Lineamientos programáticos
La Supresión de la División
Entre el Trabajo Intelectual y el Trabajo Manual en el Programa General del
Partido
Eduardo Ibarra
EL
SOCIALISMO ES LA SOCIEDAD de transición entre el capitalismo y el comunismo y,
por eso, el terreno sobre el cual el proletariado y demás clases trabajadoras
llevan adelante la lucha por crear las condiciones materiales y espirituales de
la realización del comunismo.
Es decir, la premisa política y la condición del éxito de
la lucha por la realización del comunismo es la dictadura del proletariado,
definida por Lenin como
una lucha tenaz,
cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y económica, pedagógica y
administrativa, contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad. (La enfermedad infantil).
Marx
señaló acerca del socialismo (de su condición de reunir en su seno tanto
propiedades del capitalismo como propiedades del socialismo):
De lo que
aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su
propia base, sino de una que acaba de salir precisamente de la sociedad
capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el
económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de
cuya entraña procede.
Por
su parte, Lenin sostuvo:
Teóricamente, no cabe
duda de que entre el capitalismo y el comunismo existe cierto período de
transición. Este período no puede dejar de reunir los rasgos o las propiedades
de ambas formaciones de la economía social, no puede menos de ser un período de
lucha entre el capitalismo agonizante y el comunismo naciente; o en otras
palabras: entre el capitalismo vencido, pero no aniquilado, y el comunismo ya
nacido, pero muy débil aún. (Economía y
política en la época de la dictadura del proletariado).
Marx
mantuvo sobre el proceso de la dictadura del proletariado, o sea, sobre la
lucha por la realización del comunismo:
Este socialismo es la
declaración de la revolución permanente,
de la dictadura de clase del
proletariado como punto necesario de transición para la supresión de las diferencias de clase en general, para la supresión
de todas las relaciones de producción en que éstas descansan, para la supresión
de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de
producción, para la subversión de todas las ideas que brotan de estas
relaciones sociales. (Las luchas de
clases en Francia de 1848 a 1850).
Así,
pues, el socialismo es la revolución permanente bajo la dictadura del
proletariado. Esta revolución permanente tiene un contenido económico, político
e ideológico. En lo económico, tiene necesidad de desarrollar las fuerzas
productivas. Marx señaló a este respecto:
En la fase
superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación
esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la
oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo
no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con
el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las
fuerzas productivas y corra a chorro lleno los manantiales de la riqueza
colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del
derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual,
según su capacidad: a cada cual, según sus necesidades!
Desarrollar,
pues, las fuerzas productivas es una tarea sin la cual no sería posible la
realización del comunismo, es decir, entre otras cosas (señaladas en la cita
precedente), que corra a chorro lleno los
manantiales de la riqueza colectiva, de modo tal que se haga realidad el
principio de “de cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus
necesidades”.
Como hemos visto, entre las conquistas reseñadas por Marx
como características del comunismo, se encuentra la desaparición de la subordinación esclavizadora de los
individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual.
La división capitalista del trabajo se presenta bajo
varias formas, pero aquí trataremos solamente de la división entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual.
Una característica fundamental del capitalismo es el
divorcio entre la teoría y la práctica, la primacía de la teoría sobre la
práctica. Este divorcio, esta primacía, se observa, por lo tanto, en el interior
de la fábrica, donde se constata la separación entre el trabajo intelectual y
el trabajo manual. Esta situación determina cierto tipo de relaciones de
producción característicamente capitalistas, relaciones de subordinación de los
trabajadores directos a una minoría dominante de ingenieros y técnicos.
En el socialismo, si no se replica entera o casi
enteramente esta situación, se mantienen ciertos rasgos de la división entre la
teoría y la práctica a nivel nacional y la separación entre el trabajo intelectual
y el trabajo manual a nivel de fábrica.
Puesto que la revolución permanente del proletariado
tiene la tarea de suprimir progresivamente las bases económicas, políticas e ideológicas de la supervivencia del
capitalismo y su restauración, entonces tiene que suprimir progresivamente el
divorcio entre la teoría y la práctica, la separación entre el trabajo
intelectual y el trabajo manual. De esta forma implanta, progresivamente
también, relaciones de producción socialistas.
Esta supresión se encuentra enmarcada en la relación economía-política
y en el entendimiento de que la política es la expresión concentrada de la
economía. Por eso en la construcción del socialismo en China –y muy
especialmente durante la revolución cultural proletaria– se llevó a la práctica
el principio de “hacer la revolución y promover la producción”.
En el marco del problema de que tratamos, hacer la revolución
significa suprimir progresivamente el divorcio entre la teoría y la práctica en
la sociedad entera e impulsar esta supresión con la socialización del sistema
educativo. Pero en determinadas circunstancias de la lucha de clases, esta
ligazón entre dicha supresión y el sistema educativo, no basta. Es necesario
llevar adelante la revolución cultural proletaria que, desde luego, tiene un
alcance mucho mayor.
En la relación fuerzas productivas-relaciones de
producción, estas últimas juegan el papel dominante por cuanto determinan las
condiciones del desarrollo de aquellas. Por eso las fuerzas de producción socialistas
se desarrollan en la medida en que son suprimidas progresivamente las
relaciones capitalistas de producción, y este desarrollo no se desprende nunca
directamente del desarrollo de las fuerzas productivas, como proclama el
revisionismo.
El capitalismo tiene su propio tipo de desarrollo de las
fuerzas productivas, cuyas características, grosso
modo, son las siguientes: 1) separación del trabajo intelectual y el
trabajo manual, es decir, separación de los científicos, ingenieros y técnicos del
proceso productivo directo y separación de los productores inmediatos de los
conocimientos científicos y técnicos; 2) por lo tanto, gestión del proceso
productivo por una minoría privilegiada; 3) desarrollo de las fuerzas
productivas subordinado a una acumulación previa de capital y dominado por esta
acumulación, es decir, dominación del trabajo vivo por el trabajo muerto; 4)
subordinación de los productores directos a una minoría dominante.
La esencia de esta situación son las relaciones de
producción entre la minoría privilegiada y los productores directos, que son,
por supuesto, relaciones de explotación y dominación, como expresión de lo que
ocurre a nivel de la sociedad entera: explotación de los trabajadores por la
clase capitalista, dominación política de la burguesía sobre el proletariado y
demás clases trabajadoras.
Ahora bien, en el socialismo continúan existiendo las
clases y la lucha de clases y, por lo tanto, para la supresión de todas las
clases, es necesario suprimir progresivamente todas las relaciones capitalistas
de producción en que aquellas descansan, todas las relaciones sociales que
corresponden a esas relaciones de producción, así como subvertir todas las
ideas que brotan de estas relaciones sociales.
Las características de la fábrica socialista, son, groso modo, las siguientes: 1) supresión
progresiva de la división entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, es
decir, participación de los ingenieros y técnicos en el proceso productivo
directo y participación de los productores inmediatos en la innovación técnica
(lo que por sí mismo determina un nuevo tipo de progreso técnico); 2) gestión del
proceso productivo por la integración de trabajadores, cuadros y expertos; 3)
el desarrollo de las fuerzas productivas tiene el trabajo vivo como factor
directo y dominante, en tanto que el trabajo muerto constituye un factor
subordinado y secundario; 4) gestión de masas de todos los aspectos del
funcionamiento de la fábrica.
Pero nada de esto es posible si no se pone la política
proletaria al mando. Por eso la fábrica socialista no solo es una unidad
productiva, sino también, y principalmente, una unidad política donde se
desarrolla una permanente lucha ideológica.
Las relaciones de producción en el interior de las
fábricas están ligadas al carácter de las relaciones sociales en el conjunto de
la sociedad y, por lo tanto, a la lucha de clases. Por eso la transformación
socialista de las relaciones de producción resulta siempre de la lucha política
e ideológica entre el proletariado y la burguesía a escala nacional.
Por eso también, en el socialismo el objetivo del sistema
educativo así como de la revolución cultural proletaria, es la comunización de
la concepción del mundo de la gente.
Ciertamente la diferencia radical entre la primacía de la
teoría sobre la práctica en el capitalismo y la primacía de la práctica sobre
la teoría en el socialismo, la diferencia radical entre las relaciones de
producción que se desprenden del dominio de una minoría intelectual sobre los
productores directos y las relaciones de producción que derivan de la
participación creciente de los productores directos en la gestión de todos los
aspectos de la fábrica, constituyen la línea divisoria entre el mantenimiento
del capitalismo superviviente, de una parte, y la construcción del socialismo
de otra, entre la restauración del capitalismo de un lado y el avance hacia la
realización del comunismo de otro.
El poder es una relación social (que se concreta,
obviamente, en el aparato de Estado) y, por eso, la relación de los
trabajadores con los medios de producción y con las condiciones de su actividad
productiva y las condiciones de su existencia en general, da cuenta de su
situación subordinada o de su desarrollo como agentes de su propia emancipación
y de la emancipación de toda la humanidad.
El socialismo se construye, pues, ahí donde los
productores directos ejercen la dirección del proceso productivo, dominan las
condiciones de su existencia y, entre otras cosas, la revolución técnica de
masas prepara la base material de la realización del comunismo.
En resumidas cuentas, es inobjetable que la lucha por la
supresión del divorcio entre la teoría y la práctica, la separación entre el
trabajo intelectual y el trabajo manual, es una cuestión fundamental en la
lucha por la realización del comunismo. Por eso no cabe la menor duda que la
mención de esta cuestión en el Programa General del Partido es una necesidad
absoluta.
14.08.2019.
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