jueves, 17 de enero de 2013

Política Notas Sobre la Creación Heroica de Mariátegui, Eduardo Ibarra



Política
 
Notas Sobre la Creación Heroica de Mariátegui


         Eduardo Ibarra

I

En su famoso editorial Aniversario y balance, José Carlos Mariátegui escribió estas palabras de permanente vigencia: “No queremos, ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una nueva generación” (1). 

Esta afirmación data de setiembre de 1928 y, a más de su valor general, tiene un valor particular para el Perú. Pero ya en 1923 (sin haberse determinado el mes, pero en todo caso antes de setiembre de dicho año), en un debate con César Falcón, el maestro se había referido a las “características peculiares del medio peruano” (2), al objeto, sin duda, de plantear la necesidad de tener tales características como blanco del método marxista. Después, en julio de 1925, llamó a aplicar “un método científico al examen de los problemas peruanos” (3), con lo que se refirió a la aplicación del marxismo a nuestra realidad. Por eso señaló posteriormente: “Hace año y medio que propuse la organización de una especie de seminario de estudios económicos y sociológicos que se proponga, en primer término, la aplicación del método marxista al conocimiento y definición de los problemas del Perú” (4).

Así, pues, desde muy temprano, Mariátegui tuvo clara la necesidad de aplicar creadoramente el marxismo a las condiciones particulares del Perú.

En su hoja de vida Del autor, dejó señalado que su trato “… con los tópicos nacionales no es, como algunos creen, posterior a su regreso a Europa. Es evidente que en Europa se ocupó particularmente en estudios de política, economía, sociología, filosofía, etc. De su viaje data su asimilación al marxismo. Pero no hay que olvidar que a los 14 ó 15 años empezó a trabajar en el periodismo y que, por consiguiente, a partir de esa edad tuvo contacto con los acontecimientos y cosas del Perú, aunque carecía, para enjuiciarlos, de puntos de vista sistemáticos” (5).

Pero ya en su carta del 10 de enero de 1928 a su amigo Samuel Glusberg, había precisado: “A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista” (6).

Es claro, por tanto, que Mariátegui inició su trabajo de investigación de la realidad peruana conforme al método marxista en el año 1923. Pero, entonces, ¿cuál es la primera expresión de este trabajo?

A nuestro modo de ver, es la conferencia La crisis mundial y el proletariado peruano, sustentada el 15 de junio de 1923 en la Universidad Popular González Prada.

Entre otras cosas, en dicha conferencia Mariátegui planteó las siguientes cuestiones: 1) el proletariado necesita, ahora como nunca, saber lo que pasa en el mundo; 2) por tanto es necesario difundir en el proletariado el conocimiento de la crisis mundial, presentar al pueblo la realidad contemporánea, explicar al pueblo que está viviendo una de las horas más trascendentales y grandes de la historia, contagiar al pueblo de la fecunda inquietud que agita actualmente a los demás pueblos civilizados del mundo; 3) en este propósito es necesaria una prensa docente que siga con atención, con inteligencia y con filiación ideológica el desarrollo de esta gran crisis; 4) en este mismo propósito hacen falta maestros universitarios, del tipo de José Ingenieros, capaces de apasionarse por las ideas de renovación que actualmente transforman el mundo; 5) hacen falta asimismo grupos socialistas y sindicalistas, dueños de instrumentos propios de cultura popular, y en aptitud, por tanto, de interesar al pueblo por el estudio de la crisis; 6) el internacionalismo no es sólo un ideal; es una realidad histórica. El progreso hace que los intereses, las ideas, las costumbres, los regímenes de los pueblos se unifiquen y se confundan. El Perú, como los demás pueblos americanos, no está fuera de la crisis; está dentro de ella; 7) aquí se conoce un poco la literatura clásica del socialismo y del sindicalismo; no se conoce la nueva literatura revolucionaria. La cultura revolucionaria es aquí una cultura clásica, además de ser una cultura muy incipiente, muy inorgánica, muy desordenada, muy incompleta  Toda esa literatura socialista y sindicalista está en revisión. Y esta revisión no es una revisión impuesta por el capricho de los teóricos, sino por la fuerza de los hechos. Esa literatura, por consiguiente, no puede ser usada hoy sin beneficio de inventario; 8) el campo proletario no está ya dividido en socialistas y sindicalistas; sino en reformistas y revolucionario. Una parte del socialismo se ha afirmado en su orientación social-democrática, colaboracionista; la otra parte ha seguido una orientación anti-colaboracionista, revolucionaria. Y esta parte del socialismo es la que, para diferenciarse netamente de la primera, ha adoptado el nombre de comunismo; 9) aquí, como en Europa, los proletarios tienen, pues, que dividirse no en sindicalistas y socialistas –clasificación anacrónica– sino en colaboracionistas y anticolaboracionistas, en reformistas y maximalistas; 10) yo participo de la opinión de los que creen que la humanidad vive un período revolucionario. Y estoy convencido del próximo ocaso de todas las tesis social-democráticas, de todas las tesis reformistas, de todas las tesis evolucionistas.

La conferencia que comentamos es, pues, un diagnóstico de las características peculiares del medio peruano en lo tocante a la situación ideológica y política de las clases trabajadoras en la primera mitad de la década de 1920 y, al mismo tiempo, un verdadero programa de acción, cuya realización el maestro no concebía como una labor individual, sino como la obra de un movimiento. En consecuencia, puede decirse que ese diagnóstico y ese programa son ya la aplicación del método marxista a la investigación de la realidad peruana.

Esta labor de investigación cobró posteriormente sus jalones más importantes en los artículos Lo nacional y lo exótico (noviembre de 1924), Hacia el estudio de los problemas peruanos y Un programa de estudios económicos y sociales (del 10 y 17 de julio de 1925 respectivamente), El problema primario del Perú (diciembre de 1924), El hecho económico en la historia peruana (agosto de 1925), El rostro y el alma del Tawantisuyu (setiembre de 1925), El progreso nacional y el capital humano (apartado I) (octubre 1925), Nacionalismo y vanguardismo (27 de noviembre y 4 de diciembre de 1925), Economía nacional (enero de 1926), Principios de política agraria nacional (julio de 1927), y La tradición nacional (diciembre de 1927), algunos de los cuales, como es de conocimiento general, fueron en parte incorporados a 7 Ensayos, la obra magna de Mariátegui.

Ciertamente entre la labor de difusión en el pueblo peruano del conocimiento marxista de la situación mundial y la investigación de la realidad nacional conforme al método de Marx, existe una evidente relación orgánica, explicada por el propio maestro: “Tenemos el deber de no ignorar la realidad nacional; pero tenemos también el derecho de no ignorar la realidad mundial. El Perú es un fragmento de un mundo que sigue una trayectoria solidaria”. “Los viejos pueblos orientales a pesar de las raíces milenarias de sus instituciones, no se clausuran, no se aíslan. No se sienten independientes de la historia europea”. “Así se comportan antiguas naciones poseedoras de formas políticas, sociales y religiosas propias y fisonómicas. ¿Cómo podrá, por consiguiente el Perú, que no ha cumplido aún su proceso de formación nacional, aislarse de las ideas y las emociones europeas? Un pueblo con voluntad de renovación y de crecimiento no puede clausurarse. Las relaciones internacionales de la inteligencia tienen que ser, por fuerza, librecambistas. Ninguna idea que fructifica, ninguna idea que se aclimata, es una idea exótica. La propagación de una idea no es culpa de sus asertores; es culpa o es mérito de la historia. No es romántico pretender adaptar el Perú a una realidad nueva. Más romántico es querer negar esa realidad acusándola de concomitancias con la realidad extranjera” (7).

Es claro, pues, que, en la obra de Mariátegui, la literatura sobre tópicos internacionales escrita antes del 15 de junio de 1923, es inseparable de su teoría de la realidad nacional, pues ambos planos de su creación teórica tienen la misma finalidad de dotar al proletariado y al pueblo peruano en general de la necesaria conciencia de clase, premisa de su emancipación política y económica.

En consecuencia, en un marco general, la Creación Heroica de Mariátegui comienza con el primer artículo que expresa su conciencia marxista. Pero, entonces, ¿cuál es este artículo? Evidentemente, el tratamiento de esta cuestión no es tarea de fácil esclarecimiento

Por cuanto Mariátegui señaló que de su viaje a Europa data su asimilación al marxismo, es lógico suponer que los artículos reunidos en el tomo 15 de sus Obras Completas, bajo el título Cartas de Italia, pueden dar respuesta al interrogante.

¿Cuál, pues, de los 53 artículos que componen el mencionado tomo desde su décima primera edición, 1991, expresa su adhesión al marxismo? ¿Cuál de esos artículos es el inicio de su labor de difusión en nuestro pueblo del conocimiento marxista de la situación mundial, labor que continuó con otros artículos que forman el mismo tomo 15 y, naturalmente, con aquellos otros que forman La escena contemporánea y los tomos 3 (específicamente La emoción de nuestro tiempo), 8, 12, 16, 17 y 18 de sus Obras, para mencionar únicamente los textos básicos sobre el tema?

II

Así como el paso de Marx y Engels del idealismo y la democracia revolucionaria al materialismo dialéctico y al comunismo científico fue un proceso que duró aproximadamente diez años (desde finales de la década de 1830 hasta finales de la década siguiente), y que concluye con los libros Miseria de la Filosofía y el Manifiesto del Partido Comunista que, según señaló Lenin, representan el marxismo maduro (es decir el marxismo con sus partes fundidas en una concepción integral del mundo), el paso de Mariátegui del socialismo a lo Araquistain (“criticismo socializante”) al socialismo marxista (“método fundamentalmente dialéctico”) fue también un proceso, el cual, como se sabe, cubrió aproximadamente dos años: de mediados de 1918 a mediados de 1920.

Mariátegui experimentó el desarrollo de la lucha de clases en Italia y, en general, en la Europa posterior a la guerra de 1914-1918 y, al mismo tiempo, siguió con especial atención el proceso del socialismo italiano y, en general, del socialismo europeo en ese mismo período. Precisamente la asimilación de estos dos hechos determinó su paso definitivo al marxismo, cosa que ocurrió en algún momento de la segunda mitad de 1920. Es claro que es misión imposible datar el hecho con exactitud matemática, pero en enero de 1921 Mariátegui participa como periodista en el Congreso de Livorno del Partido Socialista Italiano y adhiere a la minoría que constituirá el Partido Comunista. Lo que importa, sin embargo, en las presentes notas, es identificar el escrito que expresa la adhesión de Mariátegui al marxismo.

A nuestro modo de ver, el artículo El cisma del socialismo, escrito en marzo de 1921 y publicado en El Tiempo el 12 de junio del mismo año, expresa la asunción del marxismo por Mariátegui. Y no por el tema del artículo, sino por el punto de vista adoptado para su tratamiento, aunque no sea menos cierto que el tema facilitó la expresión del punto de vista marxista.

En el artículo Las fuerzas socialistas italianas, escrito en abril de 1920, Mariátegui, refiriéndose a las dos facciones de esas fuerzas, la minimalista y la maximalista (para decirlo en términos que durante un tiempo utilizó el maestro para distinguir reformismo de revolucionarismo), escribió estos conceptos: “una parte del Partido Socialista no cree en la posibilidad de la revolución inmediata. Más aún. No cree en la capacidad del proletariado actual para asumir el poder. Y juzga que hay que ocuparse de crearle esta capacidad. Y que hay que utilizar la fuerza parlamentaria del socialismo. Los ciento cincuenta y seis votos socialistas pueden servir para muchas reformas urgentes. Para todas aquellas reformas a las cuales no negarían su voto otros grupos de la izquierda parlamentaria. En tanto, otra parte del Partido Socialista, la parte extremista, cree en la posibilidad de la revolución. Juzga necesario que la acción del Partido se reduzca a organizarla, a precipitarla. Estima que el Partido debe reservar su labor constructiva para cuando el poder esté íntegramente en manos del proletariado. Que no proceder así es retardar la revolución y colaborar con la burguesía” (8).

Es importante poner atención en este razonamiento de Mariátegui, pues la distinción que hace de las tendencias en el socialismo italiano en función de la posición de cada una de ellas ante el poder político de la burguesía, le permite diferenciar el reformismo del revolucionarismo. Esta concepción es genéricamente clasista, pero no está todavía marxistamente definida. Por eso, en el artículo La Sociedad de las Naciones, escrito en mayo del mismo año, es decir, aproximadamente un mes después del citado anteriormente, escribió que “El proletariado socialista lucha por una ‘internacional’ de clase, por una internacional netamente proletaria. Llámese segunda o tercera internacional, llámese de Ginebra o de Moscú, la internacional obrera es fundamentalmente una sola” (9).

En cambio, en el artículo El cisma del socialismo, Mariátegui ha tomado ya una posición netamente marxista: “no existe sino un partido efectivamente maximalista: el partido de Bombacci, de Bordiga, de Graziadei. El partido que se ha separado del socialismo oficial en el Congreso de Livorno a causa de que la mayoría del socialismo oficial quería suscribir el programa de Moscú con varias reservas escritas y demasiadas reservas mentales”. “La fracción derechista diferenciándose de las demás fracciones derechistas europeas, no estaba con la Segunda Internacional. Verbalmente, lo mismo que la fracción centrista, estaba con la Internacional de Moscú. Pero realmente la adhesión de ambas al maximalismo, no era sino retórica, tal vez, más que de que resintiesen con la Tercera Internacional, de que no se sentían con la Segunda”. “La división ha sido, por esto, inevitable y necesaria”. “El Partido Comunista, entre tanto, ha recogido el programa maximalista adoptado por la mayoría socialista hace dos años en el Congreso de Boloña y abandonado ayer en el Congreso de Livorno. Obediente a ese programa, el Partido Comunista trabaja exclusivamente por la revolución y para la revolución. Esta preparación para la revolución no es como se comprende, una preparación material. Es una preparación principalmente espiritual” (10).

El artículo El cisma del socialismo expresa, pues, el paso de Mariátegui del socialismo no marxista al socialismo marxista, es decir, el inicio de su teorización marxista, el principio de su análisis de la realidad conforme al método marxista, el punto de partida de su Creación Heroica.

III

Evidentemente, 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana es la obra magna de Mariátegui, aunque en puridad de verdad lo es a la par con el libro “perdido” Ideología y Política, que es “la exposición de sus puntos de vista sobre la Revolución Socialista en el Perú y la crítica del desenvolvimiento político y social del país y, bajo este aspecto, la continuación de la obra cuyos primeros jalones son los ‘7 Ensayos’” (y del cual tenemos, en cierto grado, un sucedáneo en el tomo 13 de sus Obras Completas), pues ambos forman el binomio básico-fundamental para la interpretación-transformación de la realidad peruana.

Pero el primer escrito más tarde incorporado a 7 Ensayos, titulado Abraham Valdelomar y el movimiento colónida, fue publicado en Mundial el 9 de diciembre de 1924, es decir casi cuatro años antes de aparecer la obra magna de Mariátegui. Y, como ha quedado sentado, el primer escrito manifiestamente marxista de Mariátegui es el artículo El cisma del socialismo, escrito en marzo de 1921.

Por otro lado, el pensamiento de Mariátegui se materializó organizativamente no sólo en el Partido Socialista, sino también en la Confederación General de Trabajadores.

Estas sencillas constataciones (una relativa a la teoría mariateguiana y otra a la materialización organizativa de esta teoría), demuestran fehacientemente que la Creación Heroica de Mariátegui no se limita ni puede ser limitada a los 7 Ensayos y a la fundación del Partido Socialista, aunque tanto aquella creación teórica como esta realización organizativa sean sin discusión lo fundamental de la misma.

Como es de conocimiento general, el Partido Socialista del Perú fue fundado el 7 de octubre de 1928 y la primera edición de 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana vio la luz en noviembre del mismo año. Esto quiere decir que en octubre-noviembre del presente se cumple el 80 aniversario de uno y otro acontecimiento. Y, concretamente, son estos dos acontecimientos los que hay que celebrar. 

Pero hay quienes fechan el inicio de la Creación Heroica de Mariátegui en octubre-noviembre de 1928. Esto, por cierto, es un error de bulto, pues no es el caso que las aludidas personas se sirvan de la fundación del Partido Socialista del Perú y de la primera edición de los 7 Ensayos para celebrar la Creación Heroica de Mariátegui, sino que, al fechar el inicio de esta Creación en octubre-noviembre de 1928, dejan por fuera de la misma toda la obra mariateguiana anterior a tales meses de dicho año (con excepción, claro está, de los trabajos que finalmente hicieron parte de 7 Ensayos), reduciendo así el contenido de la Creación Heroica del maestro (11).

Por Creación Heroica de Mariátegui hay que entender toda su Producción Marxista, que, obviamente, tiene como Contenido Medular la aplicación del método marxista a la definición de la realidad peruana. Por tanto, es un hecho que dicha Creación tiene su partida de nacimiento en marzo 1921, con la escritura del artículo El cisma del socialismo.

Con la escritura de este artículo, pues, y no con su publicación el 12 de junio en El Tiempo, exactamente como puede reconocerse que, como concepción integral del mundo, el marxismo surgió entre noviembre de 1845 y abril de 1846 con la escritura de La ideología alemana, libro que se mantuvo inédito hasta 1932.

El aniversario del Partido Socialista del Perú se celebra el día de su fundación y el aniversario de 7 Ensayos el mes de su primera edición. Esto es completamente evidente y, por tanto, es justo también celebrar el aniversario de la Creación Heroica de Mariátegui en la fecha de su inicio. En consecuencia, esta Creación cumple este año su 87 Aniversario.  

Notas:
[1]  T.13, p.249.
[2]  Anuario Mariateguiano, Nº1, p.3.
[3]  T.11, p.55.
[4]  La organización del proletariado, p.150.
[5]  T .13, p.16.
[6]  Correspondencia, t.II, p.331.
[7]  T.11, pp.27 y 28.
[8]  T.15, p.73.
[9]  Ibídem, p.80.
[10] Ibídem, pp.127, 128 y 129.
[11] Después, quienes así procedían, han asumido la idea de que el inicio de la Creación Heroica de Mariátegui es el 22 de junio de 1918, fecha de aparición de la revista Nuestra Época. Este bandazo demuestra que han pasado de la negación de buena parte del contenido de dicha Creación a la dilución de su contenido marxista en los marcos del socialismo en general.

*El presente artículo fue escrito el 19.01.08, y es parte del libro La Creación Heroica de Mariátegui y el Socialismo Peruano. Planteamiento de la Cuestión. Para su republicación en CREACIÓN HEROICA, el autor ha eliminado algunas referencias a cuestiones circunstanciales y ha hecho algunas correcciones de estilo, así como agregado una nota de pie de página. (El Comité de Redacción).



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