia

Acerca del Carácter Revolucionario del Desarrollo de las Ciencias Naturales*

B. M. Kédrov

EL ARTÍCULO "¿Cómo se desarrolla la ciencia?" de V. L. Guínzburg, escrito a propósito del libro "La estructura de las revoluciones científicas" de T. Kuhn, dio inicio a un debate sobre esta cuestión de gran relevancia. Como ya señaló V. L. Guínzburg, a T. Kuhn le interesa sobre todo el lado estructural, yo diría formal, de las revoluciones científicas y prácticamente no trata el aspecto substancial. Independientemente de dónde y cuándo tenga lugar la revolución científica, a qué rama específica de las ciencias naturales afecte, para T. Kuhn lo importante es establecer que siempre y en todas partes se observa uno y el mismo carácter, a saber, que el cambio de un paradigma a otro, incluso la transición de paradigma a paradigma, se realiza siempre por medio de una revolución.

La idea expresada de esa forma tan general suena bastante trivial, ya que desde hace mucho tiempo en la historia de la ciencia, y especialmente en la dialéctica, se estableció la tesis de que los períodos evolutivos en el desarrollo son sustituidos con cambios abruptos y revolucionarios que suponen una "ruptura de la gradualidad", dando inicio consigo al comienzo de una fase del desarrollo nueva y aún más elevada.

El mérito de T. Kuhn radica en que atrajo la atención de un amplio número de historiadores de la ciencia y científicos contemporáneos hacia el problema de las revoluciones científicas en general y que supo precisar la tesis general sobre la relación entre las fases evolutiva y revolucionaria del desarrollo, introduciendo una noción particular de paradigma, que juega un papel decisivo en su obra.

No obstante, me parece que en principio no se puede examinar la cuestión de la revolución, dondequiera que se produzca, sólo desde el punto de vista de la forma de su curso y estructura eludiendo puntos centrales en el aspecto dado: su contenido, naturaleza, causas que la desencadenaron y demás. Esto aplica no solo a las revoluciones sociales, sino también a las revoluciones en ciencia y tecnología, incluidas las revoluciones en las ciencias naturales. Como en todas partes, en todos los procesos y objetos del mundo, también aquí forma y contenido son inseparables y se condicionan mutuamente, constituyendo una unidad viva de contrarios. Por esta razón, las revoluciones científicas de los siglos XVI, XVII y XVIII, que por su contenido se ajustan en gran medida a un tipo general, son, sin embargo, notablemente diferentes de las revoluciones científicas del siglo XIX y, estas últimas, de la "revolución más reciente en ciencias naturales", que comenzó en la frontera de los siglos XIX y XX, extendiéndose a lo largo de este último. No se diga ya que todas estas se diferencian de manera fundamental de la revolución científico-tecnológica, desplegada a mediados de nuestro siglo. Cada revolución científica debe estudiarse de manera individual, como un fenómeno único e irrepetible. Este carácter singular de cada revolución científica es el que destaca en primer lugar en el foco de atención del historiador de la ciencia, que estudia el desarrollo de las ciencias naturales1.

Más concretamente, se trata de lo siguiente: primero, en qué peldaño del proceso general del conocimiento de la naturaleza tuvo lugar una revolución científica determinada, ya que cada peldaño impone su propia impronta específica tanto al contenido como a la naturaleza de la revolución acometida en la ciencia; segundo, exactamente en qué rama de la ciencia tuvo lugar, ya que el contenido de la revolución científica se determina en gran medida por la naturaleza del objeto de estudio; tercero, cuál es la conexión entre la revolución científica investigada y los procesos tanto socioeconómicos como ideológicopolíticos que se sucedieron en una época dada, en un país determinado y que de una manera u otra influyeron en la revolución en la ciencia; cuarto, cuál es la dependencia entre dicha rama, que ha sufrido una ruptura revolucionaria, y el nivel y carácter del desarrollo de la tecnología y la industria, con sus demandas y necesidades; y finalmente, en quinto lugar, el historiador de la ciencia está interesado en los hombres de ciencia que emprendieron la revolución, su laboratorio creador.

Se puede añadir también que es necesario tener en cuenta el estado y la naturaleza de la educación secundaria y superior en el país donde se produjo la revolución científica, el nivel de las publicaciones científicas, las revistas científicas, el grado y formas de organización de la actividad científica, comunicación científica, etcétera.

Un análisis concreto de cada revolución científica desde esta perspectiva o, dicho de otra manera, desde el contexto específico en el que se produce, constituye una tarea crucial del historiador de la ciencia en esta área de investigación.

APARIENCIA Y REALIDAD

Reviste un interés significativo el análisis comparativo de las diversas revoluciones científicas desde el punto de vista de la revelación de lo que tienen en común.

Ahora bien, lo común no puede tomarse en abstracto, en forma aislada de la idiosincrasia de cada una de las revoluciones científicas. El abstraerse de sus peculiaridades convierte ineludiblemente los elementos comunes que se revelan en ellos en un esquema desnudo, en palabras huecas, carentes de contenido concreto vivo. En un grado significativo toda la construcción de T. Kuhn se apoya en conceptos generales de las revolución científica y paradigmas, esta es su falta.

A fin de aclarar lo dicho, pasemos a la consideración de las primeras revoluciones en las ciencias naturales. Consistieron en la demostración para el hombre de la necesidad de observar con la mirada del pensamiento el lado interno de las cosas y los fenómenos, su esencia, que resultaba invisible y escurridiza en lo sensible.

Es sabido que el cristalino del ojo humano está diseñado de tal manera que en la retina se da la imagen del objeto al revés, es decir, con la cabeza abajo. Pero poco después del nacimiento de un niño, su cerebro en desarrollo realiza sus propios ajustes en la percepción visual y aprende a percibir la imagen de un objeto de acuerdo a cómo existe en la realidad, es decir, con las piernas hacia abajo. Y para ello es necesario dar la vuelta a la imagen que se imprime en la retina debido a la acción del cristalino. Tal inversión de la imagen representa el prototipo de las primeras revoluciones científicas: en el período más temprano del surgimiento del conocimiento científico, la imagen del objeto estudiado (debido a la adopción de la apariencia por realidad) apareció de forma invertida. Hubo que darle la vuelta para colocarlo en conformidad con la realidad. La práctica (tecnología, industria y producción) también necesitaba esto, ya que las "ideas invertidas" no podían satisfacer plenamente sus necesidades urgentes.

Las primeras revoluciones científicas en las ciencias naturales resolvieron exactamente este problema, colocando las concepciones teóricas en conformidad con la realidad.

Lo entenderemos con más detalle al utilizar el ejemplo de dos revoluciones científicas: en la astronomía, donde la revolución se vinculó con el nombre de Copérnico (mediados del siglo XVI), y en la química, donde se asoció con el nombre de Lavoisier (finales del siglo XVIII). Antes de Copérnico, en la astronomía imperaba la doctrina geocéntrica de Ptolomeo, que nació de la observación directa de los cuerpos celestes: el Sol sale y se pone, las estrellas se mueven por el cielo nocturno, etcétera. Ptolomeo puso esta apariencia inmediata en la base de su doctrina, aseverando que la Tierra está en el centro del universo y que todos los cuerpos celestes se mueven a su alrededor.

La esencia del descubrimiento de Copérnico fue el rechazo a aceptar esta apariencia como realidad.

Habiendo demostrado que la Tierra, junto con el resto de planetas, gira alrededor del Sol y al mismo tiempo alrededor de su propio eje, realizó la primera revolución en la ciencia.

En química encontramos un cuadro análogo. Las personas consideraban desde tiempos inmemoriales que la combustión es destrucción, desintegración de los cuerpos en sus partes constitutivas; la llama (fuego) constituye una de estas partes, escondida hasta entonces en el interior del cuerpo ardiente. La compleja evolución de las ideas desde el "azufre" (sulfuro) de los alquimistas y los iatroquímicos a través de la tierra grasa (inflamable) de J. J. Becher condujo al flogisto de G. E. Stahl. La combustión es la desintegración de cuerpos complejos, sólo los cuerpos complejos pueden arder, sostuvo Stahl.

A semejanza de las enseñanzas de Ptolomeo, la teoría del flogisto se basaba por entero en la apariencia inmediata: ¡un edificio en llamas se derrumba! Y al igual que Copérnico, que dio directamente la vuelta a las antiguas relaciones de las cosas, Lavoisier realizó la misma operación en química. Demostró que la combustión no es en absoluto la desintegración de los cuerpos, sino, por el contrario, su combinación con el oxígeno, que los cuerpos simples capaces de combinarse con el oxígeno pueden arder. La base cognitiva de ambas revoluciones, en astronomía y en química, resulta de esta manera común y se expresa mediante el mismo procedimiento, que simboliza la transición revolucionaria de la ciencia correspondiente desde su estado inicial, "infantil", al estado de madurez.

LA DESTRUCCIÓN DE LA CREENCIA EN LA INMUTABILIDAD

Las siguientes revoluciones científicas fueron en algo similares a estas primeras revoluciones científicas, pero diferentes de ellas en algo muy importante. Estas nuevas revoluciones destruyeron las arraigadas representaciones sobre la eternidad y la inmutabilidad de la naturaleza y sus leyes. Estas representaciones fueron el resultado de la aparente constancia a primera vista de los objetos y procesos de la naturaleza, de sus conexiones y movimientos. En consecuencia, como en el caso de las (primeras) revoluciones anteriores, aquí se trataba de la destrucción de lo aparente, que se tomaba por realidad. Sin embargo, aquí yace una diferencia profunda: antes la cuestión tenía que ver con que la apariencia ocultaba la verdadera esencia de las cosas y los fenómenos, y las primeras revoluciones científicas, al romper este tipo de representaciones, contribuyeron a la revelación y hallazgo de la esencia hasta entonces oculta. Ahora el asunto se trataba de que la creencia no destruida del todo en la apariencia (lo aparente) dio la posibilidad de atribuir a la esencia hallada de las cosas, así como a las cosas mismas y a la naturaleza en su conjunto, la ausencia en esta del carácter de inmutabilidad absoluta. En consecuencia, las revoluciones científicas que siguen a las primeras constituyen revoluciones científicas, por así decirlo, de segundo orden, fase o tipo. Cada una de ellas al inicio abrió una brecha en la visión metafísica fosilizada de la naturaleza (desde mediados del siglo XVIII hasta principios del segundo tercio del siglo XIX), posteriormente todas juntas destruyeron la base misma de dicha visión (segundo tercio del siglo XIX) y comenzaron a avanzar en la perspectiva recién surgida del mundo como cambiante y en desarrollo (último tercio del siglo XIX).

El comienzo de esta serie de nuevas revoluciones fue establecido por la hipótesis de I. Kant y P. Laplace (en astronomía), continuada en química por J. Dalton, J. J. Berzelius, F. Wöhler y otros, en física M. Faraday, R. Mayer y otros, en geología Ch. Lyell, en biología J. Lamarck, M. Schleiden y T. Schwann y, especialmente, Ch. Darwin.

Al mismo tiempo, se observaron circunstancias complejas cuando la idea de desarrollo comenzó a penetrar en la biología antes de la eliminación de las ideas del teleologismo (J. Lamarck) o cuando la característica "inversión" mencionada con anterioridad, intrínseca a las primeras revoluciones, ocurrió simultáneamente al derrumbe de la fe en una sustancia inmutable (R. Mayer y otros).

De una forma u otra, las revoluciones científicas del siglo XIX se diferenciaron significativamente, por su contenido y diversidad individual, no sólo de las primeras revoluciones científicas, tomadas en su conjunto, sino también entre sí.

Lo mismo observamos en el siglo XX.

El viejo cuadro físico del mundo, que llegó al siglo XX, se construyó sobre la idea de la existencia de algunas formas y tipos de ser elementales iniciales, constituyendo presuntamente los ladrillos del universo. A estas se las consideró como las "últimas" partículas de la materia: átomos eternos e indivisibles, elementos químicos no convertibles e indescomponibles, tipos igualmente eternos de la materia, dotados de masas mecánicas constantes, pesos atómicos. El mundo entero era considerado fluido y cambiante a excepción de esta esfera de formas elementales del ser, sobre la cual se construyó como piedra angular el cuadro completo del mundo.

La "nueva revolución en las ciencias naturales" comenzó con la destrucción de esta misma piedra angular de la vieja visión del mundo, de la naturaleza. Si "todo cambia", entonces los átomos, los elementos, la masa, el espacio y el tiempo, todas las formas elementales del ser y tipos de materia también deben cambiar. Esto fue evidenciado por los descubrimientos físicos hechos a finales del siglo XIX y el XX. Aunque esta "novísima revolución" fue una continuación directa de las revoluciones anteriores en las ciencias naturales, difería significativamente de ellas, ya que estaba relacionada con los primeros grandes avances llevados a cabo por el hombre en el interior del átomo, en la esfera del microcosmos. La idea sempiterna de la existencia de los primeros ladrillos del universo, de sus cimientos originarios, se derrumbó.

La fase consiguiente de esta misma novísima revolución en las ciencias naturales, que siguió a principios del primer y segundo cuarto de nuestro siglo [siglo XX. CH], destruyó otra convicción igualmente eterna: la de que el modelo de los microfenómenos puede examinarse como una imagen macro palpable de modo sensible de los microfenómenos. La mecánica cuántica, en unión con la teoría de la relatividad, rompió la misma base de esta creencia, mostrando que una partícula elemental no puede ser representada por ningún modelo (mecánico) sensualmente palpable, así como el movimiento de un electrón dentro de un átomo no puede compararse con el movimiento de un planeta alrededor del Sol.

Posteriormente, se destruyó la representación de una clara distinción entre tipos de materia, como la materia y la luz, ya que se demostró que existe una conversión mutua de partículas elementales, por ejemplo, la conversión mutua del par electrón-positrón y los fotones.

UNIDAD DE LO UNIVERSAL, LO PARTICULAR Y LO SINGULAR

Todas las revoluciones científicas, por su contenido y por el contexto histórico concreto en el que tuvieron lugar, son tan diferentes entre sí, cada una de ellas es tan plena de una idiosincrasia inherente solo a ella, que es imposible considerar agotado su estudio mediante el sometimiento a uno u otro esquema abstracto. Aunque en todos estos casos, siguiendo a T. Kuhn, se podría decir que en cada ocasión se produjo una ruptura del sistema de conceptos (representaciones, principios) interrelacionados y previamente establecidos, que T. Kuhn denomina paradigma, sin embargo, debido a su extremada generalidad y por lo tanto a su carácter abstracto, dicho enfoque poco puede aportar para un estudio profundo del proceso del desarrollo revolucionario de las ciencias naturales; para ello es sobre todo necesario considerar ampliamente los datos de un análisis significativo de la idiosincrasia individual de las diferentes revoluciones científicas.

Con respecto a las revoluciones científicas y su análisis lógico-histórico, se puede revelar en ellas la unidad de lo universal, lo particular y lo singular. Lo universal consiste en que todas ellas son revoluciones que cambian el movimiento previo del pensamiento evolutivo relativamente sereno (lo que T. Kuhn, repito, llama paradigma). Lo particular es lo que las une en tipos específicos, dependiendo de en qué peldaño del conocimiento de la naturaleza (de su curso general) se realicen, qué es exactamente lo que someten a una ruptura radical. Lo singular es la peculiaridad, la individualidad de cada una de ellas por separado, su unicidad, su excepcionalidad. El análisis dialéctico tiene en cuenta estos tres aspectos en unidad e interconexión. Ninguno de estos aspectos, tomado de manera aislada, da la posibilidad de comprender las revoluciones científicas en su totalidad y profundidad.

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(*) Tomado de: https://edicionesedithor.weebly.com/uploads/9/5/5/7/95575174/textos_libres-kedrov-caracterrevolucionario.pdf

(1) Esto se puede ilustrar en el ejemplo de otra obra de T. Kuhn, llamada "La revolución copernicana", a la que V. L. Guínzburg ya hizo referencia en su artículo. (Kuhn T. The Copernican Revolution. Cambridge. Mass., 1975.)

Literatura

Lecturas y Relecturas: Carlos Marx vs. Martha Hildebrandt

Julio Carmona

RELEYENDO EL TEXTO de Marx, «Carta a Pavel Annenkov», al que mucho se recurre por ser una magistral síntesis de sus ideas en varios tópicos, especialmente el económico —por cierto— rescaté la siguiente cita, más que nada por su perfección formal, casi casi prosa poética:

«La pólvora continúa siendo pólvora, indistintamente de que se la emplee para herir a un hombre o para restañar sus heridas». (Marx, 1973: 535).

Y me sirve ahora para cotejarla con otra lectura del libro de la lingüista Martha Hildebrandt (2011), 1000 palabras y frases peruanas1. Ahí la autora —con esa pedantería proverbial que la personaliza— dice de la palabra restañar que

«no puede referirse —ni siquiera en sentido figurado— a una herida: se restaña la sangre de una herida, no la herida misma» (p. 285. Cursiva mía).

Pero la soberbia congénita que —ya dije— personaliza a la doctora Hildebrandt, hace que desbarre en más de una oportunidad al tratar del sentido figurado de algunos de los artículos que recopila, pues lo característico de este (del sentido figurado) es la desnaturalización del concepto o la idea en su acepción primigenia, recta, específica, ceñida a lo etimológico.

Y, en el caso referido, si el DRAE y la etimología señalan —como lo precisa la lingüista— que ‘restañar’ es «detener una hemorragia o el derrame de otro líquido», pues —dice— «viene del latín restagnare ‘inundar’ o ‘estancar’, referido al agua que se desborda y forma lagunas o estanques», entonces, precisamente (agrego yo), el sentido figurado (por ejemplo, la metonimia) estaría asumiendo al continente (herida) por el contenido (sangre)2; por lo tanto, sí se puede usar en sentido figurado la frase «restañar sus heridas», contrariando lo dicho por la lingüista, amén de que ella misma se contradice, pues es suya la tesis de que es el «mal uso» (si este fuera el caso, y no lo es) el que se impone en materia lingüística. En tal sentido, si el uso de ‘restañar’ no es solo del habla vulgar3 sino del «habla culta del Perú y de otros países de América» (como ella lo afirma al iniciar su comentario del artículo aludido), ese supuesto mal uso es el que se impone; ergo, éste le da carta de ciudadanía.

Pero en el libro citado hay otras muestras de la limitada sagacidad que manifiesta la autora respecto del uso figurado. Veamos. Al tratar el artículo «bobo», ella misma dice que viene del latín balbus ‘tartamudo’ (p. 46), y precisa que

«en el habla popular peruana se ha extendido modernamente un uso sustantivo de bobo que designa el ‘reloj de pulsera’ y el ‘corazón’4.» Pero, de inmediato, acota lo siguiente: «La relación entre el tic tac del reloj y los latidos del corazón es entendible; no así la que pudiera existir entre tonto y reloj o corazón, documentada en gran parte de Sudamérica».

Y sobre el particular se debe decir que, si ella misma proporciona la etimología, en su acepción de «tartamudo», esta connotación es perfectamente transferible a los casos aludidos (es decir, que tonto, reloj y corazón, sí, se condicen con bobo), en sentido figurado, considerando que ese sonido tartamudeante, repetitivo, atosigante, bien puede relacionarse con una acción tonta o boba. Llama, pues, la atención que la lingüista se sorprenda con ese nexo de sonoridades, negándole pertinencia (dice que ‘no es entendible’) a pesar de que sí la admite en otro caso (aunque también le parece sorprendente). Veamos:

«Chanfainita. Este diminutivo de chanfaina (que en el Perú puede significar ‘desorden’) designa entre nosotros un guiso preparado a base de bofe de vacuno5. Chanfaina viene del catalán sanfaina, equivalente de nuestra chanfainita. Y sanfaina viene, a su vez, del latín simphŏnĭa, es decir: ‘sinfonía’. Chanfaina se documenta en castellano desde el siglo XVII ya con el sentido de ‘guisado de bofes’»6 Pero agrega la peculiar lingüista: «Sorprendente ejemplo de íntima relación entre un modesto guiso y la más excelsa expresión de la música culta» (p. 74).

Con lo que ella misma desautoriza su anterior observación de bobo atribuido a tonto y corazón. Y en el caso específico de chanfaina, cabe preguntarse: ¿Por qué se sorprende la célebre lingüista de esa hibridación de «lo culto» con lo popular?, si bien se sabe que ese comercio es fluido. Pero, al parecer —para la lingüista Hildebrandt— lo es por el atrevimiento del pueblo de degenerar al habla culta. El refinado oído de la lingüista no admite mezclar ciertos sonidos —también refinados— con otros más pedestres o «de a pie»; en el caso de la chanfainita: el sonido bastante estridente de la fritanga y la armonía sinfónica.

Sin embargo, hay otras opiniones de la misma lingüista que explican esa deficiencia interpretativa; por ejemplo, en el artículo referido a la frase

«De color de hormiga», dice: «Esta locución adjetiva se usa en el Perú y en otros países de América para expresar que una situación ha empeorado o se ha hecho crítica; de color de hormiga se emplea con verbos como ponerse o estar.» (p. 117).

Hasta aquí la explicación denotativa; pero luego viene la interpretación (en el plano connotativo) de la Dra. Hildebrandt, que es donde desbarra. Dice:

«La alusión al color negro del insecto mencionado es clara como símbolo de peligro o gravedad, pues se basa en la inmemorial asociación del color negro con la desgracia y en los seculares usos negativos de ese adjetivo.»

Y, en principio, en la frase misma no hay ninguna alusión al color negro, porque no todas las hormigas son de ese color. Es como si al emplearse la siguiente frase: «Del color de África», también se dijera que se está aludiendo al color negro, cuando bien se sabe que no todos los africanos lo son. En todo caso, la alusión a la hormiga podría referirse a su pequeñez que es poco distinguible a simple vista, y no a su color.

Y la explicación de sus falencias hermenéuticas —sí aludida— está en su precaria capacidad interpretativa, al extremo que —cuando se da por vencida— opta por la evasión o —para usar una frase cara a don Antonio Machado— por «saltársela a la torera». Veamos un ejemplo:

«Como la mona. Esta locución adverbial peruana y rioplatense significa ‘muy mal’, generalmente en respuesta a preguntas sobre la condición de personas o asuntos. Verbos como estar, resultar, salir o andar, antecedidos por el interrogativo ¿cómo?, son usuales: –¿Cómo va el negocio?Como la mona. —¿Cómo estás de tu alergia? Como la mona.» [Y concluye la ilustre lingüista]: «Queda en el aire qué relación puede tener la hembra del mono con graves situaciones de problemas» (p. 96).

Y una posible interpretación es la que se desprende de la forma como hace quedar su interpretación la señora Hildebrandt: «queda en el aire», es decir, quedarse colgado del aire, en situación difícil en la copa de un árbol para el caso de la mona, es lo que se podría atribuir a la frase para encontrarle la pertinencia que la afamada lingüista no es capaz de intuir.

Sobre estas disquisiciones lingüísticas, para terminar, lo hago como al comenzar, citando a Marx que —en carta dirigida a Engels— dice:

«¿Qué diría el viejo Hegel si en el otro mundo se enterase de que general (Allgemeine) no significa entre los pueblos germanos y escandinavos otra cosa que la tierra comunal y que lo particular (Sundre, Besondre) no es sino la propiedad privada (Sondereigen) segregada de esta tierra comunal? ¡Maldición! Resulta que las categorías lógicas, a pesar de todo, se desprenden directamente de ‘nuestras relaciones’.» (Marx, 1976: 80).

Y, finalmente, el mismo Marx diría de la señora Hildebrandt lo mismo que dijo de Proudhon:

«En el trabajo-mercancía, que es de una realidad que espanta, no ve más que una elipsis gramatical. Luego toda la sociedad actual, fundada sobre el trabajo-mercancía, se halla en adelante basada en una licencia poética, en una expresión figurada. La sociedad desea ‘eliminar todos los inconvenientes’ que le atormentan; ¡pues bien!, que elimine los términos malsonantes, que cambie de lenguaje, y para esto no tiene más que dirigirse a la Academia para pedirle una nueva edición de su diccionario.» (Marx: 288-289).

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Notas

(1) Aun cuando la autora, en la «Nota preliminar», hace la siguiente salvedad: «… las locuciones y términos tratados no deben entenderse como exclusivos del habla peruana», yo creo que el título es inapropiado, pues, en efecto, al tratar la mayor parte de los artículos, precisa que ellos tienen su origen en otros países, de lo cual se sigue que las «palabras y frases» aludidas minimizan la pertenencia de «peruanas»; en todo caso, ha debido decir: «de uso común en Perú» o algo parecido.

(2) También se puede asumir como válida la opción contraria de tomar el contenido por el continente: «vaso de agua», por ejemplo.

(3) Félix Pasache, gran compositor de valses, en Perú, en uno de ellos usa la expresión: «Amar / sin pedir nada a la vida / restañando mil heridas / así yo te quiero a ti…».

(4) Tengo la leve sospecha de que ha hecho una construcción equivocada, al decir: «un uso sustantivo de bobo que designa el “reloj de pulsera” y “el corazón”», pues ha debido decir: “que designa al ‘reloj de pulsera’ y al ‘corazón’”, pues de la otra forma se entiende que son “el corazón” y el “reloj de pulsera” que designan al bobo.

(5) Para evitar la cacofonía de la preposición «de», se ha podido decir: ‘un guiso preparado con bofe de vacuno’.

(6) La cursiva de esta frase es nuestra; con ella ratificamos lo dicho —por partida doble—: primero, que no es frase propiamente peruana, pues ya en España desde el siglo XVII tenía la acepción «guisado de bofes» (lo único que se ha hecho acá es usarla en diminutivo) y, segundo, se pudo evitar la frase: «a base de bofe de vacuno».

Bibliografía

Hildebrandt, Martha (2011). 1000 palabras y frases peruanas. Lima: Editorial Planeta.

Marx, Carlos (1961). Miseria de la filosofía. México: Editora Nacional.

Marx, C. Y Engels F. (1973). Obras escogidas: t. 1. Moscú: Editorial Progreso.

Marx, C. y Engels, F. (1976). Correspondencia. Barcelona: Ediciones Grijalbo.


Creación

José Portogalo*

 

Los Pájaros Ciegos**

(Poema 3)

                     Fue una tarde, en octubre.

 

La primavera entonces lucía entre los árboles

sus primeros fulgores.

 

Los gorriones, tan díscolos, llegaban a la fuente,

se mojaban el pico, sacudían las alas

y luego recortaban el aire con su vuelo.

 

El cielo estaba azul sobre la plaza,

se paseaba, inocente, en los canteros

y soñaba después entre las hojas.

 

Alguien gritó

¡viva la libertad!

 

Junto a un charco de sangre estaba yo,

Juan Pérez, asturiano, profesión panadero,

veinte años de Argentina, con tres hijos,

un río de esperanza entre mis manos,

el corazón del mundo en mi garganta

y una copla en mi pecho.

 

La primavera, ciega, se amontonó en mi sangre.

Desde entonces mi copla perdura entre los pájaros.

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(*) José Portogalo, seudónimo de Giussepe Ananía (1904-1973), nació en Calabria, Italia, y emigró con su familia a la Argentina en 1909. De niño fue lustrabotas y más tarde ejerció diversos oficios antes de desempeñarse como periodista en los principales diarios de Buenos Aires. Comunista, dedicó su escritura a una poética de militancia y denuncia social (“Disculpadme, compañeros poetas, este cartel sin Poesía./ Pero hay hambre en el mundo, hambre en las bocas del mundo. Y yo tengo un par de gritos violentos y unas ganas tremendas de vivir”). Los oficios, el barrio, el tango, fueron también temas recurrentes en sus libros: Cancionero de sangre (1937), Canción para el día sin miedo (1939), Destino del canto (1943), Letras para Juan Tango (1952) son algunos de sus títulos. “Los pájaros ciegos” es una serie de poemas breves cuyos personajes han muerto en la lucha contra la injusticia y la explotación.

(**) Tomado de file:///D:/Downloads/poesia-social-y-revolucionaria-del-siglo-xx.pdf

 


CREACIÓN HEROICA