viernes, 2 de marzo de 2018

Política

Nota:

Publicamos a continuación un extracto del séptimo capítulo del libro El Partido de Mariátegui hoy: Constitución, Nombre, Reconstitución, que esperamos pueda ser publicado próximamente.

01.03.2018.

Comité de Redacción. 


La Reconstitución del Partido de Mariátegui

(Extracto)

Eduardo Ibarra

II

Originalmente, la Reconstitución fue acordada por la VI Conferencia Nacional del PCP (enero de 1969), y este hecho da cuenta del grado de comprensión alcanzado en dicho partido acerca de la relación entre el pasado y el presente históricos de la organización política del proletariado peruano.

Pero el valor de tal acuerdo se limitó al hecho de contener la idea general de reconstituir el Partido de Mariátegui, pues, al mismo tiempo, presentó la limitación (el prejuicio, el demérito, el inconveniente) de no contener una idea correcta del proyecto mariateguiano de partido y, por lo tanto, de no contener una idea correcta de la Reconstitución.(10)

Esta es, o más bien fue, la paradoja de la reconstitución actuada por el PCP-SL.

En efecto, el maoísmo delirante, la exclusión del pensamiento de Mariátegui de la base de unidad partidaria, la tergiversación de la teoría leninista de la situación revolucionaria y de la teoría de Mao de la situación revolucionaria en China, el limitado y limitante concepto de la reconstitución como «reconstitución del partido para la guerra popular», la no proyección de la transformación del partido de cuadros en partido de masas, el extravío de la acción militar iniciada en 1980, son cuestiones que, entre otras, demuestran que la reconstitución del PCP-SL no fue la Reconstitución del Partido de Mariátegui.

Huelga decir que lo anotado puso al PCP-SL de espaldas al Camino de Mariátegui.

La oposición a la Reconstitución (en los años de 1970 mediante la desactivación de la organización y el ocultismo)(11), la abjuración del marxismo-leninismo, la falsificación de la filiación doctrinal del PSP y la tergiversación de su realidad orgánica, el reformismo que comporta la idea de la acción legal municipal como camino al socialismo, la adulteración del proyecto mariateguiano de un partido de masas y de ideas, la negación del partido de clase, son cuestiones que, entre otras, condujeron finalmente a García –como era natural que ocurriese– a renunciar formalmente a la tarea de la Reconstitución.

Huelga decir que lo apuntado demuestra que el grupo liquidacionista está fuera del Camino de Mariátegui.
       
        Por lo demás, otras organizaciones de nuestra izquierda marxista-leninista no se plantearon la tarea de la Reconstitución, y, esto, da cuenta de una insostenible indiferencia con respecto a la Creación Heroica de Mariátegui en punto a la cuestión del Partido.

Como hemos señalado en el primer capítulo, la polémica con el liquidacionismo de derecha y con el oportunismo de «izquierda» ha tenido la virtud de esclarecer, entre otras cuestiones, el tipo de partido que necesita hoy el proletariado peruano y el proyecto mariateguiano de un partido de masas y de ideas.

Es decir, ha permitido constatar la identidad entre el tipo de partido que necesita el proletariado peruano para llevar la revolución hasta la victoria y el proyecto de partido de Mariátegui.
       
Esta identidad es, sin duda, prueba irrefutable de la vigencia de la Reconstitución y, por esto, la justifica absolutamente ante la conciencia de todo marxista-leninista.

El pensamiento de Mariátegui al margen de la tarea de la Reconstitución, es un pensamiento en el aire, por así decirlo; en cambio, materializado en un partido de clase bajo la forma organizativa de partido de masas, el proletariado y las clases trabajadoras en general tendrían el instrumento necesario para la toma del poder.

Por eso, es deber de los marxista-leninistas concretar su mariateguismo asumiendo consecuentemente la magna tarea de reconstituir el Partido de Mariátegui(12).

Al haberse establecido, en los últimos tiempos, su verdadero contenido, puede decirse que la Reconstitución es una tarea recién nacida a la vida de la izquierda marxista-leninista.
       
        Por eso, actualmente, a más de ser una necesidad, la Reconstitución es, también, por primera vez, una posibilidad real.
       
        Por lo tanto, está en manos de los mariateguistas con más alas la iniciativa de dar los primeros pasos en la creación del partido por el que luchó Mariátegui, que sería el primer gran partido de masas y de ideas del proletariado peruano(13).

Notas                                     
[10] La carta a Moisés Arroyo Posadas del 30 de julio de 1929 fue publicada el año de 1984 en el tomo II de la Correspondencia de Mariátegui, y la carta a César Vallejo del 14 de octubre del mismo año apareció en el número 1 de la revista Anuario Mariateguiano, 1986, es decir, quince y diecinueve años después, respectivamente, de la VI Conferencia. La publicación «tardía» de dichas cartas, en las cuales, como se sabe, Mariátegui habló de su proyecto de un partido de masas, no puede servir de descargo a nadie, pues, ¿acaso los marxistas no están obligados a pensar por cuenta propia? Lo que pasó, entonces, es que los impulsores de la Reconstitución se encontraban encerrados en esta falsa disyuntiva: partido de cuadros o partido de masas, disyuntiva que era entendida como que el primer término equivalía a partido de clase y el segundo a partido no de clase.
[11] Véase nuestro artículo «Memorias desde Némesis» por Abimael Guzmán, publicado en la revista digital CREACIÓN HEROICA.
[12] En el Perú se da el caso particular de que para ser marxista-leninista hay que reconocer la vigencia del pensamiento de Mariátegui, por la sencilla razón de que el mismo está vigente en la mayoría de sus líneas maestras.
[13] Como se ha visto en el primer capítulo, Mariátegui expresó su empeño de crear «el primer gran partido de masas y de ideas de toda nuestra historia republicana». Corría entonces el año de 1929, y dicha frase tenía pleno sentido: hasta el consignado año no había existido nunca en nuestra historia un partido de esas características, y, por lo tanto, el partido del proletariado habría sido nuestro primer partido de masas y de ideas. Como se ve, Mariátegui señaló la originalidad de su proyecto relacionándolo con la república y no con el proletariado, aunque, como es claro, las ideas implícitas en su frase sean las del marxismo-leninismo y aquellas derivadas de esta doctrina en su aplicación a nuestra realidad concreta. Pues bien, usurpada la dirección del Partido por el oportunismo de «izquierda» encabezado por Ravines, el proyecto mariateguiano quedó postergado, y, así, después de 1930, el Apra surgió como el primer partido de masas y de ideas de nuestra historia republicana; es decir, la ironía de la historia quiso que fuera la pequeña burguesía oportunista, y no el proletariado revolucionario, la que alcanzara a organizar un partido de ese tipo. Haya era oportunista hasta la médula, pero intelectualmente era una persona preparada: sus obras completas prueban que construyó un partido de ideas (de ideas oportunistas y profundamente anti-comunistas, pero de ideas), y, por otro lado, es un hecho que su partido fue también un partido de masas: esta doble condición del Apra es una realidad histórica que solo la más severa incapacidad de basarse en los hechos puede negar. Por eso, repetir hoy la frase mariateguiana «de toda nuestra historia republicana», es no tener en cuenta los hechos históricos y utilizar a Mariátegui como coartada, que es precisamente lo que hacen los liquidadores, quienes, mientras falsifican de la manera más burda la filiación doctrinal del maestro y de su partido y tergiversan cuestiones fundamentales de su Creación Heroica, utilizan algunas afirmaciones suyas que ellos suponen pueden servirles para sorprender a algunos activistas desprevenidos. Como en todas las cuestiones constitutivas del pensamiento de Mariátegui, de lo que se trata en la que nos ocupa no es de repetir irreflexivamente la letra mariateguiana, sino de asumir el método del maestro para continuar su pensamiento teniendo en cuenta la realidad actual. Por eso hemos señalado que, hoy, en el plano organizativo de la clase, nuestra tarea principal es luchar por construir el primer partido de masas y de ideas del proletariado peruano (partiendo, desde luego, de un partido de cuadros, tal como se explica en el presente capítulo). Después de todo, no importa que, por los hechos históricos anotados, la validez de la frase incidental «de toda nuestra historia republicana» haya caducado, pues la esencia de la cuestión, ya en Mariátegui mismo, es que el proyectado partido de masas y de ideas sea el partido del proletariado. Levantar la frase incidental y escamotear el carácter de clase del proyecto mariateguiano, es oportunismo de la peor especie.

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