miércoles, 1 de abril de 2015

Economía

El Negocio del Cobre


César Risso


UNO DE LOS GRANDES NEGOCIOS de la burguesía, ya sea en forma privada o pública, está en la extracción de cobre. El desorden que se produce por el manejo de la FEB de los Estados Unidos, es uno de los mecanismos económicos que provoca variaciones en los precios de este metal, generando preocupación en los inversionistas.
    
La apreciación del dólar por la expectativa de la elevación de la tasa de interés en los Estados Unidos, ha provocado la disminución del precio del cobre. Esta situación se combina con el cierre temporal de minas en Chile, y por un aumento de la demanda China de este metal. Esto es, mientras la apreciación del dólar reduce el precio del cobre, la situación de Chile y de China presiona al alza el precio de este metal.
    
Estos cambios en la economía mundial, desatan la variación de los precios, que llevan a una nueva repartición de las ganancias entre los diversos sectores de la burguesía imperialista.
    
El menor precio del cobre indica que la burguesía imperialista que se dedica a la extracción de este metal, cede parte de sus ganancias a otros sectores de la burguesía. Es una disputa en el seno de la burguesía imperialista.
    
La apreciación de la moneda norteamericana, estaría indicando una mayor demanda de esta, como ya hemos dicho, como consecuencia de su mayor valor, debido a un aumento de la tasa de interés en dólares. Esta mayor demanda de dólares a nivel mundial eleva el precio del dólar, es decir que su precio a nivel mundial en las diversas monedas del mundo aumenta.
    
También podría estar indicando que la oferta de dólares está disminuyendo. Vale decir, que la FEB, estaría restringiendo la emisión de dólares, haciéndolo escaso y en consecuencia elevando su precio.

Hasta aquí, el fenómeno es estrictamente monetario, es decir, gira alrededor de la cantidad de dinero en diversas denominaciones.
    
Sin embargo, no debemos olvidar que el dólar como todas las demás monedas es únicamente signo monetario; que el dinero es el oro; que el signo monetario dólar representa al oro como medio general de intercambio y como medio de circulación a nivel mundial.
    
Por ello, el precio de las mercancías que se transan internacionalmente, depende tanto de la cantidad de oro, como de la cantidad de dólares. Si el dólar se ha apreciado, podría también deberse a que las reservas de oro de la Reserva Federal de los Estados Unidos han aumentado.

Como podemos ver, esta cambiante situación, que no es otra cosa que la anarquía de la producción expresándose a nivel mundial, refleja el intento por parte de los diversos sectores de la burguesía de apropiarse una mayor cantidad de plusvalía. La actuación de los diversos sectores de la burguesía imperialista con la finalidad de tener mayores ganancias, los hace tomar decisiones particulares, que hacen oscilar los precios a nivel mundial. Este conflicto va orientando, en términos promedio, como la resultante de multitud de fuerzas que van en diferentes direcciones, la economía mundial en una sola dirección, que marca la tendencia.
    
El resultado temporal, con respecto al cobre, es el de la disminución de su precio.

Al 27 de marzo del 2015, el precio del cobre había disminuido en un 0,7%, llegando a US$ 6,129 por tonelada. Esta disminución se intercala con alzas temporales, cuya tendencia es a la baja.

En este sentido, la mayor productora de cobre del mundo, la empresa estatal chilena Codelco, estima que “obtendrá menores ganancias este año debido a la debilidad en el precio del metal, que espera promedie los 2,80 dólares por libra.
    
Los beneficios o excedentes de la firma -resultados antes de impuestos a la renta e ítemes extraordinarios- cayeron un 22 por ciento interanual el año pasado por la baja en el valor del mineral, pese a un aumento en la producción y una contención en los costos, según informó el viernes la empresa.
    
La minera […] calcula que sus excedentes podrían llegar este año a los 2.500 millones de dólares, si considera un precio promedio de 2,80 dólares por libra. Esto representaría una caída del 18 por ciento frente a los 3.033 millones de dólares que obtuvo en 2014.” (http://lta.reuters.com/article/businessNews/idLTAKBN0MN2BE20150327)

Evaluemos el proyecto minero Tía María en Arequipa, de la Southern Copper. Tomemos como referencia el precio de US$ 6,129 por tonelada.

Este proyecto estima que anualmente se producirán 120 mil toneladas de cátodos de cobre. Como el proyecto minero será desarrollado en un promedio de 20 años, entonces se obtendrá un ingreso por ventas de cerca de 15 mil millones de dólares.

Según datos de la misma empresa, la tasa de utilidad bruta al año 2014 fue de 45%. Hagamos extensiva esta tasa al año 2015 para el proyecto minero Tía María. Esto equivale a una utilidad de cerca de 7 mil millones de dólares.

Considerando la misma fuente,  el proyecto empleará directamente a 600 trabajadores. Si consideramos una remuneración promedio de mil nuevos soles por trabajador, esto arrojará una tasa de plusvalía de 3940%. (http://www.southernperu.com/ESP/relinv/INFDLUltimasNotasPrensa/pr150204e.pdf).

Esta enorme plusvalía de la que se apropian los dueños de la transnacional Southern Copper, es lo que está detrás de todas las maniobras, negociados y represión contra los campesinos y clases populares en general, que llevan a cabo los representantes políticos, intelectuales y policiales de la burguesía imperialista.


El Capitalismo Senil y el Nuevo Caos Mundial

(Séptima Parte)


Samir Amin


LA COMPLEJIDAD DE LAS REDES de alianzas y de confron­taciones de intereses se hace todavía más extrema cuando uno imagina que los tres polos de la tríada central están par­cialmente en conflicto, aun cuando continúen asociados al líder norteamericano, cuando consideramos que las zonas de influencia de unos y otros en las periferias no son estables, y que los polos regionales procuran hacer avanzar a sus propios peones. De modo que, en un sistema mundial de geometría variable, las alianzas y las oposiciones podrán hacerse y des­hacerse sin que nos sea posible hacer ninguna previsión más allá del corto plazo inmediato. Lo cual no impide que uno se sienta tentado de superar la dificultad tratando de clasificar los conflictos de intereses -considerados mayores o menores- y la potencia de los actores. Pero este ejercicio se funda, a su vez, en muchas simplificaciones; entre otras, en la que consi­dera que los Estados son los únicos actores del sistema, mien­tras que, en realidad, existen otros como las empresas transna­cionales o los grandes movimientos ideológicos capaces de fundar ciertas solidaridades (sobre la base de la comunidad religiosa, por ejemplo). Por más que la polarización centros/periferias continúe siendo el eje central, las potencias domi­nantes (los Estados Unidos y/o la tríada) pueden verse impul­sadas a "adular" a los polos regionales encargados de mantener la disciplina en sus áreas de influencia y de intervención. Así se tolerará, por ejemplo, que Turquía masacre a los kurdos, que Brasil destruya el Amazonas, que Israel proceda a la lim­pieza étnica de los territorios conquistados, que Sudáfrica siga aplicando en África austral las políticas expansionistas que caracterizaron al régimen del apartheid (reinforcing the mould, escribe sobre esta cuestión Hein Marais) (12), etcétera. Hay que contar, además, con que ciertos países -aunque son periféricos dentro del sistema económico del capitalismo mundial- tienen (o pueden tener) ambiciones poco compati­bles con el respeto de las jerarquías que implica el funcionamiento del sistema. Uno piensa inmediatamente en el caso de China, de la India y de Rusia. Esta quizá sea la razón por la cual, en mi opinión, los líderes centrales (los Estados Uni­dos, la tríada) con frecuencia, si no siempre, los tratarán como a potenciales adversarios y hasta como a enemigos.

3. Con o sin la hegemonía norteamericana, la hipótesis de que pueda darse una recuperación de una expansión capita­lista estabilizada sobre la base de la revolución tecnológica en curso y del imperialismo colectivo de la tríada continúa siendo una posibilidad débil. Tanto más por cuanto esta hipó­tesis desdeña los factores de senilidad del capitalismo sobre los cuales he insistido antes, factores que debilitan el desa­rrollo social en los centros mismos y más aún en las periferias.

El futuro dependerá pues más de otros elementos que de los factores que gobierna la lógica de la nueva acumulación en la escala mundial. Se trata de factores políticos, en primer lugar, los de las elecciones -racionales o irracionales- que pue­dan hacer los pueblos y hasta las clases dirigentes de las peri­ferias (y, en primer término, China) y de las decisiones que tomen los pueblos de Europa respecto de su propio proyecto social.

La evolución de China tendrá un gran peso en la balanza mundial, por las dimensiones mismas de ese país-continente. En otra parte, propuse explicar las condiciones internas y externas que gobiernan los diferentes escenarios, todos igualmente posibles, enumerándolas del modo siguiente: (13)

Escenario de la fragmentación del país (que es el objetivo de la estrategia de los Estados Unidos y el Japón), de la "marginación" del norte y el oeste chinos y de la integración del sur (convertido en gestor de negocios extranjeros) a la constelación de un sudeste asiático industrializado, pero do­minado sin embargo por el Japón y los Estados Unidos.

Escenario de la progresión del proyecto nacional chino, fundado en el éxito de los "tres positivos" (redistribución so­cial del ingreso suficiente para mantener la solidaridad en la nación, redistribución regional que refuerce la interdepen­dencia de los mercados internos de China, mantenimiento del control de las relaciones con el exterior sometidas a las lógicas del proyecto nacional).

Degradación de este último escenario por efecto de lo que he calificado como el "cuarto y gran negativo", a saber, el intento de continuar el proyecto nacional sin salir del marco del sistema de poder en vigor (el Partido Estado llamado leni­nista). Esta degradación podría conducir, o bien a la frag­mentación del país (primer escenario), o bien a la cristaliza­ción de una forma más franca de capitalismo nacional (pro­bablemente, poco democrático).

Notas
[12] Hein Marais, Southern African Cooperation. Reinforcing the Mould.

[13] Samir Amnin, Les défis de la mondialisation, págs. 225-236.

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