¿Estaba
Garantizada la Evolución del Ser Humano?: El Papel de los Factores Aleatorios y
no Aleatorios en la Evolución
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SI BIEN EL SER HUMANO
ES UN RESULTADO PARTICULAR de miles de millones de años de evolución biológica
por etapas (y claramente no es la creación especial e independiente de un dios
o fuerza sobrenatural), no es cierto que estaba "garantizado" ni
"escrito" que la evolución "llevara" al surgimiento de la
especie humana. Las poblaciones de organismos vivos evolucionan mediante una
compleja combinación e interacción de "azar" y además de
la "necesidad": primero que todo, los factores aleatorios (el
azar) tales como las mutaciones, las recombinaciones y la deriva genética
conducen a barajarse continuamente los naipes que constituyen la variación
genética total de una población y que forma la materia prima del cambio
evolutivo; pero después, a partir de dicha variación producida de forma
aleatoria, la selección natural procede a escoger de una forma que para
nada es aleatoria ciertos rasgos resultantes en
relación con las demandas y los cambios de determinado entorno
externo. Ese proceso puede seguir durante un tiempo en cierta
"dirección" específica, como por ejemplo cuando las poblaciones se
"adaptan" cada vez más a determinadas condiciones ambientales. Pero
es importante recordar que no todas las modificaciones evolutivas son
adaptaciones, que la evolución de la vida no tiene direcciones permanentes ni
"establecidas", y que las tendencias y direcciones evolutivas pueden
cambiar de rumbo (e inclusive dar marcha atrás completamente) cuando cambian
las condiciones.
Los creacionistas a menudo dicen que los evolucionistas creen que todas
las formas de vida (inclusive el ser humano) surgieron "puramente por
casualidad". Bueno, eso demuestra que no entienden que la evolución es
una combinación de factores aleatorios y no aleatorios: en la
evolución del ser humano o de cualquier otra especie, la selección natural
"favoreció" de modo no aleatorio ciertas modificaciones paso a paso
(que por casualidad surgieron por variación aleatoria) cuando quiera que tal
modificación les confiriera una ventaja reproductora distinta a los individuos
que tenían ese nuevo rasgo. Esta es la parte del proceso evolutivo que no es
"casual" (pero que de todas formas no supone una guía o selección
sobrenatural de ninguna clase). Pero, para repetir, no había ninguna
garantía de que fuera a surgir una forma específica de variación
genética en primer lugar; de que no se fuera a extinguir casi tan pronto como
apareció; ni de que una especie dada en su conjunto no fuera a extinguirse en
un ambiente externo dado. En resumen, la evolución del ser humano o de
cualquier otra forma de vida no es solo el resultado de una
serie de "accidentes" (aunque los accidentes juegan un papel
importante en la evolución), pero tampoco necesitó ni supuso la intervención de
ninguna fuerza sobrenatural externa.
Además, si bien el ser humano definitivamente es el producto de la
evolución biológica natural, ¡de igual modo era posible que la evolución no hubiera
conducido en absoluto al surgimiento del ser humano!
¿Cómo Sabemos Que Algo Ocurrió Concretamente Si No Estuviéramos Presentes Para Verlo?
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DE HECHO
EXISTEN MUCHAS DIFERENTES "categorías de evidencia" las cuales
combinadas confirman el patrón básico de cómo la vida ha evolucionado en este
planeta. Esto incluye la evidencia del registro fósil (que muestra una serie de
cambios sucesivos de las líneas de plantas o animales a lo largo de millones de
años) y evidencia de la biología molecular (que confirma el registro fósil y
revela el grado en que las líneas evolutivas diferentes tienen una relación más
cercana o más distante según los grados de similitud o diferencia de su ADN).
Tales categorías de evidencia que se refuerzan mutuamente se refuerzan más por la
evidencia que proviene de la biología de desarrollo y la embriología y hasta de
los modelos de distribución de especies alrededor del planeta. Todos estos
tipos diferentes de evidencia, en conjunto, no dejan la menor duda que todas las especies vivas en este
planeta están relacionadas entre sí y son el producto de la descendencia
con modificación de
una serie de antepasados comunes.
A los creacionistas les gusta quejarse a menudo que "no había
nadie presente" para "ver" el desarrollo de la evolución en el
transcurso de centenares de millones de años, por lo que es simplemente una
historia sin comprobar. Pero el hecho que nosotros no estuviéramos presentes
para dar testimonio de los sucesos del pasado no significa que no tuvieron
lugar y no significa que no tengamos modos de deducir lo que pasó. Pensemos en
esto: los evolucionistas deducen cómo las formas de vida cambiaron y se
diversificaron repetidamente con el tiempo; los astrónomos y cosmólogos deducen
cómo las galaxias y sistemas solares surgieron hace miles de millones de años y
cómo también cambian con el tiempo; los historiadores y antropólogos deducen
cómo los seres humanos organizaron sus sociedades hace miles o decenas de miles
de años; los científicos moleculares y físicos de las partículas deducen las
características de enlaces químicos y las interacciones de partículas
subatómicas que no pueden “ver” directamente; los lingüistas deducen cómo los
idiomas humanos actuales evolucionaron a través de una serie de modificaciones
culturales por etapas desde idiomas mucho más viejos que hablaron personas que
han dejado de existir hace mucho tiempo. Nosotros no estábamos presentes para
"ver" directamente cualquiera de estos cambios que
ocurrieron, pero tenemos técnicas que podemos usar para deducir mucho de lo que
ocurrió en el pasado.
En todas estas llamadas "ciencias históricas”, hay métodos
científicos que hacen
que sea posible que nosotros descubramos los rastros que quedan del pasado, o
sea, las cosas que "perduran" a través del tiempo y que todavía están
presentes en los sistemas y entidades de hoy día. Cosas tales como las
similitudes anatómicas de las estructuras del cuerpo que unen a una especie de
hoy día a un antepasado fósil antiguo o cosas como las similitudes en la
gramática y vocabulario de los idiomas francés, español e italiano que los
indican que están estrechamente relacionado entre sí y que todos se derivaron
de su idioma antiguo antepasado, el latín. Todas las ciencias históricas contribuyen a
construir el conocimiento humano mediante las investigaciones de tales enlaces
históricos y mediante el proceso de inferencia histórica, de deducir de la
evidencia concreta de hoy, las teorías integrales que tienen el poder para
explicar varios procesos y fenómenos interrelacionados de forma coherente. Los
científicos históricos llegan a confiar mucho en sus teorías (y un consenso
generalizado, tal como en el caso de la teoría de evolución) cuando quiera que
descubran modelos claros de la consiliencia de
evidencia (que quiere
decir simplemente que de muchas fuentes diferentes de evidencia, proviniendo de
muchas direcciones diferentes, todas señalan a las mismas conclusiones y refuerzan
nuestro conocimiento de algo, como cuando tanto la evidencia molecular como la
evidencia del registro fósil coinciden en que dos líneas evolutivas divergieron
en el pasado).
Además, en las ciencias históricas (incluida la ciencia de la
evolución) se usan los métodos científicos para hacer predicciones que es posible comprobar:
las predicciones sobre lo que debería
ser posible que
encontráramos y también las predicciones sobre lo que no
debería ser posible que encontráramos, en el caso de que una teoría
particular sobre el pasado fuera cierta. Y los científicos efectivamente salen
y ponen a prueba estas predicciones en el mundo concreto. Un botón de muestra:
podemos predecir que si la teoría de la evolución es verdad, debería
ser posible que
encontráramos progresiones por etapas de ciertas modificaciones anatómicas en
una serie de fósiles organizados por edades (y nosotros efectivamente
encontramos esto); y además podemos predecir que si la teoría de la evolución
es verdad, no debería ser posible que encontráramos algo como un fósil humano
empotrado en una capa de roca que contiene dinosaurios, porque todo lo que
entendemos de cómo funciona la evolución nos enseña que los seres humanos
evolucionaron mucho tiempo después de la extinción de los dinosaurios (y de
hecho nunca se encuentran los fósiles de los dinosaurios y de los antepasados
humanos en las mismas capas de roca). Por eso, a diferencia de las “creencias
religiosas”, es posible comprobar y verificar concretamente las predicciones
científicas (incluidas las predicciones hechas acerca de los procesos que
ocurren en la evolución). Por esa razón, probablemente más que ninguna otra
cosa, existe un consenso tan fuerte entre los científicos del mundo acerca de
los hechos y principios básicos de la evolución.
Como cualquier buena teoría científica, la
teoría de la evolución es "falseable" —que simplemente significa que
es posible concebir cualquier número de distintas maneras en que podría
demostrarse que fuera falsa (y por consiguiente se podría rechazar y desechar) en
el caso de que se
encontraran ciertos tipos de evidencia (la evidencia que en lo fundamental es
incompatible con la teoría). Cualquier científico dirá que es fácil hacer una
lista de cosas que, si se descubrieran —en el registro fósil, en el ADN de
los organismos, en la anatomía y los patrones de desarrollo de las plantas y
animales vivientes o hasta en los patrones de distribución de las especies del
planeta—, no les dejarían a los científicos ninguna opción salvo rechazar la
teoría de la evolución por falsa. Pero en los más de 140 años desde que Darwin
propuso por primera vez la teoría básica de la evolución, ha habido
innumerables estudios y experimentos científicos que han apoyado a la teoría de evolución, pero no ha
habido una sola gota de evidencia concreta, en ningún campo, desde un punto de
vista científico, que despierte cualquier duda o que cuestione los hechos
básicos y los principios fundamentales de la evolución. Ni una. ¡No es
sorprendente que tantos científicos consideren que la evolución es una de las
"teorías mejor fundamentadas de toda la ciencia”!
Los
dos textos son parte del libro La Ciencia
de la Evolución y el Mito del Creacionismo: Saber Qué es Real y Por Qué Importa,
publicado en 2006. Ambos textos han sido tomados de la edición del 21 de abril de 2014 del periódico
Revolución. (Nota del Comité de
Redacción).
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