viernes, 2 de febrero de 2024

Filosofía

El Movimiento de la Relación entre la Apariencia y la Esencia en la Construcción del Sistema*

J. Zeleny

SI EL PROCEDIMIENTO DE ANÁLISIS de apariencia y esencia, o sea, la explicación de las formas aparienciales por el hecho de ser puestas en relación con una determinada naturaleza y entendidas como manifestaciones de ella, se puede caracterizar aproximadamente, en la obra de Ricardo, como proceder rectilíneo «de la esencia a la apariencia» o fenómeno,1 el sistema científico de Marx no se puede caracterizar por un simple y rectilíneo proceso «de la apariencia a la esencia» y «de la esencia a la apariencia». Se trata más bien de una oscilación permanente entre el fenómeno y la esencia, de un circuito incesante de la apariencia a la esencia y de la esencia a la apariencia, de un movimiento que avanza de un nivel genético o estructural (o genético-estructural) a otro, hasta llegar al «conocimiento conceptuante» más omnilateral del objeto. Los movimientos circulares de un nivel (por ejemplo, en el análisis de la producción simple de mercancías) son luego un momento de los movimientos circulares de totalidades más amplias (por ejemplo, en el análisis del modo de producción capitalista en su conjunto).

Desde este punto de vista, el análisis de Marx en el primer capítulo del Capital, vol. I, por ejemplo, tiene la siguiente estructura:

Primero se estudia la forma evolutiva históricamente inferior de lo que luego, en su forma más desarrollada y transformada, va a constituir la esencia del modo de producción capitalista (mercancía, valor), y de tal modo que primero, en el análisis de esta forma elemental, se procede del fenómeno a la esencía.2 Luego se estudia el valor con independencia de la forma de manifestación (el valor de cambio), a lo que sigue un nuevo estudio del valor de cambio como forma del valor, como expresión necesaria del valor. De la comprobación de las diferencias y de la existencia externa de contraposiciones se pasa al análisis de su polaridad, a las relaciones internas de contraposición, a la captación de las contradicciones de la esencia de las cosas, y luego a la investigación de determinadas contraposiciones externas (mercancía-dinero) como forma de expresión necesaria de la esencia intrínsecamente contradictoria.

Ya en el limitado ámbito del capítulo primero hallamos, además de los aducidos movimientos circulares (o, por mejor decir, espirales), movimientos análogos en el análisis de los varios problemas parciales de este análisis de la mercancía, por ejemplo en el análisis de la forma relativa del valor.3

Con esos miembros menores de la espiral se forma la totalidad del análisis marxiano que se expresa externamente en la división de toda la exposición en varios libros. Si estudiamos esa estructura general desde el punto de vista de la relación entre apariencia y esencia, podemos decir que los análisis espiraliformes de la apariencia y de la esencia del volumen I apuntan totalmente a la reproducción intelectual del modo de producción capitalista, mientras que el vol. III presenta (deriva) las formas de manifestación de la economía capitalista como formas aparienciales de la esencia ya conceptuada.4 El vol. II es el miembro mediador de ese edificio,5 mientras que el volumen IV, orgánicamente unido a los anteriores (las Teorías sobre la plusvalía), es muy importante para la especificidad del análisis total marxiano, pero no aporta nada nuevo al análisis básico.

Hemos dicho que en caso de Ricardo nos encontramos ante el intento de explicar las formas aparienciales por la simple subsunción bajo la determinación esencial.

Marx, en cambio, deriva normalmente las formas aparienciales con la llamada «mediación».

¿Qué caracteres lógicos poseen la «subsunción» inmediata ricardiana y la «mediación» de Marx?

El estudio de esta cuestión puede aclarar un aspecto importante de lo que Marx llama aplicación del «poder de la abstracción».6 Este estudio ilumina también la crítica de Marx según la cual Ricardo no ha sabido ser lo suficientemente abstracto, y por eso ha sido demasiado abstracto y malamente abstracto.7 Pero esa crítica no se refiere, en realidad, a una medida mayor o menor de abstracción, sino principalmente a que en el análisis materialista-dialéctico y genético-estructural la función de la abstracción es mayor que en el tipo lockiano de pensamiento científico y se diferencia de la que tiene en éste. Además de formas de abstracción análogas, se utilizan también otras nuevas.

Al igual que en la de Ricardo hallamos en la obra de Marx la forma de abstracción elemental que consiste en destacar las propiedades comunes de los elementos de un determinado conjunto y fijarlas en un concepto abstracto.

En este sentido formula Marx, por ejemplo, en las fases iniciales de su análisis, el concept abstracto de «proceso de trabajo».8 Una abstracción así, que fija propiedades comunes, prescinde del desarrollo del fenómeno y de la especificidad de sus fases evolutivas. Tiene una función positiva en el análisis materialista dialéctico genético-estructural, pero solo con una condición: la de que se tenga consciencia de su limitación y de su carácter insuficiente. Si no es así, se convierte en un obstáculo, se hace falsa y suprahistórica, borra la especificidad de las formas históricas cualitativamente diferentes y sirve para presentar las formas históricamente específicas como formas suprahistóricas de carácter absoluto.

Con esta última función han sido abundantemente utilizadas, por ejemplo, en la apologética burguesa.9

Pero es nuevo respecto de Ricardo, e importante para nuestro estudio de la diferencia del análisis de la apariencia y la esencia de Ricardo y de Marx, el modo de abstracción que podemos acaso caracterizar como la capacidad de estudiar sucesivamente los modos de la estructura interna del objeto, aislados de las complicadas (concretas) formas y cuya captación es presupuesto de la comprensión (o sea, de la derivación materialista-dialéctica) de los fenómenos más concretos.

Esta abstracción es un instrumento constructivo integrante de la derivación dialéctica. En este sentido subraya Marx, por ejemplo, la necesidad de la investigación abstracta de la simple producción de mercancías antes de derivar el capital y la producción mercantil capitalista;10 la necesidad de la investigación abstracta del capital en general antes de la investigación del capital en sus formas específicas;11 la necesidad del estudio abstracto de la plusvalía en general antes de estudiar sus formas específicas de manifestación, o sea, entre otras, el beneficio y la tasa media de beneficio,12 etc.

La incapacidad de aplicar este tipo de abstracción va junto con la incapacidad de aplicar la derivación dialéctica. Entonces las formas concretas se introducen violentamente -como hace Ricardo-, sin mediación, en conexión con otras formas simples esenciales, por subsunción directa, aunque en realidad estén relacionadas con ellas mediatamente (con mediación genética y estructural).

Marx dice al respecto, por ejemplo: «En vez de presuponer esa tasa general de beneficio, Ricardo habría tenido que estudiar en qué medida su existencia simple corresponde a la determinación de los valores por el tiempo de trabajo, y entonces habría visto que, en vez de corresponderle, la contradice prima facie, lo que quiere decir que su existencia se tiene que desarrollar a través de toda una masa de miembros intermedios, desarrollo muy diferente de la simple subsunción bajo la ley de los valores.»13

La derivación o deducción de la tasa general de beneficio presupone todos los procedimientos del análisis genético-estructural del materialismo dialéctico expuestos en los volúmenes I y II del Capital. Así, pues, Marx habla aquí de «mediación» y de «miembros» o «eslabones intermedios» en un sentido específico: una determinada forma económica no queda derivada «por miembros intermedios mediadores» más que si su exposición ocupa ya el lugar correspondiente en el análisis genético-estructural materialista-dialéctico del objeto. La «mediación» es simplemente la explicación de determinadas formas económicas concretas por el hecho de situarse su análisis como un momento del análisis genético-estructural.

En su correspondencia con Engels (carta del 27-VI-1867) Marx ilustra lo que quiere decir comunicar o suministrar a través de los eslabones intermedios de la derivación formas económicas tales como el «el precio de producción»: «Por lo que hace a la inevitable reserva, por ti mencionada, de los pedantes y de los economistas vulgares… todo se reduce, dicho científicamente, a la siguiente cuestión:

¿Cómo se transforma el valor de la mercancía en su precio de producción? Cuestión ante la cual

1.° todo el trabajo aparece como pagado en la forma del salario;

2.° pero el plustrabajo, o la plusvalía, toma la forma de un añadido para constituir el precio, bajo el nombre de interés, beneficio, etc., rebasando el precio de coste (= precio de la parte constante del capital + salario del trabajo).

La respuesta a esa pregunta presupone:

I. Que esté ya expuesta la transformación, por ejemplo, del valor diario de la fuerza de trabajo en salario o precio de la jornada de trabajo. Esto se hace en el capítulo V de este volumen.

II. Que esté también expuesta la transformación de la plusvalía en beneficio, del beneficio en beneficio medio, etc. Esto supone a su vez la exposición previa del proceso de circulación del capital, porque en ello tiene su función la transformación del capital, etc. Por eso esta cuestión no se puede exponer hasta el libro III… Aquí se verá de dónde procede el modo de comprensión de los pedantes y de los economistas vulgares, a saber, de que en su cerebro no se refleja nunca más la forma apariencial inmediata de las relaciones, y no su conexión interna. Por lo demás, si se reflejaran también éstas, ¿para qué haría falta la ciencia?

Si me propusiera evitar desde el principio las críticas y reservas correspondientes, estropearía todo el método de desarrollo dialéctico. Y a la inversa. Este método tiene de bueno que constantemente pone trampas a esas gentes y les provoca a manifestar inoportunamente su burrez.»14

El contenido lógico de la derivación marxiana de las formas económicas «por la mediación de eslabones intermedios» no se puede, pues, exponer más que dando una caracterización de la estructura total del sistema científico construido mediante el análisis genético-estructural materialista-dialéctico. A esa estructura pertenecen sus varios procedimientos de mediación genética y estructural, de mediación «lógico-dialéctica» e «histórica», de la mediación esencia-apariencia, etc.

También por debajo de la diferencia entre la explicación ricardiana de las formas aparienciales económicas mediante la subsunción y su derivación por Marx mediante «eslabones intermedios mediadores» hay ideas diferentes de la estructura ontológica de la realidad. Por una parte está la concepción de la esencia fija (y de la causalidad entendida como corresponde a esa concepción, igual que las nociones de cambio y relación, con la idea de una relación simple y cualitativamente fija entre la apariencia y la esencia, etc.) y, por otra, está la concepción de la esencia como proceso contradictorio de autodesarrollo.

(Añadiré al margen que lo dicho no agota, desde luego, la caracterización de la especificidad del modo de abstracción marxiano. En esta temática es posible remitir, entre otras obras, al amplio trabajo de Gorski.15 Observaré solo que la explicación de la llamada teoría marxiana de la abstracción no significa en última instancia sino explicar la nueva concepción marxiana del determinismo científico. De un modo aproximado y general se puede decir que en la obra de Marx encontramos tantas formas de abstracción cuantas categorías útiles para expresar el todo dialécticamente articulado. La abstracción sirve a Marx para construir la forma lógica de la «expresión ideal» de la realidad estudiada. Según cuál sea el momento y el elemento de esa construcción de la «expresión ideal» de la que Marx se ocupe en cada caso, trabaja con abstracciones de naturaleza diferente.)

__________________

(*) J. Zeleny, La estructura lógica de “El Capital” de Marx. Parte I, 9. El movimiento de la relación entre la apariencia y la esencia en la construcción del sistema. Ediciones Grijalbo. 1974.

(1) Sobre la diferencia entre la concepción de Ricardo y la de Smith a este respecto cfr. K. Marx, Theorien über den Mehrwert, Teil 2, págs. 156 ss.

(2) Cfr. K. Marx, Das Kapital, Vol. I, pág. 49: «La mercancía es por de pronto un objeto externo…» Pág. 50: «El valor de cambio aparece por de pronto como relación cuantitativa.»

(3) En la primera edición, de 1867 (págs. 13-15), nos encontramos con el siguiente proceder: primero se estudia la determinación cuantitativa de la forma relativa del valor, y luego su determinación cualitativa (pág. 15): «Acabamos de estudiar en qué medida el cambio de la magnitud relativa de valor de una mercancía, el lino, refleja un cambio de su propia magnitud de valor, y solo hemos considerado el valor relativo según su aspecto cuantitativo. Ahora vamos a atender a su forma» En Apéndice a la primera edición (págs. 766-768) la exposición de la misma problemática tiene el siguiente fundamento: a) relación de igualdad, b) relación del valor, c) contenido cualitativo de la forma del valor relativa contenida en la relación del valor, o sea, una espiral. En la 2.a edición se muestra primero la no-verdad de la apariencia manifiesta de que la forma relativa del valor es solo proporción cuantitativa (Das Kapital, vol. I, pág. 64). Luego se pasa al análisis detallado del contenido cualitativo de la forma relativa del valor, y solo luego se estudia la determinación cuantitativa. También en este caso es evidente que la concepción marxiana del análisis científico no prescribe desde el principio la forma espiral del análisis apariencia-esencia como esquema único y rígido. Hay una cierta tolerancia porque entiende ese movimiento como momento del análisis global materialista-dialéctico, análisis que, dentro de ciertos límites, se puede expresar de modos diversos.

(4) Sobre la estructura de conjunto del Capital cfr. algunas de las caracterizaciones debidas al mismo Marx, p. e., Das Kapital, vol. III, pág. 33. También la carta de Marx a Engels del 27.VI.1867, MEW vol. 24, Berlín 1963, págs. 17-18; Briefe über das Kapital, págs. 167-172.

(5) El vol. II complementa el análisis realizado en el vol. I: cfr. Das Kapital, vol. II, pág. 31. Luego, en la 3.a sección, sobre la reproducción y la acumulación, se continúa la determinación básica del capital precedente del vol. I y se prepara el terreno para la introducción de las formas de manifestación del modo de producción capitalista, que se hace en el vol. III.

(6) K. Marx, Das Kapital, vol. I, pág. 12.

(7) K. Marx, Theorien über den Mehrwert, Teil 2, pág. 435: «Ricardo incurre en todos esos blunders porque quiere imponer su identidad de la tasa de plusvalía y la tasa de beneficio mediante abstracciones violentas. Por eso el vulgo ha llegado a la conclusión de que las verdades teóricas son abstracciones que contradicen las relaciones reales.

En vez de comprender, al contrario, que Ricardo no va lo suficientemente lejos en la abstracción adecuada y por eso da en la falsa.»

(8) K. Marx, Das Kapital, vol. I, pág. 192: «La producción de valores de uso o bienes no altera en nada su naturaleza general por el hecho de discurrir para los capitalistas y bajo su control. Por eso hay que considerar primero el proceso de trabajo independientemente de toda forma social determinada». Marx llama al mismo tiempo la atención sobre el hecho de que la determinación que así se alcance no bastará para una determinada formación histórica, por ejemplo, para la capitalista. Más adelante (pág. 531) vuelve a la elaboración abstracta del concepto de «proceso de trabajo» y analiza las propiedades específicas resultantes de la forma capitalista de los procesos de producción. Cfr. Grundrisse, págs. 7, 10: «Pero todas las épocas de la producción tienen ciertos rasgos comunes, determinaciones comunes. La producción en general es una abstracción, pero una abstracción razonable, mientras realmente nos destaque lo común, nos lo fije y nos ahorre así la repetición. En realidad ese elemento general, o lo común obtenido por medio de la comparación, es él mismo algo muy articulado, que se divide en varias determinaciones. Algunas de ellas pertenecen a todas las épocas; otras son comunes a algunas. Algunas determinaciones serán comunes a la época más antigua y a la más moderna. Ninguna producción será imaginable sin ellas; pero si bien las lenguas más desarrolladas tienen leyes y determinaciones comunes a ellas y a las menos desarrolladas, hay que distinguir precisamente lo que constituye su desarrollo, la diferencia respecto de aquello común y general, las determinaciones que valen para la producción en general, con objeto de que la unidad -debida ya al mero hecho de que el sujeto, la humanidad, y el objeto, la naturaleza, son los mismos- no haga olvidar la esencial diversidad… Hay determinaciones comunes a todos los estadios de la producción que el pensamiento fija como generales: pero las llamadas condiciones generales de toda producción no son sino momentos abstractos con los cuales no se comprende ningún estadio real de la producción.»

(9) Cfr., p. e., K. Marx, Das Kapital, vol. I, pág. 128.

(10) Cfr. ibid., pág. 172-173; Grundrisse, págs. 880 s.

(11) Cfr. K. Marx, Grundrisse, pág. 217: «El capital tal como lo consideramos aquí, como relación que hay que distinguir del valor y el dinero, es el capital en general, o sea, la quintaesencia de las determinaciones que distinguen el valor como capital del valor como mero valor o como dinero. Se presupone el valor, el dinero, la circulación, etc., los precios, etc., y también el trabajo, etc. Pero con eso estamos aún ante una forma particular del capital, todavía con el capital singular en cuando distinto de otros capitales singulares, etc. Asistimos a su génesis. Esta génesis dialéctica no es sino expresión ideal del movimiento real en el que el capital deviene. Las relaciones posteriores se tienen que considerar desarrollo a partir de ese germen. Pero es necesario fijar la forma determinada en la que se encuentra puesto todo en un determinado punto, porque si no se produce con fusión.» Cfr. Das Kapital, vol. III. Pág. 120; Grundrisse, págs. 353, 542, 735, passim.

(12) Cfr. Briefe über das Kapital, pág. 144 (Carta de Marx a Engels del 24-VIII-1867): «Lo mejor de mi libro es… 2.°, el tratamiento de la plusvalía con independencia de sus formas particulares, como beneficio, interés, renta de la tierra, etc. Esto se mostrará sobre todo en el segundo volumen. El tratamiento de las formas particulares en la economía clásica, que las mezcla constantemente con la forma general, es una olla podrida.» Cfr. K. Marx, Das Kapital, vol. I, pág. 344; vol. III, pág. 57-58, 61; Theorien über den Mehrwert, Teil 2. págs. 207-208, 369 ss.

(13) K. Marx, Theorien über den Mehrwert, Teil 2. pág. 165. Ibid., pág. 96: «Ricardo, en cambio hace abstracción en su conciencia de la forma de la concurrencia, de la apariencia de la concurrencia, para captar las leyes como tales. Hay que criticarle, por un lado, que no llegue lo suficientemente lejos, que no sea suficientemente completo en la abstracción… y, por otra parte, que conciba la forma apariencial solo inmediatamente, directamente, como comprobación o exposición de las leyes generales, sin desarrollarla en absoluto. Por lo que hace a lo primero su abstracción es insuficiente, por lo que hace a lo segundo es abstracción formal, falsa en sí misma.»

Análoga función desempeña en la obra de Marx el modo de abstracción que apunta a captar el fenómeno en su «simple forma elemental», sin momentos perturbadores u oscurecedores. Cfr., p. e. Das Kapital, vol. I. pág. 590: «Consideramos, pues, por de pronto, la acumulación abstractamente, o sea, como mero momento del proceso inmediato de producción… Lo que se presupone, pues, en nuestra exposición de la acumulación está también presupuesto en su proceso real. Por otra parte, la división de la plusvalía y el movimiento mediador de la circulación oscurecen la forma simple básica del proceso de acumulación. Por eso su análisis puro exige que se pasen provisionalmente por alto todos los fenómenos que esconden el funcionamiento interno del mecanismo.» Ibid., vol. II, pág. 454: «Aquí se ve cómo… la consideración del proceso de reproducción en su forma fundamental -en la que se eliminan todos los elementos intermedios oscurecedores [por ejemplo, el comercio exterior, observación de J. Z.]- es necesaria para desprenderse de todos los falsos intentos de suministrar una apariencia de explicación «científica» que se producen cuando se convierte inmediatamente en objeto del análisis el proceso social de reproducción en su complicada forma concreta.» Cfr. ibid. vol. III, págs. 637-638; vol. I, pág. 172; vol. II, págs. 31 ss., passim.

(14) Carta a Engels del 27-VI-1867, MEW, vol. 31, págs. 312-313.

(15) Gorski, O sposobach obobsceniia i abstragirovaniia, Moscú 1961. V. también los trabajos de Nowinski, Gevorkian, Tondl, Tosenovsky, Tenzer y otros.

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