Un Poema
de José Portagolo*
El Tema
del Alba en el Trabajo
Entramos en el alba como un Canto, alegres.
Ya no hay padecimientos, ni
rencores, ni luchas,
porque aquí, frente al cielo, que
es musgo en las palabras,
la vida no es invierno, ni es
angustia.
Ni soledad blindada, ni desmayada sombra;
es sangre que calienta las manos y los labios
para impulsar los ímpetus que en espiral ascienden
con la voz de los pájaros; ¡con la voz de los pájaros!
Ante esta certidumbre de ternura que acendra
todo
el cielo y el alba de este júbilo nuevo,
se amparan nuestras noches con su tropel de sombras
cuanto más fatigadas, más torvas en el sueño.
-Sueño con ceguedad y con torpeza
de
incertidumbre en sórdidos refugios;
vago
como esos gritos trashumantes
que
utiliza el vórtice del mundo.
E iremos cuesta arriba, más alto, ¡tanto! Como
transponer
esa nube que mansamente mira
y
quieta nos espera para el bautismo alegre
del
éxodo en milagros de rubios mediodías.
La vida no es invierno, ni es angustia,
ni
tremendal oculto, ni turbiedad de lágrimas;
si
abajo gira el vértigo y la inmisericordia,
arriba
reverberan nuestras manos y el alba
limpia,
como el perdón del agua entre las rocas,
-¡porque el perdón del cielo no es más que gota de agua
revelando
el prestigio de la efusión jugosa!
Hermanos míos: todos los rencores se amuran;
prevalece
tan sólo, reflorecida en cantos,
como
una intransitada demora, la ternura.
¡Que ella agriete la noche del vértigo de abajo!
*Nació
en Italia en 1904. Desde 1908 vivió en Argentina hasta su muerte en 1973.
Libros: Tregua (1933); Tumulto (1935); Centinela de Sangre (1937); Canción
Para el Día Sin Miedo (1939); Destino
del Canto (1942); Mundo del Acordeón
(1949).
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