(Sexta Parte)
S. Meliujin
LA TEORÍA CUÁNTICA
MODERNA permite relacionar las fuerzas de atracción y repulsión con otros
procesos contrarios, a saber, con la absorción y radiación de cuantos de
diferentes campos por los cuerpos. Vemos, pues, que las fuerzas de atracción
entre los protones y los neutrones están condicionadas por el intercambio de
cuantos de campo nuclear o mesones entre los nucleones. El protón emite el
mesón, que es absorbido por el neutrón, y, al revés, el neutrón emite un mesón
de otro género, que es absorbido por el protón. Debido a ese cambio, los
protones y neutrones se convierten constantemente el uno en el otro en los
núcleos y entre ellos se originan las fuerzas de atracción necesarias. La
atracción y la repulsión eléctricas también se deben al intercambio entre las
partículas cargadas de cuantos del campo electromagnético. Guiándose por esa
idea, la teoría actual de la gravitación considera que la interacción
gravitacional se debe al intercambio entre cuerpos de hipotéticos cuantos del
campo gravitacional: los gravitones. De ese modo, cualquier fuerza de atracción
y repulsión está determinada, en última instancia, por la absorción y radiación
de las partículas de cuantos de diversos campos. Esos procesos opuestos son los
que condicionan, precisamente, la aparición de sistemas de diverso orden y el
incesante autodesarrollo de la materia.
Vemos,
por tanto, que muchas oposiciones y contradicciones vigentes en el microcosmos
determinan también el proceso de desarrollo de la materia en la escala del
cosmos. Dicha ley rige no sólo con respecto a diversas fuerzas, sino también
con relación a la propia organización estructural de la materia. La unidad de
partículas y antipartículas en el microcosmos ha de realizarse en el universo
en la posible coexistencia de antimundos y formas corrientes de materia. Es
indudable que dichos contrarios interactúan entre sí y esa interacción debe
desempeñar un papel especial en el desarrollo de los sistemas cósmicos. Tal
vez la supuesta dilatación de la metagalaxia no sea más que una consecuencia
de esa clase de interacción, ocurrida hace varios miles de millones de años.
Las
investigaciones futuras demostrarán en qué medida responde esta hipótesis a la realidad,
pero es indudable de todo punto que la unidad de contrarios de diverso género
tiene lugar en todo el infinito universo, condicionando su irreversible cambio.
Además,
de todas las contradicciones existentes en la naturaleza son las
contradicciones internas
y externas
las que desempeñan un papel especial. Llamamos internas aquellas conexiones y
contradicciones que actúan en los límites del sistema material dado, entre sus
elementos integrantes, mientras que las externas expresan las relaciones entre
el sistema dado y otros sistemas circundantes. La diferencia entre las
contradicciones internas y externas es relativa. Se determina exclusivamente
por el carácter de los sistemas. Las contradicciones internas para un sistema
dado serán externas para los subsistemas que lo componen, y viceversa.
El
papel determinante en el desarrollo de todo sistema pertenece a los nexos y
contradicciones internas. Así, los átomos existen como formaciones íntegras
gracias tan sólo al carácter especial de las interacciones entre los electrones
y el núcleo; las moléculas, gracias a los firmes vínculos entre los átomos,
etc. Del mismo modo, todas las propiedades físico-químicas de los cuerpos se
determinan, principalmente, por sus conexiones internas, por el carácter de las
interacciones entre las micropartículas que los integran.
Sin
embargo, el sistema permanece estable mientras que la energía de las acciones
exteriores no supere a la energía de sus vínculos internos. En caso contrario,
se produce la contradicción entre la vieja forma de organización del sistema y
las acciones dadas. La solución de esa contradicción conduce al cambio de las
propiedades del sistema, o bien a la transformación radical de su estructura.
Habitualmente,
el desarrollo de todo sistema está determinado tanto por los factores internos
como externos, indisolublemente ligados entre sí. Por ejemplo, la superficie
de nuestro planeta se ha formado bajo la influencia de los procesos tectónicos
en las profundidades de la Tierra y las radiaciones solares, que provocan
numerosos fenómenos en la atmósfera. En el desarrollo de los microbjetos, de
los cuerpos macroscópicos, de los organismos vivos y de los fenómenos sociales
también tiene lugar la unidad de los factores internos y externos. Con la
particularidad de que las contradicciones y los nexos internos constituyen
siempre la fuente del autodesarrollo del sistema, mientras que los nexos
exteriores son la condición para que se realice esa tendencia interna, para que
de posible se convierta en real. Por ejemplo, en las partículas elementales,
los átomos y las moléculas está implícita como posibilidad la tendencia a la
ilimitada complicación de las conexiones y formas del movimiento, a la formación
de especies altamente organizadas de la materia, incluidos los seres vivos. Sin
embargo, esta posibilidad actúa en el caso únicamente de que existan
condiciones físico-químicas propicias, necesarias para el surgimiento de
complejas combinaciones y de la sustancia viva. Cuando esas condiciones no existen,
por ejemplo en las estrellas o en las nebulosas difusas, esa tendencia no pasa
de ser una posibilidad.
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