Nota:
Publicamos a continuación un artículo de Carlos E.
Lippo, sobre la situación política en Venezuela, del boletín Barómetro
Internacional, que ha llegado a nuestro correo. Su consideración sobre qué
hacer con la Asamblea Nacional de Venezuela es una opinión suya que no
suscribimos necesariamente, pero que debe ser considerada en la comprensión de
la coyuntura venezolana y en la toma de posición. Debemos decir además que nos
alegra la amplia participación popular y los deseos de llevar a Venezuela por el
camino del socialismo. Seguidamente, divulgamos una declaración de un grupo de
intelectuales canadienses en respaldo a la República Bolivariana de Venezuela,
que en casi 19 años no ha dejado de ser atacada incluso mediante el terror, la
guerra económica y la guerra mediática.
En tercer lugar,
presentamos la declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba contra
una provocación entre cuyos impulsores está el Secretario General de la OEA (el
“Ministerio de las Colonias Yanquis”), Luis Almagro Lemes, en contubernio con
otros personajes y organizaciones reaccionarias y contrarrevolucionarias. En
cuarto lugar va un artículo de Patricio Montesinos, que subraya la ligazón de
Almagro con la CIA y los Estados Unidos, así como el trabajo que estos efectúan
con el fin de desestabilizar y socavar a los gobiernos revolucionarios y
progresistas de América Latina (Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador).
Debemos ser
absolutamente conscientes de que ni los Estados Unidos ni la OEA tienen ningún
interés real en la democracia, que la reducen y falsifican con sus llamados al
“pluripartidismo”, y que silencian y combaten la democracia que proviene del
ejercicio de la soberanía de los pueblos y sirve al verdadero progreso de
estos.
Finalmente,
presentamos un análisis de Samir Amin sobre la elección de Donald Trump.
El
Comité de Redacción
01.03.17
¿Qué Hacer con la Asamblea Nacional Burguesa?
Por Carlos E. Lippo
CUANDO USTED COMIENCE a leer estas líneas habrán
transcurrido al menos dos días del quinto año del periodo constitucional del
Presidente Maduro, quien fue electo en mayo de 2013 con el propósito de
completar el período que no pudo cumplir el Comandante Chávez. De tal manera
que en el supuesto negado de que se produjese su falta absoluta en cualquier momento
a partir de ahora, por cualesquiera de las causales contempladas en el artículo
233 de la Constitución, el Vicepresidente Ejecutivo de la República pasaría a
completar dicho período. En suma, que constitucionalmente estaría
garantizada la presencia de un revolucionario al frente de la primera
magistratura del país al menos hasta el 10 de enero del año 2019.
Este hecho
representa por si solo un colosal fracaso para una oposición que unida,
financiada y tutelada por el imperio, no sólo es que nunca lo ha reconocido
como Presidente de la República, sino que lo ha intentado todo, tanto dentro
como fuera del marco legal vigente, para defenestrarlo.
La única medida
legal que han intentado con ese propósito es la promoción de un referéndum
revocatorio del mandato, que debiendo haber sido activado hace exactamente un
año, al iniciarse el cuarto año del período, fue intentado activar
deliberadamente a destiempo y con tal cantidad de elementos fraudulentos en su
solicitud ante el CNE que al hacerse nugatoria su posibilidad de convocatoria
en el año 2016, dejaron de insistir en ella sin mayores esfuerzos y sin dar
explicaciones a su militancia, no sin antes acusar al gobierno que más procesos
electorales ha promovido en toda la historia republicana, de intentar perpetuarse
en el poder negándose a convocar unas elecciones que legalmente deberían
realizarse durante el último trimestre del año 2018.
En el terreno de
la ilegalidad y/o de lo francamente delincuencial han intentado entre otras
cosas: acciones terroristas continuadas, de alto impacto, desde el día
siguiente a su elección en mayo de 2013 y entre febrero y mayo de 2014; un
golpe cívico-militar abortado en febrero de 2015, el llamado “Golpe
Azul” (1), con participación protagónica del actual presidente de la
AN; un intento de “golpe monetario”, a finales de 2016, con una
participación protagónica de la totalidad de la banca privada y parte de la
banca estatizada, así como una serie de acciones desestabilizadoras perpetradas
desde la Asamblea Nacional con base en la amplia mayoría obtenida en diciembre
de 2015, entre las cuales destacan: la permanente actitud obstruccionista de la
gestión de gobierno; el conflicto continuado promovido con la casi totalidad de
los órganos del resto de los poderes públicos, en especial con la FANB, el TSJ
y el CNE; el arrogarse atribuciones que le corresponden al ejecutivo y al TSJ o
atribuciones no contempladas en la Constitución cual es el juicio político al
presidente con miras a su destitución y la más reciente de ellas, el intento
de destitución con base en la declaratoria de abandono del cargo,
acordada con los votos de su fracción (106 a favor y 3 abstenciones), en la
sesión del pasado 09 de enero.
Sobre el acuerdo
en sí, identificado con el pomposo título de “ACUERDO SOBRE EL ABANDONO
DE LAS FUNCIONES CONSTITUCIONALES DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA EN QUE HA
INCURRIDO EL CIUDADANO NICOLÁS MADURO MOROS” (2), cuya nulidad ya
ha sido demanda por la fracción parlamentaria de la patria ante el TSJ, sólo
diré por ahora que se trata de un larguísimo documento en el cual después de 24
considerandos, el primero de los cuales se apoya en dos de los artículos de
la “Carta Democrática Interamericana”, se aborda a 6 acuerdos el
quinto de los cuales junto al primero de los considerandos revela la agenda
oculta de los autores que no es otra que la de seguir implorando la
intervención extranjera para derrocar a Maduro.
Nuestra
apreciación es que el documento de marras es sólo un esperpento carente de toda
eficacia jurídica y política y para demostrarlo habremos de hacer uso de las
opiniones de connotados opositores que escribieron o declararon sobre el tema
antes o después de que fuese aprobado.
El conocido
abogado y profesor universitario opositor José Vicente Haro logra demostrar fehacientemente
la total ineficacia jurídica de la medida en un artículo publicado en el
portal “Prodavinci”, un resumen del cual ha sido publicado en
este mismo portal (3). En efecto, el profesor Haro comienza por decir que
hay que distinguir entre el abandono del cargo, que efectivamente puede ser
decretado por la Asamblea según el 233 y la destitución del presidente que
únicamente puede ser decretada por sentencia del Tribunal Supremo de Justicia,
según el mismo 233.
Continúa haciendo
mención a la nota de prensa del TSJ publicada en fecha 09 de enero, antes de
celebrarse la sesión de la AN, en la cual afirmó en su jurisprudencia que “la
referida sentencia (# 948) destaca especialmente la prohibición a los
diputados y diputadas de convocar y realizar actos que alteren el orden
público; instigaciones contra autoridades y Poderes Públicos, así como otras
actuaciones al margen de los derechos constitucionales y del orden jurídico”.
Y finaliza su
artículo el reputado profesor comentando otro obstáculo que tiene la Asamblea
Nacional para hacer efectiva su declaración, la cual es distinta a la
destitución que han intentado instalar forzadamente en la opinión
pública. “Si el acto por el cual la Asamblea declara el abandono del
cargo no es publicado en Gaceta Oficial, el Gobierno probablemente considere
que ese acto no puede producir efectos jurídicos, lo que equivale a decir que
la declaratoria de abandono no implicaría la remoción del Presidente”. Y
a partir de esto concluimos nosotros que la malhadada decisión de la AN no
puede tener como efecto inmediato la destitución del presidente Nicolás Maduro
o la cesación de sus funciones constitucionales, tanto por no tener la facultad
para hacerlo como por encontrarse ésta en desacato.
Pero si alguien
aún pudiese considerar que este extenso dictamen profesional no fuese
suficiente para demostrar la ineficacia jurídica del acuerdo, deberían bastarle
unas declaraciones de Cecilia Sosa Gómez, expresidenta de la Corte Suprema de
Justicia en las cuales la exmagistrada opositora señalaba, palabras más,
palabras menos, que: … la declaración del abandono del cargo por parte del
presidente Nicolás Maduro acordada este lunes por la Asamblea Nacional, “es
una acción más política que de efecto jurídico” (4).
Para juzgar la
eficacia política de la medida haremos uso de lo sustancial sobre el tema
contenido en las declaraciones y artículos de prensa de las siguientes
organizaciones y articulistas opositores:
- Comunicado de
PROVEA, conocida ONG financiada por la USAID(5), publicado antes de la celebración de la sesión de la AN:“…la
declaratoria de ´abandono de cargo´, en la forma como está siendo
promovida por algunos voceros políticos, es una interpretación forzada de
la Constitución que agravará el debilitamiento de la institucionalidad
democrática en nuestro país”.
- Declaraciones
de Enrique Ochoa Antich, en representación de Foro CambioDemocrático (6), el 08 de
enero: “… es la típica estrategia de la oposición que
no nos conduce a ningún lado, que nos lleva a la nada. Al final de esto lo
único que va a haber es una nueva decepción. No habrán elecciones dentro
de 30 días como por ahí fantasiosamente y de manera casi adolescente como
si fueran dirigentes estudiantiles de educación media, sencillamente no
habrán elecciones y lo que habrá es una nueva decepción”.
- Declaraciones
de Henry Falcón, en representación de su partido “Avanzada
Progresista” (7), al ofrecer explicaciones sobre el por qué tres diputados del partido
que preside decidieron abstenerse en la votación sobre el abandono del
cargo del presidente Nicolás Maduro, ya que no compartían la propuesta al
considerarla un nuevo salto al vacío que solo generará falsas expectativas
en la población y “… a la postre se va a convertir en
una gran frustración”; para terminar diciendo que “… hay gente
que ha salido diciendo que en 30 días habrá elecciones, eso es engañoso”.
- Chúo
Torrealba, el por ahora Secretario General de la MUD(8),horas después de la sesión: “Más que
tener hoy la barajita del abandono del cargo, como ayer se tuvo la consigna
del referéndum, nosotros, el campo democrático, la sociedad democrática
venezolana, necesitamos una estrategia de poder”.
- Henry Ramos
Allup (9),quien durante su intervención en la sesión de marras y haciendo uso
de su acostumbrado vocabulario críptico, dijo cosas como éstas: “…
nosotros vamos hoy a adoptar esta decisión política, y sabemos que no va a
haber elecciones (…) Nosotros sabemos que no va a pasar ninguna de las dos
cosas” (elecciones en 30 días o que el Vicepresidente finalice el
mandato) y “… hay que decirle a la gente que nosotros no estamos
haciendo las cosas de inocentes, a sabiendas de que no va a haber
elecciones. ¡Lo estamos haciendo a conciencia!” (¿!).
- Alberto
Barrera Tyszka, reputado articulista opositor (10), en un interesante artículo
publicado el 08 de enero, increpaba a Borges con frases como éstas:“Tratar
de demostrar que Nicolás Maduro ha abandonado su cargo puede ser un
ejercicio retórico interesante, pero es un ejercicio audaz de la
imaginación. Hay que tener mucho pensamiento abstracto para encontrarle
rápida coherencia a esa propuesta. Yo sospecho que a la mayoría de los
venezolanos la experiencia nos dice otra cosa”; “… hace un año, diputado
Borges, cuando la oposición tomó posesión del Parlamento, nos ofrecieron
concentrar su acción política en la salida de Maduro de Miraflores. Y
fracasaron. Las explicaciones dan para un largo debate. Las especulaciones
dan para un maratón de disputas. Esta semana, al asumir la Presidencia de
la AN, usted ha vuelto a poner en el centro de su programa la salida de
Maduro. Por supuesto que tiene otras propuestas pero su centro, su primera
convocatoria, su urgencia, apunta nuevamente hacia lo mismo” y
para cerrar la siguiente perla: “Lo peor de todo, diputado, y
perdóneme la desesperanza, es la inquietante sensación de que la élite
política -sin importar bandos o ideologías- está cada vez más aislada. Que
vive pendiente de sus intereses y de sus proyectos, de sus cupos y de sus
cuotas de poder, muy lejos del país real, abandonado, devorado por la
simple y brutal economía”. ¡Imposible una mejor descripción de la
dirigencia de la contra que la que encierra esta lapidaria frase!
Es indudable que
después de leer todos estos testimonios, será extremadamente difícil para
alguien el contradecir nuestra apreciación inicial sobre esta reciente decisión
de la Asamblea, que no sólo adolece de una absoluta ineficacia legal y jurídica
sino que habrá de tener para la actual dirigencia de la contra un descomunal
costo político, al mostrarla tal cual es: políticamente deficiente; intolerante
con sus compañeros; totalmente sumisa a los dictados del imperio cuyo máximo
representante en Venezuela, que suponemos que fue quien transmitió la
orden de cometer tal atrocidad fue nuevamente invitado de honor en la sesión de
instalación y finalmente, como dice Barrera Tiszka, pendiente sólo de sus
intereses, de sus proyectos, de sus cupos y de sus cuotas de poder.
Entrando finalmente en materia después de este
larguísimo preámbulo debo decir que, a pesar de todos sus desafueros soy
contrario a la idea de intentar disolver la actual Asamblea, tal como fue
propuesto el año pasado por algunos camaradas y que como pienso no tardarán en
proponer otros a partir de esta reciente decisión.
Estimo que
debemos dejar que ella se siga consumiendo a fuerza de seguir cometiendo
acciones de la misma naturaleza y que se siga cocinando en su propia salsa, un
poco como lo que ocurrió con aquellos militares de Plaza Altamira, que
terminaron huyendo como las ratas que eran, sin disparar un solo tiro ni mucho
menos haber contrastado democráticamente sus ideas políticas, si es que tenían
alguna
Desde luego que
simultáneamente habría que buscar una forma legítima de impedir que sus
miembros opositores sigan percibiendo remuneraciones de todo tipo, sólo por
conspirar y perpetrar sus corruptelas, y por supuesto que sigan gozando de esa
suerte de patente de corso disfrazada de inmunidad parlamentaria que les ha
permitido hasta ahora cometer impunemente todo tipo de delitos.
Considero esto porque a mi juicio no tendría ningún
sentido sustituir esta malhadada Asamblea por cualquier otra que fuese electa
de la misma manera, lo cual le conferiría indubitablemente un carácter burgués,
independientemente de la correlación de fuerzas que ésta pudiera tener.
Se trataría
entonces de seguir avanzando en la transición al socialismo, tarea para la cual
estimo que nos encontramos en condiciones más que suficientes, comenzando por
elegir bajo nuevos métodos, una Asamblea Nacional que sea verdadera expresión
del Poder Popular en lugar de intentar representarlo con mayor o menor fortuna,
como ha ocurrido con las Asambleas de mayoría chavista que hemos tenido.
Si algún camarada
tuviese dudas sobre nuestra capacidad de seguir avanzando en la transición al
Socialismo o sobre la oportunidad de implantación de lo que estoy proponiendo
he de decirle que se trata además de una simple cuestión de supervivencia pues
como señala aquella frase atribuida a Rosa Luxemburgo, la invalorable “Rosa
Roja”,“… toda revolución que no avanza retrograda… “.
¡Prohibido fallarle a la Patria, prohibido fallarle
a la Revolución… prohibido fallarle a Chávez, carajo!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
Notas:
(2) http://www.notiminuto.com/noticia/an-declara-abandono-del-cargo-por-parte-del-presidente-maduro/
Fuente: Barómetro Internacional
Declaración Final de Intelectuales
Canadienses Respaldando a la República Bolivariana de Venezuela
SIGUIENDO EL ESPÍRITU DEL MENSAJE de solidaridad
emitido por los participantes del XII Encuentro de la Red de Intelectuales,
Artistas y Movimientos Sociales "En defensa de la Humanidad",
celebrado en Caracas, el pasado 11 de abril de 2016, como testimonio del apoyo
de las fuerzas progresistas del mundo entero al gobierno y al pueblo
bolivarianos, en su lucha contra los ataques constantes de la oligarquía local
e imperial, los intelectuales canadienses firmantes reiteramos nuestro respaldo
a la soberanía y a la libre autodeterminación del pueblo de Venezuela.
Destacamos que
las agresiones oligárquico-imperiales reflejadas en la “guerra económica” y en
la “guerra mediática” aplicadas contra Venezuela, no son un caso aislado, pues,
forman parte de una estrategia global para callar la voz disonante del Gobierno
Bolivariano y del pueblo venezolano por su oposición a las estructuras
implantadas por los centros de poder del capitalismo mundial.
En este sentido,
expresamos nuestra inquietud ante los mecanismos actuales de manipulación,
propaganda e intervención, utilizados para desestabilizar la institucionalidad
democrática y las estructuras sociales de Venezuela, con miras a restaurar el
orden precedente de cúpulas oligárquicas y restablecer las nefastas políticas
neoliberales para desmontar las conquistas sociales alcanzadas por el proceso
bolivariano de trasformación popular, iniciado en 1998.
De igual forma,
denunciamos que estos ataques incesantes se han acrecentado con la campaña de
desinformación desarrollada en los medios de comunicación, la cual se ha
centrado en la escasez de alimentos y medicinas, sin hacer mención a la guerra
económica librada por la oligarquía interna y otros sectores de la derecha
local e imperial, en detrimento de toda la población, en particular a los
sectores más humildes.
También
levantamos nuestra voz contra las acusaciones de violaciones de los derechos
humanos en Venezuela, en particular, los señalamientos infundados sobre la
existencia de supuestos “presos políticos” cuando, en realidad, lo que hay en
Venezuela son políticos presos porque han violado las leyes penales venezolanas
a través de llamados a la violencia que han provocado la muerte de venezolanos
inocentes, hecho que nadie a nivel internacional menciona, pues estos políticos
opositores se hacen eco de su irracionalidad y han causado numerosas muertes,
cientos de heridos y daños materiales considerables.
Manifestamos
nuestro regocijo, ya que, pese a estos ataques, agresiones y acusaciones,
observamos que Venezuela mantiene sus principios Bolivarianos y goza de un
sólido prestigio internacional, y, en tal sentido, felicitamos a la República
Bolivariana de Venezuela por la exitosa organización de la XVII Cumbre de Jefas
y Jefes de Estado y de Gobierno del Movimiento de Países No Alineados,
celebrada en la Isla de Margarita, los días 17 y 18 de septiembre de 2016, bajo
el tema “Paz, soberanía y solidaridad para el Desarrollo”, y durante la cual
los Estados Miembros reafirmaron su compromiso con el respeto a la soberanía,
la unidad nacional y la integridad territorial de los Estados, la igualdad
soberana de los Estados, la no injerencia en los asuntos internos de los
Estados, la solución pacífica de controversias, la defensa de la libre
autodeterminación de los pueblos, la abstención de la amenaza o el uso de la
fuerza, el rechazo a las políticas ilegales de cambio de Gobiernos
constitucionales y la condena a la promulgación y aplicación de medidas
coercitivas unilaterales.
Asimismo,
deseamos el mayor de los éxitos a la República Bolivariana de Venezuela en el ejercicio
de la Presidencia del Movimiento de Países No Alineados para el período
2016-2019, pues, visto su liderazgo, fortalezas y compromiso con los más
desposeídos, consideramos que esta gestión fortalecerá y revitalizará las
aspiraciones de los pueblos de la humanidad por edificar un mundo de paz,
justicia, solidaridad y desarrollo compartido.
Recordamos que, a
pesar de las agresiones permanentes, en 17 años de gestión gubernamental
centrada en el ser humano y con una visión integral de los derechos humanos, la
Revolución Bolivariana, inspirada en el ideario del Libertador Simón Bolívar y
conducida por el Comandante Hugo Chávez Frías, ha alcanzado una de las
distribuciones más justas de la riqueza en América Latina, obteniendo
reconocimiento universal por los avances logrados en materia de educación,
alimentación, distribución del ingreso y desarrollo comunal y popular.
Destacamos que
esta política de asistencia social ha sido vigorizada bajo el mandato del
Presidente Nicolás Maduro Moros, superando los efectos perniciosos de la crisis
mundial y el desplome inducido de los precios del petróleo, ya que la caída
abrupta de los mismos ha sido causada por la “guerra financiera” que auspicia
la especulación bursátil, así como por la sobreproducción de hidrocarburos
generada, entre otros factores, por la utilización del método de la
fracturación hidráulica, proceso éste que ha agravado la situación de
fragilidad ecológica del planeta.
Expresamos
nuestra más firme condena a las acciones reaccionarias para censurar y
silenciar la voz y opinión crítica de TeleSUR con medidas que pretenden
debilitar su imagen como herramienta comunicacional a disposición de los
pueblos del mundo entero. Por esta razón, deploramos el retiro inoportuno de la
República Argentina de esta plataforma comunicacional, salida que debilita el
pluralismo político e informativo, así como los avances tangibles de la
integración latinoamericana.
A los fines de
contrarrestar estas acciones de censura, así como la desinformación acerca de
Venezuela, expresamos nuestra disposición a contribuir a la difusión de la
programación de TeleSUR en Canadá, aprovechando las herramientas de las nuevas
tecnologías de la información y de las redes sociales, las cuales tienen una
alta penetración en los diversos sectores de la opinión pública canadiense.
Basados en el
largo y obscuro expediente intervencionista de Estados Unidos en América
Latina, manifestamos, con vehemencia, nuestro rechazo a los actos injerencistas
del gobierno estadounidense en contra de la estabilidad democrática e
institucional de la República Bolivariana de Venezuela, acciones imperiales que
forman parte de una nueva ofensiva insertada en un “Plan Cóndor continental”
para recuperar la influencia perdida en la región y que han auspiciado una
campaña de desprestigio mediático nacional e internacional y una guerra
económica interna deshumanizada, y sin tregua alguna, con miras a provocar la
supresión del proceso bolivariano.
Venezuela no es
una amenaza a la seguridad de país alguno, sino un ejemplo de esperanza, y sí
representa una amenaza al orden imperial imperante. En tal sentido, exigimos la
derogación inmediata de la tristemente célebre Orden Ejecutiva del gobierno de
Estados Unidos en la que considera a Venezuela una amenaza a su seguridad
nacional y a su política exterior, la cual ha sido rechazada, mayoritariamente,
por la gran mayoría de los países del mundo.
Repudiamos
cualquier intento por vulnerar la soberanía de Venezuela a través de acciones
imperiales directas o mediante el uso de organizaciones hemisféricas o
internacionales, para propiciar un cambio de gobierno por vías ilegales que
restaure las viejas estructuras oligárquicas y desmonte las conquistas sociales
alcanzadas con las Misiones gubernamentales revolucionarias.
Por tal motivo,
manifestamos nuestro compromiso para defender las instituciones venezolanas
ante la campaña de deslegitimación orquestada en el actual proceso de
activación del recurso constitucional para convocar a un referéndum
revocatorio, pues, en definitiva, estas operaciones de descrédito erosionan los
preceptos fundamentales contenidos en la Constitución Bolivariana de 1999.
Ante las
experiencias desestabilizadoras recientes en contra de los gobiernos
progresistas de América Latina, evidenciadas en “golpes suaves” o
“constitucionales”, ratificamos nuestra solidaridad con el gobierno y el pueblo
bolivarianos, y anunciamos que estaremos alertas para denunciar cualquier
agresión contra el hilo constitucional venezolano, pues continuaremos apoyando
al proceso bolivariano, al empoderamiento y la profundización de la formación y
participación popular de base, como legado del Comandante Hugo Chávez Frías y
garantía de continuidad de su lucha a favor de la justicia social y la
igualdad.
Finalmente,
reafirmamos nuestro apoyo irrestricto a la República Bolivariana de Venezuela,
cuyo gobierno fue legítimamente electo por la mayoría del pueblo venezolano, y,
desde esta perspectiva, hacemos un llamado al gobierno de Canadá a alejarse de
las políticas intervencionistas de Estados Unidos que pretenden desmantelar los
gobiernos progresistas de América Latina y el Caribe, enmarcadas en su
estrategia global de auspiciar “guerras por compartimientos” a escala mundial.
Firmantes:
Michel Chossudovsky
James Cockcroft
Mahdi Darius Nazemroaya
Kathy Hogarth
Maricarmen Guevara
Víctor Ramos
Stuart Ryan
Jorge Sorger
Santiago Escobar
Jean-Claude Balu
Luis Gómez
Félix Grande
Claude Morin
Arnold August
Fuente:
http://cubaendefensadelahumanidad.blogspot.pe/
Declaración del Ministerio de Relaciones
Exteriores de la República de Cuba
Fracasa provocación anticubana
MEDIOS INTERNACIONALES DE PRENSA difundieron en las
últimas semanas la intención del Secretario General de la OEA, Luis Almagro Lemes, de
viajar a La Habana a fin de recibir un “premio” inventado por un grupúsculo
ilegal anticubano,
que opera en contubernio con la ultraderechista Fundación para la Democracia
Panamericana, creada en los días de la VII Cumbre de las Américas de Panamá,
para canalizar esfuerzos y recursos contra gobiernos legítimos e independientes
en “Nuestra América”.
El plan, tramado en varios viajes entre
Washington y otras capitales de la región, consistía en montar en La Habana una
abierta y grave provocación contra el gobierno cubano, generar inestabilidad
interna, dañar la imagen internacional del país y, a la vez, afectar la buena
marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba con otros Estados. Tal
vez algunos calcularon mal y pensaron que Cuba sacrificaría las esencias a las
apariencias.
Al espectáculo serían arrastrados el propio
Almagro y algunos otros personajes derechistas que integran la llamada
Iniciativa Democrática para España y las Américas (IDEA), la cual también ha
actuado de forma agresiva en los últimos años contra la República Bolivariana
de Venezuela y otros países con gobiernos progresistas y de izquierda en
América Latina y el Caribe.
El intento contó con la connivencia y apoyo
de otras organizaciones con abultadas credenciales anticubanas, como el Centro
Democracia y Comunidad y el Centro de Estudios y Gestión para el
Desarrollo de América Latina (CADAL); y el Instituto Interamericano para la
Democracia, del terrorista y agente de la CIA Carlos Alberto Montaner. Además,
desde el año 2015, se conoce el vínculo que existe entre estos grupos y la
Fundación Nacional para la Democracia de Estados Unidos (NED, por sus siglas en
inglés), que recibe fondos del gobierno de ese país para implementar sus
programas subversivos contra Cuba.
Al conocer de estos planes y haciendo valer
las leyes que sustentan la soberanía de la nación, el gobierno cubano
decidió negar el ingreso al territorio nacional a ciudadanos extranjeros
vinculados con los hechos descritos.
En un intachable acto de transparencia y de
apego a los principios que rigen las relaciones diplomáticas entre los Estados,
las autoridades cubanas se pusieron en contacto con los gobiernos de los países
desde donde viajarían esas personas e informaron, trataron de disuadir y de prevenir
la consumación de esos actos.
Como establecen las regulaciones de la
aviación civil internacional, las líneas aéreas cancelaron las
reservaciones de los pasajeros al conocer que estos no serían bienvenidos.
Unos pocos fueron reembarcados. Hubo quien buscó manipular los hechos en
función de estrechos intereses políticos dentro de su propio país, de cara a
los procesos internos que en ellos tienen lugar.
No faltaron pronunciamientos de defensores
de falsos perseguidos, socios de pasadas dictaduras y políticos desempleados
dispuestos a aliarse con vulgares mercenarios, al servicio y en nómina de
intereses extranjeros, que no gozan de reconocimiento alguno dentro de Cuba,
viven de calumnias insostenibles, posan como víctimas y actúan en contra de los
intereses del pueblo cubano y del sistema político, económico y social que éste
eligió libremente y ha defendido de forma heroica.
En cuanto a Almagro y la OEA,
no nos sorprenden sus declaraciones y actos abiertamente anticubanos. En muy
corto tiempo al frente de esa organización, se ha destacado por generar, sin
mandato alguno de los estados miembros, una ambiciosa agenda de autopromoción
con ataques contra gobiernos progresistas como Venezuela, Bolivia y Ecuador.
En ese período se han redoblado los ataques
imperialistas y oligárquicos contra la integración latinoamericana y caribeña y
contra la institucionalidad democrática en varios de nuestros países. En una
ofensiva neoliberal millones de latinoamericanos han retornado a la pobreza,
cientos de miles han perdido sus empleos, se han visto forzados a emigrar, o
fueron asesinados o desaparecidos por mafias y traficantes mientras se expanden
en el hemisferio ideas aislacionistas y proteccionistas, el deterioro
ambiental, las deportaciones, la discriminación religiosa y racial, la
inseguridad y la represión brutal.
¿Dónde ha estado la OEA, que siempre ha
guardado cómplice silencio frente a estas realidades? ¿Por qué
calla? Hay que ser un trasnochado para intentar venderle a los cubanos
“los valores y principios del sistema interamericano” frente a la dura y
antidemocrática realidad engendrada por ese mismo sistema. Hay que tener escasa
memoria para no recordar que, en febrero de 1962, Cuba se alzó solitaria frente
a ese “cónclave inmoral”, como lo denominó Fidel en
la Segunda Declaración de La Habana. Cincuenta y cinco años después y con la
compañía de pueblos y gobiernos de todo el mundo, es menester reiterar, como
aseguró el Presidente Raúl Castro, que Cuba nunca regresará a la OEA.
José Martí alertó que “ni pueblos ni
hombres respetan a quien no se hace respetar (…) hombres y pueblos van por este
mundo hincando el dedo en la carne ajena a ver si es blanda o si resiste, y hay
que poner la carne dura, de modo que eche afuera los dedos atrevidos”.
En Cuba no olvidamos las lecciones de la
historia.
La
Habana, 22 de febrero de 2017
Fuente:
cubadebate.cu
Confirmado, Almagro
es CIA
Patricio Montesinos
LAS SUCESIVAS ACTUACIONES del actual secretario
general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, contra
los procesos progresistas en Nuestra América confirman sus estrechos vínculos
con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de Estados Unidos.
Almagro, máximo representante del
“ministerio de las colonias de Washington”, dígase la OEA, recibe sumas
importantes de dinero de la CIA para desde su cargo agredir a las naciones
latinoamericanas y caribeñas donde se escenifican procesos revolucionarios.
El “agente” uruguayo al servicio de la
mayor potencia extranjera cumple al píe de la letra las órdenes de su amo en la
arremetida que desde territorio estadounidense se orquesta y materializa contra
la soberanía y la integración de la Patria Grande.
El nuevo “palanganero” de la Casa Blanca,
como igual bautizaron al expresidente español José María Aznar por su
servilismo sin límites al exmandatario George W. Bush, se comporta como la
principal punta de lanza del imperio para revertir la correlación de fuerzas
desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
El secretario general de la OEA, con
residencia permanente en Washington, tiene como tareas muy bien remuneradas
desestabilizar gobiernos progresistas y subvertir el orden regional, y al mismo
tiempo respaldar a la derecha y a regímenes golpistas instaurados recientemente
en Nuestra América.
Almagro la ha emprendido abierta o
solapadamente contra Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otras naciones,
mientras se hace de la vista gorda ante los actuales gobernantes neoliberales
de Argentina, Brasil y Paraguay, por citar algunos.
Poco o nada le interesa al “palanganero”
uruguayo la implementación de los acuerdos para el fin del conflicto en
Colombia, y mucho menos que la Patria Grande sea definitivamente una Zona de
Paz, como fue declarada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC) en su segunda Cumbre celebrada en La Habana, Cuba, en 2014.
Claro que la CELAC, le hace sombra a la OEA
y a los intereses de esa arcaica y agonizante organización manejada por EE.UU,
y que insisten en resucitarla de cualquier manera.
Por cierto, hablando de Cuba, Almagro
parece estar metido en las patas de los caballos, al pretender ser “actor” de
una nueva acción subversiva contraria a la mayor de las Antillas, organizada
desde el enclave terrorista norteamericano de Miami y por conocidos mercenarios
pagados por la CIA.
Según reportes de prensa internacionales,
el máximo representante de la OEA fue convidado a recibir un galardón en La
Habana que han inventado “opositores” cubanos con el financiamiento miamense.
Por supuesto que las autoridades del decano
archipiélago caribeño se arrogan el derecho de impedirle al “premiado” que
entre en el país porque su postura constituye un acto contra la soberanía de
Cuba.
Conociendo a los cubanos, es recomendable
para el “agente” Almagro que deje a un lado su excesivo protagonismo, y
servilismo a Washington. La Revolución del 1 de enero de 1959 liderada por el
histórico Comandante en Jefe Fidel Castro y por el presidente Raúl Castro es
experta en tratar a injerencistas como el ahora secretario general de la OEA.
Fuente: Cubadebate
La elección de Donald Trump
Si bien es cierto que los primeros pasos de Trump parecen estar
desconcertando a buena parte de sus correligionarios, lo cierto es que su
margen de maniobra es relativamente pequeño para proceder a cambios
verdaderamente significativos. Con todo, su elección constituye un síntoma
evidente de la magnitud de la crisis de la globalización neoliberal.
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I
LA RECIENTE ELECCIÓN de Donald Trump, el Brexit, el incremento de los votos
fascistas en Europa, pero también y aún más, la victoria electoral de Syriza y
el crecimiento de Podemos, son manifestaciones de la profundidad de la crisis
del sistema neoliberal globalizado. Este sistema, que siempre he considerado
insostenible, implosiona ante nuestros ojos en su mismo corazón. Todos los
intentos para salvar el sistema –para evitar lo peor, dicen– mediante ajustes
menores están condenados al fracaso.
Pero la
implosión del sistema no es sinónimo de avances en el camino hacia la
construcción de una alternativa favorable para los pueblos: el otoño del
capitalismo no coincide automáticamente con una primavera de los pueblos. Los
separa una brecha que da a nuestra época una tonalidad dramática, reveladora de
los peligros más graves. No obstante, esta implosión –que es inevitable– debe
entenderse precisamente como una oportunidad histórica que se ofrece a los
pueblos, pues desbroza el camino para avances posibles hacia la construcción de
una alternativa que tiene dos componentes inseparables: (I) planes nacionales
para el abandono de las reglas fundamentales de la gestión económica liberal,
en beneficio de proyectos soberanos populares que pongan en primer lugar los
avances sociales; (II) en el plano internacional la construcción de un sistema
negociado de globalización policéntrica.
Avances paralelos en estos dos planos serán posibles
sólo si las fuerzas políticas de la izquierda radical conciben una estrategia
para ello y logran movilizar a las clases populares para progresar en la
consecución de los objetivos. Este no es el caso aún, como lo demuestran los
retrocesos de Syriza, las ambigüedades y confusiones de los votantes británicos
y estadounidenses, y la extrema timidez de los herederos del eurocomunismo.
II
El sistema vigente en los países de la tríada imperialista (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón) se basa en el ejercicio de un poder absoluto por parte de las oligarquías financieras nacionales. Sólo ellas gestionan el conjunto de los sistemas productivos nacionales, logrando reducir a la condición de subcontratistas a casi todas las pequeñas y medianas empresas en la agricultura, la industria y los servicios, en beneficio exclusivo del capital financiero. Estas oligarquías gestionan los sistemas políticos herederos de la democracia burguesa electoral y representativa, habiendo llegado a domesticar a los partidos políticos electorales de derecha e izquierda, obviamente al precio de erosionar la legitimidad de la práctica democrática. Estas oligarquías controlan también los aparatos de propaganda, habiendo reducido los patrones de información a la condición de coro mediático a su exclusivo servicio. Ninguno de estos aspectos de la dictadura de la oligarquía está siendo cuestionado seriamente por los movimientos sociales y políticos en el seno de la tríada, especialmente en los EE.UU.
Las oligarquías de la tríada pretenden extender su
poder a todo el planeta, imponiendo una forma particular de globalización, la
del liberalismo mundializado. Pero se enfrentan aquí a resistencias más
consistentes de lo que lo son en las sociedades de la tríada, herederas y
beneficiarias de las “ventajas” de la dominación imperialista. Porque si los
estragos sociales del liberalismo son visibles en Occidente, son diez veces
mayores en las periferias del sistema. Hasta el punto de que pocos regímenes
políticos pueden seguir aparentando ser legítimos a los ojos de su pueblo.
Fragilizadas al extremo las clases, y los Estados compradore que constituyen
las correas de transmisión de la dominación del imperialismo colectivo de la
tríada son, de hecho, considerados con razón por las oligarquías del centro
como aliados no del todo seguros. La lógica del sistema requiere así la
militarización y el derecho que se otorga a sí mismo el imperialismo para
intervenir –incluyendo la guerra– en los países del sur y el este. Todas las
oligarquías de la tríada son “halcones”; la OTAN, un instrumento de agresión
permanente, se ha convertido de hecho en la más importante de las instituciones
del imperialismo contemporáneo.
La prueba de que se ha elegido esta opción agresiva fue dada por el tono de las palabras del presidente Obama durante su última gira europea (noviembre de 2016), tranquilizando a los vasallos europeos sobre el compromiso de los Estados Unidos dentro de la OTAN. Es evidente que la organización no se presenta como un instrumento de agresión –lo cual realmente es– sino como un medio de asegurar la “defensa” de Europa. ¿Amenazada por quién?
Pues para empezar por Rusia, como nos repite el coro mediático de rigor. La realidad es diferente; lo que se le reprocha a Putin es no aceptar el golpe de estado euro-nazi de Kiev, ni el poder de los políticos mafiosos en Georgia. Hay que contenerla, más allá de las sanciones económicas, por amenazas de guerra como las proferidas por Hilary Clinton.
Luego, se nos dice, está la amenaza terrorista planteada por el yihadismo islámico. Una vez más, la opinión pública está perfectamente manipulada. Porque el yihadismo es el producto inevitable del apoyo que la tríada sigue otorgando al Islam político reaccionario inspirado y financiado por el wahabismo del Golfo. El ejercicio de este supuesto poder islámico es la mejor garantía para la destrucción total de la capacidad de las sociedades de la región de resistir el diktat de la globalización neoliberal. También ofrece la mejor excusa para dar apariencia de legitimidad a las intervenciones de la OTAN. En este sentido, la prensa de los Estados Unidos reconoció que la acusación realizada por D. Trump de que Hilary había apoyado activamente el establecimiento del Daesh estaba bien fundada.
Añadamos que el discurso que vincula la participación en las misiones de la OTAN con la defensa de la democracia se revela una farsa cuando es confrontado con la realidad.
III
La
derrota de Hillary Clinton –más que el triunfo de Donald Trump– es una buena
noticia. Tal vez aleje la amenaza del clan de los halcones más agresivos,
dirigido por Obama y Hillary Clinton.
Digo “tal vez”, porque no está dicho que Trump no introducirá a su país en un camino diferente.
En primer lugar, ni la opinión de la mayoría que lo apoya ni la de la minoría que se manifiesta en su contra le obligan a ello. El debate se ha establecido únicamente sobre algunos de los problemas sociales de los EE.UU. (particularmente antifeminismo y racismo). No pone en cuestión los fundamentos económicos del sistema, origen del deterioro de las condiciones sociales de amplios sectores. El carácter sagrado de la propiedad privada, incluido el de los monopolios, se mantiene intacto; que el propio Trump sea un multimillonario ha sido un activo, no un obstáculo para su elección.
Pero además el debate nunca ha versado sobre la agresiva política exterior de Washington. Nos hubiera gustado ver a los manifestantes contra Trump de hoy protestar ayer contra las agresivas propuestas de Hilary Clinton. Obviamente, esto no sucedió; los ciudadanos de los EE.UU. nunca han condenado la intervención militar en el exterior y los crímenes contra la humanidad que acompañan a esa intervención.
La campaña electoral de Sanders había despertado muchas esperanzas. Atreviéndose a introducir en el debate una perspectiva socialista, Sanders iniciaba una saludable politización de la opinión pública, que no es más imposible en los EE.UU. que en otros lugares. Uno solo puede deplorar, en estas condiciones, la capitulación de Sanders y su posterior apoyo a Clinton.
Aún más importante que el peso de la “opinión pública” es el hecho de que la clase dirigente de los Estados Unidos no concibe otra política internacional que la actual, y eso desde la creación de la OTAN hace 70 años –garantía de su dominio sobre todo el planeta.
Habría, se nos dice, “palomas” y “halcones” en los dos campos, republicanos y demócratas, que dominan el Congreso y el Senado. El primero de estos calificativos es, sin duda, exagerado; se trata de halcones que reflexionan un poco más antes de embarcarse en una nueva aventura. Trump y algunos en su entorno están quizás entre ellos. Si es así, mucho mejor. Pero hay que evitar hacerse demasiadas ilusiones al respecto, aunque también explotar esa pequeña grieta en el edificio estadounidense para fortalecer la construcción de una globalización diferente, un poco más respetuosa con el derecho de los pueblos y las exigencias de la paz. Algo que los vasallos europeos de Washington temen más que nada.
Digo “tal vez”, porque no está dicho que Trump no introducirá a su país en un camino diferente.
En primer lugar, ni la opinión de la mayoría que lo apoya ni la de la minoría que se manifiesta en su contra le obligan a ello. El debate se ha establecido únicamente sobre algunos de los problemas sociales de los EE.UU. (particularmente antifeminismo y racismo). No pone en cuestión los fundamentos económicos del sistema, origen del deterioro de las condiciones sociales de amplios sectores. El carácter sagrado de la propiedad privada, incluido el de los monopolios, se mantiene intacto; que el propio Trump sea un multimillonario ha sido un activo, no un obstáculo para su elección.
Pero además el debate nunca ha versado sobre la agresiva política exterior de Washington. Nos hubiera gustado ver a los manifestantes contra Trump de hoy protestar ayer contra las agresivas propuestas de Hilary Clinton. Obviamente, esto no sucedió; los ciudadanos de los EE.UU. nunca han condenado la intervención militar en el exterior y los crímenes contra la humanidad que acompañan a esa intervención.
La campaña electoral de Sanders había despertado muchas esperanzas. Atreviéndose a introducir en el debate una perspectiva socialista, Sanders iniciaba una saludable politización de la opinión pública, que no es más imposible en los EE.UU. que en otros lugares. Uno solo puede deplorar, en estas condiciones, la capitulación de Sanders y su posterior apoyo a Clinton.
Aún más importante que el peso de la “opinión pública” es el hecho de que la clase dirigente de los Estados Unidos no concibe otra política internacional que la actual, y eso desde la creación de la OTAN hace 70 años –garantía de su dominio sobre todo el planeta.
Habría, se nos dice, “palomas” y “halcones” en los dos campos, republicanos y demócratas, que dominan el Congreso y el Senado. El primero de estos calificativos es, sin duda, exagerado; se trata de halcones que reflexionan un poco más antes de embarcarse en una nueva aventura. Trump y algunos en su entorno están quizás entre ellos. Si es así, mucho mejor. Pero hay que evitar hacerse demasiadas ilusiones al respecto, aunque también explotar esa pequeña grieta en el edificio estadounidense para fortalecer la construcción de una globalización diferente, un poco más respetuosa con el derecho de los pueblos y las exigencias de la paz. Algo que los vasallos europeos de Washington temen más que nada.
Por otra parte, las palabras de D. Trump sobre la
política internacional de los Estados Unidos son contradictorias. Por un lado
parece estar dispuesto a entender la legitimidad de los temores de Rusia ante
los planes agresivos de la OTAN en relación con Ucrania y Georgia, mientras
Moscú mantiene en Siria el combate contra el terrorismo yihadista. Pero luego
dijo que quería dar por terminado el acuerdo nuclear con Irán. Y no se sabe
todavía si está decidido a continuar con la política de apoyo incondicional de
Obama a Israel o si va a matizar este apoyo.
IV
Por lo tanto, es preciso situar la victoria electoral de D. Trump en el marco más amplio de las manifestaciones de la implosión del sistema. Todas estas manifestaciones, hasta hoy ambiguas, pueden conducir a mejores situaciones, pero también a detestables derivas.
Algunos de los cambios vinculados a estos acontecimientos en modo alguno cuestionan el poder de la clase dominante oligárquica. Este es el caso de Brexit, la elección de Trump, los proyectos de los fascistas europeos.
Ciertamente, la campaña a favor del Brexit recurrió a argumentos nauseabundos. Para empezar, el proyecto de separación no cuestiona la opción fundamental capitalismo/imperialismo de Gran Bretaña. Solo sugiere que en la conducción de su política exterior, Londres puede tener una flexibilidad que le permita tratar directamente con sus socios, los Estados Unidos, en primera línea. Pero detrás de esta opción se dibuja igualmente lo que ya deberíamos saber: que el Reino Unido no acepta la Europa alemana. Esta dimensión del Brexit es sin duda positiva.
Los fascismos europeos –que marchan viento en popa– se sitúan en la extrema derecha; es decir, no cuestionan el poder de las oligarquías en sus respectivos países. Solo desean ser elegidos por ellas para poner el poder a su servicio. Al mismo tiempo, por supuesto, apelan a nauseabundos argumentos racistas, lo que les evita tener que responder a los verdaderos desafíos a los que se enfrentan sus pueblos.
El discurso de D. Trump se sitúa en esta categoría de las falsas críticas de la globalización liberal. Su tono “nacionalista” tiene como objetivo reforzar el control por parte de Washington de sus aliados subalternos, no el concederles una independencia que tampoco exigen. Trump podría, en esta perspectiva, tomar algunas modestas medidas proteccionistas; es lo que por otra parte las administraciones estadounidenses siempre han hecho, sin decirlo, imponiéndolas a sus aliados subalternos a los que no se les ha permitido defenderse. Aquí se perfila una analogía que la Gran Bretaña del Brexit podría querer establecer.
Trump ha dejado entender que las medidas proteccionistas en las que piensa tienen principalmente como objetivo a China. Antes, Obama y Hillary habían ya, a causa de su decisión de desplazar el centro de gravedad de sus fuerzas armadas desde el Oriente Medio a Asia Oriental, designado a China como el rival a batir. Esta estrategia agresiva, económica y militar, en flagrante contradicción con los principios del liberalismo del que Washington presume ser el campeón, podría ser derrotada invitando a China a avanzar en una saludable evolución hacia el fortalecimiento de su mercado popular interno y en la búsqueda de otros socios entre los países del Sur.
¿Derogará Trump el Tratado de Libre Comercio? Si lo hiciera rendiría un gran servicio a la gente de México y Canadá liberándolos de su condición de vasallos impotentes y por tanto animándolos a involucrarse en nuevos caminos basados en la autonomía de proyectos soberanos populares. Por desgracia hay muy pocas posibilidades de que la mayoría de los representantes republicanos y demócratas en el Congreso y el Senado, todos ellos incondicionalmente vinculados a los intereses de las oligarquías estadounidenses, permitan a Trump ir en ese sentido muy lejos.
Las consecuencias de la hostilidad de Trump contra la Cumbre contra el cambio climático, COP 21, son menos graves de lo que dejan entender sus protagonistas europeos, pues lamentablemente se sabe –o se debería saber– que en cualquier caso el Tratado será letra muerta, pues los países ricos no tienen la intención de mantener sus promesas financieras en esta área.
Por el contrario, algunos efectos de la implosión de la globalización neoliberal pueden asociarse con un progreso social, más o menos débil.
En Europa, la victoria electoral de Syriza y el ascenso de Podemos se inscriben en ese marco. Sin embargo, los proyectos apoyados por estas nuevas fuerzas son contradictorios: rechazo de la austeridad impuesta, pero ilusión por la posibilidad de una reforma europea. La historia se encarga ya de demostrar este error de apreciación en relación con una reforma imposible.
En América Latina los avances realizados durante la primera década del siglo están hoy siendo cuestionados. Los movimientos que llevaron a cabo estos avances sin duda subestimaron el carácter reaccionario de las clases medias de sus países, en particular en Brasil y Venezuela, donde se niegan a compartir con las clases populares los beneficios de un desarrollo digno de este nombre.
La emergencia de otros proyectos –especialmente China y Rusia– también sigue siendo ambigua: ¿es su objetivo “atrapar” por medios capitalistas y en el marco de la globalización capitalista, que están obligados a aceptar? O, conscientes de que este proyecto es imposible, ¿los poderes relevantes de las sociedades emergentes se orientarán preferentemente en la dirección de instaurar proyectos soberanos populares?
Fuente: Rebelión
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