martes, 1 de marzo de 2022

Política

Lineamientos programáticos

 

La Supresión de la División Entre el Trabajo Intelectual y el Trabajo Manual en el Programa General del Partido

Eduardo Ibarra 

EL SOCIALISMO ES LA SOCIEDAD de transición entre el capitalismo y el comunismo y, por eso, el terreno sobre el cual el proletariado y demás clases trabajadoras llevan adelante la lucha por crear las condiciones materiales y espirituales de la realización del comunismo.

Es decir, la premisa política y la condición del éxito de la lucha por la realización del comunismo es la dictadura del proletariado, definida por Lenin como

una lucha tenaz, cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y económica, pedagógica y administrativa, contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad. (La enfermedad infantil).

Marx señaló acerca del socialismo (de su condición de reunir en su seno tanto propiedades del capitalismo como propiedades del socialismo):


De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede.

Por su parte, Lenin sostuvo:


Teóricamente, no cabe duda de que entre el capitalismo y el comunismo existe cierto período de transición. Este período no puede dejar de reunir los rasgos o las propiedades de ambas formaciones de la economía social, no puede menos de ser un período de lucha entre el capitalismo agonizante y el comunismo naciente; o en otras palabras: entre el capitalismo vencido, pero no aniquilado, y el comunismo ya nacido, pero muy débil aún. (Economía y política en la época de la dictadura del proletariado).

Marx mantuvo sobre el proceso de la dictadura del proletariado, o sea, sobre la lucha por la realización del comunismo:


Este socialismo es la declaración de la revolución permanente, de la dictadura de clase del proletariado como punto necesario de transición para la supresión de las diferencias de clase en general, para la supresión de todas las relaciones de producción en que éstas descansan, para la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, para la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales. (Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850).

Así, pues, el socialismo es la revolución permanente bajo la dictadura del proletariado. Esta revolución permanente tiene un contenido económico, político e ideológico. En lo económico, tiene necesidad de desarrollar las fuerzas productivas. Marx señaló a este respecto:


En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corra a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual, según su capacidad: a cada cual, según sus necesidades!

Desarrollar, pues, las fuerzas productivas es una tarea sin la cual no sería posible la realización del comunismo, es decir, entre otras cosas (señaladas en la cita precedente), que corra a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, de modo tal que se haga realidad el principio de “de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades”.

Como hemos visto, entre las conquistas reseñadas por Marx como características del comunismo, se encuentra la desaparición de la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual.

La división capitalista del trabajo se presenta bajo varias formas, pero aquí trataremos solamente de la división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual.

Una característica fundamental del capitalismo es el divorcio entre la teoría y la práctica, la primacía de la teoría sobre la práctica. Este divorcio, esta primacía, se observa, por lo tanto, en el interior de la fábrica, donde se constata la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. Esta situación determina cierto tipo de relaciones de producción característicamente capitalistas, relaciones de subordinación de los trabajadores directos a una minoría dominante de ingenieros y técnicos.

En el socialismo, si no se replica entera o casi enteramente esta situación, se mantienen ciertos rasgos de la división entre la teoría y la práctica a nivel nacional y la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual a nivel de fábrica.

Puesto que la revolución permanente del proletariado tiene la tarea de suprimir progresivamente las bases económicas, políticas  e ideológicas de la supervivencia del capitalismo y su restauración, entonces tiene que suprimir progresivamente el divorcio entre la teoría y la práctica, la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual. De esta forma implanta, progresivamente también, relaciones de producción socialistas.

Esta supresión se encuentra enmarcada en la relación economía-política y en el entendimiento de que la política es la expresión concentrada de la economía. Por eso en la construcción del socialismo en China –y muy especialmente durante la revolución cultural proletaria– se llevó a la práctica el principio de “hacer la revolución y promover la producción”.

En el marco del problema de que tratamos, hacer la revolución significa suprimir progresivamente el divorcio entre la teoría y la práctica en la sociedad entera e impulsar esta supresión con la socialización del sistema educativo. Pero en determinadas circunstancias de la lucha de clases, esta ligazón entre dicha supresión y el sistema educativo, no basta. Es necesario llevar adelante la revolución cultural proletaria que, desde luego, tiene un alcance mucho mayor.

En la relación fuerzas productivas-relaciones de producción, estas últimas juegan el papel dominante por cuanto determinan las condiciones del desarrollo de aquellas. Por eso las fuerzas de producción socialistas se desarrollan en la medida en que son suprimidas progresivamente las relaciones capitalistas de producción, y este desarrollo no se desprende nunca directamente del desarrollo de las fuerzas productivas, como proclama el revisionismo.

El capitalismo tiene su propio tipo de desarrollo de las fuerzas productivas, cuyas características, grosso modo, son las siguientes: 1) separación del trabajo intelectual y el trabajo manual, es decir, separación de los científicos, ingenieros y técnicos del proceso productivo directo y separación de los productores inmediatos de los conocimientos científicos y técnicos; 2) por lo tanto, gestión del proceso productivo por una minoría privilegiada; 3) desarrollo de las fuerzas productivas subordinado a una acumulación previa de capital y dominado por esta acumulación, es decir, dominación del trabajo vivo por el trabajo muerto; 4) subordinación de los productores directos a una minoría dominante.

La esencia de esta situación son las relaciones de producción entre la minoría privilegiada y los productores directos, que son, por supuesto, relaciones de explotación y dominación, como expresión de lo que ocurre a nivel de la sociedad entera: explotación de los trabajadores por la clase capitalista, dominación política de la burguesía sobre el proletariado y demás clases trabajadoras.

Ahora bien, en el socialismo continúan existiendo las clases y la lucha de clases y, por lo tanto, para la supresión de todas las clases, es necesario suprimir progresivamente todas las relaciones capitalistas de producción en que aquellas descansan, todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, así como subvertir todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales.

Las características de la fábrica socialista, son, groso modo, las siguientes: 1) supresión progresiva de la división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, es decir, participación de los ingenieros y técnicos en el proceso productivo directo y participación de los productores inmediatos en la innovación técnica (lo que por sí mismo determina un nuevo tipo de progreso técnico); 2) gestión del proceso productivo por la integración de trabajadores, cuadros y expertos; 3) el desarrollo de las fuerzas productivas tiene el trabajo vivo como factor directo y dominante, en tanto que el trabajo muerto constituye un factor subordinado y secundario; 4) gestión de masas de todos los aspectos del funcionamiento de la fábrica.

Pero nada de esto es posible si no se pone la política proletaria al mando. Por eso la fábrica socialista no solo es una unidad productiva, sino también, y principalmente, una unidad política donde se desarrolla una permanente lucha ideológica.

Las relaciones de producción en el interior de las fábricas están ligadas al carácter de las relaciones sociales en el conjunto de la sociedad y, por lo tanto, a la lucha de clases. Por eso la transformación socialista de las relaciones de producción resulta siempre de la lucha política e ideológica entre el proletariado y la burguesía a escala nacional.

Por eso también, en el socialismo el objetivo del sistema educativo así como de la revolución cultural proletaria, es la comunización de la concepción del mundo de la gente.

Ciertamente la diferencia radical entre la primacía de la teoría sobre la práctica en el capitalismo y la primacía de la práctica sobre la teoría en el socialismo, la diferencia radical entre las relaciones de producción que se desprenden del dominio de una minoría intelectual sobre los productores directos y las relaciones de producción que derivan de la participación creciente de los productores directos en la gestión de todos los aspectos de la fábrica, constituyen la línea divisoria entre el mantenimiento del capitalismo superviviente, de una parte, y la construcción del socialismo de otra, entre la restauración del capitalismo de un lado y el avance hacia la realización del comunismo de otro.

El poder es una relación social (que se concreta, obviamente, en el aparato de Estado) y, por eso, la relación de los trabajadores con los medios de producción y con las condiciones de su actividad productiva y las condiciones de su existencia en general, da cuenta de su situación subordinada o de su desarrollo como agentes de su propia emancipación y de la emancipación de toda la humanidad.

El socialismo se construye, pues, ahí donde los productores directos ejercen la dirección del proceso productivo, dominan las condiciones de su existencia y, entre otras cosas, la revolución técnica de masas prepara la base material de la realización del comunismo.

En resumidas cuentas, es inobjetable que la lucha por la supresión del divorcio entre la teoría y la práctica, la separación entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, es una cuestión fundamental en la lucha por la realización del comunismo. Por eso no cabe la menor duda que la mención de esta cuestión en el Programa General del Partido es una necesidad absoluta.

 

14.08.2019.

Coyuntura política

 

La Crisis de la Socialdemocracia Provinciana Como Última Alternativa de la Burguesía

Cesar Risso

¿CÓMO ORIENTARSE en la trama política que estamos viviendo? ¿Qué está en juego? ¿Qué intereses en pugna se manifiestan?

Para analizar los acontecimientos políticos que datan desde el periodo pre electoral, es necesario tener en cuenta los intereses que están en juego. De un lado la burguesía como clase, que no quiere ceder el gobierno del poder a ninguna agrupación que sea de izquierda, o que parezca de izquierda, ni siquiera al ala izquierda de la propia burguesía. De otro lado están los representantes de los diversos sectores de la burguesía, los políticos, que se han desenvuelto como los propagandistas de las necesidades de los empresarios, y como los ejecutores de las medidas que benefician a sus representados burgueses.

        El actual Estado burgués en el Perú llegó a su cota más alta de organización de la corrupción con el fujimorismo. Esta experiencia ensanchó el camino para los sucesores en el gobierno. Con la experiencia ganada, prácticamente no hay organismo público en el que no haya corrupción. Es más, la corrupción es uno de los mecanismos de hacer negocio, de competir entre los mismos empresarios por ganar una licitación. En el seno del mismo Congreso, se disputan las coimas por representar los intereses particulares de determinadas empresas. Las municipalidades, los gobiernos distritales, las instituciones públicas, el poder judicial, las universidades públicas, etc., están plagados de arribistas que buscan hacerse de las migajas que les arroja la burguesía.

        Si bien el Estado burgués puede, a estas alturas, considerarse como la corrupción organizada, esta se desenvuelve con el concurso de los empresarios privados. La crítica que la derecha hace del Estado y de la posibilidad de la intervención del mismo en la actividad empresarial, tiene el sentido de no dejarse quitar sus negocios, y además el impedir que se dicten normas que puedan afectar sus ganancias. Así las cosas, pareciera que el Estado ha quedado reducido a la defensa del orden burgués de forma cada vez más desembozada, así como la defensa de la corrupción como forma de competir para obtener ganancias por medio de los negocios con el Estado.

        Se tiene pues a la burguesía como clase que se enfrenta por intermedio de la prensa y de sus representantes políticos a cualquier posibilidad de que la izquierda, cualquiera que esta sea, pueda llegar o sostenerse en el gobierno del poder.

        Pero las disputas no se agotan en este nivel. Los arribistas, políticos profesionales o novatos, hacen esfuerzos indecibles para erigirse en los representantes de los empresarios. En esta pugna aparecen organizados en partidos políticos, así como en ONGs, y en una diversidad de asociaciones privadas, actuando para beneficiarse de sus servicios a la burguesía.

        En este conflicto, de parte de los políticos burgueses, se viene dando el intento de vacancia. Las migajas de la burguesía son lo suficientemente jugosas como para motivar estas acciones. Hemos visto la renuncia obligada de Pedro Pablo Kucsinsky, la vacancia de Martín Vizcarra, y, tal vez, la vacancia o renuncia de Pedro Castillo. Aunque esto último es poco probable si es que Pedro Castillo se acomoda más o menos veladamente a los intereses de la burguesía, como parece que ha sido, pues los gremios empresariales han guardado silencio en los últimos tiempos, salvo por la medida de eliminación parcial de la tercerización laboral. En todo caso los empresarios que permanentemente atacan a Pedro Castillo son los propietarios de los medios de comunicación, que no están recibiendo los millones de la propaganda estatal.

        El testimonio de Karelim López ante la Fiscalía Especializada en Lavado de Activos, no es otra cosa que la práctica común de los políticos que ejercen algún puesto de importancia en la administración pública. El contenido del testimonio da cuenta de un grupo de allegados a Pedro Castillo que se han beneficiado de su condición para favorecer determinados negocios de manera ilegal. Si Pedro Castillo está involucrado o no en esas actividades ilícitas, es algo que está por verse. Sin embargo, lo que podemos apreciar es la condena a Pedro Castillo de parte de los medios de comunicación. Al igual que en los casos de Pedro Pablo Kuczinsky y Martín Vizcarra, el camino para la vacancia presidencial está allanado.

        Pareciera que los representantes políticos de la burguesía tuviesen la patente de la corrupción, y que en consecuencia se niegan a cederla. Si entre ellos se enfrentan despiadadamente, qué se puede esperar cuando un hombre de pueblo se alza con el gobierno del poder, precisamente del poder de la burguesía. Cualquiera sea el resultado de las investigaciones, los sectores populares del interior del país lo sienten como su legítimo representante, aunque por cierto este sentimiento es cada vez más débil. El conflicto va mostrando también, y esto es parte de la educación política del pueblo trabajador, que si bien es cierto la extracción de clase es importante, lo verdaderamente dirimente es la posición de clase que de forma consciente asumen los dirigentes. En el caso de Pedro Castillo queda claro que su posición de clase es pequeño-burguesa, y que el movimiento electoral que encabezó es socialdemócrata, apuntando sobre todo a las propuestas de reformas dentro del mismo fondo capitalista.

        El conflicto en curso tiene un carácter burgués, por los personajes que están involucrados. No están en discusión los intereses de las clases trabajadoras, ni su expresión política en el cambio de Constitución que por algún tiempo representó Pedro Castillo. Poco o nada queda de las propuestas contenidas en el ideario de Perú Libre, las mismas que planteaban reformas dentro del sistema capitalista. En todo caso, lo que se percibe es que tanto el ejecutivo como el legislativo están igual de desprestigiados, y en consecuencia lo que puede de alguna manera movilizar al pueblo es la consigna “que se vayan todos”.

        Las luchas democráticas del pueblo se están desenvolviendo de forma fragmentada. No se ha logrado vertebrar movimientos a nivel nacional. La oportunidad que el gobierno de Pedro Castillo permitía se dejó pasar desde un comienzo, al no desarrollarse por parte de las tendencias proletarias la propaganda socialista. Esta propaganda debió haber sido realizada para desenmascarar el móvil de la burguesía, así como el funcionamiento del capitalismo; para denunciar la presencia y accionar de las empresas transnacionales; para esclarecer la forma en que las comunidades campesinas han sido incorporadas al mecanismo de explotación del capitalismo; para caracterizar a la sociedad peruana, y así sentar las bases del programa del proletariado para la superación del capitalismo.

        Dado el origen popular de Pedro Castillo, el apoyo recibido por los ronderos cuando la burguesía por todos los medios quería impedir su proclamación, permitía presagiar que esta sería la forma en la que iba a gobernar, sustentándose en la movilización de las masas. En cuanto a la presencia del pueblo del interior en Lima, para respaldar al presidente frente al intento de vacancia, publicitado a raíz de la reunión de la presidenta del Congreso en un conciliábulo, en el que se discutía la forma de vacarlo, se fue desvaneciendo, debido a la actitud conciliadora del propio Pedro Castillo y de los congresistas de Perú Libre.

        La insistencia de proceder a la vacancia, incluyendo la renuncia de PPK y la vacancia de Martín Vizcarra, va configurando una situación que hará insostenible, tarde o temprano, la actual forma de gobierno. La crisis política no lo es tanto del gobierno, sino del sistema de gobierno en su conjunto, que es la gestión de un Estado burgués que ha devenido en la organización de la corrupción.

La crisis en las alturas no ha encontrado aún al pueblo debidamente organizado, ni a su dirección consolidada y en su puesto, para iniciar “una acción histórica independiente”.

Internacionales

Nota: Con la finalidad de estimular el conocimiento profundo de la guerra que viene produciéndose en Ucrania, a continuación publicamos para su discusión un artículo de los compañeros de Revolución, periódico del PCR-EU.

El Comité de Redacción

Invasión Rusa a Ucrania, Amenazas y Sanciones de Estados Unidos, Se Augura Grueso Peligro de Guerra Más Amplia...

Lo que pasa, por qué pasa y en qué quedan los intereses de la humanidad

Revolución

24 DE FEBRERO DE 2022. Anoche, 23 de febrero, Rusia comenzó a invadir y bombardear a Ucrania, un país vecino de 43 millones de habitantes. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, dijo que su objetivo era “desmilitarizar y desnazificar” a Ucrania. Putin también ha afirmado que Ucrania siempre ha formado parte de Rusia y que en realidad no es una nación separada (y ha culpado falsamente al líder de la revolución rusa, V.I. Lenin, de su supuesta “creación”).

Se registraron ataques y bombardeos en toda Ucrania, con muchas bajas entre los soldados rusos y ucranianos, y entre los civiles ucranianos. Y esto, por supuesto, es sólo el principio.

Estados Unidos condenó el ataque, y Biden dijo que “Rusia es la única responsable de la muerte y la destrucción que conllevará este ataque”. Biden dijo que Estados Unidos y sus aliados en la OTAN (una alianza militar de 30 países que se formó y está encabezada por Estados Unidos) iban a responder aislando la economía rusa y continuando la ayuda a las fuerzas armadas ucranianas. Ya algunos senadores de ambos partidos están clamando por “ponerse más duros”, y un demócrata dice que “hay que poner todas las opciones en consideración para detener la malevolencia de Putin”, lo que es una palabra clave para decir que es necesario contemplar el uso de armas nucleares.

Sin duda, esta guerra causará muerte y destrucción masivas. La posibilidad de que se extienda es real, y peligrosa; y de hecho existe la posibilidad de que esta podría impulsar una espiral al extremo de usar armas nucleares, lo que sería catastrófico. Una vez que se inicia, la guerra no estará bajo el control de ninguna fuerza hasta que termine.

¿Por qué ocurre esto?

Para responder a esto, tenemos que refutar las mentiras que ambos bandos están diciendo. Eso significa examinar brevemente la historia.

La afirmación de Putin de que Ucrania nunca ha sido una verdadera nación es falsa. Ucrania comenzó a forjarse como un país distinto con nuevas ciudades hace varios cientos de años. En el siglo 17, estaba subordinada y oprimida por el imperio ruso. La revolución soviética en Rusia en 1917 concedió el derecho de autodeterminación a las muchas naciones que habían sido oprimidas por el imperio entonces derrocado (que había sido gobernado por una monarquía opresiva), y Ucrania, junto con muchas otras naciones, eligió unirse en una confederación con la nueva Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Para mediados de la década de 1950, la revolución socialista de la Unión Soviética ya se había revocado1. Se transformó de regreso a una potencia imperialista, aunque conservó el nombre y algunos de los adornos del socialismo, y contendió por dominación en todo el mundo en contra de Estados Unidos.

Entre 1989 y 1991, ese imperio se derrumbó debido a una combinación de presiones externas y desintegración interna. En ese momento, Estados Unidos intervino para hacerse con lo que pudiera del antiguo imperio, atrayendo a algunas naciones hacia la alianza militar de la OTAN y trabajando para atraer a otras, como Ucrania, hacia su red económica y política. En parte, su intención era poner a Rusia tan firmemente bajo su pulgar que nunca pudiera volver a amenazar al control de Estados Unidos. Y eso nos lleva al momento actual.

Ucrania   

Algunas verdades básicas sobre la guerra contra Ucrania

La invasión rusa a Ucrania no tiene absolutamente nada que ver con la recuperación de una parte de la nación rusa ni se trata de la “desnazificación”; es una maniobra del imperialismo ruso para volver a incorporar a su bloque, a una nación que Estados Unidos ha venido trabajando progresivamente para alejar de Rusia y convertir en un puesto de avanzada contra Rusia. Es una maniobra para fortalecerse para contender en un mundo donde la antigua división imperialista del mundo está cada vez más en contienda.

Por su parte, Estados Unidos ha armado a los ucranianos para que combatan contra los rusos, ha enviado tropas y armas nucleares a los países de su entorno, y ahora está maniobrando para aislar y paralizar la economía rusa. Todo esto no tiene nada que ver con la “búsqueda de la paz”, sino que forma parte de una estrategia para debilitar a Rusia dándole posibilidades a Ucrania para montar una resistencia a Rusia mientras Estados Unidos, por ahora, se mantiene al margen de una batalla directa; y es una manera para que Estados Unidos fortalezca su control sobre su propia alianza.

Aquí cabe decir que Estados Unidos prometió a los nuevos gobernantes rusos que NO iba a integrar a los países que rodean a Rusia en la OTAN; pero en consonancia con toda su historia, Estados Unidos mintió, y con el tiempo añadió un total de 13 países a la OTAN.

¿En qué quedan los intereses de la humanidad?

NO corresponden a ninguno de los dos bloques imperialistas. Bob Avakian, BA, el líder revolucionario y autor del nuevo comunismo, ha dicho:

Los intereses, objetivos y grandes planes de los imperialistas no corresponden a nuestros intereses — no corresponden a los intereses de la gran mayoría de la población en Estados Unidos ni de la abrumadora mayoría de la humanidad. Hay que entender las dificultades en que se han metido los imperialistas en aras de sus intereses, y hay que responder a ellas, pero no desde su punto de vista y sus intereses sino desde el punto de vista de la gran mayoría de la humanidad y de la necesidad básica y urgente de un mundo diferente y mejor, de otro camino. (Lo BAsico 3:8)

Veamos las cosas desde una perspectiva más amplia por un momento. Este sistema capitalista-imperialista preside la trituración de miles de millones de personas en maquiladoras, plantaciones, minas y almacenes al servicio de su ciego, compulsivo y competitivo afán de ganancias, ganancias y más ganancias. Ese mismo afán de ganancias está haciendo inhabitable la propia tierra, y nos encontramos a diario precipitándonos hacia la destrucción catastrófica de la preciada red de vida. Esa misma compulsión capitalista-imperialista ha destruido la ecología y ha deformado violentamente las relaciones sociales en las naciones oprimidas de todo el Sur global, dando lugar a millones de refugiados que los imperialistas detienen cruelmente, matan en el mar o en el desierto, o —para los “pocos afortunados”— explotan brutamente como “mano de obra barata”. Este sistema preside la dominación sobre las mujeres en todos los rincones del mundo, incluida la esclavización literal de millones de ellas en todo el mundo en la llamada industria del sexo. Preside la opresión sistemática de naciones enteras de personas, tal como lo hace Estados Unidos dentro de sus fronteras con los negros y otras nacionalidades oprimidas, con su sistema de supremacía blanca. Todo esto, una vez más, se apoya en la base de la explotación amarga, pulverizadora y chupasangre de miles de millones de personas.

Así que, de nuevo, con esto en mente, ¿es posible que alguien refute lo que dice BA arriba?

Lenin, a quien Putin tanto vilipendia, dijo al principio de la Primera Guerra Mundial que en una guerra entre amos de esclavos, los intereses de los esclavizados no corresponden a combatir por un amo o por otro, sino a utilizar el conflicto para derrocar la esclavitud. Y eso definitivamente se aplica en este caso.

¿Qué significa eso para los que quieren un mundo mejor? Significa:

  • Trabajar para poner al descubierto los verdaderos intereses que están en juego y unirse donde quiera que la gente esté protestando, debatiendo o conversando sobre esta guerra a fin de sacar estos intereses a la luz;
  • Acoger las derrotas y los reveses de “nuestros propios” imperialistas, y ganarnos a otros para que también lo hagan, a fin de aprovechar esas derrotas para derrocar este sistema de opresión, explotación y guerra;
  • Organizarnos ahora para una revolución real uniéndose con el Club Revolución. El Club Revolución dice en sus Puntos de Atención para la Revolución: “Nosotros luchamos por un mundo sin fronteras, y por la igualdad entre diferentes pueblos, culturas e idiomas. No toleramos los insultos, ‘bromas’ o nombres despectivos sobre la raza, nacionalidad o idioma de una persona”. Este mundo es posible, y para la humanidad en su conjunto es el ÚNICO mundo viable; pero se necesita una revolución para alcanzarlo. El Club Revolución es el lugar donde uno puede participar activamente en esta revolución mientras viene aprendiendo más sobre ella.
  • Manténgase informado sobre lo que pasa, por qué pasa y qué es necesario hacer al respecto visitando el sitio web revcom.us y viendo El Show RNL — ¡Revolución, y Nada Menos! en YouTube cada semana, con nuevos episodios los jueves a las 8 pm hora del Este, 5 pm hora del Pacífico.

¡Hay un mundo que ganar, EN EL CASO DE QUE nos atrevamos a hacerlo!

Se está dando esta guerra en un momento en que Bob Avakian ha analizado que la humanidad se encuentra en una encrucijada en que existen posibilidades tanto de algo terrible... O de algo verdaderamente emancipador. Ha mostrado que éste es uno de esos momentos poco comunes en que una revolución en Estados Unidos de hecho podría volverse posible... en el caso de que hagamos todo a nuestro alcance para hacer madurar y prepararnos para tal situación. Eso significa propagar audazmente una visión de un mundo totalmente mejor y diferente, atreverse a poner el grito en el cielo que necesitamos hacer para despertar a la gente sobre todo esto, y organizar a la gente para que se meta en esto y aprenda a convertirse en líderes de esta revolución mientras lo hace.

¿Qué hacer? Consulte la obra y la dirección de Bob Avakian. Explore esta revolución: visite su página web y el show en YouTube, y entérese del Club Revolución.

Atrévase a luchar... y atrévase a GANAR.

_______________

NOTAS:

1. Bob Avakian resume la historia de la Unión Soviética —el enorme avance histórico que representó la revolución, las asombrosas hazañas y las lecciones que se sacaron por medio de ese proceso, tanto positivas como negativas— en numerosas obras, entre ellas BREAKTHROUGHS (ABRIENDO BRECHAS): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo. Un resumen básico, así como en el importante folleto El comunismo: El comienzo de una nueva etapa y en el sitio web Pongamos las Cosas en Claro (en inglés).

Fuente: Revcom.us


Ideología

Necesidad de una Preparación Ideológica de la Masa

Antonio Gramsci

DESDE HACE CASI CINCUENTA AÑOS, el movimiento obrero revolucionario italiano ha caído en una situación de ilegalidad o de semilegalidad. La libertad de prensa, el derecho de reunión, de asociación, de propaganda, han sido prácticamente suprimidos. La formación de los cuadros dirigentes del proletariado no puede realizarse, pues, por la vía y con los métodos que eran tradicionales en Italia hasta 1921. Los elementos obreros más activos son perseguidos, son controlados en todos sus movimientos, en todas sus lecturas; las bibliotecas obreras han sido incendiadas o eliminadas de otra manera; las grandes organizaciones y las grandes acciones de masa ya no existen o no pueden organizarse. Los militantes no participan plenamente o sólo en medida muy limitada en las discusiones y en el contraste de ideas; la vida aislada o las reuniones irregulares de pequeños grupos clandestinos, el hábito que puede crearse en una vida política que en otros tiempos parecía excepción, suscitan sentimientos, estados de ánimo, puntos de vista que son con frecuencia erróneos e incluso a veces morbosos.

Los nuevos miembros que el Partido gana en tal situación, evidentemente hombres sinceros y de vigorosa fe revolucionaria, no pueden ser educados en nuestros métodos de amplia actividad, de amplias discusiones, del control recíproco que es propio de los periodos de democracia y de legalidad. Se anuncia así un periodo muy grave: la masa del Partido habituándose, en la ilegalidad, a no pensar en otra cosa que en los medios necesarios para escapar al enemigo, habituándose a ver posible y organizable inmediatamente sólo acciones de pequeños grupos, viendo cómo los dominadores aparentemente habían vencido y conservan el poder con el empleo de minorías armadas y encuadradas militarmente, se aleja insensiblemente de la concepción marxista de la actividad revolucionaria del proletariado, y mientras parece radicalizarse por el hecho de que a menudo se anuncian propósitos extremistas y frases sanguinolentas, en realidad se hace incapaz de vencer al enemigo. La historia de la clase obrera, especialmente en la época que atravesamos, muestra cómo este peligro no es imaginario. La recuperación de los partidos revolucionarios, tras un periodo de ilegalidad, se caracteriza con frecuencia por un irrefrenable impulso a la acción, por la ausencia de toda consideración de las relaciones reales de las fuerzas sociales, por el estado de ánimo de las grandes masas obreras y campesinas, por las condiciones del armamento, etc. Así, a menudo ha ocurrido que el Partido revolucionario se ha hecho destrozar por la reacción aún no disgregada y cuyas reservas no habían sido debidamente justipreciadas, entre la indiferencia y la pasividad de las amplias masas, que, después de todo periodo reaccionario, se vuelven muy prudentes y son fácilmente presa del pánico cada vez que se amenaza con la vuelta a la situación de la que acaban de salir.

Es difícil, en líneas generales, que tales errores no se cometan; por eso, el Partido tiene que preocuparse de ello y desarrollar una determinada actividad que especialmente tienda a mejorar su organización, a elevar el nivel intelectual de los miembros que se encuentren en sus filas en el periodo del terror blanco y que están destinados a convertirse en el núcleo central y más resistente a toda prueba y a todo sacrificio del Partido, que guiará la revolución y administrará al Estado proletario.

El problema aparece así más amplio y complejo. La recuperación del movimiento revolucionario y especialmente su victoria, lanzan hacia el Partido una gran masa de nuevos elementos. Estos no pueden ser rechazados, especialmente si son de origen proletario, ya que precisamente su adhesión es uno de los signos más reveladores de la revolución que se está realizando; pero el problema que se plantea es el de impedir que el núcleo central del Partido sea sumergido y disgregado por la nueva arrolladora ola. Todos recordamos lo que ha ocurrido en Italia, después de la guerra, en el Partido Socialista. El núcleo central, constituido por camaradas fieles a la causa durante el cataclismo, se restringe hasta reducirse a unos 16.000. En el Congreso de Liorna estaban representados 220.000 miembros, es decir, que existían en el Partido 200.000 adherentes después de la guerra, sin preparación política, ayunos o casi de toda noción de doctrina marxista, fácil presa de los pequeños burgueses declamadores y fanfarrones que constituyeron en los años 1919-1920 el fenómeno del maximalismo. No carece de significado que el actual jefe del Partido Socialista y director de Avanti sea el propio Pietro Nenni, entrado en el Partido Socialista después de Liorna, pero que resume y sintetiza en sí mismo toda la debilidad ideológica y el carácter distintivo del maximalismo de la posguerra. Sería realmente delictivo que en el Partido Comunista se verificase con respecto al periodo fascista lo que ha ocurrido en el Partido Socialista respecto al periodo de la guerra; pero esto sería inevitable, si nuestro Partido no tuviera una línea a seguir también en este terreno, si no procurase a tiempo reforzar ideológica y políticamente sus actuales cuadros y sus actuales miembros, para hacerlos capaces de contener y encuadrar masas aún más amplias sin que la organización sufra demasiadas sacudidas y sin que la figura del Partido sea cambiada.

Hemos planteado el problema en sus términos prácticos más inmediatos. Pero tiene una base que es superior a toda contingencia inmediata.

Nosotros sabemos que la lucha del proletariado contra el capitalismo se desenvuelve en tres frentes: el económico, el político y el ideológico. La lucha económica tiene tres fases: de resistencia contra el capitalismo, esto es, la fase sindical elemental; de ofensiva contra el capitalismo para el control obrero de la producción; de lucha para la eliminación del capitalismo a través de la socialización. También la lucha política tiene tres fases principales: lucha para contener el poder de la burguesía en el Estado parlamentario, es decir, para mantener o crear una situación democrática de equilibrio entre las clases que permita al proletariado organizarse y desarrollarse; lucha por la conquista del poder y por la creación del Estado obrero, es decir, una acción política compleja a través de la cual el proletariado moviliza en torno a sí todas las fuerzas sociales anticapitalistas (en primer lugar la clase campesina), y las conduce a la victoria; fase de la dictadura del proletariado organizado en clase dominante para eliminar todos los obstáculos técnicos y sociales, que se interpongan a la realización del comunismo.

La lucha económica no puede separarse de la lucha política, y ni la una ni la otra pueden ser separadas de la lucha ideológica.

En su primera fase sindical, la lucha económica es espontánea, es decir, nace ineluctablemente de la misma situación en la que el proletariado se encuentra en el régimen burgués, pero no es por sí misma revolucionaria, es decir, no lleva necesariamente al derrocamiento del capitalismo, como han sostenido y continúan sosteniendo con menor éxito los sindicalistas. Tanto es verdad, que los reformistas y hasta los fascistas admiten la lucha sindical elemental, y más bien sostienen que el proletariado como clase no debiera realizar otra lucha que la sindical. Los reformistas se diferencian de los fascistas solamente en cuanto sostienen que si no el proletariado como clase, al menos los proletarios como individuos, ciudadanos, deben luchar también por la democracia burguesa; en otras palabras, luchar sólo para mantener o crear las condiciones políticas de la pura lucha de resistencia sindical.

Puesto que la lucha sindical se vuelve un factor revolucionario, es menester que el proletariado la acompañe con la lucha política, es decir, que el proletariado tenga conciencia de ser el protagonista de una lucha general que envuelve todas las cuestiones más vitales de la organización social, es decir, que tenga conciencia de luchar por el socialismo. El elemento "espontaneidad" no es suficiente para la lucha revolucionaria, pues nunca lleva a la clase obrera más allá de los límites de la democracia burguesa existente. Es necesario el elemento conciencia, el elemento "ideológico", es decir, la comprensión de las condiciones en que se lucha, de las relaciones sociales en que vive el obrero, de las tendencias fundamentales que operan en el sistema de estas relaciones, del proceso de desarrollo que sufre la sociedad por la existencia en su seno de antagonismos irreductibles, etcétera.

Los tres frentes de la lucha proletaria se reducen a uno sólo, para el Partido de la clase obrera, que lo es precisamente porque asume y representa todas las exigencias de la lucha general. Ciertamente, no se puede pedir a todo obrero de la masa tener una completa conciencia de toda la compleja función que su clase está resuelta a desarrollar en el proceso de desarrollo de la humanidad, pues eso hay que pedírselo a los miembros del Partido. No se puede proponer, antes de la conquista del Estado, modificar completamente la conciencia de toda la clase obrera; sería utópico, porque la conciencia de la clase como tal se modifica solamente cuando ha sido modificado el modo de vivir de la propia clase, esto es, cuando el proletariado se convierta en clase dominante, tenga a su disposición el aparato de producción y de cambio y el poder estatal. Pero el Partido puede y debe en su conjunto representar esta conciencia superior; de otro modo, aquel no estaría a la cabeza, sino a la cola de las masas, no las guiaría, sino que sería arrastrado. Por ello, el Partido debe asimilar el marxismo y debe asimilarlo en su forma actual, como leninismo.

La actividad teórica, la lucha en el frente ideológico, se ha descuidado siempre en el movimiento obrero italiano. En Italia, el marxismo (por influjo de Antonio Labriola) ha sido más estudiado por los intelectuales burgueses para desnaturalizarlo y adecuarlo al uso de la política burguesa, que por los revolucionarios. Así hemos visto en el Partido Socialista Italiano convivir juntas pacíficamente las tendencias más dispares, hemos visto como opiniones oficiales del Partido las concepciones más contradictorias. Nunca imaginó la dirección del Partido que para luchar contra la ideología burguesa, para liberar a las masas de la influencia del capitalismo, fuera menester ante todo difundir en el Partido mismo la doctrina marxista y defenderla de toda contrafracción. Esta tradición por lo menos no ha sido interrumpida de modo sistemático y con una notable actividad continuada.

Se dice, sin embargo, que el marxismo ha tenido mucha suerte en Italia y en cierto sentido esto es cierto. Pero también es cierto que tal fortuna no ha ayudado al proletariado, no ha servido para crear nuevos medios de lucha, no ha sido un fenómeno revolucionario. El marxismo, o algunas afirmaciones separadas de los escritos de Marx, ha servido a la burguesía italiana para demostrar que por la necesidad de su desarrollo era necesario prescindir de la democracia, era necesario pisotear las leyes, era necesario reírse de la libertad y de la justicia; es decir, se ha llamado marxismo, por los filósofos de la burguesía italiana, la comprobación que Marx ha hecho de los sistemas que la burguesía empleará, sin necesidad de recurrir a justificaciones... marxistas, en su lucha contra los trabajadores. Y los reformistas, para corregir esta interpretación fraudulenta, se han hecho democráticos, se han convertido en los turiferarios de todos los santos consagrados del capitalismo. Los teóricos de la burguesía italiana han tenido la habilidad de crear el concepto de la "nación proletaria" y que la concepción de Marx debía aplicarse a la lucha de Italia contra los otros Estados capitalistas, no a la lucha del proletariado italiano contra el capitalismo italiano; los "marxistas" del Partido Socialista han dejado pasar sin lucha estas aberraciones, que fueron aceptadas por uno, Enrico Ferri, que pasaba por un gran teórico del socialismo. Esta fue la fortuna del marxismo en Italia: que sirvió de perejil para todas las indigestas salsas que los más imprudentes aventureros de la pluma han querido poner en venta. Marxistas de esta guisa han sido Enrico Ferri, Guillermo Ferrero, Achille Loria, Paolo Orano, Benito Mussolini...

Para luchar contra la confusión que se ha creado de esta manera, es necesario que el Partido intensifique y haga sistemática su actividad en el campo ideológico, que se imponga como un deber de los militantes el conocimiento de la doctrina del marxismo-leninismo, al menos en sus términos más generales.

Nuestro Partido no es un partido democrático, al menos en el sentido vulgar que comúnmente se da a esta palabra. Es un Partido centralizado nacional e internacionalmente. En el campo internacional, nuestro Partido es una simple sección de un partido más grande, de un partido mundial. ¿Qué repercusiones puede tener y ya ha tenido este tipo de organización, que también es una necesidad de la revolución? La propia Italia se da una respuesta a esta pregunta. Por reacción a la costumbre establecida por el Partido Socialista, en el que se discutía mucho y se resolvía poco, cuya unidad por el choque continuo de las fracciones, de las tendencias y con frecuencia de las camarillas personales se rompía en una infinidad de fragmentos desunidos, en nuestro Partido se había terminado con no discutir ya nada. La centralización, la unidad de dirección y unidad de concepción se había convertido en un estancamiento intelectual. A ello contribuyó la necesidad de la lucha incesante contra el fascismo, que verdaderamente desde la fundación de nuestro Partido había ya pasado a su fase activa y ofensiva, pero contribuyeron también las erróneas concepciones del Partido, tal como son expuestas en las "Tesis sobre la táctica" presentadas al Congreso de Roma. La centralización y la unidad se concebían de modo demasiado mecánico: El Comité Central, y más bien el Comité Ejecutivo era todo el Partido, en lugar de representarlo y dirigirlo. Si esta concepción fuera permanentemente aplicada, el Partido perdería su carácter distintivo político y se convertiría, en el mejor de los casos, en un ejército (y un ejército de tipo burgués); perdería lo que es su fuerza de atracción, se separaría de las masas. Para que el Partido viva y esté en contacto con las masas, es menester que todo miembro del Partido sea un elemento político activo, sea un dirigente. Precisamente para que el Partido sea fuertemente centralizado, se exige un gran trabajo de propaganda y de agitación en sus filas, es necesario que el Partido, de manera organizada, eduque a sus militantes y eleve su nivel ideológico. Centralización quiere decir especialmente que en cualquier situación, incluso en estado de sitio reforzado, incluso cuando los comités dirigentes no pueden funcionar por un determinado periodo o fueran puestos en condiciones de no estar relacionados con toda la periferia, todos los miembros del Partido, cada uno en su ambiente, se hallen en situación de orientarse, de saber extraer de la realidad los elementos para establecer una orientación, a fin de que la clase obrera no se desmoralice sino que sienta que es guiada y que puede aún luchar. La preparación ideológica de la masa es, por consiguiente, una necesidad de la lucha revolucionaria, es una de las condiciones indispensables para la victoria.

______________

(*) Tomado de https://www.marxists.org/espanol/gramsci/mayo1925.htm#topp


Filosofía

¿Tienen conciencia los animales?

E. V. Shorojova

LA NATURALEZA DE CUALQUIER FENÓMENO se comprende si se estudia en sus complejas interrelaciones con otros fenómenos, en el proceso de su aparición y desarrollo. La naturaleza de la conciencia puede comprenderse siempre que ese fenómeno se aborde históricamente, y este enfoque exige que se responda a las siguientes preguntas: ¿Cuál es el origen de la conciencia? ¿Existe algún vínculo entre las diversas formas y etapas del reflejo? ¿Tiene premisas biológicas el modo humano de reflejar la realidad? ¿Cuáles son las etapas del desarrollo de la conciencia?

        Para responder a esas preguntas hay que consultar los datos de muchas ciencias: embriología, antropología, arqueología, lingüística comparada, fisiología comparada, historia de la filosofía, del arte y de la religión. Entre esas ramas del saber, la psicología y la historia del desarrollo de la psique del animal ocupa un puesto importante. I. M. Séchenov indicaba que para empezar a estudiar lo psíquico debían estudiarse antes los fenómenos psíquicos en edad infantil y el desarrollo de la psique de los animales. Lenin, al determinar las ramas del saber que debían formar la dialéctica, incluía entre otras disciplinas científicas la historia del desarrollo intelectual del niño y la historia del desarrollo mental de los animales. Esta última tiene particular importancia para poner de manifiesto las premisas biológicas que han presidido la formación de la conciencia humana.

        Enjuiciando el significado de la doctrina evolucionista de Darwin en la historia de las ciencias naturales, Engels escribía que, gracias al descubrimiento del desarrollo evolutivo de los organismos, “no sólo se hace posible explicar los productos orgánicos de la naturaleza con que nos encontramos, sino que se sienta también la base para la prehistoria del espíritu humano, para poder seguir sus diferentes etapas de desarrollo, desde el protoplasma simple y carente de estructura de los organismos inferiores, pero que ya responde a estímulos, hasta el cerebro humano pensante. Prehistoria sin la cual la existencia del cerebro humano, sede del pensamiento, sería un milagro”.1 En el estudio del desarrollo de la psique de los animales, a Darwin le pertenece un lugar destacadísimo. Sin embargo, su concepción del desarrollo mental de los animales y del hombre adolece de serios defectos. Para él, el desarrollo de las capacidades mentales de los animales y del hombre en el proceso evolutivo, el carácter del desarrollo de los fenómenos psíquicos en su tránsito de los animales al hombre, constituye un proceso de crecimiento cuantitativo sin violentos saltos cualitativos. Darwin aplicaba ese mismo concepto del desarrollo al hacer la característica comparativa de las capacidades mentales de los animales superiores y el hombre. Al estudiar el desarrollo evolutivo de las capacidades psíquicas del hombre, Darwin llega a la conclusión: “Hemos visto que los sentimientos y las impresiones, las diversas emociones y facultades, tales como el amor, la memoria, la atención, la curiosidad, la imitación, la razón, etc., de las que se enorgullece el hombre, pueden encontrarse en embrión y, a veces, incluso en estado de buen desarrollo también entre los animales inferiores.”2

        Al señalar la existencia de procesos psíquicos similares en los animales y los seres humanos, de huellas, de rudimentos de fenómenos típicos -que en forma desarrollada son inherentes sólo a los hombres-, Darwin exagera la importancia de esas huellas, antropomorfiza la conducta de los animales y no pone de manifiesto las peculiaridades cualitativas de la psique humana. Según Darwin, “no existe una diferencia fundamental entre los rasgos generales de la estructura mental del hombre y de los animales”3, que “por muy grande que sea la diferencia intelectual entre el hombre y los animales superiores, se trata de una diferencia cuantitativa tan sólo, y no cualitativa”. “… Las capacidades intelectuales del hombre y de los animales inferiores -escribía Darwin- no se diferencia cualitativamente, aunque se distinguen inconmensurablemente por su grado. Por esas diferencias de grado, por muy grandes que sean, no nos permiten incluir al hombre en un reino especial. Lo comprendemos muy claramente si comparamos las capacidades mentales de dos insectos, la cochinilla (Coccus) y la hormiga, pertenecientes ambas a una misma familia. En este caso las diferencias son mayores, aunque de un género algo distinto que entre el hombre y los mamíferos superiores.”4 Algunos discípulos de Darwin aumentaron los errores que él cometió al enjuiciar el carácter del desarrollo de la psique de los animales, errores justificados en gran parte por la necesidad de subrayar la semejanza y no la diferencia a fin de afirmar el principio evolutivo en biología. Uno de los discípulos más inmediatos del gran sabio inglés, Romanes, al profundizar esos errores llegó a un antropomorfismo extremo.

        Al observar la conducta de los monos inferiores, Romanes encuentra, incluso entre ellos, una actividad racional semejante a la humana.5 Investigadores posteriores, que carecían de suficiente material experimental y de datos obtenidos por la observación de animales en condiciones naturales, llegaron también a la conclusión de que tanto los monos superiores como los inferiores poseían capacidades psíquicas propias del ser humano.

        El problema de la similitud y la diferencia entre la psique de los animales y los hombres se planteó con mayor agudeza todavía cuando los científicos, a fin de confirmar sus opiniones, recurrieron al vasto material experimental y a los datos comunicados por los observadores sobre el comportamiento de los animales en condiciones naturales. En nuestro siglo, ese problema se caracteriza por el hecho de que muchos científicos acepten la tesis de Koehler, según las cuales los monos poseen capacidades intelectuales parecidas a las del hombre y se comportan de un modo específicamente humano. Koehler afirma que “los chimpancés se comportan del mismo modo racional que el hombre”.6 Este punto de vista fue aceptado de hecho por Harlow,7 Guillaume y Meyerson.8 En las obras fundamentales de Yerkes,9 dedicadas al estudio de la psique de los monos, destaca la idea de que las capacidades psíquicas del hombre y del mono se parecen cualitativamente. Yerkes hace notar que el hombre se caracteriza por un desarrollo más alto de las tradiciones sociales, la cultura, el lenguaje articulado, por sus capacidades de abstracción, de aprendizaje consciente y argumentado, por su imaginación reproductora y creadora; considera, sin embargo, que todas esas cualidades se dan también en el chimpancé.

        En esta breve reseña histórica no sería necesario, tal vez, referirnos a ese problema si en la actualidad no fuese tan discutido.

        La solución científica a ese problema exige que se pongan de manifiesto las peculiaridades que caracterizan el reflejo psíquico, en qué nivel aparece, cuáles son los rasgos característicos del reflejo consciente y las condiciones de que depende su aparición. Para algunos psicólogos, los conceptos de conciencia y psique son idénticos y los utilizan en un mismo sentido. Según ellos, no sólo el hombre está dotado de conciencia, sino también los animales.10

        La mayoría de los psicólogos admite la idea de que los procesos psíquicos, en sus formas más simples, tienen lugar en el mundo animal y que se desarrollan en el curso de la evolución del sistema nervioso. Sin embargo, incluso las formas más elevadas de reflejo psíquico que se dan entre los monos antropoides son inconscientes.11 La peculiaridad característica, típica y específica de los procesos psíquicos del hombre es su carácter consciente. La aparición de esa peculiaridad significó la aparición de un reflejo psíquico, cualitativamente nuevo, la conciencia, exclusiva del ser humano. El concepto de psique es más amplio que el concepto de conciencia. El primero se refiere tanto al hombre como a los animales, pero este último es propio del hombre tan sólo.

___________

(1) F. Engels, Dialéctica de la naturaleza, trad. de W. Roces, ed. Grijalbo, México, D. F., 1961, pág. 167.

(2) Ch. Darwin, Obras, ed. rusa, t. 5, Academia de Ciencias de la U.R.S.S., Moscú, 1953, pág. 239.

(3)  Ch. Darwin, Obras completas, ed. rusa, t. 2, libro 1, Moscú-Leningrado, 1927, pág. 115.

(4) Ch. Darwin, Obras, ed. rusa, t. 2, libro 1, Moscú-Leningrado, 1927, pág. 192.

(5) D. Romanes, La inteligencia de los animales, San Petersburgo, 1888.

(6) V. Koehler, Estudio sobre la inteligencia de los monos antropoides, edición rusa, Moscú, 1930, pág. 203.

(7) H. Harlow y R. H. Israel, “Comparative Behavior of Primates”. The Journal of Comparative Psichology, vol. XIV, núm. 2, 1932.

(8) P. Guillaume y J. Meyerson, “Recherches sur l’usage de l’instrument chez les singes”, Journal de Psichologie Normale et Pathologique, vol. XXXIV, números 5-8, 1937.

(9) R. M. Yerkes, Almost Human, Nueva York y Londres, 1925; R. M. Yerkes, A. W. Yerkes, The Great Apes, New Haven, 1929; R. M. Yerkes, Chimpanzees, A Laboratory Colony, New Haven, Londres, 1945.

(10) I. F. Dorofeiev, “La psique y la conciencia a la luz de la teoría marxista-leninista del conocimiento y la teoría de I. P. Pávlov sobre la actividad nerviosa superior”, Pedagogía Soviética, núm. 7, 1952.

(11) B. G. Ananiev, Ensayos de psicología. Ed. rusa, Lenizdat, 1945; S. L. Rubinstein, El ser y la conciencia, trad. esp., Ed. Grijalbo, México, D. F., 1963; Smirnov, Lentiev y otros, Psicología, trad. esp. de F. Villa Landa, Ed. Grijalbo, México, D. F., 1960.


CREACIÓN HEROICA