martes, 1 de julio de 2014

Correspondencia

Nota:

CREACIÓN HEROICA expresa su reconocimiento a la alta conciencia de los compañeros que han manifestado su rechazo al atropello cometido contra la libertad de expresión en el movimiento marxista y, al mismo tiempo, su solidaridad con nuestro DIRECTOR Eduardo Ibarra.

Comité de Redacción.



Carta de Galileo Flores

06/06/2014

Estimados compañeros de Creación Heroica:

https://dub128.mail.live.com/ol/clear.gifEs verdaderamente indignante la pretensión de Lastra de erigirse en el Censurador dentro de las filas del socialismo peruano.

El hecho de que haya impedido la publicación del libro El Partido de Masas y de Ideas de José Carlos Mariátegui del compañero Eduardo Ibarra bajo un vil pretexto y aprovechándose de la distancia y del impedimento a que está sujeto el mismo, desenmascara a Lastra como un elemento funcional al revisionismo.

Si ahora, que no tiene el poder, actúa de esa manera, podemos imaginarnos cómo actuaría si estuviera en el poder.

Lastra se erige en censurador de la valiosa obra del compañero Eduardo Ibarra utilizando Ediciones Creación Heroica como su feudo. A esta actitud le agrega una completa falta de argumentos.

Si Lastra tuviera un poco de vergüenza, ya nomás tendría que autocriticarse. Pero como es sabido que nunca se ha autocríticado, creo que igual que otras veces recurrirá a falacias para justificarse ante sus amigos.

¿Con qué autoridad moral denunciamos los atropellos de las clases dominantes en cuanto a la libertad de pensamiento, si en nuestras filas asumimos actitudes como la de Lastra?

Quiero expresarles, respetados compañeros, mi más completa y absoluta solidaridad con el compañero Eduardo Ibarra. Además de sus libros, está contribuyendo con el movimiento marxista publicando siempre a tiempo Creación Heroica. Un saludo a todos los impulsores y colaboradores de este instrumento centralizador de ideas dentro del Socialismo Peruano.

¡Abajo la censura! ¡Viva la libertad de expresión!

Galileo Flores.


Carta de Jan Lust

24/06/2014

Estimado Eduardo Ibarra, camarada:

Me solidarizo contigo respecto a la censura que se ha impuesto a la contratapa del libro El partido de Masas y de Ideas de José Carlos Mariátegui. La censura es una práctica de la burguesía para sofocar procesos que apuntan a la destrucción del sistema capitalista. Eso no debe sorprendernos porque forma parte de la lucha de clases. Cuando desde del lado de la izquierda, o de una supuesta izquierda, se empieza a censurar el debate dentro de las fuerzas revolucionarias, ahí tenemos un problema grave.

El debate sobre la necesidad de (re)construir un partido de masas que puede llevar a los pueblos peruanos al poder es necesario y urgente. La lucha por la (re)construcción del partido revolucionario forma parte de la lucha de clases. Tratar de silenciar este debate significa contribuir a prolongar el poder de los explotadores porque erradica la posibilidad de conquistar la conciencia del pueblo peruano para un proceso que lleve a la verdadera liberación nacional. Por eso considero oportuno describir la actual situación de la izquierda peruana que evidencia la necesidad de tu mencionada obra. Pero antes de hacerlo, lo siguiente:

“El arma de la crítica no puede soportar evidentemente la crítica de las armas; la fuerza material debe ser superada por la fuerza material; pero también la teoría llega a ser fuerza material apenas se enseñorea de las masas. La teoría es capaz de adueñarse de las masas apenas se muestra “ad hominem”, y se muestra “ad hominem” apenas se convierte en radical. Ser radical significa atacar las cuestiones en la raíz” (Carlos Marx, Introducción para la crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, 1843-1844).

La lucha por un cambio radical del modelo de desarrollo en el Perú comienza con una lucha por la conciencia de la población. De hecho, tener la conciencia correcta con respecto a las relaciones existentes es una condición indispensable para una práctica política orientada a la transformación social de la sociedad. La actual correlación de fuerzas de clase en el Perú, sin embargo, hace que un discurso izquierdista, por ejemplo a favor de la intervención estatal en la economía, sea prácticamente imposible. Las políticas neoliberales radicales introducidas en la década de 1990 han posibilitado a la clase dominante hacer creer a la población que el desarrollo sólo es posible con el libre funcionamiento de los mercados.

La cuestión de lo que es la izquierda, o mejor, lo que queda de la izquierda peruana tiene que ver con el poder político y social actual de las fuerzas que favorecen las políticas de libre mercado. Por cierto, en el contexto peruano actual el poder de estas fuerzas sociales no sólo es inversamente relacionado con la fuerza de los grupos y organizaciones de orientación de izquierda, sino que también ha influido predominantemente, o tal vez ha determinado, los cambios ideológicos que lentamente, pero con firmeza, se han introducido dentro del pensamiento izquierdista en la última década. En cierta forma, el economista burgués peruano Félix Jiménez tiene toda la razón en su artículo “La utopía republicana para una nueva izquierda (I)”, publicado en La Primera el 01-03-2014, cuando dice que las organizaciones de izquierda que están a favor de la dictadura del proletariado y abogan por la extinción del mercado son difíciles de encontrar.

Los revolucionarios peruanos deben defender el patrimonio de la revolución peruana como la verdad doctrinal de José Carlos Mariátegui, la verdad doctrinal y organizativa del Partido Socialista del Perú, las experiencias de la lucha guerrillera de la década de la sesenta y los combates en los años ochenta y noventa del siglo pasado, entre otros. Como la censura es una práctica de la burguesía para eliminar el debate dentro las fuerzas sociales que buscan el socialismo, las leyes anti-terroristas se usan para encarcelar y eliminar físicamente a los luchadores sociales. Eso no debe ser una sorpresa para la izquierda revolucionaria. Sin embargo, cuando dentro de la izquierda misma se empieza a justificar la censura usando las razones de la burguesía, estamos hablando de una derecha disfrazada de izquierda. Y eso es realmente peligroso para cualquier proceso revolucionario.

Considero la lucha revolucionaria como una lucha para crear las condiciones que ayuda al ser humano a desarrollar todas sus facultades. La lucha revolucionaria es una lucha no solamente contra la explotación y opresión sino también un combate a favor de la liberación del yugo que impide la liberación total del ser humano. Sin embargo, cuando desde de las fuerzas izquierdistas se empieza a poner límites al debate sobre los procesos que ayudan a la liberación total, se debería dudar de la integridad revolucionaria de esta izquierda.

Manos a la obra: revolucionamos la izquierda y limpiamos la izquierda de los autócratas.   

Un abrazo fraterno, hasta la victoria siempre,

Jan Lust


Carta de Julio Carmona

26/06/14

Compañeros de CH:

El director de la revista digital CREACIÓN HEROICA, en la publicación del mes de junio-2014, ha hecho una denuncia relacionada con un vicio imperante en algunas mentes que dicen ser socialistas: el vicio de la censura, para impedir que se publiquen ideas que les son urticantes (por decir lo menos).

Bien se sabe que la censura es sinónimo de abuso y de prepotencia. Por tanto, es asumida como prerrogativa de las dictaduras. Estas recurren a esa práctica nefanda no para “cuidar la salud pública” (argumento con el que suelen encubrir la defensa de su “orden”) sino para impedir que ese “orden” sea subvertido, es decir, para oponerse al avance del socialismo.

Si el poder reaccionario, aquel que se ejerce en contra de la acción revolucionaria, es repudiable, y si ese repudio asume visos de abominación como rechazo a la inmundicia, cuando se manifiesta como mordaza en contra de la difusión del pensamiento socialista y se convierte en práctica de gente que funge de revolucionaria, obviamente, adquiere trazas de felonía.

Y, a todas luces, es un lastre que debe ser repudiado, con crítica severa, más aun si se niega a debatir los basamentos de su decisión, la misma que se convierte en expresión de prepotencia, exhibición de poder precario, indicio de orfandad de ideas, imitación de excrecencias del enemigo.

Los vicios, los lastres, los pesos muertos del autoritarismo deben ser denunciados, pues no solo afectan a las personas contra quienes se ejercen, sino que —como su mismo nombre lo indica: lastre— se erigen como trabas, obstáculos, impedimentos para el avance o desarrollo del movimiento revolucionario en sí.

Por eso manifiesto aquí mi rechazo a la acción perpetrada en contra del Director de CREACIÓN HEROICA, por parte de supuestos “compañeros de ruta” que, por tener el “poder editorial”, confunden su “función difusora” en ficción defensora del “orden” establecido, pues no otra cosa es poner como pretexto que se estarían infringiendo las “leyes antiterroristas”.

Julio Carmona


Carta de Manuel García-Zapatero

30/06/14


Motiva la presente expresar mi rechazo a la negativa de Jaime Lastra y de Daniel Chumpitaz a publicar el libro de Eduardo Ibarra “El Partido de Masas y de Ideas de José Carlos Mariátegui”, hecho que si bien es cierto no me sorprende en lo más mínimo en cuanto al primero de los nombrados, debe ser denunciado como un atropello flagrante a la libertad de expresión en quienes se reclaman del socialismo.

Es un hecho histórico que en los mejores momentos del movimiento revolucionario mundial la libertad de expresarse fue respetada escrupulosamente por cuanto de la contrastación de ideas salía la luz. Inclusive cuando las mismas se contraponían con encono y apasionamiento. No fue esa la práctica del stalinismo y demás expresiones de la mediocridad encaramada en el Poder de un Estado Revolucionario. Jaime Lastra no es más que un émulo más de toda esa larga historia de inquisidores autodenominados “proletarios”.

El pretexto en esta oportunidad lo ha dado una nota al libro donde se destaca aspectos que estarían desarrollando las tesis de Mariátegui sobre el tema del Partido Revolucionario. La respuesta no ha podido ser más imaginativa, “no se publica y punto”, cuando lo que correspondía en este y en cualquier otro caso era el debate. Para Lastra eso es muy fácil por cuanto, y fiel a su costumbre siempre se apodera del mango de la sartén, lo que le permite consumar ese tipo de atropellos.

Mi solidaridad irrestricta con Eduardo Ibarra, entrañable camarada de mil y un combates por la causa del pueblo y la nación peruana.


Manuel García-Zapatero G.

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