viernes, 7 de noviembre de 2025

Política

¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda Tergiversación y Desarrollarlo en Función de la Realidad Actual!

  

La Tramposa Reconstitución

de Jaime Lastra 

(Primera Parte) 

Eduardo Ibarra 

LA LUCHA POR la defensa de los Fundamentos Ideológicos, Teóricos, Políticos y Orgánicos establecidos por Mariátegui tuvo su punto de arranque con anterioridad al uso del término Reconstitución: allá por los años treinta, después de que la camarilla de Ravines asumiera el poder en el CC del partido y diera inicio a la “desamautización” del Partido, la militancia marxista-leninista dio inicio a la lucha por la defensa de aquellos Fundamentos (entonces era demasiado pronto para hablar de actualizarlos y desarrollarlos). Aunque esta lucha germinal fue más intuitiva que consciente, puede considerarse que ella es el antecedente histórico de la Reconstitución. La limitación que presentaba esta lucha en defensa de Mariátegui, se explica por la dispersión de la obra escrita mariateguiana, no obstante la publicación de La escena contemporánea (1926) y de 7 ensayos (1928). En los años treinta y en las dos décadas siguientes, en las filas partidarias nadie tuvo la iniciativa de reunir en un volumen los escritos políticos de Mariátegui dispersos en Amauta, Labor y otras publicaciones, lo que le hubiera permitido a la militancia contar con un conjunto orgánico de textos sobre problemas tan fundamentales como el marxismo-leninismo, el partido de clase, el deslinde con las desviaciones del marxismo, la organización de las masas, entre otras cuestiones. Como se sabe, la recopilación La organización del proletariado fue publicada por el Partido en 1967 y la primera edición de Ideología y política data de 1959; por lo demás, las Obras completas de Mariátegui empezaron a publicarse recién a partir de la década de 1950 (la mayoría de sus volúmenes vieron la luz en 1959 y 1970). Como era natural que sucediera, la publicación de estas Obras fue un acontecimiento que impulsó poderosamente la lucha por retomar el pensamiento mariateguiano. La militancia del Partido, premunida ya de un conocimiento más o menos vasto de este pensamiento, pudo entonces asumir y acometer la lucha por su retoma en condiciones teóricas mucho mejores que aquellas con que contaron las generaciones anteriores. 

Así, pues, en los años sesenta la lucha por la Reconstitución cobró ya este nombre apropiado, y fue perfilando su contenido, aunque equivocando su objetivo con la concepción limitada y limitante de “reconstituir el Partido para la guerra popular”. Lógicamente, en la mayor parte del indicado período, la Reconstitución se presentaba como una lucha parcial y no general, legítima y no legal en la vida partidaria. Solo con la realización de la VI Conferencia Nacional en enero de 1969, la Reconstitución cobró rango de acuerdo partidario. La propuesta fue de Abimael Guzmán, quien, con algo de anterioridad a la mencionada Conferencia, había publicado en “Bandera Roja” el artículo “Reconstituir el partido para la guerra popular basándonos en Mao, Mariátegui y la V Conferencia”. Esta fue la concepción de la Reconstitución que se impuso en el Partido. 

Pues bien, en el artículo “El trabajo por la reconstitución de la vanguardia”, publicado en el número 35 del espurio blog Creación Heroica, firmado por un llamado “Comité Creación Heroica”, pero escrito por Jaime Lastra, puede leerse lo siguiente: “En un documento emitido por el Partido en el año 1973 decía” (sic), y acto seguido se cita un párrafo del escrito “El desarrollo de las ideas marxistas en el Perú”. Pero Lastra se cuida de referir que lo que hace es citar a la cabeza del liquidacionismo de “izquierda” de los años setenta, el mismo que intentaba suprimir el partido apartándolo de las masas y de la lucha de clases, y que, concretamente, en el Comité Regional de Lima, condujo a la organización partidaria al ocultismo y a la desactivación; sobre esta realidad histórica, Lastra no dice pues absolutamente nada; es decir, sin el menor escrúpulo, encubre el hecho de que desde el II Pleno del CC (1972) hasta el Quinto Pleno (1975), se desenvolvió la lucha contra el liquidacionismo de “izquierda” de Ramón García.(1) 

Más adelante, como es característica de sus artículos, en el que nos ocupa –muy mal escrito, lo que no extraña– Lastra se limita a describir algunos hechos y no a analizarlos en relación a la línea y el camino que corresponde seguir en la lucha por la reconstitución del partido de Mariátegui. 

       Así, luego de escribir que en el “campo” de quienes “persisten en reivindicar la necesidad de culminar la tarea de la reconstitución de la vanguardia”, “se manifiestan dos tendencias fundamentales”, nuestro liquidador dice: 


Una, que reformulando la Base de Unidad Partidaria y sacando lecciones de la experiencia de estos más de medio siglo (sic), reivindica los fundamentos ideológico-políticos legados por José Carlos Mariátegui. Con esta posición ha desarrollado una lucha de ideas contra posiciones que distorsionan la base, el contenido y objetivos correctos de la reconstitución. (Caso de un oportunismo de derecha que renegaba de la reconstitución y caso de un oportunismo de izquierda que tergiversaba y liquidaba la reconstitución). Otra que, habiendo distorsionado base, contenido y objetivo de la reconstitución, terminó llevando a buen sector de la militancia de vanguardia y también del pueblo, a una derrota político-militar en una guerra interna que tuvo un elevado costo. 

Hace ya doce años, en sus tiempos de “maoísta”, Lastra escribió el artículo “¿Reafirmación o reformulación de la Base de Unidad Ideológica?”, en el cual sostiene que hay que “reformular la Base de Unidad Partidaria” y, naturalmente, conforme a su “maoísmo”, reformularla a favor de la denominación de la doctrina como “marxismo-leninismo-maoísmo”, como se desprende de su artículo «El marxismo y su desarrollo», circulado en fecha próxima al anteriormente mencionado (ver nuestro artículo “La verdad universal del proletariado y la reconstitución”). Ahora, sin explicar absolutamente su renuncia al “m-l-m” (ver nuestro artículo “El falso marxismo-leninismo de Jaime Lastra”, publicado en dos partes en las ediciones de agosto y setiembre de este blog), Lastra propone como base de unidad ideológica “la doctrina de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao”, haciendo así a un lado la denominación políticamente exacta de la doctrina: marxismo-leninismo. 

La “lucha de ideas” de la que habla Lastra en la cita que comentamos, ¿contra quiénes fue? Es razonable pensar que, con la frase “oportunismo de derecha”, Lastra se refiere al liquidacionismo de derecha de Saturnino Paredes, quien, como se sabe, se opuso desde un principio a la Reconstitución (obsérvese, pues no es un dato menor, que Lastra evita calificar la desviación de Paredes como liquidacionismo, sosteniendo, por lo tanto, con la frase “oportunismo de derecha”, una verdad a medias, que en este caso es peor que una mentira completa (es decir silenciando el hecho de que la desviación contra la que luchaba el Partido era precisamente liquidacionismo de derecha). Pero, con la frase “oportunismo de ‘izquierda’”, ¿a quién se refiere? Es costumbre de los oportunistas de todos los tiempos no hablar claro y, esta es una conocida costumbre de Lastra (y no solo de él), por lo que no es fácil saber si con la citada frase se refiere al liquidacionismo de “izquierda” de Ramón García o al oportunismo de “izquierda” de Abimael Guzmán. Sin embargo, después de examinar los hechos, se hace claro que no se refiere a ninguna de estas dos desviaciones: en los años setenta, la fracción de García no “distorsionaba”, en su discurso, la Reconstitución, y, por los mismos años, Abimael Guzmán aparecía como el abanderado de la misma y, sobre todo, porque solo después alude a este personaje, y lo alude al margen de los dos “casos” de oposición a la Reconstitución de los que habla en la cita. Entonces, ¿cuál es ese “oportunismo de ‘izquierda’” contra el cual, según dice Lastra, se desarrolló “una lucha de ideas”? Esta cuestión queda en la nebulosa.

Es evidente que Lastra presenta a su grupo como representante de una de las dos “tendencias fundamentales” que “persisten” en “la reconstitución de la vanguardia”, precisamente de aquella que pretende “reformular” la BUP y que, “sacando lecciones de la experiencia… reivindica los fundamentos ideológico-políticos legados por José Carlos Mariátegui”. Con respecto a esta afirmación, es necesario, en principio, precisar que la Reconstitución no es “la reconstitución de la vanguardia”, así en general, sino concretamente la reconstitución del partido de Mariátegui. En política, como en relación a cualquier asunto, no se puede ser ambiguo. En el caso que nos ocupa, la ambigüedad de Lastra pone en evidencia que este personaje no tiene claras las cosas. Por eso, subrayamos: la Reconstitución es la reconstitución del partido de Mariátegui o no es nada, es decir, es la defensa, la actualización y el desarrollo de los Fundamentos Ideológicos, Teóricos, Políticos y Orgánicos establecidos por Mariátegui, tarea que hace la base teórica insustituible de la Reconstitución y sobre la cual el Partido puede realizar un correcto trabajo de masas. Ocurre, sin embargo, que lo que ha hecho Lastra en catorce años es todo lo contrario: suplantación del marxismo-leninismo por el liberalismo burgués en su trabajo partidista y frentista; tergiversación y oposición a la Creación Heroica de Mariátegui; oposición a importantes aspectos de la línea política general de la revolución peruana (táctica, frente unido, etcétera); oposición a la organización de un partido de clase (ver “El trasfondo de un artículo de Carlos Moreno”, publicado en partes desde marzo del presente). Así que, eso de que el grupo de Lastra “ha desarrollado una lucha de ideas contra posiciones que distorsionan la base, el contenido y objetivos correctos de la reconstitución”, es una afirmación rotundamente desmentida por su larga práctica de maridaje con todo tipo de oportunismo y antimariateguismo y, ahora mismo, por su caída en el liquidacionismo de derecha (derivada de su intentona de fundar un organismo-amalgama con liquidadores y marxistas). En cuanto a la base y el contenido de la Reconstitución, el grupo de Lastra no ha aportado absolutamente con nada de valor a la defensa, la actualización y el desarrollo de la Creación Heroica de Mariátegui; en cuanto al objetivo de la Reconstitución, es claro que dicho grupo está lejos, muy lejos, y, en realidad, en las antípodas de un trabajo partidista y frentista basado en el marxismo-leninismo y el pensamiento de Mariátegui: el discurso retórico de que hace uso, no le alcanza a Lastra para encubrir esta realidad (ver “El trasfondo de un artículo…”).(1) 

Notas

[1] No solo en su mirada a la situación del Partido en los años setenta Lastra se muestra sesgado. Desde que el liquidacionismo de “izquierda” del grupo de García devino liquidacionismo de derecha –de manera más que evidente desde las dos primeras décadas del presente siglo– Lastra no ha sido nunca capaz de reconocer esta realidad y, por el contrario, a cada paso les limpia la cara a los liquidadores calificándolos de “socialistas”, “camaradas”, etcétera, publicitando, para peor, en el blog que dirige y en el blog del cual es productor, “Resistencia Ciudadana”, la literatura de los liquidadores y las actividades políticas de los mismos. Es de conocimiento común que Lastra sostiene su adhesión a la misma doctrina y al mismo proyecto de los oportunistas, y que sus “discrepancias” con los mismos no atañen a esta cuestión doctrinal y esta cuestión política, sino a cuestiones “secundarias”, según él mismo ha dicho. Desde hace algo más de un año, la componenda de Lastra con los liquidadores se ha transformado en identidad con ellos, pues él mismo ha devenido liquidador. ¡Este es el “marxismo-leninismo” de Lastra! ¡Este es su “mariateguismo”! ¡Esta es su “reconstitución”!

 

11.10.2025.



Nota: 

Aquí termina el artículo de Eduardo Ibarra de crítica a las falacias y a la sofistería de Carlos Moreno y a las posiciones liquidacionistas de su grupo, encabezado por Jaime Lastra quien, durante nueve meses, ha rehuido completamente el debate, habiéndose reducido su intervención a un triste artículo donde esgrimió la monstruosa añagaza de que la revelación por parte del CRJCM de su proyecto partidario cuyo punto de arranque iba a ser la fundación de “un núcleo de dirección” doctrinariamente heterogéneo (con la participación de liquidadores y marxistas), fue apenas una “alucinación” de dicho organismo, añagaza replicada por su penoso escudero Moreno con otras palabras: “[Eduardo Ibarra] inventa situaciones”, mostrando así ambos personajes que no tienen ninguna moral revolucionaria. 

La mencionada añagaza presenta el agravante de que Lastra se sirve de ella –infructuosamente, por cierto– para encubrir que, por lo bajo, es decir, a espaldas de los activistas que concurren a las variopintas reuniones que promueve para hablar de la reconstitución, pretendió fundar un organismo-amalgama, pisoteando así la potestad de aquellos activistas de decidir, si se presentara el caso, los resultados organizativos de sus discusiones; en otras palabras, para ocultar que los manipula y los engaña de la manera más ruin. 

En adelante, pues, solo quienes no tienen la capacidad de darse cuenta de la descomposición ideológica y política de Lastra o que están intelectualmente bloqueados por el más vergonzoso seguidismo, pueden continuar poniéndole las espaldas para que este liquidador continúe cabalgando sobre las mismas y encumbrándose como individuo. 

01.11.2025.

Comité de Redacción. 

 

¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda Tergiversación y Desarrollarlo en Función de la Realidad Actual!

  

El Trasfondo de un Artículo de Carlos Moreno 

(Novena y Última Parte) 

Eduardo Ibarra 

Y BIEN, LLEGAMOS, por fin, a la cuestión que puede disipar cualquier duda que pueda tener algún lector sobre el contenido y la perspectiva de la Reconstitución. 

Como se sabe, Mariátegui tuvo el proyecto de organizar “un partido de masas y de ideas” y, para alcanzar este objetivo, comenzó, como era lógico, por constituir un partido de cuadros y de ideas. Del partido de cuadros y de ideas al partido de masas y de ideas fue, pues, el camino trazado por Mariátegui para dotar al proletariado peruano del partido idóneo para tomar el poder. Esto, por una parte; por otra, está el hecho de que, ya en su condición de partido de cuadros, el partido de Mariátegui era, por su carácter, un partido de masas (ver los capítulos II y VIII de nuestro libro Algunas cuestiones sobre el partido del proletariado…), y que, a la altura de marzo de 1930, se encontraba en el camino de convertirse en un partido de masas en el sentido habitual del término. Al mismo tiempo, en octubre de 1928, el Partido Socialista del Perú era ya un partido de ideas, como hemos señalado ya, pues entonces contaba con el marxismo-leninismo como la base de su unidad ideológica, con una teoría de la realidad y la revolución peruanas y, además, con una teoría del proceso de la revolución proletaria mundial y con una idea precisa de la unidad del movimiento comunista internacional. Aquí tenemos, pues, el meollo del asunto. En nuestro tiempo, y teniendo al frente la tarea de la Reconstitución, de lo que se trata, entonces, es de defender, actualizar y desarrollar el pensamiento de Mariátegui y, sobre esta base y solo sobre esta base, de implementar una línea de masas marxista-leninista, coherente, justa, que signifique la educación y la organización de las clases trabajadoras para la conquista del poder. 

En el seno del proletariado consciente, la autoridad de las ideas correctas deriva en la autoridad de los que las representan. Así, por ejemplo, la autoridad de las ideas de Mariátegui derivó, como era lógico, en la autoridad del propio Mariátegui y, finalmente, la autoridad de las ideas correctas y de Mariátegui, devinieron en la autoridad del Partido Socialista del Perú. 

Del mismo modo, en la lucha por la Reconstitución la autoridad de las ideas elaboradas en el curso del cumplimiento de la tarea de defender, actualizar y desarrollar el pensamiento de Mariátegui, ha derivado en la autoridad de los representantes de las mismas; finalmente, la autoridad de tales ideas correctas y de sus representantes, ha derivado en la autoridad de la organización, en la autoridad del COMITÉ DE RECONSTITUCIÓN JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI y del COMITÉ DE COORDINACIÓN POR LA RECONSTITUCIÓN DEL PARTIDO DE MARIÁTEGUI. 

Pues bien, en el marco del marxismo, ¿qué autoridad pueden tener las ideas oportunistas? ¡NINGUNA! ¿Qué autoridad pueden tener en ese mismo marco los representantes de tales ideas? ¡NINGUNA! ¿Qué autoridad puede tener allí mismo la organización derivada de las ideas oportunistas? ¡NINGUNA! 

Comprendiendo cuál era, en nuestro tiempo, la cuerda clave en la primera etapa de la lucha por la Reconstitución, el CRJCM centró su actividad en la defensa, la actualización y el desarrollo de la Creación Heroica de Mariátegui. La autoridad de las ideas resultantes del cumplimiento de esta tarea es cosa comprobada. Esto está a la vista de cualquier marxista que tenga ojos para ver. 

En su desorbitado afán por desacreditar la labor teórica realizada por el CRJCM, Moreno ha dicho que ha sido una labor realizada “entre cuatro paredes”. Olvida nuestro liquidador –o no sabe– que entre 1883 y 1894 -¡durante once años, ni más ni menos!– la socialdemocracia rusa existió solo como corriente ideológica, no vinculada al movimiento de masas (ver Lenin, “La bancarrota de la II Internacional”). ¿En esos once años la producción teórica de la socialdemocracia rusa no valió nada porque fue producida “entre cuatro paredes”? Moreno debería tener más cuidado al momento de desahogar la animosidad que siente por nuestra lucha contra el liquidacionismo y en defensa del marxismo-leninismo, de la Creación Heroica de Mariátegui y de la Reconstitución. 

Pero, de todos modos –y no obstante las dificultades–, el CRJCM ha tenido presencia en algunos organismos de masas, precisamente en aquellos donde también participaba el grupo de Moreno. Este hecho es silenciado por nuestro liquidador. 

Así, pues, el ataque de Moreno expresa nada más que su mala fe. 

Un grupo que no ha aportado absolutamente nada de valor a la defensa, la actualización y el desarrollo del pensamiento de Mariátegui, es un grupo que no tiene ninguna razón para fungir de fuerza de la Reconstitución. Precisamente este es el caso del grupo de Lastra. ¿Cómo podría, entonces, decirse que este grupo es parte de la Reconstitución, si, además de no haber contribuido con nada de valor en el sentido indicado, lo que ha hecho durante quince años es conciliar y confabularse con diversas tendencias oportunistas? ¿Cómo podría decirse que tiene el “derecho” de ser parte de la Reconstitución si lo que hace es esgrimir posiciones abiertamente contrarias a la Creación Heroica de Mariátegui? Reseñemos estas posiciones para la perfecta comprensión de lo que decimos: 

1) aplicación del liberalismo burgués en todo lo que atañe al trabajo partidista y al trabajo frentista, es decir, falso marxismo; 

2) oposición a la Creación Heroica de Mariátegui en las fundamentales cuestiones siguientes: a) oposición a determinados aspectos de la línea política general de la revolución peruana (táctica, frente unido, etcétera); b) asunción del “camino  municipal al socialismo” del grupo liquidacionista de Ramón García; c) negación del carácter socialista con dos etapas de la revolución peruana; d) suplantación de la etapa de nueva democracia de nuestra revolución socialista por uno de sus productos: el Perú Integral; e) conciliacionismo con todas las desviaciones del marxismo; f)  tergiversación de la concepción mariateguiana de nuestra dualidad histórica; g) asunción de la tesis de Ravines y Martínez con aquello de un Perú plurinacional y, por lo tanto, negación de la teoría mariateguiana sobre el Perú Integral; h) negación del partido doctrinariamente homogéneo con su proyecto de fundar “un núcleo de dirección” con liquidadores y marxistas (paso del oportunismo de derecha al liquidacionismo de derecha).(65) 

Pero reseñemos otras cuestiones que dan cuenta de la descomposición ideológica y política de Lastra: 

1) métodos criollos tanto en las relaciones internas como externas de su grupo (manipulación de quienes reúne de tanto en tanto para hablar de la Reconstitución)(64). 

2) egocentrismo que se pone en evidencia en su pretendido papel de “director de orquesta” de los distintos grupos y de las distintas tendencias. 

3) sofocación del debate de ideas con maniobras como aquella de que el develamiento, realizado por nosotros, de su propuesta de “un núcleo de dirección” es una “alucinación” del CRJCM. 

4) entrismo en grupos y frentes políticos;(66) 

5) renuencia a la autocrítica; 

6) acción socavadora de la lucha del CRJCM por la reconstitución del Partido.(67) 

¡Estos son los “pensamientos tónicos” de Lastra! ¡Este es el equipaje “teórico” que ha concretado en quince años! ¿Y qué tiene que ver este equipaje con la reconstitución del partido de Mariátegui? ¡NADA EN ABSOLUTO! Dicho equipaje es, en todo y por todo, completamente contrario a la Reconstitución. 

Y, para cualquier marxista, es claro que, sin teoría revolucionaria, NO HAY RECONSTITUCIÓN NI REVOLUCIÓN NI SOCIALISMO. 

Es conocida la irresistible propensión de Lastra de nadar en dos aguas: por un lado, habla de marxismo-leninismo, de pensamiento de Mariátegui, de partido de clase, de Reconstitución, pero, por el otro, todo su trabajo partidista lleva el sello del liberalismo burgués y lo conduce directamente al partido doctrinariamente heterogéneo, como ya ocurrió en agosto de 2024. 

También es conocida la inclinación de Lastra de copiar ideas de aquí y de allá, es decir, de parasitar de la producción ajena, lo que pone en evidencia su mendicidad intelectual.(68) 

Este truco y esta mendicidad solo son reconocidas por quienes tienen ojos para ver, no, naturalmente, por quienes viven bajo el peso de la servidumbre mental. 

Ya hemos visto que Lenin señaló, con toda razón, que las desviaciones del marxismo las engendra la influencia burguesa en el proletariado y, lógicamente, esta influencia se da a través de los elementos más débiles en lo ideológico, de los elementos permeables al pensamiento y a la moral burgueses.  Precisamente el liberalismo burgués de Lastra, puntualmente documentado en el presente artículo, es un caso de esa debilidad y de esa permeabilidad. 

Pues bien, ¿cómo ha sido posible que, el liberalismo burgués de Lastra (que, como hemos visto, data de hace un montón de años), no fuera captado por quienes constituyen su grupo? ¿Cómo es posible que, ahora mismo, no obstante los hechos probatorios, los mismos no se den cuenta de su liquidacionismo? ¿Cómo es posible que no se percaten de su vaciedad teórica, de su temperamento criollo, de su demagogia? Solo hay dos respuestas posibles: o bien el servilismo les ha bloqueado toda capacidad de discernir entre el marxismo y el oportunismo, o bien comparten, vergonzantemente, el liberalismo burgués de Lastra, su liquidacionismo, sus métodos criollos, su demagogia, su posición contraria a la Reconstitución. 

       Así, pues, la realidad apuntada da cuenta de que la crisis no solo es de Lastra –y de Moreno–, sino de todo su grupo. Crisis ideológica, política y moral al mismo tiempo. Las características de esta crisis tridimensional tienen, no por casualidad, semejanza con las de la crisis del grupo liquidacionista encabezado por García, pero con una diferencia a subrayar: mientras este grupo tiene un nivel de elaboración teórica bastante grande (lo que no niega ni puede negar su carácter liquidacionista), el grupo de Lastra no tiene ninguna elaboración teórica de algún valor.     


Es decir, tan pronto han sido analizados su pretendido marxismo-leninismo, su práctica sin principio, sus métodos criollos y, por último, su intentona de ocultar su proyecto de un partido-amalgama (intentona que evidencia una INMENSA DESHONESTIDAD), queda claro que Lastra ha llegado a tocar fondo en su descomposición ideológica y política y en su miseria moral. Así, completamente enredado en su afán de conciliar lo inconciliable, hundido hasta las narices en la componenda antimarxista y en la ciénaga de su mentalidad pequeño burguesa, Lastra se muestra como lo que es: una pompa de jabón. 

       El liquidacionismo es una tendencia que tiene su causa en la relación entre la burguesía y el proletariado, y en cuanto tal, continuará existiendo. Pero los individuos que adhieren al liquidacionismo, ¿no tienen más destino que seguir siendo liquidadores? Se sobreentiende que, para continuar siendo una tendencia, el liquidacionismo necesita contar con activistas, pero eso no quiere decir que algunos liquidadores no sean capaces de desembarazarse de la carga negativa que llevan sobre las espaldas. 

       Por eso, mirando por encima de las diatribas y de las calumnias de que hemos sido objeto gratuitamente, podemos decirles a los liquidadores: nadie es dueño de las puertas de la Reconstitución y, por eso, las mismas están abiertas para todos aquellos que verdaderamente adhieren o quieren adherir al marxismo-leninismo y a la Creación Heroica de Mariátegui y, en consecuencia, si los aludidos son capaces de desembarazarse completamente de su liberalismo burgués, su liquidacionismo, su tergiversación de la Creación Heroica de Mariátegui y sus métodos criollos, podrán sumarse a la tarea de la Reconstitución. Esta transformación tendría que ser, pues, ideológica, política e idiosincrásica. Y, desde luego, tendría que ser auténtica, y no simulada. Sabemos que una transformación de esta naturaleza no es fácil, pero no es imposible. Por mucho que lleve tiempo, puede lograrse al fin. Por supuesto, no sería aceptable ningún entrismo de nadie y estaríamos muy atentos ante una eventualidad de este género. 

Es decir, la incorporación a la lucha por la reconstitución del partido de Mariátegui tiene una condición básica e insustituible: la adhesión verdadera al marxismo-leninismo (o doctrina de Marx, Engels, Lenin, Stalin, Mao), a la Creación Heroica de Mariátegui y a la línea política general de la revolución peruana. 

       Pero, si los liquidadores no son capaces de desembarazarse de la carga que llevan, entonces les diremos: ¡adelante, nada puede evitar que, agregando sus nombres a la negra lista de antimariateguianos encabezada por Castillo, Ravines, Portocarrero, Martínez, Del Prado, Paredes, entre otros, también ustedes se cubran de oprobio para siempre! 

No somos liberales burgueses, sino marxistas. Por eso, sabemos que solo una auténtica comunidad de ideas en torno al marxismo-leninismo, a la Creación Heroica de Mariátegui y a la línea política general de la revolución peruana, puede ser la base de una verdadera mancomunidad de acción en la lucha por la reconstitución del Partido de Mariátegui. 

Notas

[64] En lugar de contribuir a crear una “atmósfera de ideas”, como quería Mariátegui, Lastra y Moreno se han esmerado, como es de público conocimiento, en crear una atmósfera de insultos, falacias, sofismas, calumnias, artimañas y otros métodos antimarxistas. Este hecho es expresivo: da cuenta de la impotencia de los dos liquidadores para sostener un debate de ideas, de su fisonomía mental pequeñoburguesa, de su falta de moral revolucionaria.

[65] Ver el artículo “La verdad se busca en los hechos”.

[66] Hace dos años, aproximadamente, Lastra le confesó a un viejo amigo (suyo y nuestro) que se había “infiltrado” en un frente unido para “sacar de ahí algunos elementos”. Lastra sabe a qué amigo le confesó este acto de entrismo, así que no puede hacerse el loco.

[67] Lastra ha llegado lejos en su actividad socavadora de la lucha por la Reconstitución que lleva adelante el CRJCM al ponerle al blog que dirige el mismo nombre que lleva el nuestro, salido a luz once años antes que el suyo, metiendo así confusión entre el público lector y, además, al intentar suprimir nuestra referida lucha tratando de involucrarnos en su proyecto liquidacionista de fundar un variopinto “núcleo de dirección”.

[68] Por ejemplo, aprovechando que el “Comité Creación Heroica” era el “coordinador de turno” en ocasión de la publicación del primer número de La Lucha Final, incluyó como artículo del mencionado Comité, o sea, como escrito por él, una primera parte del artículo “Por un Perú integral”, siendo que el autor del mismo es Ramón García. Esto es un verdadero latrocinio intelectual y, por lo tanto, una expresión de la amoralidad de Lastra. Por lo demás, no tenemos ningún interés particular en señalar los casos en que nos copia a nosotros sin mencionarnos, no obstante que tales casos no son pocos.




¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda Tergiversación y Desarrollarlo en Función de la Realidad Actual!

 

La Verdad se Busca en los Hechos 

César Risso/Eduardo Ibarra 

PREVIAMENTE CITADO, el 17 de agosto de 2024 el suscrito César Risso se vio con Israel Terry, quien le alcanzó una propuesta de Jaime Lastra, según la cual el CRJCM estaba “invitado” a participar en “una escuela” que desarrollaría el siguiente temario: 1) la coyuntura política y la necesidad histórica del partido del proletariado; 2) el proceso de reconstitución del Partido Socialista fundado por Mariátegui; y, 3) situación actual de la reconstitución. Según la propuesta, el primer punto sería desarrollado por Ramón García (cabeza de un grupo negador del marxismo-leninismo, del partido de clase, de la Reconstitución, etc.); el segundo sería desarrollado por el suscrito Eduardo Ibarra (miembro del CRJCM); y el tercer punto por César Risso (igualmente miembro del CRJCM) y el propio Lastra (cabeza del grupo proponente de la “escuela”, grupo distinguido, hasta ese momento, por su oportunismo de derecha).

       El objetivo de la “escuela”, según dijo Terry, era “fortalecer un núcleo de dirección” que asumiera la tarea de impulsar la Reconstitución. De esta forma el oportunismo de derecha del grupo de Lastra devino liquidacionismo de derecha. Cualquier marxista puede entender que amalgamar en un mismo organismo de tipo partidario a marxista-leninistas (CRJCM) y liquidadores (grupos de García y de Lastra) equivale, sin discusión, a liquidar el partido de clase y, por consiguiente, la propia reconstitución del partido de Mariátegui.

       Lo que vino después es historia que resumimos del modo siguiente: “Pronunciamiento” del CRJCM (con fecha del 31 de agosto de 2024 y publicado en la edición de CREACIÓN HEROICA del 1 de setiembre del mismo año); publicación en la edición del 1 de febrero de nuestro blog del artículo “El liquidacionismo de derecha de Jaime Lastra y la reconstitución del partido de Mariátegui”, de Eduardo Ibarra; publicación en el número 34 del blog que dirige Lastra de un artículo firmado por el “CCH”, pero escrito por el mencionado, así como el artículo “Breve comentario sobre un artículo de Eduardo Ibarra”, de Carlos Moreno; publicación en la edición de marzo de nuestro blog del artículo “Falsificaciones e infundios en defensa del liquidacionismo de derecha”, de César Risso, y el  comienzo de la publicación en partes del artículo “El trasfondo de un artículo de Carlos Moreno”, de Eduardo Ibarra; un comentario de Carlos Moreno colgado en el índice, enviado por nosotros, de la edición de julio de CREACIÓN HEROICA. 

Los cínicos recursos con los que, en su aludido artículo, Lastra pretendió negar su propuesta de constituir “un núcleo de dirección” como el indicado arriba, se explican no solo porque, como cualquier persona de mentalidad egocéntrica, no reconoce su caída en uno de los dos más extremos oportunismos, como es el liquidacionismo (el otro es el socialchovinismo), sino también, porque, según puede entenderse ahora, su propuesta de constituir el mencionado “núcleo” fue una iniciativa a espaldas de los activistas concurrentes a la “escuela”, que más tarde Lastra llamó “conferencias”. Este hecho pone al descubierto que todo lo que hace Lastra es engañar y utilizar a dichos activistas para consumar su plan de liquidar el partido de clase y, por lo tanto, la Reconstitución. Y todo esto, ¡precisamente a nombre de la Reconstitución! Así que ningún activista que se autoestime, puede seguir poniéndole las espaldas a Lastra para que cabalgue sobre ellas. 

La reconstitución del partido de Mariátegui solo puede llevarse hasta el fin sin el liquidacionismo y contra el liquidacionismo. Esta es una verdad indiscutible para cualquier marxista. 

Pues bien, volvamos al principio. Como marxistas sabemos que la verdad se busca en los hechos, y lo reseñado en los dos primeros párrafos del presente artículo son los hechos. Frente a ellos, solo caben dos actitudes: revolcarse en la miseria moral que significa negarlos con las más escandalosas falacias y las más viles calumnias, como han hecho Lastra y Moreno, o asumir honradamente el reconocimiento de los mismos. Hoy Israel Terry se encuentra ante esta disyuntiva. Si, por razones subalternas, asumiera la primera actitud, los marxistas lo considerarán como tendrían que considerarlo; si asumiera la segunda, ello significaría que en el grupo de Lastra todavía hay quien no se ha olvidado que, en el plano de la conciencia, el marxismo es la dignidad del hombre, y, en el plano de la política, la busca de la verdad en los hechos expresa la condición revolucionaria de los luchadores de la causa proletaria. 

31.08.2025.

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