A un año de la desaparición de los 43
estudiantes
Un Informe Hace Trizas las Mentiras del Gobierno Mexicano*
APESTA
TANTO EL HEDOR DE ENCUBRIMIENTO de parte del estado mexicano por su papel
central en el asesinato y desaparición de los estudiantes del normal de
Ayotzinapa, Guerrero, que incluso los organismos mundiales oficiales no podían
hacerlo caso omiso.
Hace un año, el gobierno mexicano envió a 10.000
soldados a la zona alrededor de Iguala en el estado sureño mexicano de Guerrero
para supuestamente buscar a los 43 estudiantes que la policía se había llevado
en furgonetas policiales después de atacarlos salvajemente, junto con sicarios,
en los autobuses que los estudiantes se habían tomado, cual matanza mató a tres
estudiantes y tres transeúntes e hirió a 40 estudiantes. Las colinas alrededor
de Iguala apestaban de decenas de fosas comunes y cientos de cadáveres aún no
identificados, desenterrados en gran parte por voluntarios y familiares de los
miles de desaparecidos. Pero la campaña militar realmente tenía el objetivo de
suprimir la furia y determinación de las familias y los compañeros de clase de
las víctimas, y por meses el estado se negó específicamente a investigar la
base militar cerca del ataque.
El 6 de septiembre, el grupo de expertos designado por
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó su informe sobre
el ataque del 26 de septiembre del 2014.
El equipo de expertos pasó 6 meses entrevistando a
testigos y detenidos y revisando las pruebas y conclusiones del gobierno. Sus
resultados —que confirman lo que los que han investigado el caso han
descubierto desde el ataque mismo— indican que hay un encubrimiento
gubernamental que se basa en el testimonio sacado bajo tortura de testigos
claves, y en la destrucción, supresión y distorsión de pruebas indispensables,
todo con el fin de concluir que los únicos responsables eran los políticos corruptos
locales que trabajaban con la policía local y los narcotraficantes, y que no
había ninguna participación directa de parte de la policía federal ni el
ejército mexicano.
El Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de la
ONU pidió que México acatara al informe y garantizara que todas las actuaciones
“incluyendo aquellas que involucren a autoridades militares se realicen
por el gobierno de manera diligente y exhaustiva” (énfasis nuestro).
La historia oficial
El
gobierno mexicano ha presentado varias historias contradictorias. Aunque los
normalistas salían de Iguala tras recaudar fondos en las calles, la inicial
historia del gobierno fue que el ataque tuvo lugar para impedir que los
estudiantes interrumpieran un discurso de la esposa del alcalde de Iguala. Otra
historia asevera que los normalistas fueron infiltrados por una banda de narcos
rivales al dominante cártel de la región, los Guerreros Unidos. El alcalde, su
esposa y su familia eran líderes del cártel. La pareja fue detenida, que
permanece encarcelada.
Según este relato, sicarios del cártel sacaron de la
comisaría de policía a los 43 estudiantes, los mataron, los incineraron y
tiraron los restos quemados al río. Buena parte de “las pruebas” del gobierno
proviene de declaraciones de personas arrestadas e interrogadas por la policía
federal. Cuando se sacaron a la luz las flagrantes contradicciones en la
historia oficial, el presidente Enrique Peña Nieto insistió en que ya era el
momento “para que vayamos hacia delante” para “superar este momento de dolor”.
Las conclusiones del informe internacional
Las
conclusiones de la CIDH han revelado al público internacional lo que los
investigadores independientes mexicanos habían demostrado hace mucho: Hay
abundante evidencia de que lejos de ser un crimen cometido por funcionarios
“locales”, la masacre fue supervisada y llevada a cabo por la policía federal y
el ejército mexicano.
- El informe de
la CIDH explicó que los estudiantes ni siquiera llegaron a Iguala sino
hasta hora y media después de haber terminado el discurso de la esposa del
alcalde, lo que desmiente las mentiras del gobierno. Lo más importante: El
informe demuestra que la policía federal y agentes de inteligencia militar
de la base militar de Iguala monitorearon a los estudiantes desde el momento
que partieron de la escuela y que hablaron de lo que veían a través de un
canal conocido como el C4 que conecta a los militares con la policía
federal y local. El alcalde de Iguala hizo llamadas telefónicas a la
policía estatal y federal y a la base militar inmediatamente después del
comienzo del ataque, lo que duró tres horas.
- Las pruebas de
que el ejército participó directamente en la matanza de los normalistas
han sido reforzadas por la investigación de Anabel Hernández y Steve
Fisher, ambos catedráticos con el Programa de Periodismo de Investigación
de la Universidad de California en Berkeley, que concluyó que los
casquillos recogidos en la escena son de armas que usan los militares
mexicanos.
- El gobierno
afirma que tiene pruebas de que los estudiantes fueron incinerados en un
basurero en el cercano pueblo de Cocula. Un par de fragmentos de huesos
quemados que el gobierno afirmó que se encontraron en el río fueron
identificados por expertos internacionales en ADN como pertenecientes a
uno de los estudiantes desaparecidos; y este mes otro fragmento pequeño
fue identificado que tiene una posibilidad “moderada” de pertenecer a otro
estudiante. El informe de la CIDH concluye que era imposible que una
hoguera de la magnitud necesaria para incinerar y completamente
desaparecer a 43 cuerpos haya ocurrido en ese basurero remoto. Y
encontraron que el único fragmento de hueso concreto (encontrado el año
pasado) no fue quemado a una temperatura consistente con una incineración,
ni hay evidencia de que fue encontrado en este sitio.
La historia oficial se basa en la tortura
El
gobierno mexicano ha utilizado las confesiones de cuatro sospechosos que
identifica como miembros del cártel que presuntamente mató a los estudiantes,
como evidencia crucial para su versión de los hechos. Pero entrevistas con los
sospechosos y sus familias han demostrado que en realidad son trabajadores de
construcción empobrecidos que niegan ser sicarios y dicen que “confesaron”
después de ser torturados salvajemente.
A
estos cuatro testigos los golpearon repetidamente, los sofocaron envolviéndoles
la cabeza en bolsas, y les dieron choques eléctricos en sus genitales. Les
amenazaron con hacer lo mismo a sus esposas e hijos. Un examen médico de los
hombres encontró agujeritos de alfileres que corresponden a descargas
eléctricas, y el número de heridas en los cuatro fueron 72, 42, 94 y 60.
¿Cuál será el motivo de un encubrimiento tan elaborado,
lo que probablemente incluya “la siembra” de fragmentos óseos de al menos uno
de los normalistas encima de los miles de restos no identificados en el río?
Aunque no se sabe con certeza, tanto los expertos científicos como la
trayectoria histórica indican la lógica de que los estudiantes fueron
incinerados o desaparecidos de otro modo en una base militar. Un ex general
informó que él, personalmente, sabía que en las décadas de 1960 y 70 disidentes
fueron quemados en secreto en crematorios en las bases militares.
¿Qué pasó en realidad?
Los
estudiantes de Ayotzinapa se habían tomado autobuses para viajar a una manifestación
a los pocos días en la Ciudad de México en conmemoración de la masacre de
estudiantes en Tlatelolco por el ejército mexicano durante el inicio de los
Juegos Olímpicos de 1968. Esta toma de autobuses, y la recaudación de fondos
entre los automovilistas, es una tradición entre los jóvenes en México.
Mientras que la investigación federal sólo menciona cuatro autobuses,
estudiantes y otros testigos dicen que habían tomado cinco. El informe encontró
que la policía federal detuvo a uno de los cinco autobuses en que los
estudiantes viajaban. Los estudiantes en el quinto autobús dicen que la policía
detuvo el autobús y los obligó a bajarse, y salieron corriendo. No se ha visto
ese autobús desde entonces. La teoría del informe es que los estudiantes habían
tomado uno o varios autobuses que transportaban heroína con destino al Medio
Oeste de Estados Unidos, o el dinero del narcotráfico enviado de vuelta.
Según el informe, “Información pública muestra que
Iguala es un punto de embarque y transporte de drogas, especialmente la
heroína, a Estados Unidos, y especialmente Chicago”. Y según la declaración
jurada de un agente de la DEA [Administración para el Control de Drogas de
Estados Unidos] del año pasado, el presunto jefe local de los Guerreros Unidos
en Chicago “trabajó con las personas en México y en el área de Chicago para
transportar y distribuir narcóticos que se ocultaban en autobuses comerciales
de pasajeros que viajaban entre México y Chicago”.1
Este quinto autobús desaparecido y su posible
cargamento de drogas ocultas puede ser UNO de los factores detrás de lo
sucedido aquella noche en Iguala, pero la hipótesis de que es “la explicación
más plausible” ni siquiera aborda el contexto histórico de la represión de
estos normalistas en particular.
¿POR QUÉ los militares y la policía federal ya
coordinaban la vigilancia de los normalistas por el canal C4 mucho antes de que
tomaran los autobuses?
¿POR QUÉ la policía mató a balazos a dos normalistas de
Ayotzinapa durante una protesta en 2013?
¿POR QUÉ los políticos nacionales trataron
inmediatamente de utilizar la crisis en Iguala como excusa para pedir el cierre
de esta y otras escuelas normales rurales?
La verdad, la que ningún “organismo oficial” quiere
abordar, es que las escuelas normales rurales de México son un semillero de
ideas y organización radicales y revolucionarias, con profundas raíces en el
campesinado indígena y empobrecido. Por esa razón, junto con un importante y
extensivo programa neoliberal en México que rompe con aspectos de la afirmación
histórica de parte del estado de que encarna la institucionalización de la
revolución, ha tenido lugar un esfuerzo concertado para cerrar o limitar
severamente las escuelas normales rurales y reprimir el movimiento
independiente magisterial.
Los familiares convocan grandes movilizaciones con
motivo del primer aniversario
Durante
el año pasado, la gente en docenas de ciudades y pueblos ha arrancado el
control de sus comunidades a los carteles narcotraficantes organizados y las
autoridades que son parte de estos. Al aproximarse las elecciones de junio, se
libró una lucha fuerte y controvertida en un número de áreas en el sur de
México, las fuerzas y maestros de Ayotzinapa siendo un elemento clave, para
boicotear e impedir las elecciones, denunciarlas como una farsa, expulsar a los
organizadores de los partidos electorales, ocupar los lugares de votación,
destruir las urnas y defenderse de la dura represión de miles de soldados y
fuerzas de asalto paramilitares organizados por el estado. El gobierno y
ejército mexicanos han respondido con la represión aún más flagrante y la
persecución y asesinato de personas en estos movimientos en varios enfrentamientos.
En respuesta a la desaparición de los 43 normalistas,
las familias y compañeros de clase de los desaparecidos han organizado
caravanas internacionales que han dado discursos en ciudades principales de
Estados Unidos, América Latina y Europa, pidiendo a la gente de todo el mundo a
apoyar su demanda por la justicia. Atraen la atención del mundo a los crímenes
en México que los cárteles narcotráficos llevan a cabo con la complicidad de
funcionarios gubernamentales, lo que ha convertido a gran parte de México en
una zona de guerra y un cementerio. Y crea problemas políticos para los
gobiernos de México y Estados Unidos a nivel internacional.
Las familias han exigido que Estados Unidos dejara de
financiar el ejército mexicano que ha sido cómplice de los carteles de drogas
en los asesinatos de más de 100.000 personas en México y la desaparición de más
de 25.000 en los últimos ocho años. Para algunas personas, esto refleja una
esperanza de que Estados Unidos obligue al gobierno mexicano a actuar en los
intereses del pueblo mexicano. Otros comienzan a reconocer que los
imperialistas estadounidenses no pueden ser parte de “la solución”; que en
realidad ellos son la mayor parte del problema. También es significativo que
las caravanas han rechazado específicamente la idea de confiar en alguno de los
partidos electorales ni los políticos.
En nombre de la financiación de “la guerra contra el
narcotráfico” de México y “asegurar la frontera”, Estados Unidos dio mil
millones de dólares al anterior régimen mexicano de Felipe Calderón, y ahora da
dinero al gobierno actual de Peña Nieto, junto con armas y tecnología para
equipar y entrenar al ejército, la marina, y la policía federal, estatal y
municipal mexicanos — las mismísimas fuerzas profundamente cómplices de los
cárteles de drogas. Este respaldo importante se basa en los intereses de los
imperialistas estadounidenses en mantener su dominación y control sobre México.
****
El
26 de septiembre tomarán lugar grandes movilizaciones internacionales con
motivo del primer aniversario de este crimen del estado mexicano. Las personas
en todo el mundo deberían unirse a los que están denunciando esta atrocidad y
el papel de los gobiernos de México y Estados Unidos detrás de la misma, y
apoyar las demandas:
¡Alto
a la guerra contra el pueblo!
De
Iguala a Los Pinos, ¡cárcel a los asesinos! ¡Todo el pinche sistema es
culpable!
¡El
Estado no es omiso, es criminal! ¡Sólo el pueblo hará justicia!
*
23 de septiembre de 2015. Periódico Revolución. revcom.us. http://revcom.us/a/405/un-informe-hace-trizas-las-mentiras-del-gobierno-mexicano-es.html
1.
“New Report Offers Most Plausible Explanation Yet for Attack on 43 Mexican
Students” [Nuevo informe ofrece la explicación más plausible hasta ahora para
el ataque contra los 43 estudiantes mexicanos”, Roque Planas,
huffingtonpost.com, 9/9/2015.]
El “papa popular”
NO es una “Nueva” Iglesia Católica*
EL
PAPA FRANCISCO llega a Estados Unidos el 22 de septiembre. Además de reunirse
con los poderosos, también hará reuniones bien mediatizadas —de hecho
oportunidades fotográficas— con obreros inmigrados de África y México en Nueva
York y alentará su lucha por sindicalizarse, además de otros grupos de
oprimidos. Anterior a su visita a Estados Unidos había publicado una crítica
apasionada de la destrucción ecológica. En un mundo de extrema desigualdad,
predica la “dignidad de los pobres”.
Pero, a pesar de las apariencias superficiales, esta
Iglesia católica NO es algo nuevo. Es una iglesia re-etiquetada, de imagen
actualizada con tal de volver a reforzar su influencia ahora en declive y —por
más que el papa supuestamente exprese oposición— aquietar a la gente para que
acepte el mundo así como es.
El
infierno en que vivimos… y la Iglesia
La
verdad es que la mayoría de los humanos en este planeta no tendrían que leer
los estridentes cuentos de espantos del Libro de Revelaciones para saber del
infierno — pues ya lo están viviendo en carne propia.
Obligar a la niñita de 10 años en Paraguay a dar a luz
tras ser violada por su padrastro, debido al poder de la Iglesia: eso es el
infierno. Los padres que no tienen más opción que mandar a un hijo a cruzar el
desierto o a cruzar el alto mar en un barco coyotero apiñado por falta de
comida o trabajo, y porque su país es arrasado por el crimen organizado o las
fuerzas armadas — eso es el infierno para padres e hijos de igual medida.
El niñito o la niñita en Yemen que recoge una bomba de racimo hecha en Estados
Unidos diseñada para parecer un juguete y queda hecho añicos — eso es el
infierno. El padre o madre de un joven acribillado por la policía porque
“correspondía a la descripción” o “parecía amenazante”... el migrante,
desesperado para trabajar, que sobrevive a duras penas... el preso, sea
inocente o sea impulsado al crimen por un sistema criminal... el o la joven gay
al que lo humillan y lo amedrentan hasta que se suicide, o incluso lo maltratan
o lo matan los muy santos poniendo en práctica el código moral de la Biblia...
o la señora joven en África o Asia que se muere de SIDA mientras la ven sus
hijos que se preguntan qué será de ellos (pudiendo haberle salvado la vida un
simple condón, la distribución del cual lo prohíbe la Iglesia)... todos ya
saben del infierno.
Este infierno en que vive la humanidad es en parte
causada directamente por la Iglesia, y todo en su conjunto es sostenido y
protegido por ella; en medio de ESTO Francisco viene para ofrecer un consuelo
falso de que si uno acepta en lo fundamental este orden y trabaja para unas
reformas modestas, la iglesia lo apoyará. Sin embargo estas reformas no son más
que echarle pintura al infierno — un infierno concreto en el cual la Iglesia no
solamente es cómplice sino que es uno de los arquitectos de un pillar
principal.
¿Por qué alabar eso? Lo que hace falta es la revolución
— acabar con este infierno que se llama capitalismo y crear un mundo aquí y
ahora donde la gente pudiera trabajar y luchar hombro a hombro por el bien
común, en lo concreto... por un mundo SIN explotación, SIN que un grupo oprima
a otro... por un mundo en el que no hundan al pueblo en la ignorancia y el
miedo sino que se le dé acceso al conocimiento y los medios para entender de
verdad el mundo y actuar para cambiarlo.
ESO no lo permitirá el papa. Lo ha comprobado por su
complicidad con una junta fascista en Argentina durante los años 70 y 80,
donde, en el mejor de los casos, distanció la Iglesia de los que oponían
resistencia. Pero lo que nos hace falta es la emancipación — no el consuelo.
Re-etiquetar
la Iglesia en un mundo en crisis
Para
entender cómo la Iglesia católica se está re-etiquetando, o sea actualizando su
imagen, por medio del papa Francisco, uno tiene que considerar por qué
lo elevaron al papa. La Iglesia católica es una institución en crisis dentro de
un mundo en crisis. Hoy día la mayoría de los católicos viven en los
continentes más empobrecidos: África y América Latina. Son regiones del mundo
donde el funcionamiento del capitalismo-imperialismo inflige el peor infierno a
las más personas. Son lugares donde la huella de la esclavitud, el genocidio y
el saqueo colonial (en antiguas y nuevas formas) es cosa de todos los días. En
África subsahariano, por ejemplo, nada menos de 40 por ciento de la población
carece de acceso a las necesidades básicas de la vida: alimento, agua potable,
ropa, y albergue, y el promedio de expectativa de vida de una persona es de
46 años (mientras personas en países en el otro extremo del espectro de
desigualdad global viven décadas más).
Al mismo tiempo, la misma Iglesia se ha caracterizado
por escándalos sin fin sobre el abuso sexual de niños, por proteger más a la
élite privilegiada que a los oprimidos, y por su aspecto y actuación como si
casi nada haya cambiado desde la Edad de Tinieblas. En Estados Unidos y Europa,
donde también viven muchos católicos, la hipocresía sexual de la Iglesia y su
flagrante desdén por la ley, junto con sus edictos draconianos contra las
mujeres que quieren controlar su propia reproducción (sea por el aborto
provocado o la planificación familiar) han disminuido su legitimidad y su
relevancia.
En el contexto de una iglesia y un mundo en crisis, la
Iglesia católica hizo un llamado en 2013 a cambiar radicalmente su imagen.
Los líderes de la Iglesia corrieron al entonces papa Benedicto, al cual muchos
odiaron, y elevaron al papa Francisco al símbolo y líder de una iglesia de
marca renovada.
El papa Francisco está sirviendo no solamente para
revitalizar la Iglesia sino jugar cierto tipo de papel. Primero, para promover
la enseñanza tradicional católica de que si las personas sean obedientes y
humildes, si acepten su lugar en el mundo y se rebajen por pecadores culpables
de su propio sufrimiento, sus vidas tendrán sentido y vivirán para siempre
después de la muerte. Segundo, para promover la idea de que si las personas
luchan por mejorar modestamente sus vidas, la Iglesia las defenderá y tomará
partido con ellas. Tercero, que —en el caso de las personas las que la Iglesia
ha casi literalmente demonizado, incluyendo las mujeres que se hacen el aborto
o practican el control de natalidad, personas gay y lesbianas, y las que se
divorcian y vuelven a casarse— se les perdonará y se les tendrá compasión... si
se arrepientan de sus supuestos pecados.
La
dizque misericordia del papa hacia las mujeres es degradante y ultrajante
Alaban
al papa por cambios supuestamente compasivos y tolerantes en la posición de la
Iglesia sobre la mujer y la gente LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transexual).
Hace falta espacio como para analizar tanta hipocresía y tergiversación que ese
mito conlleva, y el engaño propio de las personas que se lo han tragado. En
todos esos casos de su dizque misericordia, que conste que Francisco sigue
insultando a las personas por pecadores que tienen que arrepentirse — el único
cambio siendo que ahora si se arrepientan sinceramente la Iglesia las recibirá
de regreso.
Veamos un ejemplo: el aborto provocado. Recientemente
el papa anunció un año de misericordia y dijo que mujeres que se han provocado
el aborto pero se arrepientan sinceramente y confiesan a su cura se les
permitirá hacer la comunión.
¿Misericordia? ¿Arrepentimiento? ¡No jodan!
En realidad, 47.000 mujeres mueren cada año de
abortos provocados estropeados, debido en gran parte a que la Iglesia se ha
aferrado a penalizar el aborto provocado. 47 mil. ¿Qué tal si la Iglesia parara
contra una pared a 47.000 mujeres? Imagínatelas, como las mujeres que tú
conoces, desde todos los diferentes países, personas con vidas y sueños y
trabajo y amor. Ahora imagínate que se las asesina, una por una, casi mil cada
semana. No solamente por un año, no solamente por una década — sino por siglos.
Este “papa popular” es empapado en la sangre de mujeres, desde su calzado hasta
su vestimenta carmesí. El de que profese inquietud por ellas pone sal en las
heridas abiertas y repetidas.
Es más, millones más de mujeres sin contar son
obligadas a tener hijos contra su voluntad, debido a la oposición de la Iglesia
al control de la natalidad. Cabe repetir — durante siglos.
Ninguna mujer, en ninguna parte del mundo, tiene nada
de que arrepentirse ante la Iglesia católica. Y ninguna persona pensadora, en
ninguna parte, debe tragarse el cuento torcido del “papa popular”. El castigo
vengativo, aunque viene envuelto de inquietud y misericordia, sigue siendo
venganza.
¿Y la Iglesia? Nunca podrá expiar el sufrimiento
que ha impuesto y la ignorancia que consagra, día tras día, vengativamente y
sin pedir perdón. El día en que se rompan y se entierren todas las
cadenas de la tradición sobre todos los humanos —incluyendo el control
ideológico y las cadenas demasiadas concretas de la Iglesia católica—será de
verdad un día de júbilo.
El pueblo no necesita un cambio de imagen para la
Iglesia. No necesitamos que un tipo en piyama medieval nos dispense en turno
misericordia y condenación, que profese apoyarnos mientras procura blanquear y
encubrir los horrores flagrantes de este sistema… que dé consuelo al esclavo
para hacer tolerable la esclavitud en vez de darle dirección para luchar para
terminar la esclavitud… que dé sermones a los destructores del medio ambiente
al mismo tiempo que legitima el derecho de gobernar de ellos.
Necesitamos
una revolución. Y la necesitamos lo antes posible.
*
23 de septiembre de 2015. Periódico Revolución. revcom.us. http://revcom.us/a/405/el-papa-popular-no-es-una-nueva-iglesia-catolica-es.html
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