Octavio
Paz:
“El
Laberinto de la Soledad”
(Cuarta Parte)
Julio Roldán
EN TORNO AL AMOR EN GENERAL, tomando como base las tres
etapas fundamentales del hombre: la niñez, la adolescencia y la madurez;
desarrolla las rupturas y las uniones que son común a los tres momentos. A la
par hace la diferencias de rupturas-uniones en la medida que se dan en momentos
cronológicamente distintos. Leamos: "El amor es uno de los más claros
ejemplos de este doble instinto que nos lleva a cavar y ahondar en nosotros
mismos y, simultáneamente, a salir de nosotros y realizarnos en otro: muerte y
reacción, soledad y comunión. Pero no es el único. Hay en la vida de cada
hombre una serie de períodos que son también rupturas y reuniones, separaciones
y reconciliaciones. Cada una de estas etapas es una tentativa por trascender
nuestra soledad, seguida por inmersiones en ambientes extraños." (Paz
1992: 182).
Continúa desarrollando lo que
particulariza estas tres etapas: "El niño se enfrenta a una realidad
irreductible a su ser y a cuyos estímulos no responde al principio si no con
llanto o silencio. Roto el cordón que lo unía a la vida, trata de recrearlo por
medio de la afectividad y el juego. Inicia así un diálogo que no terminará sino
hasta que recite el monólogo de su muerte. (...) La adolescencia es ruptura con
el mundo infantil y momento de pausa ante el universo de los adultos. Spranger
señala a la soledad como nota distintiva de la adolescencia. Narciso, el
solitario, es la imagen misma del adolescente. En este período el hombre
adquiere por primera vez conciencia de su singularidad. (...) La madurez no es
etapa de soledad. El hombre en lucha con los hombres o con la cosas, se olvida
de sí en el trabajo, en la creación o en la construcción de objetos, ideas e
instituciones. Su conciencia personal se une a otras: el tiempo adquiere
sentido y fin, es historia, relación viviente y significativa con un pasado y
un futuro." (Paz 1982: 182 y 183).
En el doble
significado de la soledad tiene que ver con la ruptura con el mundo que se le
considera desgraciado y la tentativa por crear otro mundo mejor. Y ello: "...
se manifiesta en nuestra concepción de héroes, santos, redentores. El mito, la
biografía, la historia y el poema registran un período de soledad y de retiro,
situado casi siempre en la primera juventud, que precede a la vuelta al mundo y
a la acción entre hombres. Años de preparación y estudio, pero sobre todo años
de sacrificio y penitencia, de examen, de expiación y de purificación. La
soledad es ruptura con un mundo caduco y preparación para el progreso y la
lucha final." (Paz 1982: 184).
Finalmente en torno al hombre
comienza afirmando: "El hombre contemporáneo ha racionalizado los Mitos,
pero no ha podido destruirlos. Muchas de nuestras verdades científicas, como la
mayor parte de nuestras concepciones morales, políticas y filosóficas, sólo son
nuevas expresiones de tendencias que antes encarnaron en formas míticas".
Termina con un pesimismo a flor de piel: "El hombre moderno tiene la
pretensión de pensar despierto. Pero este despierto pensamiento nos ha llevado
por los corredores de una sinuosa pesadilla, en donde los espejos de la razón
multiplican las cámaras de tortura. Al salir, acaso, descubrimos que habíamos
soñado con los ojos abiertos y que los sueños de la razón son atroces. Quizá,
entonces, empezaremos a soñar otra vez con los ojos cerrados." (Paz 1982:
191).
Como uno de
los primeros comentarios al libro de Paz en su conjunto, se tendría que decir
lo siguiente: En su exposición se puede observar una influencia, aún
significativa, del marxismo (13) en combinación con otras corrientes de
pensamiento, como algunas ideas del vitalismo, en la versión de José Ortega y
Gasset, de esa variante del psicoanálisis, no en la línea de Sigmund Freud, más
bien en la del psiquiatra austriaco Alfred Adler y su Psicología individual.
Del mismo modo la influencia del existencialismo, en la perspectiva de
Jean-Paul Sartre antes que en la de Martín Heidegger. (14).
En base a estas últimas influencias
se ha pretendido reducir el contenido del libro y darle una interpretación
psicológico-existencial, donde el sentimiento de soledad y el ser ahí (Dasein),
arrojado y hasta abandonado en el mundo, marcarían la pauta del trabajo.
Cedamos la palabra al mismo autor
para que él, 25 años después, directamente aclare el mal entendido: "Mi
libro es un libro de crítica social, política y psicológica. Es un libro dentro
de la tradición francesa del `moralismo´. Es una descripción de ciertas
actitudes, por una parte y, por otra, un ensayo de interpretación histórica.
Por eso no tiene que ver, a mi juicio, con el examen de Ramos. Él se detiene en
la psicología; en mi caso, la psicología no es sino un camino para llegar a la
crítica moral e histórica." (Paz 1990: 20).
En la primera parte del primer capítulo
encontramos un hecho revelador. El fenómeno del desarraigo que puede llevar a
la descomposición psíquico-cultural. Es posible que el fenómeno del pachuco en
EE.UU. no sea de la misma forma ni en grado extremo, pero es lo que sucede, de
igual modo, al interior de las sociedades latinoamericanas en transición en los
últimos 50 años.
Esa angustia de ser
y no ser, estas personas desgarradas en su ser íntimo, sin rumbo y sin norte
que vienen del campo a la ciudad, de la provincia a la capital, del interior y
de la periferia al centro son los que mejor expresan este mundo de tierra
movediza. Son los extranjeros en sus propios países. Los niños por
inconsciencia y los mayores por conciencia o necesidad son los que mejor
resisten a estos cambios. Será el joven, en especial el adolescente, quien
mejor sintetiza y expresa en grado sumo esta problemática.
Otro tema
que Paz trabaja con mucha propiedad, que no sólo es patrimonio de los mexicanos
sino de los latinoamericanos en general, es las consecuencias de la conquista y
la colonización y la consecuente mentalidad colonial que se ha instaurado en la
conciencia del habitante común de esta parte del mundo. Él habla de las
máscaras, de las fiestas, del machismo, de la madre chingada, de la traición de
la Malinche, de la división interna de los invadidos, de la sentencia de los
dioses, creyendo que el ciclo histórico se habría cumplido.
De la
independencia y el papel de los criollos, los caudillos, el positivismo, la
democracia y la libertad. De la falta de una burguesía nacional capaz de
cumplir su papel histórico, como lo hizo en otros países, el rol del
imperialismo, especialmente norteamericano. De la revolución, entre otros
hechos, reivindica a los bandidos, a los malhechores, a los revoltosos. Todavía
no entraba al lenguaje político el término hoy de moda: terroristas.
Francisco Villa y especialmente
Emiliano Zapata tenían hasta los años 50 en México y en todo América Latina muy
mala prensa, sus figuras y acciones habían sido presentadas y trabajadas en la
dirección de criminales, bandidos; hoy serían terroristas (15). Paz es uno de
los primeros en ubicarlos en el lugar que les corresponde, es decir como
luchadores sociales, como guerrilleros, como revolucionarios.
En 1975 fue preguntado por Claude
Fell: "... usted privilegia el zapatismo, lo que en la época que fue
escrito el libro era algo nuevo y excepcional, en la medida que casi no se
hablaba de Emiliano Zapata. Cuando aparecía en los periódicos o en unos
escritos se le presentaba invariablemente como el `Atila del Sur´, como un
bandido sanguinario, etc. ¿Cómo se explica el relieve que tiene el zapatismo en
su libro?"
Luego de contar algunas anécdotas
personales y familiares con relación al zapatismo, dice: "La idea que la
propaganda oficial ha dado del zapatismo es bastante falsa y convencional (...)
La paradoja del zapatismo consiste en que fue un movimiento profundamente
tradicionalista; y en ese tradicionalismo reside, precisamente, su pujanza
revolucionaria. Mejor dicho: por ser tradicionalista, el zapatismo fue
radicalmente subversivo. Ese elemento a un tiempo tradicional y revolucionario
fue el que, desde el principio, me apasionó."
Y termina: "El zapatismo
significa la rebelión, el salir a flote, de ciertas realidades escondidas y
reprimidas. Es una revolución no como ideología sino como un movimiento
instintivo, un estallido que es la revelación de una realidad anterior a las
jerarquías, las clases, la propiedad." (Paz 1990: 25).
Casi 20 años después de estas
declaraciones, en el sureño Estado de Chiapas, hizo su aparición un movimiento
armado que reivindica las ideas, las banderas y las acciones de Emiliano
Zapata. Éste responde al nombre de Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Da la impresión que la Vuelta a la noria, idea central del poema
Piedra de sol, y la Dialéctica de la soledad, meollo del
libro Laberinto de la soledad, aún
tienen cabida en América Latina a comienzos del tercer milenio.
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