viernes, 3 de julio de 2015

Comentario de Libros


Sara Beatriz Guardia y el Otro Lado de la Historia


Manuel Lasso


ESTE LIBRO DE SARA BEATRIZ GUARDIA, Mujeres peruanas. El otro lado de la historia, (Quinta edición. Lima, Perú. 2013), es un gran aporte a la investigación social. Ha volteado la historia habitual para mostrarnos en el perfil anverso la situación de la mujer en las sociedades peruanas durante los últimos cinco siglos. Va desde la arqueología y las primeras crónicas y otros documentos que demuestran la evolución de la condición de la mujer hasta las contribuciones del mariateguismo y el ahínco del feminismo por lograr el lugar  justo que le corresponde.

          En todos los pueblos precolombinos se encuentra enterrada la grandeza de las civilizaciones americanas. Sara Beatriz Guardia nos la ilumina y así podemos comprender la verdadera importancia de estos pueblos nativos del continente americano y sus contribuciones al resto del mundo.

          Con una prosa agradable y fluida, que respalda con un gran conocimiento de la arqueología y la sociología del Perú de todas las épocas, nos hace descripciones excelentes. Es el uso del talento literario para describir el pasado con rigor científico. La capacidad narrativa de Sara Beatriz Guardia nos permite enterarnos de los últimos descubrimientos hechos por arqueólogos modernos sobre la identidad y privilegios de la Señora de Cao, la Sacerdotisa de San José Moro y la Venus de Nazca, mujeres milenarias que en su tiempo tuvieron un gran poder. Se unen en esta obra a la artista de la pluma y a la incansable trabajadora de la  investigación científica.

          En los primeros capítulos nos describe la condición de la mujer desde el período neolítico y la identificación simbólica de la mujer con la naturaleza; tierra generadora y madre engendradora. Indudablemente, la mujer ha hecho más de lo que se cree que ha sido capaz de hacer.

          Con la conquista de América se inició la tragedia de su población originaria. Durante tres siglos el terror deslumbrante que padeció la población oriunda fue de pesadilla. El poder omnisciente del vencedor refrendado por la fuerza represiva de la espada y del falconete causó un pánico muy parecido al que a su vez ejercieron los musulmanes sobre la población española durante los ocho siglos de ocupación peninsular. En el caso americano fue un abuso absoluto, aterrante y traumatizante; una condición de pavor en la que la única escapatoria era la muerte. O la huída hacia la sierra para organizar una rebelión que demoraría tres siglos en hacerse realidad.

          Durante la breve existencia del Tahuantinsuyo  hubo una igualdad entre hombres y mujeres y estas ocuparon posiciones prominentes. A pesar de que no existieron Señoras de Caos o Sacerdotisas de San José de Moro la civilización incaica consideró con justicia a sus mujeres y les concedió lugares privilegiados.

          Fue durante la Conquista y la Colonia que la mujer criolla y la española tuvieron las peores consideraciones. Las únicas posibilidades de vida para las españolas o criollas eran el matrimonio o el convento. Si se acababa el matrimonio, por la separación o el divorcio, sólo les quedaba como recurso la prostitución clandestina o la Casa de Recogimiento. El destino de la mujer era el aceptar rápidamente la requisición íntima tan pronto se la pidiesen, los quehaceres de la cocina o las celdas del convento. Para la mujer nativa sólo existió la posibilidad de ser el objeto de la lujuria de los hombres sin ninguna garantía por sus vidas. Durante el virreynato la mujer no tuvo ningún poder y dependió del hombre en todo; no porque necesitara hacerlo sino porque lo imponía el sistema como una consecuencia del pensamiento feudal. La educación no era universal, sino mas bien un privilegio de los varones ibéricos. Las bibliotecas únicamente contenían libros con consejos para las perfectas casadas. Cerca de la llegada de la Independencia todo aquel que leía a Condorcet, a Voltaire o a Rousseau podía terminar aburado por las llamas vivas de la hoguera o con las manos amarradas a la espalda y una venda en los ojos frente a un pelotón de fusilamiento.

         Las posibilidades se redujeron entonces a la muerte o al levantamiento armado. Hubo muchos intentos de rebeldía a través de los siglos; pero fueron fallidos. Sara Beatriz Guardia nos demuestra que los más importantes fueron los de Micaela Bastidas y Túpac Amaru. Con ellos se inicia la posibilidad de la entrega definitiva del poder a los habitantes originarios para que continúen con sus vidas como había sido antes de la llegada de los españoles. Ni Túpac Amaru ni Micaela Bastidas eran militares de carrera y carecían del conocimiento castrense para iniciar una campaña eficaz. El intento estaba destinado a fracasar y fue rápidamente sofocado. Entonces sólo les quedó a los doblegados la posibilidad de formar militares de carrera americanos, en el campo de las acciones de Europa. Ocurrió esto con Bolívar y San Martín. En estos capítulos Sara Beatriz Guardia nos describe con gran vividez y detalle las acciones y pensamientos de Micaela Bastidas y la importancia de su participación en la revolución contra el régimen borbón y nos demuestra el mérito que ella tuvo para ser mencionada con plenitud en las páginas de la historia al lado de su esposo.

          Durante la consolidación de la República no hubieron muchos cambios porque el nuevo país criollo mantuvo a la mujer en las mismas condiciones que existían durante la colonia. Ya no gobernaba España; pero la mentalidad y las costumbres peninsulares continuaron siendo las mismas. Las posibilidades para la mujer permanecieron incambiables: el catre o el convento. Si el matrimonio fracasaba, el meretricio o la Casa de Recogidas.

  Gonzáles Prada fue uno de los primeros en preconizar la necesidad de reinvindicar al indio y de salvar a las mujeres. La corriente indigenista ayudó a que las otras injusticias sociales fuesen puestas en el tapete para reclamar el derecho que justamente pertenecían al indio y a las mujeres. Ya en el siglo XX la lucha por la liberación fue grandemente debida a la brillante percepción de Manuel Gonzáles Prada quien aconsejó liberar al indio e independizar a las mujeres, procesos que hasta hoy continúan.  Pero la mujer reinterpretó su realidad y se sublevó contra la idea de que el destino de la humanidad tenía que ser regido sólo por los hombres.

          La ausencia de la mujer en la historia tradicional es consecuencia del pensamiento dominante de ver siempre a la mujer como un ser sin importancia, por la creencia de que todo tiene que ser hecho por los hombres. Sin embargo una de las contribuciones de esta obra es demostrar que la mujer tuvo y tiene un destacado rol en el desarrollo de la historia tal como la conocemos y tiene el bien merecido derecho de ser mencionada en sus páginas.


          Para cerrar hay que agregar que este libro tiene una profundidad admirable y es difícil escribir plenariamente, en pocas páginas, sobre su solidez y su dimensión. Es necesario decirlo, esta es una obra extraordinaria que debería de estar en toda biblioteca respetable. Si alguien desea saber acerca de la historia continental tendrá que pasar por sus páginas. Sara Beatriz Guardia nos ha entregado una notable producción en la que analiza la condición de la mujer a través de la historia y su lucha persistente a través del tiempo para alcanzar un nivel justo dentro de una sociedad opresora.



Teoría y Práctica de ¿Erratas? En la Obra de Mario Vargas Llosa


Roque Ramírez Cueva


El poeta y crítico Julio Carmona analiza en su libro El mentiroso y el escribidor [1], los postulados, propuestas y técnicas narrativas de Mario Vargas Llosa. El estudio es una visión indagatoria que no está exenta de la confrontación. Sin embargo, siendo una confrontación de  un lector que se involucra con el realismo versus una obra y un autor situado en el campo formalista no es un ensayo sociológico cargado de intencionalidades descalificatorias a partir de clisés ideológicos.

 Por el contrario, Julio Carmona destaca los méritos del novelista en todo cuanto haya aportado Mario Vargas Llosa,  a la literatura latinoamericana y mundial. Respeta, aunque él (Carmona) no utilice este término, la opción política e ideológica del escritor Mario Vargas Llosa. Como individuo social, no obstante ha realizado una revisión a fondo de su novelística encontrando algunos fisuras (no quiero decir grietas porque no afectan la estructura del conjunto de la obra pero si muestran que no es el novelista eximio) en el manejo de las técnicas narrativas.

La aguda visión, sustentada en un sólido análisis desde el método marxista, de Julio Carmona, además realiza un recuento escudriñador y comparativo de las diversas corrientes que fluyen en torno al realismo y formalismo respecto de la literatura y de la crítica literaria, y desde luego que no se circunscribe sólo al de por sí amplio ámbito latinoamericano, sino  también a su inmensurable espectro universal.

Julio Carmona no analiza la narrativa de Mario Vargas para sólo señalar sus tiros fallados de mejor cazador, que no abundan pero que los hay no pocos, sino, tal como se dice en la contratapa del libro El mentiroso y el escribidor, “se ha propuesto demostrar en este estudio que las concepciones estéticas y las obras narrativas” del autor de la Ciudad y los Perros, de La Casa Verde, de Conversación en la Catedral, etc., no lo sitúan como un escritor de tendencia realista que lo fueron la mayor parte de creadores de la narrativa contemporánea latinoamericana sino que está ubicado en una de las ramas de la escuela naturalista, entendiendo que esta última apareció a finales del siglo XIX, y hoy tiene un apéndice, sin duda.

Por otra parte, no voy a señalar o afirmar, no me corresponde, si es Julio Carmona quien primero señala o le da denominación a dicho apéndice del naturalismo que se expresa a través de la narrativa de Mario  Vargas Ll, eso  es labor indagatoria que reta y obliga a una deliberación por cada lector al final de leer el ensayo total.

Es interesante, además conocer que el estudio indagatorio de Carmona nos permite conocer  no sólo los procesos de formación de un narrador (el creador) a través de la forma en que Vargas Ll. ha estructurado el cuerpo de su obra narrativa sino que podemos informarnos (no digo descubrir, porque esto lo hizo JC y Ángel Rama) de que no fue ni es el original que (casi todos) aplauden, de que sea el innovador que dan por descontado ante tanta fama: Vargas Ll. tomó prestados ‘coincidencias y hábitos’ narrativos de Miguel de Cervantes Saavedra y de Gabriel García Márquez, aparte de mostrar que éstos igual cometieron yerros.

Es más, Carmona no cuestiona ni sanciona los ‘hurtos’ de escritura narrativa que pueda haber hecho Vargas Llosa, porque es una parte ‘válida’ de la tradición literaria universal, así Shakespeare y Stendhal usaron argumentos elaborados por escritores mediocres, pero eliminaron a sus autores creando obras maestras.

Es decir, como afirma Julio Carmona, cometieron un parricidio que despejó toda duda de falsas herencias literarias; en cambio, Vargas Llosa no se ha atrevido todavía a cometer el ‘garcíamarquicidio’ (JC dixit) contra las técnicas, rasgos e isotopías aportadas a la narrativa por el autor de la zaga macondiana.

Como acostumbra a deliberar, en voz alta y en muros abiertos, el propio Julio Carmona, el libro El mentiroso y el escribidor se ha elaborado desde “el punto de vista de los vencidos”, quienes en su optimismo instaurarán una nueva sociedad, socialista primero y luego comunista, y a partir de esa comprensión se le  opone resistencia a “la visión de los vencedores” –le llamaríamos la visión de los invasores- que de por sí ya está más que envejecida, es conservadora y en desuso para los tiempos actuales.
       
Con lo reseñado es suficiente para interesarnos por el ensayo de Julio Carmona. El mismo que, con la venia del autor, se ofrece a los lectores en el presente blog Creación Heroica, presentando a modo de fanzines críticos, la total trascripción de los capítulos que interesarán, no sólo para entender desde otro enfoque la novelística de Vargas Llosa, sino también para conocer los valiosos y lúcidos ensayos sobre crítica literaria que no son difundidos por el establishment  editorial y periodístico.
       
Notas

[1] Julio Carmona. El mentiroso y el escribidor, Teoría y Práctica Literarias de Mario Vargas Llosa. Lima.  Pedagógico San Marcos - Fondo•Editorial. 2007.

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