Crítica a la Teoría del “Espacio-Tiempo-Histórico” de Haya de la Torre*
(Segunda Parte)
Guardia Mayorga
LA
INFLUENCIA QUE EJERCE UN pueblo sobre otro, está determinado por el mayor
desarrollo que alcanzan unos i el atraso en que viven los otros. Esta
influencia está en razón directa de su falta de progreso.
En esta interdependencia un pueblo alcanza
su emancipación mediante un mayor progreso que afianza su conciencia
histórica. Lo propio sucede en el individuo. Cuanto más niño o ignorante es un
hombre, es mayor la influencia que recibe de su mundo circundante. Su
desarrollo físico o cultural marca el proceso de su emancipación i el
afianzamiento de su personalidad. Con formular la teoría del "Espacio-Tiempo
histórico" no se ha dado ningún paso en este proceso de emancipación
nacional ni continental. Es una mera "teoría atrevida" para justificar
un exclusivismo partidarista; así como el racismo sirvió para justificar el
nacional-socialismo. La implantación de una industria tiene más importancia
para conseguir nuestra independencia que la elucubración del
"Espacio-Tiempo histórico".
Los últimos tiempos se han caracterizado por
la contraposición del sistema individualista i del sistema socialista; el
individuo frente a la sociedad. Esta pugna no sólo abarca los campos de la
economía i de la política sino de la propia valoración histórica. La teoría de
los héroes de Carlyle frente a la teoría del materialismo histórico. "La
sociedad está fundada sobre el culto a los héroes. Todas las dignidades i jerarquías
en que descansa la asociación humana, son lo que podríamos llamar una
heroarquía, esto es, un gobierno de héroes. . . la historia del mundo no es
sino una biografía de sus grandes hombres", escribirá Cariyle.
"Gracias a las particularidades de su inteligencia i de su carácter, las
personalidades influyentes pueden hacer variar el aspecto individual de los
acontecimientos i algunas de las consecuencias particulares, pero no pueden
hacer variar su orientación general, que está determinada por otras fuerzas. .
., todo talento convertido en fuerza social es fruto de las relaciones
sociales", contestará Plejanov.
Así se contrapone la valoración
individualista de la historia frente a la valoración socialista de la misma.
También en el campo filosófico la estimativa de la historia oscila entre el
idealismo i el materialismo. Para el idealismo el proceso histórico es
relativo, para el materialismo dialéctico es absoluto— relativo. Absoluto en
cuanto es un hecho objetivo, relativo en cuanto constituye parte de un proceso.
Spengler es un representante de la decadente concepción idealista. Pensó que
la caída del sistema capitalista arrastraría a la cultura Occidental hacia su
fin. Pero la Cultura Occidental toma nuevas formas i se desarrolla sobre nuevas
perspectivas sociales.
Contraponer a Einstein con Spengler es como
contraponer la Historia i la Física para resolver un mismo problema.
¿ES APLICABLE EL RELATIVISMO EINSTENIANO A
LA ESTIMATIVA DE LA HISTORÍA? Recordemos que los elementos fundamentales del
relativismo einsteníano, en lo que se refiere al Tiempo i al Espacio son: el
observador, el suceso objetivo observado, la velocidad constante de la luz i
los sistemas de referencia.
En el Espacio—Tiempo histórico se sustituye
al observador por el historiador; el suceso observado, por el desarrollo de
cada "Pueblo—Continente" en su Espacio — Tiempo histórico i la
velocidad constante de la luz, por los "pueblos luz" o sean aquellos
pueblos que han alcanzado su máximo desarrollo.
Es concepción clásica que los sucesos
históricos se localizan, para ser tales, en el espacio (lugar en que se
producen) í en el tiempo (época en que se realizan). La continuidad histórica
está dada por la concatenación de estos sucesos. La historia vive en el pueblo
que la forja i el historiador sistematiza i explica ese proceso. Marx no hace
sino explicar el proceso histórico dentro de !a concepción materialista, así
como Hegel lo explica desde el punto de vista idealista. Esta valoración de
la historia es relativa mientras no tenga una comprobación real; pero una vez
que se comprueba se hace objetiva, absoluta. Lo propio sucede con la valoración
de un conocimiento científico. La existencia del átomo es valorada desde
diferentes puntos de vista, esto es lo relativo; pero cuando se realiza el
estudio experimental del átomo i se descubre su estructura, el conocimiento
tiene un carácter absoluto dentro de su relatividad con relación al todo.
La forma de producción i apropiación
constituye la estructura de la Historia humana. Esto no se basa en una
elucubración mental, sino en una realidad objetiva. Un principio que rige tal
forma de producción no reconoce fronteras, se aplica allí donde esa forma
existe. Estas formas económicas estructurales han tenido siempre una tendencia
expansiva cada vez mayor. El ascenso de la economía tribal hasta la economía
capitalista así lo demuestra.
En el caso del marxismo, este sistema no debe
ser tomado como una medida rígida, sino como un principio flexible que se
adapta a una realidad social dinámica. En lo cambiable, en lo que deviene no
es posible la aplicación estática de una medida. Sí en China o Estados Unidos
se implantase el socialismo, éste no sería igual al socialismo de la Umón
Soviética, no obstante que los principios que norman la socialización son los
mismos. Los principios democráticos son universales. La igualdad política i
económica, la libertad, la existencia de los partidos que constituyen su
esencialidad, son universales, pero su realización es particular, adquiere una
fisonomía nacional. Lo particular coexiste dialécticamente con lo general, así
como lo nacional coexiste con lo internacional. La democracia inglesa, la
francesa, la norteamericana i la nuestra, giran dentro de la órbita de los
principios democráticos universales, sin embargo, ninguna de estas formas
democráticas son iguales. Esta realidad es la misma para el observador
europeo, que para el americano o el asiático. El supuesto de considerar a Hegel
o Marx situados en un punto estático i al Sr. Haya de la Torre en un punto
móvil, es pura ficción. ¿Qué criterio tiene el Sr. Haya de la Torre para
considerar a Marx situado en un punto estático i para considerarse él en un
punto móvil? Parece confundir el dogmatismo de una doctrina con el estatismo
del observador. El marxismo, por lo mismo que es dialéctico, no puede ser
estático. Engels i Marx, como ya sabemos, estudiaron el proceso dialéctico del
pasado i el futuro de la sociedad. La realidad histórica del socialismo ruso
ha venido a comprobar la dinámica dialéctica í el proceso histórico del socialismo.
Pensar que el marxismo se ha "congelado", es sostener que se ha
detenido en su proceso; i si este proceso está en marcha ¿por qué desconocer
su dinámica histórica i considerarlo estático? No es, pues, posible
identificar, como lo pretende el Sr. Haya de la Torre, al observador de un fenómeno
físico, con el observador de un proceso histórico; como no es posible
identificar el proceso físico con el proceso histórico. En el primer caso el
observador no interviene en el suceso que observa; en el segundo, el hombre es
actor i no espectador de la historia. La guerra actual no tiene la misma
valoración para el japonés que para el norteamericano. Para el primero
constituye una derrota, para el segundo una victoria. Pero este es el aspecto
relativo del acontecer histórico, pero su objetividad es la misma. La
"filosofía hayista" ha tomado en cuenta sólo lo primero, olvidándose
de lo segundo. Ha confundido el relativismo de la valoración con el objetivismo
del proceso. El observador, donde quiera que se encuentre, "estático"
o "móvil", no puede hacer variar el acontecer objetivo de la historia.
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