¡Defender el
Pensamiento de Mariátegui de toda Tergiversación y Desarrollarlo en Función de
la Realidad Actual!
Las Condiciones
Políticas de la Reconstitución
Eduardo Ibarra
Desde que en la Sexta Conferencia Nacional del PCP (enero de 1969) alcanzó el rango de acuerdo partidario, la lucha por la reconstitución del partido de Mariátegui ha tenido curso en diversas condiciones nacionales e internacionales. Presentemente, es necesario reseñar las condiciones políticas de la Reconstitución en esta nueva etapa de su proceso.
Contexto internacional. Con la reactivación de las luchas de los pueblos a partir del comienzo del presente siglo y el desarrollo de las mismas, la contradicción entre los países del mundo oprimido y el imperialismo fue recobrando poco a poco su intensidad. Lo mismo puede decirse de las otras contradicciones propias del imperialismo. El declive, lento pero inexorable, del imperialismo norteamericano es un hecho que ha llevado a su nueva administración a intentar recuperar terreno llevando al extremo una guerra comercial que tiene como su competidor principal a China, así como, al mismo tiempo, procura reconstruir el mundo unipolar bajo su batuta. Paralelamente, el cuarteto Estados Unidos-Unión Europea-Reino Unido-Japón (con el imperialismo norteamericano a la cabeza), utiliza a Ucrania como su punta de lanza contra la Federación Rusa, al gobierno de Formosa contra China y a Israel como su fuerza de choque para alcanzar la hegemonía en Medio Oriente y, particularmente, para acabar con Palestina y paralizar el proyecto nuclear de Irán.
El término de la primera gran ola de la revolución mundial allá por la década de los noventa del siglo pasado, dejó profundas secuelas en el movimiento revolucionario mundial, y particularmente en el movimiento comunista internacional. El fraccionamiento del proletariado y el consiguiente debilitamiento de su fuerza política, por un lado, y por otro el desborde del oportunismo de toda índole, han hecho que en la mayoría de países no exista hoy un partido marxista-leninista que dirija la lucha de clase del proletariado. El Movimiento Revolucionario Internacionalista, que durante más de dos décadas agrupó a algunos partidos y organizaciones, terminó disolviéndose. El problema de la unidad ideológica del proletariado internacional no ha sido resuelto: una parte sostiene el marxismo-leninismo-maoísmo y otra parte el marxismo-leninismo (o doctrina de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao); asimismo, una parte considera necesaria la constitución de una nueva Internacional, mientras otra parte sostiene que las Internacionales han cumplido ya su papel en la historia y que lo que se requiere –desde hace mucho y en adelante– es la “organización de un compañerismo basado en la igualdad” (Stalin). Ciertamente estas dos discrepancias no facilitan la acción conjunta del proletariado internacional, el desarrollo del internacionalismo proletario.
En América Latina, la creciente presencia de China en el comercio de la región, así como la presencia de la Federación Rusa, ha inquietado al imperialismo norteamericano que ha tomado algunas medidas para mantener al continente como su patio trasero. Asimismo, la presencia de Japón y algunos países europeo-occidentales expresa el desarrollo de las contradicciones interimperialistas. Por otro lado, algunos procesos de lucha armada terminaron derrotados, después de lo cual algunos actores de los mismos reaparecieron como cabezas de gobiernos reformistas. Estos gobiernos han contado o cuentan, en ciertos casos, con el respaldo de algunas fuerzas del marxismo ortodoxo que, al parecer, no encuentran otra manera de mantener alguna vigencia. En el actual proceso de alineamiento de los países en uno de los dos bloques que van perfilándose en el mundo, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Brasil y Bolivia, se han alineado en distintos grados con el bloque China-Federación Rusa. En esta circunstancia, México y Honduras vacilan, pero algunos de sus gestos molestan al imperialismo yanqui.
Contexto nacional. El fracaso de la lucha armada del PCP-SL dejó algunos notorios resultados como la destrucción de dicho partido y un extendido sentimiento anticomunista entre las propias masas. El fracaso de la Izquierda Unida dejó resultados negativos para los propios partidos que la conformaron, que, así, se debaten hoy en una profunda crisis. Pero, como por lo general las masas por sí solas no van más allá de la idea de un cambio de gobierno, el reformismo no ha perdido su base social. Algunos frentes que han reclamado para sí la representación del pueblo, han participado en las elecciones generales habidas en lo que va del presente siglo, pero mostrando su condición de frentes reformistas.
Los diversos gobiernos que se han sucedido en las últimas décadas han mostrado lo de siempre: su condición de defensores del régimen capitalista y de la sujeción al imperialismo y, por consiguiente, su incapacidad de resolver los problemas básicos de las clases trabajadoras. El gobierno de Pedro Castillo mostró los límites del reformismo, es decir, su conciliación con el capitalismo; y el golpe contra su gobierno mostró que la burguesía peruana no tolera ni siquiera un gobierno que levante banderas reformistas.
Es propósito permanente de la burguesía suprimir el partido de clase del proletariado. Para alcanzar este objetivo, tiene dos métodos: la represión, como en Indonesia en 1965, por ejemplo; y la influencia ideológica entre algunos elementos del proletariado. El liquidacionismo es, precisamente, el producto de la influencia de la ideología burguesa. En las condiciones derivadas de la vuelta del país a la democracia representativa, el liberalismo burgués mostró y muestra a cada paso su carácter profundamente reaccionario. En estas condiciones el liquidacionismo de izquierda de los años 70 devino liquidacionismo de derecha. Este liquidacionismo niega el partido de clase; tergiversa la Creación Heroica de Mariátegui y la verdad histórica del Partido Socialista del Perú; falsea la filiación doctrinal de Mariátegui; reivindica el revisionismo como una “escuela del marxismo”; promueve la idea kautskiana de la unidad partidaria de marxistas y oportunistas; promueve un frente con toda suerte de reformismo; niega la restauración del capitalismo; etcétera, etcétera.
Los partidos que se autoproclaman marxista-leninistas y, específicamente, los grupos que luchan por la reconstitución del partido de Mariátegui, no tienen ninguna influencia significativa entre las clases trabajadoras. Esta es una realidad que hay que tener el valor de mirar cara a cara. En general, el movimiento de masas adolece de una dirección de clase. Este movimiento se desenvuelve sobre todo en el terreno de lo reivindicativo, de la “lucha contra el neoliberalismo” y, en los últimos tiempos, según reza la propaganda de algunas organizaciones, de “la lucha contra el fascismo”. La lucha reivindicativa y la lucha política tienen lugar espontánea o más o menos espontáneamente, es decir, sin una dirección política centralizada y sin un programa común, o sea, sin una vanguardia política efectiva y sin un frente unido que permitan un rumbo y un objetivo definidos. Como se puede ver, las actuales condiciones para llevar adelante la Reconstitución no son de las mejores, pero tampoco son tan adversas como para que no se pueda avanzar. Hay que saber luchar yendo contra la corriente.
Perspectivas. Tanto la agudización de la lucha de clases en el plano nacional como la previsible evolución de la situación mundial, serán favorables a la lucha por dotar de conciencia de clase al pueblo peruano y, en particular, por dotarlo de la conciencia de la necesidad de una vanguardia definida en lo ideológico, solvente en lo teórico, operante en lo político y potente en lo orgánico. Esto hace que la reconstitución del partido de Mariátegui tenga una brillante perspectiva.
En las presentes condiciones los marxista-leninistas que luchan por reconstituir el partido de Mariátegui, constituyen una minoría rodeada por enemigos de toda clase, en especial por el liquidacionismo que intenta suprimir el partido de clase. Por eso, la Reconstitución solo puede ser llevada hasta el fin sin el liquidacionismo y contra el liquidacionismo.
Los Continuadores de Mariátegui constituyen una fuerza beligerante (combativa) y polémica (deslindadora); por consiguiente, no creen en la falacia de la tolerancia de las ideas ni en el sofisma de la mezcolanza ideológica y, por esta razón, desenvuelven una lucha implacable contra el oportunismo tergiversador de la Creación Heroica de Mariátegui y falseador de la Reconstitución; por eso, han sido y continúan siendo objeto de furibundos ataques por parte de los liquidadores; por eso mismo, asumen los siguientes conceptos de Lenin:
Marchamos en pequeño grupo unido por un camino escarpado y difícil, fuertemente cogidos de las manos. Estamos rodeados por todas partes de enemigos, y tenemos que marchar casi siempre bajo su fuego. Nos hemos unido en virtud de una decisión libremente adoptada, precisamente para luchar contra los enemigos y no caer, dando un traspiés, al pantano vecino, cuyos moradores nos reprochan desde un principio el que nos hayamos separado en un grupo aparte y el que hayamos escogido el camino de la lucha y no el de la conciliación.
La fuerza indoblegable de los Continuadores de Mariátegui viene de su retoma del pensamiento de Mariátegui. Esta fuerza se revela, mejor que en ninguna otra cosa, en la lucha por materializar en organización los Fundamentos Ideológicos, Teóricos, Políticos y Orgánicos de la Creación Heroica de Mariátegui, así como las conquistas teóricas logradas en la lucha por actualizar y desarrollar aquellos Fundamentos. Por consiguiente, más temprano o más tarde, la Reconstitución significará el resurgimiento del Partido de Mariátegui como el centro de dirección del pueblo peruano.
21.08.2025.
¡Defender el
Pensamiento de Mariátegui de toda Tergiversación y Desarrollarlo en Función de
la Realidad Actual!
Trasladar el Centro de Gravedad de Nuestro Trabajo de lo Ideológico-Teórico a lo Político-Orgánico
Eduardo Ibarra
DESPUÉS DE muchos años de intensa lucha ideológica y teórica contra las más ruidosas campañas antimariateguianas (entre las cuales destacan las llevadas a cabo por los dos matices del liquidacionismo), hemos llegado al punto de que es necesario trasladar el centro de gravedad de nuestro trabajo al terreno de lo político-orgánico.
Este proceso de traslación tiene su expresión más evidente en la constitución, el 6 de agosto del presente, del COMITÉ DE COORDINACIÓN POR LA RECONSTITUCIÓN DEL PARTIDO DE MARIÁTEGUI, cuya Acta de Constitución será publicada en la próxima edición de nuestro blog.
Desde un principio comprendimos que, en la primera etapa de la lucha por la Reconstitución, la cuerda clave era la defensa, la actualización y el desarrollo de la Creación Heroica de Mariátegui. Así, pues, centralmente abocados a esta labor necesaria e insustituible, pudimos establecer la base teórica de la Reconstitución y, por lo tanto, la base del acometimiento y la realización fructífera de su aspecto político-orgánico.
En la segunda mitad de 2024 estaba ya cumplida en grado suficiente la tarea de crear la base teórica de la Reconstitución (la solución de algunas cuestiones teóricas fue deliberadamente pospuesta para que sea asumida por el COMITÉ DE COORDINACIÓN). Por eso nos propusimos trasladar el centro de gravedad de nuestro trabajo a lo político-orgánico.
Hoy el COMITÉ DE COORDINACIÓN tiene la responsabilidad de tomar la nueva cuerda clave, pero, desde luego, sin descuidar las tareas teóricas pendientes. El trabajo político-orgánico tiene como contenido básico la construcción orgánica, la propaganda y el trabajo de masas.
Hacia la realización de estas tareas se mueve el COMITÉ DE COORDINACIÓN con la absoluta convicción de que sabrá cumplir su cometido: dar vida a una revista teórica virtual y a una revista, virtual o impresa, dirigida a las masas profundas y, en el momento propicio, realizar una Conferencia que tome acuerdo sobre lo avanzado y que, a la vez, seleccione una Dirección Provisional que prepare la realización del histórico CONGRESO RECONSTITUYENTE DEL PARTIDO DE MARIÁTEGUI.
21.08.2025.
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