miércoles, 1 de febrero de 2023

Coyuntura política

La Barbarie Capitalista como Respuesta a la Crisis

Cesar Risso

DE LA BARBARIE de la explotación y saqueo de nuestros recursos se ha pasado a la barbarie de la represión y asesinato del pueblo trabajador.

Sin embargo, el pueblo no asocia la relación entre la situación de pobreza en la que se encuentra, con la de la opulencia del lado de la burguesía, como parte del sistema capitalista, sino únicamente con su variante neoliberal; ni logra ver el nexo entre la legislación vigente y los intereses de la burguesía como superestructura jurídico-política del capitalismo, aunque ve el significado de cuestiones concretas como la de los contratos ley, pero solo como vulneración de la soberanía con respecto a la explotación de nuestros recursos naturales; ni tiene claridad con respecto a la función de las fuerzas policiales y de las fuerzas armadas, que es la de proteger los intereses de la burguesía, y en consecuencia mantener al pueblo sojuzgado en su condición de fuerza de trabajo explotada, etc. Es decir, el pueblo tiene una visión parcial, fragmentada, que no le permite ver el sentido, la esencia del capitalismo, y que lo conduce a luchar contra determinados efectos de este sistema, pero no contra el sistema mismo.

El accionar de los representantes políticos de la burguesía conduce cada vez con mayor rapidez y certidumbre al pueblo hacia la comprensión de los intereses de clase que están en juego en el momento actual. Para esta comprensión es necesario superar las explicaciones que adjudican al individuo la capacidad de poder dominar la situación, cuando en realidad, los individuos son sujetos o categorías de determinadas clases sociales de cierta formación económica y social. Si bien es cierto, Dina Boluarte es una dictadora, que negoció la vacancia de Pedro Castillo, también lo es que ella es la cabeza visible que defiende los intereses de la burguesía, no solo nacional, sino la imperialista. Así, Dina Boluarte es un títere de la burguesía nativa e imperialista. Los mecanismos psicológicos que operan en su mente, solo le presentan la necesidad de mantenerse en el poder, ya sea por egolatría, o por la ambición de obtener importantes sumas de dinero por el servicio que está prestando, o por el temor de ser enjuiciada por los asesinatos que se han perpetrado en el breve plazo en el que se encuentra en el gobierno del poder. Cualquiera que sea la respuesta, lo cierto es que su ambición personal se despliega sobre la base del dominio económico y político de la burguesía, y que en consecuencia puede desenvolverse con utilidad para las clases sociales explotadoras.

Que Dina Boluarte se sostenga aun en el gobierno, no se debe a su voluntad de continuar, sino a que la burguesía la sostiene a través de una serie de medidas, que se pueden apreciar en toda su magnitud en el momento actual. Por ejemplo, el accionar de la PNP y de las fuerzas armadas, que por medio de la represión, detenciones, asesinatos, etc., sostienen al actual gobierno; el papel de la Fiscalía, que inmediatamente denuncia a los manifestantes, inventándoles delitos que incluso llegan al absurdo con ridículos argumentos, incurriendo en abuso de poder y en la ilegalidad descarada, solicitando su detención; el rol de los congresistas, que promueven leyes que atentan contra los derechos humanos de las clases populares, y que denuncian a aquellos que apoyan a los manifestantes; los empresarios, que a través de las bolsas de dinero para los integrantes de la PNP, los premian para que sigan deteniendo, reprimiendo y matando, con lo cual se demuestra directamente que la Policía Nacional está a su servicio, para proteger sus intereses y el orden de cosas que le permite seguir explotando a las clases trabajadoras; y la prensa, propiedad de grupos económicos, que se encarga de retorcer la verdad hasta hacerla parecer como lo contrario de lo que está ocurriendo, además de adoctrinar al pueblo acerca de que el capitalismo es el mejor sistema económico y político posible, y que al margen de lo bueno o malo que sea, es una fatalidad.

Es evidente que el conjunto de medidas que está implementando el gobierno, es el resultado de una torpe y criminal estrategia, pero discutida y coordinada, que aunque no le ha dado resultado, puesto que el pueblo sigue organizándose y luchando, sin embargo denota la voluntad de seguir sirviendo a sus amos. Los disparos directos al cuerpo, a la cabeza, tanto de perdigones, como de bombas lacrimógenas, como de armas de fuego, evidencian no solo que han pretendido acabar rápidamente con las manifestaciones, mostrando su desprecio por la vida del pueblo, sino que se quieren quedar en el gobierno del poder para seguir llenándose los bolsillos de dinero.

La represión a las clases populares puede darse como resultado de que el Estado burgués es un Estado burocrático-militar; que es un aparato para oprimir a las clases trabajadoras; que es una organización para sostener a la burguesía en el poder, para lo cual necesita de la coerción y de las leyes que dan sustento a la forma de organización capitalista en la que vivimos.

La renuncia de la dictadora Dina Boluarte, que es una de las consignas y objetivos de los manifestantes, dará curso a una gestión más represiva o tal vez menos represiva, pero que será un gobierno que opere sobre el Estado burgués. Es decir, el Estado seguirá siendo un aparato burocrático-militar, cuya existencia se debe a la necesidad de que la burguesía siga explotando a las clases trabajadoras.

Otro tanto acontece con la consigna y objetivo de una nueva Constitución. El cambio del capítulo económico, y de una serie de artículos que permiten el saqueo de nuestros recursos, la afectación de las fuentes de vida de los campesinos, etc., dejarán en pie el poder de la burguesía, aunque menguado en la libertad de explotar nuestros recursos y a las clases trabajadoras.

Podrán eventualmente cambiar los personajes en el gobierno del poder, pero la clase que domina seguirá siendo la burguesía. Mientras el sistema de trabajo asalariado continúe siendo la norma de la producción y distribución, el Estado seguirá siendo un órgano opresor.

Sin embargo, las clases populares ven los objetivos y las consignas de la renuncia de Dina Boluarte, la nueva Constitución y que se vayan todos los congresistas, como la lucha final.

Todos los males que sufre nuestra sociedad, y sobre todo el pueblo trabajador, son vistos como efectos parciales; pero, debido a la predica, durante varios años, de una nueva Constitución, se ha instalado en la conciencia del pueblo que todos los males son resultado de la Constitución de 1993.

La Constitución del 93 expresó legalmente el neoliberalismo, y añadió otros elementos jurídicos, como los contratos ley, para garantizar extraordinarias ganancias a la burguesía. Pero tanto la Constitución del 93 como la Constitución del 79, a pesar de las diferencias, representan la base jurídica del sistema capitalista.

La falta de propaganda por el socialismo concede a la burguesía la ventaja de que las luchas que se están llevando a cabo tengan un contenido democrático, nacionalista y pequeño burgués. La propiedad privada de los medios de producción no se pone en cuestión.

Por ahora, los manifestantes piden que Dina Boluarte renuncie, una nueva Constitución, que se vayan todos los congresistas, y que haya elecciones generales. Siendo el carácter de la lucha democrático, nacionalista y pequeño burgués, lo que resalta es el “pedir”, o “exigir”, a los representantes políticos de la burguesía. Esa actitud de pedir, expresa un cierto nivel de conciencia, que solo alcanza a “comprender” que las formas políticas burguesas existentes son formas naturales, y que en consecuencia no se busca reemplazarlas por otras que pudieran ser creadas por el mismo pueblo. En otras palabras, se considera al sistema capitalista y a las formas políticas que lo sustentan como naturales, como una fatalidad.

Los aspectos técnicos de las manifestaciones y protestas, que se están aplicando, y que tienen su origen en la experiencia en las luchas populares en los diversos países del mundo, no alcanzan a garantizar el éxito. Se ha llegado a un punto en el cual se espera una reacción de algún sector que pueda inclinar hacia uno u otro lado el desenlace de la lucha. Por ejemplo, la negativa de la PNP y de las fuerzas armadas a seguir las órdenes del actual gobierno, más o menos como hicieron con Pedro Castillo; o la incorporación masiva a las manifestaciones de los trabajadores y de los sectores populares, que pueden estar a favor de las mismas (según las encuestas), pero que en estos momentos asumen una actitud pasiva. En el primer caso, una negativa de la PNP y de las fuerzas armadas, podría ser el resultado de la organización de la salida de Dina Boluarte como resultado de haber cumplido su papel, a la vez que se le atribuyan todos los crímenes, mientras que la clase burguesa y el sistema capitalista quedan a salvo de la crisis.

En el caso de la incorporación masiva del pueblo a la lucha directa, pasa necesariamente por la existencia de unidad en la lucha. Esta unidad se viene elaborando a través de diversas agrupaciones gremiales, para darle una dirección nacional y única, y así fortalecer la lucha concreta que se viene dando.

 

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