La
Fracturación Hidráulica: Una Pesadilla Ambiental
Orpheus
Reed
Por toda esta Tierra nuestra, los sistemas naturales son objeto de
degradación y envenenamiento, en algunos casos daños hasta tal extremo que no
tienen remedio. El clima se está transformando con consecuencias devastadoras.
Muchos ecosistemas han sido llevados al precipicio del colapso. Algunos
científicos hasta sostienen que estamos al borde de la sexta extinción masiva
de especies de la historia de 4 mil millones años de la Tierra. Los fenómenos
naturales a escala planetaria causaron las extinciones masivas previas: los
asteroides que chocaron con la Tierra, el cambio climático natural y otros
factores. La extinción masiva que ahora enfrentamos es el resultado de la
actividad humana. La fuerza motriz principal de esta nueva extinción masiva es
el funcionamiento del sistema capitalista, o sea, un sistema que ha demostrado
que es totalmente incapaz de proteger y conservar el mundo natural, ni hablar
de la humanidad.
En esta situación sumamente peligrosa, el
funcionamiento de este sistema ha engendrado otra pesadilla ambiental: la
fracturación hidráulica. Se trata de una técnica con la cual por primera vez es
posible extraer el gas y petróleo enterrados en las profundidades de las capas
de esquisto.
La fracturación hidráulica se inventó en
Estados Unidos y hasta ahora se está practicando principalmente ahí. Desde sus
comienzos durante la última década, esta fracturación se ha difundido como un
cáncer y ha trastornado los ecosistemas y envenenado el suelo, el agua y las
personas en todo Estados Unidos
La fracturación hidráulica en busca de
petróleo y gas del esquisto bituminoso ha ocasionado un auge de la extracción
de energéticos en Estados Unidos, por lo cual Estados Unidos ahora es el líder
mundial en la producción de petróleo y gas natural. La producción de gas
natural en Estados Unidos se ha incrementado en un 30% desde 2005 (USA Today,
24 de junio de 2013), y el 39% de la producción de gas natural en Estados
Unidos ahora es gas de esquisto. En Estados Unidos, la fracturación ya ocurre
en al menos 17 estados, con unos 82.000 pozos en operación. El número mayor de
pozos está en Texas y Colorado, pero también hay muchos en Pensilvania y Dakota
del Norte. Están en marcha esfuerzos urgentes y continuos para abrir nuevas
zonas para la fracturación en todo Estados Unidos. Y ahora, las compañías de
energéticos estadounidenses están explorando con avidez por todo el planeta en
busca de petróleo y gas de esquisto bituminoso.
Estados Unidos está ejerciendo su nueva
dominación de estas reservas de energía, y la tecnología y conocimiento para
aprovecharlas, como un bastón pesado en la contienda y rivalidad por el control
de la economía mundial. Cada vez más, Estados Unidos ha usado la fracturación y
su creciente dominación de las reservas, producción y tecnología energéticas
como un arma de poder y control estratégicos, expandiendo su presión e
intimidación imperialista sobre otros países.
¿Cómo funciona la fracturación hidráulica y qué peligro trae?
Para la fracturación hidráulica, se perforan
pozos verticalmente hasta llegar a las capas de esquisto, luego horizontalmente
por la capa. En algunos casos los pozos horizontales llegan a hasta 3.2
kilómetros de largo. Luego inyectan mediante el bombeo millones de galones de
agua, arena y químicos por el pozo y en la capa rocosa a muy alta presión para
ampliar las grietas entre las capas de roca de esquisto. La arena se atasca en
las fisuras que amplía en la roca y, con la ayuda de los químicos en el
componente inyectado, el gas y petróleo pueden fluir y subir por estas fisuras
en la roca y por el pozo para ser recolectados.
Revisten los barrenos con cemento, lo que
supuestamente impide que entren en el agua subterránea las filtraciones de químicos
y gas metano así como sustancias peligrosas como el arsénico que ocurren
naturalmente. Pero se ha demostrado que estos revestimientos fallan, lo que ha
causado el envenenamiento de mantos freáticos por todo Estados Unidos. Han
perforado muchos pozos de fracturación en zonas donde vive la gente, incluso
cerca de escuelas, en los patios de casas y en granjas.
La fracturación hidráulica es una pesadilla
ambiental. Ha resultado en nuevos torrentes de combustibles fósiles no
convencionales extraídos de la tierra, quemados y filtrados a la atmósfera, lo
que intensifica aún más la emergencia del cambio climático. Ha causado la
enorme expansión de la industrialización, la que está devorando los hábitats de
la vida silvestre, diseminando la contaminación por el aire y el agua,
envenenando las fuentes de agua, amenazando la salud de la gente y agotando el
agua en zonas donde ya existe una escasez de agua.
Los múltiples peligros ambientales en la fracturación hidráulica
El gas metano se filtra en el agua subterránea. Las personas que viven
cerca de las instalaciones de fracturación en varias partes de Estados Unidos
han salido en vídeos repetidas veces prendiendo fuego a lo que sale de los
grifos del agua en sus hogares, el resultado del escape del gas natural en el
agua. Por todo el proceso de la fracturación, el gas metano se filtra y entra a
la atmósfera. Esto agrava el calentamiento global, dado que se ha demostrado
que durante un período de 20 años, el gas metano ha tenido un impacto 86 veces
mayor que el dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, con
respecto al incremento del calentamiento.
Muchos de los químicos que se inyectan en el
suelo en la fracturación son tóxicos. En muchos casos, las compañías de
fracturación hidráulica ni siquiera divulgan cuáles son estos químicos. Según
el Centro para la Diversidad Biológica, los científicos han dicho que hasta la
cuarta parte de los químicos podrían causar el cáncer. Llaman “flujo de
retorno” el agua, químicos y arena que han inyectado y que luego extraen a la
superficie, y puede contener químicos muy tóxicos, a menudo elementos
radioactivos como el radio u otros. Según una investigación de 2011 del New
York Times sobre los informes que efectivamente ha suprimido la Agencia de
Protección Ambiental (EPA, Environmental Protection Agency), los pozos de
Pensilvania produjeron entre 2008 y 2010 más de 5.000 millones de litros de
aguas residuales que enviaron a plantas de tratamiento que no tenían la
capacidad para quitarles la radiación u otros materiales tóxicos típicos de las
aguas residuales. Tras ese supuesto tratamiento, vertieron el agua contaminada
en ríos que sirven de agua potable para casi siete millones de personas. Además
guardan aguas residuales en estanques cerca de los sitios de la fracturación
que tienen el potencial de exponer a las personas de los alrededores a estas
sustancias nocivas. Según el grupo de defensa ambiental “Environment America”
[Medio Ambiente Estados Unidos], se calcula que las operaciones de fracturación
hidráulica en Estados Unidos produjeron más de un millón de millones de litros
de aguas residuales en 2012, o sea, una cantidad suficiente para inundar toda
la ciudad de Washington, D.C. bajo una “laguna tóxica de una profundidad de 6.7
metros”.
Son tantos los horrores ambientales que
implica la fracturación hidráulica que es casi imposible enumerarlos. La
fracturación puede extraer y emitir hidrocarburos nocivos del petróleo, entre
ellos el benceno y el xileno, y los han encontrado en las personas que viven
cerca de los sitios de la fracturación que por ello se han enfermado. La
fracturación implica por lo general el tránsito constante de grandes camiones
que emiten vapores de gasolina y gasóleo y alteran la tranquilidad de la
población. Ocurren muchos derrames. Según un informe de la organización
noticiosa independiente, Pro Publica, el auge de la fracturación hidráulica en
el estado de Dakota del Norte ha resultado en miles de derrames de petróleo,
aguas residuales y otros líquidos. Y estos son solamente algunos de los
peligros. Desafortunadamente, existen otros, entre ellos explosiones y derrames
del muy inflamable petróleo de esquisto a causa de varios descarrilamientos de
ferrocarriles.
El
encubrimiento y la realidad
A pesar de las múltiples fuentes de efectos dañinos al medio ambiente y
la salud y la vida de la población, el gobierno de Estados Unidos, de Obama a
los niveles más bajos, y las compañías capitalistas de energía de Estados
Unidos han sostenido repetidas veces que la fracturación hidráulica es segura
si se hace correctamente, bajo la “reglamentación” indicada. Obama ha elogiado
repetidas veces el auge del gas natural para Estados Unidos, y ha afirmado que
ese auge es responsable de avances importantes en la disminución de las
emisiones de carbono, lo que llama “el puente hacia el futuro”. El gobierno no
está explicando o abordando los peligros de la fracturación de ninguna manera
concreta. Al contrario, está encubriendo y suprimiendo el peligro. A pesar de
testimonio ante el Congreso de parte de innumerables víctimas acerca de la
fracturación, en esencia no están haciendo nada.
Y la verdad es que están haciendo muy poco
para estudiar el problema al grado necesario. Los estudios de los
investigadores de la Universidad Duke sobre la filtración del metano hacia el
agua cerca de los sitios de fracturación en Dimock, Pensilvania y otro sitio en
el miso estado demuestran que están presentes el metano y otros químicos
nocivos en el agua cerca de los sitios de excavación para el gas natural.
Aunque estos estudios no pueden comprobar de manera definitiva que la
fracturación ha causado estas filtraciones hacia el agua subterránea, sí
establecen una conexión entre la fracturación hidráulica y la presencia de
estos materiales.
En caso tras caso, la EPA, después de
comenzar una investigación, ha retrocedido de sus investigaciones o minimizado
los peligros de la fracturación. Se reveló recientemente que los estudios de la
EPA sobre las filtraciones del gas metano provenientes de las operaciones de
fracturación subestimaron en la mitad la cantidad de gas filtrado. Esta enorme
subestimación ha dejado que la EPA y la administración de Obama afirmaran que
el cambio de plantas de energía de carbón a plantas de energía de gas natural
representa un gran avance contra el calentamiento climático de parte de Estados
Unidos. Mientras tanto, Estados Unidos ha aumentado enormemente la exportación
del carbón, en un 50% en 2012.
Aunque de modo sistemático se encubren y se
niegan a estudiar los horrores de la fracturación hidráulica, cientos de
personas por todo Estados Unidos están poniendo al descubierto el
envenenamiento generalizado que resulta de la misma. Existe un creciente
movimiento contra la fracturación. Se están formando grupos y se están dando
testimonios en contra de la fracturación en todas partes. Dos películas
impactantes, Gasland (nominada en 2011 para un Oscar por mejor documental) y
Gasland 2 del director Josh Fox, han presentado a millones de personas los
peligros de la fracturación y el costo para la vida de las personas
(gaslandthemovie.com).
Las personas cerca de los sitios de la
fracturación documentan muchos problemas de salud: dolor de la cabeza, náuseas,
erupción de la piel, fatiga, mareos, anemia, problemas de respiración, daño
químico al sistema inmunológico, problemas neurológicos, cerebro nublado,
úlceras de la piel y órganos internos y cáncer.
Las personas que viven en las zonas de la
fracturación que han padecido problemas de la salud han contado innumerables
historias y testimonios. Un ejemplo: Jacki Schilke, una ranchera del estado de
Dakota del Norte que vive a unos cinco kilómetros de 32 pozos de petróleo y
gas. En un video de YouTube que documenta estas historias personales, Schilke
muestra que un arroyo en su predio que antes tenía agua impoluta ahora no se
congela aun cuando la temperatura caiga bajo -18o C, y burbujea constantemente
(probablemente por el gas metano). Schilke está enferma por su exposición a los
hidrocarburos. No puede respirar y se marea cuando sale de su casa. Sus
animales se están muriendo, algo de lo que se quejan repetidamente las personas
que viven en las zonas de fracturación. Ella se enfermó unos días después de la
excavación de los primeros pozos de fracturación. Las compañías de fracturación
llegan a estos pueblos y zonas rurales y ofrecen dinero por el permiso de
excavar. Schilke dice: “Son unos malditos mentirosos. Están aquí para violar
esta tierra, extraer cuánto dinero sea posible y luego se largan. No les
importa ni un bledo esta zona. Entrarán en tu propiedad, te mirarán en los ojos
y te mentirán… no les importa un comino”.
Todo esto lo protege y justifica el
funcionamiento del sistema del capitalismo, mismo que no autoriza los muchos
estudios necesarios sobre los peligros concretos, que encubre y le resta
importancia a los resultados de los estudios que sí se realizan y que se niega
a responder al testimonio de los miles de personas que han sufrido la ruina de
su salud y vida. Este es un sistema que miente acerca de la fracturación y no
es posible hacer que responda por la horrible destrucción que esta práctica ha
traído al mundo natural. Es un sistema que encubre y justifica la destrucción
que causa la fracturación hidráulica debido a que, de desenmascararla, eso
contrarrestaría la gran ventaja que la fracturación hidráulica le ofrece a la
economía capitalista de Estados Unidos, y sus ganancias y dominación
estratégica.
*Tomado
de periódico Revolución, 31 de marzo
de 2014.
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