¿Filosofía en el Tawantinsuyo?
(Cuarta Parte)
Víctor Mazzi Huaycuchi
David
Sobrevilla Alcázar
Inicialmente
mostró una cerrada oposición a posturas «autoctonistas», continuando en parte
las ideas de Miró Quesada y Salazar Bondy, pero aportando nuevos criterios, se
muestra contrario a sostener la idea sobre la posibilidad de un presunto
filosofar «Inka». Dos tópicos que nos interesan de sus argumentos sobre el tema
en debate son: 1) sus reflexiones sobre «heterogeneidad de la filosofía», y, 2)
sus criterios respecto a la reflexión autóctona Inka.
En 1984, durante el I Congreso de Filosofía
(1990:138 y ss.) propuso sus reflexiones sobre filosofías distintas a la
tradición griega. Plantea su tesis sobre las filosofías
heterogéneas, recurriendo
a la noción de filosofía como «sistema de conocimientos racionales a partir de
conceptos» planteada por Inmanuel Kant. Desde esta definición, del fundador de
la filosofía criticista, sostuvo que existían dos conceptos muy diferenciados
del ejercicio filosófico: «un concepto escolar y otro cósmico». Esta
diferenciación establece dos condiciones para distinguir originalidad del
ejercicio filosófico y su legitimidad sobre las otras culturas. Sobre este
criterio Sobrevilla establece que «...denominaríamos a la tradición filosófica
nacida de Grecia filosofía en
sentido estricto,
y las otras tradiciones filosofía en sentido amplío». Las tradiciones
filosóficas en sentido amplío a las que se refiere son China e India, las
destaca en su condición de «filosofías heterogéneas». Dicha condición no
alcanza a otros universos reflexivos surgidos en Japón, Bantú (Africa), Nahualt
(Centroamérica) e Inka (Sudamérica).
Heterogéneo es un concepto que
identifica un proceso compuesto de partes de diversa naturaleza que concurren
en un mismo instante a la conformación evolutiva. Cornejo Polar (1981:12;
1978:7-21), construye el concepto de heterogeneidad para desarrollar
sus estudios sobre la complejidad del proceso de la literatura peruana como
«totalidad contradictoria», indicando que «se trata en síntesis, de un proceso
que tiene, por lo menos, un elemento que no coincide con la filiación de los
otros y crea, necesariamente una zona de ambigüedad y conflicto». Extendiendo
el concepto heterogeneidad-A estudio del
pensamiento reflexivo de diversa y distinta naturaleza a la tradición griega,
se comprende que cada civilización representa una zona de ambigüedad y
conflicto respecto al modelo legitimador universal, mostrando cada una de ellas
sus respectivas características y tópicos de reflexión.
Sobrevilla (1992:163), extendiendo las
consecuencias de la heterogeneidad en la búsqueda de filosofías fuera del
modelo legitimador griego nos conduce a interrogar por lo siguiente:
«El
de saber si se puede emplear la noción de filosofía para formas de pensamiento
no- occidentales. Este problema surge en las culturas heterogéneas o híbridas:
culturas que funcionan con dos o más códigos culturales: el o los códigos que
tenían originalmente las culturas no-occidentales y el código que adoptaron de
Occidente cuando se vieron expuestas al impacto del colonialismo europeo.»
Tal
interrogación implica una reestructuración de nuestros criterios sobre las
consecuencias de la dominación colonial en nuestra evolución reflexiva, de
manera que las estructuras de la heterogeneidad no toquen el
develamiento de las «zonas de ambigüedad y conflicto» que muestran las
peculiaridades de las reflexiones vernáculas. Una aplicación restrictiva de heterogeneidad
implica
una privación de su uso extensivo tal como propuso Kant para determinar un
concepto «cósmico, mundano» de filosofía. Aquí es necesario distinguir una
definición básica: filosofía en sentido
estricto toma una definición de condición cultural originada de la tradición
griega, mientras que en sentido
lato se le refiere como
pensamiento reflexivo generado en
distintas tradiciones culturales.
Sobrevilla (1992:164), previniendo de no
caer en contradicción sobre este sentido «cósmico» de la filosofía aplicada a
las condiciones reflexivas en las culturas «precolombinas», se interroga:
«Lo
interesante e importante no es por supuesto preguntar si en el mundo
precolombino existió filosofía en el sentido amplio, sino en un sentido
estricto: si en él hay algo realmente semejante a la filosofía que comienza en
Grecia con los presocráticos, o sea que participe, aunque sea de un modo
aproximado, de sus rasgos.»
El
argumento puede ser válido a consecuencia de que se muestren los rasgos de
aquella «filosofía en sentido amplio» del mundo «precolombino», lo cual Sobrevilla
no niega que existan, para luego estudiar las semejanzas y comparaciones con el
«sentido estricto de la filosofía».
Un intento de mostrarnos la presencia de
una «filosofía en sentido amplio» se encuentra en su disertación en las
Jornadas de Filosofía organizada por el Centro Bartolomé de las Casas (Qusqu,
1992)[1].
Toma como eje de su análisis sobre el pensamiento Inka el texto de Miguel
León-Portilla: La filosofía
Náhuatl estudiada en sus fuentes (México, 1983), «a falta de estudios sobre
el pensamiento Inka». En su preámbulo (1992: 163) sostiene:
«En
este texto tratamos de indagar si en el mundo precolombino existió un
pensamiento filosófico o sólo un pensamiento mítico. En realidad esta
interrogación cubre únicamente un grupo de casos de un problema más vasto: el de saber si se puede emplear la
noción de filosofía para formas de pensamiento no-occidentales. Este problema
surge en las culturas heterogéneas o híbridas: culturas que funcionan con dos o
más códigos culturales: el o los códigos que tenían originalmente las culturas
no-occidentales y el código que adoptaron de Occidente cuando se vieron
expuestas al impacto del colonialismo europeo. Debido a este
choque dichas culturas asumieron, entre otras cosas, la filosofía occidental.
¿Son las formas de pensamiento original también filosofía?» (Las cursivas son
nuestras).
Esta
última interrogante propone discernir sobre las cualidades del pensamiento no
occidental, evaluadas y sojuzgadas por parámetros y sistemas legitimadores
desde el mismo pensamiento occidental, y no estudiados en la referencia que
puedan surgir desde sus fuentes propias.
Sobrevilla se sirve del texto filosofía nahualt escrito por Miguel
León Portilla como fuente de reflexión para aplicar el argumento a parí para luego arribar
a conclusiones sobre su similar Inka: «no existe filosofía Nahualt» —por tanto—
«tampoco existe filosofía Inca». La razón suficiente es que ambas no pertenecen
a la tradición filosófica griega, por tanto, es equivocado sostener la
existencia de alguna filosofía en cualesquiera de los dos casos.
El estudio de la reflexión de los hamut'aq
es lejana en sus presupuestos de la heterogeneidad a la que apela; considera
(1992:207) que una investigación sobre presencia de alguna filosofía
heterogénea
en el Tawantinsuyu obedecería a motivaciones subjetivas. Escribe:
«Una
dificultad artificial pero perceptible en los estudios sobre el pensamiento
inca en el Perú, es que parece constituir una cuestión de prestigio el que este
pensamiento posea una índole filosófica. En este sentido, no se lo investiga
desprejuiciadamente para tratar de establecer después si su carácter es mítico
o filosófico, sino que se juzga a priori que tiene que ser filosófico.»
La
objetividad del estudio de filosofías heterogéneas pasa a segundo plano, y
convierte lo accesorio en tópico central: una condición subjetiva de la
búsqueda del prestigio del pensamiento Inka como filosófico y no de la búsqueda
de sus fuentes de reflexión. La conclusión a priori a la que llega
(1996:13) es que «no existió un pensamiento filosófico en sentido estricto,
sino sólo una cosmovisión de carácter religioso y mítico».
Las fuentes del pensamiento de los hamut'aq
no se hallan reflejadas en el esquema de estudio de Sobrevilla, las crónicas
del siglo XVI son invalidadas a priori, aunque ellas ya
mostraran los perfiles de una reflexión «heterogénea» de acuerdo al esquema de
Cornejo Polar. Sobrevilla (1992:206) señala no existen fuentes confiables que
muestren evidencia de un pensamiento reflexivo Inka. Él sostiene que:
«...el
mayor obstáculo sea que la cultura inca fue predominantemente oral, de modo que
las fuentes para estudiar su pensamiento son sobre todo las relaciones y
crónicas indígenas y españolas posteriores a la conquista. Contamos también con
obras de arte de un rico contenido simbólico, pero con respecto a las cuales el
margen de inseguridad para la interpretación es muy grande. No disponemos en
cambio de códices o manuscritos indígenas originales[2],
como sí sucede en el caso de las culturas prehispánicas de México.»
La
confiabilidad de las fuentes para concebir un pensamiento de los hamut'aq
implicaba un desarrollo de nuevas técnicas para su decodificación y traducción.
La eliminación intencional de buena parte de los sistemas comunicativos
autóctonos (khipu y tukapu) no destruyó totalmente las fuentes de la reflexión
de los hamut'aq, muchos khipu de contenido reflexivo quedaron intactos aún
después de la imposición colonial.
La conclusión de rechazar alguna forma de
condición heterogénea en el pensamiento Inka ya había sido escrita con mucha
anterioridad por nuestro pensador huanuqueño. En un artículo[3]
de publicación colectiva (1978:36), propone las bases argumentativas de lo que
considera un tesis equivocada:
«...
es erróneo hablar de una filosofía prehispánica en el Perú. Obviamente, se
puede buscar equivalentes a ella en las antiguas culturas peruanas, pero en el
fondo se trata
de algo distinto —y por ello, difícilmente comparable—. En
verdad, no ha existido ni una
epistemología Mochica ni una metaphysica
generalis Inca. De allí que no nos refiramos a un presunto pensar
filosófico anterior a la conquista. Para esta exclusión existen además otras
razones que ya han sido ofrecidas por ej. por [Augusto] Salazar [Bondy].» (Las
cursivas son nuestras) Este argumento de que se trata de «algo distinto» no
aclara las características de un pensamiento reflexivo en el Tawantinsuyu. Si
bien se respalda en los argumentos que ya antes habían esbozado Wagner de Reyna
y Salazar Bondy sobre la inexistencia de «filosofía prehispánica», no sustenta
cuales serían las características y rasgos que hacen diferente el pensamiento
Inka. Sobrevilla (1999:59) sostiene que no debe aplicarse al «pensamiento
prehispánico» conceptos que no le corresponden, como el de «filosofía».
Sin
embargo, hemos de reconocer que sus reflexiones han marcado un derrotero para
quienes desarrollan investigación filosófica sobre el «pensamiento Inka».
Preguntado Sobrevilla (1999:58-59), si está aplicando impropiamente al
pensamiento «prehispánico» categorías occidentales, su respuesta resulta
esclarecedora para entender el sentido de las investigaciones sobre el
pensamiento en el Tawantinsuyu, él sostiene:
«...estoy
tratando de que no se aplique al pensamiento prehispánico conceptos que no le
corresponden, como el de filosofía, sino que, dentro de lo posible estoy
invitando a que se lo estudie desde sí mismo y que a partir de esta
investigación se desarrolle las categorías hermenéuticas que le son pertinentes
o adecuadas. Esta reflexión implicaba desde el inicio reconsiderar exclusiones
del mundo reflexivo Inka, hay diversos estudios en los últimos 30 años que han
avanzado considerablemente en campos como antropología, arqueología y
etnohistoria.»
Al
final deja pendiente distintas áreas de investigación sobre el pensamiento del
Tawantinsuyu, sugiere las siguientes: 1) que su estudio debe ser desarrollado
por conocedores del runasimi; 2) los investigadores tendrán sólida preparación
metodológica y hermenéutica; 3) poseer como base un estudio sistemático de
fuentes documentales sobre cronistas españoles e «indígenas»; 4) deben estar
actualizados respecto a los últimos estudios sobre interculturalidad. Es decir,
quedan premisas pendientes por confirmar para alcanzar alguna conclusión
definitiva. Esta invitación implica el reconocimiento que aún es temprano para
sugerir exclusiones y, por el contrario, urge la necesidad de contar con
estudios que permitan un mayor conocimiento del pensamiento generado por los
hamut'aq.
[1] Véase
¿Pensamiento filosófico o pensamiento mítico precolombino? (1992:161-209), versión ampliada en
Repensando la tradición de nuestra América (1999:19-71).
[2]
Aún falta investigar sobre los códices textiles en el Tawantinsuyu. Sobre el
caso de la oralidad en la literatura Inka véase los argumentos de Edmundo
Bendezú (2003: XXI-XXVII) y Tom Zuidema (1989:491-493).
[2] Aunque la
denominada «concepción tripartita del espacio andino» es una interpretación muy
discutible entre los cronistas religiosos hispanos, quienes transponen la
triada: Dios-espíritu santo-hijo, modificando intencionalmente la información
que recibieron de los khipukamayuq. El modelo espacial inka es cuatripartito, y
contiene a su vez una división dual entre hanan y urin.
[3] Sobrevilla, David (1978). «1880-1980: 100 años
de filosofía en el Perú». En: Podestá, Bruno ed. Cien
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